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Oraci�n (Jer 15.

15-18):

T� lo sabes bien, �Oh Yave!


acu�rdate de m� y cuida de m�,
v�ngame de mis perseguidores,
no contengas tu ira;
mira que por ti soporto oprobios,
de parte de los que desprecian tu palabra.

Cuando llegaban a m� tus palabras,


eran mi manjar: el gozo y la alegr�a de mi coraz�n,
pues tu nombre ha sido invocado sobre m�,
�oh Yave, Dios Sebaot!

Nunca me sent� entre los


que se divert�an, para gozarme con ellos.
La acci�n de tu mano sobre m�
me obligaba a sentarme en soledad,
pues llenaba mi alma de tu ira.

�Ha de ser perpetua mi aflicci�n,


incurable mi herida? �Ay! �Vas a ser
para m� arroyo falaz, con cuyas
aguas no se puede contar?

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