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El ahumado como tal tiene cierta actividad preservativa y cuando se efectúa con propiedad
refuerza la capacidad de conservación del producto y hace que tenga mejor apariencia, en
muchos casos añade sabor característico y color atractivo, que convierte al producto.
El ahumado puede efectuarse en caliente o en frío. Entre estos dos procedimientos existen
varias diferencias. De ellas, el proceso a diferentes temperaturas es el más notable. El
proceso de ahumado en caliente se efectúa a altas temperaturas (entre 55 y 100° C), por lo
que finalmente se obtiene un producto con un cierto grado de cocción. En el ahumado en
frío, las temperaturas utilizadas no deben exceder de 32.2ºC (90°F) (FDA, 1998),
temperatura a la cual el producto llega solo a una incompleta coagulación de la proteína.
Para elaborar productos de buena calidad se utiliza aserrín y viruta de maderas duras, y en
muchos casos la combinación con aserrín de árboles frutales, marlo de choclo, cascaras de
frutas desecadas o diferentes plantas aromatizantes (laurel, orégano).
Por otro lado, las maderas blandas otorgan un color profundo, pero incorporan sabores
resinosos.
En el siguiente informe se dará a conocer los tipos de maderas utilizadas para el ahumado
para los diferentes productos pesqueros y aquellas maderas no recomendables para el
mismo.
I. MADERAS QUE SE DEBEN UTILIZAR PARA AHUMAR
Maderas duras
Son aquellas que proceden de árboles de un crecimiento lento (los de hoja caduca), por lo
que pesan más y soportan mejor las inclemencias del tiempo que las blandas. Estas
maderas proceden de árboles que tardan décadas, e incluso siglos, en alcanzar el grado de
madurez suficiente para ser cortadas y poder ser empleadas en la elaboración de muebles
o vigas de los caseríos o viviendas unifamiliares. Son mucho más caras que las blandas,
debido a que su lento crecimiento provoca su escasez, pero son de mucha mayor calidad.
También son muy empleadas para realizar tallas de madera.
Por ejemplo:
Maderas Blandas
La gran ventaja que tienen respecto a las maderas duras, es que tienen un periodo de
crecimiento mucho más corto (los de hoja perenne), que provoca que su precio sea mucho
menor. Este tipo de madera no tiene una vida tan larga como las duras. Dar forma a las
maderas blandas es mucho más sencillo, aunque tiene la desventaja de producir mayor
cantidad de astillas, por lo que el acabado es mucho peor. Además, la carencia de veteado
de esta madera le resta atractivo, por lo que casi siempre es necesario pintarla, barnizarla
o teñirla.
Al igual que se tiene que respetar los tiempos de cocción de los alimentos, también se
debe elegir el tipo de madera.
No todas las maderas sirven para este propósito (ahumado), y hay que tener cuidado con
la que son utilizadas, de lo contrario se podría llegar a la intoxicación por los productos
químicos que presente. Aunque pueden servir para hacer una fogata o para cocinar al
aire libre, no se deben utilizar para ahumar los alimentos.
BIBLIOGRAFÍA
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March 29, 2001. Internet
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