Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lo primero -para colocar una base-, a mi consideración, sería dar cuenta del
concepto de Diferencia ontológica y de cómo este subyace a toda la obra Ser y Tiempo,
provocando que la investigación oscile entre lo óntico y lo ontológico. Heidegger
entiende que la constitución de la Metafísica ha sido posible debido al olvido de la
diferencia entre ser y ente. La posibilidad de vislumbrar la Diferencia ontológica
solamente es posible si se da “un paso atrás” con respecto al Cogito y se piensa desde
un lugar más originario. Es necesario aclarar que el paso atrás heideggeriano no
significa aislarse de la filosofía tradicional ni negar el sujeto o Cogito cartesiano, sino
negar la prioridad del Cogito,en tanto fundamento último ante el cual los entes
comparecen como representación. Dice Heidegger con respecto a esto en su texto de
1957 La constitución ontoteológica de la metafísica:
Intentemos explicar: Heidegger no parte del “Yo pienso” cartesiano sino del “yo soy”,
es decir, da “un paso atrás” entendiendo que en la vivencia de la existencia “primero soy
y luego pienso”, esto es, no puedo afirmar mi Ser a partir del hecho de que pienso, pues
lo que me posibilita a pensar, es Ser, por ende, de la clásica frase “cogito ergo sum”
Heidegger analizará el “sum”, o sea, el Ser. Allí mismo subyace la Diferencia
ontológica, pues todo ente, sea el pensamiento, la vida, el lenguaje, antes de cualquier
determinación es necesario que “sea”, por ende, Ser y ente no son lo mismo, aunque el
Ser siempre es, el Ser de un ente, pero difieren en que la condición de posibilidad de
que haya ente, es el Ser.(Aqui se confunde la posibilidad ontológica o real con la
epistémica o de conocimiento de lo real) Por ende, el Ser es más originario que
cualquier ente, entre ellos el Cogito(el pensamiento).(Si ente se considera equivalente a
objeto, ser lo seria de cosa o mejor la existencia de la cosa,como cosa en si o el ser de
esta como existencia).
El Ser es la posibilidad para que haya ente, en otras palabras, el Ser es más originario
que el ente porque sin Ser es imposible cualquier ente. (para el pensamiento)
Debido a esta originariedad del Ser, Heidegger entiende que debe ser planteada de
nuevo la pregunta por su sentido, es decir, por el sentido de ese Ser originario que
posibilita (para el pensamiento) que haya ente.
El primero tiene que ver con aquel que pregunta. Heidegger dice que el que hace la
pregunta debe tener una cierta idea previa, noción, en cierto grado, de aquello que está
preguntando. Es decir, si yo pregunto cuál es el sentido de hablar, debo tener
previamente una noción en cierto grado de lo que es hablar; aunque esta noción no sea
necesariamente ni definible ni posible de ser conceptualizada.
Resumiendo esto, si aquel que pregunta por el Ser somos nosotros, y aquel que es
preguntado por el Ser es el existente-humano (que también somos nosotros), la
interrogación se basará en analizar y preguntarnos a nosotros mismos por nuestro Ser,
no obstante hay que aclarar que la cuestión central de la obra no es la pregunta por el
Ser del existente-humano, sino la pregunta por el Ser en general. Pero Heidegger
entiende que el Ser en general no es un qué o un quién, y que siempre se debe acceder
a él por medio de un ente, es decir, el Ser es siempre el Ser de un ente. Por lo tanto el
ente privilegiado para hacerle esta pregunta será el humano, a este ente el autor le
llamará Dasein, que es el único ente que puede preguntarse por su propio Ser.
En Alemán Dasein significa ser o estar ahí, y tiene que ver con la existencia del ente
humano, pues la esencia del Dasein es su existencia, es decir, el Dasein es existencia.
Sartre dirá años después su muy conocida frase “la existencia precede a la esencia”, es
decir, el Dasein no tiene una esencia previa que lo condicione o determine, sino que va
realizando algo así como una esencia a medida que va tomando sus libres decisiones en
su existencia, en otras palabras, se realiza en su existencia. Por supuesto que esto se
contrapone al esquema de la filosofía moderna de sujeto y objeto, donde hay un sujeto
por un lado enfrentado a un objeto al cual debo acceder, conocer, etc. Para Heidegger el
Dasein, es un “ser ahí”, donde El “Ahí” es la apertura al mundo donde está arrojado a
existir, el Dasein no es sinónimo de sujeto porque en su vivencia cotidiana se encuentra
en un estado pre-teorético. Es decir, el Dasein y el mundo son algo inseparable, la
conciencia (diría Sartre) está arrojada.
Dasein Ser ahí Sujeto Conciencia del mundo
Esta relación indisociable entre conciencia y mundo que recibe el nombre de Dasein
tiene sus raíces en el concepto de intencionalidad en Husserl. Este (basándose en las
enseñanzas de Brentano) argumentaba que ser consciente es siempre ser consciente de
algo, es decir, que la conciencia siempre “está dirigida a”, o dicho de otra forma, tiene
un carácter de direccionalidad. En el caso de Heidegger podríamos entender que para él,
el Dasein si es consciente, siempre lo es de su mundo, no existe Dasein sin mundo, y no
existe mundo sin Dasein. Pero esto también se debe a lo que Heidegger entiende que es
la constitución fundamental del ser Dasein: El “estar-en-el-mundo”, de lo que se
despliegan tres conceptos: “El estar”; “El estar-en”; y El “En-el-mundo.” El que nos
interesa aquí es el “estar-en”, pues este no implica que el Dasein “está-en” en el sentido
de que está en el mundo de manera espacio-temporal, sino que está siempre
absorbido“en” y “por” el mundo. Esta absorción en la que se encuentra el Dasein es su
manera habitual de ser, que Heidegger llama “general y regularmente” o también
“cotidianidad”.
De la fenomenología trascendental
a la fenomenología hermenéutica
Hemos dicho anteriormente que el Dasein mismo deberá hacerse la pregunta por el
sentido de su Ser. Para Heidegger la esencia del ser del Dasein es la existencia, por
ende, a priori, la investigación se desarrollará en base a la existencia humana, lo que en
la obra se le da el nombre de “Analítica existenciaria”. Heidegger elabora lo que
comúnmente en el lenguaje filosófico entendemos por categorías, pero les llamará
“existenciarios”, que serán modos en que la existencia humana se despliega en la
cotidianidad. Heidegger entiende que esto es lo constitutivo de la conciencia y lo que
determina nuestro comportamiento frente al mundo, tomando distancia así de la
conciencia husserliana que se enfoca solo en objetos que se donan a la misma.
El plan que Heidegger se traza para realizar esta investigación sobre el sentido del
griega aletheia habla de los dos sentidos del término “verdad” que se encuentran en la
Parábola de la Caverna de Platón. Uno de ellos (el que predominó en el pensamiento
occidental) se trata de la verdad por correspondencia o adecuación, el otro, de la verdad
como des-ocultamiento. La Destrucción de la historia de la ontología se trata de des-
ocultar al Ser de los múltiples entes que lo han ocultado a lo largo del tiempo a medida
que la tradición Metafísica respondía a la pregunta por el Ser con un ente. En palabras
de Heidegger:
Para intentar esquematizar el desarrollo del Dasein propio e impropio, hagamos como
Heidegger, y partamos describiendo cómo es el ser del Dasein impropio y como este se
despliega hasta devenir en un Dasein propio.
El Uno, para entenderlo mejor, también es llamado “interpretación pública”, por lo que
no está lejos (aunque no inequívoco) entender al Uno como algo similar a lo
que hoy llamamos opinión pública.
En el estado de caída regido por el Uno, el Dasein se caracteriza por participar de tres
fenómenos constitutivos del Uno: la habladuría, la avidez de novedades y la
ambigüedad.
“La habladuría” es definida por Heidegger como el hablar de manera superficial, sin
fundamento, repetir lo que “se escucha por ahí”. Aquí reina la desinformación y al
mismo tiempo el autoritarismo, pues cada quien pretende tener la razón sin dar razones
de sus palabras. Se habla del habla dice Heidegger, pero no del objeto de habla, pues
hablar del objeto de habla sería profundizar, cosa que en el fenómeno de la habladuría
no es posible .
Hemos dicho anteriormente que la constitución fundamental del ser del Dasein es el
estar-en-el-mundo y que de esta de se derivan diferentes existenciarios. Ahora es
momento de responder a dos cuestiones: Qué es lo que une a todos los existenciarios
como estructura fundamental del ser del Dasein y cómo el Dasein se hace
autoconsciente de esto. La respuesta es: La unidad ontológica de los existenciarios
Heidegger la llama la “cura o el cuidado” y el Dasein se hace autoconsciente de la
misma por medio de la angustia. Expliquemos: Heidegger entiende que la angustia es
la disposición afectiva fundamental del ser del Dasein dado que ontológicamente el
Dasein se angustia ante la Nada. Para explicar esto se vale del contraste entre miedo y
angustia. El miedo surge cuando El Dasein tiene ante sí un objeto del cual teme una
presunta amenaza, no obstante la angustia no tiene objeto que la haga surgir en el
Dasein, el Dasein se angustia por su condición de arrojado, por su estar-en-el-mundo
abierto a la contingencia. La angustia revela al Dasein tres existenciarios que conforman
a la cura: la existenciariedad, la facticidad, y el estar-caído, esto es: que el ser del
Dasein es indeterminado y libre de cualquier esencia, por lo que es responsable de sus
decisiones (existenciariedad) ; que siempre está en un mundo, que lo delimita y
condiciona en tanto es un ser finito (facticidad); y que en su estado habitual siempre está
absorbido por ese mundo regido por el das Man (estar-caído). Ahora, ¿Es posible para el
Dasein salirse de su estado de caída y apropiarse de su ser más propio, o sea, libertad,
finitud y autenticidad? La respuesta de Heidegger será sí y a esto lo llama “el estado de
resuelto” que desarrolla en la segunda parte de la obra Ser y Tiempo.
Para concluir, sería bueno aclarar que hay una gran diferencia entre el proyecto de