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por el hombre después del dióxido de carbono (CO2 ), es responsable de más de un tercio del
forzamiento del cambio climático antropogénico. Es además el segundo GHG más
abundante, siendo responsable del 14 por ciento de las emisiones a nivel mundial. El metano
es considerado un “forzador climático a corto plazo”, lo que significa que tiene un tiempo de
vida relativamente corto en la atmósfera, aproximadamente 12 años. Aunque el metano
permanece en la atmósfera por un período de tiempo más corto y es emitido en cantidades
más pequeñas que el CO2 , su potencial para atrapar el calor en la atmósfera, llamado su
“potencial de calentamiento global”, es 21 veces mayor que el CO2 .
Antecedentes
La producción, procesamiento, transmisión y distribución del petróleo y del gas natural
conforman juntos la segunda fuente antropogénica (producida por el hombre) más grande de
metano en todo el mundo, liberando un estimado de 1.600 MMTCO2 E de metano hacia la
atmósfera en el año 2010.1 El metano es emitido durante operaciones normales,
mantenimiento de rutina, y trastornos en las industrias del petróleo y del gas natural. Las
emisiones varían entre las distintas instalaciones y son, en gran medida, un resultado del tipo
de procesos y equipos, procedimientos operativos y de mantenimiento, y condiciones de los
equipos. SI bien el gas natural es una fuente de energía relativamente limpia, las pérdidas de
metano de los sistemas de petróleo y gas son responsables del aproximadamente el 20 por
ciento del total de emisiones mundiales de metano. La figura 1 presenta las emisiones de
metano del sector de petróleo y gas en países de la GMI seleccionados.
Según un reciente estudio de la NASA, la industria del petróleo y el gas es, en gran parte,
responsable del aumento global de las emisiones de metano, un poderoso gas de efecto
invernadero.
Los resultados subrayan la necesidad de que el mundo haga una transición rápida hacia
fuentes de energía renovables, especialmente energía eólica y solar, para alcanzar el objetivo
central del Acuerdo de París sobre el cambio climático, que es limitar el aumento de la
temperatura media global muy por debajo de 2 grados centígrados.
Un equipo de científicos del Jet Propulsion Laboratory (JPL por sus siglas en
inglés, Laboratorio de Propulsión a Reacción) de la NASA, dirigido por John Worden,
afirma que la explotación y el transporte de combustibles fósiles, es decir, petróleo, carbón y
gas natural, han contribuido en gran medida a la liberación de metano fósil en el subsuelo
mundial.
Cuando se explota un pozo de petróleo, el gas se libera inevitablemente al mismo tiempo que
el petróleo que se bombea. En menor medida, se emite metano, un gas combustible presente
en yacimientos subterráneos de gas natural. Estas fuentes de emisiones, nocivas para el clima,
han sido subestimadas hasta ahora.
Existen también otras fuentes naturales de metano, procedentes de los pantanos, los
humedales, manglares o de charcas de mareas de permafrost ártico, así como desde otras
fuentes geológicas que liberan metano fósil atrapado en el subsuelo.
Al combinar la evidencia isotópica de las mediciones de la superficie del suelo con las
emisiones de fuego recién calculadas, el equipo de la NASA mostró que alrededor de 17
teragramos por año del aumento se debe a combustibles fósiles, otros 12 provienen de
humedales o arrozales, mientras que los incendios disminuyen en alrededor de 4 teragramos
por año. Los tres números se traducen como 25 teragramos por año, lo mismo que el aumento
observado.
Worden y su equipo han aplicado nuevos análisis de datos satelitales basados en el suelo para
identificar con mayor precisión todos los intercambios de metano. Los resultados subrayan
la necesidad de que el mundo haga una transición rápida hacia fuentes de energía renovables,
especialmente energía eólica y solar, para alcanzar el objetivo central del Acuerdo de París
sobre el cambio climático, que es limitar el aumento de la temperatura media global muy por
debajo de 2 grados centígrados
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