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Conclusiones.

 Los conflictos no tienen por qué ser por definición desagradables. Tener
diferentes visiones de una situación es normal y saludable, del conflicto
interpersonal o familiar se puede aprender mucho: sobre nosotros mismos,
sobre el otro, sobre el mundo que nos rodea.

 Es importante destacar que nosotros mismos, como adultos, tenemos


conductas aprendidas, es decir, a veces interactuamos de la misma forma en
la que nos han enseñado de pequeños, tomar conciencia de esto nos permite
manejar mejor nuestro propio inconsciente, que puede expresarse en
determinadas actitudes que de repente se presentan en una situación de
conflicto.

 Los conflictos entre padres y adolescentes normalmente surgen en torno a


detalles de la vida familiar.

 Los padres razonan menos sobre convenciones sociales y, por su parte, los
adolescentes razonan menos sobre su jurisdicción personal en las
interacciones familiares que en las entrevistas.

 En cada situación conflictiva es necesario encontrar un cierto equilibrio entre


respetar al otro e imponer nuestro poder de padres. Esto, es posible a través
del diálogo y la creación de soluciones alternativas que salvaguarden, por lo
menos en parte, los valores en juego. Básicamente podemos decir que el
conflicto se define como una situación antagónica, es decir situaciones
altamente conflictivas que se presenta entre dos partes, pudiendo ser
personas, organizaciones, estados, entre otros.

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