Concepto (citas)
La desigualdad social es el resultado de un problema social, y no puede observarse
meramente como un fenómeno natural. Es también un fenómeno histórico y cultural que ha
existido en todas las naciones, hasta convertirse en un problema social para cada una de
ellas. La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso
desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora la
sociedad. Todo tipo de desigualdad social está fuertemente asociada a las clases sociales, al
género, a la etnia, la religión, etcétera. Así que de forma más sencilla podemos definir la
desigualdad como el trato desigual o diferente que indica diferencia o discriminación de un
individuo hacia otro debido a su posición social, económica, religiosa, a su sexo, raza, color
de piel, personalidad, cultura, entre otros. (Aranguren, 2005)
La desigualdad social se refiere al trato diferente o discriminatorio que una persona tiene
hacia otra, por su clase social, su religión, su género, su raza, su nacionalidad, entre otras
cosas. Por lo general, son las minorías sociales las que reciben con mayor frecuencia un
trato discriminatorio. Los grupos dominantes se valen de la discriminación para ejercer
control sobre los grupos minoritarios. (Sancler, 2018)
Para el filósofo francés Jean Jacques Rousseau, en su obra “Discurso sobre el origen y los
fundamentos de la desigualdad entre los hombres”, la desigualdad social y política no
proviene de la voluntad divina ni se trata de una característica natural entre los individuos.
A pesar de que en la época de los ilustrados como Rousseau, se defendían las ideas de la
libertad, igualdad y fraternidad y se promovían la importancia de los derechos humanos, la
época de la revolución industrial marca más adelante, una diferencia considerable entre los
niveles de ingresos.
A inicios del siglo XX, la diferencia en cuanto al nivel de ingreso medio entre los
países “pobres” y los países “ricos”, tenía una proporción de 1 a 4 mientras que a inicios del
siglo XXI, está proporción ha aumentado considerablemente de 1 a 30.
En 1950 se utilizó por primera vez los términos Subdesarrollo y Tercer Mundo para señalar
a los países que sufren carencias alimentarias, la esperanza de vida es corta, la
escolarización es muy baja y existen problemas de salud muy graves. Estos países tienen
gobiernos inestables y en ellas la desigualdad social es enorme: una minoría de la población
es rica y una mayoría vive en condiciones de pobreza extrema.
Según el historiador Josep Fontana, tanto a finales de la Primera Guerra Mundial como
sobre todo después de la Segunda, la reacción popular ante los costes humanos de aquellas
masacres fue apostar por una sociedad más justa, más libre y más pacífica. Así, las mejoras
sociales y políticas, sobre todo en Europa occidental, después de la derrota del nazismo, y
el avance hacia el Estado de bienestar serían estimulados por las políticas que querían
cerrar el paso a la revolución social. Por eso, desde 1945 hasta 1974, en los países más
desarrollados se acortaron notablemente los niveles de desigualdad social. Pero la crisis
económica de los años 70 y, después el hundimiento del mundo soviético cambiaron
radicalmente la situación. El comunismo dejó de ser un peligro y eso, junto con la
moderación de la socialdemocracia, provocó la pérdida del miedo a la revolución. Así, la
sociedad del siglo XXI estará marcada por el predominio de un capitalismo descontrolado
que se siente seguro y sin un opositor fuerte. La conclusión será evidente: los poderosos
están ganando la guerra de clases e imponiendo el triunfo de la desigualdad. Nunca en la
historia contemporánea había habido tanta diferencia económica entre una minoría muy
rica y una mayoría que no sale del empobrecimiento. Estos dos libros nos ayudan a
entender cómo ha sido posible llegar a esta inquietante situación.
Causas
Culturales: existe desigualdad entre los individuos que han obtenido un buen nivel
de educación y los que no han podido alcanzarlo. Cada año nacen 80 millones de
niños en todo el mundo. Las altas tasas de fecundidad de las mujeres y la
superpoblación que sufren muchas ciudades, conducen al aumento de la pobreza ya
que la sociedad disminuye su capacidad de consumo y bienestar. El elevado grado
de corrupción que existe en estos gobiernos favorece el incumplimiento de contratos
firmados con empresas y otros gobiernos, y fomenta que los más desfavorecidos
vean violados los derechos que tanto ha costado alcanzar.
Sociales: consiste en el ostracismo que sufren algunos grupos por parte de otros más
amplios o poderosos. Esto ocurre con determinadas minorías étnicas, grupos de
trabajadores inmigrantes, y otros muchos grupos sociales. Esta situación fomenta la
tensión social y la inestabilidad política, que a su vez frena las inversiones
extranjeras.
Los desastres naturales y los conflictos armados generan ruptura social en las comunidades
pobres ya que muchos se ven obligados a huir de sus hogares y convertirse en refugiados.
Causas culturales: Las diferencias que existen con respecto a la formación académica y al
acceso a la información también pueden ser determinantes en el origen de desigualdad
social.
Causas de género: La desigualdad entre hombres y mujeres es una realidad que se existido
a lo largo de la historia de la humanidad y que a pesar de que en la época actual, se han
alcanzado muchos logros que favorecen a las mujeres, aún existen sociedades en el mundo
donde la mujer posee una condición desfavorable con respecto a la del hombre.
La desigualdad social no tiene una única causa, sino que es una consecuencia del modo en
que ha transcurrido nuestra historia como especie. El pensador francés Jean-Jacques
Rousseau reflexionó sobre el origen de la desigualdad entre los hombres y aseguraba que el
origen de ésa se hallaba en el estado social, es decir, que el hombre no nace en la
desigualdad, sino que la adquiere al empezar a compararse con sus semejantes y ver el
modo en que éstos viven.
Por otro lado, los oprimidos nunca logran desarrollar totalmente su potencial, ya que los
recursos necesarios para ello están siendo aprovechados por otros, lo cual ocasiona una
pérdida de potencial humano incalculable. Y la pobreza, lejos de ser un mal sencillo, es la
fuente de numerosas dificultades sumamente arduas de combatir: el riesgo a la salud, el
incremento del crimen, el odio de clases, el deterioro de la política, etc.
Bibliografía
Aranguren, E. L. (2005). Problemas sociales: Desigualdad, pobreza, exclusión social.