2.4 “Zwillinge, Zwillinge”114: Ciencia al servicio del <Carnicero Mengele>.
Auschwitz atraía a Mengele por las posibilidades de investigación que ofrecía;
era un laboratorio atestado de cobayos humanos. Mengele, siguiendo los pasos de von Verschuer, había desarrollado un fuerte interés por los gemelos como clave de los secretos de la herencia de la raza. Von Verschuer y el doctor Ferdinand Sauerbrunch, principal cirujano del país, hicieron arreglos para financiar las investigaciones que Mengele pensaba realizar en Auschwitz. La investigación sobre gemelos atraía a Mengele. Los niños nacidos de un solo óvulo, como mellizos idénticos y, en menor grado, los gemelos fraternos provenientes de dos óvulos individuales fertilizados en el mismo instante, ofrecen oportunidades únicas para comparar los efectos de la naturaleza y de la alimentación, la herencia genética contrapuesta a la experiencia y el medio. Mediante el estudio de los gemelos, Mengele deseaba establecer la supremacía de la “sangre” como determinante de características deseables en el ser humano. La investigación legítima de gemelos continúa siendo el centro de muchas controversias actuales sobre la inteligencia, los programas de aprendizaje compensatorio y los proyectos de mejoramiento social. Ya en Auschwitz, Mengele recorría el costado de la ruta, durante la primera selección, buscando a sus gemelos; esa obsesión investigadora puede explicar, al menos en parte, el tiempo excesivo que dedicada a recibir transportes. Los miembros del Sonderkommando, al recoger el equipaje y retirar los cadáveres de los trenes, conociendo la pasión del médico, susurraban a los recién llegados que era conveniente presentar a los gemelos. Los padres se apresuraban a reunir a los hijos que tenían aproximadamente la misma edad y parecido aspecto y les enseñaban algunas respuestas. Los niños se presentaban de este modo: Wir sind Zwillinge! (somos gemelos). Ese santo y seña confería la vida, pero una vida inesperadamente dolorosa. Durante el tiempo que duró su demoníaca labor, seleccionó unos doscientos pares de gemelos y unas cien familias de enanos y personas deformes. Estas últimas eran sometidas a distintas pruebas psicológicas; cuando no las superaban, solían ser asesinadas mediante inyección letal y sus órganos extraídos y enviados, como ya era costumbre, a distintos institutos y laboratorios. No obstante, su mayor dosis de sadismo la reservaría, como digo, para la experimentación con gemelos, prácticas que conocemos gracias al informe del doctor Miklós Nyiszli, un judío húngaro que trabajó a sus órdenes para así poder prolongar durante un tiempo la vida de su familia. Óscar Herradón nos comenta como fueron los experimentos que realizaba Mengele a estos cobayos humanos: “Mengele sometía a los gemelos a pruebas de radiación y mediciones de la capacidad para soportar el dolor. En una ocasión, trató los ojos de cuatro parejas de gemelos de origen gitano que había asesinado y los envió al Instituto Káiser Wilhelm, donde servían a un tal doctor Magnussen para un ensayo que estaba escribiendo sobre el tema. En otra ocasión, el infectó a gemelos judíos y húngaros con bacterias de la fiebre tifoidea y les extrajo sangre en varias etapas siguiendo el curso de la enfermedad hasta su muerte. Pretendía comprobar en ellos las similitudes anatómicas y sus reacciones a determinados experimentos. Tras ello, los diseccionaba, con la intención de . Según diría Nyiszli, el objetivo final de esta clase de experimentos ”115 . Tristemente célebres entre las “cobayas” de Mengele fueron siete enanos de la familia Ovtiz (ver anexo: imagen 20), judíos rumanos que trabajaban para una compañía circense llamada Liliput Troupe, que viajaban por los países del Este de Europa interpretando jazz y realizando espectáculos, que fueron sometidos a los más aberrantes experimentos por el : exámenes genitales, extracción de médula ósea, irrigaciones de agua helada e hirviendo en los conductos auditivos, inyecciones de sustancias colorantes en los ojos. Al parecer, sobrevivieron al actuar como bufones para Mengele, interpretando canciones alemanas y provocando sus carcajadas cuando no se entregaba a prácticas atroces, que era lo habitual. Es así como nos comenta Lengyel: “Los enanos constituían la verdadera pasión del doctor Mengele. Los coleccionaba con gran interés. Pero su manía