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oer) _ Antropologia en la Modernidad Petreke en ene ure peut eee NR ai eet e cal eed ec pert ee eee ee a eu eum aay del pacfismo y lugar de realizacion de un mestizaje que representaba la unidad nacional quebrada durante la Violencia. Cuando el campesinado costefo lleva. ba a cabo la mayor movilizacién a favor de la modemnizacion del agro regional, los habitantes de la costa fueron descritos como tradicionalistas y espontaneos. Sin embargo, hoy el Caribe colombiano se debate entre la violencia y el despla- zamiento, y precisamente este libro plantea que la genealogia de esta violencia Pete et eset Re ee diel docs ene re oe ee eae ae Red ge Perea el teams heck en as endian un tradicionalismo cultural sivid de base para respaldar fos podeves locales que usaron la violencia politica contra los campesinos organizados, i nagico, vallenato violencia politica en el Caribe colombiano See Uc nar) ealismo mag Neve te) Cer mh eee uci tudios Culturales Latinoamericanos, Universidad Peer en neon Peeemeai Uae esc ava el cd ec age se logia Andina, Facultad Latinoamericana de Cien- cias Sociales (FLACSO) (Quito, Ecuador). Ha sido profesor de la Universidad de Georgetown (Wash- ington, Estados Unidos) y del Departamento de Historia de la Pontificia Universidad Javeriana (Bo- one mee es Breen ie Cont enon PSone ere eee es les (FLACSO) (Quito, Ecuador). Actualmente es sdor de la Escuela de Cultura y Soci ituto de Altos Estudios N iador), Ha publicado los libros Del nac eee ene a} ro NM ee ee ore aca See i to indigena del Inti Raymi de 1990, en reer nse coy BIBLIOTECA Realismo magico, vallenato y violencia politica en el Caribe colombiano Coleccién Antropologia en la Modernidad Realismo magico, _ vallenato y violencia politica _ enel Caribe colombiano José Antonio Figueroa PROLOCO Joanne Rappaport INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA a Figueroa, José Antonio Belo migco, alee yvolenca police en Clorbi / Jos Atrio. "ver0a. Bool: Insitute Colombiano de Antopologa e Hisiona, 200, | 276. Cantopotog en la moder) | ISBN 978-958-8181-58-5 | | Ces pico 2 | pindocs ease oma 7 abe en cee cae | cop 986.11 | Ctalogacién en la publcacin:Instuto Colombiano de Awopoogis © storia, ANH Ext@rifadg BIBLIOTECA : mrovanot: into 3) = ieee 4 ve. 20m Instituto Colombiane de Antrop olgiae Historia Colecion Antropologia en le Madernidad Correction de estilo yelaboracin de indice Diego Here Gémer Cals Pada Nanee Director Geneiol_ Foto de cations” t io roves oordinadora Grupo de Antropolopa Socal Diese, dapramecda yee Diseno tagramacion y cubieta © Instituto Colombian de Antopolors e Aan Pla Fore Ospina Jefe de Publicaciones Mistri, teas 2009, ist Anon ign wen Gullemo iss uein Ge aes Assent de Publeones, SeL'Gi-%) aioe eee aa vearngonco Plime ec, 1S8N 978.988-910156 Toes ks derechos reserves to pubeccén no pus ‘porcaimente, por ringin medio mnentado o por iver cro del ANH, ‘ 2 repre tlm i 5 ermio prepay Innes Covouns ro: a "i NAlonN 9 CoLona.A ‘CARRERA 66 No. 24-09, BOGOTA D.C. a CONTENIDO Prélogo Instituto Colombiano de Antropologia e Historia Contenido radecimientos y reccnocimientos y Prologo Introduccion |. Gabriel Garcia Marquez: modernidad periférica y narrativa neocolonial LTERATURA, ETNOGRAFIA Y CRITICA CULTURAL ¢PARTICULARIZAR EUROPA O UNIVERSALIZAR LA PERIFERIA? [EL HUMANISMO Y LA CRITICA CULTURAL EN LA PERSPECTIVA POSCOLONIAL CEN AROS DE SOLEDAD: UNA SINOPSIS [LA CRITICA CULTURAL EN UNA MODERNIDAD PERIFERICA: LA METAFORA DEL INCESTO, LA SCLIDARIDAD MECANICA Y LA Costa ATLANTICA COLOMBIANA REPRESENTACIONES DE GENERO ¥ DEL CONTROL MORAL DE Lo PUBLICO EN Ciel AiO5 DE SOLEDAD Las UNIOADES DOMESTIEAS AMPLIADAS DESDE LA ETNOGRAFIA: LA CCONSTITUCIEIY DE LAS ECONOMIAS MORALES EN EL CARIBE COLOMBIANO + Clew Af0s DE SOLEDAD: LA VIOLENCIA, EL LENGUAJE Y UA CULTURA POLITICA COLOMBIANA u 15 27 7 39 49 58 67 85 II. Mestizaje tardio, economia moral y vallenato. esencializacién cultural del Caribe colombiano EL PROYECTO COLOMBIANO DE MESTIZAJE, EL REALISMO IMAGICO Y EL EXCEPCIONALISIIO LATINOAMERICANO » EL MesTZZQE COMO NARRATIVA DE INTEGRACION, NACIONAL EN ANtéRica Lamia LOS AOS SETENTA, LA CRIsis DEL ESTADO NACION Y DEL PROYECTO DE MESTIZNE LAS REPRESENTACIONES INTELECTUALES SOBRE LOS CAMPESINOS ‘Y EL MESTIZAIE TROPICAL DE LA IDENTIDAD NACIONAL COLOMBIANA EL VALLENATO, La ECONOMIA MORAL Y US IMAGENES REGIONALES DEL MESTIZNE EL PROYECTO DE MESTIZAIE Y EL CONTEXTO REGIONAL HONOR, MASCULINIDAD DE LAS ELITES ¥ CLIENTELISIMO EN EL PROYECTO DEL VALLENATO (CULTURA, REGION Y LOCALIDAD EN LA PERSPECTIVA DE FAlS BORDA UI La Asociacién Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC): el campesinado costefio ante el conflict politico, la tradicion y la modernidad La HQUIERDA Y EL CAMPESINADO: AMBIGUEDADES ANTE LO GREMIAL ¥ Lo POLITICO LOPEZ ¥ Los CAMPESINOS: ECONOMIA MORAL DE ESTADO. YVIOLENCIA EN UN CONTEXTO PosMODERNO LAANUC: EstaDo, créDiTo ¥ CAPACTTACION, IQUE ABURRIDOS! (© 1A HoMocENEIDAD AORADA Y NO ENCONTRADA) ‘Amodo de epilogo: poder local y paramiltarismo © la eliminacién de la politica entre los campesinos Conclusion Bibliogratia Indice analitico 130 37 “i 152 165 79 196 209 221 27 235 255 _ AGRADECIMIENTOS Y RECONOCIMIENTOS Este trabajo habria sico imposible de llegar a término gaa a ‘yo que en los iiltimos aftos he recibido de ale pares Rappaport, la directora de mi tesis en radecimiento especial a Joanne Rappaport, ae Be ceown University, material que constituye la base de esta obra. Gu rigurosicad en las méltiples revisiones de ese trabajo —desde que aba en la fase mas intuitiva hasta la fase final—,el apoyo que me dio BR a ciarpatia 6S ie ax oman curvd qu ond con ella, me ensefiaror. principalmente el alto grado de compromiso que trae consigo la docencia. : peat 105 de Teoria Critica y de Realismo Magico e Indige ae idad de California, en Ir- Los con el profesor Horacio Legrés, de la Univer piles er vvine, fueron funcamentales para sistematizar lo que eran alg tuiciones dispersas. e la Universidad al profesor John Beverley de la U ‘Agradezco tambign al p reid de Pittsburgh, cuyo seminario del otono del 2001 y los didlogos fran- cos que hemos tenido ce manera subsiguiente me ayudaron a sistema- tizar importantes contribuciones del debate poscolonial para el caso det eset b cn lempartees Al profesor Mare Chernick, de Geor- Jic{6 un importante seminario en la primavera del 2001 getown, quien dicts un i pein 12, | sobre violencia y politica en Colombia y con ust Ee aa gun fe Ios resultados de este trabajo en la Conferencia de Lat eae "ies Association (LASA), en San Juan, en cl 2006. Ala reales ven gerencias han sido muy stiles en la revision d Kirkpatrick, cuyas sugerencias ml tf este trabajo, y a los profesores Alejandro Yarza y Francisco La Rubi En Colombia, debo especiales reconocimientos a Margarita Cha- ves, del Instituto Colombiano de Antropologia e Historia (Ieanh), cuya invitacion a la XI Catedra Nacional de Historia “Los Colores del Mesti- zaje: Miradas desde la Colonia hasta la Actualidad” me permitio discu- tir por primera vez.en Colombia los resultados finales ce algunos de los apartes de este trabajo. A Marfa Victoria Uribe, ex directora del leanh, ya Mauricio Pardo, ex director del Area de Investigaciones. A Carlos Rosero y a mi hermano Fidel, buen conocedor del vallenato y gran co- leccionista de memorias culturales, quien generosamente recopil6 y me entrego una buena muestra de esta tradicién musical que afortunada © desafortunadamente nos es tan cercana. A Héctor Rojas, Madeleine Alingue, Aldo Olano y Pilar Cuevas. En Quito, a Guillermo Bustos, de la Universidad Andina, quien corganiz6 junto con Christian Biischges y Olaf Kaltmeier, de la Univer- sidad de Bielefeld, el interesante Coloquio Internacional sobre la etni- zacién de la politica en el que tuve la oportunidad de discutir avances de esta investigacién. Al profesor Segundo Moreno y a Christiana Bo- ‘chart, asi como a Fernando Balseca y a Alicia Ortega de la Universiclad Andina Simén Bolfvar. A Diego Herrera (chamén secular), a Ramiro Noriega, a Maria José Calderén y a ‘Maife’. En la Facultad Latinoame- ricana de Ciencias Sociales (Flacso) de Quito, a Adrién Bonilla, Guillau- ‘me Fontaine y Eduardo Kingman. A Gladys Valencia, Bayardo Coronel, alChavo' y a Oswaldo Coronel En Nueva York he recibido el apoyo y he mantenido una larga conversacién con varios amigos: Marcela Echeverri, Forrest Hylton, Lina Britto, Nicolés Ronderos, Berth Picard, Magali, Joaquin Botero, To- bias Reus, Paola Boh6rquez y Carlos Alberto Sanchez. En Washington, con Lucas Izquierdo, Irina Feldman y Roberto Pareja mantuvimos una rica agenda de discusién a lo largo de los tiltimos afios. Este trabajo esta dedicado a mi hijo Elias, quien ha experimenta- do con paciencia y buen humor todos los cambios de ciudad y de pais que hemos hecho en los iltimos aos. A la memoria de Elvira Figueroa ¥; Por supuesto, a Valeria Coronel con quiien hemos lagrado sobrevivir Jos quijotescos emperios de crear unas carreras académicas y sofar pal- ses en una época en la que algunos declararon terminadlas las grandes narrativas. José Antonio Figueroa ste libro surge de un doble exilio, Su autor, José Antonio Figue- oa, es un costefio colombiano radicado en Quito y educado en Ecua- “dor, Espana y Estaios Unidos, cuya produccién intelectual anterior aba en torno al movimiento indigena ecuatoriano. Su reflexi6n sobre Inconformacion y tansformacion de una imagen de la Costa Atlantica ten el imaginario lterario y politico colombiano representa un retorno fas tierra natal. José Antonio recibié su entrenamiento como antropo- expandir gus horizontes a la teorialiteraria, ha- “Togo y después decidis Giendo un segundo doctorado en estudios literarios latinoamericanos. Bste libro, que es una adaptacién de su tesis doctoral (de la cual tuve el Privilegio de ser ditectora) presentada en el Departamento de Espafol Portugués de la Universidad de Georgetown, intenta unir las aproxi- siones te6ricas literarias con la mirada empirica de las ciencias s0- sider, es deci, "como costeiio y expatriado, como cientifico social y literato, Figueroa © ogra introducirnos a una compleja mirada acerca de lo que significa la Costa Atlantica; asi que su mirada viene en parte de sus salidas y entra- das, tanto de la antropologia como de la Costa. Renlisino magico, valenato y violencia pottien en el Caribe colombin- ‘no examina la creacién por los intelectuales colombianos en la segunda Imitad del siglo XX de una imagen de la Costa Atléntica, un lugar su- ‘puestamente marcado por la tranquilidad, el tradicionalismo y la acep- facién de la dominacién terrateniente, imagen que se apropia —con algo de incongruencia— para representar al pais entero, Analiza un grupo de textos prodicides por figuras politicas (el presidente Alfonso Lopez Michelsen y algunos politicos regionales), autores literarios (el Premio nobel Gabriel Garcia Marquez) y cientificos sociales (el recién fallecido soci6logo Orlando Fals Borda, fundador cle la metodologia de |a investigacién-accién participativa), todos con raices costenas. Mientras que las complejas relaciones que aparecen en la obra de Garcia Marquez tienen su eco en la etnografia colombiana del siglo XX, ‘mostrando una Costa entrecortada por una violencia —particularmente de sgénero— que se autoconsume, en el ambito sociolgico y politico la regién se transforma en el ejemplo de una cultura tradicional pacific: la “cultura anfibia” de Fals Borda, un pueblo simbolizado por la felicidad del vallena- to tan promovido por los politicos (y como nos muestra Peter Wade, en su libro Misica, men y nacisn, por la industria musical). El acercamiento que hace José Antonio a Ciew ais de soledad gira entre lo literatio y lo etnografico, reivindicando el deseo de tantos an- tropélogos de ensefiar el texto como acompafiamiento a monografias etnograficas (especialmente, The People of Aritama, de Gerardo y Ali- cia Reichel-Dolmatoff, etnografia magistral que, inexplicablemente, no se ha traducido al castellano). José Antonio hilvana entre la novela de Garefa Marquez y Ia etnogratia, sefialando cou el espacio doméstico es el lugar de desenvolvimiento de una economia moral neocolonial caracterizada por asimetrias de poder, tanto econémico y social (de ints book stall ashe won clare owges a cronment, process al hegenony =p tis ook | sal use dhe ward culture fo suggest an encironent, oe Foes ni print cremains) on srs oe ene sl oversea tp bya spesictie atthe hs yah series of etal ftndes Ii cular hal we can sek ct he range of megs nd ies coe by the phrases ‘eloging Worn a plac’, “eng a home ina place™ (Said, 1983, pp. 8). Stl conformidad y pertenencie sparece la distancia o también po- demos lar, el rts: (Sad, 1985, p. 15) Es fundamental detenerse en lo que entiende Said por cultura do- {uinaute, para ver en toda su dimensién el papel que otorga ala critica, Para, Ja cultura dominante es aquella que, consciente de su artifi. calidad, ha dejado de lado esa conciencia de lo artificial y ha suftico un proceso dle naturalizacién." Said argumenta sobre el proceso de natu- ralizacion de la cultura a partir de una zeflexién de Auerbach acerca de 1a importancia de las metéforas de la filiacién y de la afiliaci6n, en los sentidos de pertenencia cultural, Para Auerbach, las metaforas de la fi- liacion remiten a un sentido natural de la pertenencia, que se apoya en imagenes biolégicas que fortalecen el establecimiento dle relaciones asi- métricas entre los miembros de la sociedad, mientras la afiliacién reco- yoce el cardcter social o artificial de la pertenencia y permite imaginar relaciones mas horizontales entre los miembros, Edward Said sostiene que el momento de canonizacién ocurre cuando las metéforas de la filiacién conquistan laa metéforas dle la afi- liacién, al naturalizar el mundo de la artficialidad. En este caso, el °° GAM this ten: hoes ws that nde consionsnes placed at a ses wodal eit ud it this couscous af Unt erp wich tis bate lero: te fo af hat I alerts. Ou the one hand, th indiidl mind nostra sory co sone the colt le, context, or stuation it whch finds elf On te thr och precisely looms of this auweness a work selsituating, a sonstve reson tote ainantcaltare~ i at theta eonsciosnes isnt naturally a ely oe ld of he ltrs but a storia at socal actor nt, And becuse of tt perpen, RSH ntoucs crests a distinction here a nly bon cenjority and along ng, heres distance or emg alo cal eric ai 1883 p19) Said habia venido rellexionando sobre esta nocén de cultura cuando trabajaba si ‘multneamente en los textos Oricutlisno (1978) y The World, the lat and ik cee (21983, y tenia plena conckencia cel proceso de maturalizacion quvsufrenleccneve dos que son artifcalmente consrudos. Enel caso del orintalismo,indags cote a Impacto que la naturalizaién del concepto Oren Lave tanto en la constuceon de {un canon orientalista, como en las empresas coloniales. Por otro late, como dive el iismo Sai, su fuente de inspiracion para esta nocién de lo candnice ex Nietzsche, {tuien define enguaje como constructor de verades que sonilusioneay qu howe, {lvidado que lo son Sai 1978, 203). Estaartificalidad naturalizada'se capresso 4 nocion de Orient, al que define como un gjrcito movil de metdforas moteinden { mtopomorismos, embeleidosretcrcay poéticament,y que luege de un igo fempo de uso aparecen como una verdad firme, candnicay bigatoris parla gente (Gai, 1978, p. 203. crc deen ene ann ic cs re tne cet eri fl res emus reat eee dinero a ners me pte 6nd pic ae Jee cn {rie cao yal; ome teen res on b st , jo a trawés del exilio, sino sea aia Eup qu pe Corton como vane oye so hoy c en la socieded. Su secular conciencia (Ged px obey mes ce iin oon ot or et ns Ste teaur pu scutes ean pa ‘ele rte enlcrad aman cao hr reve G88 929 De manera resumida, se diria, entonces, que la perspectiva de ‘permite una aproximacién a los textos literavios y etnograficos, anto productos culturales situados en el mundo y en Perec perm’ ya literatura més alla del text sto permite leer las etnografias y & de la critica literaria y de las etmografias posmodernas que tu al {gran vigor en la década de los ochenta (Clifford, 1988; Tyler, 1984; liford y Marcus, 1986). La otra contribucién dle Said, que se refleja ‘como un cam- an el presente trabajo, es la consideracff/)He la cultura enc 1D ‘en disputa y, especialmente, su uso de fa nocién de critica cultural; tia que resulta de un tratamiento secular y distanciado de los he- ‘culturales. Valorando una distancia activa y participativa respecto 1, Said mostré cémo la critica de la cultura pro- formular la pia es una urgente necesidad en las zonas periféricas. Al formulat instinctual fli 1B The second altertoe fort eric to recog he ference bctcen instinctual fl foci encanta st Spy a a ron ences fy mend waen cet Here Sassen oe aes frig fate th err ech ancora wi erature oes fhe egal etre of he rary es ‘aie mensc ci sens (at 193,20 critica cultural desde nociones como la libertad, el disenso, la humani- dad 0 lof{}pr, Said mostr6 que el humanismo no es sélo un patrimo- rio peculiar de Europa, ni se asocia solo a los elementos disciplinares y a la imposicién colonial, como muchas lecturas posfoucaultianas y pos- modernas enfatizan machaconamente (Escobar, 1992; Clifford, 1988; Chakrabarty, 1992). En el campo de la etnografia existen algunas propuestas que per- miten pensar en la critica cultural. No entiendo por critica cultural la critica especular que los etndgrafos de paises tanto del capitalismo me- tropolitano como del capitalismo periférico hacen a “Occidente", a la “*modernidad’, al “desarrollo” o al “progreso”, por medio de desplaza- ientos a otros lugares y tiempos “exdticos”. En estos desplazamien- tos, algunos etnégrafos pretencden encontrar grupos sociales que viven niveles de solidaridad, naturalidad y misticismo, opuestos al raciona- lismo, al ufilitarismo 0 ala razén tecnoburocratica, que adjudican como exclusividades de Occ Al hablar de critica cultural pienso, mas bien, en aquella situacisn-vergonzosa, como la define Ferguson (2002), y que generalwente el etmografo elude: aquella en la que el nativo (en el sentido mas impreciso ¢ indefinido posible) le dice al etnégrafo que no quiere ser lo que es. Es decir, aquella conciencia que tiene el actor social de que el entramado cultural en el que vive, que actia y reproduce, es Ja raz6n fundamental por la que vive una situactén insostenible y, por 80, proclama la necesidad de subvertir ese orden cultural. En suarticulo sobre minvsis, Ferguson (2002) reproduce una carta encontrada en el tren ce aterrizaje de un aviidn que cayé cuando iba ca- ‘mino hacia Bruselas, y que era llevada y firmada por dos nifios guinea- nos: Yaguine Koita, de 14 aftos, y Fodé Tounkara, de 15, a un encuentro de los lideres de la Union Europea; carta de la que reproduizco los si- guiientes fragmentos: *Olraslecturas que se han promovido desde América Latina muestran las conextones lente ciertos lugares comanes del posmodernismo y lucha conta el humaniammo come el fin de los metarrelatos, la critica al Estado nacidn, la lcha contra el rie. nalismo,ete.~, con una hegemonia neoliberal sustentada en la supuesta Huron ida del mercado (Coronel, 2003; Hopenhayn, 1985; Lechner, 1993) ‘Resim mugen valnatey vlencs police en el Ca Miva: repesentats eEurope, nosovs estamos aan 2 su condescendencia y soldaidad para que vengan en nuestra te, Nosotios estamos surenda inmensamente en Aca, Ayodennos, tenemas problemas y esos problemas incyen Ia ausencia de dere- chos debs nits. ae son: guena, enermeded, mainuticin, Los problemas que tenemos son: @ ‘ete. Sobre es derechos de les ninos, en Aca, y especiaimente en Guinea, enemas bastantes escucls, pero flan educacin y maes- ros, Stl en ls escuelaspivadas puede uno tener buena educacén ‘y buenos maesios, pero esto require bastante dinero y nustos pa hes son pobes, los tenen que alimentos [Por ex0 no ene mos insaleciones deporives como ftbo bisquetbl tens et (ctado en Ferguson, 2002, p. 352) "Ferguson describe, con la carta de los nifios guineanos, un ejem- ‘yergonzoso para un emégrafo, ya que la interpretacion més con ional serfa que, al establecr el deseo de ser como los europees, os guineancs estarian ratificando la superioridad europea, mito fal que se ha construido la etnografia. Una interpretacion que itirfa superarla vergiienza seria considerar la carta dentro de una de objetos culturales que proponen la imitacion —la mimesis— de los modelos europeos como mecanismo de afirmacion de la = ia identidad, Muchas interpretaciones etnograficas consideran que el jetismo es una manifestacién de autenticidad vestida en el ropaje Jos dominantes. Por su lado, Ferguson ofrece una explicacion mas nple y politicareente comprometida con el cambio: en su mre In peticondetos nines noes mimetics sino que es competamen, fe real y parte de una exigencia bésica, la de reclamar la posicion dis of raconses and aia irs and as of Era, we ve ppeting lo Ya mt sary “Gee era Rote ec agua oer preeseseprolesncle h lack of dren’ ils : Co ee nrc mmo orci’ ih cn | tnt rien we iyo hu otk feet an ei, yates og gaan od ia, uit ois get cts, sch scr, basketball, tennis, (2) ee Ie N [Wet rcp strlen por apt ane rin An, On ge Lea hte study ond aa yo oe ws to sty toc ie you (Bergson, 2002p 352) continente africane, con una membresia plena dentro de la moderni- dad, y una negociacién de los derechos inherentes a esa membresia (Ferguson, 2002, p. 557), En este sentido, el texto de Ferguson tiene tres consecuencias que ‘me parecen relevantes en el andlisis de la critica cultural. En primer lu- gar, saca del silenciamiento textual las demandas del cambio. Asenta- dos en la conviecién de que la pervivencia de las tradiciones sociales ofrece alternativas a la razén tecnoburocratica de la modernidad, mu- chos etnégrafos privilegian las narraciones de los actores tradiciona- listas, como los ancianos, los lideres religiosos, los impulsores de las fiestas tradicionales, etc.,y dejan de lado a los sectores que podriamos Hamar culturalmente disidentes, como a los escépticos, a los jovenes o a los sectores seculares (Figueroa, En segundo lugar, las reflexiones etnogréficas de Ferguson (2002), andlogas a las de Said (1983), permiten ver que el cambio cultural y el progreso son necesidades ubicuas y no meras particularidades de “Oc- cidente”. Y, en tercer lugar, permite pensar hasta dénde la negacién del cardcter eritico en los olius no es, mas bien, a continuidad de un mo- delo colonial, en el sentido previamente propuesto por Fabian (1983) de negacién de la coetaneidad: al asignar a los otros el papel de defen- sores de lo tradicional, la antropologia deslegitima las demandas de los otros, como demandas de actores del presente a retos del presente. Estos retos del presente estén fatalmente determinados por su caracter ‘contemporaneo: son modernos, atravesados por logicas de interés, de Pésicionamiento, de reclamos de democratizacion, etc Finalmente, el texto ifercultural Utopias, de Joanne Rappaport (2005), constituye tn aporte significativo al pensar en el cruce entre et- nografia y literatura y en el problema de la critica cultural. El texto de Rappaport (2005) describe el problema de las identidades étnicas en medio de una serie de biografias intelectuales y dinamicas politicas, en- tre las que se incluyen las tensiones entre lo local, lo nacional y lo trans- nacional; la tradicién y la modemidad; lo dominante, Io subalterno y las perspectivas de genero. A partir de una serie de entrevistas a intelectuales incligenas, ac- tivistas y colaboradores mestizos, vinculados a los procesos organizati- vos y a las luchas politicas adelantadas por los indigenas del Cauca, con minucioso deta la bia, Rappaport (2005) explora con minucioso detalle res que tiene el eronocimiento de quel etd ein es sn las luchas que los mroceso Politico; este proceso se contextualiza en las luchas que {indigenas han venido desarrollando contra las desigualdades | Rappaport (2005) propone una nocién de interculturalismo que ‘econocer las mutuas apropiaciones y los diversos origenes de tulan entre indigenas, y colaboradores permanentes y a piiblica ple>eya (cfr. Fraser, 1999; Stephenson, 2002), Las dinsmi- Jos grupos indigenas del Cauca, sin perder la especificicad de! Jocal y regional, han impulsado el diseno de plataformas de 2 c6mo los intelectuales organicos indigenas, sin pee wie dominio del Estado, apuntan a la construccién de una ciudadania en un contexto intercul Por otro lado, los intelectuales indigenas reconocen el cardcter arti- Ide la construccidn de es identidades. Por medio dela categoria del ‘inapropiado, los intelectuales indigenas muestran, de manera and~ 2 Said, a importancia crucial que tienen las experiencias por fue~ 2 del grupo para la conformaci6n de una conciencia critica. Rappaport ra cultural. Estos desplazamientos pueden ser geograficos, como ocu- e con las migraciones del campo a la ciudad, 0 ideologicos, como los "que ocurren a través del conocimiento, por la educacién, la conversion " religiosa o la conversién politica, En estos desplazamientos se producen desarrollarian una tragica rivalidad por las vicisitudes amorosas ante el italiano Pietro Crespi, quien Hegé al pueblo durante un momen. to de bonanza como profesor de canto. Pietro, quien interesaba a las los hermanas de crianza, escogid a Rebeca, lo que motivé el odio por arte de Amaranta, quien se interpuso sistematicamente a que se con- sumara el matrimonio de los prometidos. Después de muchas cance- laciones de la boda, Rebeca terminaria viviendo con su hermano de crianza José Arcadio, quien habia tegresado a Macondo luego de algu- ‘os afios de haber huido con gitanos que visitaban el pueblo, al ente- rarse de que Pilar esperaba un hijo suyo. Rebeca y José Arcadio vivirian juntos, condenados por Ursula, hasta la muerte de José Arcadio en oscuras circunstancias. Pietro Cres. i intentaria recuperar el amor de Amaranta y, luego de una larga rela- cin de visitas prolongadas, ésta lo rechaza y por eso se suicida, Por su lado, Aureliano Buendia se enamoraria de Remedios Moscote, la me- nor de las hijas del corregidor Apolinar Moscote, quien habia llegado al pueblo como representante del régimen conservador: Enterado de Jas trampas que hacia su suegro para la perpetuacién de los conserva- dores en el podler, Aureliano Buendia se va a la guerra apoyando a los. liberales, despues de la decepcién y tristeza que sufrio tras la muerte de su esposa, quien era una nia impuber. Al irse a la guerra, deja la plaza de Macondo a cargo de su sobrino Arcadio, quien impondria un régimen de terror y confiscaciones, apoyado por José Arcadio, el des- conocido padre de Arcadio, Este, quien estuvo abrumaco por el deseo que sentia por Pilar Ternera, su madre desconocida, viviria con Santa Sofia de la Piedad. De la unién de Arcadio con Santa Sofia de la Piedad nacerian Re- medios la Bella y los gemelos José Arcadio Segundo y Aureliano Segun- do, Por su parte, Aureliano José, el hijo del coronel Aureliano Buendia, 52 unié a los liberales y fue asesinado al volver al pueblo con la espe- ranza de casarse con su tia Amaranta. Entre tanto, el coronel Aureliano Buendia se iba volviendo cada vez mas escéptico y desengatado por la ‘guerra, ante los acuerdos que las élites hacian a espaldas de los solda- dos y del pueblo Ilano, como ocurri6 cén el pacto de Neerlandia, a fa- vor de los lideres de los partidos Conservador y Liberal, y en contra del Pueblo que participaba cle la guerra. Durante la guerra, el coronel tuvo fete hijos, que serfan fuslados uno a uno luego de ser marcados ente pot el cura del pueblo con una imborrable cruz de ceniza. “De los hijos de Arcadio y Santa Sofia, Arcadio Segundo se invo- Ja misma mujer, Petra Cotes. A la postre, Petra se queda con Aure- Segundo, pero éste, a su vez, se enamora de Fernancla del Car~ quien ira al pueblo para competir en un concurso de belleza con nedios la Bella, quien es un personaje de una belleza abrumadora y magorica que termina elevandose al cielo. Por su lado, Aureliano do compartirfa su amor con las dos mujeres, Fernanda y Petra, ‘manicomio como castigo propiciado por su madre, debido a sus die la pareja, José e hacerse Papa, pero regresa luego de la muerte de sus padres, lo [evidencia una engafiosa correspondencia con su madre, José Arca- ‘morirfa asesinado por un grupo de jévenes con los que manteni jones homosexuales. La tiltima hija de Fernanda del Carpio y Au- 10 Segundo se llamaba Amaranta Ursula, quien viviria un tiempo ne, tendria un hijo de Mauricio Babilonia en su reclusi6n en el con- nl jo, Aureliano, fue enviado a su abuela Fernanda del Car- 1i6 como un expésito, luego de desechar muchas veces idea de asesinarlo, Renata Rebeca legarfa al pueblo casada con un \er0, Gaston, y el matrimonio se acabaria por abulia y nostalgia, Y¥ por la presencia ce Auteliano, el sobrino de Renata Rebeca. Tai Rebeca y Aureiano consumarian una relacién que terminaria su i lurante el parto de su hijo Rodrigo, el dltimo de la generacién de los jendia, quien naceria con la temida cola de cerdo, Los acontecimientos de la familia ocurren en tres grandes escena~ _rios: durante la primera parte de la novela ocurre la fundacién del pue- _ blo de Macondo, la Ilegada de los gitanos con su conocimiento magico; “el pueblo sufre una peste de insomnio y luego de olvido; se muestran "Tos cambios en la rutina del pueblo ante la llegada del corregidor como emisario del gobiemo central dirigido por los conservadores, e irrum. Pela guerra entre éstosy los lberales. El principal acontecimiento que Bula el hilo narrative de la segunda parte es la legada de la multinacio. nal bananera a la region, la consolidacion de las relaciones neocolonia, Jes en Macondo, la masacre de las bananeras, la desmemoria del pueblo ante los acontecimientos y un gran diluvio que sumi6 al pueblo en una inemediable crisis. En la tercera parte se consolida el proceso de des. {tuccion del pueblo, pero entran en escena el propio autor Gabriel Gar- cla Marquez y otros personajes desu generacién. Garcia Marquez logra escaparse, lo que da la sensacién dle que por ello pudo publicar la his- toria de Macondo en la misma novela y pudo rescatar, asi, a memoria del pueblo, del ostracismo al que estaba condenada, La critica cultural en una modernidad periférica: la metafora del incesto, la solidaridad mecanica y la Costa Atlantica colombiana De acuerdo con el propio Garcia Marquez, cuando ae embarcé en la aventura de escribir Cien aiios de soledad, su idea inicial habia sido la de escribir una novela sobre el incesto Johnston, 1995), y cualquiera bien poctria preguntarse hasta qué punto no fue lo que hizo. El inces- to es, de hecho, el factor que funda y desarrolla la accién de la novela. Ursula y José Arcadio Buendia son primos entre st, y el painico de ella 8 patit un hijo con cola dle cerdo la mantiene virgen hasta que Pruden- Clo Aguilar cuestiona la viilidad de su marido, lo que origina la trage- «dia que se traducira en la diéspora que terminara en la fundacién de Macondo. El incesto contintia cuando Pilar Ternera mantiene esa es- ecie cle levirato con José Arcadio y Aureliano Buendia.” Las relacio- nes sexuales del coronel Aureliano Buendia son tan tumultuosas como ‘marcadas por el incesto, no slo en el levirato referido, sino, también, {en no de los pocos casos en que pudo haber una exogamia regular es decir, en su matrimonio con Remedios. Este matrimonio con una nifia La poland es Ta prdctca social ‘que acepta Ia posesion de vax dle una mujer, mienitas el vio es la costumbre matrienel que 8 casarse com el hermano de su difunto esposo, 0s en que no de los Buendia puco haber tenido una ee te exogémica, esté marcado por una desproporcion d - is ande que parece la relacién de un padre con su hija. De hecho, jatrimonio a tan corta edad lleva a Remedios a la tumba, Mis adelante, José Arcadio comete incesto con Rebeca, criada en de Ursula Iguardn y asumida como hermana suya, mientras Ar- sets des ene sn pro a pom thera bn root to ee en prain nee el cod er Mis 0 Secs Ger duc ma one ja con ft api sa er or oes te es poet po co os clo ne Shuecons ome ho ferme on hombre (Gael Mérquer, 1871, p. 237) asta la dltima de ellas, cuando el dltimo de los aurelianos se hace aman- ‘Amaranta Ursula, y ambos muerery ella, desangrada, yl “arra- por el vientoy desterrado de la memoria delos hombres”, una vez mplida la temica profecia de procrear un hijo con cola de cerdo. 7 Fl tema del incesto en Ciew aos de soled consttuye uno de los Aue han recto especial alencion por pate de lace Johns 2000; Gonzélez-Echevarrfa, 1990; Taylor, 1975; Martin, 1989). He ‘andlisis han privilegiado el impacto estético que tiene la figura z Bo ara resol al case greeny decadent dela experiencia “olor! o neocolonial. En mi caso, considezo stiller la metafora dl incesto en Cien aifas de soledad desde las reflexiones originadas en la teo- social ances sobre el problema del vnclo socal en Ia modem Fé burguss, cede las contbucones qu hizo vt Strouse (99) al relacionar la prohibicion del incesto con el lenguaje. Como veremos, Lévi-Strauss reconoci6 la importancia del planteamiento de Durkheim, pero él estaba mas interesado en la formulacién de teorias que fueran més alla de divisiones como moderno-premodemo, cultura-civiliza- i6n, salvaje-civilizado, y buscaba la formulacién de universales. Para superar la desazén que le producia el modelo de Durkheim, ecurrié a Marcel Mauss (1990), quien habia sostenido que en las socie. dades premodernas el vinculo social se encontraba en lo que denominé hhechos sociales totals, Para Mauss, en un hecho social total: Todos los tpos de instucion ~ ls religioses, juices y morales se expresan al mismo tempo y también se relaionan tanto con la pol ‘ica como com la fami; de igual modo sucede con ls insttuciones econémicas, que suponen formas especiales de produccién y cane ‘mo, ode otto modo, desempenan senicos totals y de distibuciin™ (Mauss, 1930, p. 3) Para Lévi-Strauss, esta nocién era util, ya que le permitia encon- trar una via para formular una hipotesis en tomo a la existencia, en la cultura, de hechos universales, que guarcaran analogias con los hechos Sociales totales de Mauss. La encontré en lo que él denominé como el inico hecho cultural universal: la prohibicién del incesto (Lévi-Strauss, 1972, XXIV). Ala perspectiva de Mauss, sumé las nociones fundamentales del estructuralismo linguistico de Saussure, lo que le permitié tratar los he- hos sociales bajo el mismo prisma que los hechos lingdisticos. Sus es-, tudios sobre el parentesco le permitieron establecer que la prohibicién del incesto es la expresién negativa de una condicién social primaria bisada en la circulacion exogémica, que presupone circulacion de per- sonas, bienes y palabras. En su perspectiva, el incesto como practica so- ial es una imposibilidad, porque su existencia presupondria el fin de la "AIL of stations are gion expression atone ada the sae tne rg, jure ala, end mora, which relate abot polities ad the family like economic snes, ouch suppose spcil forms of rection ant consumption. oF rather, nud of distedution” (Mauss, 199, p, 3). No sobra nor las lel hecho soil ttt de Matcel Mates, que fue forma paras ‘as, con las teorias de las economia morales que son avaliza trabajo. sociedad premoder das ao largo de este x humano ode ser social neste a negacion de eva comin san, entendicia ésta como cl intercambio general de bienes, simbolos y abras, en la que se fundamenta lo social. “tas estrcturas elementals del parentesco han producido un pro- duradero impacto en estudios posteriores, no exento de agrias rente por la teorfa feminista, como los de Meigs y Barlow (2002), wn tomando a Lévi-Strauss como referente, asi sus conclusiones inten en diferentes direcciones. En este estudio, las autoras propo- hen pasar del estudio del tabui del incesto al estudio del incesto como ha préctica mucho mas generalizada de lo que los estudios levistro- 3s permitran supone. Sin embargo, los esultacos centrales ce su io no contradicen una de las premisas esenciales de Ia teoria le- Ia de establecer vinculos entre las reglas del parentesco y \guaje. Por el contrario, como veremos, estos estuctios complejizan lacién entre el parentesco y el lenguaje a partir de la introduccién sn los cambios que ocurren Meigs y Barlow (2002) hacen énfasis en los cam ne .cesto, Sostienen que hacia 1897, Freud ' (Mason, 1984, citacio en Meigs y Barlow, 2002). Si : ‘de abandonar del todo las relaciones entre histeria e incesto, Freud Jacioné la histeria con los delirios de posesién o trance, lo que para : te conjunto de teorias han os psoas qu operon dent dee con eet ala conprensinnil de Fe del aiz0 seal de es ites Con un event del mundo ral De acera con is eras, than doen en untae desde cla wineabeoraiacen iE del sujeto busca proteccén 0 escape La disocieién es un fendme= 0 psicolégico similar, pero diferente ala represtn que Freud explo- ‘con gran detal. La presi telega al inconscente materiales que ‘alguna ver fueron consientemente conacices, petoohidadbs, con el fin Ge reducrconfictes psiquicos La dsocacén, por su lado, apata el sujet el material amenazante ates de que sea simbolizado 0 co- cio conscentemerte.® (Meigs y Bakow, 2002, p. 44) La disociacién, a diferencia de la represién, es una experiencia no simbolizada, y como tal es dificilmente verbalizada u olvidada, La di- ficultad de la simbolizacion y verbalizacion hace que en los procesos {erapéuticos los pacientes intenten infligirse automutilaciones y que ex- presen manifestaciones alucinatorias, escuchen voces, etc. (Meigs y Bar- low, 2002, p. 42). Por medio de la indagacién de la disociacién, las autoras establecen que uno de los resultados ms dramsticos del incesto es la dis- torsion de la comunicacién verbal y su reemplazo por expresiones aluci- ratorias anélogas a las que habia dliscutido Freud, antes de su abanciono de las conexiones que habia establecido entre la histeria y el incesto. Se Puede notar, entonces, que los resultados de Meig,y Darlow afiarzan uno delos criterios principales de Lévi-Strauss, ya que muestran que el inces- to y la comunicacion estan ubicados en dos polos opuestos. Represent{pnes de género y del control moral de lo ptblico en Cien aiios de soledad *La trama de Cien aos de soledad ocurre, principalmente, en una uni dad domeéstica de seis generaciones, en la que Ursula Iguaran, la abuela, Ocupa un lugar central en la narrativa, por lo que es un personaje intem- poral que sobrevive a casi todos los demas, Los personajes masculinos 2% *Paycoalyts operating wethin ths et of theories have returned to the rent’ origi tndersondng of clo scxual eu ws el rd ev. eal, aconding lo et hore, raw fom which the aerate organization ofthe sel secks protection, ot ‘sone primary noes fsscition a psycholsicl phenomenon sila ob diferent from the repression that Freud explored in such det. Repression vlegates to te cons Selous material that zons nce known (consciously) but then forgotten (i oer Io rade psychic confi) Dissociation, on the other hand, split afr te knowing self profunly Areatening material before iti smutolzed or enscously known” (Meigs y Barlow, 2003, pa, eninos de la obra aparecen con sus nombres repetidos © combina- Jo que resalta el cardcterencogtmico de sus relaciones. Igualmente, ‘obra casi sin didlogos, donde los personajes interactian de modo snte mediante aforismos o frases construidas, dichas, generalmen- Jos ve Arcadio Buersdia de buscar un nuevo asentamiento para Macondo poco tiempo después de su fundacién, y luego de que Ursula hubiese Ponvencido a las otras mujeres de que hicieran desistir asus maridos de ‘Sélo cuando empex6 2 desmontar la puera del cuarto, sule se atvevie 2 preguntare por qué lo hacia, 4 le conesté con una Get ta amague -Puesta que nadie quiet ise, nos iremos sles Ussulano seater, No mos iremos ~djo-- Aqui nos quedames, porque aqui hemos te- sido un ho. ~Todaria na tenemas un muerto ~djo él. Uno no es de ninguna par te miewas no tenga un muerio bajo aire, rs respondié con una suave fmeza: Si esnecessvio que yo muera para que se queden aqui, me mee (Cares Mérquez, 1971, p. 19) Como vemos, en el fragmento los personajes enuncian verdades _absolutas, encaminadas cada una a sellar la comunicacion, antes que a “Ta biisqueda de cualquier consenso. En este fragmento, los personajes “tilizan la muerte como recurso dramético extremo, que les sirve para “tratar de imponer su voluntad, clausurar sus enunciados y respaldar sus decisiones. emer ae eer ae {engua castellane resulta felso. Siempre Te iho qu eye oma hy a an ean enn ideal noe acsomente Buco en as novelas (Garh Manes For otro lado, muchas de estas frases son incorporadas directa: ‘mente de la cultura popular del Catibe colombiano. Por ejemplo, escena en la que Pilar Ternera Je cuenta a Aureliano, cuando ain. ezaba su carrera militar, sobre el hijo que espera de él: enla noem. ‘Aureiano comprobs que Arca estabe en el custo oscuro, anies de levantar a sia encontese con ls oos de Pilar Temere, iyo Pensamiento era perfectamente visible, como expuesio ala luz del mediods, Buena ~ segs anos et ual eats Soe ets uz nen ones ma aly Sn Re sets Romeds nine lense cnors del rer Mauro Bato y Amaral Ertan ne do pcs eos vandal po de aso Le a ee en ier coat Su formecign cultural por fuera dal eo failiae 6: | _ 2 dos en papeles como los de Pilar Ternera y Petra Cotes. Los papeles econdmicos de las descendientes de los Buensdia las ‘muestran siempre ligadas a la economia cle sus antecesores, mientras los papeles econémicos de los hombres son mas ambiguos, y se de. finen més por la desaprensi6n al mundo al que hice referencia: Jose Arcadio Buendia oscila entre la alquimia —signo inequivoco de un co- ocimiento tecnolégico descontextualizado temporalmente— y otras. actividades que responden a la fascinacion que tiene en el momento: planeacién urbana, elaboracion de pescaditos de oro, idas de excursion a sitios indefinidos. Otros personajes masculinos son militares que or- ganizan su propio ejército, como el coronel Aureliano Buendia, quien termina sus dias haciendo, también, pescaditos de oro —Iuego de re- chazar su pension como veterano de guerra—, y entre los honores pro- metidos 0 realizados fuera de momento y de lugar. Otros personajes masculinos viven de sus habilidades sexuales o de su fuerza fisica, pro- tegidos por las figuras femeninas, como sucede con José Arcadio y Au- reliano Segundo. Vale la pena anotar que Garcia Marquez elabora sus personajes desde una perspectiva donde aparece muy explicita una serie de rasgos de hombres y mujeres que encuentra como caracterfsticas de la iden- tidad de género en el Caribe. Asi, al reflexionar sobre el problema del machismo en el Caribe, sostuvo: “Las mujeres sostienen el mundo con uno dle hierro mientras los hombres andan por el mundo empefiados ‘en todas las locuras infinitas que empujan la historia”. De ahi que: “las ‘mujeres carecen de un sentido histérico” (Garcia Marquez, citado en Mendoza, 1982, p. 113). Sus reflexiones sobre el gnero provienen de las historias de la guerra civil escuchadas en la casa de sus abuelos. En sus propias palabras: En efecta, mi abuelo me coniabs que los hombyes se iban a a gue- ‘econ une escopet, sin ls menor idea de cubndo vohetan, y por Alo largo del taboo iremas viendo el papel crucial que cumplen estas mujeres, gene= ralmente mlatas y vinculada al servicio doméstic, en la conformacion de tore. ecto cultural que presupone uns forma de mestzae regional originade en um posto entre clases dominantes subalterns, Pa las lectoras de cartas, semibrujas y amantes de los Buendtia, representa. pd peongase qt eter. Ning Finriarc cate crea scnycol ee hosreh Whores bins mem ols ou eon en ay 58 Mia ama oes ve doped ea ria cn ban ala guess Cito tete de dear no mie peor dere Suse ese pn ese moe tetas ie rele eer een nose ecaze eet cio 6 Scrat gewrd dma nose oso del sted raves (Coc Men cinders 18213) Hay una parte de la novela que constituye uno de los momentos teresantes de articulacién entre las asimetrias generadas como itado de la corabinacién de lo moral, la violencia, la degradacién liano y su tia Amaranta Ursula, y que marcan el fin de la novela. El ultimo Atreliano es el hijo de Renata Remedios, Meme, y el 9 Mauricio Babilonia. Este amor frustrado por la intromision de 1 nvalder de pr vida deMaurco Ballons, Fernanda invents mas para deshacerse para siempre ce Aueliano, pero, al no poder To conden a vegetar en casa dels Buena cme una es humana, El nito crecio sin ningun exo afectivo, sin Lazo social da se neg6 a enviarlo a la escuela, a a que tampoco podia ir por haber sido considerado un hijo expésito, Vivié recluido en la casa, to- mente temeroso del mundo exterior. Se redimi6 a si mismo por su ‘ito sobre Macorddo, aprender varios idiomas, conocer el mundo de Tanera letrada, Sus intereses intelectuales y literarios le permitieron te- ‘prostibulos, las tabemnas y de la libreria del catalan Ramén Vinyes. ‘embargo, su reclusién, el pinico al mundo exterior y su despropor- snada sexualidad se conjuraron para que él y su tfa Amaranta Ursula, ‘vez regres6 de Bruselas, vivieran unidos en una relacién incestuosa “que marca el fin de a novela y el fn de la familia Buendfa, con la muer- de los amantes y de su hijo Rodrigo. El incesto es una manera extrema de narrar la absorci6n por parte de la unidad doméstica de una serie de acontecimientos, que, en senti- do estricto, corresponderian a una esfera publica opuesta al espacio do. -éstico. Asi, en esta unidad doméstica, y disefiados en el lenguaje del parentesco, ocurre una serie de acontecimientos de imporlancia nacio- nal y publica, lo que da fuerza a la dimension moral del modelo hege- :énico. Veamos algunos de estos acontecimientos en los que se funden Jos elementos pablicos y privados caracteristicos de lo que hemos veni- do definiendo como economfas morales. Uno de estos pasajes nos narra el proceso ce apropiacion ilegal de tierras que hicieron José Arcadio, el hermano del coronel Aureliano Buendia, y su hijo Arcadio, en los tiem- pos en que este tiltimo fue nombrado jefe civil y militar de Macondo, en la guerra de los Mil Dias, de fines del siglo XIX. Arcadio, hijo desconocido de José Arcadio, se aliaria con su pa- sire para apropiarse una buena cantidad de tierras de Macondo. Ante esto, Ursula buseé la intermediacién de su otro hijo, el coronel Aurelia- 1no Buendlia, quien se encontraba en la guerra, para intentar resolver el problema dentro del eédigo de la familia. No pudo hacerlo, porque Ro- {que Carnicero, del Partido Conservador,fusilarfa antes a Arcacio. Este, por su parte, en la Gobernacién dle Macondo, dramatiz6 las inseguri- dades personales, ligadas al desconocimiento de su origen familiar. Un fuerte componente moral marca también el final de José Arcadio, quien hhubiese seguido gozando de las tierras usurpadas y que fueron reco- nociclas durante la administracion conservadora si no hubiera sido por su confusa muerte. Todo indica que su muerte ocurrié por razones que pertenecen al ambito privaclo de su relacién con Rebeca, ya que en la novela no se anuncia ninguna pista que permita sospechar que sus ac- ciones, las cuales repercutieron en lo pailico, hubieran desencacienado su final. Por esto, la muerte de José Arcadio dej6 un aire dle sospecha sobre Rebeca, su hermana de crianza y mujer. (Otro interesante ejemplo donde el manejo de Ia cosa publica, et Estado y la guerra son cescritos con patrones de relaciones domésticas ¥ los eédigos de una economia moral lo encontramos en las ambiguas relaciones que el coronel Aureliano Buendia, jefe de las fuerzas libe- rales, mantenia con José Raquel Moncada, el alcalde conservador de Macondo. SEIS aco AERTS yee NR ENT CabE COMET dos en el liderazgo de los polos opuestos de las fracciones jejecutaron In guerra ce los Mil Dias a fines del siglo XX Moncada sia desarcollaron una amistad y un compadrazgo en medio de la ad, mediatizado por la presencia de Ursula, Durante los tiempos : ste visitaba frecuentemente la ee fi mnservador, fea alcaldia del general conserv : fe Ursula, asta el dia en que el coronel Aureliano Buendia entré F condo, y sell6 el destino de Ia confrontacién final de los adversarios icos que habian logrado crear esa paradojca amistad. La asa a fue, también el lugar de reclusion de Moncada, hasta el dia jo decidié su destino. A través del sen- to de Ursula hacia su hijo y su amigo se perciben las contraclic- ‘entre las rutinas burocraticas de los asuntos de guerra y el grado 9 propio de la instancia familiar: Fue una reunia farili, Pero mientras los adversaios ohidsbon la uere para evce recuerdos del pasado, isla ivf sombre im resin de que su io ra un intuso 12 habia tend desde que lo tio ene protegido nun nidoso aparto militar que vole los dor- rritaris al derecho ya revés hasta convencerse de que no habia ri ‘in fiesgo. El coronel Aurefano no 580 To acept, sno que impario fidenes de una severidad teminan, y no permiio que nadie se Je aczrcara a menos de res metros, ni squire Ursula, mientvs los miembros de su escota no terrinaron de establecer ls guarcias a rededor del asa. Vesta un uriforme de dil ordinero, sn insignias de ringune cise, y unas bata alas con espudas embadurnades de ban y sarge seca Garcia Marquer, 1971, p. 158) “La traduccién de los asuntos de Estado bajo pardmetros de la es- sa doméstica es magstralmente expuesta en varias de las escenas en 1 Ursula reacciona ante las decisiones que toman sus familiares o a la cosa publica. En varias situaciones se describe el predomi Ge lo moral, tantoen la esfera doméstica como en la esfera estat. ‘cuanclo el coronel Aureliano se invistid de Ia autoridad estatal para ar los juicios sumarios que acabaron con toda la ofiialicad ene- tiga, cuando lleg6 el turno del fusilamiento del gran amigo de Ursula, general José Raquel Moncada, Aureliano Buendia le dijo a sumadre he hiciera sus stiplicas de perdén ante el tribunal revolucionario, ya aA a a ae que él por razones de Estado, no estaba facultado para administrar jus. licia. Formularon la peticion, ella y todas las madres de los revoluciona- ios, las viejas fundadoras del pueblo: Ficeron vaciar por un momento el equtrio dela justi, cuando Ursula io: “Ustedes han tomado muy en sero este juego espanioso, yyhan hecho bien porque estén cumpiendo con su deber [..] Feta no olviden que mientas Dios nos dé vida, osotas seguizemos sien- do matkes, y por muy reveluconaros que sean tenemos deecho @ bujales los pantalones y dales una everiza al primera faka de s+ eto. (Garcia Mésquez, 1971, p. 140) El papel de Ursula es, también, crucial cuando el coronel Aure- iano Buendia empieza a reconocer el sinsentido de la guerra. Obses nado, en un principio, en una revision de los titulos de propiedad que legitimaban la posesién por la fuerza hermano, que habjan hecho su sobrino y su ‘empieza a optar por el pragmatismo, una vez se da cuenta de ue liberales y conservadores habian hecho una serie de pactos que in- clufan olvidar la revision de estos titulos, asf como el abandono de los liberales de a lucha anticlerical y porla igualdad de derechos. Dispues- toa firmar estas peticiones realizadas por una comisién del Partido Li- beral, su partido, el coronel Gerineldo Marquez le dijo que esto era una traicion, ante lo que el coronel Buendia le pidié sus armas y le dijo que uedaba a cargo del tribunal revolucionario. Ursula visito a Aureliano Buendia la vispera de la ejecucisn de Gerineldo Marquez y le hablo asi a su hijo: ‘SE que fuslaés a GerineKo..y no puedo hacer nade por imped. Pero una cose te adverto: an pronto coma vea al cadéves, to juro or los huesos de mi pace y mi mack, por la memoria de José Ar «adio Buenda, te lo juro ante Dis, que te he de sacar de donde te metas y te mataré con mis popias manos ‘¥ rematé recordandole el miedo familiar al incesto fundacional: “Es lo mismo que habria hecho si hubieras nacido con la cola de puer- co” (Garcia Marquez, 1971, p. 140). Al relacionar la posibilidad del fu- silamiento ce Gerineldo Marquez, un hecho evidentemente vinculado ____Reslamo igo, vallnato yvlenda police en el Caibe colombieno _ ji i tral de los Buendlia a las conse- riblico, con el miedo ancestral a : delineate, Grea Marque refirina a fren sustatva ‘mplen la familia y la dimensi6n moral respecto a la dimensién. “uni ésticas ampliadas desde la as unidades domésticas le : rafia: la constitucién de las economias ae en el Caribe colombiano FE rito algunas de las caracteristicas de la unidad do- 8 ae is sexccibn josiantediniett principales a asd sles, Sabenes, tabi, qu mative de nspiraion casa de ke Brenda sun escenario scopic: es una de esas de la Costa Atlantica colombiana, de fuerte carécter endoga torial, mientras que los padres fluctian, y donde se origina eS jo ampliado en el que las abuelas terminan cumpliendo un rol inuacion nos muestra unas précticas sociales caracterizadas ie ales asimetisdeclas, de géneroy de raza. La propa insercin de problemas relacionados con el interés general en el lenguaje del ie Fentesco, como caracteristica de estas unidades domésticas, es uno : elementos que permiten que las asimetrias sean oes stionadas en la esfera piblica. Por otro lado, el hecho de aera ‘material etnografico describa criticamente una serie de practic > Evidentemente, la funcién de critica cultural, como se ha maneja aoe Serene anie nc ee seed Estes cine nos tradcionales de la cultura e expresan y s2Tecrean en ‘Thun dclou seco ced Ati Si embarge come foeea tia iste roe er Se estore dela cit domes por pare deo secoe soars heya cuesione oes mralesdominantes dela cutra eo Muchos estudios mi ee eet ees la familia ampliada mattilocal ites no es el tinico modelo exi z : istente en el Cari aaa 1960; Smith, 1996), ni en el Pacifico colombiano om z 2D Leone, 97, Sin erage aetna espera a significativa; ademas es el modelo que inspiraa Garcia Mansa Y. como se verd a continuacién, constitu trast flexionar sobre elementos econémicos periférica como la del Caribe colombia: Dlemas de raza, clase y género. Ai rye una forma relevante para re- ¥ politicos de una modernidad Piano, en la que se superponen pr eniogimies por meio de econo ne pon sencoraea ne los y altos, la iniciacién sexual oa vicio doméstico; ‘inte moral de varones con mujeres js ‘mujeres j6venes del ser- ‘muchas de las relaciones estan marcadas por un claro Los dts enogitics regionals platen alguna sutras deadinensnce dts can ae ema morales, tegionales. Uno de los primeros ele- ‘olor cone perinns masta cne seca soe memarloak dela is Abit cton ms unanpia pe roe indepen den pps cane ‘ee Spain pa cour de inn eno Cone oe ‘i inspirado en los recuerdos de infancia del au- eee abuela materna en el municipio de Aracataca, en zona tert dl gen, cme cep eae a Poe domésticas matrilocales existen, también, coed mestizaje o indomestizaje. Llama también la aten- le que estas unidades domésticas no sdlo existen en espa- sco tila nol patio contac desu curs sass Sse con gre oman de era Soa haga ea mujeres de la fai niurbanos, como la zona de Aracataca, sino, también, en espacios te urbanos, como Cartagena, 0 rurales, como la zona de Atan- “a proliferacién del modelo en distintos escenarios contribuye a vunidad doméstica de la familia Buendia pueda ser considerada ‘una muestra representativa del espacio regional, entendido en su. Gomplementar o profundizar la investigacién en las tensiones de géne- ‘ociadas con las unidades domésticas regionales. Entre estas tensio- sbresalen 10s altos niveles de conflictividad que caracterizan las 1s de género; niveles que, a su vez, se relacionan con las ambi- lades de los papeles econémicos de hombres y mujeres, y con las jones de éstos sobre el asentamiento habitacional y la movilidad. 3 otro lado, las etnografias que analizaremos constituyen una fuen- fnvalorable para el anilisis de la conflictiva relacién que tienen los ‘bres con la esfera dinwratia, lo que constituye una via prolifica para lerpretar el carécter dicot6mico que es sefialado por Garcia Marquez, idad de las mujeres y la desaprensién sobre el mundo tre la territor naterial que caracteriza a los hombres. Finalmente, las etnografias introducen la problemética racial, lo 1¢ complejiza el andlisis de la dimensién moral de las unidades do- ésticas de la Costa Atlantica y los procesos de fijacién territorial que “ngpiran las imagenes de la endogamia en Ciew aifos ile sledad. En este sentido, el conjunto de datos etnograficos y la informacion proveniente ‘de la lectura dle Cien aris de soledad ofrecen herramientas para explorar “Ios conflctives procesos de conformacin de los patrones de identidad de género y la subjetividad de los sectores subalternos, en una moder- | nidad periférica como la de la Costa Atlantica colombiana. {Con qué elementos etnograficos contamos para describir las re~ ~ Jaciones dominantes de las familias en la Costa Atlantica colombiana? Para aproximarnos a estos datos, quisiera resaltar dos perspectivas que pueden considerarse contradictorias; por un lado, Orlando Fals Borda, fen Mompor y loka (1980), el primer tomo de su Historia doble de la Cos- 1, define la familia ampliada costena como el origen del crisol mestizo ue caracteriza la Costa Atlantica, Para Fals Borda, |a inestabilidad de la familia costena seria una ma ional, que se opone a los rigidos formalismos q formas de unién conyugal. Igualmente, la fluidez una sefial de la tendencia a la caracteriza a la cultura regional (Fals Borda, pectiva, la familia costena es amplia y soli esultado de la actitud relajada del costeno ante el caracter ampli y ca de identidad re, jue caracterizan otras de las relaciones ma. nivelacin social que 1980, p. 153). En su pers. lo que ocurre como la sexualidad. Ast, ‘Aiidase 2 estas costumbres de ampliud,tolerancia, confianza e n= formalde a fuids estucure de queidas, jase, entenedos, jos «adoptive, hermanos de padre, hermanos de made, hermanos dele. che, madkes de cianzay es honors, ‘2 Socal costena mulipicaba, como mulipca atin, los lzos sociales todo lo comunidad y los vincuos de solidaridad de la pareniel, Porencime de las dferencias estictas de clase nuestra comin cultura. (Fal Borde, 1960, p. 52 ver cémo la esructi- 22, pra eniquecer ‘Ademas de la actitud abierta ante Ia sexualidad, Fals identifi ca el compadrazgo y las fiestas como factores de conformacion “una cultura propia con fuerte sol de la poligamia, lidatidad social y racial por efecto el concubinato abierto y el compadrazgo” (Pals Bor- P. 154b). Valoraciories relativam en Pineda (1975), jeres y de la familia ampliada como me ondiciones, 63i6n sobre la casa, lo que Pt vente andlogas se encuentran quien describe positivamente la funcién de las mu- 'ecanismo de proteccién contra emografias como la de Stopnika Rosenthal (1960) Has ampliadas matrilocales atrapadas en fuertes ten- siones interconyugales, que se expresan en una brujeria y en una permanente ruptura de las relaci dle Rosenthal (1960): describen las famili deacusaciones de jones. En términos | 3 Fro the answers given toques De as respuesta dadas als preguntas acerca dela pocs fecuencis de los matimonins edesiscs yale fecuencia de las ruptures fa mires, surge un patrén recurente de hombres culpando @ las mus Jere y les mujeres culpando alos hombres] el constnte paon fealemo magica valent pcon s cogeds on ee es S08 pee fas deere ces Pets es son acerca de que “los hombres aqui son noe Bei ‘de esta hostilided es la preocupacion con poe “omentan a menudo acerca de casos recurrentes e aut ses “enn nave se es crn ng pele oe ene os fares a ea e ‘se quejen acerca del uso que a coat rae Sto tan elope pon 57 creas da tan- "El grado de inestabilidad descrito en esta etnografia se niones de hecho, oa ee mica de los hombres aunque sobresale la en matrimonios : ee sn generalizada de la incapacida: oe aoe an matrimonio legal. Muchas de las rupturas G f wie Ses dan inmadiatamente despues del primer embaraze dea joven ica lve a su familia consanguines matri “la querida’ i sz, la mujer puede convertirse en , CER yeti ov a icon a mode 7s ma Pa fo hombre y el hije va a aera = esata el aumento de las separacones di at crea barazo, cuando los hombres tlenen mayor propension« owe, fqurss” orcas lava asin, Ene arses, bay una fuerte presion social a que la muerte a ae Jclo de separaciones termi ermite que el cl de separacions fering a, quien, generalmente, vu i ina. i fuerte presencia femeni trilocal, con wna aeons Scr paoeso de adquisiién de la casa por parte de las aoe ie irvrninaeniteamenteo, en oto c0S, COnstTayeD siempre term! : cans en zonas periféricas y margineles. cy ofc mariage an the en Being te wormed the efets te exaggerted sly ‘Mach ofthe women converst- fe eae ae s ie en a me a Fao inta oot ot, mc ae Cetn fon le (Rosenthal, 1960, p. 13) En los casos en que las mujeres no tienen casa, dejan a sus hijos en lacasa de la abuela y, cuando éstos crecen, eventualmente: contrib. yh conseguir una para su madre, En medio de estas posibilade, y con legada de les nietos de afuera, se va conformando un cuade i Pico de abueles hijos-hijes y nietos-nietas (Rosenthal, 1960, PP. 15-39), Import seialar que si bien el trabajo cle Rosenthal se realiz6 entre Stclores populares de Cartagena, la inestabilidad matrimonial caracte, general: “También exste un bien marcado pati de reacones eiamaitales Por parte de los hombres de los mas altos estats. unto con el fa si dela clase media en sus pavones de comparaniento que bso fetencia de las clases bolas, existe el vj y persuasvo modelo de ls Fcenca seal para los hombres [..J. La ambivalenciaacete del ma. trmonio estabe se encuentra probablemenie en todos los esticios ela sociedad” (Smith, 1996, p. 30) Para Rosenthal, la diferencia més significativa entre los estratos sociales seria que entre los pobres las normas sociales inhiben que los hombres tengan varias unidades conyugales, por su difcullad pars mare fenerlas, por ello tienen “queridas”, con las que no cohabitan ce mane- 7A permanente; mientras, en los estratos medios y altos es comin. que los. ‘hombres tengan dos o mas unidades conyugales (Rosenthal, 1960, p- 15). En un sugerente trabajo etnogratfico realizado en un barrio de Cartagena, Santa Ana, con una ‘importante presencia de poblacién ne- ra, Streicker (1995) muestra cémo se mantiene una fijaci6n territorial de los pobladores, por medio de una serie de es sicas que combinan formas de exclusién de razz rrios como Santa Ana, trategias morales y ff- a, clase y etnia, En ba- tun lenguaje moral atravesado por la légica del alizado en el contexto de la expan: rd oof etre ating on hero higher tts nae "Therein wal-m ite ile less ompins upon repeal patiern of bor hic Teepe er dats ere ano end presi pen oe hte The ambieelence about state nringe, formes at ess probaly found a al eto society” (Smith, 196, p. 30) “fico y una serie de ret6ricas se ponen en funcionamiento de sn en funcionami retoricas se fralizar la movilidad social, en especial de las mujeres y los ralizar esconrones Soa prc ee ‘vu rend en so con La ac hch points errs en cll se bab el en de sey ne fons de edie” Got, 595,08. 50) sumo, los sectores “respetables” de Santa Ana ial Be a corse conse opainens ele En el caso de las mujeres, estas imagenes se nutren de 1 ea fi sirven para concebir las unidaces domésticas comg “ead be donde se puede construir una socializacién legiti- I Fone de brujerfa se emplean especialmente -] - i — intentan socializar por fuera de las: oe és aus les a. Be ono" ‘mujeres de la calle”, a la vez que se les estigmatiza ea Bs ‘i 4 vios mat 1S, Probar warides” ode tz labraertaconra ss prop snes _ acios tradicioné 3m, como las fiestas de Semana Santa, ae gees intercambios de comidas entre las familias, se restringen nt in Senta je cls ender ies ot Sn Seer ten Re pra ofan cree rest say Fe ee are ee eee ote of ery ore sel or Se en oc rrr ae” (Secche, 995, pp 550) producen restricciones, cen Jas mujeres que intent 05, las mujeres 0s, las mujeres son consideradas “champetudas que se denomina la masica de los estratos popu Cartagena, De acuerdo con Streicker ts ee up rican en tbs on casas de cite sual perhaps ln etn posts sua Enegrg oes lepresencia de acahly cogsinduice alas mujeres a tener ‘Gones extramaritales 0 premarital [...] Fir reas js] eae las mujeres se pierde | [sacl Semester mene erty waren o muscu sn pon esr pce Vere ee ‘0s respetables sostienen que algunas champetuda: ii tlopercles cepts concer namepeimee chon Yala vee: ‘Agunos respetaies (nae eipalies equpsan als neges con ks champencs {Sa hombres como mee) La mayors de ks ses em > desciben simplemente ls negros y alos chempetudos idénticos terminos, impli atic: nos, implicando la equivalencia en 2 (Sui Soe equvalencia entre ambos: (Srec- sustentadas en prejuici ; tentadas en prejuicios raciales que recaen ‘an salir de la constriccién moral. En estos c ", un término con of lares de los barrios de je fuerza bruta (Streicker, 1995). En definitiva, se produce una vi- yorativa scbre los espacios puiblicos y la calle, que son evitadlos sno quieren sufrir a estigmatizaci6n y la exclusion social de smunidad moral (Streicker, 1995, p. 63). “Los dos trabajos etnograficos a los que he hecho referencia corres {den a Cartagena, una ciudad con una importante presencia de po- cién negra, mientras el modelo social que inspira a Garcia Marquez lemos catalogar como blanco mestizo, De igual manera, al con- star el Departamento del Magdalena y Aracataca, el pueblo de don- fs oriundo Gercia Marquez, con una ciudad como Cartagena, nos contramos con que aqueélla es una zona de mayor mestizaje y con una Ipresencia de poblacién negra significativamente inferior. Igualmente, nel Departamento del Magdalena hay una importante presencia indi- ena, De aqui surge, entonces, que sea pertinente acudir a una etnogra- fa regional del Magdalena ejecutada dentro de un grupo indfgena que frié a lo largo del siglo XX un intenso proceso de mestizaje, y nos da- smos cuenta de las profundas similitudes ex la organizacién social de “este grupo con los resultados que hemos visto sobre Cartagena, y que fon también enunciados en el escenario de Ciew aias de soled. Para esto, contamos con una de las etnografias més interesantes Para el caso de los hombres jévenes que promueven alguna f iaforma : dle movilidad social, contra ellos se ativan estereotipos de raza, lace clas pueden tener poten- negros, delincuentes, disruy la armonia social, iresponsables con la familie, Y género: mientras se reconoce que estos hombres cia sexual, son considerados peligrosos, tores de una pretendi : | * tipetenag segue el lend “Ses hd aed of xl pect | seh de type el ig Heng let weno emai orci er eco at etna nt te dn ety era ape os ‘ec emit ast pe Sec et ta tae ‘pence eee te a” nicer, 1985 pay" Men fers ying jobre un proceso de indomestizaje, como es The People of Aritama, de cia y Gerardo Reichel Dolmatoff, publicada en 1961. En esta etno- ‘gratia veremos cémo se tiende aqui a conformar una unidad domésti- ‘ca ampliada, matrlocal, y la serie de rasgos sociales que hemos venido discutiendo: un alto grado de conflictividad entre los géneros, acusa- ‘iones de brujeria y una mayor inestabilidad en el asentamiento territo- rial masculino. Pero, ademas, considero que The People of Aritama ofrece ‘una informacién particularmente interesante sobre la problemética re- lacion entre la identidad masculina y e! mundo material, por medio de descripciones sobre las nociones de dinero que existen en la comuni- dad, En esta etnografia se describen vividamente los procesos de nego- iacién en la esfera privada de asuntos evidentemente pablicos, como el derecho al salario o a las compensaciones por el trabajo. Esta nego- ciaciGn de asurtos publicos en Ia esfera privada constituye un rasgo central de lo que hemos definido como economias morales Ceram ot gah? The People of Aritama (Reichel y Reichel, 1961) describe el proceso de mestizaje que vivi6 el pueblo incigena kankuamo, de la Sierra No- vada de Santa Marta, Respecto a la organizacién social, la etnografia ‘muestra un alto indice de separaciones matrimoniales, el intento siste- atico por adquiir la herencia de la casa por la via materna, una “gue- tra de sexos”, engaiios y una alta fertilidad masculina como seal de “hombria”. Las relaciones de pareja se clasifican ast: en primer lugar, os matrimonios socialmente “legitimos”, es decir, aquéllos sanciona- dos por la Iglesia, conformados por esposos e hijos legitimos; en se- gunco lugar, las relaciones establecidas como “compromisos”, que son tuniones libres reconocidas por la comunidad, pero que no implican co- rresidencia; en este caso, el nticleo familiar lo forma un compafero con su compafiera y los “hijos naturales”. El tercer caso es el concubinato, caracterizado por relaciones libres ocasionales que no implican corresi- dencia; asi, los hijos son socialmente clasificados como hijos de la calle. En medio del alto grado de separaciones, s6lo en los matrimonios caté- licos el jefe de familia es el hombre; en las uniones libres no corresiden- tes, es la mujer, lo que implica una significativa presencia de hogares ‘matuilocales (Reichel y Reichel, 1961, p. 148). Otro procedimiento que afianza la matrilocalidad se ve en la ten- dencia a que sean las mujeres quienes anexen a la unidad doméstica su prole de uniones anteriores; también es habitual que las mujeres de la uunidad doméstica vivan en unién libre 0 como concubinas de hombres que viven en otras casas. Allanexar los hijos de estas uniones, el cuadro predominante en una tuacién de mestizaje indigena es muy similar a las situaciones previamente descritas, porque encontramos una fuerte ‘matrilocalidad y presencia de unidades domésticas que cubren hasta {res genetaciones (Reichel y Reichel, 1961, p. 152). 2 La imagen del carécter conflictivo de las relaciones de pareja es reconocida en toda la comunidad y abundan acusaciones de brujeria a las mujeres, mientras los hombres son vistos como perezosos e irres- ponsables (Reichel y Reichel, 1961, pp. 186-188). Las mujeres cumplen roles econémicos fundamentales, pero la importancia de estos roles ‘no es aceptada pablicamente, mientras: “Un hombre [...] es un indi- 3 ti nt stl \ilia 0 sus mo yeruetea poco oningén apoyo 9 7 (Reichel y Reichel, 1961, p-157)- Seat 4 hay una serie de datos: e ia sobre los kankuamos hay : Ba gms mine tle ee , jas naciones econ i st plane se Fer putas con J informacion etnoufica psc er otasfaeres y que permiten reflexionar sobre ls naciones gens fr gr nol ue dines ura mero y el cara antes de ee ibe colombian« ; cs oe 41961), la autoridad masculina se alcan- : ia casa, loque i ‘de adquirir su propia casa a do los ovenes son capaces a econo ens de makin Ter Mp Se srtacign de esa autoridad por la delas mujeres. Mien ees ae smbres sean los proveedores de la seo sei Bes caipins jon son las mujeres ¥ los hijos.™ Por o » snesta funcién son las muj Meee yee duce la agricultura, la actividad pear Frc te 0. El dinero en eet edammento ates de rig Hin Br vse ops een even ar sn vo si sntras que la comida est4 poco rel aionaia cone neo, Una situa ra como las pautas de presti scribe vividamente la mane’ eesti Ei ais Ianocién de dinero es expresada en las actitudes q son les qu : “tien ea trabajadores al momento dela paga: | Segin los esposos Reichel ( ls wabejadores reciben su pogo persona, sina que enva a oa pes recuerda al jefe que el vabsiador trebjador personelmen unnemeno dice cot el un e SUPAP come vase 53 ea —— < etmente dno p ei e n a ina situacion ver~ ; al menos, como ur Saran cov we IES snc era bn a es ae paren bay ne WSS ort in his family oferewation “A wm 6 sad fds ite o sp ~The Tug fecely Rich 196.157 tua ee productos de palma hecha + La aetvidad econ proc era la manufactur de predusln oP ata a ie codes, Eta aida 32% eerie Rech y Reichel, 196, p57 de conta tos “Fula me debe diner, pero yo puedo esperar por ‘qe Po lo necesito (Reichel y Reichel 1961, p. 266) Por otro lado, mientras se supone que los hombres trabajan afue- ‘ay las mujeres trabajan en la casa, en realidad los hombres pasan ung Bran parte de su tiempo dentro de las unidades domésticas, enfermos, hacienclo algunas reparaciones © pequenias actividades que eventust, ‘mente representan alguna entrada minima a la familia. Como si dbus, jaran uno de los prototipos de la masculinida id de Ciew aifos de soled, dicen los esposos Reichel: Los hombres de ests cases dsrutan de subrayar la importoncia de ss ingresos ya. menudo, hablan de actividades imagintias en el cermpo, de wansacciones de negocios, o de ottos proyectos, por me- clo de los cuales ellos pretenden conibui al ingieso del hogar:> (eichely Reichel, 1961, p, 254) (Di trate cepeciaimenteagtcola y manualex -considlerado como tuna actividad dolorosa, un castigo para los pobres, mientras que cierlas actividades econémicas, como la politica, el magisterio, el comercio o el ‘manejo de vehiculos, no son consideradas trabajo en sentido esticto y se valoran positivamente, porque otorgan prestigio. De igual manera, "muy dificlmente los hombres salen a buscar un trabajo por més nece. sidad que tengan de éste, ya que trabajar para otro se considera hum. ante y trabajar de mas se considera ambicién, lo que produce envidia ¥ propicia ser victima de brujerfa, La valoracin sobre el trabajo es tan negativa, que el ofrecimiento de un trabajo es considerado ofens{, if Aiea moment erie hen the aor eco his wage. He ner ak forte wnges uaa cone or a cil-who rents the enplosee nares station. Quite olen alae ail et several dg, Readvg for his moncy, merle building up his hurt pride by telling ensthen: Soom, ret me money, tc eI’ wed (Reh y Rech 86, pace) srugiten le of uch bowschlds ihe to wnerpay the portance of i income and often eek ft imaginary activites in the fis, business tresactions or ether poets then engl li they pete t contrite othe hoselad budge” (Reichel Resch Tao, p25) - las contrateciones se realizan a trav yal 16s de intermediaciones, o : sf mismo es considerado una pérdida de tiempo. por contrato en ue el emples re es visto como Un far svat snp evi coven fo ue ee to, ergo it au jf por fo tnt, role ene eset gine edn none pee ne ‘Shree an rin cm ia ‘ 0 una ‘per de tempo do pr el vabsjado com fed eh etic meds en en eros in eee an peg ramet wis pr un ao su Pea de yy per coo das abondo pa de (Reichel y Reichel, 196, . 264) sivas sobre la riqueza en las que dominan es oe i sn los sectores urbanos pobres tan- el prestigio se expresan e! ; ees omens ces Soar (98) dee cme Ws hbo sGunvs Ana han cesarellado una sere de nociones sobre la sane Ne cicscaes i laciones arménicas entre las consderan factor disruptive de eloronesarmanicas ont i ibalternos. A la riqueza se le atribuye el aps ee ten conser een de es gues aorta toto ente la juventud, un sector secialmente visto como ‘sobre todo, ee cha riqueza’ fea ser seducio por di ; ma | Porsu lade, las élites también ofrecen imagenes probl a Saas tran en su Kronus mues! queza material. Asi, Solatin y oan tans de Cartagena gu igen no ena de oe ten Ei inp tes en la conformacién del sentido de pertener is importantes en la Estas perspec he er, and the time 7 ner ds fr he rap fe Nae ee pnuself,wito at anny nnonwent ie ino ye alr by tr hin on moat sa er aan wk Bye sane lt i toa ec he so is fac gor te fh fered tw rely aoe tan i ane chr ht rr lly or ges aor a eng rse mat (Rk y Rec 81 P Bee at senes que no se comportan tess ian os ens cee ee ce /amenazantes para el SLRS Si expects dept ocr Simone an son ovens go como vines, on dee “Bas eros om gues labeys como Tenjunto socia Seiko, 195) de estos grupos matrilaterales, conocimiento de dichos gruy la expectativa social era que los hombres fueran los dominantes en lag relaciones de pareja y en la unidad domestica (Bot, 1968). Dicho en otros términos, el poder femenino, aunque real, esta ba subvalorado y menospreciado, porque se expresaba en términes slomiésticos. El poder femenino era escrito en la gramética de la to. *alidad. Esto planteaba una especie de asincronia de los grupos mats Interales, ya que funcionaban en una coyuntura en la que lo Piblico, dlseiado por los valores burgueses clominantes, habia reducido lo de: ‘meéstico a lo contingente, alo privadlo y a lo no reconocido.™ El papel normativo de la separacion de roles que Bott (1968) en- Contrd en su estudio aparece como uno de los resultados més visibles lel mosielo de solidaridad orgénica que Durkheim habia establecido como dominante en la sociedad industrial. En la perspectiva de Durkthe. im, las formas asociativas dominantes de la sociedad industrial se d ban por fuera del espacio doméstico, Ja division social del trabajo, profesionales.” la Ya que estaban articuladas por ue se expresa en las especializaciones Mientras el efecto de la existencia de estas unidades en socieda- des industriales como la que estudia Bott es, continuidad estructural de los grupos matrilater més inquictantes una v Principalmente, la dis- rales, Ios resultados son 2 se trasladan al campo del Caribe, donde la uunidad doméstica familiar de tipo matrilocal es la estructura dominan- **Bsimporante anlar que las demands femenines han cwestionado la visi entre lo privado y Ia pat tno deo efectos rtce isImpotantes de estacrica ha sido la ampliacen ea clera ratty | ‘Ya que ha permite introducir alli demandes que lo Logica burguesa ubieaba en el Ambito privado (Fernsndez-Kelly, 1983 Fraser, 1999), Ents rflesiones de Durkthcim son andlogss alas de Habermas (1551, 198), | comparten Ia separaciOn de funciones entre lo pilico y Wanyn (585 zn a "ay (585 ia ol min daca civil da Ard i ‘ues confit potenaks en ens psec ae {Speci ene ates. Harn tablcorn lasts pare super aun Suen y Tg ses se evitaror (epectaemerte ples earn pr pct dea. sen ee cocepto ara dtr scr gue ee nareeee ‘conflictos entre liberales y conservador a aoe ae nal. En el caso de Colombia, ei pacto atenus el con. ee tradicionales, peo acentué Ia exclusion peciaeeates s como la izquierda o los independientes, oe denne ealsmo magic, velenalo y volenca potica en el Carbe colombia Como ha sido sefialado, el sistema partidista colombiano ha sus- «do la politica por lalealtad y ha promovido relaciones paternalistas Bre miembros de distintas cases sociales, que fundamentan [as rela- 4 clientolares (Oquist, 1980; Leal, 1989). Podriamos decir que en Ia Freda en que las estructuras clintelares se expresan en el formato del reproducen los esquemas comunicativos propios de las les, En lugar de promover la bisqueda del bien comin en la esfera publica, las traiciones, de igo familiar, conomias moral por medio de una acrién comunicativa basada gicasclientelares promueven una Iogice de lealtaces y avores y contrafavores,y se constituye, asi en uno de os espacios més Fcientes de promocién de las formas tradicionales del lenguaje, Estos atrones de lealtad se han expresado historicamente en los pactos in- Ferclasstas y en las actitudes fundamentalistas del rechazo a los con- antes, ¥ toman fuerza desde la década de los setenta, cuando la saa de las fronteras agricolas consolida la presencia guerrllera, narcotrafico en gran escala y las formas contempo- sick, 1991; Fa- ‘Vemos, entonses, como en el momento en que se publico Cie de soledad, Gabriel Garcia Marquez contaba con elementos suficien- 1 cerrado de las estructuras politicas colom- “Vianas, lo que legitimaba su critica mediante la metéfora del olvido. En este sentido, el recurso del olvido no debe ser tratado como un proble- ‘ma histotiografico, como lo hace Posada Carbé (1998), sino, como un problema ético, Por otto lado, en Ciet aifas de soledad se muestran las relaciones fa violencia con la dimension moral de la economia domésti- tanto en la cotidianidad como en el violen- “aii tes para mostrar el caracte que tiene l cay se describen sus expresiones, al de la politica nacional. Esta relacién entre la cia y a esfera doméstica es otro de los mecanismos de critica al mode- 1 violencia funda a Macondo por la diéspora lo politico cotombiano. Li que motive la muerte de Prudencio Aguilar por parte de José Arcadio Buendia, Perseguido por el fantasma de Aguilar, José Arcadio Buen- ‘dia sali6 de su pueblo natal con varios habitantes mas, y fundaron Macondo. En est2 caso, nos encontramos con un hecho privado con efectos colectivos. Por su parte, la participacién del coronel Aureliano - Ambito estructur Buenclia en la politica y en la Guerra de fos Mil Dias, como uno de los acontecimientos mas importantes dela primera mitad de la novela, produce como resultado de factors que atraviesan cramsticamente lo Pablo y lo domeéstco. El Partido Conservador entra como una fuerza externa a Macondo, por medio del corregidor Don Apolinar Moscot quien interrumpe la paz comunitaria, primero, al llegar sin ser invita do y, luego, alimponer una orden insensata y emblemética del gobier. no central, de pintar las casas de azul, como color insi ul, F insignia del de gobierno, an Pero la llegada del corregidor también determiné el destino del coronel Aureliano, por una serie de acontecimientos sucesivos: el amor del coronel por la hija de Apolinar, Remedios; la muerte de Remedios; Ja fraternizacién del coronel Aureliano con Apolinar, y la sensacién de traicion que Aureliano experimenta de su suegro. En un principio, Au- reliano expresaba un desapego por la politica y fue su suegro quien le dio las lecciones basicas en estos términos: Leslee, e deca ern masons; gant de male inl, partido fa de ahora los eas, de impanar el matimoio cil y el voto, de recnocer gules derechos los ijos natures que als legos, y de despedezar al pats en un sistema fdetl que des- peira de poderes la ated supra Los conseradoes, ent cambio, que halon reid el poder diectareie de Dos re- ugnaban por Ia estbidd del orden pubco ye motel fia ‘eran los defensares de la fe de Cristo, del principio de autriad, Y no exaban spuesios a permit ue el pis ues descurtizado en ertidades autinomas. Pr seninientos humans, auetano simpatzabo con la actu de os Heals respect dels detechos eos hos natures, peo de ados modos no entendia co se Teoba al extemo de hacer una gue por cosas que no podin to- cats con as manos. (Gate Marie, 1971, 88) Desconocedor de la politica y con un cardcter taciturno que hacia predecir sobre el coronel Aureliano Buendia una profesién mas cercana a la alquimia y a la orfebreria, la amistad que conservé con su suegro Juego de la muerte de su mujer, le permiti6 observar como éste recurria al fraude para garantizar el triunfo conservador en las elecciones. Asi, la participacién del coronel en Ja politica se debe, sobre todo, a haber "tar las guerras liberales de fin de siglo con las nuevas formas de expre- Realsmo magico, vallenatoy violencia polica en et Carb cobombiano erimentado la ruptura de un pacto de tipo moral que tenia con su jente por afinidad. Esta traicién fue la que le levé a decir: “si hay 1 ser algo, seria liberal [...] porque los conservaciores son unos tram- ,os0s", ¢ inicié un ciclo de guerras sinsentido, en las que constat6 como Jas propuestas doctrinales de los partidos estaban subsumidas ante las TWgicas cauaillescas y cémo los acuerdos de las élites exclufan las de- | Tendria que esperar mucho tiempo hasta encontrar un sentido pblico de su accién politica, cuando decidié pelear para terminar esa Mguerra de mierda" (Garcia Mérquer, 1971p. 148), empresa deen ‘coniraria més tropiezos que ninguna otra y ante cuyos fracasos hace Una tentativa de suicidio y termina recluido en el pomposo lugar de los muy ocasionales honores que propone el gobierno para subsanar el ol- vido realy el ostracismo al cual fue sometido. Su confinamiento al olvi- Lopez asumié el scudénimo EI Pollo Vallenato para su campana para la presidenci ‘enel periodo de 1974-1978. pois Hoy, nace se arevera a ciscute sigue l hecho de que sin Ro- feel Zscalona y Colacho Mendoza el departamento del Cesar posble- rmerte no esi, (rauionoguere, 2002, p. 322) ‘Como vemos explicito en el texto de Araujonoguera, la difusion nacional del vallenato vino acompaitada de toda una serie de articula- iones clientelares entre el poder politico nacional y “fr Esintere- sante notar que una de las notas caracteristicas de este genero musical ¢s la incorporacién de unas dedicatorias habladas, que cuando no se hhacena las mujeres amadas, se hacen a los patrones regionales. El papel del vallenato como articulador de las redes clientelares se hace expli- ito en la creciente produccién de libros sobre el tema por parte de los politicos de los partidos tradicionales, en Ia designacién de los jurados ppara el Festival de la Leyenda Vallenata y en la confirmacién del poder, por medio de lacontratacién, por parte de los jefes del narcotrafico, por ¢ganaderos o por politicos de conjuntos vallenatos, con el fin de exhibir y afianzar su poder local, regional 0 nacional. De hecho, en el texto de ‘Araujonoguera se describen las pautas del honor en las que se basan Jos comportamientos clientelares. En una de las evocaciones que Arau- jonoguera hace de Rafael Escalona, antes de ser atrapado por la buro- cracia, Ia autora se quieja: O° ude y ls cargos burocrtics, para los que no nacié alos que nunca debio sucub, 2 ragaron al cantor, al sohedor impenitenie, al compare generac y cordial que siempre anduvo con una larga col de protegidos, generalmente de pascon mis baja que la sua, ‘ales que levabo por todas partes y mets por todas as puerta y pare Jos que esperabay exgaatenciones y delicaderas semejantes 2 les ‘que a él se brindaban.(Arajonoguera, 2002, p. 139) En el texto de Araujonoguera, la logica del honor es un impera~ tivo ideal que ayuda a construir la imagen de la region como un lugar ‘opuesto al de la Bogota ren! que menciona Enrique Santos en la nota con Ja que se iniciaba este O El aparente desinterés por lo material, por medio de tna mirada desdefiosa a la riqueza y ala burocratizaci6n, es una forma de expresar el anhelo de que la circulacién del dinero esté limitada a las élites, y es, también, una expresion ideal de un esque- ‘ina de subordinacién basado en las légicas del favor y del clientelismo, como una de las formas sancionadas de relacién entre élites y subalter- nos. Sin embargo, veremos cémo esta imagen de los costefios como ale- jadios del interés no es sélo creada y recreada por las élites vinculadas a la politica tradicional, sino que, también, es compartida por algunos intelectuales de izquierda, Cultura, region y localidad en la perspectiva de Fals Borda La obra en cuatro tomos Historia doble de a costa, del socidlogo Or- ando Fals Borda, constituye uno de los aportes més interesantes para el andlisis de los modos de representaci6n de la regién caribena colom- Diana, en la perspectiva de un intelectual de izquierda. Orlando Fals Borda cumplié un papel crucial en los movimientos agrarios de la dé- cada de los setenta, ya que fue uno de sus mas activos participantes, y su obra, ecléctica, combina elementos de reflexi6n académica y parti pacién politica, como uno de los postulados centrales del marco teori- co denominado inivestigncié-accién participation, del cual fue uno de los creadores. Orlando Fals Borda fue el fundador de la sociologia en Colombia, ‘en 1958, junto con Camilo Torres Restrepo, y su obra en general cons- fituye yna compleja reflexién sobre las condiciones de produccién del conocimiento en un contexto periférico como el colombiano. Su parti- cipacion en los movimientos agrarios fue el resultado de las reflexio- nes que haria al postular que el pensamiento social latinoamericano se opone a lo que denomina el cartesianisio euroamericano (Fals Borda, en Cendales, Torres y Torres, s. .). En sentido estricto, lo que Fals Borda sostiene es que las condi- ciones de América Latina obligan a los investigadores sociales a tener ‘una participacién activa con las comunidades con las que trabajan. Sin embargo, para sustentar este justo reclamo, fue construyendo una ar- gumentacién fuertemente ecléctica, en la que fue superponiendo ele- mentos de origen religioso, marxista, anarquista y populista, y, més recientemente, ha reconocido su proximidad a las corrientes posmo- demas (Fals Borda, 2003). Por otro lado, su rechazo al racionalismo euroamericano lo coloca en la misma linea de reflexién de varios inte- Jectuales latinoamericanos, que, clesde al menos el fin del siglo XIX, han apelado a rasgos como el espiritualismo, el colectivismo o el senstalis- ‘mo, para constiuir una supuesta identidad latinoamericana que opera ‘como resistencia cultural opuesta a la capacidad tecnol6gica y a la ex- pansién politica y econémica norteamericana (Pike, 1992)." En este proceso de reflexién organiz6, en 1969, junto con otros in- telectuales colombianos, en Ginebra, un grupo de trabajo con una agen- da de investigacion y accién politica para Colombia. El grupo, la rosan de investignci6n y acci6n social, en la que participaron el antropélogo Vic- tor Daniel Bonilla, el economista Augusto Libreros, los tedlogos Jorge ‘Ucros y Gonzalo Castillo, diseft6 un plan de investigaciones enfocado hhacia las areas rurales de Colombia y debia cubrir todo el tertitorio na- cional, Orlando Fals Borda, quien tenia una experiencia investigativa previa en sociologia rural, dos textos publicados y participacion en ges- Liones estatales sobre la reforma agraria, como presidente del comité técnico del Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA), eje~ ccutaria su gestion en la Costa Atlantica. La coyuntura era excepcional, ya que; ademés de haber nacido alli, la costa era el escenario principal de los movimientos campesinos liderados por ls ANUC. Su participacion en estos movimientos le hizo ver la necesidad de encontrar una via de comunicacion de masas, y para esto particip6, junto con Gabriel Garcia Marquez, Enrique San- tos Calder6n, Felipe Lépez Caballero, entre otros, en la fundacién de Ja revista Alteruativn, en la que estaria durante 1974, hasta principios de 1975, cuando lidera una escisién y funda la revista Alternntion del Pueblo® 5 Fals Borda contin la larga tradicion intelectual latinoamericana de “descubie” una identidad partculardistinta de Europa y los Estados Unidos, segiin puede regis- trorse tanto en ls literatura como en la etnogya‘ia, segin Io vimos en los exsos de Carpentier y Rta Lasra Segato. A pocotiempe den escsién de Allernaten el grupo La Rosca, con el propio Oelando Fals Borda al cabeza, renuncarian a Allenna del Pneblo como grap; esta decision tenia que ver con una de las tensiones de Ia obra academica y politi de Fals Borda La revista Alternation fue el experimento de comunicacion de ma- sas més interesante de la izquierda durante el siglo XX en Colombia, ya que constituy6 un serio intento de conformacién de una opinion pabli- ca plural y divergente, lo que se oponia al vanguardismo de los partidos politicos cle izquierda y constituia una opcién ante el modelo excluyen- te de la prensa manejacla por los partidos oficiales de la d{{Jha** La obra Historia dobe dela costa, asi como las teflexiones sobre la metocolo- gia de la investigacion accién (Bonilla eta, 1972) y los articulos publi- cados en las revistas Allernatioa y Alternativa det Pueblo constitayen un cuerpo importante de informacién, que refleja las encrucijadas alas que conducen imagenes pretendidamente encomiasticas sobre los subalter- nos, a quiienes se les asacia con valores primigenios que parecen res- ponder més a las expectativas contraculturales de algunos intelectuales que a los reclamos de participacién en la modernidad por parte de esos subalternos (Figueroa, 2001). Sin embargo, la obra de Fals Borda sigue siendo de consulta obligada en lo concernientea la realidad regional de la costa y al problema agrario nacional de Colombia. ‘Ya se han hecho referencias esporddicas a algunas caracterizaci nes que hace Fals Borda sobre lo regional, especificamente, a las asocia- es que hace entre la estructura familiar de la Costa Atlantica y la libertad sexual que, se supone, existe alli, asi como a la forma en que construye la imagen de un pasado de relaciones idilicas, que se rompen por la llegada de la mocernidad. Ahora, hay que detenerse un rato para ver con mas detenimiento éstas y otras representaciones, cuya comple- jidad aflofara mas cuando se contrasten con las demandas de modern zacion realizadas por los campesinos, En toda la obra de Fals Borda hay un intento de construir la ima- ‘gen de una identidad regional del Caribe colombiano que se oponga a la del interior del pais. Es decir, la obra de Fals Borda, ademas de Ta de los eelaciones entre In investgacign y la comunicacion confines partidistas. En cl caso dela ercisin ce Aerating, Fas Borda sostenia que ésta se habia producido [por la pretension que ellos tenian de hacer de a revista un aparato de propeganda Yranguardisa para la revolucion, posiion que, al parecer, no era compartia por el {grupo que lideraba Garcia Marques (Altruation dt Pueblo, 1973, pp. 7-0) ‘Coma veremos de Fe uno eos vehiculos misimportantes de discusion pablica de las temsticas agrarias por parte dela Asocacisn Nacional de Usuarios Campesinos combinar politica y academia, tiene el objetivo explicito de construirse ‘en un icono de la identidad regional caribena. En este sentido, su obra, ademas de tematicas evidentemente académicas, combina los objetivos politicos ligados a las luchas agrarias e intereses regionalistas, que ten- drian un impacto en las propuestas de reordenamiento territorial que se han llevado a cabo a partir de la nueva Constitucién de Colombia, en 1991. Asi, sus investigaciones sobre la Costa Atléntica tienen un en- foque microrregional, que buscan: (| wren. thateret ins coe dea ei ys mnco, de en- tenderlos fundamenios de su realidad y la rezdn de sus problemas, e propia una i ranstoecion en avd de las gentesriberaas, pate defender la ature local, sus aspects postvose imped los e- ‘ragos del sistema dominate. (Fas Borda, 1960, p. 282) En gran medida, su obra es un proyecto intelectual encaminado a detectar esos aspectos positivos de las culturas locales de la Costa Atlan- fica, desde los cuales crear un modelo de resistencia politica. A lo largo de los cuatro tomos, Fals Borda utiliza una serie de herramientas meto- dologicas asociadas con la investigacién accién para sustentar un pro- recto politico basedo en una imagen del comportamiento tradicional de las comunidades locales como lugar de resistencia, tanto a la moderni- dad como al capitalismo. Estas téenicas son, principalmente, cuatro: la imputacién, la recuperacion critica, la devolucion sistematica y el archi- vo de batil. La imputacién consiste en la atribucién a un sujeto imaginario de: “datos recogidos en diferentes circunstancias y con diversas personas”. Las razones por les cuales se justifica la imputacién se da por las condli- ciones de dificulted de la investigacién en contextos como el latinoame- ricano, en las cuales muchas veces es necesario preservar el anonimato de los colaboradares de las investigaciones (Fals Borda, 2000a, p. 596; Molano y Reyes, 1980); pero su uso también se asocia con unas carac~ teristicas estructurales de la realidad del Caribe, donde: “Ia linea que separa lo fantastico de lo real muchas veces es tenue”. Como se expre- sa en la: “importante leccién de vivencia dictada a los cientificos s0- ciales y al resto cel mundo por el extraordinario grupo de novelistas, Y cuentisias costeftos contempordneos, encabezados por Gabriel Gar- cia Marquez” (Fals Bortia, 2000a, p. 58b). La recuperacisn critica consis- teen el relato de lo que no se ha dicho: “por ocullar u olvidar aspectos no convenientes para las clases dominantes y opresoras” (Fals Borda, 2000 a, p. 55b), mientras la devolucién sistemiticn ocurre luego del pro- cesamiento de los datos de las investigaciones y se hace teniendo en ‘mente al gran pablico, asf como a los dirigentes y técnicos que trabajan ‘en educacién popular. Esta devolucién es un relato ordienado de las in- -vestigaciones, que busca: “que quienes suministraron los datos de las clases trabajadoras” los reconozcan como propios (Fals Borda, 2000 a, p. 55b). Finalmente, la técnica de bail consiste en la recuperacién de la informacién escrita que se encuentra depositada en casas y archivos personales cle familiares de personajes pertinentes para la memoria po- pular (Fals Borda, 2000 a, p. 59b). Fals Borda describe al campesino de la costa como inclinado a comportamientos colectivos opuestos al individualismo de los campe- sinos del interior del pais. Mediante la acumuilacién de estos compo- nentes, nos encontrariamos con que el fondo de la cultura regional es tuna materia pristina caracterizada por el igualitarismo, el pacifismo, la solidaridad, el comunitarismo, la familia ampliada, el privilegio de lo local en contra del centralismo, el rechazo a la acumulacién, etc. es de- cit, una serie de componentes que formarian la base de una resistencia al capitalismo y una identidad regional diferenciada, En términos de Fals Borda: oO El papel del campesinado costefio en el desarrollo regional y nacio- ral iene races histricas profundes: en efecto, el vecindaio pobre y lire ~su antacesor fue el que permits e impusé Te implancacion fe el campo de modsidades de producsén distintas de las requer- dls pola expotacion de a mano de obra indigena y esas" Aqui se ‘egisa un gran contase: mien los lifundists expailesimpo- Fan el moropalio privado sobre lara, con todos sus ingredentes de expotacio, comupcin yegoismo, ls pobladaes pobres organiza bn una sociedad minifundisa, solider, respetuosa de les derechos ccolectvs, que impusaban las insttuiones de ayuda mutua y apoyo entre familis, dando ai origen a costumbres que han carectezado a los pueblos costes incontainaos pore ‘progteso modema’ Eran ‘dos mundos encontados, dos flosoisdisitas que, cobiads pola * foxmaci secil colonia, debon inewiablemente enconratse ein ‘e mutuemente, (1980, p.71) iro de los rasgos que Fals Borda encuentra entre el campesino “tradicional” costefo es el caracter adaptativo de su cultura a las con- diciones ambientalzs del medio, que se expresan en su fluidez entre los cafios, ciénagas, rios y la tierra firme. Esta adaptabilidad ha cons- tituido un universo tecnolégico y simbotico que Fals Borda denomina ‘como cultura anfibc. Esta cultura es una herencia de los grupos indige- nas regionales, que, en su perspectiva, se opone a los cambios tecnol6- ‘gicos, como la mecanizacién y la agricultura moderna. Fals Borda usa Ia adaptaci6n a los ritmos ambientales para explicar Ia falta de especia- lizacién de los campesinos y como factor que dificulta los procesos de itulacion de la tiem (Fals Borda, 1980, p. 24b). Al caracterizar la sociedad costeita en general, Fals Borda rela- mna Ia informalidad, la negacién del despotismo y del capitalismo en el comportamiento costefo, por la confluencia de cuatro factores: el primero es el mestizaje producido por una actitud liberal ante la sexualidad por parte de hombres y mujeres. En su perspectiva, la raza césmica de Vasconcelos encontré una especial realizacion en la costa colombiana, donde la sangre se renové permanentemente: “Al compas del amor libre entre miembros de las tres razas principales, con mula- tas y mulatos, zacrbos, cuarterones y tentes-en-el aire, hasta conteibuir a la mezcla trigtnica que caracteriza al pueblo costefio" (Fals Borda, 1980, p. 151b). Para Fals, el mestizaje se relaciona directamente con una demo- ‘racia racial, que influye en el patron de relaciones sociales, las cuales tienden a ser igualitarias. De igual manera, éste desempenarfa un papel determinante en na forma de relacién econémica que guarda caracte- risticas similares a las de la economia moral, que ya sefialamos, y que para el autor constituye un rasgo cultural positive: (E)_ cee npr ocr fomaio densa cat el poplin redorde la patente. La gran parentla, por supueso, se fornaba y haca sent por encima de las cfetencias de poscon soci ene les ‘mas. sl hubier Hoyos 0 Rbones 2 quienes se considers coma de “ero, plat’ “core” u “ojala los més pudientes necestaban m- chas veces de los menos para desempenta oicios necesaios —coma la administecon de hatos-, 0 el suminsto de ofcios dvesos a ve ces degradanes. los de hojalsa, sin sentise desprecisdes, pocian centr liserenteen las cass dels de pata, hacer rueques de patos de comida o pedi prestads la totum de acho, tteerse y chancear s2.con los de abo y endigries sobrenambres.(Fls Borde, 1980, p.152b) En su perspectiva, la poligamia, el concubinato abierto y el com- padrazgo contribuyeron a construir una sociedad solidaria social y ra- cialmente, La parentela, tal y como es descrita aqui, funciona como un factor de atemspermniento de los conflictos sociales inherentes a las radi- cales distancias sociales que se dan entre miembros que suponen com- partir un mismo origen familiar, La transaccién que se produce entre ‘unos miembros de la familia que realizan oficios “a veces degtadantes” con los miembros linajucos aparece como un modelo social en el que se naturalizan las asimetrias, en la medida en que se escriben bajo el cédi- _g0 moral del parentesco. (D) Et segundo factor de construccién de la democracia racial y so- cial Io ubica en el papel de las fiestas: los bundes, bailes, fandangos 0 mojigangas que se organizan por cualquier motivo y que, desde pos coloniales, implican la participacién de todos los sectores sociales. De maneta andloga a lo que vimos en el caso de Lopez Michelsen, San- tos Calderdn y Consuelo Araujonoguera, también para Fals las fiestas y celebraciones: (Bsr eres sorisles deca de inland ses y conduc ‘que frman parte inincaca de a cura costa wienicayanfibia: por ‘Sempa, I cumbia como baile viene a se precsamente una sintess del aporte musical dels tres raza. (Fals Borda, 1980, p. 1556) El tercer factor que ayud6 a la nivelacién social fueron los meca- nismos de ascenso de clase y cle ayuda a los indigentes, y el diltimo, el peso del contrabando: “que hermané a todos sin distingo de clase, li- gindolos por sus respectivos y vulnerables talones de Aquiles” (Fals Borda, 1980, p. 162a). Se pueden resaltar dos de las estrategias de Fals Borda para sus- ~ tentar sus concepciones del mestizaje regional, con sus caracteristicas de democracia racial y de género, la tendencia al pacifismo o al iguali- tarismo: la primera es encontrar en el mestizaje herencias que se atri- buyen a los grupos indigenas regionales, y la segunda, enfocarse en ‘momentos hist6ricos cuando los sectores sociales regionales habrian desarrollado relaciones auténomas del Estado y de las autoridades. Estos momentos ‘os va ubicando indistintamente en el siglo XVII, XIX ‘0. XX, pero en toios los casos analizados resalta el hecho de que los subalternos y las élites evan a cabo relaciones locales por fuera del Estado, al que caracteriza como una fuerza fordnea, opuesta a los in- tereses locales. En el cuarto tomo, al ofrecer una explicacién de las especificida- des de las relaciones de género regionales, Fals Borda hace un largo recorrido historico, en el que en un momento previo a la reforma bor- bonica habfan confluido dos tradiciones democratizantes de las rela- ciones de género: por un lado, la tradicién indigena Zenu-Urabs, de tipo matrifocal, que habia iinpuesto un matriercado, elonde no habian "-diferenciaciones entre los sexos y toleraban la “bisexualidad y el inces- to como formas naturales de conducta, tal y como ocurrfa con los pri _meros egipcios y con los drabes” (Fals Borla, 2000b, p. 35b). Por el otro ado, esta organizacién: “en la cual no existia el machismo”, se encontr6 con una primera oleada de conquistadores, conformada por: Dees cere ee Re ee ane ea ee Sens Tee ae ee Sacer ea eee ae coe ee ee cmeae eae, 0) a aston nt pats tesenal ala por abrupt rrupci6n del Estado borbénico, que trajo: [Osten yee ine 00 st nay sin Cerrvicn orcs ame ana een de roped veda y ao come mates deo nueva sca sna tambien a Le Sco que chy alas mete de toca sues 3 tono expt. (ls Bria, 2000p. 408) QO En la perspectiva de Fals Borda, la intervencién del Estado espaol 1 la que hizo que ciertos conquistadores, hasta entonces acomodados ¥y comprensivos con los indigenas, empezaran a explotara las mujeres alos hombres naivos,y transformaran “en lascivia y aprovechamien personal la costumbre ritual zenti de la poliginia”, consistente en la en- trega de “cocas” (doncellas) que, a partir de ese momento, dejarian de ser imdgicos objetos rituales para convertirse en pedestres objetos sexuales (als Borda, 2000c, p. 46b). Ante la nueva situacién, las mujeres desarro- Ilaron una serie de estrategias de resistencia, dentro de las que sobresalen Ja union libre y el queridnzgo, vestigios del paraiso perdido de la época en ue las mujeres libres ten‘an un manejo auténomo de su sexualidad; y serian el origen de la familia matrilocal. Segiin Fals Borda: : (ED) eerion tee yet quenango de le Cosa sugen as alécticamen- '@, como ots tants insituciones bisices de la costenidad stenidad que se basan esta ver ena expeciatva de un mayor tespeto pola persona- lidad deta mujer por parte del hombre. Se igen por una relacdn sim- bi6tca de beneficio mutuo paral pareja, dande el ‘varén sabe que de su trato depende tener quien le dé gusta y cuidedo". Se ha pre sewvado de esa forma en pare la maifocalided de los zens, relor 2242 por “ley devientres” de los arcanos treidos coma esclavos,y + porl importanca de la fais extensa,(Fals Borde, 2000, a. 486) (DD) Pero, ademés de la matrlocalidad, existen en el espacio regional ‘otras expresiones dle resistencia cultural, reflejadas en una clara dico- tomia entre una cultura elitista y una cultura popular. Esta cultura po- pular mestiza, que tiene una manifestacién muy fuerte en el espacio rural, pervive también en la preferencia dle los sectores populares, por las festa, mientras los sectores elitistasfundan periddicosy asisten a ‘conciertos y jaranas de arpa’; y sobrevive, también, en la imposicién de ritmos de tiempos distintos al tiempo de trabajo, yen el comunita- rismo, como practicas culturales erigidas en contra de las élites, contra la modernidaci y contra el Estado nacional genistas que se crean a partir de los aftos setenta se habian elaborado como ret "1990; Bontfil, 1990)" y que los proyectos de mestizaje entze los afios vein- te sesenta estuvieron asociados con la conformacién de mercados in- ternos nacionales (Mallon, 1995; Grandin, 2004; Bergquist, 1988) rneoindigenismos, pueden ser identificados dentro de la serie de res- _puestas que se dana las crisis de los estados nacionales, por la sobreacu- ‘mulacién del capitalismo central (During, 2000; Harvey, 1990). La obra de Fals Borda crea un proyecto de mestizaje que se ubica en las antipo- das de la integracién nacional, y constituye, ademés, una muestra sig- Realsmo mégico,valenat y volenci poltica en el Caribe eslembiono Laobra de Fa's Borda es particularmente interesante, ya que mues- Sricas fuertemente antimestizas (Ossio, 1990; Alcina Franch, El modelo de mestizaje elaborado por Fals Borda, ast como los nificativa de la problemética relacién que muchos intelectuales que se reclamaban de izquierda empiezan a tener con el marxismo, } La obra de Fals Borda también muestra muchos de los limites po- que tiene Ia bisqueda de la excepcionalidad cultural 0 social, como un rasgo del latinoamericanismo que, como ya se sefial6, se ex- | ‘presa tanto en la literatura como en la etnografia (Wilson, 1995; Faris, | 2002; Taussig, 1987, 1989; Valelez, 2003). Como vimos, a partir del and- lisis de las obras de Carpentier y Rita Laura Segato, la busqueda del ‘excepcionalismo ‘atinoamericano ha tenido una gran vigencia duran- te todo el siglo XX. Por otro lado, una serie de reflexiones, como las de Jameson (1986), Lund (2001), Guha (1997, 1985) y Saicl (1978, 1983), y de antropélogos como Fabian (1983) y Ferguson (2002), permiten ubi- car la reivindicacién permanente de ese excepcionalismo dentro de las ansiedades que produce la condicién neocolonial, pero, también, como | ‘un hecho que afirma las asimetrias internas y consolida el colonialismo interno y externo. 7" Reerdemos qucen a eaeson de Ana Franch (195, os aj de los main arses der come crament antnarsstan Kf Enfoques como los de Fals Borda presuponen que el tradiciong lismo en el que se basa la excepcionalidad regional es una reivinds, cacin permanente dle los subalternos y constituye una resistencia a} csptalismo. Esta perspctiva een la imagen de los ampere de la Casta linia clonban y dja de la lan raions ony ttadicionalismo y las condiciones neocoloniales que fueron vena ‘mente descritas en novelas como Ciet aos de sleded o en algunas de ing etnografias que fueron analizadas en el primer capitulo, q g, Sirecordamos que las lites regionalesy los lideres politicos del Par filo Liberal han apostado por el refuerzo de los pactos morales atravesa: dos por la costumbre y por una primacia de lo local, resulta insostenible adjuclicar a una presencia ilustrada del Estado el origen de las asimetrias, y la cafda en el mal de la comunidad originariamente bondadosa. Con el ‘material que hemos visto hasta ahora, decir que la cultura politica domi nnante en la Costa Atléntica es una cultura heredera de la ilustraci¢n es, pot lo menos, una insensatez. La vigorosidad con la que se ha caracteri= zado a la regién como Ja encamacién viva de un pacto moral entre élites ¥ subelternos, mecliante una serie de imagenes sosteniclas por una am- plia gama de intelectuales y que han sido difundidas en los estratos po- ulates, en las teorias que sostienen el origen del vallenato en las colitas muesta la apuesta defiitva de ls éites radicionalstas or efrza as relaciones ancladas en el plano local de la moral y la costumbre. . Fals Borda, en su deseo de encontrar en la costumbre local un es- ‘io alternativo a las deticiencias dle la modernidad, mistifica la tradi- i6r’e inhibe la posibilidad de la critica y a transformacién cultural. En. estas imagenes se niega a los subalternos la posibilidad de imaginar un modelo de relaciones politicas distinto al dela tradicién y la costumbre. ‘Su texto cae, asi, para usar una palabra degradada por el posmodernis- mo, en el ambito puro de la ideologia, y refuerza, a su pesar, los patro- nes de la dominacion regional articulados en la primacfa de los poderes locales. Las implicaciones politicas de las perspectivas culturalistas de Fals se ampliaran en el proximo capitulo, cuando veamos las negocia- ciones y las respuestas que se ofrecieron a los campesinos de la costa en sus demandas de modernizacién econémica y politica, De igual modo, al comparar el proyecto de mestizaje colombiano con otros proyectos latinoamericanos ocurridos a lo largo del siglo XX, 0. En este sen- Jama Ja atencion la ocurrencia tardia del caso colomt ido, hay que mencionar cémo mientras los proyectos de mestizaje que lominaron la regidn entre los aos veinte y cincuenta estuvieron fuerte- jente asociadles con Ia integracién nacional de tipo populista, en el caso “ colombiano, ura serie de intelectuales construyeron una imagen esencial "de los sectores subalternos dela Costa Atlantica, como viviendo, esencial- jente, en una temporalidad distinta a la del Estado moderno. La cons- fatacin de este modelo de negacién de la coetaneidad (Fabian, 1983) permite acentuar uno de los rasgos del tardfo proyecto de meslizaje co- “Tombiano: mientras las éites modelaron las imagenes dle lo regional y lo “nacional basados en una serie de esencializaciones culturales sobre los ‘ampesinos dela Costa Altlantica, en la practic, estas imagenes buscaban " marginar a esos campesinos de la participacién econémica y pol ZT] Aiferencia de los proyectos sobre mestizaje que tuvieron lugar entre los afios veinte y cincuenta, cuando hubo un intento en varios pai- 6505 latinoamericanos de construir un mercado interno; en el caso co- | Jombiano, sectores del Partido Liberal promovieron, en la década de los, setenta, un nacionalismo que evitaba la integracién de los inspiradores de las nuevas imagenes de la nacién, los campesinos costefios, ala esfera nacional. El proyecto de mestizaje que hubo en Colombia coincidié con la irrupci6n del modelo neoliberal, que fue inaugurado durante la ad- iministracién ce Lépez Michelsen, en 1974, y de una serie de narrativas {que cuestionaban las pretensiones de integracién nacional inherentes a os proyectos de mestizaje precedentes. Una de las grandes paradojas del caso colombiano fue que mientras las élites regionales y nacionales crearon un proyecto ce mestizaje que impedia la integracién econémica y politica de los campesinos, éstos desarrollaron la organizacién politica ras importante de la historia agraria y Hevaron a cabo las mayores mo- vilizaciones sociales a favor de una integracién moderna a la nacin. Como veremos en el préximo capitulo de manera detallada, la contradiccién entre las aspiraciones de los campesinos y los proyec- tos de las élites fue un factor definitivo para que la violencia se irrigara con especial virulencia en el contexto rural de la Costa Atlantica colom- biana, a partir de la década de 1970. Asi, la dominacién basada en el localismo y Ic tradicién se expres6 vigorosamente en el proyecto para- militar que se consolidarfa en la Costa Atléntica colombiana. Realism magn, valenaoy velonda poltica en el Carve colombiano Ill, LA ASOCIACION NACIONAL DE USUARIOS CAMPESINOS (ANUC): EL CAMPESINADO COSTENO _ ANTE EL CONFLICTO POLITICO, LA - TRADICION Y LA MODERNIDAD Enlos ante-iores capitulos hemos visto como a partir de los afios setenta la costa colombiana se convirtié en un lugar privilegiado de creacién y difusion de imégenesculturales que impactaron en la identi diad nacional. Un factor clave en el reconocimiento del espacio regional de la costa fue elamplio éxito y difusién de la obra de Garcia Marquez, cenla medida en que estimulé el orgullo nacionalista y contribuyé a que figuras clave della politica nacional y regional promovieran un acerca- ‘miento al Caribe, el escenario biogréfico y literario del futuro Nobel de literatura. Vimos, también, cémo teorias que definian a la Costa Atlan tica como una region con élites y subalternos propensos a establecer pactosinterestamentarios formaron las narrativas que promovieron la riisica vallenata, asociada directamente con el realismo magico. (1) sinembargo, entre los contenidos de la obra de Garcia Marquez 7 la promocién de las imSgenes regionales hubo una distancia, ya que el proyecto regionalista domesticé los elementos criticos de la obra li teraria, En el primer capitulo vimos cémo a través del uso de la meté fora del incesto y mediante el papel de la violencia, la obra Cin aos de soledad describia criticamente los modos de organizacion social domi- nantes, los patrones de identidad de género y problematicas politcas y econémicas de cardcter regional y nacional, Entre los elementos crticos encontramos el anacronismo tecnolégico de Macondo, comparado con cal el desarrollo del capitalismo internacional; el secuestro de la dimensién piilica y de las problematicas de interés nacional, por parte de una es- cala doméstica viciada por las relaciones propias de una economia mo- ral y por la endogamia. 9 Igualmente, la novela tambien nos permite identificar otros fac- res, como la conflictiva construccién de las identidades de género, a expr i in de los conflictos politicos entre liberales y conservadores en a escala doméstica o en el sinsentido existencial que expresan per sonajes como el coronel Aureliano Buendia. En la novela, también, se desarrollan probleméticas vinculadas con el colonialism interno, tal y como se describe en el apoyo que el Estado colombiano ofrecié a las transnacionales bananeras en un momento en el que se encontraban confrontadas por los obreros agricolas nacionales que exigian mejores condiciones de vida oO Hemos visto cémo las élites costefas, especialmente las del Ce- sar y ciertos estamentos nacionales del Partido Liberal, han promovi= do una apropiacién encomisstica de estas imagenes, por medio de una amplia campata cullural que terminaria domesticando Tos elementos criticos de la obra de Garcia Marquez. Amplios sectores dela lites po- lticas nacionales y regionales vinculadas estrechamente al Partido Li- beral promovieron la creacion de una serie de imagenes, en las cuales muchos de los elementos de la cultura regional que habian sido descr- tos crticamente en la obra de Garcia Mérquez, asumieron un estatuto de postiva identidad regional. Ei proyecto cultural promovi6 la idea de que la Costa Atlantica era una regién proclive al pacifismo, al exaltar la economia moral como distintivo de identidad materializada en un pacto interestamentario, interracial e interclasista, ejemplificado en las leyendas de las colitas que hablan de las uniones sexuales de patrones blancos con mujeres de Ja servidumbre en los origenes del vallenato, Encontramos otras descripciones cuando se habla de los habitantes de la costa colombia- na como esencialmente proclives al tradicionalismo, a la oralidad, a la magia y al comunitarismo. De igual manera, mientras la novela Cien aitos de soledad describia criticamente el desarraigo del mundo material por parte de las figuras masculinas y las conflictivas relaciones de gé- nero en el contexto de las unidades domésticas ampliadas de caracter ‘matrilocal, vimos cémo textos que se consideran “representativos” de Ja cultura regional difunden imagenes de la potiginia, pot parte de los hombres de las élites, como manifestaciones esponténeas de Ia iclenti- dad cultural de la region. Dado que el espacio rural y los campesinos de la Costa Atléntica se convirtieron en los motives privilegiados de estas imagenes cultura- Jes, en este capitulo se explorard la posicién que éstos tuvieron frente a los proyectos culturales de las lites y su posici6n frente alas tradiciones regionales, como eje central de estos proyectos. La década de os seten- {a resulta particularmente importante, ya que estuvo marcada por una ‘movilizacin agraria regional sin precedentes, y los campesinos crea ron una serie de canales por medio de los cuales enunciaron sus posi- ciones sobre la modernidad y la tradicion. Dado el caracter protagonico que tuvieron 1os sectores de la izquierda en la insurreccién campesina, es indispensable ver como éstos conceptualizabana los campesinos y la pposicion que tuvieron ante las movilizaciones agrarias. En este capitulo se explorara la conflictiva relacion que los cam- pesinos regionales organizados en la Asociacién Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) tuvieron tanto con los lideres liberales y conser- ‘vadores que antagonizaron con los campesinos, como con los sectores de la izquierda que pretendian representarlos. Se pondré un especial Enfasis en el papel que cumplieron las representaciones culturales y politicas de los liberales, conservadores y sectores de Ia izquierda, en la negativa de las élites a responder las demandas de inclusion a la mo- emidad regional impulsada por los campesinos. En este contexto, la figura de Orlando Fals Borda fue crucial, ya que tuvo un papel activo en las movilizaciones agrarias, a la vez que fue un gran impulsor de los proyectos culturales. Entre 1969 y 1974, la ANUC conté con casi un millon de afilia~ os, Ilev6 por primera vez al plano nacional la presencia politica de los campesinos y puso al paisa las puertas de una transformacién agraria liderada por estamentos populares. Uno de sus objetivos centrales fue introducir formas modemas de relacién social en el agro colombiano, que permitieran una participacién activa del campesinado en las esfe~ ras econdmica y politica, El sector més dindmico dentro de la ANUC fue el campesinado de la Costa Atlantica colombiana, sector que apost® REE eT Por una transformacisn politica y econémica del modelo regional do- minante, Las demandas de la ANUC nos muestran un campesinado activo, deliberativo, interesado en lo nacional y lo estatal, es decit, exhi- biendo una serie de caracteristicas que contradijeron las imagenes que hemos percibido como dominantes del proyecto cultural En este contexto, ademds de la produccién intelectual de las élites, encontramos reflexiones sobre el campesinado hechas por intelectuales de izquierda que participaron activamente en los movimientos agrarios. El andlisis de este material nos permite ver c6mo estos sectores conce- bian al campesinado, las similitudes y diferencias que tenian con los Proyectos de las élites “liberales”, y leer algunas de las respuestas que ofrecieron a las demands politicas y econémicas hechas por la ANUC, ‘Como lo senala Zamose (1986), el vigorosa crecimiento y el amplio radio de accion politica que tuvo la ANUC desde fines de la década de los sesenta terminaron a mediados de los aftos setenta, cuando la orga- nizacién enfrent6 su virtual desaparicin. Esta crisis de la organizacion vino acompariada de la incorporacién de amplios sectores campesi- nos a las nuevas clinamicas econémicas que se crearon por la bonanza de la marihuana y la coca, que, a su vez, radicalizaron los modios mis tradicionalistas de relacion interestamental en la regién. Los conflictos agrarios -y las demandas de modernizacién lideradas por los campesi- ‘nos fueron reprimidos, y se activé un modelo de modernizacién auto- ritaria basado en la guerra y la reivindicacién de la tradicion. La reactivacién del tradicionalismo se ajusté a la nueva situacion agraria que se produjo por dos situaciones convergentes, Por un lado, ¢l interés de las lites en vincular el agro colombiano al mercado inter- nacional, por medio de la importacion de bienes procesados como abo- znos y agroquimicos, y de la exportacion de ganado y algodén como los rubros mas importantes de la Costa Atlantica (ACIA, 1975; Reyes Po- sada, 1978). Por otro lado, por la expansién de la industria subterranea del narcotrafico, que tuvo un efecio devastador en la ideologia pro- movida por la ANUC e incentiv6 las lealtacles mafiosas radicalmente tradicionalistas que desplazaron las demandas de clase de la organi- zacion. Hay que mencionar que varios de los usuarios campesinos se convertirian en jefes de la producci6n y venta de marihuana y cocaina (Zamosc, 1986, p. 139). Como veremos més detalladamente, el rescate de formas tradicio- nalistas como las que impulsaban los liberales era funcional al nuevo ‘modelo, en la medicia en que permitia que los campesinos se proleta- rizaran sin acceder a los beneficios propios de una modernizacién la- boral. El proyecto tradicionalista creé un modo de flexibilizacién que combinaba el tradicionalismo y la violencia, Este capitulo explora el papel que desempen el proyecto cultu- de las demandas campesinas. Los proyectos culturales que, como vie mos, construyen una serie de imagenes esencialistas de los campesi- ‘nos, de las élites y de las relaciones entre unos y otras, significaban una apuesta por naturalizar un conjunto ce relaciones sociales en el ambito de las economias morales, como lo describimos en el primer capitulo. Por su parte, la :zquierda definia a los campesinos como aliados estra- tégicos del proletariado para un proyecto a futuro, como era el de la toma det pocter. En esta perspectiva, no hubo capacidad de responder a las aspiraciones que los campesinos formularon para resolver proble- ‘mas del presente, lo que paradéjicamente hizo que en muchos casos la izquierda y las élites “liberales” coincidieran en otorgar al campesina- do una serie de atributos que contracecian las aspiraciones de moder- nnidad formuladas explicitamente por este sector. De acuerdo con Grandin (2004), en la década de los sesenta, a cau- sa de la Guerra Fria, la izquierda latinoamericana sufrié un proceso de radicalizacién. Para ese momento, todas las propuestas de reforma de- mocritica que adelantaron los sectores subalternos cel continente fue- ron fuertemente reprimidas, porque se evaluaban como atentatorias de los intereses no-teamericanos. En su andlisis, Grandin (2004) sostiene que en diversos momentos del siglo XX la izquierda latinoamericana y la social demecracia coincidieron, ya que ambas lograron ampliar la patticipacion de sectores subalternos en los beneficios de la moclerni- dad. Sin embargo, para la década de los aftos sesenta, las veleidades reformistas fueron abandonadas por la izquierda, pues la represion se agudliz6 y la opcién de la lucha armada cobr6 gran vigencia. Esta tesis cesuna de las vias que permiten entender por qué la izquierda colombia- nna radicalizada expres6 una ambigdedad permanente respecto a las de- mands de modernizaci6n adelantadas por el movimiento campesino. 169 (Port indo, t atrbuclon del tradictonlismo alo estamentos Populares produjo una especie de asincronia entre las imagenes cult- rales y los requerimientos dle modernizacién. En este sentido, mientras la exaltacién del tradicionalismo colocaba a los campesinos en otra tem- poralicad (cfr. Fabian, 1983), quisiera mostrar cémo las demandas de la ANUC apuntaban a la solucién de problemas del presente, por medio de reclamos sobre éste, situacién que cred una expresé en la paulatina fragmentacién del mov’ ntinua crisis, que se iento campesino, En el caso especifico de la izquierda, las ambigitedades entre el Papel adjudicado a los campesinos en los proyectos politicos y las res- Puestas a sus demandas encontraron una expresién interesante en los. debates que se dieron alrededor de lo que se clasificaba como proble- mas “gremiales” y problemas “politicos”. El proyecto politico y econé- mico liderado por la ANUC se encontraba en contravia del proyecto culturalista liderado por las élites regionales y represents un dilema que los sectores de izquierda no pudieron resolver, por el lugar que otorgaron a los campesinos en sus agendas y por las coincidencias {que tenifan, a su pesar, con las elites “liberates”. 9 El analisis detallado de las demandas de la ANUG, en las cuales ivindicacién de la cultura regional es inexistente y donde se acen- tuo una serie de reivindicaciones modernizantes de tipo econémico y politico, es interesante, si se tiene en cuenta la amplitud de la campa- ‘fa cultural que se realizé en torno a la region. Se podria argumentar que el liderazgo que tuvo la izquierda dentro de la ANUC fue un fac- tor que incidis en que los sectores campesinos privilegiaran demandas de clase en vez de demandas de tipo cultural, ya que las perspectivas de clases dominaron los discursos de la izquierda durante los aftos se- tenta. Sin embargo, en ese momento habia importantes sectores de la izquierda que promovian imagenes sobre el campesinado referidas a problemas de identidad y de cultura regional. Intelectuales de izquierda como Orlando Fals Borda participaron de manera activa en la organizacién y en las movilizaciones campesi- nas, mientras apoyaban sistematicamente la construccién de un proyec- to cultural basado en imagenes de la vida rural de la Costa Atlantica El sector de Fals Borda fue uno de los mas importantes dentro del mo- ‘imientoyestavo. punto de liderario de manera Fo. Sin embargo, Reclame agin, valenao y olnics pola en sl Carbs Co Ja documentacién escrita elaborada por los campesinos muestra que la incorporacion dees imagenes culturales fue asumida por éstos s6lo de ‘manera excepcional y marginal. Este fue el caso de los denominados Imluartes' en los cuales el propio Fals desempens un papel protagoni- co, mientras que en general la ANUC fue tejiendo una estrategia que enfatizaba en demandas econémicas y politicas que dejaban de lado lo cultural ‘Me interesa explorar la idea de que la defensa dela tradicion cul- tural resultaba incompatible con los reclamos de moclernizacién y que ésia es una posible via de interpretacion del silencio respecto alas de- ‘mandas culturales, en los pliegos de peticiones del movimiento campe- sino. Como veremos, las peticiones de la ANUC pueden interpretarse ‘como una critica a los patrones dominantes de la cultura regional y pueden ser analizados en el mismo rango de critica cultural que intro- ujimos a partirdel texto Cie aos de sleet y de la serie ce etnografias regionales a las que nos aproximamos en el primer capitulo, Mientras los campesinos apuntaban a la creacién de ciertos universales en su relacién con el Estado, las élites politicas y 10s lati- fundistas apostaron por la consolidacién dle los podleres locales y los 3 interrogantes ex particularismos regionales. En este sentido, hay unos ; pilicitos en este capitulo: ges la modernizacién politica y econémica sslo tuna imposicién fordnea que se hace a los estamentos subalternos en “América Latina, como lo sostienen varios autores posmodemos? (Esco- ‘bar, 1992). 2Es la modernizacion sélo una fase persuasiva de un proyec- to de modernidad particular de Europa? (Escobar, 1992; Chakrabarty, 11992). 2Son las particularidades de lo local, de Io cultural y de la iden- tia lasrespuestas ms leitimas de resistencia por parte de fs sul ternos ante la modemnidad que se supone impuesta desde el exterior Podremos ver cémo las simplificaciones posmodernas evitan ver los es inn fe jo de organizacién creado por los Eheim opt fe es one eet ie icine Se ee erga or Wise aang Fas coe Ne ee encase ees aren on ee a ea elementos emancipatorios que existen tanto en la modernidad como en el humanismo, asi como las tuchas que han adelantado amplios secto- res del capitalismo periférico por lograr una insercién plena a los bene- ficios dela modernidad. 0 Al contrastar las demandas de la ANUC con los proyectos cul- furales que analizamos en el capitulo anterior, podremos rastrear una experiencia en la cual sectores subalternos intentaron construir un tipo de esfera publica plebeya, mediante el uso de ciertas convenciones del quehacer politico modemno (cfr. Fraser, 1999; Stephenson, 2002). Cuan- do hablo de nociones convencionales de la politica moderna me refiero, principalmente, alos modos como los campesinos incorporaron en sus Propuestas demandas relacionadas con el bien pablico, opuestas a las practicas politicas tradicionales de las élites que apoyaron sistematica- mente el afianzamiento de los poderes locales. Me refiero, también, a Jas demandas de modernizacién monetaria que apostaban por un mo- elo de inclusion a los beneficios econémicos, lo que se oponia a la con- suetudinaria exclusion que han paclecido los campesinos y los sectores subalternos de la costa. Finalmente, me refiero a lac demandas de in . implementaban ideas de Pablo Freire, de la “eologia de in iberacén, y se incluian los debates en boga de la izquier- © a latinoamericana, mientras otro entrevistado describe el papel que _cumplian Ios estudiantes universitarios colombianos al lever le cusiones a los campesinos. Estos intelectuales hicieron su prese el primer congreso zampesino en el que se constituiria la ANUC, el de julio ce 1970, en un acto que fue Formalmente inaugurado por el pre- sidente Carlos Lleras Restrepo, quien estaba en las postrimerias de su - mandato. na char el precio reduci~ as veijes compas hata dea posed de aroveha pec ret «Scie im dela maa dea ons cone el pe era icin is comps na econo eracon: Vee Eta as mplicacones de esa tora durante el gublero de Lopwe Michels La primera fase termind prontamente, cuando los funcionarios fueron despectidos al iniciarse el fin de la oleada reformista y sus pues. tos fueron ocupados por militantes izquierdistas sin apoyo oficial y si recursos econémicos, ya que una de las primeras medidas de la admi- nistracion Pastrana (1970-1974) fue romper los nexos financieros entre Ja ANUC y el Estado colombiano. Como veremos, esto cauis6 una serie de reflexiones y acaloracios debates sobre el problema del acceso a los recursos financieros, un asunto fundamental para la supervivencia de ‘una organizacién contrahegeménica y del tamafo que habia adquirido Ja ANUG, que llegé a tener casi un millén de afiliados. Las reflexiones de la izquierda se produjeron en un momento en el que dentro de la ANUC se combinaba la radicalizacion de la lucha politica, el distancia miento respecto al Estado, y cuando empezaban a surgir las tensiones entre el reformismo y la revolucién. Al analizar las relaciones entre las demandas gremiales y las demandas politicas, veremos cémo produ- jo una especie de colisién, que repercutiria en el fin de la organizacion campesina, Ante el abandono del reformismo por parte del Estado y el au- ‘mento de la represién, la ANUC sufte un proceso de radicalizacién. En este momento trabajaban con la organizacién de manera conjunta €l Bloque Socialista, de tencencia trotskista, y el Partido Comunista de Colombia, que contribuyeron en la elaboracién de los primeros docu- ‘mentos en los que se describe una situacién que parecfa preinsurreccio- nal. En junio de 1971, Hemén Jaramillo Ocampo, un decidido opositor a la reforma agraria, ocupé el cargo de ministro ce Agricultura, y una radicalizada ANUC formulé la primera plataforma ideolégica en la que declaraba la realizacién de: Una refoma agiaria masia y rpida, basada en la expropiecin dele ‘an propiedad teratenient; el establecimiento de lrites misimos de ecension a la propiedad pide de la tira; el apoyo a a coope- ‘atizacon de los campesinos; respeto a ls pequets y medianos Prodctores individuals la iquidacén dels formas de vaboo pec Pita a ncionalzacion del créita y de las imponaciones de ma- uinaias € insumos agopecuatos; I elevacién del slao minim ‘url ye establecimiento dela jmada rural ce @ heres a proteccén de las comunidades indigenas. (ANU cada en Mondkagén, 2002) paltica en el Canbe colombiano Posteriormente, la 1V junta directiva aprobs, en agosto de 1971, el Primer mandato campesino’, con una activa participacién del Bloque ocialista y con la colaboraciOn del Partido Comunista y del Partido ‘Comunista Marxista Leninista (ANUC, citada en Mondragén, 2002). El “mandlato, elaborado desde una evaluacién politica que suponfa un es- “ado cle insurreccién prerrevolucionaria, proponia la implementacién “no, que se expresaron en la consigna de Tierm sin patronos. Por ejemplo, en los articulos relatives a la adquisicion de las tierras, se establecia {que la expropiacion era la unica medida aceptable y proponian presio- nian que la expropiacién se hiciera sin costos para los ejecutores, que se prohibiera la constitucion de empresas comunitarias distintas a las, ‘campesinas’ y que se les ofreciera a los ex propietarios el acceso a car- tidades de tierra similares a las que tendrian las cooperativas de auto- gestién campesira; esta era la forma de propiedad que mas se apoyaba _ enel documento, Estas medidas, evidentemente socialistes, se combinaban con otras més “reformistas”, como la que pedia dar la debida proteccién al ‘pequefio y mediano campesino, para eliminar los desahucios que resul- taban de la accién de los prestamistas y usureros. También, se pedian inversiones estatales para desarrollar la reforma agraria, la implemen- tacion de programas sociales y el establecimiento de centros de investi- gacién y asistencia técnica para campesinos y cooperativas. et i sb ms es Guru Se pope lp Jos grandes profietria la Sociedad de Agricaltoes de Colombia (AC), apoyaba a ia nearer ee Shecopentvaen ere que an de propiedad ct bate Comma dea ee ae Tee ee ee oo sete se rere frauen fr eos rediy a pune caiady ama cain at eer ee asc a ora seers a, (Cony is pt 0 La influencia del Bloque Socialista se fue diluyendo, en la medi- fa en que este grupo enfocaba su trabajo, principalmente, en pequetios freulos urbanos de intelectuales, estudiantes y obreros, mientras que Ia ANUC, al apoyar posiciones abstencionistas en las elecciones, confir- ‘m6 un distanciamiento con el Partido Comunista, que se venia dando como resultado cle la eficiente labor organizativa de los maoistas, Asi, dle acuerdo con Zamosc (1986), mientras el Bloque Secialista se perfi- Jaba como un grupo de consejeros externos dle presencia apenas espo- rédica en las zonas agrarias, los grupos marxistas-Ieninistas (maoistas) implementaron en el campo una continua y profunda linea de reflexion y accion que se inspiraba en dos fuentes: en primer lugar, en las tres en- sefanzas de Mao, la pureza proletaria, la clisciplina absoluta y el amor al pueblo, y, en segundo lugar, en la conviccién de que mientras los mulitantes debian abandonar todo para ir a entregarse a la causa cam- pesina, ala vez debian controlar firmemente las “tendencias pequetio- bburguesas del campesinado”, para evitar que cultivaran mas alla de los niveles de subsistencia, En sus zonas de mayor influencia prohibjan el contacto de los campesinos con instituciones ageicolas, ala vez que dic= taban los patrones de consumo y los detalles de la vida diaria, como el tipo de ropa que deberian utilizar y el tipo de programas radiales que deberian oir (Zamosc, 1986, pp. 114-116). Los maofstas habian consolidado cierta hegemonia dentro de la organizacién, como se revelé en el segundo congreso llevado a cabo en una pequeha ciudad del Caribe, Sincelejo, en julio de 1972. En un con- texto en el que las distancias entre los maoistas y el Partido Comunista se habfan radicalizado, la ANUC seguia las pautas del maoismo cuan- do definta el imperialismo soviético como un enemigo tan importante como el imperialism norteamericano, y el agro colombiano, como feudal © semifeudal. De igual manera, la consigna apoyada por los trotskis- tas, Tierna sin paironos, fue duramente criticada durante el congreso de Sincelejo, bajo el argumento cle que estaba basada en un supuesto sin fundamento, y fue reemplazada por la consigna La tier para el que la {rabnja, mas acorde con la teoria de la revolucién por etapas apoyada Por los maoistas. Sin embargo, el tono gremial que podia haber tenido Ja consigna era limitado, por el tipo de ética en contra de la individua- lidad y contra la acumulacién que practicaban los maoistas. En este entre los grupos estuvieron marcadas por g: Feline agica valsetay volenaa poles en el Coibe color sentido, se entiende cue si bien las distintas tendencias maoistas forma- andes tensiones. Dentro de la ANUC hubo un influyente sector que luchaba por Tograr una autonomia de los grupos de izquierda, incluido el me ‘mo, asi como por discutir problematicas relacionadas con las peas, dosnt urgent expects dos stines sectors campesins gue formaban la organizacién. Uno de los escenarios en los que ate ron de manera més visible las conflictivas relaciones entre la y Jos partidos y movimientos ce izquierda fue durante el tercer ae so nacional dela organizacion, que se elebré en Bogots en agosto de 41974. Este evento vino acompanado de la mayor concentracion one pesinos en Bogoté y de la demostracién politica mas poceet cs AANUC:Sin embargo, el congreso estuvo completamente ensombresi do por las divisiones que se estaban dando dentro de Ia suena yy que seftalaban las pujas entre distintos sectores de la a os que se inlua el setor de Fals Bord, los ditntos grupos mao tas y el Partido Comunista. Por su parte, la revista Alter eee debate en el que sus analisis editorials dels posciones de 8 ANUG criticaban el modo como el comité ejecutivo caracterizaba como feu: i Ia situacién del pais y las poltticas agrarias del gobierno de Lopez. 2 misma revista habia sutido un impacto de las divisiones de es 4 da, cuando, al inicio de 1975, se habia producido la aoe eo por el grupo La Resca y Fals Borda, quienes fundarian Alferuation de Pueblo. ; Quiz el eje rns importante de as dacusones del eer congre: s0 fue el financiamiento de la organizacién, que condujo a aon fa ‘entre los grupos sobre el problema gremial, que era, sin se ss tor de mayor capacidad de convocatoria dela ANUC. Lad! ees Antiogui, drigida por una fraccién maofsta, la Liga Marxista at ta, habia crticado as tendencias de la ANUC a aislarse del Samar to obrero, a las que calificaba de dar muestras de: coe ik En rigor, esto cons:itufa una critica al excesivo peso que el stetioh bia dado a las demandas gremiales en contra de lo que Ia delegacion concebia como lo politico, ala vez que criticaba el acceso a fuentes ex ternas de financiamiento. Jeue Anton Rgueroa La idea de a construccién del socialismo aqui y ahora por medio de los baluartes era, en rigor, una forma de intentar superar el meo- lo que significaba la diferenciacién entre los reclamos gremialistas y las luchas politicas. Los campesinos otorgaban un gran peso a los re- clamos “gremialistas’, y si bien se habia venido dando un proceso de concientizacion politica, éstos permanentemente ponian reparos a la falta de sentido que encontraban en las discusiones impulsadas por Ia izquierda, Sin embargo, hay que sefialar que la ANUC se venia distancian- (0 de Fals Borda, como se evidencié durante y Iuego del tercer con- greso, En respuesta al debate agrario que habia convocado la revista Alternation, en una comunicacién firmada por Antonio Poveda, secre- tario ejecutivo de la ANUC, se rechazaba la afirmacién de que habia sectores de la ANUC interesados en la creacién de un partido agrario yen contra de los baluartes de Fals Borda: “queremos aclarar que las. tomas de tierras no las realizamos para hacer experimentos socialistas, ni porque creamos que el problema dle la tierra puede ir resolvigndose ‘poco a poco’ con recuperaciones de tierras” (Alteruntiva, 1974, octu- bre-noviembre, p. 23). También decfa que las tomas de tierras busca- ban relacionar el mo jento campesino con los obreros y el pueblo en {general para una lucha a mayor escala. Q A pesar de las afirmaciones de Antonio Poveda, las distancias con is Borla parecian tener otras razones, ya que influyentes sectores de Ja ANUC sf venfan proponiendo la conformacién de un partido agra- rio, y dentro de la organizacién pesaban mucho los intereses de los pe- uefios y medianos propietarios. Como veremos, en sentido estricto, los intereses de estos sectores no compatibilizaban con el puritanismo ascético de los maoistas, ni con las penalizaciones a la individualidad de Fals Borda. (Otro de los sectores con los cuales la ANUC mantuvo una perma- rnente polémica fue con los socialistas que plegaban a las tesis de que en el agro colombiano se estaba dando un agudo proceso de capitaliza- ion, Estas corrientes se expresaban cle manera casi oficial en la revista Alternation, en una serie de articulos editoriales sin firma, que evalua- ban la posicién de la ANUC sobre lo agrario por medio de sus docu- ‘mentos, pronunciamientos, congresos y juntas, En un anélisis que hacia “Alternativa sobre la XII Junta Nacional de la ANUC, que se habia lleva- do a cabo en marzo de 1975 y en la que se habia reflexionado sobre la ‘Ley de Aparceria recién aprobada en el gobierno de Lopez Michelsen, el editorialista rechazaba la definicion de la ley como una legalizacion de la serviclumbre y una apertura ala explotaci6n feuclal y semifeudal. Seguin el editorialista, la Ley de Aparceria: Noha sto ies una elacdn de produccion feudal, ni implica seni- uri [.. Lo que veremos no ser un retroceso en el deseralo de la agtickur, sino la acelerecin del proceso de capitaliacén yProle- tevzacn del campo. Este tesutado exigecladad de andl y clade de ris polices. (Aernatva, 1975, abs, p. 21) Y preguntaoa respecto a la ANUC: “{No se estar cayendo en la politica de estimalar ante todo la constitucién de pequefios propieta- rios independientes2” (Alternatica, 1975, abril, p. 21). Analisis similares se hicieron sobre las conclusiones de la XIII Junta Nacional que se habia reunide en Cartagena entre el 31 de agos- toy el 4 de septiembre cle 1976, En el editorial “zHacia donde va la ANUC?" se decia que la organizacién enfrentaba un desafio politico que la obligaba 2 “escoger entre el liberalismo y el socialismo”, ya que estaba dando prioridad a las alianzas con los campesinos ricos, al rele- gara un segundo plano la lucha por la tierra y al enfocar las demandas hacia los créditos, el mercadeo y los servicios (Alternation, 1976, agosto- septiembre, p. 16). Haciendo eco de una evaluacisn hecha por distintos sectores, se acusaba al comité ejecutivo de adelantar una lucha gremialista y de menospreciar la alianza con el proletariado. El argumento principal era que el proyecto de Lépez Michelsen radicalizaba la proletarizacion en el campo y obligaba a la ANUC a definir st alianza con el proleta- riado y a lanzarse a la toma del poder o a quedar atrapada en el refor- mismo liberal. “a acceso, por parte de los campesins, a pequeioe [es dels testenkntes Un anal cetllado de 7 ay au intetaba glen tees alyocntes cle propiedades di Inicyochark ere posimo apt De acuerdo con otro editorial que se publicé sobre la XIII Junta, ene comité ejecutivo de la ANUC habia dos tendencias, una represen- tada por Victor Pastrana, campesino del Caqueté, quien apoyaba la te- sis de que el programa agrario de Lopez Michelsen representaba una proletarizacién del campesinado y urgia volver a impulsar la lucha por la tierra y conformar las alianzas con el proletariaclo; mientras, por el otro lado, habia una tendlencia mas reformista, agravista y gremialisia, re- presentada por el campesino costefio Froilén Rivera. Sin embargo, en las respuestas que enviaba el ejecutivo alrededor del debate agrario, los dos dirigentes coincician permanentemente en sefialar la ausencia de ‘una varguardia protetarin a la que pudiera aliarse el campesinado. Para la ANUC: “La experiencia de limitamnos a estrechar relaciones sola- ‘mente a nivel de las directivas sindicales, cuando éstas no representan ‘un movimiento vivo de bases obreras, no le ha dejado a nadie resulta- dos positivos” (Alternation, 1974, octubre-noviembre, p. 23) La ANUC sostenia que el énfasis puesto por los editorialistas de Alteration en el tema de las alianzas era una forma de evadir la evaluacién de las acciones concretas que estaba haciendo la organiza- cién campesina y el significado politico de dichas acciones. Mientras Ja ANUC manejaba una nocién en la cual la politica se podia defi- nir como la evaluacién permanente en la organizaciGn de los efectos concretos que producia la lucha campesina, muchos de los partidos y movimientos de izquierda definian la politica como la implemen- tacin de la agenda que los partidos 0 movimientos habfan desarro- ado, de acuerdo con el modo como caracterizaban la sociedad, y, en. consecuencia, al tipo de alianzas que deberian establecer los sectores, subalternos. Para la ANUC, la politica era un foro permanente sostenido de ‘manera institucional por la organizacién. En este foro, la movilizacién agraria obligaba a reflexionar, entre otras cosas, en la pérdida del poder de los terratenientes en ciertas regiones, en el problema de las estruc- turas nacionales ¢ internacionales, en las denuncias de las injusticias| regionales y locales, asi como en el mejoramiento de las condiciones la- borales y la agudizacién de las contradiieciones entre campesinos y te- rratenientes, lo cual tenia un impacto en la dimensién estatal y regional. Eneste panorama y ante la ausencia cle una vanguardia, los sectores de la ANUC invitaban a reflexionar sobre el quehacer politico en un es- quema distinto al del permanente debate sobre la caracterizacion de la sociedad y las alianzas, como temas que discutian reiterativamente los partidos y movimientos de la izquierda (Alternativa, 1974-1975, diciem- bre-enero, pp. 33-34), Enel caso del Partido Comunista, éste mantuvo una pugna perma- nente con la organizacién, con excepcién, quiz4, del periodo embrionario de la ANUC. Los comunistas justificaban la realizacién de una reforma agraria en una serie de razones que permitirfan pensar en una proximi- dad entre ellos y la organizacion, ya que ambos otorgaban un gran peso a lo gremial. Asi, decian los comunistas, que ellos apoyaban la realiza- ci6n de una reforma agraria que permitiera: Resolves une seri de otos problemas importantes del desaroto eco- ‘nico socal y patio tales como la elevactn sensible de a produc én apicole pare abwrata a amentacén,proporiona as materiss primas parla industiaizacin, emer la deuda exeror que se acen- | con la impotacién de excedentes apiolas norteamericanos y + ‘ida lo clase social que es el puntal de apoyo més efcaz para el dominio impeiista yenqu: les grandes teratenieniesy atfundisas, (kernctive, 1974, diciembre, p.35) ‘Sin embargo, justificaban su distancia de la ANUC a partir de ‘un argumento que nuevamente remite al problema de la diferencia de lo gremial y lo politico. Para los comunistas, la ANUC era con- traria al espiritu de clases que ellos apoyaban y era responsable de difundir entre los campesinos influencias burguesas y pequeniobur- guesas. Asi, sostenian: ‘los cemunistas no se nos puede ubicary defn pair dels lineas que exslen en el movimiento de usuarios campesinos. De principio ruesa pasion se encarina a desarollarlaconciencia de dase y la corgarizacin independiente, combava y de masas en los diferentes secre populares, para poder subsiraels dels infuencis burgue- sy pequerio-burguesas que obstaclzan la concientzaion (Alter ative, 1974, diciembre, p. 35) Las contraiicciones entre la ANUC y el Partido Comunista fue- In permanentes y se manifestaron de manera creciente en los llama- dos que haefa la organizacién campesina contra lo que denominaba el social imperialism soviético, cuya entrada al pais atribuia al Partido Co- munista, Por su lado, el Partido Comunista acusaba permanentemen- te a la ANUC de ser una institucién al servicio de los terratenientes, al argumentar que las tomas de las tierras servian para que éstos las vendieran a buenos precios al Instituto Colombiano de Reforma Agra- ria (INCORA). Igualmente, hizo todo lo posible por crear una organi- zacién campesina paralela, como fue la Federacién Nacional Sindical Agraria (FENSA), y aspiraba a que formara parte de la Confedera- ci6n Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC), ditigida por los comunistas. Las tensiones entre Ja ANUC y la mayoria de sectores de la iz- quierda se hicieron patentes en el cuarto congreso de la ANUG, rea- lizado en la vereda Tomala, en el Departamento de Sucre, en febrero de 1977, cuando las disputas se expresaron en los mas agrios tonos. La cleccion de esta zona alejada fue interpretada por seetoues de lai quierda como un hecho que senalaba explicitamente el interés de la ANUC de manipular el congreso, de cara a constituir el partido agra- rista, La ANUC, por su parte, hizo un despliegue previo al congreso, donde justificaba la eleccién de la zona al rememorar una serie de im- portantes conflictos por tierras que se habfan Ilevado alli contra el te- rrateniente Gallino Vargas, Por otro lado, era evidente que el comité ejecufivo de la ANUC estaba también interesado en garantizar unas condiciones de seguridad para los participantes, principalmente por el tono de las amenazas que habian recibido de algunos sectores maois- tas, El Partido Comunista de Colombia (marxista leninista) habia pu- blicado en el peri6dlico Libemcidn el siguiente anuncio: LPC de C (Ml), Hama alas masas obreres, compesinas, estudan- tes, magistieles, intelecales reoluconarios, 9 hacerse presentes ‘masivamente en Torala. No importa cuénios saticios sean necesa- vis. Las masas demosrarin alos oporunstas del comitéejecutvo de ANUC que el congreso de los campesinos lo puede ordena el Impe- Faro Yanquiy el Sociimperiiso Savio a oigarquia ponelo a donde sea yall can ls masas vplotadas Dondequiera que sees ‘orden las masas lo sacatény aplastacn como rats asquerosas(.] ‘repzimos: Los oporunstas se equivocaon una vez ms porque el 4° Congreso Campesino de ANUC seré tomado masivamente, (Carta CCampesino, 1977, 0.4) En pleno congreso, la fendencia nmrxista leninista-maoista habia let- do un comunicado en el que acusaba a la ANUC de populismo y de apoliticismo, ya que promovia la idea de que el campesinado dirigiria al proceso revolucionario, La ANUC respondié que este movimiento ro tenfa en cueata que las aspitaciones maximas del campesinado son ““democraticas-revolucionarias”, y que si estas luchas eran socialistas © no se determinaria no por la accién campesina, sino por la capacidad que tuvieran los sectores obreros de insertar las demandas campesinas en la lucha de dases. Mientras, por el contrario, la Liga Marxista Leni- nista les acusaba de haber desviado los objetivos gremiales de la orga- nizaci6n a objetivos politicos, ante lo cual la ANUC se preguntaba: Es que acaso para desarolar la lucha poe lata y la Werid, los ‘anpesinos no necesian de sBidas ogerizacones de masas que los coloquen en condiciones de enfienta al sistema gamonal de los teratenietes, 20 ser que los tenateientes décimente y desde aba, tomardn me- Ges que colmen las aspicaciones del cempesiade? (Carta Compe- ‘sina, 1977 p.2) Q A partir del cuarto congreso, realizado en febrero de 1977, la TUC consiguié una mayor autonom(a de la izquierda, al precio de perder visibilidad e importancia en la escena politica nacional. Como veremos, este proceso vinlo acompafado de la consolidacién del mode- lo capitalista de tipo neoliberal en el agro nacional y regional (cfr. Za- ‘mosc, 1986), modelo econémico que combina perfectamente formas de desarrollismo capitalista y, a la vez, refuerza las formas més tradiciona- listas de produccion. En el caso de la costa, esta oleada del capitalismo se apoy6 en el fortalecimiento de las estructuras mas tradicionalistas, ‘ya que permitian internacionalizar la economia agratia, me Realsmo magico, valenatoy volenda poltica en el Caribe colombiano st Ani Fue implementacién de la teorfa de las ventajas comparativas, que signifi- caban llanamente un proceso de proletarizacién sin beneficios labora- les y salariales para los campesinos, En el préximo acépite veremos las implicaciones que tuvo esta teoria econémica apoyada por Lopez Mi- con el movimiento agrario campesino chelsen en su relaci La ANUC habia puesto un fuerte acento en la solucion de los pro- ‘blemas de un amplio sector agrario, que inclufa campesinos sin tierra, pequefios y medlianos propietarios, asi como a sectores del proletari do agricola, Para la organizacién, estas reivindicaciones eran acciones ppoliticas, porque se dirigian a cambiar las condiciones tradicionales de existencia de los sectores rurales. La ANUC enfatizaba que sus accio- nes venfan acompafiadas de foros permanentes de discusién en los que se hacia educacion politica y relacionaban la lucha de los campesinos con un concepto mas amplio de transformacién social, asi no hubieran estado convencidos de que existiera alguna vanguardia obrera ala que podian plegarse como aliados. ‘Como vemos, la nocién de politica para la organizacién con- vertia permanentemente la definicién que asumian los partidos ‘0 movimientos de izquierda. Para la ANUC, la politica resultaba de Jas acciones concretas de los campesinos que apuntaban a cambiar las condiciones generales ce vida de los subalternos, asi como de un per- manente proceso de reflexién y discusi6n institucionalizada en 1a or- ganizacion, Para los partidos y movimientos de izquierda, la politica se reducia, principalmente, ala correcta 0 incorrecta aplicacién de una agenda enfocada hacia la toma del poder. Esta agenda se elaboraba a partir de una evaluacién del modelo dominante en las relaciones socia- les, lo que determinaba las clases sociales, las alianzas y las posiciones aque tendlrian las clases en las alianzas, asi como las discusiones sobre Jos métodos de acceso al poder; es decir, si se privilegiaban las formas parlamentarias o la violencia insurreccional. La ANUC tenfa una posicién menos escéptica que la izquiera respecto a la posibilidad de utilizar los pocos recursos que ofrecia una democracia restringida para conseguir una participacion mas igualita- tia dentro de la tardia modernidad nacional. Por su lado, la izquierda ‘mantenfa una posicién ambigua ante estas demandas, En el caso de Fals Borda, vimos como este proponia un modelo de sociabilidad entre los ‘campesinos, el cual penalizaba comportamientos que no correspondian a un esquema construido desde las premisas de una economia moral. Convencido de la existencia de un tipo ideal de campesino regional, como solidario, igualitarista, colectivista, oral y tradicionalista, Fals Bor- da penalizaba las actitudes que desdibujaran su modelo, mientras para a ANUC la posicién cle Fals Borda reflejaba un socialismo ut6pico (Al- ternativa, 1974, octubre, pp. 22-23). Por su parte, los maofstas considera ‘ban que Jos campesinos tenian una tendencia innata a la propiedad, la ‘cual debian controlar de cualquier manera, Esta caracteristica estructu- zal se oponia al caracter supuestamente colectivo de los obreros, a los que debian subordinarse, igual que los socialistas y trotskistas, solo otorgaban un carécter politico a 1a Iucha campesina con la condicion de que estuviera hecha bejo la tulela del proletariado, En este escena- rio, era prececible que se produjeran las colisiones que se dieron per- ‘manentemente entre la izquierda y la ANUC, y también dentro de la “organizacion. Enel cuarto congreso en Tomala, la tendencia liderada por el cam- pesino de la cosa Froilan Rivera, quien abogaba por una aulonomia campesina, logro la hegemonia del congreso, y se ahondaron distan- cias con el otro importante segmento de la organizacién representado por el dirigente Victor Pastrana. Ante esto, la izquierda expres6 un sen- timiento de traicién de Ia organizacién campesina. La izquierda apos- taba por el sector mas politizado de Pastrana, Esto ya se habia hecho explicito antes del congreso de Tomala, en un reportaje aparecido en la sta Altemnatica sobre la XIII Junta reunida entre agosto y septiembre de 1975, en Cartagena, en la que el editorialista claramente expresaba sus preferencias, exponia sus motivos y, en cierto sentido, prefiguraba los temores de la ruptura que se veia venir: Vicor Patan, del Ejecutvo, exprest: La nueva poltica agra del go biernopretende sepuitr I Reforme Agraria yforalecer con tos los recus ofcieles el laitundio garadero y corercal en base ala gn propiedad terateniente la vez que impulsan programas de colnizs- ‘én como valua de escape a los confi agar (.. busca crear una cpa intermedia en e campo que siva de soporte patalos explo- tad yfeno alas luchas campesina’ José Antonio Figueroa ‘A diferencia de Rivera, Pastrana mast preocupaciin frente 3 esta ‘fuera ofensiva oficial que demagdgicamente oftece benefios alos ‘mecianos y pequenos propietarios, parte importante de lo alliados de ANUC. Pastrana represent! en la reunin la cortente que pro- Pende por desaralaren ANUC un wrabaj poltico ms agresivo que fortaleza et movimiento gremial de les campesinos que wea 2 Colocar en primer ines ls lucha por le titra, Esta coriente sea ‘que el campesinado no es una clase homogénea y que le gaanta de ‘su acciénrevoluconaria est en que el proletaado agrcala jor rnaleros~ asuma a direc, (Alematvo, 1975, septiembre, p. 13) Veremos como las definiciones de politica que circulaban en la or- ganizaci6n no s6lo fueron un lugar de confrontacién con las definicio- nes que manejaban los partidos de izquierda, sino que representaban tuna transformaci6n radical de los modos de socializacién politica, apo- yadlos por el Partido Liberal. Fue en la confrontacién con los esquemas del Partido Liberal que las reflexiones y las précticas politicas impul- sadas por la ANUC lograron hacer visible su verciadera innovacién y dioron razén a las reflexiones le algunos dlisigenites, cle que en el cam- Po gremial podian encontrarse manifestaciones radicales de una poli lica de contestaci6n, L6pez y los campesinos: economia moral de Estado y violencia en un contexto posmoderno Com vimos, tanto en la revista Alfernation como en las publica- ciones de la ANUC y de los dlistintos partidos y movimientos politicos de la izquierda se levé a cabo una serie de discusiones respecto a la po- litica agraria de Alfonso Lopez Michelsen. Los dos ejes principales de las discusiones, que veremos mas en detalle, fueron la Ley de Aparceria ¥, luego, el paquete de reformas que se introdujo a partir de 1976, en el denominado programa de ‘Desarrollo Rural Integrado'. Los ejes de la discusién que més influyeron en la agenda politica de la ANUC fueron aquellos relacionados con la clasificacion de las politicas agrarias de Lopez. De acuerdo con la documentacién existente, se puede decir que la posicién oficial de la ANUC evaluaba las politicas agrarias de Lopez como feuclales y retardatarias, mientras que ciertos editorialistas de la ico, vellenato y violencia poltica en el Carve colombiano revista Alferuativn, asi como los socialistas y los trotskistas, un poco desde afuera, sostenfan que esta ley profundizaba las relaciones capita- listas en el agro colombiano. Por otra parte, en el segundo capitulo se propuso un analisis de Tas imagenes culturales que las élites liberales construyeron y reforza- ron en torno a los sectores rurales de la Costa Atlantica, y vimos como ‘Lopez Michelsen cumplio un papel fundamental en la construccién y promocién de estas imagenes. En esta seccion quiero detenerme en el ‘proyecto agrario Ilevado a cabo por L6pez Michelsen, poniendo un es- pecial cuidado en la manera como este liberal buscaba crear un proceso de proletarizacién agraria, acompafiado de una muy limitada circula- cién dineraria entre los subalternos y una deliberada negacién de la voceria politica de los campesinos. Al relacionar el proyecto agrario y el proyecto culturalista de las elites liberales, veremos como las image- nes de un tradicionalismo aparentemente arcaico por parte de Lopez. fue un mecanismo eficiente para crear proletarios desmonetarizados y sin voceria politica. En este sentido, una serie de rasgos culturales {que hemos asociado con la economia moral se convirti6 en doctrina de Estado. Lépez desestim6 las demandas de modernizacién de los cam- ‘pesinos e implement6 una politica favorable a la agroexportacién de Jos grandes hacendados costefios, por medio cel mantenimiento de- liberado de una mano de obra barata; para llevar a cabo esta forma de internacionalizacion de la agroproduccién de la costa era necesario profundizar un proyecto cultural que promoviera la imagen de un pac- to moral entre propitarios y trabajadores, que encontré su correlato en. sus politicas agrarias, La coyuntura que se vivia durante el gobierno de Lopez, en la fue el campesinado nacional y regional de la costa habia experimenta- do cinco afios de una permanente actividad politica, que inclu‘a tomas de tierra, capacitacion politica, seminarios, congresos locales, munici- pales y nacionales, relaciones con el Estado y con la izquierda, asi como ‘un creciente contacto internacional, podia haber sido capitalizada por la ANUC. De hecho, muchas de las acciones de la organizacién campe- sina proponian une constante evaluacion de la problematica agraria, como lo evidenciaba la permanente organizacicn y realizacién de en- cuentros con el mismo presidente. Sin embargo, la posicion de Lopez io Fuetos Michelsen ante la ANUC fue negarles la vocerfa politica y apoyar di tmaneaereiete una repestn policaly milter que ferns pas eres agrarios locales: una vez electo presidente, Lopez nombré a ministro de Agricultura a uno de los mas importantes terratenient de lacoste, Rafael Pardo Buelvas, quien habia ocupado, entre atros car, 205 la direcion cle la Federacion Nacional de Algodoneros le press dencia de la mas poderosa de las organizaciones agricolas del i Sociedad Nacional de Agrcultoes,y quien era tun deciico opeeti los proyectos de reforma agraria. aa ‘Una de las més notorias acciones que Rafa contra de la ANUC fue el desalojo de ae mh ae 2 fa Miitrio de Agricultura, el 17 de dcembre de 195, on eae Ja movilizacién de los campesinos para pedir el ectigdinliie de a ‘mesas crediticias hechas por el gobierno y en defensa de la o1 i cién. Como resultado, la ANUC perdi6 sus archivos oficiales ie a is Bier ects mas njporaen de ate oars dal Set a ‘Colombia. Por otro lado, como lo describe Zamosc (1986), hi tios de los lideres locales y regionales, varios fueron asesinados, ss movimientos eran permanentemente vigilados por la Policia & o Partamentos como Cesar y Magdalena, las bandas armadas cat k fe fundistas disfrutaban de tal libertad dle accién que hasta los ee pene empezaron a hablar de reptiblicas independientes, donde los is mss inp cae» propa ln (nme EI significado simbélico de estos tres actos, llevados a cabo di be Posmodernas que definen la defensa de la tradicion cultural y de lo local como refugio de la resistencia, como fue el Estado el que evité 1a oficializacién de la representacién campesina, el que eliminé eviden- cias escritas, condenando a los campesinos a la memoria oral, y el que mantuvo los conflictos entre élites y campesinos en la instancia local, en contra del interés campesino de exponerlos a la esfera nacional, ‘Antes "© "Recuérdense las imagenes de pacifiame y « ‘Recuérdns ls ingens de pismo y de puto raconl que Lape aribula a "de verlas politicas de Lopez sobre la ANUC, me interesa cetenerme en - observar cémo un momento excepcional en el que el Estado planificé | unas relaciones relativamente modernas con los campesinos suftié un - inmediato deterioro, y cémo se reactivé la consuetudinaria distancia "del Estado con los campesinos. ‘La Asociacién Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) es una organizacion campesina ereada por el Estado colombiano en 1969, du ‘ante la administraci6n del presidente liberal Carlos Lleras Restrepo." ‘Lleras, a decir de Zamosc (1982), impuso un reformismo econémico fa- vorable a una transformacién agraria que contrarrestara la crisis po- Iitica que veia venir, como resultado del desarrollo de la agricultura empresarial, del crecimiento del desempleo y ante la incapacidad de Ta industria y de las ciudades de absorber la migracién rural. Sin em- ‘argo, el impulso reformista de Lleras Restrepo duré poco: dos aftos después de hater liderado el acto inaugural de la ANUC, apoyaria la declaratoria delos terratenientes, conocida com el Pacto del Chicoral, que fue firmads en enero de 1972, y que signifie6 el abandono total, por parte de las élites colombianas, de la veleidad reformista y el respalo oficial a una contraofensiva represiva contra los campesinos regionales __ynacionales peliticamente movilizados. En el interin, las relaciones en- tre la ANUC y al Estado se habjan deteriorado radlicalmente, Elapoyo inicial y el posterior abandono de las pretensiones refor- Tistas de Lleras Restrepo se producen en un momento en el que habia ‘una gran agita:i6n social en América Latina: movilizaciones campesi- ‘nas influidas por la reforma agraria socialista que hubo en Cuba; ex- ppresiones regionales de la Guerra Fria que condujeron al surgimiento ¥y consolidacién de dictaduras militares apoyadas por los Estados Uni- dos; una serie de transformaciones relacionadas con un creciente pro- eso de urbanizacién asimétrica; la incorporacién cada vez mayor de los productores agricolas de los distintos patses a patrones del mercado financiero internacional, quienes se encontraron sujetos a la circulacién de capitales para la adquisicion de abonos, pesticidas, agroquimicos y Jas nuevas tecnologias necesarias para la agroexportaci6n; la existencia 5 Sobre In ANUC, pueden consultase, ene ots, ls trabajos de Zamose (1982; 1986) Rivera (987)y Bagley (1985) [Resiono ogee, salenaio y voted polka eno Cob eloribane eh st meni gues de un alto mimero de partidos y movimientos de izquierda, de mo- vimientos guerrilleros, asi como el aparecimiento y consolidacién det narcotrafico, entre otras. En términos generales, podriamos decir que el corto transito que se dio entre el deseo reformista del gobierno de Lleras (1966-1970) y Ia firma del acuerdo de Chicoral en 1972 sefala el fin del modelo de in- dustrializacién via sustituciGn de importaciones, que fue dominante en el periodo comprendido entre los aftos veinte y sesenta. Veremos como en esta coyuntura, contrario a lo que plantea Fals Borda, el Estado ra- tifico su tradicional ausentismo del espacio rural regional, cumpliendo ‘como funcién principal el apoyo policial y militar a la consolidacién de los poderes locales. De acuerdo con el anélisis de Alternativa, la reforma agraria levis- ta buscaba retener al campesino parcelario en sus tierras, mejoréndole el crédito y el mercadeo; aflojar las tensiones sociales en el campo, al con- vertir en propietarios alos arrendatarios y aparceros, y distribuir tierras en zonas donde la tensién amenazara con explotar: Lleras proponta utic lizar técnicas que permitieran el uso de una alta densidad de mano de obra en el mayor ntimero posible de las ramas de la produccién agrope- cuaria, Sin embargo, en la siguiente administracién de Misael Pastrana Borrero (1970-1974), las elites politicas y agrarias firmaron el menciona- do acuerdo de Chicoral, que se hace piblico el 9 de enero de 1972. Este acuerdo fue firmado por los latifundistas del bipartidismo con mas ca- pacidad de decision en las politicas agrarias nacionales, como Hernan- do Duran Dusan, Victor Mosquera Chaux, Enrique Liévano, Mariano Ospina Hernandez, Alberto Mendoza Hoyos; los delegados del Directo- tio Nacional Conservador Rafael Azueto Manchola y Mario Laserna, y de la Direccién Nacional Liberal, Enrique Liévano. Los dirigentes cam- pesinos obviamente no fueron convocades y las resoluciones fueron in- mediatamente aprobadas por los ideres liberales Carlos Lleras Restrepo y el futuro presidente Alfonso Lopez Michelsen. El acuerdo de Chicoral estipulaba restricciones a la reforma agra- Tia y apoyo a la agricultura en gran escala,’a cambio del pago de im- Puestos. Sin embargo, los impuestos que pagarfan los hacendados en ‘muchos casos eran irrisorios, ya que, por medio de una figura llamada yenta presuntion, muchos de los latifundios no pagaban siquiera el uno Redismo magico, vlenatoy olencia police ene Cs por ciento de la renta.!*Por el contrario, cuando los predios eran consi ‘derados como expropiables, el costo de la tierra se media por su ee comercial y no por el valor censal, lo que aumentaba sete costos de las hacierdas, y se exigfa, ademds, que estos pagos a los ha- cendados e hiciera al contado y el esto se pagara en un tiempo corto yy con altos intereses. Por otro lado, el acuerclo garantizaba que la inver- sion gubernamentai en el campo fuera canalizada por medio de Be gre: ios agricultores, y que el Instituto de Mercadeo Agropecuario (I =) subsidiara a los grancles productores (Alternatioa, 1974; Zamosc, 1982). ED) Porsu pare, Lopez. Michelsen profundiz6 el impulso contrarrefor- trista durante su adainistacin Una de las prmeras medidas que tomo en tomnoa lo agraric fue la aprobacion dela Ley 60 Ley de Apacer, que habia sido elaborada durantela administracion de Pastrana. La aparcera, talycomo aparece ens regula define seme on conto de musa colaboracién entre el propietatio de a tierra y el aparcero para repar las utlidades. Miertras el propietario otorga los anticipos para los gastos que demanda el cltvo, el aparcero debe adelantar todas las Iaboresre- Tacionadas con el cantrato y puede subcontratar mano de obra de terce- ros cuando lo consdere conveniente. Esa estipulacion estimulaba a que inches de os conveios dela Ly de Apacer eh nt scis capil: uno aorta es ers y el pital oto apa ep tay hai subcontatacones. Sin mag caro se evaban a campo de las telaciones entre propietarios y campesinos, las implicaciones acuerdo era a esa de quel yeti qv ls propa fan garantizar un salario minimo vita, la remuneracion no seconside- fata pte de uncontato loa Esa stan exci a biigatoviiad re se tomd ante la certeza de que los hacen- ia nacion, En wa analisis de la renta ue de acuerdo con un estudio de Tanta pst foun ma i ler ig pape pence ena ites quedpuet en lot, tal lod Robert ung e seo gear tbua ol se a et, meas pea SOE apo ona ogee mort ti nat paride ‘agaroein opus esto Antec aa eo ‘stl dal Banco Mundi |y a unos informes gubernamentales, los c eee pce detmpcstn cote se arbres uns gens ‘Rrimas dels cpio el campo. Dus de une erie de negociaioney, em BELTS es secur enc je del loa eleva eta Ene ef eon prs aos hn Ge aco cola ermacién deterrinada por los propios latifurdists (Alleman, 1974 Perry, 32 colobiano del propietario a otorgar prestaciones, dejaba en rigor la aplicacién del salario minimo a la voluntad del terrateniente y ubicaba la telacién entre propietario y trabajador por fuera del eédigo de trabajo; es decir la rela- ci6n se enmarcaba en el ambito extralegal del acuerdo mutuo. La compensacién al déficit monetario que representa la falta cle Prestaciones sociales y la ausencia de cobertura legal se suple con un método de origen clasicamente colonial, consistente en la posibili- dad de otorgar al aparcero una porcién de tierra para su cultivo y uso exclusivo, con la condicién de que produzca sélo cultivos de pronto rendimiento, basicos para la alimentacién, y que ésta sea devuelta al propietario una vez termine el contrato. Para zonas gantaderas como la Costa Atlantica, el campesino tenfa que devolver el terreno con pastos, Jo que garantizaba la total ampliacion de la hacienda ganadera; tam- bign se establecta en la ley que el trabajador no podia cultivar su par- cela durante la jornada de trabajo, lo que obligaba al trabajo nocturno. Esta nueva condi seria celebrada por los ganaderos como un meca- nismo eficiente de implementarla seguridad nocturna en el campo (Al- ternation del Pueblo, 1975, febrero-marzo; Perry, 1983; ACTA, 1975) Esta ley es interesante en varios aspectos. En primer lugat, es muy llamativo que en los afios setenta, cuando se supone que el capital ha conquistado todos los terrenos, se consolide para el agro colombiano la institucionalizacion de una practica de claro origen colonial. Luego se explorardn algunas conexiones entre la Ley de Aparcerfa y las nuevas condiciones impuestas por el mercado internacional y por las élites en el contéxto de surgimiento del neoliberalismo inaugurado en Colom- bia por Lopez Michelsen. En segundo lugar, Ia ley eliminaba el riesgo de expropiacién en que se encontraban los latifundios mal trabajados, desde la promulgacién de la Ley 135 de 1961, que, como efecto de la Revolucién Cubana y bajo los auspicios de la Alianza para el Progreso, autorizaba una Ley General de Reforma Agraria. La Ley 135, que permitia al Estado confiscar las tierras improduc- tivas, habia sido especialmente itil en las nuevas condiciones creadas a partir del programa dle Lleras Restrepo y funcioné como un aliciente para las movilizaciones impulsadas por la ANUC desde 1970. La posibi- lidad que tenian los campesinos de tomarse los predios improductivos ‘era uno de los factores que habian radicalizado la gran conflictividad con {os latifundistas, En el campo empez6 a surgir una alta movilidad social determinada por la posibilidad o por la ejecucién de tomas de tierras por pparte de los campesinos, y en la amenaza o expulsién real por parte de Tos latifundistas de todos los campesinos que pudieran apelar a la ley para reclamar derechos de posesién. En este ambiente, la Ley de Aparce- a era una consecuencia del acuerdo de Chicoral, ya que buscaba elimi- rar el conflicto social, al sustituir la promesa de la reforma agraria, por el sestablecimiento del pacto moral entre propietatios y trabajadores. Por otto lado, en la medida en que el grueso de los recursos cana lizados al campo estaba destinado a consolidar un modelo de agroex- portacién basadc en la gran propiedad, la Ley de Aparceria asignaba de ‘manera complementaria al campesinado la produccién barata de culti- ‘vos en pequenas parcelas para el mercado interno. Asi, en una recopila- cin de discursos conocida como el Mindalo cnr, sostenia Lopez: [O)_eosonats iho ep armani Voce rad ono deg csunes pc nine eae eae eae te alitinoret perce or ans nen cps pi eclrargcairctennry eaten: ee emu tm me eae imme ee ce mrs cectannie eecer En esta alocuci6n se formulaba claramente la imagen de un Es- ‘ado pretendidamente paternal, encargado de proteger a los campesi nos desarraigados por los conflictos de los procesos de modernizacién, cuando en rigor estaba delegando las funciones regulativas del Estado ala relacin entre terratenientes y aparceros. Bajo el argumento de que a expulsion de los campesinos se cebia al miedo cle los terratenientes a aque se les aplicera la reforma agraria, Lopez suprimié la promesa de la reforma agraria, y elimin6 la redistribucién de las tierras, garantiz6 es- tabilidad a los terratenientes y solicits a los campesinos que regresaran a disfrutar de la proteccién de los terratenientes, Sin embargo, en todo esto surgen ciertos interrogantes: zacaso no eran los propios campesi- ros los que pecifan la reforma agraria? Acaso no eran los campesinos Be Jos que habian creado la situacién de inestabilidad en el campo? En términos de Lopez, la respuesta definitiva era que no. La inestabilidad agraria se debia a fictores externos, a agitadores profesionales y a simples practicantes del abigento y el saqueo, a los cuales se responderia con vio- lencia (Alternativa, 1974, agosto, p. 17. De esta manera, Lopez. destinaba su reglamentacién sélo a aque- Tlos campesinos que se ajustaran ala imagen que habia construido en sus especulaciones sobre la cultura regional, es decir, a aquellos sujetos bon dadosos que espiaban por las ventanas de las casas de los hacendados cuando éstos hacian sus grandes fiestas, aquellos mismos que gustosa- ‘mente recibfan a sus patronos en la cocina para que llevaran a efecto la democracia racial y el pacto moral, en el espacio de la intimidad y la sen- sualidad. Para los que estaban fuera del pacto, victimas de la manipula- cion o agitadores profesionales se uilizaria el recurso de la violencia. Otro de los efectos que se hacfan visibles mediante el ahorro que “Zgnificaba ubicar la relacién entre aparceros y propietarios por fuera del cédigo laboral moderno era la aplicacion de la teorfa de las ven- {ajas comparativas. Lopez preguntaba si no era posible “[g]Encontsar tuna via media a la colombiana entre el socialismo y el capitalismo, que permita trabajar a unos y a otros, en lugar de un forcejeo que s6lo crea incertidumbre2” (Alternative, 1974, agosto, p. 17). Esta via la habia con- cebido como un aprovechamiento de la ventaja comparativa que signi- ficaba la mano de obra barata del pais. En este sentido, sostenia: (rere ue eaten ue nt pra erp bs ‘llclos ms optimises de anos aires. En al capo de ls manu fectues podem espa, merced ab destezay bo costo de nes: tra mano de obra, a convertinas en el pequtio Japan de Sudamdica [J hace ya ais hoblabs yo de conver 2 Colombia ene Japén de ‘udamérica. Se me iiuizd evocardo a Geshes y Samuris, uan- ‘doyo alo que acl alusin ere apenas ale posed de aprvechar mano de aba baeayteeolegaetanere como lo hile apd en el comenzo desu desaralo. Ateratia,157%, 9080p. 17) Como vemos, dentro de los objetivos del gobierno de Lopez so- resalian el apoyo a los proyectos de agroexportacion y la busqueda de los réditos que se proclucian al tener una mano de obra barata. Este "modelo de articulacién de la produccion nacional al mercado interna “cjonal chocaba no sélo con las aspiraciones de a redistribucién de la tie- tra, sino, también, con cualquier pretensin de modemizacién propia | de un proletariado agricola. En este conjunto de incompatibilidades, la posicion de Lopez ate la ANUC fue lade una franca desautorizacion © dessus reclamos. [OE] BA programa agrario de Lopez Michelsen sostenia que el repar- “G de tierras era un anacronismo, porque en las nuevas condiciones, js importante qve la tierra era la capacidad empresarial, el acceso | a crédito abundant, el conocimiento técnico y la seleccién adecuada de semillas e insumos. Igualmente, habfa oftecido un apoyo especial a la ganaderia de exportacion, pero, sin descuidar ciertos elementos del mercado interro, ofrecia a los trabajadores agrarios la posibilidad de regularizar el acceso a sus peque’as tenencias, al reglamentar Ia re- lacién que éstos tenfan con los propietarios. En claro contraste con las - demandas de los campesinos de la ANUC, quienes pedfan ademas de tierras, que la entrega de éstas viniera acompastada de programas edu- catives que incluyeran los nuevos avances tecnol6gicos, en el esquema de Lopez el acceso al conocimiento era un hecho intrinseco a la propie- dad y alos propieiatios. En su razonamiento no cabia siquiera la posi- bilidad de imaginar una inversion social que acompafiara el acceso al conocimiento adecuado por parte de los campesinos, porque: a es GO) SEUSS Somme ine teins ome ee aa aia erreanlenae oearaoes Sena amen pene aera ere Se ee care enpanen Fe ea iptonas aca naan ee amet a Chee oma emneopeeegaty lolitica de Estado. El proyecto de Lopez para el campo implicaba la 9, ‘La Ley de Aparceria elevaba la economia moral ala categoria de creacién de un proletariado agricola sui generis,en el que se combinaban | 205 Jose Arto guaran todas las condiciones de una mano de obra tan barata que, en rigor, resultaba casi gratuita, Las caracteristicas de ese proletariado podfan, adlemés, enunciarse positivamente bajo la ret6riea de la costumbre: no tendrfa seguridad salarial ni laboral, pero si la seguridad del ambito privado de la relacién con los propietarios; tendria que trabajar en do- ble jornada en la propiedad del latifundista y en el terreno que se le ad- judicaba temporalmente, pero no tendiria que padecer el desarraigo y ¢ anonimato del proletariado citadino; no recibiria capacitacién, lo que garantizaba el privilegio de la conservacién dle las costumbres, y podria disfrutar la seguridad que ofrecia vivir en el campo, con la plena garan- tia de que esa tierra jamas le perteneceria."” La posicién de Lépez Michelsen respecto a la reforma agraria era la misma de los més poderosos gremios nacionales. La Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) en sus campanas contra la refor- ‘ma agraria de Lleras Restrepo sostenia: “Lo que es importante en una reforma agraria no es unicamente la particion cle tierras, sino volver- las aptas a suministrar rencimientos maximos” (Alleruativa del Pueblo, 1975, febrero). Al mismo tiempo que empleaba este discurso efectista de tinte moderno, la SAC validaba la via del pacto moral como el me- canismo mis eficiente de conseguir esa produccién maxima de rendi- mientos, Asi, los miembros de la Sociedad de Agricultores de Colombia no podian esconder su complacencia, cuando decian que la Ley 6: “re- gresa [..] a esa antigua solidaridad que existia entre propietarios y tra- Como ya se enunei, el proyecto agrario de Lopes estrechata también los vinculos entre la produccién agricola nacional, ol mexcado y la banca internacional. En 1973, dante Ia administracion de Pastrana Borrero, se habia creado el Fondo Financier Agropecuario,queempezba manejar les grandes fijos de capital hacia eleampa, ss tituyendo las entidacies estatales, come la Caja Agraria y cl Instituto Colombian para 1a Reforma Agraria, que empezaron a sufri un serio proceso de descapitalizocion. Los nuevos fori financieres eran canalizaes, prineipalments, alos ganaderos y agroexportadores, esta tendencia se refor notoriamente durante la administracion «de Lopez, Durantela segunda mitad de su mandate, Lopes disen el programa cono- «ido come el‘Desarrllo Rural Integra’, encaminadoa integra aciettossectores del ‘ampesinado a los lyjos internacionales del crédito, La fuente de financiomiento del programa del DRI venia de bancos internacionales, como el Banc Interamericano de Desarolloo la Canadian International Development Agency, e incian wn paquete twenologico, enol que la mayor parte de a tilizacion des eet seria utlizados| fen abonos,fertlizantes y pesticidas, Muchos de estos campesinos quebraron, coma resultado desu asimeétrica entrada las nuevas expresiones de la globalizacion que se Inauguran enladécada dels setenta (Perry, 1983; ACLA, 1973). Realm ‘alenaio y volencia poltica en el Carbe clornblano bajadores alrededor de un objetivo comtin que era la procuccién por el sistema de aperceria” (SAC, citada en Perry, 1983, p. 122), Para promover esa solidaridad comuin entre propietarios y traba- Fadores en un contexto de asimetrias tan explicitas tenian que sostener que ese proleteriado agricola estaba formado por esos sujetos bondado- 505 y naturalmente proclives a buscar la proteccién del vinculo moral que los unia a las élites, tal y como Io habian imaginado los dirigentes li- berales en los discursos que crearon alrededor del campesino costefio. Sin embargo, lo que sucedia en el émbito rural de la Costa Atlén tica mostraba que las pretensiones de restablecimiento del pacto moral eran una forma de dejar que el esquema agrario se redefiniera ce acuer- docon los intereses locales, ls articulaciones delos intereses delasélites locales y nacienales, y as dinémicas impuestas por el capital interna- clonal, Lopez habia prometido a ls latifundistas: “quien trabaje hon- radamente, nova a ser perturbado ni molestado por factores externos, por agitadores profesionales o simples practicantes del abigeatoy el sa- queo” (Alleruaten, 1974, agosto, p. 17), mientras los problemas estructu- rales de la region se seguian manifestando de manera dramatica en el espacio regional: aumentaron ls conflctos de tomas de tierras por par- te de campesinos de la ANUC, quienes incorporaron, ademés, una cre- ciente peticién de créditos,capacitacin y teenologta, mientras el Estado segula espondiendo por medio de a violencia y la deslegitimacion dela orgonizacién campesina; continué una alta y permanente migracion de campesinos hacia Venezuela a trabajar nel Area de servicios, que era lo ‘inico para lo que estaba capacitados la violencia guersllea se expar- dig en toda la regién de la costa, y se consolidaron de manera paralela los poderes locales el narcotic y el ereciente poder paramilitar, des- de fines de losafios setenta (1) casi teinta anos después de terminado su gobierno, en una en- trevista concedida a quien lo rivalizara por pecados de juventudl —el actual director de El Tiempo y viejo fundador de Alteration, Enrique Santos Caldersn—, Lopez Michelsen mostraria las vastas consecuen- cias de su aproximacién moral ala realidad regional para explicar lo ue ya eta el evidentefracaso ético y politico de la naci6n. Para Lépez, cl problema no estaba en la incapacidad del Estado de haber salisfecho las demandas de los campesinos pobres y medios, sino en que éstos ose Antonio Figueoa habian roto el pacto que él habia anorado para el espacio rural, cuando fueron atraidos por la riqueza del narcotrafico. Recurriendo al mismo argumento que los “respetables santaneros” de Cartagena entrevista- dos por Strecker (1995), Lopez. revela su completa conviccién de que la sociedad se desploma cuando el deseo se generaliza y todos creen po- der acceder al dinero. Por eso, aftorando los viejos tiempos de la arca- dia perdida, en la que s6lo él y otros pocos sabian del valor del dinero, cexplicaba asi a su interlocutor el fracaso de la nacién: (_ intern esos nla perc de histo de oobi Yo no vacilo en atibuisela al hecho de que nes encontamos en las condicones de un nuevo rico que se acaba de ganar Is lotsa y no sabe cémo administra. Desde hace veinte aos nos hemos gana- do sucesves locas que cambieon nuestras condiciones de via, ya ‘combiat as condiciones de vids cambia le escala de valores, cambian las views tadicondes,cambia la manera de se. Es que no se trata Unicamente do analiza al caso de quienes se vin laron a los lerenes negocios que he mencicnado, sino de que, ‘como el dinero cicul, no se necesita ser narcotaficante pare que la ‘cota ola fnca mia suba wes 0 cuatro veces de precio. Puede incluso ‘que yo na me dé cuenta del ezén por a cual fendmeno se pro= ce, pero el hecho brutal es que todo el mundo se benefia con el narcotic, aun sn tenes que ver con el mercadeo 0 el cuitvo dela Arana el primero en actu, uego le igi el capitan la pci, ‘lever que cian amenazas de muerte 3 homies, mujeres y nitos ‘queal se encontaban, legaron al eatremo que vias veces el capitin de pola intent dar machetazos a la companers Pevona y quemnac ‘ive 2 un nino eval, vocferando que é estaba acostumbrado a tes cosas, puesto queen el Carman de Solar le habia tocado echatle lomo @ unas cuanios inasores de predios ubanos. (Carta Campe: ‘sine, 1978, marzo p. 10) Evidentemente, este relato es una directa disputa al poder local y, ‘Simultaneamente, una critica radlical y una apelacién al Estaclo. Es inte- resante constatar como en todo el tiempo se apela a una imagen del bien piblico para construir una argumentacién basada en el derecho: se enfa~ tiza que antes de la toma los campesinos habian denunciado la situaci ante las autoridades, también se afirma que todos los habitantes de la re- ‘gidn son testigos de lo que ocurria con los campesinos y que se hicieron los tramites previos ante la instancia encargada de resolver el problema de la ubicacién, argumentando que era un problema de orden social. Hay que aclara que cuando los campesinos describen la situacién como tun problema de orden social se estan distanciando de la terminologia, normalmente utilizada por el Estado, que califica estos asuntos como de orden priblico, lo que significa un problema de criminalidad y de conmo- cin social que legitima la intervencién militar o policial." En Colombia, el orden piblico se reliere ala conmocién interior y ests constitucional- ‘mente facutado que las fuerzasmailitares cumplan el contol intern a partir de una facultad expel del eecutivo, conecida como estado de sitio. Como aparece en la Jos® Antonio Figueroa Por otto lado, amparados en las figuras del estado de sitio, es habitual que los gobiemos movilicen a soldados y policfas dle regio- nes distantes para resolver problemas de otras regiones. En medio de os conflictos regionales, los miembros del Ejército y de la Policia estan obligados a alinearse inmediatamente con los poderes locales. Hacia la Costa Atlantica se envian militares y policias del interior, lo que ali- ‘menta las tensiones regionales e, incluso, los problemas raciales."* En esta comunicacion de los campesinos de base se reclama la no- cin de imparcialidad del Estado, al que se le presiona, por medio de la toma de las tierras, a que ejecute a través de su organismo encargado, el INCORA, la adquisici6n de la tierra y la entregue en asignacién a quie- nes estan actuando en nombre del interés general. Por medio de las ac~ tuaciones que se adjudican al terrateniente local, se muestra como éste ro s6lo actia por su interés individual, sino como manipula para su propio beneficio la esfera publica, al desatender los llamados judiciales que se le hacen y al utilizar a la Policia para sus acciones privadas. pagina web de la Comision Interamericana de Derechos Humanos: “I, El estado de $i es una natn juridicaconsgnada en a Constitucon Politica de Colombia, {que se pone en vigor para conjrarstuacionesirepulatesconcerientes la vido Pllc del pas, como son lo guerra exterior y Ta conmocion inter [.] 2.54 en el {stad de sitio habia sido implantado con crtceresporadico antes de 1948, ptr dle exe ao su vigencia se ha tornado prides, convitendo au carte anstorio te un sista casi permanent, bj consideacionestendientes a combat a vio- fencia pltca yeoman en I Zonas rraes en Tos alimos ane en Tos sctores sebanas del ps ae ‘Durante el gobiemo de Lopez hubo un pequeto periodo en que secimind el estado deity fe prontarneniereanado bjs preteto de common que causaba ra Alef psn pe viele copes Capitulol.htm#_ftnref4). " ee ee Goin vero rier cio pow ot cab Gace Mos en feiss nereie te aiees can eical ae op alae Insesion que dice ala mst dea fore, gue wise primer cpl Evutensoeis xtanaene naa ue verona seas pag gue Fla Borda Seater sagessene ne lnm oa cinta ional. Mis inerean pode sc soup al ea io. Te etic ores ax tn Ba een eects ort a tuts visbcytrtinmenestectvo de Cartagena: nets, oq se puede Iie que ona oda Naina Sete losgue an, por sonesaccs Itfresiedecettonenl alta fe Sle'y Krona. {F)_ Las prociamas de los campesinos muestran Ia importancia que te- nia dentro de la confrontacién con los poderes locales la creacién de una ‘esfera pliblica que permitiera conectar la lucha campesina con el bien general. Dicho en otros términos, los campesinos necesitaban describir ‘minuciosamente la forma como los pocteres locales se manifestaban en el espacio rural y necesitaban describir claramente cmo ese poder local se oponia a un interés general para legitimar asi sus propias luchas. En ‘este sentido, la apelacion al bien pablico era una forma de llenar de con- tenido politico lo que para la izquierda era una demanda “gremial”. En ¢l periéico El Gun, del pueblo de San Onofre, del Departamento de Sucre, la comunicacién que enviaron a Carla Campesina empieza asi: Oo “Todas las teas dl municipio, buenas para la agricutur, estén bao la propiedad de 4 0 5 fornilas grandes teratenienes, que todo lo pus den en San Cnofe: Los Vergara Tamara, Pedro Rens, Cavers, Ver ‘gare Prada, Juan Alay Rembera iar est dtimo mand a destuit rancho, atvos y poner press alos campesinos de i vered Tave- sia en Suse) que lo rico que stven es para engordar ganado, que mds tarde es vendo en el exranero, 0 sacado de convabareo det pat, de eta manera las 4 0 5 familas tetenientes de San notte ‘ven como reyes a costs del abajo de los pobres del campo. (Carta Campesine, 1376, p. 10) Eneste caso, a apelacidn al bien publico se hace por medio de la denuncia de que las tierras buenas para la agricultura son monopoli- zadas por un reducido nimero de familias que las dedican a una acti- vidad como la ganaderfa, que s6lo les sirve a ellos. La difusién cle los apellidos de los clenes locales dominantes es clave en la accién cam- ppesina, ya que rompe el pacto de silencio que domina en los nexos morales de las relaciones que las élites presuponen tener con los subal- ternos, Los subalternos usan el medio escrito para romper el pacto de silencio implicito en el parentesco ritual que las élites mistifican por ‘medio del tradicionalismo y de las fiestas, para mantener su domina- ign regional. Utilzando una metéfora queer, por medio de una pren- sa alternativa econémicamente pobre, pero claramente dirigida a la instancia nacional, los campesinos salen del cléset, representaclo en las paredes morales de la cocina, donde las fantasias de las ites los habfan ubicado cuando elaboraban sus teorias de las colitas en el ori gen del vallenato. En consecuencia, en vez de construir una ficcién so- bre la cultura regional y supuestos nexos morales entre propietarios y trabajadores, los campesinos habian escogido listar los nombres de los Poderosos y denunciar los métodos ilegitimos con los cuales amasa- ban su poder. Nombrar a los poderosos locales con nombre y apellido mostra- ‘c6mo los campesinos de la ANUC antagonizaban las complicida- des que supuestamente se tejfan en los espacios intimos de las cocinas, por medio de los encuentros sexuales de los patrones con sus trabaja- doras, como lo sostentan las teorias sobre el vallenato. En este sentido, ‘cuando se dedican a desentranar los antagonismos entre los campesi- ros y las élites locales, los reportes enviacios al periédico abundan en detalles sobre las actuaciones de los hacenclads y sobre las reacciones campesinas. (Otro interesante eje de la disputa lo constitufa el acceso al crédito. ide sus inicios, las proclamas campesinas pedian entrega de créditos a los campesinos, por medio de las instancias regulares, y que el Esta- do racionalizara el acceso a este beneficio. Esta peticién, aparentemente aburrida y repetitiva, cuestionaba la usura, uno de los ees mas fuertes. del poder local. Por medio de la usura, los prestamistas locales podian quitar la tierra o cualquier objeto que poseyera cualquier pequeno pro- pietario si no respondia a las onerosas condiciones que imponian los prestamistas. Para distintos sectores de la izquierda, estas peticiones, junto con as, como la busqueda de Ia tecnificacion y la generacion de formas competitivas en el mercado, eran una sefial de aburguesamiento dle la organizacién. Sin embargo, el manejo del crédito bajo normas idiosin- crésicas constituia un medio efectivo para la expansién de las propie- dades de los latifundistas y, en un contexto de alta desmonetarizacion, la solicitud de créditos a los prestamistas privados locales constituye un elemento fundamental para la supervivencia de las familias cam- pesinas. De ahi que, como lo sefalaban los campesinos, las lichas gre- ‘miales como la racionalizacion del acceso al crédito no era el simple ejercicio de una tendencia indivicualista y pequeftoburguesa cel cam- pesinado, sino que constituia un eercicio practico de disputa de los poderes locales tradicionales. De igual manera, en la medida en que la transaccion crediticia se hacia en la esfera local y entre actores privaclos sin ninguna intermediacién legel, el prestamista ponfa las condiciones y-cometia los abusos que queria, Ast, denunciaba El Guaii oOo La represion econémica brutal por pane de los usureros; ejemplo de esta es lo que hace Luis Florentino Gémez con el compatero Fale pe Gomez Reciguer, que por slile de fador en la Caja Agata poe 15,006 two que dae 2.500 yo hizo quedar moreso en a Coa, por {que nc le he quid pagar la plea eso a pesar de que Fltentino es un mila Lo misma ha hecho can e eapesino Joaquin Juba Jue lo, pen le ples en avence 15 kas de attr y wo que pagale 55 lata, a mismo fio con $250,00 que le pret ytene que devolvele '8650,€0. (Carts Compesino, 1876, maz, p. 10) Es interesante sefalar c6mo la usura y el acaparamiento por parte de los comerciantes locales venian acompanados de un idiosinerasico disefio de sistema de pesos v mectidas, que reforzaba los abusos hechos sobre la poblacién campesina. Las descripciones que hacia El Guaién son vividas: [Datei orate sin one denice 1 31> ds ls usuretos y acaparedores del municipio de San notre y las ered, entre las cuales est: Mario Salgado [D'putado ala aserbles Deparamental de Sucre}, Mundo Valse, Luis Florentino Gémez,JU- lo Bases, tlario Ortega, Nando Vergarey otfos. Los campesinos por ecesided son obligados polo teratenientes a pagar 20 30 letas de tro por elarrienda de una hectérea. Cads lata deatoz vale len el mercado 540,00 y cada lata [lata de manteca lena de aroz} esa 12 kilos, de maz pesa 17 kilos y ajonol pesa 12 kl. Pero los acaparadoresy usureros tienen dos ats: una para vender que pess ‘menos de doce kilos y otra pave comprar que pese mis de 18 kilos CCoger la ata de compa y lan de arene mojada y con una mano de pilin le apertean hasta que le cuitan las cuaio esquinas y le en- _randecen el fondo hasta hacetla pasar mas de 18 kilos y sel hacen pasar alos campesinos por 12 klos,y esta no es robo ni para el alcal- 6e,nipara el uez, porque los que lerban a los campesinos note ren nag dele; PERO LOS CAMPESINOS ORGANIZADOS SE LOS CCOBRAREMOS. Carta Campesina, 1976, marzo, 10) eaiemo magico, valet yvolenciapoliica en el Caribe colombiano ()_Emios pliogos de 1a ANUC eran constantes peticiones como la ‘entrega oportuna de créditos a través de los mecanismos asociativos de produccién”, junto con clemandas de racionalizacién del mercadeo, Ja ruptura de las intermectiaciones y el eficiente acceso de los usuarios a tunos servicios racionalizados. Si comparamos la manera como las élites, manejaban el acceso al crédito, podremos ver el profundo significado politico que habia detrés de la peticion de una transparente politica cre- diticia. Con el desparpajo que la caracteriza, Consuelo Araujonoguera (2002, p. 292) describe en uno de los apartes de su libro sobre el valle- nato una escena que muestra como el cinismo de las élites puede ma- quillarse como la mayor de las ingenuiidades, si se encuacira bien en el ‘marco de la cultura folcl6rica del regionalismo. Araujonoguera cuenta como por razones familiares, Rafael Escalona perdié una cosecha cle al- godon a la que se habia dedicado en un periodo de su vida. Segiin la narracién, estaba cabizbajo cuando se enter de que todos sus amigos se haban dedicado al promisorio negocio del algoclén, por lo cual deci- ; : ee I no podia quedarse atras, y, como cuenta el texto, Ra- C)pce ee eens i Ceti yal acbgaeap ea aires pace Sapper SHUR eret ci saa Casb gS Ga eect at Se eee are Sa rese eek apenas ier vis alc end eelyiovace onan aioe ea aes ey ae sree gehen ee ener ai fee gash epee a psc eben cde eal dean cere pce Sr easeoe ch eres cae eae aa shah aapenr cies lousyiss ee Sebepart eedileca a 6 ey ere ee aie cae Sacer aeons ee es anata yvslenda poles en Senor gerente Led voy @ hace ara pagarle fo que me press? Uegé e! gusanoy se comié el oraz ¥-ahore no tengo como respondé Yel gerente me contest “No se preacupe, Rafas fa cojase bo ategla bien para exo el geente soy yo" (aenoguer, 2002, p.292) En este himno a la corrupcién regional, Ja figura emiblematica det Vallenato en Colombia exalta cinicamente el lado complementario de Ja sobreexplotacién campesina, sobre cuya base las élites venden, en ‘el Ambito nacionel, la imagen de una regién desfachatada, esponténea y franca, E] mango clientelar dle los créditos oficiales complementa la sobreexplotacién y la usura que se aplica al campesino regional, y los ‘miembros de la ANUC eran absolutamente conscientes de eso. De ahi queno fuera cierts que la demandla de la racionalizacién del crédito fue- ra s6lo una senal de aburguesamiento del campesinado, sino que apun- taba a conmociorar el caracter complementario que tenia la corrupcién de las élites y la sobreexplotacién a la que sometian a los campesinos, por medio de la magnificacion de una cultura local tradicionalista. Los campesinos, por medio de la publicacién periédica en las ins- Tancias de las bases, encontraron una forma cle romper el secreto de los terratenientes y de los poderes locales. Por medio de la prensa escrita, los campesinos describieron las acciones criminales de los poderes lo- ales, entre las que se incluian la negativa de los comerciantes a com- prar la produccién de los campesinos que no votaran por las figuras, politicas locales, calumnias contra los miembros de la organizacién en- caminadas a que las autoridades procedieran contra ellos, corte al acce- 50 de los campesinos al agua, tumbada de cercos y penetracién de las tierras campesiras por el ganado de los propietarios. Paralelamente a a denuncia, por medio de estos foros los campesinos justficaban pii- blicamente las azciones que tomaban contra los latifundistas, hacenda- dos y representantes generales de los poderes locales. ese mreniarigaan oso aes ‘Sin embargo, hay que decir que el conteniclo moderno de las de- mandas campesinas no encontré traductor: para la mayoria de sectores de la izquierda, haber aceptado los reclamos campesinos hubiera signi- ficado un predominio del gremialismo y Ia satisfaccién del apetito bur- gués que desvirtuaba el anhelo de la toma del poder. Para otros, como Fals Borda, hubiera equivalido a aceplar el reclamo de la modernidad. y el triunfo del cartesianismo euroamericano, lo que constituia una in- admisible afrenta para el orgullo regional, nacional y continental, que, de manera consuetudinaria, las élites latinoamericanas han expuesto como una seal de diferenciacién ante el burdo materialismo —o ra- cionalismo cartesiano, segun Fals— del norte. Para los liberales, una traduccion en términos modernos de los reclamos campesinos hubiera significado desmontar el aparato represivo y moral con el que clasifica- Ton en dos categorias antagsnicasa las élites y los subalternos, asi como el sistemtico apoyo que otorgaron a los poderes locales, lo que hubiera significado desmontar sus propios privilegios. En general, una respuesta positiva a las demandas cle moderni- Zaci6n esgrimiclas por los campesinos de la ANUC en general y de la costa en particular hubiera significado una democratizacion de los be- neficios monetarios y politicos inhibidos por las particularidades cultu- rales propias de una modernidad neocolonial. En la medida en que no encontraron traductores de sus reclamos de modernizacién, los campe- sinos costefios y las ciudades de la costa, a partir de los afios setenta, entrap en un derramamiento de sangre que va tras la ruta de la consoli- daci6n del dominio sin hegemonfa de los paramilitares, narcotrafican- tes y latifundistas. BIBLIOTECA AMODO DE EPILOGO: PODER LOCAL | Y PARAMILITARISMO O LA ELIMINACION [A partir de los aftos setenta, en la Costa Atlantica han convergido os fendmenos:el sistemético aniquilamiento de la poblacién campesi- ‘na politizada y el afianzamiento del poder local por medio del parami- Iitarismo, que ha impulsado el desalojo de toda la poblacién campesina ‘no adepta a sus intereses. En los departamentos del Cesar, Cordoba, Sucre, Bolivar, Magdalena y La Guajira, de donde las élites liberales jnvigaron al plano nacional las imagenes del pacifismo y del pacto in- terclasista, se fue convirtiendo en uno de los mas macabros escenarios de experimentacién en contra de las poblaciones campesinas, por me dio de acciones punitivas encaminadas a garantizar la vinculacién de la produccién de ganado, algodén y coca al mercado internacional. El paramilitarismo se ha consolidado en la costa a partir de una confluencia de intereses entre las élites latifundistas regionales, el nar- cotrifico, los sectores politicos del liberalismo y el conservadurismo tradicional, y los fuerzas de seguridad del Estado. En los dltimos aftos se ha ido revelando como los paramilitares han logrado establecer un sistema de tributacién paralelo al del Estado, han creado un sistema fi- nanciero propio, controlan los mercados, las tiendas de abarrotes, las, casas de prostitucién, los casinos, las universidades locales y la politi- ca de los distintos departamentos de la costa. De acuerdo con denun- cias que aparecieron en la revista liberal independiente Semana, del 25 de noviembre del 2006, en las elecciones del 2002 los paramilitares co- ‘metieron un fraude electoral de tal magnitud que permiti6 su dominio a total de Ia representacién politica en los departamentos, ciudades y municipios de la Costa Atlantica, y, ademas, garantizaron el triunfo en imera vuelta del actual presidente de la Republica, Alvaro Uribe. Los paramilitares de la costa se han encargado de imponer en sus acciones punitivas contra los campesinos un toque nacional-tropicalis- ta: del 15 al 19 de febrero del 2000 fueron torturados y asesinados casi cien campesinos, en la cantada zona de los Montes ce Maria, Es inena- rable el terror al que fueron sometidos los campesinos de los pueblos de Cérdoba, Canutal, Canutalito, Flor del Monte y El Salado, en los li- mites entre los departamentos de Bolivar y Sucre, De acuerdo con la Comisi6n Intereclesial de Justicia y Paz, en el espectéiculo montado por el paramilitarismo s6lo habia dos opciones posibles para los campesinos: o ser testigos forzados de la danza de la muerte o ser las victimas tomadas al azar. Frente a la iglesia, a la mayo- ria de las victimas las degollaron, a otras las ahorcaron o fueron muer- tas a golpes, algunas mujeres fueron sometidas a violencia sexual, una nifta fue obligada a comer cactus mientras paramilitares y pobladores velan como agonizaba y moria de sed. Se jugaba al treinta: contando de tuno en uno, al que le tocara el fatidico nimero era asesinado a golpes de destomnilladores en la cabeza. El espectaculo fue acompaiiado de lo que seria comin en las actividades de los paramilitares en la costa: una interminable parranda vallenata, con mtisica de acordeén, con una bo- srachera generalizada entre los paramilitares y con comida, que muje- es de los poblados eran obligadas a cocinar, mientras sobrevolaban los helicopteros del Ejército Nacional. El resultado, segiin el informe: mas de cien muertos, seiscientas familias desplazadas a municipios vecinos © a ciudades como Cartagena, Sincelejo y Barranquilla, y la expansion de la propiedad latifundista en manos de los paramilitares, lo que con- firma el proceso de contrarreforma agraria que ha veniclo acompafian- do la violencia paramilitar en Colombia, Al amenizar las masacres con las parrandas vallenatas, Ios acto- res rurales recuerdan que esta en juego un orden simbélico regional que se acata o se muere. La parranda vallenata en medio de la muerte tiene un significado especifico: los campesinos tienen que aceptar gus- tosamente el orden moral impuesto porel proyecto regionalista y aban- donar la politica. Reatsme magica, vallenatoy vlenca poltca en el Ca La politica, como la entienden tanto los jefes paramilitares como Jos intelectuales del regionalismo liberal, es un asunto de mayores, de ‘una minoria que la entiende y la ejecuta, Dicho en lenguaje local, la po- litica es para los pesados. En la década de 1940 Ileg6 al Departamento del Cesar, Alberto Marulanda Grillo, proveniente ce Santander, Con ‘métodos fraudulentos y aprovechancio los vacios en la tradicion de ti- tulacién fue apropiéndose de amplios terrenos, hasta llegar a alegar {que sus posesiones superaban las 30,000 hectéreas. Su dominio cubre ‘una importante zona campesina del Cesar, en la que estan los munici- pios de La Gloria, Pelaya y Tamalameque. Hay documentacién exis- tente que certfica conflictos entre Marulanda Grillo y los campesinos desde los aftos cuarenta, que vuelven a surgir con fuerza en la década de los setenta, cuando aparece y se consolida la presencia regional de la ‘Asociacién Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC). ‘Una de las versiones de los conflictos con Marulanda Grillo men- ciona a un grupo de campesinos que habia tenido problemas con el Bjército venezclano desde 1970, en la zona fronteriza donde se encon- traban trabajando desde los afios cuarenta. Los campesinos pretendie- ron que el Ejército y el gobierno colombiano les ayudara a clarificar de quién eran las tierras que habian estado trabajando, ya que si eran tie- ras de Venezuela consideraban que debian conseguir un nuevo asen- tamiento y recibir indemnizacién por casi tres décadas de trabajo. No encontraron respuesta ni del Ejército ni del gobierno, y, por el contrari fueron desalojedos en 1973, ante lo cual acudieron a la ANUC. Organizacios como comité de usuarios, se toman un predio mon- tafloso que luego Marulanda Grillo alegaria que le pertenecia, Este, con el apoyo del Eército y de la Policia, desaloja a los campesinos, lo que generé una serie de movilizaciones civicas en los departamentos de Ce- sar y La Guajira, Mientras tanto, Marulanda Grillo declara una batalla frontal contra el movimiento campesino. Luego de su muerte, sus hijos Francisco y Carlos Arturo Marulanca Ramirez consolidan su papel en la politica regional, por medio del voto obligado de todos los campesinos ‘que estan dentro y fuera de sus propiedades. A su vez, los nexos con la politica nacional se consolician, hasta el punto de que Carlos Arturo Ma- rulanda seria ministro de Desarrollo en 1986 y embajaclor ante los Paises, Bajos durante la administracion de Ernesto Samper (1994-1998), Por su parte, la ANUC, a pesar de sus altibajos, incentivé a los sectores campesinos regionales a resolver los problemas del acceso a tierras, y, asi, adelantaron los tramites para la legalizacién de una po- sesién de unas 2.000 hectareas de tierras que tenian desde 1986 unas 450 familias. En 1989, siendo ministro de Desarrollo Marulanda Rami- rez, 6steintent6 vender al Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (NCORA) 2.000 hectareas ocupadas por los campesinos que él decla- raba como propias. Dado que al INCORA le parecia excesivo el pre- cio estipulado por el ministro, decidié esclarecer la propiedad, y en abril de 1994 se catalogaron como baldias distintas zonas reclamadas por Marulanda y se legitimaba la posesién campesina. Sin embargo, Marulanda, con el apoyo de fuerzas paramilitares, ya habia iniciado el desplazamiento forzado de los campesinos, por medio de una cam- aa de exterminio que apuntaba especialmente a los dirigentes de la ANUC. Diversos testimonios muestran que Marulanda negoci tierras con el narcotraficante y contrabandista de esmeraldas Victor Carran- 28, quien ayud6 a organizar una de las acciones paramili longadas y efectivas en el largo conflicto colombiano. Se dio, incluso, el caso de uno de los funcionarios del INCORA, quien habia llegado a medi las tierras que debfan ser entregadas a los campesinos, a quien, ‘como escarnio, le fue quitada la piel de la espalda dentro de la hacienda Bellacruz de los Marulanda. Los muertos por este caso son centenares y el impacto internacional que produjo fue tan grande que Marulanda tuvo que dejar su cargo cle embajacior ante los Paises Bajos y, en 1999, fue extraditado desde Espaia a Colombia. Sin embargo, al legar a Co- Tombia fre sobreseido de los cargos, en noviembre del 2002, en los ini- cios de la presidencia de Alvaro Uribe, en uno de los primeros gestos de rendicién del pais ante el paramilitarismo. Después de uno de los mas largos y engorrosos procesos de des- plazamiento, algunos de los sobrevivientes de las masacres de la ha- cienda Bellacruz fueron relocalizados en una finca en el Departamento del Tolima, al interior del pais. La presencia de estos campesinos moti- v6a la guionista ibaguerefia Alexandra Cardona Restrepo a escribir un reportaje, “El amargo sabor de la Miel”, donde describe la odisea de ese desplazamiento y su apenas fragil reubicacién en el campamento de la © guionista qué le habia impactado al legar a la Miel, y dijo: [Huy 10 eso es demasiado, cuando ti legas a Tm y te ence ‘kas en el cento del pais una finca con una tind, un puebto cost fo [| es como si de un mamento a otro hubieras Begpdo a Ciénaga pero resulta que ests en tbagué, uno slente ago [.] pues yo no lo podla ver coma algo muy cusaso es dramstico, claro que ellos conser ‘van, retienen la Unico que les dejeron que es su cultura, pero es ver dcererente cramsica (Véase htp//muntestpe.com/secc_eskpe/ Iibe_epe/npasdondetedooaure) En su respuesta, Cardona deja traslucir la ambigiledad del siem- ‘pre equivoco plano de la cultura. Campesinos que habfan luchado siste- ‘méticamente por tener una inclusi6n en el orden nacional como sujetos de derechos econémicos y politicos terminan desplazados a otras ge0- ‘grafias de la nacion, Exiliados dentro de la propia nacién, impactan a ‘quienes los visitan, por su exotismo, y muestran, también, la persisten- cia de la cultura como rotulo de clasificacién, La gran paradoja del tes- timonio de la guionista radica en su admiracién por lo més visible y 1o que menos motivé el desplazamiento de los campesinos. Estos despla- zados, que encarnan una larga tradicién de lucha por la inclusién de los ‘campesinos costeftos como sujetos de derechos politicos y econémicos, sélo pudieron set narrados en el testimonio por lo que menos reclama- ban: su cultura, Bel CONCLUSION En septiembre del 2005, Enrique Garcia Torres, ex director de in- formética del Departamento Administrative de Seguridad (DAS), el ‘organismo de seguridad del Estado colombiano, fue llamado a indaga- toria bajo los cargos de coautorfa de lavado de activos, enriquecimiento ilicito, concierto para delinquir, falsedad material en documento pui- blico y fraude procesal. Existfan serios indicios de que desde su cargo habia borrado documentacién comprometedora de diferentes jefes de! narcatratico. En sus dedaraciones, Enrique Garcia opts, a su vez, por denun- ciar la responsabilidad de su jefe inmediato, el director nacional del ‘DAS Jorge Noguera, coterrineo suyo de la caribefa ciudad de Santa ‘Marta, En esa oportunidad conto que Noguera proveia de listas de per- sonas de izquierda a Jorge 40, el lider del paramilitarismo costefio, para que fueran asesinadas como parte de una gran estrategia regional en- caminada a consolidar el poder paramilitar y latifundista en la Costa Caribe colombiana. En unas declaraciones posteriores, el 7 de febrero del 2006, las acusaciones de Garcia contra su jefe inmediato fueron aun mas graves, cuando dijo que habia participado de un froude de inau- ditas proporciones. Como cuenta una nota electrénica cle Bl Espectador, del sabado 25 de noviembre de] 2006: En 200 el actual epresentane José Gamara Sierra pened la nece- sidad de contar con un programa d2 computador que permits Is- tar odes las mesas de votacn con las nombres de los votanies de ‘Ceay, La Guajira Magdalena El propésito: manipula los resutados cdecorales Sogn las necesiades de Jorge 40, creador de meimin- to de ‘La Provincia Uride’. Segin Garcia, los municipios de sur del ‘Magdalena debian votar por Luis Eduardo Vives al senado y Alfonso {Campo Escobar ala Cémata; os del certo, por Dieb Malta Senado Y Jose Gamara 3 la Cémar; los de le vivere occidental por Selomén ‘dey Jorg Luis Caballero, Acemés se dbiacolaborar al eampaa la Camara de Jaime Ezpelet, en La Guajira; en el Cezar alos cand conocido pistoleros, se encargaron de reun a conceals y acaldes de Cesar para dates la orden perentora sobre a cuién debian apoyar _ycuétos votos se esperaba que pusiran, segin le elaavon 2 SEMA TNA atos de eos. estas reuniones asia en ocasiones Jorge 40° ‘y también algunos de ls candidates o sus jeles de debate. “Recuer- do especialmente una que se eatz0 en Salo (Chimichegua) porque asiseron vaios mies de aaa sociedad del Vale’ dice a men- donada ex candidat ata calcula extratgia fas un ah deepuse develada por a anal {Cauca Léper, Los resultados eectorales beneficaron acco care idtos: Mauricio Pimento y Alvaro Nato at Senado, y ala Csmara Jorge Ramiez, Miguel Durin y Alredo Cuello, Segin Lipez, la vo- tacidn en los municipios queds concentada, por encima del 90 por ciento, por las candidates sehados. Lo que muchos colombianas Tamaron eufemiscamente ‘eleccines apices" En el fondo, lo que ‘Jorge 40’ hizo fue un cilulo matemstco perfecto para no desperd iar un sola voto. Al sevicio de esas matemiicas puso su eect. a esvargia se epito en ls elecciones de Congreso este ao Ms aipicas aun resutaron las elecciones a gobernadiones y akcaldas el af siguiente Esta verlaesrategia fue menos soisicaa, Para le go- bemacién habia tes candidtos vibes. Abraham Romer y Chistian Moreno, que no aguantaron l resin de los pares y enunciaron en ‘agosto de 2005, dos meses antes de las eleccones. En su momento cemiieron un comunicado donde declan que ‘el Cesar ha sido some- tide pore unaniismo y la dictadura politica qu historians ha Jmpuesto una ‘coaictn deintereses'ampiamente conocida. En con- ‘secuercia, Hemando Molina Aaj, hijo de ‘La Cacia se convo en ‘andidato nico [.]. Mona fue elegido gobemador en 2003. Pero 62.000 personas votaron en blanca, (Semana, 2006, novembre) Realsme magico velenaoy violence pati En el fragmento del reportaje ce Semana se evidencia como la es- trategia de Jorge40 ratifica el control cela politica regional por parte de aquellos que Censuelo Araujonoguera describiera, en sus encantados términos, como “la bulliciosa barra de muchachos”, y por parte de sus predecesores, los viejos patricios del Partido Liberal. En la lista de los elegidos por Jorge 40 sobresale el papel central que desempefia aquella familia que conectara al nonagenario y lider maximo de la colectividad liberal colombiana Alfonso Lépez Michelsen, con lo que eufemistica- ‘mente se denomina In provincia: en su diseno de la geopolitica regional, Alvaro Aratijo, hermano de la ex ministra de Cultura Consuelo Araujo- noguera, continia dominando el patriciado departamental. Hernandito Molina Aradio, el hijo de la ex ministrae hijastro del actual procurador de la Republica, Edgardo Maya, consigui6 la Gobernacién del Cesar por medio de los métodos clasicos del fascismo criollo: Jorge 40 sacé de a competencia « sus adversarios bajo la amenaza de que si no se retira- ban serian asesinados, ante lo cual se erigié en candidato tinico y gand, a pesar de que los votos en blanco por los que opté la ciudadanfa supe- raron a los que impuso o se invent el paramilitarismo. El respaldo que lio Jorge 40 a la familia Arauijo se concrets en la ratificacion de los car- {305 de los sobriros de La Cacica: Maria Consuelo Araijo, como canciller de Colombia, su hermano Jaime Aratijo como magistrado de la Corte Constitucional, x el futuro més promisorio estaria asignado para quien habia alguna vez declarado que la pasién de su vida era la actuacién: el ex galén de la television Alvaro Araijo Castro. En palabras de Carlos Mario Garcfa, el asesor politico de los pa- ramilitares, Alvaro Aragjo “mi amigo personal y amigo de Jorge 40 [..] hoy por hoy es el lider costefio politicamente con mayor proyeccién a la Presidencia de la Republica” (citado en New Herald, 2006; El Tiempo, 2006). Pero sus proyecciones probablemente se diluyan ante los resul- tados del destape que ha venido ocurriendo de la participacién del pa- ramilitarismo en la politica nacional. Buscando los beneficios de la Ley de Verdad y Justicia,‘ el paramilitarismo intenta institucionalizarse por Tay que reconace el estatus politico para los pramiitares. La ley contempla, entre otras medidas, cue los paramilitaes que se entreguen recibirsn periae de entre cinco {ocho aos pormasacres, secuestes etc; pueden cumplir ae penas en granjas ar? e.carbe colombano medio de una generalizacion de revelaciones y acusaciones encamina- das a asegurar garantias, como evitar extradiciones a los Estados Uni- dos, conseguir rebajas de penas, asegurar la casa por cércel y legalizar sus posesiones, Esta dinamica ha motivacio a que declaren, también, al- sgunos sectores de las élites que no necesariamente estan interesados en las garantias oftecidas a paramilitares y narcotraficantes, pero que en- cuentran la oportunidad de mantener los privilegios que han consegui- do por medio de otras formas de corrupcién, En algunas de estas declaraciones, a pesar del nivel de la crisis tica que atraviesa Colombia, no dejan de causar sorpresa los méto- dos usados por el presicienciable Alvaro Araijo Castro y su clan para ‘mantener su poder regional, En una nota publicada por el periédico Ef Tiempo, e1 22 de enero de 2006, Victor Ochoa Daza, ex alcalde de Valle- dupar y quien fuera un aliado cercano de la familia, declar6 que Alva- rito habia instigado a Jorge 40 para que lo secuestrara, como parte de Ia estrategia que llevaria a Alvaro Aratijo a convertirce en la primera fuerza electoral del Cesar. Los Ochoa tenfan una candidata al Senado, Juana Ramirez. y en una conversacién personal que tuvieron el patil. cio liberal Alvaro Aratjo Noguera y su hijo, el presidenciable Alvaro Aratjo Castro, con Elias Ochoa, hermano de Victor, le dijeron que la condicién para la liberaci6n del secuestrado era que Juana, candidata on grandes aspiraciones a la Camara de Representantes, debia renun- ciara sus pretensiones y dejar el paso a la candidatura de Alvaro Arati- jo Castro, Juana Ramirez, seria el segundo renglén en a lista de Alonrito, quien canaliz6 a su favor los votos de la candidata. Esto garantizé la legada de Alvaro Araujo Castro a la Camara y represents, ademas, el desembolso de 100,000 délares ala familia del secuestrado (EI Tiempo, 2006, enéro), Por otro lado, el proyecto cultural monopolizado por las élites y, en especial, por el clan Araijo continuaria su consolidacion hacia la conquista del mercado globalizado. El proyecto del vallenato seguiria Jas rutas de la globalizacion trazadas por la agroexportacién legal ¢ al, con el fin cle conquistar el mercado internacional, lo que es una ‘elas y recibir hasta el diez por ciento de las vebajas enol empo, por lo que se Hama “jubileo” (Véase: hep//weewplanetapaz.org/ grupo paz/ prinepal te). 232 ‘ manera eufemistica de definir el mercado latino-norteamericano y, en especial, el mercade de Miami. El proyecto por el cual habian trabejado ‘con tanto ahinco desde los afios setenta, entre otros, Alfonso Lopez Mi- chelsen, los Araujo y Enrique Santos Calderén, logré la conquista del ‘mercado nacional en los aos noventa, mecliante las experimentaciones *tecnomacondianas” realizadas por el hijo de las élites del Magdalena, Carlos Vives, y luego por la instauracién del Premio Grammy al va- enato en el 2007. La ratificacién simbdlica del lobby que durante aftos hicieron las éltesletifunclstas y paramilitaes en la promocién del va~ enato en los Estados Unidos se evidencia en la creacion del premio y en la entrega de su primera edicién a los hermanos Zuleta, los contro- vertidos cantantes que dicen sin ambages, en uno de sus temas: “No joda, viva la tierra paramilitar, vivan los paracos”. Mientras tanto, los campesinos que habian intentado conseguir representacién nacional y dignificar la politica, al proponer partici- pacién politica y econémica, son actualmente victimes, desplazados, emigrantes, trabajadores forzados y objetivo militar de la expansion, paramnlitar. De acuerdo con Hylton (2006), entre 1997 y el 2008 los pa- ramiltares se aprepiaron de cerca de cinco millones de hectareas de tierra, construyenco lo que Molano (2002) denomin6 una repiblien ga- nnadera. En términos de Hylton: Los cits son dente en 1967, 35 milones de hectreas se dedi ton alaganades, yen e 2001 se dedicaron 4,7 millones. En 1984, propiedad suptores alas 500 heceas acupaben et 32,7 de tera; £1996, 4.6%; en e200, el 61.2%. Hasta e 2004, 0,4 al era tad, ments 4s propietaosposin el 6100 de toda lt = le pobreza ral ascend de 825% ene 2001 a 85% ene 2008 (jer 2006, p.118) end nn 187, lo ng ant Ti ar lig 17 lin cas wo ete cl reign ind non t's rch er aS ces cp 327 ooo tet neat 2 ret By 04 0 prin o secret een fl dnt pry em pf 2 eo ‘Sper 2008 phon. 206 18) La consolidaci6n del proyecto paramilitar en Colombia y en la Costa Caribe ejemplifica de manera vivida el lado perverso del sueno posmoderno y neoliberal: una tierra sin Estado, amparada en lo “glo- cal”, en la tradicién y la costumbre, sin partidos politicos —que es lo ‘mismo que con partidos politicos tradicionales—, y exportadora de ga- nado, coca, algodén y cultura. BIBLIOGRAFIA Alape, Arturo. 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L-mestizaje agroexportacién, 204 Aguilar, Prudencio, 49, 52, 93, ‘Alcina Franch, José, 123, 124 Alemania, 90 algodén, 16, 137, 139, 168, 218, 2 ‘Alianza para el Progreso, 202 alienacién, 107 Alternatica, 14,19, 37,129, 135, 153, 154, 185, 186, 188-190, 1195-197, 200,207 Alternation del Pueblo, 14, 153,185 Alvarez Gardeazabal, Gustavo, 91 ‘América del Sur, v. América Latina América Latina, 18, 110, 111, 115, 116, 122, 152, 161, 171, 180, 181,199 Antioquia, Departamento de, 140, 185 antropologia, 54, 55, Apuleyo Mendoza, Plinio, 103, 104 Aracataca, 68, 69, 75, 128 Arana, Isaac, 212, 213 Araiijo, Consuelo, 128 Aragijo, Jaime, 231 Aratijo, Maria Consuelo, 231 Aratijo Castro, Alvaro, 228, 230-232 Aratjo Noguera, Alvaro, 231, 232 Araujonoguera, Consuelo, 123, 129, 132-134, 136, 145, 147, 158, 218, 229, 231 archivo de batil, 155, 156 Arguedas, Alcides, 117 Ariel, 120 Arze Quintanilla, Oscar, 123 Asociacién Nacional de Usuarios Campesinos (ANUQ), 13-16, 18,19, 37, 158, 167, 168, 171, 175, 176, 182, 184, 185, 187, 202, 216, 218, 219, 228, 224 XII Junta Nacional, 189 XIII Junta Nacional, 189, 190, 195 autonomia respecto a la inquierda, 193 constitucion de la, 181 cuarto congreso, 192, 193, 195 efinicion de la, 199 demands, 170, 172 desalojo, 198 innovacién de la, 178 levantamientos campesinos, 173 nocign de politica, 190, 194,196 primer congreso, 181 problematica agraria, 197 segundlo congreso, 184 tensiones con la izquierda, 191-193 tercer congreso, 185, 188 Azuero Manchola, Rafael, 200 ie Nest Anon rgueon B Babilonia, Mauricio, 51, 63, 96 baluartes, 170, 196-188, 210, 211 bananeras, hnuelga de las, 89 -masacre de las, 33, 87, 88 Banco de la Repablica, 14 Barbosa, Julio, 217 Barranquilla, 104, 135, 222 Bellacruz, hacienda, 172, 224 Bloque Socialista, 182-184 2. L izquierda, Partido Comunista de Colombia, socialismo Rogata, 101, 104, 134, 142, 150, 185, 212, 228 Bolivar, Departamento de, 140, 212, 201, 292 Bonfil Batalla, Guillermo, 123, 126, 127 Bonilla, Victor Daniel, 153, Boston Fruit Company, 137 Brasil, 112, 121, 122 bbrujeria, 70,71, 73, 75,76, 78 , 81, 8 ». L: magia, mujeres acusadas de brujeria Bruselas, 51, 63 Buendia, Amaranta, 49, 50, 53, 61 Buendia, Amaranta Ursula, St, 53,63, Buendia, Arcadio, 19-51, 64 Buendia, Aureliano, 49-51, 53, 60, 62, 64-66, 93, 94, 105, 166 Buendla, Aureliano (el ‘itimo), 63 Buendia, Aureliano José, 49, 50 Buendia, Aureliano Segundo, 50, 51,62, 96 Buendia, familia, 21 Buendia, José Arcedio (hijo), 49, 50, 53, 64 Buendia, José Arcadio (padre), 49, 51, 52, 59, 62, 93 Buendia, José Arcadio Segundo, 50, 60, 62, 88 Buendia, Remedies la Bella, 60, 5L Buendia, Renata Remedios (Meme), 51, 63,96 Buitrago, Fanny, 104 Burgos Rubio, Francisco, 140 burguesia, 30, 34,90, 119 iC Caballero, Jorge Luis, 228 Cabral, Manuel del, 121 Cabrales, Prisciliano, 140 cachacos, 143 aja africana, 20, 128, 141 Coja Agraria, 217, 218 Calderén de Santos, Helena, 150 Realsmo mégicovllenatoy vienca poltcaen el Cabe colombiano, campesinos, 15,17, 24, 91,173, 175,205 aniquilacion de los, 221, 222, 24 concepcién cultural de los, 129, 169 de la costa, 20. 156, 157 del interior, 156 demandas de modernizacién, 16,2, 23, 25, 99, 141, 154, 167- 169, 197, 205, 209 desalojo de, 223 Juchas de los, 179 ‘marginados, 163 objetivo de paramilitares, 233 problemética, 19, 219 reclamos de los, 210, 215, 220 representaci6n, 198 ‘Campo Escobar, Alfonso, 228 Canutal, 222 Canutalito, 222 capitalismo, 24, 107, 123, 146, 155-157, 161, 166, 180, 198, 210 central, 174 dependiente, 28 internacional modemo, 180 neocolonial, 28 periférico, 175 Caqueta, Departamento del, 189 Cardona Restrepo, Alexandra, 224, 225 ‘Carmen de Bolivar, 213 Carnicero, Roque, 64 Carpentier, Alejo, 106-110, 112, T1416, 161 Carpio, Maria Fernanda del, 51, 61, 63, 96, 97, 101 Carranza, Victor, 224 Carta Campesin, 175, 212, 215 Cartagena, 69, 72, 74, 75,79, 132, 189, 195, 208, 222 cartesianismo, 152 Casa grande, 104 Casa-grande & senza... 117, 122 Casas, fray Bartolomé de Jas, 133, 134 Castillo, Gonzalo, 153 Castellon, Alberto, 89 ‘Cauca, Departamento del, 46-88 Centro de Documentacién Regional, 14 Cepeda Samudio, Alvaro, 18, 104, 142 Cesar, Departamento del, 128, 137, 138, 140, 142, 148, 198, 221, 228, 297, 229 Chanibac corral de negros, 18 champeta, 74 Chaverra Hitler Rousseau, 228 Chicoral, acuerdo de, 15,16, 92, 199, 200, 203 Chivolo, 228 Christopher, Henry sir, 110 ien arose soletad, 12, 13,1729, 27-31, 36, 48, 49, 52-55, 58.69, 67, 69, 75,78, 83, 84, 87-89, 93, 97, 101-106, 114, 129, 142-144, 162, 165, 166,171 . familia Buendia, Gabriel Garcia Marquez Cienaga, 225 clase, 23, 27 asimetrias de, 22, 30, 38, 67, 131 conflicto de, 177 lucha de, 145, 198 clientelismo, 144, 147, 152, 176 coca, v, cocaina cocaina, 16, 168, 291 cédigo moral, 84 coercion, 35 “colitas”, 20, 130, 133, 162, 166, 216 Collazos, Oscar, 104 Colombian Land Company, 137 colonialismo, 33, 35, 106, 119 extemo, 161 interno, 161, 166 v. tcolonizacion, neocotonialismo colonizacién, 139 antioquefia, 138 ¥.[-colonialismo, neocolonialismo comerciantes, 17 sion Economica para “América Latina (CEPAL), 181 yy Paz, 222 compadrazgo, 70,158 comunidad moral, 75 ‘comunistas, 90 v. f izquierda, Partido Comunista de Colombia, socialismo ‘comunitarismo, 156, 166 concubinato, 76, 158 pk matrimonio, queridazgo, relaciones de pareja, separaciones, tension conyugal, unidad conyugal, union libre © Céndores no eutierrn todos los atins, 91 | Confederacién Sindical de ‘Trabajadores de Colombia (CSTO), 192 conservadores, 166 ». t.conservadurismo, Partido, Conservador conservadurismo, 221 v. f.conservedores, Partido Conservaclor Constitucién de Colombia, 155 contrabando, 158 “Contraescape’, 141 Contrapuonteo cubano del tabaco y et aziiear, 117 Coronado, Carlos, 218 corralejas, 146 corrupeién, 232 Cortés Vargas, general, 88, 89 Cotes, Petra, 51, 61, 62 crédito, 216-219 p.t-usura criollo, 108 crisis econdmica de 1929, 115, 12,137 critica cultural, 37, 38, 44 criticos literarios, 23 Créivica de una muerte anunciada, 105 Cuba, 117, 199 Cuello, Alfredo, 230 cultura, 40,43 anfibia, 157 defensa de la, 211 distancia frente ala, 40 dominante, 41,42 local, 155 politica, 31 culturalmente disidentes, 46 cumbia, 136, 158 v,f.salsa, vallenato ge} Da Cunha, Euclides, 117 democracia de género, 159 racial, 13, 122, 131, 157-159, 204 restringida, 194 social, 158 Departamento Administrative de Seguridad (DAS), 227 dependencia, 180 derechos humanos, 18 Desarrollo Rural Integrado, 196 desigualdad, 29 desplazados, 138, 224 dlespotismo, 157 devolucion sistematica, 155, 156 dinero, 75, 77, 81, 101, 208 Direccién Nacional Liberal, 200 vf Partido Liberal Directorio Nacional Conservador, 200 1. t. Partido Conservador disociacién, 57, 58 domesticacion, 27 dominacién, 163, 176 de género, 129 racial, 129 regional, 25 sin hegemonia, 25, 86, 174- 176, 209 260 Dominance without Hegemony History and Power in Colonial India, 172, 174 Duque Lopez, Alberto, 18, 104 Durén, Miguel Angel, 228, 230 Durén Dussén, Hemando, 200 E Economia agraria, 193 doméstica, 68,98 familiar, 61 feudal, 180 moral, 12, 21-24, 28-92, 36, 61, 84, 85, 96,123, 136, 157, 166, 169, 195, 197, 205, 299 Bjercito Nacional de Colombia, 16, 214, 222, 293 Bjército Nacional de Venezuela, 23 “B amargo sabor de la Miel”, 24 EI Banco, 228 EI Barrejobo, 212 EI Colombiano, 89 El Cope (finca), 212, 213 EL Dificil, 228 El Espectador, 89, 150,227 EL Guatén, 215,217 EL hampa afrocubama Los negros lbrujos, 17 El into eeuatoriano, 117 EY mandato campesino, 187 El ocnso de ta revolucién, 110 ELPinon, 228 El primer neve crénica y buen gobierno, 125 El reino de este mundo, 109, 113 El Retén, 228 El Salado, 222 El Tiempo, 89,129, 135, 141, 150, 207, 232 Elementary Aspects of Peasant Insurgency it Colonial India, 172 lites, 22, 24,79, 90, 101, 129, 131, 134, 136, 159, 165,215 agrarias, 200 cinismo de las, 218, corrupcién de las, 219 de la costa, 166 de Bogota, 148 de Valledupar, 139 del Cesar, 139, 140, 210 Jatifundistas, 221 liberales, 22, 23, 133, 138, 169, 197, 221, 209 locales, 141, 148, 207 nacionales, 128, 141-143, 163, 207 politicas, 171, 200 posiciones de las, 176 Terai y Wolend poli en el Gabe Glombano produccién intelectual, 168 proyectos culturales, 167 regionales, 128, 143, 14, 162, 163 En Chim nace un santo, 18 enajenacién, 107 endogamia, 166 Escalona, el hombre yel milo, 143, 4 Escalona, Rafael, 128, 136, 144, 147, 148, 150, 151, 218 esclavismo, 110 cesfera privada, 31, 37, 93 esfera publica, 21,37, 86,172, 176, 214, 215 burguese, 30 moderna, 30,32 plebeya, 47 espacio doméstico, 20 pablico, 75, 115 regional, 23 Espafa, 134, 159 Espinosa, German, 104 estado de sitio, 213, 214 Estado nacién, 115, 116, 118, 126, 161,178 Estado Novo, 122 Estados Unidos, 111, 199, 232, 233 estar en casa, 41 | Ose AMONG FEU! estructuralismo, 56 etnicidad, 123 etnografia, 38, 44, 45, 67,75, 76 Europa, 39, 43,45, 108, 110, 11, m4, 171 exclusion, 75, 84 expropiacién, 202 Ezpeleta, Jaime, 228 FE Fals Borda, Orlando, 12, 13,18, 37, 69, 70, 102, 123, 124, 1 131, 140, 146, 152-157, 159- 162, 167, 170, 185-188, 194, 210, 211, 220 familia, 156, 160 Fecleracién Nacional de Algodoneros, 198 Federacién Nacional Sindical ‘Agraria (FENSA), 192 feminidad, 144 fertilidad masculina, 76 Festival de la Leyenda Vallenata, 19,128, 130, 141, 141, 143, 151 Fundacién del, 140 acién, metaforas de la, 42, 43 | Fiscalia, 228 Flor del Monte, 222 folcloristas, 23 Francia, 134 Freire, Pablo, 181 262 Frente Nacional, 89, 92, 149, 176 Freyre, Gilberto, 117, 122 fuerza, uso de la, 85 G Gailtén, Jorge Eligcer, 20, 89.92, 102,138, 176 Gamarra Sierra, José, 227,228 gamonalismo, 119 ganaderia, 137, 139, 204, 205, 215 vt ganado ganado, 16, 168, 221 v. 1. ganaderia Garcia Marquez, Gabriel, 12,13, 17-19, 23, 97, 48, 52, 54, 60, 62, 67-69, 75, 84, 85, 87, 88, 98, 101-105, 114, 128, 129, 141, 143, 144, 148, 153, 156,165, 166 2. t. Cien afios de soledad Garcia Torres, Enrique, 227,229 Garcia, Carlos Mario, 231 género, 23, 27, 144 asimetrias de, 22, 30, 38, 67 conflictividad, 75 identidad de, 31, 83, 101, 165, 166 problematica, 69 relaciones de, 62, 69 roles de, 12 Ginebra, 153 sitanos, 51 globalizacién, 123 Gnecco, Lucas, 229, Gomez Rodriguez, Felipe, 217 Gomez, Luis Florentino, 217 Grecia, 29 ‘guacharaca incligena, 20, 128, 141 Guadalupe, isla de, 110 guano, 119 Guerra Fria, 92, 169, 199, 229 Guha, Ranajt, 172-174 Guillén, Nicolés, 121 Gutiérrez, Gustavo, 136 H haciendas, 21 echos sociales totales, 56 hegemonia, 25, 34, 36, 38, 55, 102, 112,174 2. t.igualdad Herrera, Pacio, 142 histeria, 57, 5 historia desde abajo, 179 Historia doble dela Costa, 12-14, 69,146, 152, 154 Holanda, Sergio Buarque de, 122, hombres costes, 145 desaprension material, 69 proveedores, 77, 78 honor, 33, 144, 147, 151 Hughes, Victor, 110, 111 humanismo, 39, 44 1 Ibagué, 225 identidad, 38, 124 continental, 106 étnica, 46,47 Jatinoamericana, 153 masculina, 75, nacional, 17, 102, 135, 139, 165 regional, 27, 103, 105, 155 vf género Iglesia catélica, igualdad, 34 90, 119, 120 v. t hegemonfa, igualitarismo igualitarismo, 156, 159 vf igualdad Iguaran, Ursula, 49,52, 58, 59, 61, 61-66 2. t familia Buendia Iustracion, 159 imperialismo norteamericano, 184 sovitico 184,192 | incesto, 33, 36, 52, 54, 57, 58, 67, 85,115 métafora del, 27, 28, 32, 48, 55,165 ua prohibicién del, 56 v.f, parentesco India, 173 indianismo, 116 v.f indigenas, indigenismo indigenas, 47, 48, 75, 118, 119, 125, 127, 159 ¥. 4. indianismo, indigenismo, kankuamos, neoindigenismo indigenismo, 119, 120, 122, 126 .findianismo, indigenas, neoindigenismo individualismo, 187, 188, 211 indomestizaje, 68, 81 v. t. mestizaje informalicad, 157 Ingenieros, José, 117 ingenuidad, 102 insomnio, peste del, 87 Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA), 188, 192, 213, 214, 204 Instituto cle Mercacieo Agropecuario (Idema), 201 Instituto Interamericano para las Ciencias Agricolas y la Reforma Agraria, 181 intelectuales, 177, 181 Intercultural Utopias, 46 interculturalismo, 47 interés publico, 173 investigacién-accién patticipativa, metodologia de Ja, 152, 154,155 Italia, 86, 90 izquierda, 19, 23, 24,125, 146, 161, 167, 169, 170, 179, 181, 194, 195, 200, 216, 220, intelectuales de, 23, 209, 210, 152 v.fintelectuales Iatinoamericana, 169, 180, 181 partidos de, 177, 178, 185, 186, 190, 191, 194, 196, 209 reflexiones del, 182 ¥. |. Bloque Socialista, comunistas, Liga Marxista Leninista, maoistas, ‘marxismo, Movimiento al Socialismo, Partido Comunista de Colombia, socialismo, socialistas, trotskistas H Japon, 204 Jarramillo Alvarado, Pio, 117 jerarquia, 132 Jorge 40, v. Rodrigo Tobar Pupo jovenes, 73, 74 Juana Arias, 149 Julio Julio, Joaquin, 217 jg velenatoy volencapallca en el Carbe calonb juntas de accién comunal, 176 K ‘Kankuamos, 76,77 ». indigenes i Louverture, Toassaint, 110 La casa grande, 18 La Gloria, 223 La Guajira, Departamento de, 221, 232, 227-229 Laincretle y tr cindida Eréntira y su abwela desalmada, 18 La raza e6smien, 117, 120 La Reprblica, 126 La Rosca de hnvestigacién y ‘Accién Social, 185, 210 Laserna, Maric, 200 latifundismo, 22, 229 v. [ latifundistas Jatifundistas, 16, 17,20, 24, 207, 220 v. [ latifundismo lealtad, 87,93 lenguaje, 86,87 elementos persuasives del, 178 historia dela problematica del, 33 tradicional, 96 Ley 135 de 1961, 202 Ley 6,206 Ley de Aparceria, 189, 196, 201- 203, 205 Ley de Tierras, 91 Ley de Verdad y Justicia, 231 Ley General de Reforma Agraria, 202 Ley Salica, 160 Liberacin, 192 liberales, 166, 220 nocién de politica, 223 2. £ liberalismo, Partido Liberal liberalismo, 221 2 f- liberales, Partido Liberal Libreros, Augusto, 153, Ligvano, Enrique, 200 Liga Marxista Leninista, 185, 193 1.4 izquierda, marxismo, Partido Comunista de Colombia Lima, 118 literatura, 38, 106, de viajes, 55 latinoamericana, 54, 55 Lleras Restrepo, Carlos, 15,181, 199,200 Llorens Torres, Luis, 121 ‘llamo magico, valenao y volenda poitica en el Carbe colombia localismo, 144 M ». 1 izquierda, comunistas, Miami, 232 L6pez Caballero, Felipe, 153 ‘machismo, 62, 63, 144, 159 ean aielaee Lopez Michelsen, Alfonso, 11-13, Macondo, 33, 48:5, 59, 63, 64, oe eae Mil Dias, guerra de los, 33, 64, 16, 102, 123, 128-132, 134, 136, 85,87,88,93,165 corms 65,94 Pe ree eae 2. Clen atos de soledad ee ete 185, 189, 190, 194, 200, 201, Z matrifocalidad, 13,21,27,36,68, modelo 208, 210, 231, 233 Mremeng 22 71, 71,75, 80, 159, 167 Magdalen de economia moral, 98 politicas agrarias, 196, 197, ae matrilatealidad, 21 ie aa ea Baraca 0 es , 221, 207, 29 racialista , Leen ina 8, men ee 92, 104, 148 0.1, brujeria, mujeres separaciones, tensién Poses Lépez, Claudia, 230 acusadas de ee eeereD periférica, 27,28, 145 Los pasos peridos, 106-109, 111, Malambo, 135 ‘union libre regional 106 m3 Maloof, Dieb, 228 Maya, Edgardo, 231 Molina Aragjo, Hernando, 230, Los siete ensayos de interpretacién _-Mantdato claro, 203, Medellin, 102, 134 2 deta realidad peruana, 117,118 macistas, 184-186, 188, 192,195 | Mendoza Hoyos, Alberto, 200 Mompox y Loba, 69 Los sucess de las bnanerns, $89 2. f.izquierda, Partido 4 Mendoza, Colacho, 151 encode, ee Rastaet 6 Lozano, Leén Matia (el ‘Comunista de Colombia j mestizaje, 20,23,75,76, 102,105, Monteria, 14, 140 Céndor), 91 marginalidad, 105 113-117, 120, 121, 127, 128, Montes de Maria, 222 lucha Mariategui, José Carlos, 117-119 132, 138, 141, 149, 157 Montes, William, 228 atmada, 169 ‘marihuana, 16, 168 narrativas sobre, 123 Moreno, Christian, 230 campesina, 215 Marquez, Getiveldo, 65 proyecto de integracion Moscote, Apolinar, 50, 94 Tujuria, 134 Marulanda Grillo, Alberto, 223 pacionat a. Moscote, Remedios, 50,53, 94 . t.abstinencia, sexualidad Marulanda Ramirez, Carlos regional, 133, 134, 139, Mosquera Chaux, Victor, 200 Arturo, 223, 24 Dee movilizacion campesina, 18, 19, | Marulanda Ramirez, Francisco, meee 23,167 223 ; tropical, 134 Movimiento al Socialismo, 18 Marulandla, familia, 172 ts afromestizaje ». hizquierda, Partido ee dans a6 indomestizaje Comunista de Colombia, México, 116, 120, 179 socialismo, socialistas ‘movimiento campesino, 17, 38, 92, 170, 171 obrero, 185 ‘mujeres, 36, 73, 74, 145 acusadas de brujeria, 76 v. b brujeria, magia asentamiento territorial, 67 cabezas de familia, 21, 37, 76, 80 10l politico, 21 territorialidad, 69 mi costefta, 135 fordnea, 135 N narcotréfico, 73, 145, 146, 151, 168, 208, 20, 221, 227, 229 Neerlandia, pacto de, 50 egros, 75,134,135, 144 neocolonialismo, 28, 35 2. £.colonialismo, neocolonialismo neoindigenismo, 116, 123, 124, 126,127, 161 v. b indigenismo neoliberalismo, 24, 178, 193, 202, 210 Nieto, Juan José, 131, 132 Noguera, Jorge, 227 Norteamérica, 108 Nueva York, 106 Oo Ocampo, Hernan Jaramillo, 182 Occidente, 127 Ochoa Daza, Victor, 232. ‘Ochoa, Elias, 232 Oliveira, Roberto Cardoso de, 23 olvide, 98 ‘metafora del, 89, 93 peste del, 87 opinién publica, 30, 154 oralidad, 166 ordlen piblico, v, estado de sitio orden social, 213, originalidad latinoamericana, 106 Orinoco, 106, 109 Ortega y Gasset, José, 110 (Ortega, Hilario, 217 Ortiz, Fernando, 117, 120, 121 Osorio de la Rosa, Enrique, 228 Ospina Heméndez, Mariano, 200 Ossio, Juan M, 123-126 otros, 47, 48 Pp Pacifico, colombiano, 68 pacifismo, 19,156, 159, 166, 211, 221 Paises Bajos, 223 Pales Matos, Luis, 121 Panamé, 150 Canal de, 104 paramilitares,25, 220, 222-224 2. f paramilitarismo paramilitarismo, 22, 163, 207, 221, 222, 207, 229, 232, 234 .t paramilitares parapolitica, 229 . f. paramilitarismo Pardo Buelvas, Rafael, 198, parentela, 157, 158 parentesco, 56, 72 estructuras elementales del, 57 v. bincesto parranda vallenata, 222 2. £.vallenato Partido Comunista de Colombia (Marxista Leninista), 182-185, 191, 192 v.t.izquierda, Bloque Socialista,comunistas, Liga Marxista Leninista, maoistas, marxismo, Movimiento al Socialismo, socialismo, socialistas, trotskistas —_Resism mig valenato y vslen olica en el Carbe colombia Partido Conservacior, 50, 64, 89- 91, 94 vt conservadores, conservadurismo, Directorio Nacional Conservacior Partido Liberal, 19, 21-23, 50, 66, 90, 92, 102, 123, 129, 138, 148, 162, 163, 166, 196, 210, 231 v.L Direccién Nacional Liberal, liberales,liberalismo pasividad, 102 Pastrana, Victor, 189, 195,196 Pastrana Borrero, Misael, 16, 182, 186, 200, 201 paternalismo, 22, 27,31, 85,87, 93,98, Pedraza, 228 Pelaya, 223 Perdomo, Adonias, 47, 48 persuasion, 35, Perd, 116, 118,124,179 Pijinio del Carmen, 228 Pimiento, Mauricio, 228-230 Pivijay, 230 Plato, 228 poder, 34, 177, 179, 194 de género, 12 econémico, 12 femenino, 82 local, 17, 22, 144, 172, 173, 200, 215,219 racial, 12 social, 12 toma del, 210, 220 Policia, 16, 198, 213, 214, 203 poligamia, 158 poliginia, 101, 105, 160, 167 politica, 93 agraria, 197 moderna, 172 Poma de Ayala, Guaman, 125 Poveda, Antonio, 188 Prado Jiinior, Caio, 122 Premio Rémulo Gallegos, 18 prestamistas, 17, 217 v. f.usura Primer Mandato Campesino, 183 primitivismo narrativo, 114 proletariado, 169, 195 Protestantismo norteamericano, 120 pueblo, 116 Pumarejo, Rosario, 148 Pupo, Edgardo, 229 fe | guetidasga, 160 uni6n libre Quindfo, Departamento del, 138, 139 R zacionalismo, 111,153 Ramirez, Jorge, 228, 230 Ramirez, Juana, 232 raza, 23,27 africana, 13 asimetrias de, 22, 30, 38, 67 europea, 13 indigena, 13 raz6n instrumental, 32 realismo magico, 23, 32, 103, 105, 106, 114, 165 Rebeca, 49, 50, 61, 64 reciprocidad igualitaria, 34 recuperacion critica, 155, 156 reforma agraria, 15, 16, 90, 92, 153, 172, 182, 183, 191, 198, 199, 203 de Lleras Restrepo, 200 region, 146 regionalismo, 95, 218, Registradutia General dela Naci6n, 228 Reichel-Dolmatoff, Alicia, 12, 75,77 Reichél-Dolmatoff, Gerardo, 12, 75,77 relaciones de pareja, 76 2. t-concubinato, matrimonio, queridazgo, separaciones, tensién conyugal, unidad conyugal, unién libre Remolino, 228 Rengifo, Ignacio, 39 renta presuntiva, 200 represi6n, 22, 172 repiiblica ganadera, 233 resistencia, 39, 112, 114, 155, 156, 160,198 ala modernidad, 30 al capitalismo, 162 cultural, 153, 160 social, 29 Revolucién Cubana, 202 Revolucion Francesa, 111 Revolucién Mexicana, 115 Rivera, Froilén, 190, 195, 196 Rodd, José Enrique, 120 Rojas Herazo, Héctor, 18, 104 Rojas Pinilla, Gustavo, 149 Romero Vila, Marta, 228 Romero, Abraham, 230 Rosario (nativa), 111 s Sade, Salomén, 228 salario minimo,202 Trsice,valerato y vllenoa pole en Salgado; Mario, 217 salitre, 119 salsa, 136 v.t-cumbia, vallenato Samper Pizano, Emesto, 223 San Angel, sabanas de, 228 San Onofre, 215,217 San Sebastian, 228 San Zenon, 228 sanchez Juliao, David, 18, 104 Santa Ana (barrio), 72,73, 79 Santa Barbara de Pinto, 228 Santa Marta, 297 Santa Sofia de la Piedad, 50, 51 Santana, 228 Santander, Departamento de, 139, 140, 223 Santos, Hernando, 150 Santos Calderén, Enrique, 18, 102, 129, 132, 135, 136, 141, 145, 153, 158, 207, 233 Sarmiento, Domingo F. 117 Segato, Rita Laura, 112-116, 161 Segunda Guerra Mundial, 137 Semana Santa, 73 Semana, 221, 229-231 Sendero Luminoso, 124 sensualismo, 19, 102, 111 separaciones, 76, 83 1. £.concubinato, matrimonio, queridazgo, relaciones de pareja, tensién conyugel, unidad conyugal, unién libre sexualidad, 70, 102, 132, 134-136, 154, 160 v.f abstinencia, Iujuria Sierra Nevada de Santa Marta, 76 silenciamiento, 84 Sincelejo, 184, 222 Sind, 140 Sitio Nuevo, 228 social democracia, 169 socialismo, 126, 187 real, 108 uut6pico, 195, 210 2.t izquierda, Bloque Socialista, comunistas, Movimiento al Socialismo, Partido Comunista de Colombia, socialistas sociatistas, 195, 197 v.t izquierda, Bloque Sosi Movimiento al Socialismo, Partido Comunista de Colombia, socialismo sociedad civil, 86 Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), 206 Sociedad Nacional de Agricultores, 198 lista, comunistas, sociologia, 152 Sofocles, 104 solidaridad, 156, 207, 211 Stevenson, José, 104 subjetividades, construccién de as, 37, 83-85 Sucre, Departamento de, 192, 215,221, 222 T ‘Tamalameque, 223 ‘Tejada, Manlio, 135 Tenerife, 28 tensién conyugal, 73, 88 v. L-concubinato, matrimonio, queridazgo, relaciones de pareja, separaciones, unidad. conyugal, unién libre teologia de la liberacién, 181 teorfa de la conspiracién del silencio, 88 de las ventajas comparativas, 194 feminista, 57 Tercer Mundo, 32, 105, 106 Ternera, Pilar, 49, 50, 52, 60462 terratenientes, 17, 91 “The Color-Blind Subject of Myth; ot, Where to Find ‘Africa in the Nation”, 112 ‘The People of Arita, 12,75, 76 ‘The World, the Text and the Critic, 39 tierra adquisicién, 183 distribucién, 17, 205 expropiacién, 183, lucha por la,190 para el quela trabaja, 184 sin patronos, 183, 184 toma de, 176, 188, 192, 197, 203, 207, 214 Tobar Pupo, Rodrigo, 227-232 ‘Tolima, Depariamento del, 224, 205 Tomala, 192, 195 ‘Torres Restrepo, Camilo, 152 trabajo, 30, 78,79, 81 tradicién, 38, 9, 55, 102, 112-114, 115, 163, 167,173 vat tradi tradicionalismo, 19, 23, 24,27, 35, £84, 97, 9, 102, 141, 144, 162, 166, 168-170, 174, 197, 215, 229 cultural, 38 jonalismo neocolonial, 17 regional, 25 2.4 tradicion. transculturacion, 117, 120, 121 ‘Tribunal Bertrand Russell, 18, Tristes trépicos, 54 tropicatismo, 135 2. £. tropicalizacion tropicalizacion, 101 1, b tropicalismo trotskistas, 195, 197 v. . izquierda, comunistas, Partido Comunista de Colombia U Ucchuraccay, 124 Ucrés, Jorge, 153, unidad conyugal, 72 v. 1, concubinato, matrimonio, ‘queridazgo, relaciones de pareja, separaciones, tension conyugual, unién libre uunidad doméstica, 12, 21, 28, 36, 58, 68, 69, 73, 75, 76, 77, 82, 83,145 unin de hecho, v. uni6n libre Unién Europea, 44 tunién libre, 71, 76, 160 ».,concubinato, matrimonio, queridazgo, relaciones de pareja, separaciones, tension conyugal, unidad conyugal United Fruit Company, 33, 137 Urabé antioquefo, 137 Uribe Vélez, Alvaro, 222, 224 usura, 216,217, 219 v.f. crédito, prestamista om Valencia, Guillermo Leén, 149 ‘Valle del Cauca, Departamento del, 91 Valledupar, 128, 134, 137, 139- 142, 144, 145, 148, 232 Vallejo, César, 119 vallenato, 12, 13, 19, 25, 102, 128, 136, 142, 147, 150, 162, 166, 216, 218, 219, 229, 232 clisico, 139 ce identidad nacional, 144 mestizaje, 13 narrativas sobre el, 23 ializacion del, 149 igen del, 130, 133 Premio Grammy, 233 regional, 136 tipos de, 134 y clientelismo, 151 v, f. cumbia, salsa, parranda vallenata Valseiro, Mundo, 217 ‘Vargas, Gallino, 192 Vasconcelos, José, 117, 120, 121, 187 Venezuela, 207, 223 Vergara, Nando, 217 Vinyes, Ramén, 63 Violencia, la, 89, 91, 92, 138 violencia, 22, 25, 27, 28, 33, 85, 87, 93, 95, 115, 165, 169, 174 bipartidista, 33 doméstica, 97 frontal, 96 guerrillera, 207 metafora de la, 48, politica, 2, 35, 97, 98 oral, 16 simbélica, 96 y honor, 97, 98 y telaciones de género, 33 Visitacion, 61 Vives, Carlos, 233 Vives, Luis Eduardo, 228 Vives Menoti, Juan Carlos, 228 Ww Wade, Peter, 12 Williams, Raymond L., 105 Z Zapata Olivella, Manuel, 18, 104 Zuleta, hermanos, 233 Baga | 8.994.120 0 veveenro El libro que usted tiene en sus manos Realism muigico,vallenato y violencia paliticn entel Caribe colombiauo Se terminé de editar e imprimir en Ia ciudad de Bogota durante los Ultimos dias del mes septiembre de dos mil nueve ee Creer eet eae ristas y narradores describieron a la Costa Atlantica colombiana coma el paifismo y lugar de realizacion de un mestizaje que representaba nacional quebrada durante la Violencia, Cuando el campesinado costea baa cabo la mayor movlizacién a favor de la madernizacién del agro Poem ee meen et eee Sin embargo, hoy el Caribe colombiano se debate entre la violencia y eld zamiento, y precisamente este libro plantea que la genealogia de esta actual puede explorarse en el rechazo de las élites liberales locales y nacio Oe ee ee ee eames nado en la ANUC. Esta obra demuestra cémo el proyecto de las élites que ‘endian un tredicionalismo cultural sivié de base para respaldar los podel locales que usaron la violencia politica cantra los campesinos organizados Pee Cr OT ECU en Eee et] Sere ey ernie 10 magico, vallenato ‘encia politica en el aribe colombiano SP Mattie)

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