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BIBLIA Y MORAL

II PARTE
ALGUNOS CRITERIOS BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN MORAL

 INTRODUCCIÓN.

Problemática actual. Certezas de otro tiempo están siendo anuladas. En teología


moral ha podido darse la tentación de marginar, en todo o en parte, la Escritura. La cuestión
es ¿Qué hacer cuando la Biblia no da respuestas completas?
El proyecto es delicado. La Escritura es un conjunto complicado de textos
inspirados, de autores y épocas muy diversificadas, que expresan múltiples insistencias
teológicas, que hacen frente o exponen cuestiones morales de modos muy diferentes. En el
curso del tiempo además se asiste a una diversa evolución y afinamiento de la sensibilidad y
de las motivaciones morales.
Criterios metodológicos. Se distinguen dos criterios morales fundamentales: 1.
Conformidad con la visión bíblica del ser humano. 2. Conformidad con el ejemplo de Jesús.
Y otros seis criterios más específicos: 1. Convergencia, 2. Contraposición, 3. Progresión, 4.
Dimensión comunitaria, 5. Finalidad, 6. Discernimiento. En cada uno de los casos se enuncia
el criterio, se muestra la base de los textos bíblicos y se sugiere orientaciones actuales.

 PRIMER CRITERIO FUNDAMENTAL: CONFORMIDAD CON LA VISIÓN


BÍBLICA DEL SER HUMANO.

El hecho de que buena parte de los contenidos éticos de la Escritura pueden ser
encontrados en otras culturas, ha llevado a afirmar que la moral bíblica no es verdaderamente
original. Sin embargo este razonamiento es insostenible, ya que la novedad no consiste en la
originalidad de los contenidos propuestos, sino que su aportación se centra en el
discernimiento crítico de lo que es verdaderamente humano, porque nos asimila a Dios, y en
cuanto a la purificación de lo que es deshumanizante, así como en su inserción en un nuevo
contexto de sentido, el de la Alianza.

Originalidad de la Sagrada
Escritura en el ámbito moral

Consiste en asimilar la contribución humana,


pero transfigurándola a la luz divina de la
Revelación, que culmina en Cristo, ofreciendonos
así el camino asuténtico de la vida.
Efectivamente, la Biblia ofrece un horizonte preciso para aclarar todas las cuestiones
morales, incluso aquellas que no tienen una respuesta directa y completa. Pues, cuando se
trata de dar un juicio moral, este criterio nos permite descubrir dos preguntas para encontrar
una postura moral:
1. ¿Es conforme a la teología de la creación, es decir a la cisión del ser humano en
toda su dignidad, en cuando “imagen de Dios” (Gén 1,26)?
2. ¿Es conforme a la teología de la alianza, es decir a la visión del ser humano
llamado, tanto colectiva como individualmente, a una comunión íntima con Dios
y a una colaboración eficaz en la construcción de una humanidad nueva que
encuentra su plenitud en Cristo?

 Datos Bíblicos

Para aplicar más concretamente el primer criterio se parte del decálogo, el cual abre un
horizonte moral potencialmente rico, capaz de mantener una reflexión adaptada a la plenitud
de una problemática moral contemporánea. En este caso se toma el valor de la vida y la
pareja.

a. La vida. La prohibición “No matarás” (Ex 20,13; Dt 5,17), en su formulación


negativa, lleva consigo un no obrar. Jesús hace una ampliación y lo conduce hacia el
“no herir al propio hermano”, incluso con palabras o con el odio.

b. La pareja. El mandamiento se centra en “No cometerás adulterio” (Ex 20,14; Dt


5,18). Éste busca asegurar la estabilidad familiar. También en este caso Jesús
enriquece su sentido hasta excluir todo deseo, incluso ineficaz, de infidelidad
conyugal.

 Orientaciones para el día de hoy

a. En cuanto al valor de la vida, se trata de afinar el significado del concepto “respeto a


la vida”.
1. No se trata solo del cuerpo, sino de toda la dignidad humana, la integración
social y el crecimiento espiritual.
2. En el plano de lo biológico, previene la tentación de otorgarse un poder sobre
la propia vida o la de los otros.
3. La dignidad fundamental del hombre creado a imagen de Dios se opone a la
pena de muerte y la guerra. La Iglesia ha afinado su posición respecto a estas
cuestiones.
4. “El respeto a la vida” sobrepasa los intereses de la sola humanidad y se abre
a la creación entera, ya que se fundamenta en su propia bondad (Gén
1,4.10.12.18.21.25.31) y relación con la alianza (Gén 9,12-16).
b. La pareja.
1. El horizonte moral abierto por el mandamiento se expresará, entre otras cosas,
en términos de responsabilidad personal, mutua, solidaria.
2. Llegar a ser siempre más pareja sacramental, que testifica y simboliza, en el
corazón de un mundo de relaciones a menudo efímeras o superficiales la
estabilidad, la irreversibilidad y la fecundidad del compromiso de amor de
Dios hacia la humanidad, de Cristo hacia la Iglesia.

 SEGUNDO CRITERIO FUNDAMENTAL: CONFORMIDAD CON EL EJEMPLO


DE JESÚS

Este segundo criterio se centra en la imitación de Jesús, modelo inigualable de perfecta


conformidad entre la palabra y lo vivido y de conformidad con la voluntad de Dios. Siendo
así que Jesús es para los creyentes el modelo por excelencia del obrar perfecto, el problema
que se pone concretamente, en materia de discernimiento moral, es el siguiente: ¿hay que
considerar el comportamiento de Jesús como una norma, un ideal más o menos inaccesible,
una fuente de inspiración o un simple punto de referencia?

 Datos bíblicos

El segundo criterio se centra en el texto de las bienaventuranzas (Mt 5,1-12). En este


texto la moralidad se sitúa en un horizonte radical. Se trata de una preferencia por las personas
más desfavorecidas, debido al hambre, la injusticia, la persecución, la pobreza, la aflicción.
Jesús señala que estos son los herederos del reino de los cielos.
Las bienaventuranzas van en paralelo con el decálogo, a pesar de la diferencia de forma
e intención. Es un discurso programático que sumerge al lector en el corazón de lo que
significa ser un fiel hijo de Dios en el mundo. La idea de la “justicia superior” constituye la
tela de fondo.

 Orientaciones para hoy

1. El discurso de Jesús no se puede tomar como un ideal de la miseria humana, o como


una invitación al pesimismo ante las realidades que Jesús señala. Lo que sugiere es el
“caminar de los pobres hacia el Reino”. Del mismo modo, se trata de la práctica de
las virtudes en su sentido evangélico.
2. La búsqueda de una justicia mayor es una actitud fundamental que Jesús señala para
sus discípulos. La actitud del seguidor de Jesús debe brotar de un lazo interior con
Dios y evitar todo cálculo, toda búsqueda de provecho y alabanza humana.
3. Imitar a Jesús es adoptar un nuevo modo de obrar que refleja desde ahora la realidad
del Reino. La reconciliación, el perdón y el amor incondicionado ocupan una posición
central y ofrecen una orientación a toda la ética del Sermón (cf. 22,34-40).
 CRITERIOS ESPECÍFICOS

1. Criterio de la convergencia

La Biblia cuenta con elementos en materia moral que se relacionan con orientaciones
morales de los pueblos circunstantes. Se puede hablar de una sabiduría universal. Los datos
bíblicos en los que se puede encontrar esta convergencia son: el origen del pecado y el mal,
las leyes, consideraciones de sabiduría, exhortaciones morales y listas de virtudes.
Tomando como ejemplo el relato sobre el origen del mal, encontramos que bíblicamente
está situado en los primeros capítulos del génesis. Su punto de convergencia es el poema
épico mesopotámico ‘Enuma Elis’. En ambas literaturas la situación humana se caracteriza
por la incapacidad del hombre para comportarse coherentemente con los ideales aceptados,
un hecho que causa la muerte.
Ahora bien, lo que distingue al contenido bíblico es el elemento del cuidado divino por
la humanidad y de la responsabilidad humana para la continuidad de la creación,
responsabilidad que se expresa en la tarea de Adán, que ha sido creado a imagen de Dios.
Algunas de las orientaciones que se proponen para una reinterpretación actual de este
criterio bíblico son: la igualdad que supera toda forma de discriminación, un intenso
compromiso de paz, sensibilidad por la igual dignidad de los sexos, un fuerte compromiso
por el cuidado de la naturaleza.

2. Criterio de la contraposición

La Biblia se opone de modo claro a ciertas normas o costumbres practicadas por sociedades,
grupos o individuos. En la Sagrada Escritura se pueden encontrar esas prescripciones en el
Antiguo Testamento, en las realidades denunciadas por los profetas: injusticias, idolatrías, abusos
de poder, etc. Así también en el Nuevo Testamento en la predicación de Pablo o en el mensaje
del Apocalipsis. Se trata de un mensaje paradigmático puede ser aplicado a todos los cristianos
en situaciones semejantes y se les exhorta a defenderse contra tal presión insidiosa que todo lo
invade.

3. Criterio de la progresión

El criterio de la progresión invita a los creyentes a buscar, en la profundización de cada


cuestión moral, la máxima conformidad con la “justicia superior” del Reino, tal como Jesús ha
trazado los contornos (Mt 5,20). Los datos bíblicos de este criterio se centran en el Sermón del
monte. Este criterio señala que los textos bíblicos no pueden ser tratados como páginas de un
sistema moral. Deben ser vistos, más bien, de modo dinámico, a la luz creciente de la revelación.
Así los cristianos han de descifrar definitivamente el mensaje moral del Antiguo Testamento
en la plenitud del contexto del Nuevo Testamento. Este proceso está guiado y asistido por el
Espíritu Santo, que conduce los discípulos de Jesús hacia la verdad en toda su plenitud (Jn 16,13).
Este criterio ofrece también una manera de comprender la relación con el prójimo. En cuanto
al primero, vemos que en el Antiguo Testamento prevalecía la ley del talión, sin embargo, el
mensaje de Jesús viene a dar su lugar a la totalidad de la actitud divina, resaltando el perdón, la
misericordia, el amor. A esta caracterización de Dios corresponde en el contexto el famoso
reclamo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19,18), la formulación vetero
testamentaria de la regla de oro (cf. Mt 7,12). El Nuevo Testamento continúa de modo
consiguiente los desarrollos presentes en el Antiguo Testamento.

4. Criterio de la dimensión comunitaria

La Biblia pone de relieve la dimensión esencialmente comunitaria de la moral. Según la


visión bíblica, la persona humana no es un individuo aislado y autónomo, sino que es
esencialmente miembro de una comunidad, es decir forma parte de la comunidad de la alianza,
del pueblo de Dios, que en el Nuevo Testamento es concebido también como el cuerpo de Cristo
(1 Cor; Ef; Col), al que los individuos pertenecen como miembros, o como la vid en la que los
individuos están injertados como sarmientos (Jn 15).
La primera comunidad cristiana que se forma en torno a la persona de Jesús se ve a sí misma
en continuación con el pueblo de Israel y con las responsabilidades morales inherentes a la
pertenencia a una tal comunidad.
La comunidad es un dato fundamental de la vida moral según la Biblia. Está fundada sobre
el amor que sobrepasa los intereses individuales y mantiene juntos a los seres humanos. Este
amor está en última instancia enraizado en la vida de la misma Santísima Trinidad, se manifiesta
mediante la fuerza dinámica del Espíritu Santo y es, simultáneamente, fuente y meta de una
comunidad auténticamente cristiana.

5. Criterio de la finalidad

Este criterio se funda sobre la esperanza en la vida futura con Dios, fundada sobre la
resurrección de Jesús, ya que ésta proporciona una motivación decisiva para buscar la voluntad
de Dios y para observarla como norma del propio obrar.
En el Antiguo Testamento encontramos que Israel experimentó que el Señor no habría dejado
al poder de la muerte a los que habían puesto su confianza en él. Sin embargo, por largo tiempo
siguió siendo un misterio el modo en que Dios habría ejercitado su fidelidad hacia sus fieles,
después de su marcha de esta existencia. El Nuevo Testamento vive una nueva experiencia y
alcanza la seguridad de una revelación que llega a su plenitud en el acontecimiento de la muerte
y resurrección de Jesús y que abre una perspectiva escatológica de gran claridad.
Es un dato cierto que aunque la vida humana se remite primeramente al presente, éste en sí
mismo insuficiente, como demuestran todas las visiones del pensamiento cerrados en una visión
de autonomía ilusoria y como demuestra la experiencia hecha por nuestra época – no por primera
vez en la historia – del derrumbe de las ideologías.
La ilusión puesta en el presente y la desilusión que se sigue constantemente puede provocar
la fuga hacia el consumismo, siempre más refinado y exasperado, pero que carece de perspectiva
y pasa a ser fuente de nueva desilusión. No se puede esperar superarlo, mientras se permanece
en el cuadro del pensamiento inmanente del secularismo.
La esperanza aporta equilibrio a la descompensación del presente, puesto que es una apertura
motivada hacia un futuro que tiene su fundamento en la firmeza eterna de Dios. La fe impone la
superación de lo inmediato. La esperanza lleva a un anticipo del futuro, en diálogo continuo de
amor con Aquél que es pasado, presente y futuro.
En este sentido la esperanza cristiana no está simplemente orientada al futuro, sino que tiene
directas consecuencias morales para la vida presente. Ésta es la implicación moral de cuanto
puede ser llamada “escatología realizada”, que significa que el cristiano está obligado a vivir
ahora en vista del futuro que la fe en la resurrección anticipa y desea plenamente. La fe cristiana
en la resurrección corporal y en la transformación final del mundo creado puede también dar una
motivación moral y espiritual profunda en lo que atañe la ecología y del respeto a la vida humana
(cf. Rom 8,18-21).

6. Criterio de discernimiento:

Todos están de acuerdo en que no se pueden poner sobre el mismo plano todas las reglas
morales enunciadas en la Biblia, ni se puede reconocer igual valor a todos los ejemplos de
moralidad que presenta. En efecto, por una parte es necesario distinguir las consignas
fundamentales, que tienen valor obligatorio universal, de los simples consejos e incluso de los
preceptos ligados a una etapa de la evolución espiritual.
Un juicio moral correcto y matizado que se inspire en La Escritura supone necesariamente
una lectura crítica de los textos, que tiene en cuenta, en primer lugar y antes que nada, la
dimensión canónica.
La continuidad con la que un tema moral aparece en textos bíblicos diversos, tanto desde el
punto de vista de la tradición literaria, de los autores y de la fecha cuanto de los géneros literarios,
lleva a considerar este tema como estructurante y esencial para la interpretación moral del entero
corpus bíblico.
Evidentemente no es posible aplicar estas consideraciones a todas las problemáticas nuevas
con las que tiene que ver la moral en el contexto actual: globalización de la economía, de las
comunicaciones y de los intercambios, superpoblación, trastornos de los oficios y profesiones,
desarrollo de las tecnologías militares sofisticadas, emergencia de una sociedad de placeres,
desquiciamiento de la estructura familiar tradicional, educación y confesionalidad etc. Basta
indicar cualquier ensayo que pueda ayudar no sólo a los moralistas, sino también a los grupos y
a los individuos que quieren inspirarse en la Escritura, a practicar un sano discernimiento.

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