3 Minutos de Lectura
Eve
3 Minutos de Lectura
¡Sé el primero en comentar!
¡Comparte!
Descripción: Guion corto basado en una historia de la Biblia. Jonás es un profeta que al ir a
divulgar la palabra de Dios, es tragado por una enorme ballena.
El faro
Desastre a la carta
El último tren
PRIMER ACTO
Jonás, un hombre joven, se encuentra a bordo de un barco que navega contra la corriente en
plena tormenta.
Capitán: ¡Estamos a punto de naufragar sin remedio! El cielo nos está castigando de manera
cruel. ¡Vamos todos a rezar!
Tanto el capitán como su tripulación juntan las manos para rezar, pero Jonás se queda como
esta.
Capitán: ¿Por qué no te pones a orar como nosotros? ¡Por favor, ayúdanos a complacer a
Dios!
Jonás: Es que siento que Dios nos ha abandonado. Hace días me ordenó ir a predicar su
palabra en Nínive, pero no sabía que este barco iba a naufragar. Creo… creo que él no nos
escucha.
Capitán: Ahora sí creo que el Señor se ha molestado con nosotros. ¡Qué inconsciente eres!
Una pantalla blanca cubre el escenario, mostrando la proyección de una enorme ballena que
se come al hombre que está nadando en el mar y un barco que se aleja. Los ruidos de las
olas invaden el escenario.
SEGUNDO ACTO
Jonás: Oh no, ¿y ahora que voy a hacer? ¿Cómo voy a sobrevivir aquí? Si tan solo me
hubiera quedado en mi casa.
Dios: Yo nunca te abandonaré, Jonás. Tienes que tener fe y confiar en mí, porque voy a
mantenerte a salvo.
Dios: No te preocupes por eso. Quédate orando tres noches y tres días consecutivos, que yo
me encargaré del resto.
Jonás: Estoy muy asustado, señor, pero nunca he dejado de confiar en ti. Haré lo que me
dices.
TERCER ACTO
Jonás: Ahora sí, es hora de dedicarme a difundir la palabra de Dios como se debe. Porque él
ya me ha demostrado que los milagros son posibles, cuando uno cree con todo su corazón.
Jonás
JONÁS
Miriam y Javi
PERSONAJES
NARRADOR sebastian
VOZ DE DIOS isai
JONÁS jose
VOZ CAPITÁN ana maria
NARRADOR. Érase una vez, hace mucho tiempo que vivía un hombre llamado Jonás. Un
día Dios habló a Jonás y le dijo:
VOZ DE DIOS. ¡¡Jonás!! Quiero que vayas y prediques a la ciudad de Nínive. Ellos van por
el mal camino y no puedo ignorarlo por más tiempo.
JONÁS. ¡¡Nínive!! ¡Ni hablar! Lo siento, Dios, pero de ninguna manera voy a ir Nínive. Es
un sitio muy malo.
VOZ DE DIOS. Es por eso por lo que quiero que vayas y prediques allí.
NARRADOR. Es entonces cuando Jonás decidió que debía escapar lo más lejos posible de
Nínive y de Dios. Se fue al mar y cogió el primer barco que se dirigía en dirección
contraria a la que Dios le había ordenado. Cuando se encontraban en medio del mar,
Dios mandó una gran tormenta y entonces el barco lentamente empezó a hundirse.
Entonces el capitán del barco exclamó: “¡Que me parta un rayo! No había visto una
tormenta como esta en toda mi vida. Debemos aligerar la carga... ¡¡Tirad esos barriles
por la borda!!! ¡¡¡Tirad la comida por la borda!!! ¡¡Tirad al capitán por la borda…!! ¡No,
espera…! ¡Cancelad la última orden que yo soy el capitán!”.
JONÁS. ¡¡Oh, no!! ¡Esta tormenta es por mi culpa! Debería haber sabido que no se puede
esconder nadie de Dios. Lanzarme a mí por la borda y la tormenta pasará. Deshaceos de
mí y también lo haréis de la tormenta.
NARRADOR. Pero el capitán no estaba muy convencido y exclamó: “Pero, ¡¡no podemos
hacer eso!! Vamos a intentar volver a la orilla.”
NARRADOR. El capitán sintiéndolo mucho tuvo que pronunciar las siguientes palabras:
“No hay nada más que podamos hacer. Lo siento, Jonás. En realidad no quiero hacer
esto. ¡Perdóname Señor!”
Entonces Jonás fue lanzado por la borda e inmediatamente después el mar entró en
calma. Reinaba una calma milagrosa. Pero Jonás no se ahogó porque Dios envió un pez
grande… (Entra el 1º pez.) Más grande que ese. (Entra el 2º pez.) Más grande que ese...
(Entra el 3º pez.) ¡¡He dicho que era un pez grande!! (Entra ballena.). ¡¡Eso ya está
mejor!! Eh... ¿por dónde iba? ¡Ah, sí! Dios envió un gran pez que se tragó a Jonás
enterito. Desde dentro del pez Jonás oró.
JONÁS. ¡Oh! Dios mío, me salvaste de ahogarme pero todavía me encuentro en peligro,
en gran peligro. Sé que esto es lo que merezco pero todavía te alabo porque sé que
dondequiera que yo vaya tú también vas conmigo. Tú eres el Dios que salva.
NARRADOR. Entonces Dios habló al pez y éste escupió a Jonás de su boca y lo dejó
tumbado sobre la arena de la playa. Y Dios habló a Jonás por segunda vez.
VOZ DE DIOS. ¡Jonás! Quiero que vayas a predicar a la gente de Nínive. Ellos van por el
mal camino y no puedo ignorarlo por más tiempo.
JONÁS. De acuerdo, Señor, iré. Sé que tú estás conmigo y me ayudarás. Me diste una
segunda oportunidad y supongo que la gente que vive en Nínive se lo merece también.
¡¡Nínive, allá voy!!
NARRADOR. Entonces Jonás fue directo a Nínive. Cuando la gente escuchó su mensaje
cayeron todos rendidos a los pies de Dios. Desde el rey hasta el niño más pequeño. Y
Nínive se convirtió en un lugar mucho más feliz porque Dios estaba con ellos.