Está en la página 1de 52

Morfología de la Lengua Española

TEMA 1
1. Ámbito de la morfología
2. Perspectivas sincrónica y diacrónica
3. Relaciones de la Morfología con otras disciplinas
1. Relación entre Morfología y Fonología
2. Relación entre Morfología y Sintaxis
3.3 Relación entre Morfología y Lexicología
4. Morfología flexiva y morfología derivativa
TEMA 2
1. Clases de palabras
2. Clases de locuciones
3. Fijación
4. Variantes morfológicas flexivas y derivativas
5. Estructuras morfológicas en las locuciones
1. Locuciones nominales
2. Locuciones adjetivas
3. Locuciones adverbiales
4. Locuciones conjuntivas
5. Locuciones verbales
6. Las palabras idiomáticas
7. Locuciones y compuestos
8. Verbos soporte
9. Colocaciones léxicas
TEMA 3
1. La palabra
1. Teorías y definiciones
2. Clasificaciones de las palabras
2. Estructura de la palabra: sus constituyentes
3. Fundamentos del análisis morfológico
1. La segmentación
2. La agrupación de los alomorfos de un mismo morfema
3. La clasificación de los alomorfos
TEMA 4
1. Morfología flexiva
2. Palabras variables e invariables
3. La categoría de género en el sustantivo
4. La categoría de número en el sustantivo
5. La categoría de género y número en el adjetivo
6. La categoría de género en los determinantes
TEMA 5
1. Morfología flexiva verbal
2. Morfemas de persona, número, tiempo y modo
3. La vocal temática
4. Clases de verbos
1. Conjugación regular
2. Conjugación irregular
3. Verbos defectivos
1
4. Verbos vocálicos
5. La perífrasis verbal: tipos y estructura
6. Verbos y participios parasintéticos
TEMA 6
1. Morfología léxica
2. La prefijación: propiedades y restricciones
3. Clasificación de los prefijos
1. Locacionales y comitativos
2. Temporales
3. Negativos
4. Gradativos: usos intensivos y valorativos
4. Preposición y prefijo / Adverbio y prefijo
1. Preposición y prefijo
2. Preposición y adverbio
5. Preposición y composición
6. Cadena de prefijos
TEMA 7
1. La sufijación: propiedades y restricciones
2. Sufijación apreciativa y superlativa
3. Superlativo latino
4. Derivados y compuestos: el adverbio en -mente
5. Sufijación e interfijación
TEMA 8
1. La composición
1. Clases de compuestos
2. Vocal de enlace: la i como marca de composición
3. Composición y parasíntesis
4. Temas grecolatinos
5. Procedimientos de formación afines: acronimia, siglación,acortamiento
1. Acronimia
2. Siglación
3. Acortamiento

2
TEMA 1
1. Ámbito de la morfología
La morfología es la ciencia que se ocupa de las relaciones que se dan dentro de la palabra
entre las unidades menores que ella.
Su ámbito suele recubrir dos grandes zonas. En primer lugar, el estudio de esas unidades
menores, los morfemas, que presentan un amplio número de variantes formales y una
infinidad de significados.
La segunda parte en que se divide la Morfología es la teoría de las categorías léxicas, la
caracterización de las unidades como sustantivo, adjetivo, adverbio, verbo o preposición.
Existen otros aspectos lingüísticos que afectan de una forma u otra a la palabra, sin ser por
ello objeto de la Morfología. Las unidades léxicas tienen un significado, y existe una
disciplina que lo estudia, la Lexicología. Además, tienen una función dentro de la oración,
cuyo estudio corresponde a la Sintaxis. Es indudable que la Lexicología, la Sintaxis y la
Morfología mantienen importantes conexiones entre sí, al igual que con la Fonología.

2. Perspectivas sincrónica y diacrónica


El estudio de la estructura de las palabras puede abordarse desde dos puntos de vista: el
diacrónico y el sincrónico. Desde el punto de vista diacrónico, esta parte de la gramática
estudia la evolución que experimentaron las formas latinas, así como la progresiva
incorporación a nuestra lengua de neologismos de muy variado origen a lo largo de toda su
historia.
Desde el punto de vista sincrónico, la formación de palabras analiza las pautas morfológicas
que permiten construir las formas compuestas y derivadas a las que los hablantes tienen
acceso.
Por ejemplo, desde el punto de vista sincrónico, el sustantivo traducción se deriva del
verbo traducir, mientras que desde el punto de vista diacrónico o histórico, traducción
se deriva del latín traductio.

3. Relaciones de la Morfología con otras disciplinas


1. Relación entre Morfología y Fonología
La relación entre la Morfología y la Fonología entra dentro del campo de la denominada
Morfonología, ideada por Trubetzkoy con el fin de acoger en él todos aquellos aspectos
fonológicos relevantes de la morfología.
Por ejemplo, se llama silabación, silabeo o silabificación al proceso de segmentar las
palabras en sílabas. La silabación es sensible a veces a la estructura morfológica del
español. Así, por ejemplo, el adjetivo sublunar, en el que se reconoce el prefijo sub-
, se segmenta silábicamente en la forma sub.lu.nar, y no en la forma *su.blu.nar,
mientras que el adjetivo sublime (en el que no se reconoce ningún prefijo) se silabea en la
forma su.bli.me, y no en la forma *sub.li.me.

3
Esta diferencia permite observar una estrecha conexión entre informaciones fonológicas (la
separación en sílabas) y morfológicas (la presencia de un prefijo). Las alternancias en la
segmentación silábica están en función de la transparencia o la opacidad del prefijo, que
pueden ser variables. Así, en el caso de adherir, se registran ad.he.rir y también
a.dhe.rir, con preferencia por la segunda opción.
Las bases léxicas poseen variantes alternantes también llamadas alomorfos. Ej. La palabra
ojo forma sus derivados con las variantes alternantes oj-, ocul-, oftalm-.
La raíz de tener presenta variantes alternantes: ten-, tien- y tuv. También hay alomorfos en
las desinencias: (aba, ía), a los sufijos (éz, eza; -ción, -ión; -al, -ar; - edad, -idad) y a los
prefijos (in-, i-; con-, co-) Otra de las relaciones se debe a la función de los sufijos. Los
sufijos se caracterizan por imponer pautas prosódicas a la palabra a la que se adjuntan. Así,
varios de ellos convierten en tónica la sílaba inmediatamente anterior, como –ico o –eo
(de apatía, apático; de Hércules, hercúleo).
Entre las conexiones de la morfología y la fonología destacan las llamadas alternancias
vocálicas, que diferencian dos bases léxicas en función de las diferencias que las vocales
presentan en ellas. Las dos alternancias fundamentales son /e/ - /ié/ y /o/ - /ué/. Por
ejemplo, cerrar – cierro, perder – pierdo, diente – dentista, huésped –
hospedar. Sin embargo, existen numerosas irregularidades en esta alternancia. Así, no
diptongan los verbos arredrar, entregar, esperar… Estas irregularidades dan lugar a
veces a diferencias dialectales o sociolectales, como apreta – aprieta, frega – friega,
etc. La lengua culta prefiere las formas diptongadas en estos pares.
También existen las llamadas alternancias consonánticas, como la alternancia /k/ - / s/
(sueco – Suecia, médico – medicina), la alternancia /g/ - /x/ (filólogo – filología,
conyugal – cónyuge), etc.
Hay alternancias en las bases o en los afijos que se crean a través de distintos procesos: ●
Haplología es la supresión de consonantes, a veces incluso de sílabas en las raíces de
algunas palabras derivadas o compuestas. Ej.: Extremad- extremeño.
Gratuit-, gratuidad.
● Suplencia es la suplencia de una base por otra de igual significado. Es muy habitual en
bases cultas. Acu- (agua), bel- (guerra), fil- (hijo)… Por otro lado, se denomina sincretismo a
la confluencia de varias informaciones morfológicas o sintácticas en un solo segmento. Por
ejemplo, en cant-é, confluyen en –é las informaciones de tiempo, número, persona y
modo.
También está relacionado con la fonología el denominado truncamiento o acortamiento. Se
trata de un proceso consistente en la reducción formal de un elemento léxico por apócope
o supresión de una o más sílabas finales, sin que por ello se alteren ni su significado ni su
categoría gramatical. Suelen ser más propios de registros coloquiales (cole, profe, seño,
capi, presi…). Muchos han pasado a formar parte de la lengua general (auto, bici, foto,
moto, tele zoo).

4
2. Relación entre Morfología y Sintaxis
El origen de algunos afijos es sintáctico: los morfemas temporales de futuro (comeré)
proceden de un antiguo auxiliar de significado modal (comer he, “he de comer”), cuya
integración morfológica es clara en la actualidad. El sufijo adverbial –mente
tiene su origen en un sustantivo latino y todavía conserva propiedades que recuerdan su
independencia sintáctica, como la existencia de dos acentos en la palabra que lo contiene,
la posibilidad de elidirlo en contextos de coordinación (simple y llanamente), y la de
aportar un significado que se interpreta fuera del adverbio en el que aparece (por ejemplo,
lentamente significa “de manera lenta”, pero muy lentamente no significa “muy de
manera lenta”, sino “de manera muy lenta”). Ello muestra que, desde el punto de vista
interpretativo, muy se agrupa con lenta-, creando una unidad que deja fuera el segmento
–mente.
Las asimetrías entre la forma y la segmentación a la que dan lugar expresiones como muy
lentamente y otras parecidas reciben el nombre de paradojas de la segmentación, y
ponen de manifiesto que la relación entre morfología y sintaxis es más estrecha de lo que
se podría suponer.
Por otro lado, la segmentación en palabras no proporciona en todos los casos las unidades
mínimas con las que ha de operar la sintaxis. Es el caso de las contracciones.
Así, la secuencia del libro está formada por dos palabras, pero son tres categorías las que
componen su estructura sintáctica (una preposición, un artículo y un sustantivo).
Los pronombres átonos (me, te, se) se llaman también pronombres clíticos porque se
apoyan prosódicamente en otras categorías. Son pronombres enclíticos los que se
posponen a las formas verbales no personales (diciéndolo, leerla, guárdatelos), de
manera que constituyen una sola palabra con ellos. En otros casos, estos pronombres son
proclíticos (me lo decía, se lo daré). Desde el punto de vista gráfico, se distinguen tres
palabras en Me lo dijo, pero una sola en decírselo.
Los pronombres átonos también forman conglomerados: el grupo me lo puede aparecer
antepuesto, pero sus componentes no se pueden separar, por lo que se considera una
unidad morfológica. Sin embargo, los pronombres átonos sí pueden aparecer separados del
verbo al que modifican por uno o varios verbos (Te lo pudo
querer vender). Esta es una propiedad claramente sintáctica, pero la ponen de manifiesto
ciertos elementos que se integran en determinadas palabras.
Por otro lado, casi todas las informaciones flexivas tienen consecuencias sintácticas.
De hecho, la concordancia es el modo en que la flexión pone de manifiesto ciertas
propiedades gramaticales de las palabras que la sintaxis exige que se reflejen en varios
lugares de la cadena. Por ejemplo, el número en los sustantivos ofrece información
cuantitativa sobre las entidades que se designan (casas, ideas), mientras que en los
adjetivos (altos, libres) no aporta información significativa, es decir, está presente por
exigencias de la concordancia. El verbo pone de manifiesto el número que corresponde al
sujeto, lo que constituye otra forma de concordancia.

5
3.3 Relación entre Morfología y Lexicología
La morfología, al igual que la Lexicología, también se ocupa del componente léxico de una
lengua, y en este sentido, aquella y ésta se complementan en varios aspectos. Las reglas
morfológicas, y más concretamente las reglas de formación de palabras, tienen como
posibles bases de derivación todas la raíces de significado léxico de una lengua.
Toda raíz es susceptible de categorizarse bajo las clases léxicas de palabras (sustantivo,
adjetivo, verbo).
● Así, si una raíz es originariamente verbal, se categoriza primariamente como verbo y
secundariamente como sustantivo y adjetivo (crear – creación /creador – creativo).
● Si originariamente es nominal se caracteriza primariamente como sustantivo y
secundariamente como adjetivo y verbo (linea – lineal – alinear) ● Si originariamente es
adjetiva se caracteriza primariamente como adjetivo y secundariamente como verbo y
como sustantivo (blanco – blanquear – blancura) Cualquiera de las tres categorías léxicas
obtenidas en la primera fase de derivación puede servir de base para la formación de
nuevas clases y subclases de palabras en etapas sucesivas (crear – recrear – recreo) (blanco
– blanquecino – emblanquecer – emblanquecimiento).
Las reglas de formación de palabras, al tiempo que categorizar distintas clases y subclases
de palabras también pueden cambiar el significado léxico de la palabra base de derivación.

4. Morfología flexiva y morfología derivativa


La morfología flexiva estudia las variaciones de las palabras que implican cambios de
contenido de naturaleza gramatical, como en la concordancia (Ellos trabajan). Los
morfemas de contenido gramatical que dan lugar al conjunto de variantes de una palabra
se denominan morfemas flexivos. El conjunto de estas variantes da lugar a la flexión de
una palabra: género (alto/alta), número (mesa/mesas), persona (canto/
cantas), tiempo (canto/cantaré), aspecto (canté/cantaba), y modo (canto/cante).
Por su parte, la morfología derivativa o morfología léxica estudia la estructura de las
palabras y las pautas que permiten construirlas o derivarlas de otras. Mientras que las
voces flexionadas (leo, leyendo, leeré) constituyen variantes de una misma unidad léxica
(leer), las palabras derivadas (lector, lectura) no son variantes de las formas de las que
proceden (leer), sino voces diferentes, aunque relacionadas con ellas.
Tanto en la morfología flexiva como en la derivativa se distinguen la raíz (el segmento de la
palabra que aporta el significado léxico) y los afijos, que agregan a esta informaciones de
diverso tipo. Los afijos flexivos del verbo, siempre pospuestos a la raíz, suelen recibir el
nombre de desinencias. Las desinencias verbales son de dos tipos: unas aportan
informaciones a las que corresponde algún contenido (tiempo, aspecto, número, persona,
modo); otras son segmentos que permiten establecer clases morfológicas, pero no poseen
relación directa con el significado. Por ejemplo, la vocal temática constituye un segmento
flexivo sin repercusión semántica, que distingue las tres conjugaciones (cantar, temer,
partir). El segmento que forma la raíz junto con la vocal temática se denomina tema.
La morfología léxica se divide en dos subdisciplinas: la derivación y la composición.

6
En ambos casos se denomina base léxica a la voz a la que se aplica algún proceso
morfológico. En la composición se unen dos bases léxicas (ceja y junto, en cejijunto); en
la derivación se une una base léxica y un afijo (in- y útil en inútil).
La derivación abarca tres procesos: sufijación, prefijación y parasíntesis. Se denomina
sufijación al proceso mediante el cual se adjunta un sufijo a una base léxica. Los morfemas
antepuestos a la base léxica se denominan prefijos, y el proceso por el cual se añade un
prefijo a una base se llama prefijación. Por último, se denomina parasíntesis el
procedimiento de formación de palabras que participa simultáneamente de la derivación y
la composición. Por ejemplo, centrocampista, cuentacorrentista o quinceañero.
Las informaciones flexivas y las derivativas muestran propiedades morfológicas distintas.
Las flexivas no alteran la clase de palabras a que pertenece la base, ya que proporcionan las
variantes que ésta presenta por razones sintácticas (generalmente, por exigencias de la
concordancia). Por ejemplo, en una casa (femenino) pequeña
(femenino). En cambio, los afijos derivativos no están sometidos a tales exigencias, de
modo que se acepta cualquiera de las opciones que puede presentar (una casa – casita
pequeña – pequeñita). Las informaciones derivativas alteran muy frecuentemente la
clase de palabras a la que pertenece la base, pero la conservan casi todos los prefijos
(escribir – reescribir), los sufijos apreciativos (casa – casita) y otros derivados (maíz –
maizal).

7
8
TEMA 2
1. Clases de palabras
La clasificación originaria que hizo Aristarco en el siglo II a.C. es la que, con modificaciones
relativamente leves, se encuentra en cualquier gramática romance y en muchas de las
germánicas. Esta clasificación consta de ocho partes: nombre, verbo, participio, artículo,
pronombre, preposición, adverbio y conjunción.
No obstante, casi todos los autores modernos reconocen que ésta y otras listas parecidas
de clases de palabras están basadas en una extraña mezcla de criterios: semánticos para el
sustantivo y el verbo; posicionales a veces para el adjetivo y la preposición, y simplemente
imprecisos para el adverbio.
Por ello, existen cuatro clasificaciones binarias de las categorías gramaticales que tienen
una larga tradición. Responden a criterios diferentes y constituyen un buen punto de
partida. Estas clasificaciones son:
a. Categorías variables y categorías invariables.
b. Categorías pertenecientes a series abiertas y categorías pertenecientes a series
cerradas.
c. Categorías llenas y categorías vacías.
d. Categorías mayores y categorías menores.
La primera clasificación atiende a las formas flexivas que cada elemento puede presentar, si
es que admite flexión. Se trata de la clasificación más repetida y, en lo fundamental, es
inobjetable, ya que las marcas morfológicas casi nunca son opcionales y constituyen rasgos
formales siempre relevantes.
En el caso de la segunda clasificación, pertenecen a series cerradas los artículos, los
pronombres, las preposiciones y conjunciones, y quizás los adverbios que no acaban en –
mente. Las palabras que pertenecen a series cerradas actúan como soporte, en cierta
forma, de las que pertenecen a las series abiertas. Es decir, los verbos los adjetivos y los
sustantivos se crean, se heredan, se prestan y se pierden con enorme frecuencia, sin que el
sistema se altere por ello, pero si perdiéramos un solo artículo del español, el sistema
sufriría un vuelco considerable. En su gran mayoría, las unidades que forman series
cerradas forman parte del bagaje lingüístico que todos los hablantes comparten.
La tercera clasificación se basa en un criterio semántico. Las categorías llenas son aquellas
que se asocian con conceptos o ideas que pueden ser evocadas o que poseen un contenido
léxico que representa algún concepto real o imaginario, como mesa,
cantar, brillante… Por el contrario, las categorías vacías no tienen propiamente un
significado léxico y, por ello, son prácticamente imposibles de definir (por ejemplo, dijo
que vendría). Se les suele atribuir un significado gramatical, lo que quiere decir que
cumplen determinadas sintácticas.
Por último, la cuarta categoría tiene mayor tradición en la lingüística anglosajona.
Algunos gramáticos añaden como criterio delimitativo de esta distinción la capacidad de las
clases mayores para tener complementos. No obstante, este criterio resulta especialmente
9
polémico aplicado a categorías como la preposición, ya que depende en gran medida de lo
que se entienda por “núcleo”.

2. Clases de locuciones
El concepto de unidad fraseológica o locución incluye las tradicionales locuciones con
función sintáctica de elemento oracional (nominal, noche toledana, adjetival, largo de
manos, verbal, cantar las cuarenta, adverbial, a salvamano, prepositiva, en pos de,
conjuntiva, para que), y las fórmulas pragmáticas, como ¡Dios nos coja confesados!,
Ahí es nada, ¡Andá, mi madre!.
Estas últimas, asimiladas a las clásicas locuciones interjectivas, constituyen un grupo
particular de las llamadas locuciones oracionales, entre las que se incluyen, además,
muchas expresiones que han sido tratadas tradicionalmente como frases proverbiales por
gozar de estructura oracional, como Ir la procesión por dentro, Juntarse el hambre
con las ganas de comer, etc.
3. Fijación
La fijación se entiende como el resultado de un proceso de conversión de una construcción
libre y variable en una construcción fija, invariable, gracias a la insistente repetición literal.
Una construcción libre llega a adquirir, en un determinado momento, un significado
específico hasta concebirse como un estereotipo, una fórmula memorizable, estando
disponible para su empleo cuando, en el proceso discursivo, quiera expresarse un
contenido que ya está condensado en ella. En este sentido, una locución es una
combinación de palabras fija o estable.
Pero la fijación tampoco es un rasgo enteramente definitivo. Son numerosas las locuciones
que incumplen esta norma. Por un lado, la tradición ha favorecido a lo largo de los años la
creación de variantes debidas a causas diversas (mayor expresividad, localismo, énfasis,
etc.): no ser nada del otro mundo / jueves; buscar los tres / cinco
pies al gato; poner la piel / carne de gallina , etc.
Por otro lado, son abundantes las locuciones que admiten modificaciones de una forma
libre. Normalmente se trata de incrementos léxicos con valor intensificador, como tener
(muy) mala uva, llevar (bien) puestos los pantalones, meterse en un (auténtico)
berenjenal, etc., o de adverbios temporales, modales, etc. (empinar
“constantemente” el codo, acostarse “siempre” con las gallinas, etc.). Muchas
otras sufren variaciones internas, como acortamientos (de golpe [y porrazo], ni hablar
[del peluquín] , cambios flexivos o derivativos (sano y salvo > sana y salva > sanos y
salvos; a pie / pies juntillas), etc.
La fijación no es un rasgo netamente distintivo de las locuciones, dado que la estabilidad es
una propiedad compartida por otras estructuras constituidas por más de una palabra
gráfica, como los compuestos y las paremias (refranes, proverbios, sentencias).

10
4. Variantes morfológicas flexivas y derivativas
Las categorías gramaticales tienen una serie de propiedades morfológicas, concretamente
flexivas, que las identifican. De acuerdo con ello, las gramáticas tradicionales han clasificado
las partes de la oración en dos grandes grupos: variables, es decir, con flexión, e invariables,
sin ella.
No obstante, esta clasificación ha de ser matizada, porque simplifica demasiado algunas
distinciones: a. No distingue entre las propiedades flexivas que se asocian
sistemáticamente con una categoría (por ejemplo, el verbo en español tiene flexión
temporal, no flexión genérica), y aquellas otras categorías que se caracterizan porque sólo
alguno de sus miembros poseen la marca en cuestión. Entre los pronombres y los
determinantes existen numerosos ejemplos: pronombres sin flexión (algo,
que, se), determinantes sin flexión (cada), determinantes sin género y con número (mi),
pronombres sin número y con género (ninguno), y pronombres con número y sin género
(quién, cuál).
b. También hay que distinguir entre las categorías que muestran rasgos flexivos porque los
reciben por concordancia (el verbo, el adjetivo), de las que los tienen asignados
léxicamente (el sustantivo). Así, si un adjetivo se encuentra en femenino en alguna
secuencia, habrá obtenido esa marca de un sustantivo.
c. Por último, un determinado contenido puede estar presente morfológicamente sin que
se trate de una marca flexiva. Por ejemplo, se puede decir que los sustantivos admiten en
español ciertos morfemas de tiempo, como en “ex
embajador” , pero no puede decirse que los sustantivos del español posean flexión
temporal.
Aunque de forma menos sistemática, los morfemas derivativos también se asignan a
determinadas clases de palabras. Por ejemplo, -ción es una terminación nominal, mientras
que –izar e –ificar son sufijos verbales, pero otros muchos son comunes a varias clases,
como ocurre con los prefijos o con los sufijos apreciativos.

5. Estructuras morfológicas en las locuciones


1. Locuciones nominales
La morfología estructural de las locuciones nominales es muy variada. No obstante, los
modelos sintácticos de mayor frecuencia son: a. Sintagma nominal: ○ Sintagma nominal de
estructura “nombre + adjetivo”: chivo expiatorio,
horas muertas, sangre fría…
○ Sintagma nominal de estructura “nombre + preposición + nombre”: alma
de cántaro, cabeza de turco, merienda de negros…
○ Sintagma nominal de estructura “nombre + de + nombre”: el huevo de
Colón, la espada de Damocles, la caja de Pandora…
b. Binomio coordinativo de estructura “nombre + y + nombre”: santo y seña,
11
dimes y diretes, toma y daca…
Algunas locuciones nominales se apartan ligeramente de estos esquemas básicos. Por
ejemplo, son numerosas las que incorporan el artículo como constituyente obligatorio
(orden del día, flor de un día, el perro del hortelano… ), y otras que, además del
artículo, llevan un modificador adjetivo (la oveja negra de la familia, el garbanzo
negro
del cocido…). Son menos frecuentes las que añaden más complemento, como la
gallina de los huevos de oro, el cuento de nunca acabar , etc.
Por último, existe otro esquema sintáctico menos recurrente constituido por un núcleo
sustantivo modificado por un adjetivo cuantitativo: cuatro ojos, cuatro gotas, media
cuchara…
2. Locuciones adjetivas
Las locuciones adjetivas presentan, como las nominales, diversas clases de estructuras,
siendo las más representativas el sintagma adjetival, el sintagma preposicional y el binomio.
a. Sintagma adjetival: ○ Sintagma adjetival de estructura “adjetivo + sintagma
preposicional”: corto
de entendederas, ligero de cascos, amigo de lo ajeno…
○ Sintagma adjetival de estructura “adjetivo + adverbio” o “adverbio + adjetivo”. Son muy
pocas las locuciones que presentan esta estructura (bien apersonado). El adjetivo
presenta la forma de participio pasado y el adverbio suele ser cualitativo.
b. Sintagma preposicional: ○ En estos casos, la locución adjetiva adopta la función de
adyacente directo del nombre o de atributo (de narices, de armas tomar, para mojar
pan… ).
La preposición más frecuente es de.
c. Binomio coordinativo de estructura “adjetivo + conj. + adjetivo”. Por ejemplo, sano y
salvo, corriente y moliente, hecho y derecho… A esta estructura binaria o gemela
pertenecen las series formadas por reduplicación léxica, del tipo atado y bien atado,
visto y no visto, si bien con la ligera variante que representa la presencia de un
modificador adverbial en el segundo miembro, además de la exigencia de identidad léxica
de los núcleos.

3. Locuciones adverbiales
Son pocas las locuciones que pueden llamarse adverbiales en virtud de la estructura de
sintagma adverbial que adoptan (después de todo, muy allá, dentro de poco…); por
el contrario, son abundantes las que obedecen al esquema sintagma preposicional: de
fijo, a malas, por ahora, sobre todo…

12
4. Locuciones conjuntivas
La locución conjuntiva presenta dos estructuras regulares: una de sintagma preposicional
cerrado por la conjunción que (de manera que, de modo que, de
forma que…), y otra de sintagma adverbial también rematado por que (siempre que,
mientras que, así que…).
5. Locuciones verbales
Las locuciones verbales presentan dos tipos de estructuras fundamentales: la de un
sintagma verbal en la que el núcleo lleva necesariamente al menos un complemento, y la
de un binomio.
a. Sintagma verbal + complemento. Compuesta por un verbo más uno o varios
complementos: tirar de la manta, estar en la inopia… Se trata del grupo más
numeroso y el que justifica que la locución verbal sea la clase de locución más frecuente en
español.
b. Binomio coordinativo, formado bien por dos núcleos verbales escuetos (ir y
venir, dar y tomar, ni quitar ni poner…), o bien por dos sintagmas verbales (llegar y
besar el santo, nadar y guardar la ropa, estar en misa y repicando… ).
6. Las palabras idiomáticas
Se trata de un grupo de palabras que no tienen existencia autónoma fuera del estricto
ámbito de la locución y, por tanto, no funcionan como el resto de las unidades léxicas
simples del vocabulario, que pueden combinarse libremente de acuerdo con las reglas de la
sintaxis; no pueden formar sintagma más allá del sintagma fijo (la locución) que les da
cobijo y, por ello, simulan componentes extraños, ajenos al propio idioma. Este
extrañamiento constituye una prueba inequívoca de que la construcción de que forman
parte es una locución. Por ejemplo, en cuclillas, salir de naja, a tutiplén, al tuntún,
¡voto a bríos!, a la funerala, de rondón…
Estas palabras normalmente constituyen palabras únicas, elementos privativos
intraducibles e intransferibles a otros idiomas, por lo que, además de indicadores
fraseológicos (aspecto interno), funcionan como indicadores idiosincrásicos de la
comunidad de habla (aspecto externo).
Otra característica que suele afirmarse de las palabras idomáticas es que carecen de
significado. En términos generales es así, ya que las palabras idiomáticas prototípicas no
tienen ningún significado, ni recto ni figurado. No obstante, ayudan a aventurar su
significado, además de poderles asignar una categoría concreta, ciertos factores
gramaticales, como el hecho de ocupar un determinado lugar en la oración y establecer
relaciones con otros constituyentes.
Así, se puede decir que santiamén (en un santiamén), tresbolillo (al tresbolillo),
paripé (hacer el paripé)…, son sustantivos porque van precedidos de artículo u otro
determinante; que rechupete (de rechupete) o vilo (en vilo) también son sustantivos
porque son término de preposición; que también lo es tuntún (al tuntún), por la
13
posibilidad de llevar un modificador adjetivo (al buen tuntún). También se sabe que
refanfinflársela es verbo porque lleva desinencia de infinitivo y objetos pronominales
enclíticos, o que juntillas es adjetivo por la función de adyacente nominal que desempeña
en a pie juntillas.
Según Zuluaga Ospina, la formación de palabras idiomáticas puede deberse a cinco fuentes:
a) el arcaísmo (calzas prietas); b) otra lengua histórica (por fas o por nefas); c) otra
lengua funcional de la misma lengua histórica (salirse por la tangente) d) una formación
fónica (a troche y moche); y e) una creación virtual en el sistema (poner
pies en polvorosa).
7. Locuciones y compuestos
La formación de los compuestos mediante patrones regulares (nombre + nombre,
motocarro, adjetivo + adjetivo, blanquiazul, etc.) es quizás la característica que más
diferencia los compuestos de las locuciones, que son construcciones fijadas, fabricadas al
margen de los moldes regulares y que tan sólo se heredan o se aprehenden.
Pero tampoco esta característica de la regularidad en la formación de compuestos es
privativa de ellos. Así, la mayoría de las estructuras de los compuestos sintagmáticos están
representadas en muchas locuciones, e incluso se puede hablar de una cierta regularidad
en la formación de éstas.
Por ejemplo, numerosas locuciones se forman sobre determinados esquemas de
formación: “a + lo + adjetivo” (a lo tonto, a lo bestia), “en + un + nombre” (en un
suspiro, en un periquete), etc.
Muchas locuciones calcan la estructura regular de los sintagmas libres, pero, en cambio, no
consienten ninguna modificación. De hecho, numerosas construcciones admiten dos
lecturas (ponerse las botas, lavarse las manos, ver las estrellas ).

8. Verbos soporte
En la mayor parte de los enunciados el papel de protagonista lo desempeña el verbo.
En cambio, las colocaciones verbales son la excepción, siendo el sustantivo el eje central, es
decir la base de la colocación.
Las colocaciones verbales o construcciones verbales y las perífrasis verbales se dice
que llevan verbo soporte.
Ejemplos: comenzar un ataque (comenzar es un verbo pleno) Llevar a cabo un ataque
(llevar es un verbo soporte) En las frases en las que aparece este tipo de verbos soporte, no
es el verbo el que cumple la función de predicado de la frase, sino un sustantivo llamado
predicativo, o a veces un adjetivo predicativo. La distribución del sujeto y de los
complementos esenciales depende del predicativo.
Los verbos soporte suelen verbos usuales como ser, estar, ir, tener, hacer, llevar, etc.
Este tipo de verbos no contribuye al significado de la frase.
Su principal característica es que precisamente se trata de verbos semánticamente vacíos.
Si se duda si un verbo es pleno o soporte, la dificultad se resuelve descubriendo si en la
combinación de que se trate, el verbo posee o no significado.
14
9. Colocaciones léxicas
Uno de los rasgos diferenciadores de las colocaciones respecto a las locuciones es que las
primeras siguen regularmente unos determinados esquemas de formación, como son:
“nombre + adjetivo” (lucha intestina), “verbo + adverbio” (prohibir
terminantemente), “nombre + de + nombre” (mazorca de maíz), y en numerosas
ocasiones se forman series: error garrafal – error craso – error mayúsculo – error
colosal…, si bien los márgenes de creación son sensiblemente menores en la mayor parte
de las colocaciones. Además, también existen patrones sintácticos para la formación de las
locuciones y, por otro lado, algunos de los esquemas colocaciones típicos también están
representados en las locuciones (“nombre + adjetivo”, mosquita
muerta; “verbo + adverbio”, oler mal).
Otras teorías afirman que las colocaciones son, sobre todo, transparentes; quieren decir lo
que dicen, no hay doble interpretación (trinchar la carne, esgrimir una
espada, deponer las armas…). No obstante, existen colocaciones que se pueden
considerar parcialmente transparentes (caldear los ánimos, incubar una enfermedad,
discusión bizantina…). En cualquier caso, este rasgo de la idiomaticidad es relevante
porque las locuciones son esencialmente idiomáticas y raramente presentan el grado de
transparencia que alcanzan las colocaciones, aunque con frecuencia sean interpretables.
Las colocaciones son, ante todo, sintagmas, y cada uno de sus constituyentes tiene su
propio significado. Es decir, en error garrafal, error no deja de denotar lo que
habitualmente denota ni cambia de referente porque forme sintagma con garrafal.
Por tanto, la característica de la unidad nominativa es un rasgo diferenciador entre la
locución y la colocación: está presente en la locución y ausente en la colocación.
Otra diferencia entre ambas es que las colocaciones no son construcciones fijas, sino
configuraciones de la técnica libre, aunque existan ciertas preferencias de combinación o
restricciones de selección. Por ejemplo, si en el sintagma error garrafal se sustituye el
adjetivo garrafal por cualquier otro (craso, grave…), o se efectúa su elusión por cero, el
sintagma sigue siendo una secuencia gramaticalmente impecable (error craso,
error), y el sustantivo no ve afectada su semántica. En cambio, si en la locución noche
toledana se sustituye el adjetivo toledana por otro gentilicio o se efectúa su elusión por
cero, la secuencia resulta fraseológicamente anómala (noche conquense, noche) y el
significado del sustantivo queda sensiblemente afectado.

15
16
TEMA 3
1. La palabra
1. Teorías y definiciones
La palabra es la unidad de rango superior objeto de estudio de la morfología, y situada en
un punto intermedio entre el sintagma y el morfema.
Se pueden distinguir las siguientes características de la palabra: ● Posibilidad de cambiar su
posición en la secuencia, es decir, de mantener distintas relaciones secuenciales con otros
elementos. Por ejemplo, Él siempre
va a casa, Él va a casa siempre, Siempre va él a casa, A casa siempre va él,
etc.
● La separabilidad. Entre dos palabras es posible insertar otra u otras unidades.
Por ejemplo, Él siempre va a casa, Él siempre va a tu casa, etc.
● La pausa potencial. En la emisión de un enunciado, el hablante puede hacer una pausa
antes o después de una determinada palabra.
En cuanto a su estructura interna, tiene las siguientes características (siempre referidas a
las palabras polimorfémicas): ● El orden fijo de los morfemas que la integran o constituyen.
Mientras que la palabra, como unidad, puede cambiar su posición en la secuencia de la que
forma parte, los morfemas que la integran tienen un orden fijo y no admiten una
reordenación. Por ejemplo, en anchos, la raíz anch- precede al morfo –o- y –o- al morfo
–s.
● La palabra no admite más adiciones que las de morfemas ligados (por ejemplo, blanc-o,
blanc-uzc-o, blanc-ot-e, etc.
● La inseparabilidad de los morfemas integrantes de la palabra. No es posible extraer la
desinencia –rás o el sufijo –miento, y decir *cantaré y rás, o *estanca y
empobrecimiento, sino cantaré y cantarás, o estancamiento y
empobrecimiento. No obstante, hay algunos casos de separabilidad en la derivación,
como en algunos prefijos antónimos en relación de coordinación (becas pre-y
posdoctorales), así como con el sufijo –mente, que se elide en el primer elemento
coordinado: lisa y llanamente.
● La palabra no puede ser interrumpida por ninguna pausa en la conversación normal.

2. Clasificaciones de las palabras


Según la naturaleza de los morfemas que las integran y la estructura que configuran tales
morfemas, se pueden distinguir los siguientes tipos de palabras: palabras monomorfémicas
y polimorfémicas (ayer frente a blanc-o-s); palabras variables o flexivas e invariables
(blanc-o, -a, -o-s, -a-s frente a ayer o anteayer); y palabras simples y complejas (ayer y
blanco frente a anteayer, blancuzco y blanquinegro).

17
La primera clasificación permite distinguir entre las palabras constituidas por un solo
morfema (ayer) y las palabras integradas por más de un morfema y, por tanto, con
estructura interna (blanc-o).
La segunda clasificación hace referencia al hecho de que una misma palabra pueda variar
formalmente o no según las construcciones sintácticas de que forme parte La tercera alude
a palabras diferentes en cuanto a su estructura, pero relacionadas formal y
semánticamente.
Desde el punto de vista de la morfología, la justificación para afirmar que blanco y blanca
son formas de una misma palabra, mientras que blanco y blancuzco son formas de
palabras distintas se basa en la noción de “tema”. El “tema” se puede definir como la
unidad que resulta de eliminar en la palabra los morfemas flexivos. Si el tema es
estructuralmente diferente, habrá formas de diferentes palabras; si el tema es
estructuralmente el mismo, habrá formas flexivas de una misma palabra. Así, blanco
y blancuzco son dos palabras distintas porque los temas respectivos, representados por
blanc- y blancuzc-, son estructuralmente distintos; el primero es simple pues está
integrado por un solo morfema; el segundo es complejo, ya que está constituido por dos
morfemas. Por el contrario, blanco y blanca son formas de la misma palabra porque
comparten el mismo tema (blanc-), lo mismo que blancuzco y blancuzca
(blancuzc-).
Las palabras monomorfémicas son necesariamente simples e invariables. Por tanto, las
distinciones entre palabra variable e invariable, y palabra simple y compleja, afectan sólo a
las palabras polimorfémicas.

2. Estructura de la palabra: sus constituyentes


La palabra polimorfémica, como toda unidad compleja, puede ser analizada en unidades
menores. Analizar una palabra es descomponerla en sus constituyentes inmediatos en
sucesivas etapas hasta llegar a delimitar las unidades gramaticales mínimas denominadas
morfemas. Por ejemplo, en blancuzcos se obtienen los morfemas blanc-uzc-o-s; en
niñitos, los morfemas niñ-it-o-s. Un morfema puede estar representado siempre bajo la
misma forma fonémica o morfo (ante- en antebrazo y anteojo), o bajo distintas formas
fonémicas o alomorfos (con- y co- en concuñado y coautor). Los morfemas, en cuanto
constituyentes de la palabra polimorfémica, son morfemas ligados, es decir, morfemas no
utilizables separadamente como palabras.
Los morfemas libres constituyen necesariamente palabras monomorfémicas.
La palabra y el morfema son unidades imprescindibles en el análisis morfológico del
español: la palabra como unidad de rango superior objeto de estudio de la morfología; el
morfema, como constituyente último de la palabra.
La palabra y el morfema son unidades morfológicas necesarias en el análisis, pero no
suficientes. Hay otras unidades también pertinentes en el análisis estructural de la palabra,
como son la raíz, el afijo, el tema y la base.
La palabra polimorfémica presenta una estructura interna que se plasma en una
determinada relación secuencial de los morfos. Pero esta relación secuencial no significa
18
que los morfemas se encuentren simplemente ligados o concatenados, sino que responde a
un esquema más complejo. Por ejemplo, la palabra rebuscamientos no consiste
simplemente en la distribución de los morfemas re + busca + miento + s, sino en un
molde más complejo: [[[re-[[busc-]-a]]-miento]-s]. Es decir, los constituyentes inmediatos
están representados por el tema rebuscamiento- y el afijo flexivo –s; a su vez, el
segmento rebuscamiento- está integrado por la base rebusca- y el afijo derivativo –
miento; rebusca-, por el prefijo re- y la base busca; y busca-, por la raíz busc- más la
vocal del tema verbal –a.
Por tanto, la palabra polimorfémica tiene una estructura interna que se conforma según el
distinto nivel de constitución jerárquica de sus elementos integrantes. Esta estructura no
tiene por qué coincidir con las relaciones lineales de estos elementos.
Por ejemplo, el adjetivo inutilizable tiene dos significados: que no puede ser utilizado, y
que puede ser inutilizado. La ambigüedad se resuelve teniendo en cuenta las dos
estructuras distintas plasmadas en la misma relación secuencial de los morfos o
significantes parciales in-util-iza-ble: ○ Que no puede ser utilizado: [in-[[[util-]-iza]-ble]] ○
Que puede ser inutilizado: [[[in-[util-]]-iza]-ble]

1. Raíz, afijo, tema y base


En palabras como blancuzco, blanqueo, blanquecino, etc., se observa una parte común
(tanto de significante como de significado) representada por el significante /blank- /. Se
trata del segmento básico y constante en el significante de cualquier palabra que, como
resultado de eliminar en tales significantes todos los afijos derivativos y/ o flexivos, no es
susceptible de posterior análisis; es decir, constituye el punto de partida de cualquier
construcción morfológica. Al lado de ese significante común, hay otros que se adjuntan a él
determinándolo de algún modo. El significante común se denomina “raíz”, y los que a él se
adjuntan, “afijos”.
Dentro de los afijos, hay unos que se adjuntan a la raíz y constituyen con ella el tema de las
distintas clases de palabras (uzc- en blanc-uzc-o, o –ot en blanc-ot-e), y otros que se
adjuntan al tema ya constituido y lo adaptan para la expresión de las categorías
gramaticales que cada clase de palabras flexivas soporta (los morfos –
o- de “masculino” y –s de “plural”). Según que los afijos formen parte del tema o se
adjunten a él, se habla de “afijos derivativos” y de “afijos flexivos” o “desinencias”.
El tema en el significante de una palabra flexiva es aquel segmento que permanece estable
en todas las formas flexivas o, en otras palabras, la unidad que resulta de restar los afijos
flexivos.
Los afijos derivativos forman parte del tema y sirven para crear palabras relacionadas
formal y semánticamente; los flexivos se adjuntan externamente al tema y crean diferentes
formas de la misma palabra.
El tema puede estar constituido sólo por la raíz (blanc- en blanc-o), en cuyo caso tema y
raíz coinciden, o puede estar constituido por raíz y afijo (blancuzc- en blancuzco). En el
primer caso se habla de “tema simple”, y en el segundo de “tema derivado”.

19
A su vez, el significante de una palabra puede estar constituido por un único tema (simple o
derivado) o por la combinación de dos o más temas (tema compuesto). En aguasal el tema
es compuesto, pues resulta de la combinación de los temas agua y sal.
Por otra parte, los temas integrantes del tema compuesto pueden ser simples, derivados o
compuestos. En aguasal los dos miembros del tema compuesto son simples, pero en
aguamarina el segundo miembro (mar-in-a) es derivado; en limpiaparabrisas, el
segundo miembro del tema compuesto (parabrisas) es, a su vez, un tema compuesto. Esta
tipología es la que permite distinguir entre palabras simples (tema simple), derivadas (tema
derivado) y compuestas (tema compuesto).
El tema de una palabra flexiva es una entidad abstracta que necesita de los afijos flexivos
para figurar como palabra. Sin embargo, el tema solo, sin desinencias, puede aparecer
también como palabra, en cuyo caso tema y palabra coinciden. Así, en los sustantivos y
adjetivos sin moción genérica, la forma de “singular” coincide con el tema (casa, alegre,
nación, feliz). En la flexión verbal, el tema aparece normalmente como forma ligada, pero
en algunas formas figura también como palabra o forma libre sin desinencia: así, en la
flexión de cortar, la forma corta-, que es el tema verbal, figura sin desinencias como
palabra en corta (tercera persona singular del presente de indicativo) y corta (segunda
persona singular del imperativo).
El tema puede considerarse como la unidad básica en la descripción de la flexión y de la
formación de palabras en español, pues es el elemento constructivo morfológico
intermedio entre la raíz y la forma flexiva considerada globalmente.
Al lado de las unidades “raíz” y “tema” hay que distinguir otra unidad morfológica: la base.
Se puede definir como aquel constituyente de la palabra sobre el que puede operar un
proceso morfológico (flexión, derivación, composición, etc.). Es una unidad más genérica
que la raíz o el tema, de modo que cualquiera de éstas puede denominarse también base.
Por ejemplo, en inconfesable, con raíz y tema se hace referencia a confes- e
inconfesable, respectivamente, pero no a confesa-, base de la sufijación con –ble, ni a
confesable, base de la prefijación con –in.
3. Fundamentos del análisis morfológico
Analizar morfológicamente una palabra consiste en descomponerla en sus partes
constituyentes hasta llegar a delimitar e identificar las unidades gramaticales mínimas.
Las etapas en las que se lleva a cabo este análisis son las siguientes: ● Segmentar la forma
fonémica de una palabra en los segmentos fonéticos mínimos que tienen un significado
constante, denominados morfos.
● Agrupar como alomorfos de un mismo morfema aquellos morfos que expresen un mismo
significado.
● Describir y organizar de manera sistemática aquellas diferencias fonémicas que se repitan
entre los alomorfos de dos o más morfemas.

20
1. La segmentación
En esta primera fase se parte de la siguiente idea: la parte común a dos o más palabras
consta de un significante constante asociado a un significado también constante. De lo que
se trata, por tanto, es de delimitar e identificar en esa unidad compleja aquellos segmentos
fonéticos portadores de un determinado significado, que reaparecen en otras unidades
bajo la misma forma fonémica y con el mismo significado. Para ello, hay que comparar y
contrastar palabras parcialmente iguales y parcialmente diferentes, y proceder mediante
segmentación y conmutación de un segmento por otro.
Así, por ejemplo, en zapatero, se pueden delimitar sus tres morfos constituyentes: zapat-
er-o; zapat- aparece con el mismo significado léxico en zapato, zapatazo o zapatear; -
er reaparece en otras palabras como relojero o camionero como “persona que realiza
una actividad relacionada con lo designado por la palabra base”; y –o, con el significado
“masculino” en niñ-o, relojer-o, etc.

2. La agrupación de los alomorfos de un mismo morfema


La segunda fase del análisis consiste en agrupar bajo un único morfema aquellos morfos
que, diferentes de su composición fonémica, expresan el mismo significado.
Para que dos o más morfos puedan ser agrupados en torno a un mismo morfema, tienen
que cumplir otro requisito, además del de poseeer un mismo significado: que ninguno de
los morfos aparezca en los mismos entornos o contextos que los demás, es decir, que estén
en distribución complementaria. Así, dos o más morfos fonéticamente diferentes, que
tienen un mismo significado y que están en distribución complementaria, constituirán un
grupo y pasarán a denominarse “alternantes” o “alomorfos” de un mismo ¡morfema.
Existen morfemas con un único alomorfo (tiran- en tirano, tiranía, tiránico, o ante- en
antebrazo y anteojo), y morfemas con más de un alomorfo (/analog-/ y /analox-/ en
análogo, analogía, analógico, o con- y co- en concuñado y coautor).
Otros ejemplos de alomorfos son, en la formación de diminutivos, -it e –ill (se consideran
alomorfos y no sufijos distintos, como en baj-it-o, baj-ill-o); o –nza y –ncia
(el primero aparece sobre bases verbales de tema en –a, como matanza, y el segundo
sobre bases de los tres temas verbales ganancia, absorbencia, concurrencia). Los
alomorfos bis- y bi- alternan, en principio, según suceda vocal o consonante, como
bisabuelo / bimensual.
3. La clasificación de los alomorfos
Como resultado de las dos primeras etapas del análisis, se tendrá una lista de morfemas
con sus alomorfos como representantes. Habrá morfemas representados siempre bajo la
misma forma fonémica o alomorfo, y otros, bajo distintas formas fonémicas o alomorfos.
La tercera etapa del análisis consiste en describir las diferencias fonémicas existentes entre
los alomorfos de cada morfema, clasificarlas y compararlas con las diferencias existentes
entre los alomorfos de otros morfemas. Así, de los alomorfos /opak-/ y / opa -/, se dice que
alternan entre sí o que presentan una alternancia. Esta alternancia puede establecerse en
21
torno al fonema o fonemas que difieren; por ello, en vez de hablar de la alternancia entre
/opak-/ y /opa -/, se puede hablar de la alternancia entre /k/ y / /.
Las alternancias son predecibles en función de los contextos en que aparecen.
De un alomorfo se dice que está condicionado si aparece siempre que concurren
determinadas circunstancias en el entorno inmediato o mediato. Por tanto, hay que buscar
el rasgo o los rasgos comunes a los distintos contextos en que aparece un alomorfo para
definir la condición de una alternancia.

4. La recursividad
(FALTA ESTE PUNTO)

22
TEMA 4
1. Morfología flexiva
La morfología flexiva es aquélla que estudia las variaciones de las palabras que implican
cambios de contenido de naturaleza gramatical que tienen consecuencias en las relaciones
sintácticas, como en la concordancia (Ellos trabajan). Los morfemas de contenido
gramatical que dan lugar al conjunto de variantes de una palabra se denominan morfemas
flexivos, y al conjunto de estas variantes se denomina flexión de la palabra o el paradigma
flexivo que le corresponde.
Las alternancias basadas en la flexión pueden afectar al género (alto/alta, este/esta/
esto), al número (mesa/mesas, canto/cantamos) a la persona (mi/ti, canto/cantas),
al tiempo (canto/cantaré), al aspecto (yo/mí/me) o al modo (canto/cante).
Los afijos flexivos del verbo, siempre pospuestos a la raíz, reciben el nombre de
desinencias. Las desinencias verbales son de dos tipos: unas aportan informaciones a las
que puede corresponden algún contenido (tiempo, aspecto, número, persona, modo); otras
son segmentos que permiten establecer clases morfológicas, pero no poseen relación
directa con el significado. Así, la vocal temática constituye un morfema flexivo sin
repercusión semántica; es la que sirve para distinguir las tres conjugaciones (cantar,
temer, partir).
Las informaciones flexivas no alteran la clase de palabras a que pertenece la base, ya que
proporcionan las variantes que ésta presenta por razones sintácticas, sobre todo debidas a
exigencias de la concordancia. Por ejemplo, en una casa (femenino) pequeña (femenino).

2. Palabras variables e invariables


Atendiendo a su capacidad flexiva, las palabras se dividen en variables e invariables.
Las primeras admiten algún tipo de flexión, a diferencia de las segunda.
Son variables los artículos, los adjetivos, los pronombres, los sustantivos, los verbos y otros
modificadores nominales (pero no todos; por ejemplo, cada, más o tres no tienen
flexión). Son invariables las preposiciones, las conjunciones, las interjecciones y los
adverbios.
Los sustantivos admiten flexión de número (casa/casas) y a veces de género
(muchacho/muchacha); las formas personales del verbo aceptan flexión de tiempo,
modo, número y persona (cant-a-ría-mos).
Las particularidades morfológicas de algunas palabras dan lugar a numerosas subclases. Así,
existen adjetivos (fiel, mejor), pronombres (yo, usted) y sustantivos de persona
(pianista, turista), sin variación de género; sustantivos (crisis, lunes), sin flexión de
número, etc.

23
3. La categoría de género en el sustantivo
El género es una propiedad de los nombres y de los pronombres que tiene carácter
inherente y produce efectos en la concordancia con los determinantes, los cuantificadores,
los adjetivos y, a veces, con otras clases de palabras.
En muchos sustantivos que designan seres animados (sustantivos animados), el género
sirve para diferenciar el sexo del referente (alcalde/alcaldesa, profesor/
profesora). Los rasgos del género del sustantivo se extienden al grupo nominal que
constituye. Por ejemplo, en la mesa del comedor era pequeña, el adjetivo pequeña
concuerda con el sustantivo mesa y, por extensión, con todo el grupo nominal.
Atendiendo al género, los sustantivos se clasifican en masculinos y femeninos. Este rasgo
gramatical lleva a los determinantes y a los adjetivos a concordar con los sustantivos. La
terminación de los nombres no condiciona de forma necesaria su género. Por ejemplo, los
sustantivos césped y pared son, respectivamente, masculino y femenino, a pesar de que
comparten la misma terminación. Los sustantivos no pueden tener en español género
neutro; sí pueden ser neutros los demostrativos (esto,
eso, aquello), los cuantificadores (tanto, cuanto, mucho, poco), los artículos (lo) y los
pronombres personales (ello, lo).
El género gramatical aporta información semántica con los sustantivos que designan seres
animados, ya que suele diferenciar el sexo que les corresponde. La lengua emplea distintos
procedimientos para indicar estas diferencias. Así, muchos sustantivos marcan el género
añadiendo un morfema a la raíz (gato/gata, duque/duquesa), mientras que otros
llamados heterónimos, utilizan radicales diferentes, como en toro/vaca, yerno/nuera,
caballo/yegua. Otros sustantivos, llamados “comunes en cuanto al género”, no
experimentan cambiasen su forma y hacen explícito su género indirectamente, es decir,
mediante los determinantes o los adjetivos que los acompañan (el artista / la artista,
este testigo / esta testigo). Existen otros sustantivos, llamados “sustantivos ambiguos
en cuanto al género”, que pueden aparecer en masculino o femenino, designando en
ambos casos la misma entidad, generalmente inanimada, como el mar / la mar, el tizne
/ la tizne.
Se denominan nombres epicenos los sustantivos que se refieren a personas o animales
mediante un único género gramatical, sea éste masculino (el personaje, el rinoceronte,
el vástago) o femenino (la lechuza, la persona, la víctima). Muchos nombres epicenos
pueden ser modificados por los términos macho y hembra, que especifican el sexo que
corresponde a la entidad designada (la avispa macho – hembra, el espárrago macho

hembra). Los que denotan seres humanos no admiten esta construcción.
El género no marcado en español es el masculino, y el marcado es el femenino. Por eso, en
la designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no sólo se emplean
para referirse a los individuos de ese sexo, sino también para designar la clase que
corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexo.
24
4. La categoría de número en el sustantivo
La categoría de número expresa la propiedad que poseen los nombres y los pronombres de
referirse a un ser o a varios; expresa, por tanto, unidad o pluralidad en estas clases de
palabras. En las demás que lo ponen de manifiesto (adjetivos, determinantes y verbos), no
constituye una categoría informativa, ya que aparece en ellas por efecto de la
concordancia.
Existe una relación estrecha entre los rasgos de género y número, puesto que, de los tres
géneros que existen en el sistema gramatical español (masculino, femenino y neutro), el
plural se aplica sólo a las formas que presentan los dos primeros. Por tanto, carecen de
plural todas las palabras que poseen género neutro en español (ello, esto, eso, aquello).
A diferencia de lo que ocurre con el género, donde, en la mayor parte de los casos, a cada
sustantivo le corresponde un solo género, en el caso del número, a cada sustantivo le
corresponden dos números: singular y plural. También en este caso existen excepciones, ya
que algunos nombres se usan sólo en plural (exequias) y otros, sólo en singular (caos).

5. La categoría de género y número en el adjetivo


Los adjetivos concuerdan en género y número con el sustantivo del que se predican o sobre
el que inciden: gato negro, gata negra, gatos negros. Esta concordancia es
independiente de la función sintáctica que corresponda al adjetivo. Así, concuerdan los
sustantivos con los adjetivos que los modifican (ojos melancólicos y profundos) y
también los que funcionan como atributos o predicativos (la tarde estaba soleada).
Esta generalización se extiende a las oraciones que poseen sujetos tácitos (comieron
callados, se sabía enferma).
La flexión del adjetivo no aporta significación, ya que se limita a reproducir los rasgos de
género y número del sustantivo. Por ejemplo, no tiene consecuencias para el significado la
diferencia que se obtiene en una pared alta – un muro alto, ya que esa diferencia de
género está impuesta por los sustantivos a los que esos adjetivos modifican. Por tanto, los
rasgos de género y número de los adjetivos carecen de interpretación semántica y
constituyen únicamente marcas de concordancia.

6. La categoría de género en los determinantes


Los principales casos de discordancia implican al artículo definido. En concreto, el caso más
común de discordancia es el artículo el, que no casa en ocasiones con el género femenino
del nombre singular al que precede. Por ejemplo, el ave, el área, el arte, el
alma, etc.
Por tanto, en el singular, algunos sustantivos femeninos pueden admitir cualquiera de las
dos formas del artículo definido; las dos formas del artículo definido tienen una distribución
asimétrica, ya que la de masculino se usa no sólo con los sustantivos masculinos, sino
también con nombres femeninos.
De acuerdo con la norma, se utiliza el artículo definido el ante nombres femeninos que
empiezan con a- acentuada. Igualmente, tanto el artículo indefinido como algún

25
y ningún se comportan del mismo modo que el artículo definido. No obstante, se
advierten algunas vacilaciones en expresiones del tipo algún(a) alma, ningún(a) alma
o aquel(la) alma, así como con un Álava española o una Ávila animada. Algunos
autores recalcan que los nombres femeninos que empiezan en á- admiten una doble
concordancia, puesto que requieren un esquema de concordancia masculino a su izquierda
y femenino a su derecha (el otro ave está enferma, ese alma arrepentida,
todo el área económica, etc.).

26
TEMA 5
1. Morfología flexiva verbal
En la morfología del verbo se distinguen dos elementos constitutivos: la raíz o base léxica,
que expresa su significado tal como lo describe el diccionario, y un conjunto de morfemas
flexivos a los que corresponden dos funciones: establecer la concordancia de número y
persona con el sujeto gramatical y expresar las nociones de modo, tiempo y aspecto que
corresponden al evento. Por ejemplo, en mirabas por la ventana, el verbo mirabas
informa de que la persona que realiza la acción de mirar es el destinatario del mensaje; los
rasgos de número (singular) ponen de manifiesto que se trata de un individuo, en lugar de
varios; los de tiempo y aspecto (imperfecto) informan de que la acción de mirar se realiza
en el pasado, y también de que se percibe como proceso en curso; los de modo (indicativo)
expresan que esa acción se enuncia, en lugar de presentarse subordinada o de forma
imperativa.
Se denomina desinencia al conjunto de segmentos flexivos que el verbo manifiesta.
La desinencia se puede presentar de forma unitaria (como en mir-abas), donde
mirconstituye la raíz, que no se altera en los verbos regulares en todo el paradigma (mir-é,
mir-ó, mir-a, etc.), y –abas, la desinencia. No obstante, es más frecuente presentarse
desdoblada en tres segmentos, que aparecen contiguos a la raíz en el siguiente orden: el
primero es la vocal temática, el segundo es el segmento que aporta tiempo y modo, y el
tercero es la terminación que designa la persona y el número. Por ejemplo, en amábamos,
se dividiría en am- (raíz), -á (vocal temática), -ba (tiempo y
modo), -mos (persona y número).
Se llama tema al segmento formado por la raíz y la vocal temática que corresponde a uno o
a varios tiempos verbales, lo que da lugar a temas de presente, de pretérito, etc. Así, el
hecho de que muchos gerundios se creen sobre temas de pretérito explica formas como
sintiendo o durmiendo (como en sintió, durmió), en lugar de las anómalas
*sentiendo, *durmiendo, que serían las esperables si se construyeran sobre temas de
infinitivo (sentir, dormir).
Algunos verbos presentan algún tipo de irregularidades en la flexión. Las más comunes son
las alteraciones en la raíz, que pueden ser vocálicas, como en sent-ir > sient-o;
consonánticas, como en luc-ir > luzc-o, o vocálicas y consonánticas al mismo tiempo,
como en dec-ir > dig-o o en pon-er > pus-e.

2. Morfemas de persona, número, tiempo y modo


Los rasgos de persona y número están estrechamente relacionados. Algunos autores han
reconocido la existencia de un paradigma del singular y un paradigma del plural, en el
interior de los cuales se marca la persona, subordinando en cierta forma la persona al
número.
Se considera que el morfema PN (Persona y Número) es nulo en la primera persona del
presente de indicativo del verbo regular: cant- (raíz) -0 (vocal temática) –o
27
(tiempo y modo) -0 (persona y número), al igual que en los demás tiempos de la
conjugación: cante-0, cantaría-0, cantaré-0. Se considera también nulo el segmento PN
en las terceras personas de toda la conjugación (Ella canta-0; el tenor cantaba-0). El
segmento PN es regular en la primera persona del plural (siempre –mos: canta-mos,
cantába-mos, cantare-mos) y en la tercera del plural (siempre –n: canta-n, cantaba-
n,
cantaría-n).
Los morfemas de tiempo y modo adoptan distinta forma, según la distinta clase de
conjugación del verbo (-ar, -er, -ir), sólo en el caso del presente de subjuntivo (cantar –
cant-e / comer – com-a).
3. La vocal temática
El elemento vocálico inmediatamente adyacente a la raíz, que encabeza el morfema flexivo
y que indica la conjugación a la que pertenece el verbo, recibe el nombre de vocal temática,
como en am-a-r, tem-e-mos, part-i-d. La vocal temática se diferencia de los demás
segmentos en que no añade ningún significado.
La vocal temática es aportada por el infinitivo, pero está también presente en la mayor
parte de las formas verbales: am-a-mos, tem-e-mos, part-i-mos; am-á-is, tem-é-is,
part-í-s; am-a-d, tem-e-d, part-i-d.
La vocal temática puede variar dentro de un mismo paradigma flexivo, y también puede ser
nula o estar representada por un diptongo. Así, en la primera conjugación, las opciones de
la vocal temática son –a- (am-á-ba-mos) y Ø (am-Ø-e-mos). En la segunda son –e-
(tem-e-re-mos), Ø (tem- Ø-ió- Ø) y también el diptongo –ie- (tem-iéra-
mos). Las variantes que se presentan en la tercera son también muy similares: -i-
(part-i-ste-is), Ø (part- Ø-a-mos) e igualmente el diptongo –ie- (part-ié-se-mos).
Los morfemas derivativos son sensibles a la vocal temática en un gran número de casos.
Así, algunos sufijos derivativos (-ncia, -nte, -zón) se forman con la vocal temática –a- propia
de la primera conjugación ar, y con la vocal temática –e- propia de las conjugaciones
segunda y tercera (er, ir). Por ejemplo, agobi-a-nte, absorb-e-nte,
dirig-e-nte; vag-a-ncia, dol-e-ncia, reg-e-ncia; trab-a-zón, com-e-zón .
4. Clases de verbos
1. Conjugación regular
La conjugación regular constituye una serie de paradigmas de formas flexivas que se
adjuntan a los temas de presente, pretérito y futuro según los tres modelos identificados en
el infinitivo: -ar, -er, -ir.
Los verbos de la primera conjugación son los más numerosos, y también la proporción de
verbos irregulares es muy pequeña en esta conjugación, en comparación con la de las otras
dos. Aproximadamente, el 90% de los verbos españoles pertenecen a la primera
conjugación. Además, se trata del único modelo productivo, pues a él se ajustan casi todos
28
los verbos que se crean mediante procesos de derivación (con los sufijos -ar, -ear, -izar, -
ificar) y de parasíntesis. Sólo se crean verbos de infinitivo en –er por sufijación con –ecer.
2. Conjugación irregular
Son irregulares los verbos cuya conjugación no se ajusta a los tres paradigmas propios de la
conjugación regular.
Las irregularidades en la flexión verbal se suelen agrupar en tres clases: vocálicas,
consonánticas y mixtas. Las irregularidades vocálicas constituyen alternancias entre vocales
(pedir – pido), o bien entre vocales y diptongos, en función del acento (acertar
– acierto; contar – cuento).
Las irregularidades consonánticas afectan a la sustitución de una consonante por otra,
como en hacer – haga.
Las irregularidades mixtas se producen por la sustitución de una vocal y una consonante
por otra vocal y otra consonante simultáneamente, como en decir – digo.

3. Verbos defectivos
Se llaman defectivos los verbos que presentan una conjugación incompleta, es decir, los
que forman paradigmas en los que se omiten, por diversos motivos, algunas formas
flexivas. Con escasas excepciones, son defectivos por motivos sintácticos y semánticos los
verbos referidos a fenómenos de la naturaleza (amanecer, anochecer, llover,
nevar), aunque algunos de ellos lo son sólo en ciertas acepciones, ya que poseen otras no
impersonales, como en Llueven chuzos de punta; Le llueven ofertas de trabajo;
¿Cómo amaneciste?
No se suelen predicar tampoco de las personas los verbos terciopersonales, como acaecer,
acontecer, competer, ocurrir, y otros similares, sino de nociones proposicionales
(Ocurre que nadie le hace caso), o bien de ciertos sucesos (Ocurrió
una catástrofe). Asimismo, se conjugan sólo en las terceras personas los verbos
doblemente pronominales, como antojarse, ocurrirse, olvidarse.
El verbo soler se emplea como auxiliar en perífrasis de infinitivo, y sólo se encuentra en los
presentes (suelo, sueles, suela, suelas, etc.), en el imperfecto (solía, solías, etc.) y en el
perfecto compuesto (he solido).

4. Verbos vocálicos
Se denominan verbos vocálicos los que poseen raíces terminadas en vocal, como actuar,
aire-ar, anunci-ar, sonre-ir, etc. Estos verbos se consideran irregulares porque la
posición que en ellos ocupa el acento no es predecible (evacúo – evacuo), o bien porque
el segmento vocálico en el que termina su raíz sufre mutaciones en ciertos contextos (leí-
do – ley-ó; construi-do – construy-ó).
Los verbos vocálicos pueden contener diptongos en todas sus formas, como anunciar o
averiguar, o sólo en algunas, como enviar o actuar. Los primeros se denominan verbos
29
vocálicos de diptongo fijo o sistemático, y los segundos, verbos vocálicos de diptongo
variable o de alternancia diptongo – hiato.
La raíz de los verbos de diptongo fijo termina en una vocal que forma parte de un diptongo
en todos los tiempos de la conjugación. Por ejemplo, anunciar, averiguar,
columpiar o fraguar, forman diptongos que no se deshacen, por lo que se descargan
formas como *anuncíen o *anuncías.
Los verbos vocálicos de diptongo variable se dividen en varios grupos. El más numeroso es
el de los terminados en –iar y –uar. En estos casos, los segmentos /i/ y / u/ forman parte
de un diptongo cuando no reciben el acento, como en en.via.ré.mos,
ac.tua.ré.mos, pero aparecen en hiato cuando lo reciben en dicha vocal, como en
des.ví.o, ac.tú.o.
5. La perífrasis verbal: tipos y estructura
Se denominan perífrasis verbales las combinaciones sintácticas en las que un verbo auxiliar
incide sobre un verbo auxiliado, llamado a veces principal o pleno, construido en infinitivo,
gerundio o participio, sin dar lugar a dos predicaciones distintas. El verbo auxiliar suele
aparecer conjugado (No puedo entrar), pero puede no estarlo en función de las
características sintácticas particulares de la oración (Para poder entrar,
necesitamos autorización).

Las perífrasis verbales se clasifican en función de dos criterios fundamentales: su estructura


sintáctica y su significado. En relación con la estructura sintáctica, las perífrasis se dividen
teniendo en cuenta la forma no personal del verbo que el auxiliar elige. De esta forma, se
agrupan en perífrasis de infinitivo, de gerundio y de participio.
Las perífrasis verbales responden a esquemas fijos. Cada uno de ellos se establece en
función del verbo auxiliar (como poder en la perífrasis “poder + infinitivo”) y de la forma
no personal del verbo principal o pleno con la que se combina. En el caso del infinitivo, el
esquema sintáctico de la perífrasis verbal contiene a veces otro elemento gramatical, casi
siempre prepositivo: a, de, por, como en “empezar a + infinitivo”, “deber de +
infinitivo”, etc.

6. Verbos y participios parasintéticos


Existen un gran número de participios parasintéticos que se usan como adjetivos, ya que no
presuponen la existencia de un paradigma verbal correspondiente. Por ejemplo, es el caso
de los adjetivos adinerado, afortunado, afrutado, anaranjado y atigrado, ya que no
existen o no se usan los verbos *adinerar(se), afortunar(se), afrutar(se),
anaranjar(se) y atigrar(se).
En otros casos, sí existe un verbo relacionado con el participio adjetival, pero se emplea
muy poco, hasta el punto de que muchos hablantes que usan el adjetivo desconocen la
existencia del verbo. Es el caso de acampanado, acolchado, agigantado,
aterciopelado y aceitunado.
30
En cuanto a los verbos, las pautas a-Nombre-ar dan lugar a un gran número de formas
parasintéticas, como es el caso de abaratar, amansar, anular, aproximar, etc. Algunos
de estos verbos cuentan con variantes intransitivas pronominales (acortarse, anularse,
aproximarse…).
Igualmente, también se forman en español muchos verbos derivados mediante los
esquemas en-Nombre-ar, como, por ejemplo, endulzar, enviudar, engordar, etc.
Algunos de ellos también cuentan con formas pronominales.

31
32
TEMA 6
1. Morfología léxica
La morfología léxica estudia la estructura de las palabras y las pautas que permiten
construirlas o derivarlas de otras, como en dormitorio a partir de dormir, sensatez a
partir de sensato, o robustecer a partir de robusto.%%Mientras que las voces
flexionadas (leo, leyendo, leeré) constituyen variantes de una misma unidad léxica
(leer), las palabras derivadas (lector, lectura) no son variantes de las formas de las que
proceden, sino voces diferentes, aunque relacionadas con ellas.
La morfología léxica se ha denominado también morfología derivativa.
La morfología léxica se divide de manera general en dos subdisciplinas: la derivación y la
composición.

2. La prefijación: propiedades y restricciones


La prefijación es un proceso morfológico por el que se agrega un morfema, llamado prefijo,
a una palabra ya formada, como en des-hecho, in-dependiente, pre-disponer, etc.,
pero también a un tema latino o griego, como en in-erte, a-morfo, pró-fugo, etc.
Los prefijos preceden siempre a la base léxica con la que se combinan.
Al igual que los sufijos, los prefijos requieren ciertas propiedades semánticas de las bases a
las que se adjuntan. Por ejemplo, ciertos prefijos verbales sólo pueden unirse a verbos
perfectivos, como el prefijo des- con valor reversivo (descoser), o los prefijos re-, sobre-
y sub- con el significado de iteración (reconstruir, sobreedificar,
subdistinguir). Por el contrario, los mismos prefijos con distintos contenidos significativos
pueden seleccionar bases verbales imperfectivas; así, el prefijo desnegativo
(desobedecer) y los prefijos re-, sobre- y sub- con valor intensivo (relimpiar,
sobrecargar, subestimar).
Los prefijos que seleccionan bases adjetivas predicativas suelen atenerse también a
restricciones de tipo aspectual. Por ejemplo, los prefijos in- y des- negativos se adjuntan
únicamente a adjetivos imperfectivos, es decir, a adjetivos que se construyen en español
con el auxiliar ser (impopular, inimaginable, deshonesto, descortés ).
Una de las diferencias que existen entre la prefijación y la sufijación se refiere a las
restricciones que pesan sobre la productividad de ambos procesos derivativos. Los prefijos
presentan mayor variedad para adjuntarse a bases de diferentes categorías (sustantivos,
verbos, adjetivos…). Así, los prefijos contra- y super- se unen a nombres (contraoferta,
supermodelo), adjetivos y participios (contrahecho, superinteresante) y verbos
(contradecir, superpoblar). Aun así, la productividad de los prefijos suele ser mayor con
una clase particular de palabras. Por ejemplo, sobre- admite algunos adjetivos
(sobreagudo) y algunos sustantivos (sobrearco), pero es mucho más productivo como
prefijo verbal (sobrecargas, sobrentender, sobresalir, etc.).

33
Los prefijos suelen mantener la categoría gramatical de la base cuando forman una palabra
derivada. Así, se mantiene la base adjetival de la derivación en antinuclear,
inútil, subacuático; la base nominal en contraorden, neorromanticismo o ex espía;
la base verbal en descoser, rehacer; y la adverbial en anteayer, requetebién. Esta
regularidad en el mantenimiento de la base explica que los prefijos no se suelan clasificar
por las categorías gramaticales a las que dan lugar (a diferencia de los sufijos: derivación
nominal, adjetival, etc.), sino por los significados que expresan.
Algunos gramáticos entienden que ciertos procesos de prefijación pueden cambiar la
categoría gramatical de la base con la que se combinan. Así, por ejemplo, entienden que en
el verbo enfriar, el prefijo en- convierte el adjetivo frío en un verbo, de forma que el
segmento –ar sería la marca de dicho cambio categorial.

3. Clasificación de los prefijos


1. Locacionales y comitativos
Los locacionales son los más numerosos y los que transmiten un mayor número de
significados.
a. Posición.
El prefijo en- puede señalar el lugar “en donde”. El sentido locativo está presente en
verbos denominales con el esquema en…ar (encarcelar, encajar,
enterrar, empaquetar).
Existen varios prefijos con el valor “ante, delante de”: ante-, pre-, pro-/por-
. Con ante-, los ejemplos de tipo locacional son minoritarios (antebrazo,
antecámara, antesala). Con el prefijo pre - predomina el valor temporal, aunque hay
restos del valor locacional (prefijar, premolar, predorsal). El prefijo propresenta pocas
formas donde se haga patente el valor locativo (proponer,
proclamar, promover, proveer) en el sentido de “delante de, hacia delante”. El valor
derivado de la posición de prelación más productivo en la actualidad es el que indica “en
favor de” (pro-árabe, preamnistía).
Los prefijos pos(t)-, retro-, re- aportan el valor locacional “detrás, hacia atrás”.
Por ejemplo, postdorsal, retrovisor.
Los prefijos contra-, anti-, para-, presentan un significado posicional similar: “contra,
junto a”. Contra- se prefija a nombres, indicando a veces la réplica del elemento
mencionado en la base (contrabarrera, contrasello).
El prefijo anti- sólo conserva el valor locativo en la palabra antifaz; en otras formaciones
donde aparecía con ese valor ha sido sustituido por ante-. Tanto anti- como contra- se
han especializado para el significado de oposición (anticiclón, contraofensiva).
Los prefijos intra-, intro-, tienen el significado “en el interior de, dentro de” (intramuros,
intracelular, introspección).

34
El prefijo extra- indica la posición externa. El valor locacional de extra- se conserva en
formaciones nominales (extramuros, extrarradio). También forma algunos verbos
denominales (extralimitarse, extraviarse). Lo más frecuente es que desarrolle una
significación valorativa de excepcionalidad o incluso superioridad. En este sentido, extra
tiene también un uso como palabra independiente, como adjetivo invariable (trabajo
extra).
La serie sobre-/super-/supra-/epi- aporta el significado “sobre, encima”.
El prefijo sobre-, además del valor posicional (sobrevolar, sobresalir,
sobrenatural), tiene el significado de exceso (sobreañadir, sobreproteger,
sobrealimentar). La variante culta super- tiene valor posicional en algunas ocasiones
(superestructura, superestrato, superponer), si bien se utiliza fundamentalmente con
valor superlativo (superdotado, superhombre,
supermercado). En el caso de supra-, el único valor es el locativo (supranacional,
supranatural). En cuanto a epi-, sólo aparece en palabras científico-técnicas (epicentro,
epiglotis).
b. Dirección / meta.
El prefijo a-/ad- con sentido locativo “a, hacia”, se puede encontrar en algunos verbos y
sus nominales (abatir, adjuntar, apegarse, aportar), en ciertas creaciones
especializadas (adverbio, adnominal) y con algunos adverbios (adentro, adelante).
Fuera de estos casos, esta composición no es evidente en la mayoría de las palabras donde
aparece el prefijo en cuestión (admirar,
afirmar, aguardar).
En el habla popular, muchos verbos se usan indistintamente con prefijo y sin él
(arremolinarse / remolinarse, asosegar / sosegar ); esta duplicidad explicaría
vulgarismos como arrascarse, arrejuntarse, arremangarse.
c. Procedencia.
El prefijo ab-/abs- con el significado locativo sólo se presenta en formas heredadas del
latín o en cultismos (abjurar, abnegación, ablación).
La serie de(s)-/di(s)-/apo- comparte el significado general del lugar “desde donde”
(decaer, devenir, detraer) y otros usos derivados de “separación, división, alejamiento”
(deforme, disfunción, desmesura). El prefijo de(s)- forma verbos parasintéticos sobre
la base de un nombre o un adjetivo (deletrear,
derrocar, desviar).
El prefijo ex, con el significado “fuera”, forma verbos parasintéticos sobre base nominal o
adjetival (excarcelar, exculpar, expatriarse) y adjetivos denominales (extemporáneo,
excéntrico). Unido a nombres de cargos, indica la persona que ha dejado de ocupar tal
cargo o posición (ex director, ex ministro); con otros nombres, simplemente alguien que
ha dejado de ser lo que el nombre simple significa (excombatiente, exsocio, exmarido).

35
2. Temporales
a. Anterioridad.
El prefijo ante- se combina con adverbios de tiempo (anteayer, anteanoche), con la
posibilidad de recursividad (anteante-…ayer/anoche). También se une a adjetivos, la
mayoría denominales (antepasado, antedicho, antihistórico). No es muy frecuente con
nombres (anteproyecto), con los que, sin embargo, ha llegado a formar alguna locución
adverbial (de antemano). Aparece con algunos verbos (antedatar, antepagar), a veces
en alternancia con pre- (ante-/preceder), si bien es este prefijo el que se ha impuesto
para señalar la prioridad en el tiempo.
b. Posterioridad.
El prefijo pos(t)- con valor temporal es productivo unido a nombres (posguerra,
poscomunismo, posgrado) y a adjetivos, bien denominales (posconciliar,
postoperatorio, posverbal), bien simples (posclásico, posmoderno); no produce
nuevos verbos (posponer).

3. Negativos
Se trata de prefijos que niegan algún rasgo semántico del contenido significativo de la base,
por lo que el significado de la forma prefijada es opuesto al de la forma simple.
Los prefijos negativos del español se pueden agrupar en cuatro tipos de relaciones:
oposición, contradicción, contrariedad y privación.
a. Oposición.
Los prefijos con un significado de oposición son anti- y contra-. En unos casos, las
formaciones con anti- aluden a la simple oposición (antiaborto,
antideportivo); en otros, la oposición se traduce en la anulación del contenido de la forma
simple (anticaspa, antiasmático).
El prefijo contra- con sentido de oposición puede unirse a nombres y a verbos.
Cuando se adjunta a una base nominal puede indicar la réplica del nombre de la base
(contraaviso, contraespionaje, contraorden ). Este prefijo puede generar
construcciones léxicas endocéntricas (una contrarreforma es un tipo de reforma) o
exocéntricas (una contrarrotura no es una clase de rotura, sino un parche contra una
rotura).
b. Contradicción.
La contradicción de dos elementos supone que la negación de uno implica la afirmación del
otro, de modo que se excluyen mutuamente.
El único prefijo en español que presenta un valor de contradicción es nocuando va unido a
nombres deverbales (la no producción de aceite) y deadjetivos (la no
responsabilidad).
c. Contrariedad.

36
Dos elementos establecen una relación de contrariedad si la negación de uno de ellos no
implica la afirmación del otro. Los prefijos que marcan esta relación son a-, des- e in-.
El prefijo a(n)- con valor de contrariedad es poco productivo en español y, por lo general,
se une a adjetivos denominales con un significado relacional (acatólico, agramatical,
analérgico).
El prefijo des- con valor de contrariedad selecciona bases verbales (desobedecer,
desaprovechar) y bases adjetivas (desleal, desigual). Adjuntado a bases verbales,
implica su negación sin que tenga que darse una acción previa (desagradar, desconfiar,
desestimar).
El prefijo in- con valor de contrariedad puede unirse a bases adjetivas y, en menor medida,
a bases verbales (incomunicar, incumplir). En otras formaciones verbales, como
incapacitar o inhabilitar, el prefijo no se une directamente al verbo, sino a la base
adjetiva subyacente.
El prefijo in- es muy productivo unido a bases adjetivas, si bien con ciertas limitaciones. Por
ejemplo, in- no se une a adjetivos con un contrario léxico (guapo/feo >
*inguapo/*infeo) y sólo se une a adjetivos calificativos (inmoral).
Los adjetivos calificativos que se combinan exclusivamente con el auxiliar estar
no suelen aceptar la prefijación con in- (*inabsorto, *inatónito), salvo cuando son
deverbales (inalterado, inacabado).
Por tanto, los prefijos in- y des-, con valor de contrariedad, se han especializado para
determinadas bases categoriales: el primero se une a bases adjetivas, y el segundo, a bases
verbales.
d. Privación.
Se entiende por privación la falta o carencia de lo denotado por la base. Los prefijos que
denotan la privación son a-, des- e in- y las bases a las que se unen son nominales.
El prefijo a(n)- selecciona bases nominales que denotan estados o situaciones
(anovulación, asimetría), que significan, precisamente, la privación de lo indicado en la
base.
El prefijo des- con valor de privación se une a bases nominales para indicar la carencia de la
entidad denotada en el nombre simple. Así, formaciones como desorden o
desconfianza, significan “falta de orden” o “falta de confianza”, respectivamente.
4. Gradativos: usos intensivos y valorativos
Por lo que se refiere a la prefijación, las cuatro categorías léxicas principales pueden ser
intensificadas: adjetivo (rebarato, archirepetido, infrahumano), nombre
(macrofiesta, superhombre, ultraviolencia), verbo (sobrecargar, subestimar,
hiperreducir) y adverbio (relejos, rebién), si bien con ciertas restricciones.
De los adjetivos, sólo los calificativos permiten la intensificación (archiconocido /

37
*archicivil, superpaternal / *superpaterno). Para que un verbo pueda intensificarse
debe denotar una situación durativa, de modo que la intensificación afecte a la realización
del proceso o al estado, por lo que se descartan de los procesos de intensificación las
acciones puntuales que se producen sin un proceso previo (aparecer,
acabar, morir).
Los prefijos intensivos se pueden agrupar según afecten al tamaño o a la cualidad que
expresa la base.
a. Tamaño o cantidad.
Los prefijos que indican un tamaño mayor son hiper-, macro-, maxi-, mega-, y super-.
Unidos a nombres concretos con dimensión física, estos prefijos marcan una magnitud
mayor (hipermercado, macrofotografía, maxifalda, megaciudad,
superpiso); con otros nombres, denotan un mayor alcance o complejidad (hiperoferta,
macroconcierto, maxiproblema, superéxito ).
Sólo los prefijos micro- y mini- dan lugar a formaciones nominales en las que el tamaño es
menor que el denotado en las bases (microficha, minicadena).
Las formaciones con micro- expresan el grado supremo de inferioridad (por ejemplo, una
microfalda se entendería como una falda más pequeña aún que una minifalda).
b. Cualidad.
La intensificación puede hacerse también sobre las cualidades representadas en la base.
Con los adjetivos, el prefijo intensivo afecta al grado de la propiedad denotada por la base;
con los nombres, a sus características o rasgos típicos.
Por ejemplo, un superordenador es un ordenador que posee las características
atribuibles a este aparato, pero en un grado superior. En los verbos, los prefijos intensivos
hacen referencia al proceso de la acción (hiperreducir, remirar,
sobrecargar), por lo que existen muy pocas formaciones verbales estativas con prefijos
intensivos. En los adverbios de modo, la intensificación apunta al grado, y en los de lugar, a
la distancia expresada en la base.

4. Preposición y prefijo / Adverbio y prefijo


Se suele distinguir entre prefijos preposicionales (antesala, enjaular) y prefijos
adverbiales (deshonesto, precocinar) sobre la base de consideraciones etimológicas y
semánticas. Sin embargo, no siempre es posible identificar cada uno de los prefijos
españoles con una u otra categoría; por ejemplo, un mismo prefijo puede funcionar como
preposición y seleccionar un argumento (submarino = que está bajo el mar) o
comportarse como un adverbio (subyacer = yacer debajo).

1. Preposición y prefijo
Algunos prefijos de este tipo conviven con la preposición en la actual etapa del español
(ante-, con-, contra-, en-, entre-, sin-, sobre-, tras- ); en otros casos, la preposición,

38
ya sea latina (circun-, ex, extra-, infla-, post-, pro-, sub-, ultra- ) o griega (anfi-, anti-
), ha desaparecido del español.
Los prefijos que hereda los valores sintáctico-semánticos de las preposiciones de las que
proceden se adjuntan a nombres y a verbos. En el primer caso, pueden dar lugar a
construcciones léxicas endocéntricas (contraorden) o exocéntricas (crema
antiarrugas). En el caso de las formaciones verbales, el prefijo especifica el eje espacial en
el que tiene lugar la acción denotada por la base. Por ejemplo, un verbo como
circunnavegar entraña la acción de navegar en un determinado punto del eje espacial.
2. Preposición y adverbio
Los prefijios con valores adverbiales pueden proceder de un adverbio (no, mal, bien,
casi, medio), de una preposición española (sobre, entre), latina (ultra, super) o griega
(hiper), o bien de prefijos latinos (re-, semi-). Los prefijos adverbiales modifican
predicados, razón por la cual se adjuntan a bases verbales y a bases adjetivas para
modificar, respectivamente, la acción o situación expresada en el verbo base o bien la
propiedad denotada por el adjetivo.

5. Preposición y composición
El prefijo es un morfema que se adjunta al inicio de una palabra independiente
(antinatural,
in-admisible) o de un tema o raíz ligada (antí-geno, in-erte).
En la tradición gramatical española se suele incluir la prefijación entre los procesos de
composición. La razón de ello es que, en los casos en los que el prefijo coincide con una
preposición (con-cuñado, en-carcelar, ante-sala), aparecen dos formas libres que,
combinadas entre sí, definen un compuesto. Sin embargo, no es posible encajar toda la
prefijación en la composición, ya que hay prefijos (las preposiciones no separables o
prefijios “cultos”) que no tienen autonomía propia o que no se pueden identificar con una
preposición (des-amor, super-dotado, post-conciliar).
Otros datos que inducen a tratar el prefijo como un afijo derivativo y, por tanto, la
prefijación como parte de la derivación y no de la composición es el hecho de que los
prefijos preposicionales, además de asumir funciones preposicionales (sobrevolar,
entremeter), adoptan también funciones adverbiales (sobrealimentar, entreabrir).
Por otra parte, el hecho de que haya prefijos con varios alomorfos, uno coincidente con
preposición y otros no (en-cuerpar/in-corporar, de-capitar/des-membrar ), a veces
especializados para bases o categorías léxicas determinadas (sobre-vivir/supervivencia,
so-terrar/sub-terráneo), resulta un argumento poderoso para considerar el prefijo como
afijo.

6. Cadena de prefijos
La combinatoria de prefijos en español es muy limitada, sometida a restricciones
semánticas muy rígidas, y los casos de concatenación múltiple son raros. Las posibilidades

39
que se pueden dar son las siguientes: Prefijo-adverbio + prefijo-preposición + base: re- ex -
portar, re-em-plazar,
re-en-cuadernar, re-a-vivar. Hay cierta productividad de des- con en- y a-: des-em-
pajar, des-en-mascarar, des-em-paquetar, des-en-cadenar…
Prefijo-preposición + prefijo-preposición + base: contra-en-dosar, co-asociarse.
Prefijo-adverbio + prefijo-adverbio + base: a-rre-meter, a-rre-juntar(se), arre-
molinar(se), super-in-moral, archi-super-conocido, ex – vice-presidente .
Por otro lado, los prefijos, a diferencia de los sufijos, presentan tanto recursividad como
reduplicación. La recursividad sólo se da en el caso de los prefijos adverbiales y, en especial,
cuando la base es un nombre o un adjetivo denominal (anti-anti-anti-…
misil/nuclear, pro-pro-pro-…aborto/gubernamental ), aunque hay algún caso con
bases adverbiales (ante-ante-…anoche/ayer).
La reduplicación se da, igualmente, sólo con los prefijos adverbiales y, dentro de ellos,
únicamente con los intensificadores (archi-archi-archi-…conocido, super-super-
super-
…fácil).
Los prefijos también tienen la posibilidad de desligarse de la base léxica del primero de los
dos prefijos en una estructura coordinada (pre y pos-constitucional, pro y
antigubernamental).
El tipo de coordinación que se da en la prefijación tiene restricciones semánticas: se
coordinan prefijos del mismo campo léxico, bien antitéticos (pre y
pos(t), pro y anti, infla y super, endo y exo), bien sinónimos (pre y proto, intra y
endo, ecto y exo). Tiene también restricciones categoriales: las bases coordinadas son
mayoritariamente adjetivos denominales; no se suele dar la elisión con nombres (*infla
y superdesarrollo) o con verbos (*ante y posponer).

40
TEMA 7
1. La sufijación: propiedades y restricciones
Las restricciones derivativas que se producen entre distintos sufijos vienen motivadas, al
menos, por tres causas diferentes: ○ Por las características sintáctico-semánticas de los
sufijos derivativos.
En ocasiones, algunos sufijos presentan rasgos sintácticos que impiden su presencia en
determinados procesos derivativos. Por ejemplo, la inexistencia de derivaciones con –
miento de verbos intransitivos.
○ También pueden existir restricciones léxico-semánticas, en el sentido de que la derivación
puede exigir un grado de especialización léxica que excluya la presencia de determinados
sufijos y, paralelamente, exija la de otros. Esto ocurre, por ejemplo, en el caso de los
nombres de acción que designan “acciones bruscas o violentas realizadas por X”, que
seleccionan –
azo, o en el caso de –ista en relación con el contenido “seguidor de X”.
○ Por último, existen restricciones morfológicas en el sentido de que determinados sufijos
bloquean o exigen la presencia de posteriores cadenas derivativas. Es lo que sucede en los
verbos españoles terminados en –izar
o –ificar, que exigen –ción y excluyen –do/-da, o en el caso de los verbos terminados en
–ecer, que exigen –miento y excluyen –ción o –do/-da.
2. Sufijación apreciativa y superlativa
Se llaman apreciativos los sufijos que se añaden a numerosos sustantivos y adjetivos, y
ocasionalmente también a otras clases de palabras, para expresar tamaño, atenuación,
encarecimiento, cercanía, ponderación, cortesía, ironía, menosprecio y otras acciones que
caracterizan la valoración afectiva que se hace de las personas, animales o cosas
(blandengue, calvete, feúcho, listillo…).
Se distinguen tres clases de sufijos apreciativos: diminutivos, aumentativos y despectivos.
Las palabras formadas con afijos apreciativos mantienen la categoría gramatical de la base
(casa – casita). Se derivan, por tanto, sustantivos de sustantivos (regalo –
regalazo), adjetivos de adjetivos (flaco – flacucho) y adverbios de adverbios (despacio
– despacito). Un rasgo característico de los derivados mediante sufijos apreciativos es el
hecho de que la adición del sufijo no modifica el género de la base, como en mesa
(femenino) – mesita (femenino).
Los afijos apreciativos pueden seguir a otros afijos derivativos, como en parar – parada
– paradita o en sublevar – sublevación, sublevacioncita. En cambio, a los sufijos
apreciativos los siguen sólo los flexivos, concretamente los de plural (cas-ita-s), en lugar de
otros afijos derivativos.

41
3. Superlativo latino
El grado superlativo es el grado del adjetivo o del adverbio que expresa el significado de
éstos en su mayor intensidad.
El grado superlativo del adjetivo se puede formar, mediante derivación, añadiendo los
sufijos –ísimo, -ísima, -érrimo, -érrima.
La formación del grado superlativo en los adjetivos siguen las siguientes reglas:
○ Los adjetivos que acaban en vocal la pierden al formar el superlativo (delgado –
delgadísimo / aburrido – aburridísimo / dulce – dulcísimo ).
○ Los adjetivos que terminan en diptongo o en hiato, pierden la última vocal (limpio –
limpísimo / amplio – amplísimo ).
○ Algunos adjetivos reducen el diptongo al perder el acento en esa sílaba (caliente –
calentísimo / valiente – valentísimo / nuevo – novísimo ). Sin embargo, no todos lo
hacen: viejo – viejísimo / despierto – despiertísimo /
suelto – sueltísimo. Hay otros que admiten las dos formas: nuevo – novísimo –
nuevísimo / fuerte – fortísimo – fuertísimo / cierto – certísimo – ciertísimo .
○ Algunos adjetivos añaden el interfijo –c-: joven – jovencísimo / serio –
seriecísimo.
○ Los adjetivos terminados en –ble forman el superlativo sobre la forma latina en –bilis:
miserable – miserabilísimo / notable – notabilísimo / sensible –
sensibilísimo. Sin embargo, hay algunas excepciones: endeble – endeblísimo /
feble – feblísimo.
○ Otros superlativos se forman a partir del lexema latino: sabio – sapientísimo
/ fiel – fidelísimo / sagrado – sacratísimo. Algunos de esosm admiten también otra
forma: cruel – cruelísimo – crudelísimo / áspero – asperísimo – aspérrimo /
pobre – pobrísimo – paupérrimo.
○ Hay superlativos que se forman a partir de lexemas diferentes a los del grado positivo
(superlativos sintéticos): bueno – óptimo / malo – pésimo / grande –
máximo / pequeño – mínimo.
Algunos errores frecuentes en la expresión del superlativo son los siguientes: ○ Algunos
adjetivos no admiten el grado superlativo con sufijo: *anteriorísimo,
*proximísimo, *heroicísimo.
○ Algunos adjetivos no admiten el superlativo por su significado ya extremo:
*absurdísimo, *perfectísimo.
○ Tampoco admiten el superlativo otros adjetivos, como los gentilicios, los que hacen
referencia a algún lugar o los acabados en –eo, -imo, -fero o –voro: idóneo, ilegítimo,
auténtico, carnívoro.%%○ Es innecesaria la combinación del adverbio muy con el sufijo
–ísimo. Se trata de una redundancia.

42
4. Derivados y compuestos: el adverbio en -mente
Entre los morfólogos existe la duda de la caracterización formal del segmento –mente, ya
que para unos es sufijo, pero para otros es elemento compositivo, ya que mantiene varias
de las propiedades que tuvo como unidad léxica independiente.
Así, las propiedades que alejan –mente de otros sufijos son claras. En primer lugar, las
bases a las que –mente se agrega son adjetivos en femenino, como consecuencia natural
del género que corresponde a este sustantivo (tranquila-mente). En segundo lugar, no se
da en este proceso derivativo la cancelación de la vocal final que caracteriza la derivación
en español. En tercer lugar, la base léxica sobre la que –mente incide mantiene un acento
secundario: léntaménte, no *lentamente.
Por último, cuando un adverbio en –mente está cuantificado (muy lentamente), el
adjetivo se agrupa con el cuantificador para proporcionar la paráfrasis sintáctica que se
considera adecuada: muy lentamente significa “de manera muy lenta”, lo que sugiere la
segmentación [muy lenta][mente], y no, en cambio, “muy de manera lenta”.
Además, esta terminación –mente tiene la posibilidad de elidirse en los grupos
coordinados de dos adverbios que contienen esta terminación, como en lisa- y
llanamente.
Se crean en español un gran número de adverbios en –mente a partir de adjetivos,
especialmente calificativos: fríamente, limpiamente, públicamente, rudamente,
sensatamente.
Los adjetivos terminados en –ble tienden a rechazar los adverbios en –mente
(*alcanzablemente, *publicablemente, *transportablemente ), pero los que no se
forman en español, o no se interpretan como derivados en nuestra lengua, los admiten con
naturalidad (agradablemente, amablemente, sensiblemente ). Los participios pasivos
también tienden a rechazar los derivados adverbiales (*agotadamente,
*aprobadamente, *traducidamente), pero muchos de los que se interpretan como
adjetivos calificativos los aceptan (acertadamente, cansadamente, continuadamente
).
Las presencia del prefijo negativo in- en combinación con la base facilita muchas veces que
se pueda construir sobre ella un adverbio en –mente. Así, a partir de algunos adjetivos no
es posible derivar adverbios en –mente: agotable, alterable, creíble….
En cambio, a partir de las variantes con prefijos de estos adjetivos (inagotable,
inalterable, increíble) se forman sin dificultad estos adverbios.
También los diminutivos rechazan, por lo general, los adverbios en –mente
(*chiquitamente), salvo cuando están lexicalizados (bonitamente). Los adjetivos
comparativos rechazan –mente (*mejormente, *menormente), pero se usa
mayormente en muchos países.

43
No todos los adjetivos calificativos admiten adverbios derivados en –mente. Así, no suelen
aceptarlos los adjetivos de color, frente a otros que expresan nociones relativas a la
luminosidad (claramente, luminosamente, oscuramente).

5. Sufijación e interfijación
La interfijacion es el proceso de la morfología derivativa por el que se añade una unidad
morfológica, que se denomina “interfijo”, entre la base y un sufijo derivativo, o entre la
base y la flexión verbal, de tal modo que, si se suprimiera el sufijo derivativo o la flexión
verbal, el resultado de la combinación de la base y el interfijo sería una formación
inexistente en español. Por ejemplo, en pic-aj-oso, donde el interfijio –aj- se sitúa entre la
base pic- (de picar) y el sufijo derivativo –oso, sin existir la forma *picaj(
o).
La flexión verbal también puede encontrarse incrementada por el sufijo verbal –e- en los
casos en los que se produce la interfijación; ello sucede en verbos como bail-ot-ear; en los
que el interfijo se localiza entre la base bail- (de bailar) y la flexión verbal incrementada
por el sufijo verbal –e-ar. Tampoco en los verbos interfijados existe como palabra
independiente la combinación de la base verbal con el interfijo.
En palabras como ganadería, se distingue un segmento entre la raíz ganad- (de ganado)
y el sufijo –ía. Este segmento se origina por un paso intermedio de sufijación, es decir, a la
raíz ganad- se le une en primer lugar el sufijo –ero, con lo que se logra ganad-ero, y
posteriormente se añade el sufijo –ía para obtener ganad-er-ía. Las secuencias –er-ía
constituyen una cadena de sufijos. En cambio, para obtener hum-areda
se carece del paso intermedio. No existe *hum-ar, por lo que el segmento –ar no se
explicaría como el resto de un sufijo.
La interfijación pertenece a la morfología derivativa. Por tanto, crea nuevas palabras; así, no
tienen el mismo significado chupón (“que chupa”) que chup-et-ón (“acción y efecto de
chupar con fuerza”). La interfijación se produce tanto en nombres (sustantivos y adjetivos)
como en verbos.
El interfijo es átono. No obstante, en ocasiones, por el cambio acentual propio de la flexión
verbal, recibe el acento en las formas fuertes de la conjugación (despach-urr-ár
– despach-úrr-o).
Existen cadenas de interfijos, tanto con nombres como con verbos. Así, con nombres: bob-
al-ic-ón, pie-c-ec-ito. Con verbos: pint-arr-aj-ear, atont-ol-in-ar.

44
TEMA 8
1. La composición
1. Clases de compuestos
Se distinguen tres tipos fundamentales de compuestos: compuestos propios o univerbales,
compuestos sintagmáticos y compuestos sintácticos o locuciones nominales.
Los primeros se caracterizan porque sus dos componentes se integran en una única palabra
ortográfica y, por lo general, en un único grupo único: agridulce,
drogodependiente, maniatar, maxilofacial, sabelotodo, sacapuntas .
Los compuestos sintagmáticos se forman yuxtaponiendo palabras que mantienen su propia
independencia gráfica y acentual, unas veces separadas con algún guion intermedio
(árabe-israelí, político-económico, teórico-práctico ), y otras sin él (casa
biblioteca, cocina comedor, tren bala, problema clave ). Pese a su apariencia gráfica
como grupos sintácticos, estas estructuras tienen propiedades morfológicas y fonológicas
comunes (entre ellas, un doble acento).
El tercero de los grupos es el más polémico. Afecta a unidades como caballo de batalla,
media naranja, mesa redonda u ojo de buey, y se consideran locuciones nominales,
que constituyen una sola pieza léxica.

2. Vocal de enlace: la i como marca de composición


Los compuestos nominales presentan una nueva modalidad, constituida por la presencia de
la vocal de enlace –i- entre los constituyentes. Así, los compuestos de la forma N-i+N
forman el tipo con mayor grado de integración morfológica y fonológica de la formación de
sustantivos mediante la concatenación de dos nombres.
Los nombres integrantes del compuesto están cohesionados por la presencia de una vocal
de enlace, que sustituye a la vocal final del primer constituyente (ajiaceite,
sopicaldo) o que se añade a su consonante final (coliflor, salipez), y por la existencia de
un solo acento que recae en el segundo elemento (calicanto, carricoche, pavipollo).
En todos los casos, el género está determinado por el segundo constituyente.
En estos compuestos se dan también estructuras coordinadas. Estas formaciones
corresponden a entidades como muebles, enseres personales y objetos de la vida cotidiana
(carricoche, catricofre), y denominaciones populares de animales, minerales o plantas
(coliflor, colinabo, gallipavo).

3. Composición y parasíntesis
En las formaciones parasintéticas en composición se da la coexistencia simultánea de
composición y sufijación, procesos de formación de palabras que operan conjuntamente
para la conformación del parasintético resultante.
Se forman mediante este recurso morfológico las voces siguientes, entre otras muchas:
mileurista (no existe *mileuro, ni *eurista); pordiosero (no existe el compeusto *pordiós
45
ni el derivado *diosero); quinceañero (no existe *quinceaño, ni *quinceaños, ni *añero);
sietemesino (no existen los compeustos *sietemés o *siete mes, ni el derivado *mesino),
etc.
No es siempre sencillo optar entre una estructura compositiva, una derivativa o una
parasintética. Muchos hablantes interpretan implícitamente la voz salpimentar como
parasintética. Como el sustantivo salpimienta es poco usado, el proceso derivativo regular
salpimienta > salpimentar (N>V) solo se reconoce en la conciencia lingüística de
algunos. Es compuesto y no derivado el sustantivo cazatorpedero (caza-torpe-dero) el
cual designa un buque que caza otro buque llamado torpedero, es erróneo, por tanto, la
segmentación *cazatorped-ero. Son parasintéticos, en cambio, machihembrar,
picapedrero, ropavejero. NO son correctas las segmentaciones *machi-hembrar, sino
machihembr-ar; *pica-pedrero, sino picapedr-ero, *ropa-vejero, sino ropavej-ero Los
parasintéticos en composición (machihembrar) tienen una estructura trimembre
[A+B+sufijo], que presenta las siguientes características: 1. A y B son dos unidades léxicas
que pueden aparecer libres y autónomas en la cadena discursiva (macho, hembra) 2.
Sincrónicamente no existe con vitalidad propia ni el compuesto [A+B] (*machihembra) ni la
formación [B+sufijo] (*hembrar).
3. Caso de que exista o sea sistemática alguna de las formaciones señaladas [A+B] o
[B+sufijo], razones de incompatibilidad semántica o la pertenencia a paradigmas asociativos
diversos impiden interpretarla como base de la formación parasintética [A+B+sufijo].
Se trata de un proceso de formación de palabras de muy escasa productividad en español.

4. Temas grecolatinos
Un gran número de compuestos nominales y adjetivales se forman con diversas voces (o
sus raíces) de origen latino y griego, llamadas BASES COMPOSITIVAS CULTAS.
Muchas de estas voces se usan en el vocabulario científico y técnico, pero otras pertenecen
a la lengua común.
Mientras que los afijos deben aparecer en una posición fija (o bien final o bien inicial) de la
palabra, muchas bases compositivas cultas ocupan una u otra posición en diversos
compuestos. Así, filo aparece a la izquierda en filoamericano, pero a la derecha en
cinéfilo. Existen incluso palabras formadas por los mismos elementos compositivos en
orden distinto y con significado no coincidente. Se obtienen así pares como filólogo/
logófilo; fonograma/ gramófono; logotipo/tipólogo , etc. Esta libertad posicional es
compartida por otros segmentos como grafo (grafómano/bolígrafo) o peda
(pedagogo/ortopeda).
La relación que mantienen los temas neoclásicos con la unidad sobre la que inciden suele
ser argumental. Ej.: geológa: ‘experta en las ciencias de la tierra’; fotofobo: ‘alguien que
teme a la luz’, etc. Estas relaciones por las que un segmento actúa como complemento
argumental del núcleo, se establecen de manera típica en el interior de los compuestos,
pero raramente entre la base y los afijos que la acompañan.

46
En el español conversacional se utilizan algunas bases compositivas cultas, tales como:
foto, moto, cromo, cine (reducción de cinematógrafo)… Los compuestos con temas
grecolatinos son compuestos híbridos y deben interpretarse autónomamente.
El problema fundamental radica en considerar el tema como unidad fonológicamente
cerrada y no con forma de raíz. Los temas estarían organizados en eventuales paradigmas
de constituyentes cuya determinación estaría en función de las posibilidades combinatorias
y tipos de estructuras y significados a que dieran lugar (cardio, grafo, grafía, grama,
etc.). Esto permite dar cuenta de temas invariables susceptibles de aparecer en una sola
posición (pisci-, agro-, -cida, -cidio, -forme).
Permite también describir las variaciones de los temas según la posición en que aparezcan y
el origen del elemento con el que se combinen.
Así, en los compuestos nominales de temas grecolatinos encontramos elementos
formadores de nombres de ubicaciones: -dromo, referido al ‘lugar en que algo corre’, y –
teca, que permite expresar ‘lugares en que algo se colecciona o estáordenado’.
Su origen griego lleva a que el primer constituyente –ue denota lo que corre y lo que
estáordenado- estécerrado en – (salvo cinemateca). Fonolóicamente difieren en que
dromo es un elemento átono, pero determina el acento de la sílaba anterior, mientras que
–teca contiene en su primera sílaba el acento de la palabra.
Ej.: hipódromo, aeródromo, fonoteca, videoteca, etc.
Otro tipo lo constituyen temas con variaciones finales que ocupan la posición del segundo
constituyente y rigen su estructura y significado: a. Con el concepto de ‘descomponer’:
[[x][lisis], [[x][lito]: fotolisis, fotolito
b. Con el concepto de ‘describir o escribir’: [[x][grafía], [[x][grafo], [[x][grama]:
cardiografía, cardiógrafo, cardiograma.%%c. Con el concepto de ‘estudiar’: [[x][logía],
[[x][logo]:ginecología, ginecólogo.%%d. Con el concepto de ‘hablar’: [[x][fonía],
[[x][fono]: gramofonía, gramófono.
e. Con el concepto de ‘medir’: [[x][metría], [[x][metro]: galvanometría,
galvanómetro.%%f. Con el concepto de ‘sufrir’: [[x][patía], [[x][pata]: psicopatía,
psicópata.%%g. Con el concepto de ‘observar’: [[x][scopia], [[x][scopio]:
espectroscopia,
espectroscopio.%%h. Con el concepto de ‘imprimir’: [[x][tipia], [[x][tipo]: linotipia,
linotipo.%%i. Con el concepto de ‘gobernar’: [[x][arca], [[x][arquía]: oligarca,
oligarquía.
j. Con el concepto de ‘matar’: [[x][cidio], [[x][cida]: fratricidio, fratricida.%%k. Con el
concepto de ‘cultivar’ y de ‘cuidar’: [[x][cultura], [[x][cultor]: apicultura,
apicultor.%%Los temas procedentes del griego se combinan con variables cerradas en –o,
excepto en los casos de elisión vocálica. Cuando en la creación terminológica se encuentra
un término en –ato, este es seleccionado casi regularmente en las composiciones con
grafía, grafo, logo, logía, metría, metro . Ej.: bromatografía, bromatógrafo,
hematología… Algunos forman parte de compuestos híbridos y tienen diversa vitalidad en
47
la creación de neologismos. Entre los más fecundos: 38 Morfología de la Lengua Española
Logía, logo: temas que denominan disciplinas o ramas científicas que estudian los objetos
a que se refieren los primeros constituyentes (dermatología,
filología…) es seguido en la denominación de dominios científicos modernos o nuevos
campos de estudio (dialectología, sexología, etc.). También aparecen en estos
compuestos nombres propios o comunes referidos a entes concebidos como únicos
(cristología, mariología…o con una sigla: ETAlogía ), posverbales (implantología) e
incluso adjetivos que hay que considerar sustantivados (toxicología, inmunología…).
CARECEN de esa productividad los nombres con significado colectivo, según el modelo de
ideología o simbología.
Logo: refiere al estudioso del campo correspondiente (dermatólogo, filólogo,
geolólogo, politicólogo…). Es posible construir compuestos paralelos a los anteriores,
aunque se documentan voces sin correspondencia equiparable (wagnerólogo,
pekinólogo, folklorólogo …).
Grafía, grafo: pueden desempeñar distintas funciones, a saber. Ser medio por el que se
realiza la descripción o está hecho lo escrito (mecanografía), el modo (caligrafía), el
objeto a que se aplica (geografía, bibliografía). Este último es el más productivo. De este
modo se crean voces que se refieren a dominios disciplinares diferentes de representación
(cristalografía, lexicografía…). Todas estas voces pueden presentar ejemplos correlativos
con -grafo con valor agentivo (lexicógrafo), salvo que la voz ya exista con otro valor, por
ejemplo instrumental (cinematógrafo).
Metría, metro: NO hay correspondencia en los compuestos.
Metría: conjunto de procedimientos relacionados con la actividad de medir.
Puede estar expresado por temas cultos (trigonometría, fotometría) o a partir de voces
de la lengua (altimetría, densimetría).
Metro: instrumentos mediante los que se realiza (fotómetro) Aunque se dan voces con
metría que carecen de la formación equiparable con metro (trigonometría carece del
instrumento *trigonómetro), lo usual es la situación contraria.
Excepcionalmente, el compuesto puede tener sentido locativo (gasómetro, en su acepción
de depósito) o comprender como primer constituyente una entidad conceptualmente
relacionada con dicho objeto (taxímetro).
En cuanto a los temas cidio, cida (referido al acto de matar y al actor) cabe destacar el
elemento con el cual se combinan que puede ser culto (homicidio) o no (bactericida),
este desempeña una función argumental respecto del núcleo temático: es el objeto al que
se aplica el contenido predicativo. En estos temas, sí hay correlación en la categoría de
compuestos y la posibilidad de creación de voces paralelas (parricidio, parricida).

48
49
PREFIJOS
5. Procedimientos de formación afines: acronimia,
siglación,acortamiento
1. Acronimia
Por acronimia se entiende el procedimiento morfológico consistente en la formación de
una palabra a partir de dos o (muy raramente) tres unidades léxicas. Los elementos
integrantes del acrónimo deben guardar un orden preciso: el primer constituyente debe ser
fragmento inicial de la palabra de la que ha sido desgajado, y el último, fragmento final de
su respectiva unidad léxica: plasturgista (plástico + metalurgista,
“especialista en la aplicación de la metalurgia a los plásticos”).
Esta exigencia de determinado orden contribuye a que el acrónimo conserve jun
significante evocador de su base etimológica completa, lo que afianza su capacidad
expresiva. De ahí que no se consideren acrónimos formas como taquimeca (taquígrafa
– mecanógrafa), polimili (político – militar ), etc.
El resultado del proceso de la acronimia es una nueva palabra, cuyo significado es el que
resulta de la combinación de los significados de las unidades del sintagma original.
Por ejemplo, teleñeco (televisión + muñeco, “muñeco dotado de movimiento y voz de
ciertos programas de televisión”).
Desde el punto de vista gráfico, los constituyentes del acrónimo quedan unidos
inmediatamente entre sí, sin separación gráfica o guion que recuerde la existencia de
componentes.
Se pueden distinguir los siguientes tipos de acrónimos: a. Acrónimos integrados por
sustantivo + sustantivo: cantautor, nescafé (Nestlé, firma comercial, + café),
pupilentes (pupila + lentes, “lentes para la pupila, lente de contacto”).
b. Acrónimos integrados por sustantivo + adjetivo. El adjetivo posee valor determinativo:
narralluces (narradores + andaluces), conspiranoico
(conspirador + paranoico).
c.Acrónimos integrados por adjetivo + adjetivo: ecuatoguineano
(“guineoecuatorial”), alfanumérico (alfabético + numérico).
d. Acrónimos integrados por dos verbos: aplicablecer (aplicar + establecer, creado por
Unamuno).

2. Siglación
Por sigla se entiende la pieza lingüística resultante de la unión de varios grafemas iniciales
de sendas palabras, constitutivas de una unidad sintáctica (generalmente un sintagma
nominal). Por ejemplo, UNED (Universidad Nacional de Educación a
Distancia). Por tanto, no se consideran siglas el resultado de reducir el cuerpo gráfico de
una o varias palabras, conservando uno o más de sus grafemas (el inicial y/o algún otro).
Por ejemplo, D., Dr., Sra., pta. En este caso, se trata de las denominadas abreviaturas. Lo
50
característico de estos acortamientos es que no suelen trascender al plano oral, es decir, su
lectura restablece lo omitido en la representación gráfica: art.%%se lee “artículo”, dm.,
“decímetro”, etc.
En cambio, mediante la sigla se asegura la presencia de cada uno de los constituyentes de
una unidad sintagmática en una nueva secuencia lingüísticamente más económica.
Sin embargo, no siempre la sigla resultante responde al criterio que se acaba de mencionar.
A veces, con el fin de que la secuencia gráfica resultante pueda ser fonéticamente
aceptable, algún constituyente de la base puede estar representado en la sigla por dos
grafemas, en lugar de sólo el inicial: RENFE.
Por otra parte, los artículos, preposiciones y conjunciones presentes en la base no suelen
trascender a la sigla, a no ser que se justifique su presencia por motivos de
pronunciabilidad o de búsqueda de homonimia: ACUDE (Asociación de Consumidores
y
Usuarios de España), PYME (Pequeña y Mediana Empresa ).
Varios fenómenos gráficos convergen para que muchas siglas se puedan considerar hoy
como otras tantas unidades léxicas más de la lengua. Por ejemplo, la supresión de puntos
tras cada grafema y el uso de minúsculas. De esta forma, en ocasiones los propios
hablantes desconocen que el origen de una determinada unidad léxica está en una sigla.
Por ejemplo, las formas ufología, ufólogo (UFO, “ovni”) se vienen usando desde hace ya
algún tiempo, en lugar de *ovnilogía, *ovnílogo.
Toda sigla tiene un género y número determinados, que podrían llamarse etimológicos: los
del sustantivo núcleo del sintagma que constituye su base. Por ejemplo, ONU, cuya primera
letra es la o de organización, es femenino y singular. Y GRAPO, con el primer grafema del
sustantivo grupos, es masculino y plural.

3. Acortamiento
Los acortamientos son el resultado de un proceso mediante el cual una unidad léxica,
simple o compleja, ve reducido su significado reteniendo el mismo significado y categoría
gramatical (clase de palabra); es decir, se obtiene una nueva palabra por acortamiento de
otra. Por ejemplo, poli, progre…
Los acortamientos suelen originarse y utilizarse en ámbitos sociales e institucionales bien
delimitados (familia, centro educativo, oficio o profesión…). Connotan una actitud de
familiaridad y confianza por parte del que los usa, ya sea hacia lo denotado, ya hacia el
oyente.
Sin embargo, algunas formas acortadas han perdido su inicial carácter familiar o jergal y
han pasado a la lengua estándar, desplazando por completo o parcialmente a las formas
plenas. Por ejemplo, bici, cine, porno, taxi…
Los acortamientos léxicos afectan especialmente a sustantivos: auto, bici, tele; en menor
grado a adjetivos: extra, neura, súper, repe.
El fragmento del significante que permanece en la forma acotada es, generalmente, el
inicial. Los casos de aféresis (eliminación del segmento inicial de palabra) son menos
frecuentes en español: chacho, chacha, chelo, mano, manito, etc. No ocurre lo mismo
51
en las formaciones hipocorísticas, donde las supresiones pueden recaer tanto en la parte
inicial como en la final de la base: Boni, Magda, Rafa, Berto, Lupe…
La última sílaba de los acortamientos puede ser abierta o trabada, en función del carácter
que tenga esa sílaba en la base léxica. Será abierta siempre que lo sea también en la
correspondiente base: kilo, corto, presi. Pero si la última sílaba de la base léxica es
trabada, puede conservarse la consonante implosiva, como en estupen,
preven, díver, facul, o bien puede eliminarse, como en compi, dire, neura, etc.
En relación con el acento, en la mayoría de los casos se produce dislocación acentual:
cóle, rídi, prófe, con muy pocas excepciones, para así atenerse al esquema acentual
llano, predominante en español.

52

También podría gustarte