Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Unas Chelas Con Vivit
Unas Chelas Con Vivit
cineteca nacional de México, una película sobre los narcotraficantes y el universo que los
rodea. Ambos salimos con un mal sabor de boca que necesitábamos quitarnos lo antes posible.
Para nuestra suerte, había una feria apenas saliendo de la cineteca, por lo que emprendimos una
nueva misión para empedarnos y olvidar la fea realidad de nuestro país.
La feria parecía de pueblo, lo que hacía raro ya que solo eran dos cuadras, cada cuadra con
mínimo 10 puestos de michelada, hasta conectar con la iglesia de la colonia. Coasi y yo
decidimos compartir las micheladas ya que íbamos medio fumados, nos echamos fácil unas 2
micheladas cada uno, cada miche de un puesto diferente.
Enfrente de la iglesia se encontraba el último puesto de micheladas, un puesto que estaba solo
y era atendido por una mujer de unos 20 años, a mis ojos de borracho, era una mujer guapísima,
que estaba trabajando con su marido al lado, pero la verdad fue que no me importó mucho.
Decidí acercarme y pedirle una michelada preparada con frambuesa, claro que iba con mi
actitud de borracho galán, sin romper mi mirada con la suya, según yo, creando tensión. Cuando
sentí que ella estaba un poco apenada decidí hablar.
- Bonita feria, ¿no? - Dije con una sonrisa y sin quitarle la mirada de sus ojos.
- Pues sí. - Respondió mirando hacia su cerveza.
Sentí que había fallado mi primera impresión, pero no lo suficiente como para marcharme,
igual y soy fan de humillarme.
- ¿De qué es la feria? - Pregunté honestamente.
- No soy de aquí, mi marido sí.
Me sentí aún más bateado por la señora de las micheladas, como si me hubiera amenazado con
su marido, lo cual hizo que me interesara más, ya que esto podía terminar aún más interesante.
- ¿Y de donde es usted?
- Puebla. - Dijo la señora mientras que alzaba su mirada y conectaba con mis ojos.
- ¿En serio? Tengo familiares de Puebla que viven cerca del Popocatépetl - Un volcán conocido
de la zona -. Igual y conocí su pueblo.
-No creo, mi pueblo todavía es virgen y no recibe bien a los turistas.
En ese momento mis ojos dejaron de seguir los de la señora, y se perdieron en sus manos que
exprimían limones. Las ideas sobre ligarme a la señora casada fueron interrumpidas por esta
curiosidad sobre el pueblo prohibido de Puebla.
- ¿Pues qué hay o qué? - Le dije otra vez volteando a ver a sus ojos.
- Pues es un pueblo virgen que aún es cuidado por su gente y no ha dejado que los turistas
hagan negocio de él.
- ¿Es muy viejo?
- La gente aún se baña en un temascal.
Mis ganas de ligar murieron, y en mi alcoholismo nació un trip gigante sobre "El pueblo secreto
y el temascal prohibido." Imaginaba un pueblo tipo jungla con pirámides e indios escondidos
en arbustos con dardos de peyote listos para matarme, aunque a lo mejor solo imaginé eso
porque la verdad no sabía que era un temascal.
- ¿Qué es un temascal? - Pregunté con mirada de atención y de niño curioso.
- Pues - La señora hizo una pequeña pausa y me vio directo a los ojos. Supongo en ese momento
se dio cuenta de mi honesta curiosidad y cambió su cara hacía gracia y amistad -. Un temascal
es un iglú de piedras calientes que les tiran agua y se llena de vapor.
Mi cara de asombro creció, ahora la mirada de la señora era la que me cazaba a mí, mi trip
sobre un Puebla con jungla e indios se hizo aún más grande.
Después de esa michelada y una conversación poco filosófica, vi que mi celular, estaba casi
muerto y le dije a Coasi que nos fuéramos a mi casa porque tenía que regresar el carro y no
quería manejar borracho para terminar en el torito.
Coasi aceptó y decidimos partir camino hacia mi casa donde podríamos cargar el celular y
beber más cerveza, también más barata. Caminamos unas cuadras hacia mi carro y nos
detuvimos a que mi amigo fumara un poco.
- Oye, ¿y si en el temascal prohibido nos pasa como a los de la libertad del diablo?
Lo miré fijamente y pensé en que en realidad me gustaría hacer esa aventura.
- Pues puede ser -. Sonreí.
Subimos a mi carro y decidí ser valiente poniendo mi música con el 1% de pila que traía.
Busqué alguna canción que pudiera satisfacernos a los dos, a mí un rap en inglés que fuera de
la vieja escuela y no de la nueva. Y para Coasi algo que no lo hiciera dormirse. OutKast fue la
conclusión perfecta a la que llegué, así que puse la canción Mrs Jackson y encendí el carro.
La canción funcionó bastante, hasta se volvió un clásico para los dos, ya que ninguno habló y
pude conducir a mi ritmo de tomar los ejes grandes y poder ir un poco más rápido. Coasi repitió
la canción unas dos veces y hasta intentó cantarla en inglés, cosa que de la que no sabía una
mierda.
Después de unos 20 minutos de manejar, (por el camino largo, claro) llegamos a mi casa.
Ambos estábamos medio happys, y con ganas de perdernos en un trip como el del temascal
prohibido. Subimos el primer piso de mi casa donde dejé mi mochila con mi cámara y mi
cartera. Luego proseguimos a subir las escaleras para saludar a mi abuela en el segundo piso.
Subiendo el segundo piso, vi a mi abuelo viendo una de sus clásicas películas favoritas, Duro
de Matar 6 o 7, la verdad es que no se ni en cual están, pero le encantan, entre más mala, mejor.
Al lado, estaba mi abuela en la mesa del comedor, que estaba tirada porque habían venido unos
parientes a comer. Vivit estaba sentada con apenas un chorrito de cerveza en su bazo,
escribiendo un papel, cosa que hacía bastante seguido.
Básicamente varias veces en las que llegué a subir, por cualquier cosa, mi abuela estaba
escribiendo en una servilleta o cualquier cosita de papel, lo hace desde que tengo memoria.
Siempre pensé que era sobre el super mercado, o alguna cosa como de ese sentido, pero esta
vez que me acerqué a la mesa a saludarla, pude ver que era una carta dedicada a mi tío que
estaba pasando por un divorcio.
- ¿Qué escribes? - Pregunté a mi abuela.
- Lo mismo de siempre. - Respondió.
- ¿Cómo?
-Siempre se me da por escribir.
No le di mucha importancia y me acerqué a una mesita del comedor para tomarme una de sus
pastillas "Me Vale Madres", pastilla naturista que funciona bastante bien para la cruda que iba
a darme mañana.
Al abrir el cajón vi un montón de papeles hechos bola. Volteé a ver a mi abuela y pensé en el
papel sobre el que estaba escribiendo. Tomé los papeles que estaban hechos bola y los extendí.
Eran varios papeles con la letra de mi abuela, todos dedicados para una persona diferente; mi
tío, mi otro tío, mi mamá, mi hermano, yo, etcétera.
- ¿Cuánto llevas escribiendo así?
- Huy, toda mi vida. Siempre desde niña escribo y escribo y luego se me olvida guardarlos, así
que están por toda la casa. - Alzó sus hombros.
Pensé que mi abuela estaba bromeando conmigo, pero no le vi causa, así que decidí ir a otro
cajón y abrirlo. Para mi sorpresa, había otros dos papeles hechos bola, "Para Fercito", "Para
Luis".
- No los pueden leer hasta que me muera. - Dijo mi abuela a mis espaldas.
Volteé y miré a mi amigo Coasi. El trip que estábamos buscando, estaba aquí con mi abuela.
-Vivit, Coasi y yo queremos echarnos unas cervezas contigo.
- Ya no hay en el refrigerador, tienen que ir por más. - Dijo mientras guardaba su papel en su
mandil y sacaba 200 pesos.
Bajé las escaleras con mi amigo Coasi y cruzamos la calle de mi casa que da directo hacia un
Oxxo. Una vez dentro, tomé un 12 y lo pagué con los 200 de mi abuela.
- ¿Enserio vas a robarle un 12 a Vivit? - Me preguntó Coasi con cara de molestia.
- No idiota, vamos a empedarnos con mi abuela.
Coasi y yo subimos las escaleras hacia la casa de mi abuela, pusimos el 12 debajo de la mesa
y nos sentamos. Coasi enfrente de mi abuela Vivit, y yo al lado de los dos.
El plan era simple, tomar unas cervezas con mi abuela y tripear con sus historias hasta que nos
fuéramos a dormir. Pero no sabíamos que mi abuela se abriría de una forma en la que no había
hecho con nadie. Y que nos contaría verdades de la familia que siempre se me escondieron.
Tomé una cerveza y se la pasé a mi amigo Coasi, que la abrió y empezó a beber.
Tomé una para mi abuela que la abrió y se la sirvió en un vaso, dejando poquito en la lata.
Tomé una cerveza para mí y la abrí como Coasi. Comencé a beber.
Mi Tío Sheldon era una persona bastante joven pero trabajadora y estudiosa, una muy buena
persona con cara de idiota, una persona bastante inocente. Siempre sentí un poco de lástima
por personas así, ya que sentía que eran bastante inseguras y querían caerle bien a todos. Como
a mí nunca me importó agradarles a otras personas, y esas personas siempre se me hicieron
muy falsas, nunca me llevé bien con ellas. Pero con mi tío no. Él era así por buena gente, no
por falso, sino por decente.
- Sheldon siempre tuvo una vida difícil - Dijo Vivit -. Su madre terminó siendo lesbiana, su
padre murió a temprana edad...
- ¿Por eso te apadrinaste de el? - Interrumpí.
- Sí. - Respondió -. Su novia más larga resultó ser lesbiana también, y ahora su esposa...
Sheldon se casó a muy temprana edad, él de pendejo enamorado, y ella solo quería salirse de
su casa, y no tuvo los huevos para decirle a sus papás que quería vivir sola, que quería explorar
y las mil mierdas por las que se casó con Sheldon. Se le hizo muy fácil encontrar a un chavo
trabajador e irse con él. -. Dijo mirando al techo y con los brazos cruzados.
- ¿Tehua utilizó a Sheldon? Siempre los vi muy contentos. - Respondí.
- Hay hijo, son cosas que se saben cuándo estás casado. Además, Sheldon sospechó que está
con otro, - Alzó un dedo y abrió los ojos -. Y yo creo que es otra.
Pensé en Sheldon teniendo un problema con las mujeres heterosexuales, a lo mejor por su
madre, a lo mejor por borracho.
Sheldon era un tío que iba a mi casa seguido, en mi casa desde niño se hacían muchas comidas
familiares y con amigos cercanos, ahí tuve mi primera comunión junto con mi mejor amigo
Axel. En fin, siempre se dieron comidas, una vez al mes se tenía una en casa de mis abuelos,
hasta que poco a poco, amigos y familiares lejanos fueron muriendo y haciendo la mesa más y
más pequeña, hasta que llegaron nuevos familiares y la comida y la mesa creció, haciendo un
ciclo. Uno de ellos que lo siguió fue Sheldon.
Aún recuerdo cuando vi a Sheldon por primera vez, un gordito gracioso, pero cara delgada. Y
aún recuerdo cuando vi a Tehua, mentiría si dijera que no me gustó. Nunca se me dio convivir
con mi familia porque mi forma de actuar era bastante irresponsable, a mis ojos libre, no me
importaba hacer una imagen para alguien externo, y con Sheldon era bastante fácil ya que yo,
aunque fuera una persona que físicamente parecía adulto, era bastante inmaduro. Las
conversaciones de trabajo, familia, dinero, etcétera, siempre me parecieron un poco aburridas.
Pero Sheldon aún era un niño, y aunque yo no me consideraba uno, sino una persona que se
emocionaba fácilmente, hablar con él fue algo fácil ya que podía ser honestamente estúpido,
como él.
- No lo entiendo. - Admití.
Mentiría si dijera que no me dolió darme cuenta que Tehua y Sheldon solo fue una fantasía de
una relación que a mí me gustaría tener. Sheldon siempre siendo una persona amorosa y
graciosa que entretenía a Tehua, y Tehua siempre era una persona que escuchaba, sonreía
mucho y después de comer se echaba una siesta para dormir.
Se me hacía una relación con confianza, Sheldon podía ser un imbecil y Tehua podía dormirse
si le daba sueño.
- No jodas hijo, Sheldon siempre estaba hablando por los dos, contando chistes para que Tehua
no forzara una conversación, y cuando se hartaba la pendeja prefería irse a dormir que convivir
con nosotros. Además, que Sheldon, sospechó que estaba con otro, y yo digo que va a ser con
otra.
La verdad es que me dolía escuchar esto. Luis, mi hermano, había sido mi mejor amigo desde
pequeño, siempre estábamos juntos, sus amigos eran mis amigos, conocí mis series favoritas
de TV por el e igual mis primeros videojuegos. Me bañaba hasta dos veces por su culpa, la
segunda vez porque él me decía que me metiera con pijama una vez que él se estuviera bañando
para mojar mi ropa y hacer enojar a mis padres, para que me castigaran dándome fuertes nalgas,
aunque en ocasiones, a medio castigo se reían y bajaban la intensidad de sus golpes. La rutina
para mí, era comer sandías partidas en dos para mi hermano y para mí, que disfrutábamos
encima de llantas de carro tiradas en nuestro jardín. Luis era mi mejor amigo. Hasta los 10
años. Después de que se independizó de mí, me abrió a mí de mis amigos, ósea sus amigos, y
empezó a solo convivir conmigo para molestarme y medio golpearme. Y lo hacía bastante.
Aunque no era fuerte, mentalmente era tortura ver a mi mejor amigo que en cuestión de 2 años
se había convertido en la persona más nefasta y horrenda para pasar el tiempo.
Aunque luego varias personas dicen que de morro era bien chillón, y ahora supongo que lo
cambié a enojón.
- Me siento mal de no sentirme mal por él. - Dijo Vivit con la mirada perdida.
Hubo una pequeña pausa.
- Y si Luis volviera a la casa, ¿lo dejarían volver?
Vivit no respondió.
- Osea, ¿si llegara rogando por perdón e hincándose lo dejarían quedarse?
- Tendría que hablar con tu mamá. - Dijo Vivit aun mirando el techo -. Pero no, lo que hizo va
contra los valores que les hemos enseñado. No entiendo para que quiso tener a una novia tan
bonita y buena persona para después dejarla por una pendeja.
- Como un machito -. Dijo Coasi.
- Además cenamos hermoso con sus padres en Boston – Dijo Vivit mientras se servía un poco
más de cerveza a su vaso -. Pero yo saliendo le dije a tu abuelo, "Que bonita cena, lástima que
no los vamos a volver a ver".
Comencé a pensar en todo lo que había vivido con Luis respecto a mujeres. La verdad es que
fueron varias cosas.
Recuerdo que cuando tenía unos 4,5 años, mis abuelos invitaron a uno de sus amigos a cenar,
estos señores traían a dos hijas un tanto morenas con facciones de persona de la India. Una era
masomenos de mi edad, quizá un poco más grande, y la otra era de la edad de mi hermano, o
un poco más pequeña. No recuerdo nada del día, solo poco de la noche. Recuerdo que los 4
nos habíamos metido al cuarto de mis abuelos a ver una película, entonces habíamos apagado
las luces para verla mejor, cosa que hago desde siempre. Nos recostamos en la cama y quedé
al lado de la niña más grande. Empezó con que nos tomábamos de la mano, después nos
abrazábamos y al final nos besamos. Mi hermano Luis estaba en un sillón que estaba al lado
de la cama, con la niña más pequeña. No lo podía ver ya que las luces estaban apagadas, y no
recuerdo como o porque comenzamos a intercambiar a nuestras parejas indias. Recuerdo que
había muchas risas, las niñas corrían de la cama en donde estaba yo al sillón con mi hermano.
Pero igual recuerdo que Luis no me quería compartir a la niña más grande, que era la que me
gustaba. Yo, aunque estaba emocionado y con ganas de estar ahí en este juego extraño, recuerdo
que también estaba bastante incómodo. Incomoda por el hecho de que sabía que estaba
haciendo algo que era indebido en el cuarto de mis abuelos. Si estos señores padres de las niñas
indias y veían este extraño juego, que nosotros como niños no entendíamos bien, podrían
enojarse con mis abuelos. O a lo mejor no era eso. Recuerdo que durante el juego había una
parte de mí que la verdad quería bajar a ver caricaturas, a lo sentía que estaba rompiendo la
confianza de mis abuelos. La verdad es que me sentía emocionado, pero a la vez bastante
incómodo.
No quiero decir calentura porque era un niño, pero, ¿Alguna vez les ha pasado que en verdad
no quieren estar con una persona, porque sienten que la están utilizando, o por cualquier cosa,
pero la calentura no los deja echarse para atrás? Supongo que esa fue mi primera vez.
Después de que se fueron las niñas, Luis y yo no hemos vuelto a hablar de ese extraño día con
esas dos extrañas indias. Tampoco las hemos vuelto a ver.
Creo que ese sentimiento de impotencia para irme a ver caricaturas se ha quedado conmigo,
para siempre.
Varias relaciones que he tenido terminan porque iba muy rápido con mis novias. Soy un fan
del beso, y siempre me ha gustado besar a las niñas que me gustan, pero generalmente cuando
se dejan, las cosas se aceleran y la relación va más rápido y termino llegando a un nivel de
intensidad más grande de él que me gusta, pero no me es sencillo parar. Digamos que invito a
esta pareja a mi casa, y ahí tenemos relaciones. La niña se queda conmigo acostada con su
cabeza sobre mi pecho, y la verdad yo no puedo dejar de ver el techo en silencio y pensar en
que estuvo rico, pero ya me quiero ir a la mierda. Por lo mismo de que las cosas van más rápido,
no llego a tener un verdadero sentimiento y simplemente veo a estas niñas como personas para
coger. Y la verdad es que me hace odiarme. Así que siempre que estoy rápido con una niña, o
siento que le gusto demasiado, me siento parcialmente responsable por sus emociones y
sentimientos, y como yo no puedo enamorarme tan fácilmente, prefiero terminar la relación
para evitar que la niña sufra, porque sé que si llegamos a mi casa, no soy lo suficientemente
fuerte como para no terminar teniendo relaciones sexuales.
Otra cosa que pasó con mi hermano fue cuando yo tenía unos 13 años, mi hermano tenía 18.
Mi madre había invitado a cenar a su mejor amigo Julio, que había traído a su hija Andy y a su
sobrina Leah Sofía (su padre muy fan de Star Wars).
Desde niño tuve varias novias, di mi primer beso como a los 4 años y siempre me creí un galán
cual Don Juan. Pero sí recuerdo Leah Sofía fue para mí lo que se veía en las películas como
amor a primera vista. Para mí, Leah era la niña más guapa y hermosa que había conocido.
Necesitaba actuar.
Así que claro que me presenté y empecé a contar mis buenísimos malos chistes, y parecía que
funcionaba. Estaba en la sala del comedor con Andy, Leah y Luis. A Luis le había pasado el
control de XBOX para que me dejara ligar a gusto.
Las cosas parecían ir bien, Leah se reía de mis malos chistes y yo me hipnotizaba con sus
grandes ojos color avellana.
- Oigan, ¿y si se quedan a dormir? - Pregunté.
Me acerqué a mi madre y a Julio que estaban en la mesa del comedor detrás de nosotros, y
tímidamente les pedí permiso para que Leah y Andy se quedaran a una pijamada.
- Tengo que preguntarle al papá de Leah. - Me respondió Julio.
Para mí sonó como victoria. Fui a mi cuarto que compartía con mi hermano, y yo solo junté
nuestras dos camas individuales armando una cama de tamaño matrimonial, incluso tuve que
quitar un mueble de madera bastante pesado que estaba de por medio para juntarlas.
Luego fui al cuarto de mi hermana y me subí a su armario, mi hermana Carmen, tenía hasta la
parte de arriba de su cuarto, unos 2 metros, todos mis peluches de cuando era niño, peluches
que utilicé para armar la cama perfecta.
Una vez hecha la cama, subí a mi terraza a imprimir una carta para Leah Sofía, que, si quería
ser mi novia, esas cosas que casi siempre me habían funcionado.
Bajé a mi cuarto y Julio me dijo que Leah tenía permiso para quedarse. Luis se levantó y fue
al cuarto. Leah me dijo que si podíamos hablar.
En ese momento me emocioné. Pensé en cómo sería cuando fuera mi novia, y en su cara cuando
leyera mi papel.
Fuimos al pasillo de mi cuarto.
- Me gusta alguien. - Dijo Leah sonriendo.
- A mí también. - Respondí.
- Me gusta tu hermano Luis.
Sentí un nudo en mi panza. La luz de mi casa se fue completamente negra. Sentí que flotaba
en el espacio del rechazo y decepción.
- Yo te ayudo. - Le dije volviendo a la realidad.
Entré la habitación y le dije a Luis las cosas como eran.
- Mira Luis esta niña me encanta, pero le gustas tú.
- No te preocupes. - Respondió.
Claro que no funcionó y claro que el ojete se aprovechó. Pues no pude conectársela más. Esa
fue la peor noche de mi vida.
Recuerdo que estábamos acostados los 3, Luis abrazando a Leah, y yo intentando entrar a la
fiesta. Leah se dio cuenta de mis intentos y me puso un peluche de elefante entre ella y yo.
- Dos elefantes de distancia. - Dijo.
- Tres elefantes de distancia. - Dijo Luis.
- Diez elefantes de distancia. - Respondió Leah.
Terminé pegado a la pared. Con el peluche en mi boca porque no había nada más humillante
que me escucharan llorar. Esa noche no dormí. Ni perdoné a mi hermano. Nunca.
Claro hasta que maduré y vi que, pues era mi hermano, y que las mujeres van y vienen.
Vivit tomó de su cerveza y se pasó dos manos por la cara. Miré a Coasi y Coasi me miró.
Ambos bebimos de nuestra cerveza, Coasi se acabó la suya así que le pasé otra.
- Pero lo cumplió - Continuó -. Llegó con Rosita y le dijo su plan, le dijo que se iban a casar, y
me llegó a contar. Por un momento me creí que Beto iba a cambiar.
Vivit pausó y bebió de su cerveza. Parecía que quería decir algo, pero al mismo tiempo no.
- Al día siguiente, un sábado - Dijo Vivit -. Mi hermano Beto fue a un antro.
Vivit volvió a pausar y puso los codos en la mesa. Me miró a los ojos y me dijo:
- Saliendo del antro un taxista lo esperó y lo siguió. Lo alcanzo en una curva y le chocó. Mi
hermano salió volando hacia unos árboles de la carretera.
Sabía que mi tío había muerto en un accidente de carro, pero no sabía de qué forma, mucho
menos que por que le habían chocado, y menos que le habían chocado a propósito.
- ¿Porqué? - pregunté.
Vivit me miró a los ojos que me enseñaban una tristeza honesta. Pero con esa mirada me sonrió,
miró al suelo y respondió.
- Beto se había estado metiendo con su señora y el taxista cuando se enteró no lo toleró - Vivit
pausó y alzó la mirada -. Esa historia de que chocó, la que saben todos tus primos, tíos...
¡Huevos! - Dijo azotando su mano a la mesa y mirandome directo a los ojos -. El taxista se bajó
y acuchilló 9, 19, ¡hay, quien sabe cuántas veces acuchilló a mi hermano en su panza, cara,
todo el cuerpo!
Hubo un silencio frío. Volteé a ver a mi amigo Coasi que estaba viendo directamente a mi
abuela. Miré a Vivit que tenía lágrimas en los ojos, y la tomé de la mano.
Hubo una pausa de 2 minutos en los que nadie dijo nada. Yo no podía más que imaginarme a
mi tío, ver a Luis, verme a mí en problemas de ese tipo.
- No te pelees en la calle hijo, y no tengas tanto pedo por las mujeres.
Pensé en esta fuerza que son las mujeres. ¿Por qué habrá personas a las que unas piernas las
vuelven locos? Luego pensé en todas las veces en las que yo no pude contenerme con las
mujeres. ¿Acaso mi tío se sentía mal con Rosita? ¿Por qué volvió a hacerlo, una vez que "quería
el cambio"? Igual y en verdad no lo quiso.
- Esa fue la única vez que vi a mi padre llorar. - Dijo Vivit -. Después de el velorio, llegamos
a la casa y mi padre se sentó en la mesa del comedor. Tomó un Mezcal, se tomó un caballito y
soltó solo dos lágrimas. Yo me acerqué y le dije, "Papá, ¿puedo abrazarte?". "Papi, déjame
abrazarte." - Los ojos de Vivit estaban en la mesa, pero se veía que estaba viviendo el recuerdo
-. "Papi, porfavor".
Tomé la mano de Vivit con fuerza, y sentí su tristeza en mi cuerpo.
- No me dejó abrazarlo. - Me dijo.
Vivit soltó mi mano y tomó de su cerveza. Se terminó la lata y fue a aplastarla y tirarla en el
bote de basura.
Yo Volteé a ver a Coasi, que estaba igual de sacado de onda que yo.
- Verga Gordo, que trip. - Me Dijo con cara de asombro.
Coasi y Vivit comenzaron a conversar entre ellos dos porque a Coasi le llamó la atención algo
que dijo.
- Beto quería vivir en Nueva York.
- Yo igual, es que quiero hacer una empresa de bicicletas, si ve que siempre estoy muy metido
en eso de las bicis pues quiero armar una empresa y crecer...
No me pude concentrar en lo que decía Coasi, igual y porque me había platicado lo mismo de
ir a Nueva York a armar sus bicis y que sus familiares no lo apoyaban desde la mañana. Yo
seguía en el trip de mi tío Beto, y sobre estas historias escondidas de mi familia. Mi bisabuelo
Melitón, ósea el papá de Vivit, llegó como indígena a Zitacuaro a la edad de 6 años, y según
mi abuela su meta siempre fue hacer Zitacuaro crecer. Y lo logró.
Llevó 2 compañías de autos para Zitacuaro, trajo sembradíos y un molino de Holanda, que
armó él solito sin instrucciones y hasta 1 año y medio fue vendido, con los obreros diciendo
"Esto es un puto bunker".
Me quedé mirando el mandil que tenía mi abuela, y pensé en preguntarle por todos los papeles
en los que había escrito, pero no pude hablar porque mi amigo Coasi había empezado a llorar.
- Gracias Vivit, era lo que necesitaba escuchar, nadie en mi familia me lo ha dicho, enserio,
gracias. - Dijo Coasi lleno de lágrimas en los ojos.
Volteé a ver el suelo y pensé en buscar yo personalmente los papeles, seguro mi abuela ni
recuerda en donde los ha dejado.
Me levanté de la mesa y empecé a recoger las cosas de la comida. Una vez que Coasi dejó de
llorar, tomó los trastes e igual ayudó.
Tomé las cervezas que sobraban y me despedí de un beso y abrazo a mi abuela, igual lo hizo
Coasi.
Subimos a la terraza y nos sentamos en la parte de la jardinera. Tomé una cerveza para mí y
otra para Coasi.
- Verga hermano – Le dije a Coasi -. Me dí cuenta de que soy parecido a mi abuela, y mi
hermano a mi tío abuelo.
- No lo sé hermano. Que buen trip.
Volteé a ver a Coasi y le sonreí, busqué mi telefono y puse una canción. Mrs Jackson. Coasi
me sonrió y chocamos las latas con alegría.
- Si hermano. Que buen trip.