Está en la página 1de 13

LA CONCUSPISCENCIA

Etimológicamente, el término concupiscencia proviene del griego


epithumia y del latín concupiscentia, que deriva de la forma verbal cupere
y que significa desear ardientemente, ambicionar, ansiar, lo cual es una
propensión natural de los seres humanos.

Cuando esos deseos dejan de ser de orden natural y pasan a ser un deseo
desmedido, no en el sentido del bien natural y moral, sino en el que
produce satisfacción carnal, es cuando la concupiscencia se convierte en
un apetito bajo y contrario a la razón.

En sentido general, concupiscencia es el deseo que el alma siente por


todo aquello que le produce satisfacción. A pesar de que hoy en día
creemos que la concupiscencia se refiere únicamente a cuestiones de
índole sexual, el concepto es más amplio y atañe a todas las dimensiones
de la conducta humana. De acuerdo al Diccionario de la Real Academia
de la Lengua Española, la concupiscencia es el deseo de los bienes
terrenos y, en especial, el apetito desordenado de placeres deshonestos,
alejados de lo espiritual o de lo profundo.

En sentido teológico la concupiscencia es la apetencia de los placeres de


los sentidos y de los bienes terrenales. Ello no quiere decir que todos esos
apetitos sean malos, tal como analizaremos posteriormente, ya que todos
los placeres de los sentidos y el deseo de bienes terrenos son, de por sí,
buenos y forman parte de nuestra propia constitución desde que Dios nos
creó. Pero se convierte en algo negativo cuando nuestros deseos se
oponen radicalmente a la voluntad divina. Cuando los bienes terrenales y
los placeres se convierten en el objeto último de la voluntad humana, la
persona se cierra en sí misma, obstruye su apertura radical a los demás y su
comunicación con Dios, quien debe ser el horizonte propio del ansia de
felicidad para cualquier ser humano.

Para que una persona se deleite no se requiere que consiga todo aquello
que desea, sino que se deleite en cada una de las cosas buenas que
consigue, dentro del ámbito natural.

En 1 juan 2:16 “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la


carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del
Padre, sino del mundo”.
El objetivo del apetito sensual concupiscente es la gratificación de los
sentidos, mientras que el apetito racional o natural es el bien de la
naturaleza humana y como hemos visto anteriormente, es la subordinación
de la razón a Dios. Sin embargo, el concepto de "concupiscencia"
generalmente ahora es asociado con un apasionado deseo por algo que
Dios ha prohibido, y se ve la palabra como sinónimo de deseo sexual o
materialista.

La palabra concupiscencia tiene dos acepciones que son, por un lado la


tendencia a pecar y por otro que va más ligada a los "impulsos", que al
estar la persona humana herida por el pecado original.

La Concupiscencia no solo se refiere al aspecto sexual, sino también a la


lujuria material: amor al dinero y cosas materiales, vanagloria, amor a la
fama, al reconocimiento y al poder, y también la concupiscencia está en
el plano espiritual. El concepto entonces es general y se refiere a todas las
dimensiones de la conducta humana. Por otro lado, la Concupiscencia
trabaja muchísimo mas si hemos llevado una vida disoluta, desordenada y
corrupta.

En Santiago 1:13-15 leemos: “Cuando alguno es tentado, no diga que es


tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni
él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia,
después que ha concebido, da a luz al pecado; y el pecado, siendo
consumado, da a luz la muerte”.

La concupiscencia, tambien se refiere a lo espiritual.

En 2 Tim 4:3 (NVI), dice: ”Porque llegara el tiempo en que no van a tolerar
la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos
(concupiscencias), se rodearan de maestros que les digan las novelerias
que quieren oír “

-Habrá predicadores que prediquen según los intereses que ellos mismos
tienen: esto es concupiscencia.
-Interés por dinero, fama, poder, etc.
-Habrá predicadores que predicaran lo que la gente quiere oír: un
evangelio aguado, barato y permisivo, un evangelio de PROSPERIDAD,
esto es concupiscencia.
¿Cómo se combate entonces la concupiscencia?
La única salida es negarse a uno mismo y someterse completamente a
Dios.

Debemos estar en voz de alerta, ya que incluso después de haber recibido


el Espíritu Santo la concupiscencia sigue siendo un peligro. Dios no nos
probara más allá de lo que podamos resistir.
Podemos establecer que aunque se asocia, sobre todo, con lo que son los
deseos carnales, sexuales, también es concupiscencia el deseo irrefrenable a
tener bienes terrenales.
La concupiscencia, en definitiva, es la tendencia a incurrir en el pecado. Es
importante tener en cuenta que, en la moral cristiana, el disfrute libre de la
sexualidad es condenado. Por eso lo concupiscente es pecaminoso y se opone
a Dios. Los impulsos internos, en este marco, deben manejarse de manera
racional y con prudencia para no alejarse del camino de Dios, sostienen los
cristianos.
La teología indica que la concupiscencia no es un pecado en sí misma, sino
que es el origen del acto pecaminoso. La concupiscencia, engendrada en el
pecado original, es la tentación a obrar de manera incorrecta.
Si el hombre se corrompe y cae en la tentación, se entrega al mal, siempre
de acuerdo a la moral del cristianismo.
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto el hecho de que se
suele hablar de dos tipos de concupiscencia fundamentalmente.
Así, por un lado, se encuentra la concupiscencia actual, que es la que viene a
hacer referencia a lo que son los deseos desordenados. Por otro lado, se halla
la concupiscencia habitual. Bajo este término se encuentra la tendencia a
sentir esos deseos.

En el ámbito religioso, se viene a establecer que cualquier persona puede


vencer el deseo irrefrenable que responde al nombre de concupiscencia. En
este caso concreto hay que indicar que se indica que se podrá evitar caer en
la misma cuando el individuo tiene el deseo en su corazón de agradar a Dios
más que a sí mismo. De ser así conseguirá mantener a raya lo que es la
concupiscencia, que dentro de la religión se ha convertido en protagonista de
historias y pasajes varios. En concreto, sobre ella han girado desde el caso de
Eva y la serpiente hasta el censo de David.

TÚ PUEDES TENER VICTORIA sobre toda tentación. Dios dice:


"El pecado no se enseñoreará de vosotros". Recuerda estas cuatro
cosas:
1. Cuenta con tu muerte con Cristo.
2. Cuenta con la vida de Cristo en ti.
3. Ármate con la Palabra de Dios.
4. No hagas caso de la carne.

¿Qué dice la biblia respecto a vencer la concupiscencia?


La mayoría de las palabras en la biblia que se traducen como
"concupiscencia" significan "un deseo apasionado". Un fuerte deseo puede
ser bueno o malo, dependiendo del objetivo de ese deseo y el motivo
detrás de él.

Dios creó el corazón humano con la capacidad para un deseo


apasionado con el propósito de que lo anhelemos a él y a su justicia
(Salmo 42:1-2; 73:25). Sin embargo, el concepto de "concupiscencia"
generalmente ahora es asociado con un apasionado deseo por algo que
Dios ha prohibido, y se ve la palabra como sinónimo de deseo sexual o
materialista.

Santiago 1:14-15 nos da la progresión natural del deseo o la


concupiscencia desenfrenada: "sino que cada uno es tentado, cuando de
su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el
pecado, siendo consumado, da a luz la muerte".

El siguiente paso en la progresión hacia abajo de la tentación,


según Santiago 1, es que "la concupiscencia concibe". El deseo o
concupiscencia comienza como una semilla, un pensamiento repleto de
deseo equivocados. Si permitimos que las semillas de la concupiscencia
germinen, ellos crecerán en algo más grande, más poderoso, más difícil de
desarraigar. La tentación se convierte en pecado cuando se permite que
germine. El deseo adopta vida propia y se convierte en concupiscencia.
Jesús dejó claro que la concupiscencia es pecado, incluso si físicamente
no lo llevamos a cabo (Mateo 5:27-28). Nuestros corazones son el campo
de Dios, y cuando permitimos que la maldad crezca allí, profanamos su
templo (1 Corintios 3:16; 6:19).

Los malos deseos asedian a cada ser humano. El décimo mandamiento


prohíbe la codicia, lo que significa el deseo por algo que no es nuestro
(Deuteronomio 5:21; Romanos 13:9). El corazón humano está buscando
constantemente complacerse a sí mismo, y la concupiscencia comienza
cuando descubre algo o alguien y cree que lo va a satisfacer.

Sólo cuando nuestros corazones están dedicados a la gloria de Dios


podemos vencer los deseos intrusos y conquistar la concupiscencia.
Cuando nos rendimos al Señor, nos damos cuenta que nuestras
necesidades son suplidas en una relación con él. Debemos "llevar cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10:5). Debemos
permitir que el Espíritu Santo mantenga nuestros pensamientos donde él
quiere que estén. Es de mucha ayuda el orar diariamente las palabras
del Salmo 19:14 "Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi
corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío". Cuando el
deseo de nuestro corazón es agradar a Dios más que a nosotros mismos,
podemos mantener a raya a la concupiscencia.
CLASES DE CONCUPISCENCIA.

1 De Juan 2: 15-17
15.No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo,
el amor del Padre no está en él 16. Porque todo lo que hay en el mundo, la
concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no
es del Padre, mas es del mundo. 17 Y el mundo se pasa, y su concupiscencia; mas el
que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre. Reina Valera 1909

Introducción:

Toda persona está expuesta a ser tentada por la concupiscencia que hay en el, hoy
vamos a ver que clases de concupiscencias son las que pueden estar siendo
alimentadas en mi vida y no me estoy fijando en ello.

1. Concupiscencia de la Carne: Es el amor y la búsqueda de los placeres


sensuales. Ella hace de nosotros esclavos del cuerpo y todas sus tiranías
desordenadas, Nuestra naturaleza corrompida tiene sed de voluptuosidad y, no
contenta con los placeres permitidos, corre detrás de los placeres
prohibidos. GALATAS 5:19-21
Por la concupiscencia de la carne los hombres atrajeron para sí el Diluvio; por ella, las
ciudades culpables de Sodoma y Gomorra merecieron ser reducidas a ceniza. Ella fue
la causa de las desgracias de Sansón, de la caída de David y de Salomón.

2. Concupiscencia de los Ojos: Entendemos por concupiscencia de los ojos un


deseo desenfrenado de los bienes y riquezas de este mundo, un apego
desordenado a estos bienes, la sed del oro, el culto al dinero, una verdadera
idolatría, una cadena con la que el diablo tiene presos a casi todos los
hombres. JOSUE 7:21
Esta concupiscencia de los ojos engendra la codicia, la avaricia, la vanidad, el lujo, los
gastos inmoderados…; los robos, los fraudes, las usuras, las discordias, los pleitos, las
injusticias de todas clases.

3. Concupiscencia del Orgullo: El orgullo es un amor desordenado de sí mismo,


de la propia excelencia, un deseo de ser alabado y estimado más que los otros.
Es un vicio odioso, del que todos estamos más o menos inficionados; es la
consecuencia de las palabras de la serpiente: “El día que comieres del fruto
prohibido, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y el
mal”. PROVERBIOS 29:23
Engendra el egoísmo, la ambición, la presunción, la vanidad, la hipocresía, la
desobediencia, los celos, la envidia, el odio y el desprecio del prójimo… Por él cayeron
del cielo los ángeles secuaces de Lucifer, nuestros primeros Padres en el Paraíso
terrenal, Caín, los hermanos de José, y tantos otros… ¡Cuántas virtudes empañadas
por el orgullo! ¡Cuántos méritos perdidos! PROVERBIOS 21:4

Conclusión: Como personas que queremos agradar a Dios en todo lo que hacemos
necesitamos trabajar en cada una de estas áreas, ya que la palabra dice que estas
concupiscencias vienen del mundo y no son del padre por ende si esto me gobierna es
porque no he permitido que Jesús crezca en mi para que las concupiscencias mengüen.
Animo es un buen tiempo para empezar a trabajar en cada una de estas áreas. Dios
les Bendice.

Versículos Bíblicos que hablan de Concupiscencia.

Gálatas 5:16
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

Colosenses 3:5
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría.

Job 31:1
Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer.

1 Juan 2:16
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los
ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

Romanos 1:24
Por lo cual también Dios los entregó a las concupiscencias de sus corazones para
inmundicia, para que contaminaran sus cuerpos entre sí mismos;

Romanos 1:27
y del mismo modo también los machos, dejando el uso natural de las hembras, se
encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas
nefandas machos con machos, y recibiendo en sí mismos la recompensa que
provino de su error.

Romanos 6:12
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que lo obedezcáis en
sus concupiscencias;

Gálatas 5:24
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos
(concupiscencias).

Efesio 4:22
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos (concupiscencias) engañosos,

2 Timoteo 2:22
Huye también de las pasiones (concupiscencias) juveniles, y sigue la justicia,
la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.

2 Timoteo 3:6
Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las
mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.

Tito 3:3
Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados,
esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.

Santiago 4:1
¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras
pasiones (concupiscencias), las cuales combaten en vuestros miembros?

1 Pedro1:14
como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos (concupiscencias), que
antes teníais estando en vuestra ignorancia;

1 Pedro 2:11
Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los
deseos carnales (concupiscencias), que batallan contra el alma,

1 Pedro 4:3
Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles,
andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y
abominables idolatrías.

Judas 1:16
Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya
boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.

Santiago 1:14
sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y
seducido.

Santiago 1:15
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el
pecado, siendo consumado, da a luz la muerte
Versículos de la Biblia que te darán fuerza para resistir en la tentación

La tentado es parte de la vida, hasta que no dejemos de tener un cuerpo de


pecado no vamos a dejar de ser tentados a cometer pecado. Sin embargo,
cada tentación es una oportunidad para vencer y recibir victoria sobre el
pecado. Con la Palabra de Dios como nuestra arma siempre podemos resistir
ante cualquier tentación,

1 Corintios 10:13.
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

El poder del Espíritu Santo, esa es la fuerza que necesitas para resistir la tentación
hasta el final.

2 Corintios 10:4
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el
deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos
se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.

Gálatas 5:16-17.
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para
la destrucción de fortalezas,

Pon la Palabra de Dios en tu corazón antes de que seas tentado para que la
tengas cuando la necesites.

“En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.” Salmos 119:11.

Mantenernos cerca de Jesús.

Hebreos 2:14-18
… Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a
los que son tentados.

Filipenses 4:13
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Ora. Ve al trono de gracia para recibir ayuda (poder para vencer) en el oportuno
socorro – cuando eres tentado.

Hebreos 4:16
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

También podría gustarte