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4.1 Objetivos
Los ejes temáticos reciben un tratamiento flexible para su aplicación en cada uno
de los grados escolares, y se desarrollan por medio de Unidades Didácticas que serán
programadas por los maestros y maestras de acuerdo con las posibilidades de cada
institución educativa, según los diferentes contextos.
Los contenidos que se presentan para cada eje temático representan la estructura
básica a considerar como referencia para la construcción de los planes de estudio,
pero cada institución realiza las adecuaciones necesarias, de acuerdo con las condiciones
del contexto social y cultural, presentándose la posibilidad de hacer énfasis en algunos
ejes, enriquecerlos, adaptarlos e inclusive incluir otros contenidos que sean adecuados
para el desarrollo de los niños y las niñas.
Entre los elementos que integran la idea del propio cuerpo se distinguen los siguientes:
Este elemento hace referencia a que toda conducta motriz esta relacionada con el
funcionamiento neuromuscular del organismo. En el mismo sentido la actividad
postural comprendida como regulación y ajuste corporal es un aspecto fundamental
a tratar en la Educación Física.
La condición del tono muscular es la base que sustenta toda acción en el control
del cuerpo, aspecto que se constituye en la regulación primaria, y acción de la cual no
siempre se es consciente.
«La actividad tónico postural ortoestática, según (Pailar 1982, citada por
Castañer Camerino 1996. 58) engloba los elementos de tonicidad y posturalidad,
adecuados a la equilibración del ser humano; la ortoestática, que define el
mantenimiento del cuerpo sobre el eje vertical con base reducida al polígono
de sustentación que marcan los pies»
- La Tonicidad
Gestualidad
La gestualidad significa gesto, movimiento como una acción dinámica del cuerpo, se
constituye en un componente básico de la morfocinésis, en el sentido que es forma de
movimiento. Efectivamente el gesto es precisamente el que le da la forma al movimiento.
Postura y Actitud
La postura está relacionada con la localización de las diferentes partes del cuerpo en
el espacio. La postura constituye una adaptación del esquema corporal (percepción
global y segmentaria del cuerpo que permite simultáneamente el uso de determinadas
partes de él, así como conservar su unidad en acciones globales) al espacio por medio
de una determinada disposición de los diferentes segmentos corporales. La postura
depende de la distribución tónica de los músculos que controlan la acción de los
segmentos corporales. En sí el término postura tiene un significado mecánico que hace
referencia a la ubicación de los diferentes segmentos corporales en el espacio, y se
traduce en formas de equilibración del cuerpo.
La actitud, hace referencia a la disposición corporal, al comportamiento de un sujeto
en sus relaciones con los demás. La actitud permite identificar a las personas por medio
de su lenguaje corporal, que se hace manifiesto en sus conductas motrices. La postura o
actitud corporal posee una dimensión consciente y una inconsciente, aspecto que
requiere para su control una interacción permanente de estas dimensiones. En síntesis el
control de la postura requiere de la adaptación del esquema corporal al espacio, y de
mantener un equilibrio emocional.
Respiración y Relajación
La Espacialidad
En este sentido, puede observarse que el cuerpo humano posee una simetría en la
distribución de sus segmentos, sin embargo paralelamente a esa simetría, se presenta una
asimetría funcional, ya que para la realización de determinadas actividades, interviene
desde el punto de vista funcional, y de manera predominante una de las dos partes
similares. Se hace referencia específica a la lateralización cortical, como se mencionó
anteriormente, referida a la especificidad de uno de los hemisferios cerebrales en el
tratamiento de la información sensorial y en el control de las acciones.
Ambidextros: dominancia lateral equitativa de los dos lados del cuerpo. Puede
presentarse temporal o transitoriamente en niños.
Sólo cuando el niño está en capacidad de diferenciar sus lados, podrá proyectar las
nociones de izquierda, derecha, adelante, atrás, arriba, abajo, adentro y afuera al
espacio exterior, identificando la orientación y posición de otras personas y cuerpos
en el espacio, ya que la lateralidad es la sensación o sentimiento interno de direccionalidad
o tropismo corporal con relación al espacio circundante, representando un proceso de
maduración y diferenciación que se desarrolla paralelamente a la adquisición y
aprendizaje verbal de los conceptos espaciales mencionados.
Estructuración Espacial
Piaget citado por Contreras (1998): propone las siguientes categorías de relaciones espaciales:
- Relaciones topológicas: son las relaciones elementales que existen entre los objetos
(vecindad, separación, orden, sucesión, continuidad, etc.)
Organización Espacial
El equilibrio dinámico es una acción de ajuste y control del tono postural que mantiene
el cuerpo sobre la base de sustentación cuando el centro de gravedad se aparta de ella.
La Coordinación
La coordinación como tal es la capacidad de regular con precisión las conductas motrices
en la ejecución funcional y eficaz de las acciones planeadas de acuerdo a la idea motriz
propuesta. Según Álvarez del Villar, citado por Contreras Onofre (1998). La coordinación
«es la capacidad neuromuscular de ajustar con precisión lo querido y pensado de acuerdo
con la imagen fijada por la inteligencia motriz a la necesidad del movimiento o gesto
deportivo concreto». En el mismo sentido, la coordinación ha sido definida como ordenación
secuencial de los movimientos en una estructura jerarquizada de las acciones previstas para
lograr a un objetivo propuesto, de forma funcional, eficiente, eficaz, armónica y fluida con
el mínimo gasto de energía y atendiendo a situaciones cambiantes del medio tanto interno
como externo en el ser humano y el contexto».
Los factores biológicos están determinados por la estructura de las fibras musculares
(hipertrofia e hiperplasia), por aspectos neuromousculares (modelo de reclutamiento de
las fibras musculares), por las fuentes energéticas y el comportamiento hormonal; los
factores mecánicos son determinados por la longitud del músculo, la velocidad de
contracción muscular y la elasticidad; los factores funcionales dependen del tipo de
contracción muscular y los factores sexuales del sexo del individuo.
Según García Manso (1996, 166, 167), la manifestación activa de la fuerza es la tensión que está
en capacidad de generar un músculo por la acción de una contracción muscular voluntaria. La
manifestación activa según su magnitud, velocidad de ejecución y tiempo de duración se clasifica
en Fuerza Máxima, Fuerza Veloz y Fuerza Resistencia.
La fuerza máxima es conceptualizada como «la tensión que es capaz de generar un músculo
por acción de una contracción muscular voluntaria « (García, 1996: 167).
La fuerza veloz «es la velocidad del sistema neuromuscular de vencer una resistencia a la mayor
velocidad de contracción posible, o como lo plantean (Harre y Hauptmann 1991, citados por
García Manso 1996, 171) capacidad de un atleta de vencer resistencias externas al
movimiento con una gran velocidad». Algunos autores designan este tipo de manifestación de la
fuerza con el nombre de Fuerza Explosiva.
Esta es la capacidad de Fuerza que desarrolla un músculo como reacción a una fuerza
externa que modifica o altera su propia estructura. Se produce después de un ciclo de estiramiento-
acortamiento, como ocurre cuando un individuo rebota después de un salto.
La capacidad de fuerza activa y veloz en los niños, igualmente, debe trabajarse sobre la
base del desarrollo de los esquemas motrices de base, equilibrio y coordinación, debido a
que la coordinación intra e intermuscular se puede desarrollar por medio de estímulos
adecuados a partir de los 8 - 10 años, además, la coordinación intramuscular presenta una
fase sensible para su desarrollo a los 11 - 13 años en manifestaciones cíclicas y de
movimiento (Grosser 1989: 207, 210).
Según Taborda (2001: 11), el «niño» está en condiciones de desempeñarse sin dificultad
en tareas de resistencia, básicamente en las tareas que utilizan como fuente energética la
vía aeróbica. Así mismo, el autor considera que en el momento se mantienen las reservas
sobre la capacidad del niño para actuar con eficiencia en las tareas donde es básica la
participación de la vía energética anaeróbica láctica.
De acuerdo con los referentes teóricos expuestos, la resistencia puede ser conceptualizada
como la capacidad física y psicológica del individuo para realizar un esfuerzo de larga
duración sin disminuir su eficacia o rendimiento.
Clasificaciones de la Resistencia
La resistencia anaeróbica, que puede ser láctica, cuando se realiza una actividad o
ejercicio muscular con presencia de ácido láctico en funcionamiento mientras el nivel de
consumo de oxígeno supera el límite superior, y aláctica, la cual se refiere a esfuerzos de
alta intensidad y corta duración (10 a 20 segundos).
Gráfico No. 28: Resistencia según Porcentaje de Grupos Musculares Involucrados en el Trabajo
(Zaziorski citado por Grosser 1989), hace referencia a la resistencia local cuando en
el esfuerzo interviene una fracción inferior a 1/3 parte de la musculatura del individuo,
resistencia regional cuando hay una participación de 1/3 a 2/3 partes de la musculatura
y resistencia global cuando se presenta una participación superior a las 2/3 partes de la
musculatura esquelética del individuo.
Para Navarro (1994, citado por Grosser 1989: 128), la resistencia puede ser. resistencia de
base, planteada como capacidad para ejecutar actividades independientemente del
deporte que se practica, y resistencia específica es la que está relacionada con la capacidad
de realizar estímulos y ejercicios que guardan una relación óptima con una actividad
deportiva determinada.
Gráfico No. 29: Resistencia según su Función en la Preparación General o Especial del Deportista
Orientaciones Generales para el Maestro
En este sentido, se propone primero que «la resistencia debe ser concebida como el
indicador más importante del régimen energético dominante de los procesos metabólicos
desencadenados por la participación del niño en actividades lúdicas, físicas y deportivas»
(Taborda 2001: 39).
En tercer lugar, Taborda sugiere que para la ejecución de las tareas motrices es
necesario el desarrollo del pensamiento, y para ello, se requiere de competencias
procedimentales, en las cuales niños y niñas regulen sus acciones, de modo que puedan
lograr el resultado propuesto. Por ello, es necesario que los niños regulen sus acciones
de modo que puedan retardar la aparición de la fatiga, tanto durante el proceso como
una vez transcurridas las acciones, actividades o tareas motrices. Para el desarrollo de
esta competencia es fundamental programar tareas que impliquen esfuerzos en cuanto a
la atención selectiva, la discriminación perceptiva, el desarrollo de la capacidad de análisis
sobre el desarrollo de las tareas motrices, la selección de las opciones más adecuadas y la
toma de decisiones pertinentes para resolver competentemente un problema motriz.
En cuarto lugar, el autor dice que los maestros deben programar las tareas atendiendo
a la capacidad de los niños, de modo que se establezcan niveles de dificultad que contribuyan
a desempeñarse con exigencia, pero competentemente. Para ello, debe tenerse en cuenta
que las capacidades físicas y, en este caso, la resistencia aeróbica se expresan o manifiestan
a través de las habilidades motrices (correr, saltar, lanzar, girar, nadar, danzar, etc.).
El desarrollo de estas habilidades constituye un reto cuando se plantean bajo
condiciones especiales, como es el caso de hacerlo continuamente en un tiempo
determinado y sin parar, con una intensidad definida, en coordinación con otras
u otros compañeros, bajo unas reglas específicas, en espacio con características
conocidas o desconocidas.
Según( Grosser, Brüggemann, Zintl, 1989: 203,212), las fases sensibles adecuadas
para los diferentes componentes de la velocidad son: el tiempo de reacción y la
velocidad cíclica entre los 7 y 12 años; la fuerza explosiva y la aceleración tienen su
momento adecuado entre los 9 y 13 años en niñas y 10, 11 y 15 en los niños.
Estos aspectos llevan a concluir que la edad escolar es un momento adecuado para
presentar estímulos dirigidos a mejorar el desarrollo de la velocidad.
La velocidad como tal, es considerada como la capacidad de realizar acciones motoras
en el mínimo tiempo posible y con el mayor rendimiento o eficacia.
Clasificación de la Velocidad
La velocidad cíclica está constituida por una serie de movimientos muy similares,
repetidos en forma continua y realizados en el menor tiempo posible (pedalear en una
bicicleta, trotar, etc.).
La cualificación de los gestos y las técnicas motrices se constituye en una tarea a desarrollar
para mejorar la competencia motriz del niño. De acuerdo con este planteamiento, deben
realizarse actividades de Educación Física de Base, como el desarrollo de tareas orientadas
al mejoramiento del ajuste postural, el ritmo y la coordinación, la flexibilidad, la fuerza
básica, además de la percepción espacial y temporal a estímulos visuales, auditivos y táctiles.
Perfeccionando el desarrollo de todas estas capacidades se habrá realizado una tarea
fundamental para lograr el mejoramiento de la velocidad.
De otra parte, durante las edades escolares, el juego por sus aportes lúdicos, afectivos
y sociales, se constituye en una excelente herramienta pedagógica para procurar el
aprendizaje de habilidades motrices básicas y específicas, así como el desarrollo de
capacidades generales dirigidas a mejorar la velocidad.
Clasificación de la Movilidad
(Fleishman, citado por Manso, Navarro y Ruiz, 1996: 432), clasifica la movilidad
en estática y o pasiva y dinámica o activa.
Según (Manso, Navarro y Ruiz 1996: 436), algunas de las ventajas de una buena
movilidad son las siguientes: La disminución del stress, ayuda a la relajación muscular,
previene lesiones, contribuye como cualidad condicional al mejoramiento y la eficacia en
la ejecución de gestos deportivos, además, se ha constituido en un indicador de la salud
de los individuos.
Gráfico No. 31: Clasificación de la Movilidad
Ruiz Aguilera (1985: 84), clasifica las capacidades coordinativas de la siguiente forma:
Capacidad de orientación
Capacidad de equilibrio
Capacidad de reacción
Capacidad de ritmo
Capacidad de anticipación
Capacidad de coordinación (acoplamiento)
Debido a la gran complejidad que pueden tener algunas tareas motrices para el
aprendizaje, en la edad infantil se recomienda seleccionar estímulos que atiendan
progresivamente a mayores niveles de dificultad.
Capacidad de Orientación
Esta capacidad está relacionada con la ubicación del cuerpo en el espacio y en el tiempo,
en coordinación con las situaciones que se realizan. En este sentido, el individuo debe
identificar en el tiempo oportuno y con precisión, las variaciones de las situaciones motrices
y adecuar la posición del cuerpo, orientarla, teniendo en cuenta como referentes los objetos
y las otras personas que intervienen en la situación motriz.
Capacidad de Equilibrio
Capacidad de Ritmo
Capacidad de Anticipación
Gráfico No. 32: Capacidades Coordinativas. Tomado de Teoría y Metodología de la Educación Física,
Tomo II.