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Por qué:
Teoría General – Parte General
Por su parte, Rivera lo define como la rama del derecho privado que se
ocupa del hombre como sujeto de derecho, sin distinción de cualidades
accidentales y de las relaciones jurídicas patrimoniales que los tienen
como sujeto, regulando las instituciones básicas y sirviendo, por lo tanto,
como punto de conexión de las demás ramas del derecho privado.
Cabe entonces analizar los tres elementos a los que se ha hecho referencia: al
respecto se habla de un elemento personal (sujeto), un elemento real (término) y
un elemento normativo (fundamento).
Un título para tener en cuenta
Se ha dicho también que el contenido bien puede ser el de una introducción general
del derecho privado donde se analice el concepto de derecho privado donde se analice
el concepto de derecho, de justicia, con especial reflexión sobre la forma conmutativa
y la ley. Por fin, la interpretación jurídica y la creación del derecho a partir de fuentes
explicando que las mismas no son fijas, incorporando la reflexión a partir del derecho
constitucional y el derecho público.
AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD
PRINCIPIOS
BIEN COMÚN
neoconstitucionalismo”[1].
El principio de este tema está exactamente formulado por el nombre que se le da. Esto es que el
derecho está totalmente contenido dentro de los textos legales, de tal suerte que la tarea del jurista
no consiste más que en extraerlo de allí. Se conocía la declaración tajante que se atribuye a Bugnet y
que, verdadera o falsa, inmortalizó su memoria: “Yo no conozco el derecho civil: Yo enseño el Código
Napoleón”. Esta no es una simple ocurrencia. Uno de los autores más ponderados de la época, el
decano Aubry decía en 1857 la misma cosa, en términos más mesurados, en el contexto de una
comunicación oficial sobre el espíritu de la enseñanza dispensada por su facultad: “Toda la ley, en su
espíritu, así también como en su letra, con una ampliación de sus principios y el más completo
desenvolvimiento de sus consecuencias que de allí resultan, pero nada más que la ley, tal ha sido la
divisa de los profesores del Código Napoleón”
Tal como había sido organizado por la Asamblea Constituyente, el Tribunal de Casación no era un
órgano judicial; era un servicio anexo del cuerpo legislativo. Lejos de tener por misión establecer la
unidad de la jurisprudencia, estaba encargado de impedir que se formara la misma, anulando las
decisiones en contravención expresa al texto de la ley.