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DESARROLLO PERSONAL
Rildo Campana
Introducción
Nuestra visita al teatro Británico para formar parte la puesta en escena de la obra Hedda
que tiene en el papel protagónico a Gisela Ponce de León tuvo la finalidad de que
nosotros conozcamos acerca de una situación social en concreto en este caso se trata de
una mujer la cual quiere ser libre pero siente que no así tomando la medida más fatal
para su vida. Además la visita de esta obra genera en nosotros un acercamiento cultural
el cual es bueno para nuestro desarrollo personal ya que el teatro nos ayuda nutrirnos de
nuevas e interesantes experiencias.
Título de la obra: Hedda
Al día siguiente, Toby se aparece trayéndole noticias acerca de la universidad donde iba
a trabajar al parecer tiene competencia, y resulta ser Eli o al menos parece eso. George
se muestra desesperado mientras que Hedda sigue calmada. Al final George acepta lo
que está sucediendo.
Cuando Tea va a la casa de los Tesman, Hedda después de tanto insistir logra que su
esposo llame a Eli Longford con lo cual logra librarse de su esposo para conversar a
solas con Tea para preguntarle el verdadero motivo de su aparición durante ello ellas
tienen algunas fuertes conversaciones acerca de la relación que lleva Tea con su esposo
y el verdadero motivo de su visita; entre tanto vuelve George después de conversar con
Eli y quedar en que saldrían luego de ello Tea procede a retirarse.
Luego de el George sale de su casa, Toby intenta entrar a la casa de los Tesman por la
ventana, y Hedda le dispara sin herirlo para luego entrar. Ambos tienen una acalorada
conversación en el cual Toby exhibe la relación que tuvo junto con Hedda pero Hedda
le explica la razones por la cuales ella decidió casarse con George siendo el principal
motivo la muerte de su padre también hablan acerca de la Luna de Miel con George, la
cual ella lo consideró muy agobiante por la diferencias que tiene con su esposo y
expresó todo lo que sentía al estar muy cerca de él. Hedda también habló de porque
prefiero a George por encima de Toby pero Toby , por el contrario, mostró su intención
de mantener un triángulo amoroso con ella pero Hedda por momentos se mostraba
indispuesta a la propuesta que él le ofrecía . Después de la acalorada conversación que
Toby tuvo con Hedda procedió a retirarse.
Al día siguiente aparece Toby entrando a su casa luego de comprar el libro de Eli
Longdord en ello viene Toby, preparado para la salida que tendrá con Eli Longford y
George va a su cuarto a vestirse para la ocasión también. Después de un rato viene Eli el
cual había un amorío de muy joven Hedda, ellos llegan a quedarse solos en la sala y
conversan acerca de las relaciones que mantienen cada uno y también acerca del pasado
que tuvieron ambos. En eso llega Tea, y se encuentra con Eli y también entran a la sala
Toby y George. Tea intenta persuadir a Eli para que no salga con Toby y George pero
por la culpa de Hedda al final Eli cede a salir por la forma ya que Hedda logra
manipularlo usando a Tea, pero según Eli el volverían a las 11. Entonces se quedan
solas Hedda y Tea, Tea quiere retirarse pero Hedda logra convencerla de que se queda a
esperar a Eli ya que según Hedda regresará a las 11 pero las horas pasaron y no fue así .
A las 5 de la mañana despierta Hedda y ve a Tea la cual no había dormido durante toda
la noche esperando a Eli, en eso llama Julia preguntando por George pero Hedda solo
atina a mentirle ya que ella pensaba que él y sus amigos se encontraban en la casa de su
hermana Julia pero no fue así. Tea se va a dormir, después de que Hedda se lo mandase,
pero Hedda se queda esperando en echada en el piso de la sala y en eso aparece George
todo desorientado y alerta. Tras ello George le cuenta que Eli volvió a su andanzas y
que no cambió para nada, además de que encontró el libro de George el cual el lo había
olvidado en el bus. George le deja encargado el libro a Hedda tras recibir una llamada
de su hermana.
Recopilación- eliminar
La obra retrata a una mujer de la alta burguesía atrapada en un rol servil y doméstico
por las expectativas sociales de la época.
“Hedda Gabler”, la obra original de Ibsen estrenada en 1891, retrata a una mujer de la
alta burguesía; una mujer inteligente y vital atrapada en un rol servil y doméstico por las
expectativas sociales de la época. Esta versión, titulada solo ‘Hedda’ y narrativamente
fiel a la original, sitúa la obra en un Londres contemporáneo.
Recién casada. Aburrida. Hedda sueña con ser libre. Hedda y George acaban de regresar
de su luna de miel, y la relación ya está en problemas. A esto se le suma el retorno de un
antiguo amor.
Hedda se encuentra atrapada entre tres hombres y una vida que no desea. Algo tiene que
ceder... Gisela Ponce de León interpreta este clásico rol de Ibsen en una impactante
adaptación moderna.
¿Es válido traer una obra que muestra una particular condición femenina a una época
donde supuestamente estas limitaciones ya no son vigentes? Cada espectador puede dar
su propia respuesta, pero en una sociedad donde las mujeres tienen menos acceso al
trabajo, reciben menor remuneración, cargan con la mayor parte del trabajo doméstico,
sin mencionar los índices de violencia, es difícil decir que “la condición femenina” ha
mejorado significativamente.
Desde otro enfoque, la obra destaca por su mirada profunda a la psicología particular de
su protagonista. Hedda atrae y seduce, pero está atrapada, es narcisista, cobarde y está
fatalmente aburrida. Un personaje complejo y enigmático que cobra vida de la mano de
un gran elenco y bajo la dirección de Vanessa Vizcarra.
Malcriada, egoísta y con un rostro de perpetuo fastidio. Más loca que una cabra,
hedonista, y sobre todo malvada. Las opiniones sobre Hedda Gabler siempre han
apuntado hacia la misma dirección: tildarla de ser una muchacha inescrupulosa que no
teme hacer sufrir al resto con tal de aminorar su aburrimiento. Hay que temerle.
Hedda se ganó esa reputación a pulso. En varios pasajes de la obra de teatro que lleva su
nombre y que fue escrita por el noruego Henrik Ibsen, el personaje muestra su rostro
menos amistoso. Lo peor, sin embargo, es la ironía y la sorna con la que se maneja
durante todo el día: le toma el pelo a su esposo, un académico que solo tiene ojos para
sus investigaciones; juega con los sentimientos de su cuñada; saca ventaja de su belleza
para seducir a los hombres aunque jamás se entrega a ninguno; y se convierte en una
trampa mortal para quienes se acercan demasiado, jalándolos hacia la locura y
enamorándolos del suicidio.
Ver “Hedda” –que se estrena en el Teatro Británico este sábado 28– y no juzgar a su
protagonista es inevitable. “Y hacerlo no está mal –anota Vanessa Vizcarra, directora de
la puesta en escena–. Creo, eso sí, que hay que ser empáticos y tratar de leer su contexto
de la forma más amable posible”.
Vizcarra ha estudiado al personaje y la define como “intensa y fuerte, y que al ser criada
por un padre con carácter muy masculino, muy impositivo, se volvió una mujer muy
poderosa”. “¿Cómo entenderla? Probablemente ni Ibsen tenía idea: ella es una mujer
muy joven y él era un hombre muy mayor cuando escribió la obra. En todo caso, creo
que su personalidad no era bien recibida o entendida en su época porque no coincidía
con lo que se pensaba de una mujer, y que ella no supo desarrollarse como persona, así
como tampoco tuvo las oportunidades. Hay como un ideal en el que ella podría haber
encajado, pero es que no se reconocía en él. Sería como tratar de introducir un círculo
en un cuadrado”.
OTRAS MIRADAS
La veinteañera Hedda ha sido objeto de interés desde que se la viera por primera vez en
el teatro en 1891. Considerado como el segundo personaje más trascendental en el teatro
de Henrik Ibsen –padre de la dramaturgia moderna–, tan solo después de Nora de “Casa
de muñecas”, “Hedda Gabler” –título original de la obra– no ha dejado de causar
polémica por mostrar a una protagonista tan arisca y cínica, y por lo tanto, difícil de
leer.
Parece haber consenso en que una de las aproximaciones más destacables le pertenece a
la escritora rusa Lou Andreas-Salomé, quien le dedicó un ensayo a este personaje
(dentro del libro “Henrik Ibsen Frau-Gestalten” de 1892) y la equiparó con un lobo
feroz que viste piel de cordero y que, aunque ha perdido sus ganas de depredar, aún
conserva su alma carnívora. La autora destaca que Hedda no parece buscar su libertad,
sino que “se controla perfectamente y, de principio a fin, no es sino una superficie
perfecta, una apariencia engañosa y una máscara siempre ajustada”. “Precisamente por
esta razón, esa música de la superficialidad, esa satisfacción del mero parecer, que en
otros personajes de Ibsen nos emocionaba y complacía, adquiere aquí un carácter muy
inquietante”.
Pero el gran problema que padece Hedda parece ser no tener razón para estar viva ni
estar allí, en una casa hecha a medias, con un supuesto embarazo que parece no ir a
ningún lado y rodeada de gente muy acartonada. Quienes se encargaron de quitarle el
goce de la vida fueron, justamente, quienes la rodean; y respondieron con un rotundo no
cada vez que ella se ofreció para ayudar en alguna tarea, y la sentenciaron a aburrirse en
el sofá y a revisar constantemente las pistolas que le legó su padre. Solo así se podría
entender que, para su diversión, ella juegue a imaginar lo bello que puede ser perder la
vida.