acu�rdate de m� y cuida de m�, v�ngame de mis perseguidores, no contengas tu ira; mira que por ti soporto oprobios, de parte de los que desprecian tu palabra.
Cuando llegaban a m� tus palabras,
eran mi manjar: el gozo y la alegr�a de mi coraz�n, pues tu nombre ha sido invocado sobre m�, �oh Yave, Dios Sebaot!
Nunca me sent� entre los
que se divert�an, para gozarme con ellos. La acci�n de tu mano sobre m� me obligaba a sentarme en soledad, pues llenaba mi alma de tu ira.
�Ha de ser perpetua mi aflicci�n,
incurable mi herida? �Ay! �Vas a ser para m� arroyo falaz, con cuyas aguas no se puede contar?