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11.

LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA


RESTAURACIÓN (​1898-1931​)

1. EL REFORMISMO DINÁSTICO
(El desastre de 1898 mostró las deficiencias del régimen de la
Restauración y dio lugar a un reformismo político, basado en las ideas
regeneracionistas. Poco después, la mayoría de edad del monarca
Alfonso XIII (1902) marcó el inicio de la segunda etapa de la
Restauración)
1.1. ​EL FRACASO DEL PRIMER GOBIERNO REGENERACIONISTA
En ​1899​, la reina regente María Cristina otorgó su confianza para formar gobierno a un
nuevo líder conservador, ​Francisco Silvela​, quien convocó elecciones.

Se inició así una ​política reformista con proyectos de política y reforma de la


administración local, pero también, las nuevas cargas fiscales impulsaron un boicot de los
contribuyentes a la recaudación de tributos ​(cierre de cajas)​. En 1901 la regente otorgó de nuevo
el gobierno a los les. El espíritu de regeneración había durado escasamente un año, y las viejas
prácticas del turno de partidos volvieron a aparecer. El sistema de la Restauración había
sobrevivido al desastre del 98.

1.2. LAS REFORMAS DE MAURA Y CANALEJAS


En la primavera de 1902 subió al trono, al cumplir 16 años, el monarca ​Alfonso XIII​. El
momento coincidió con una renovación de liderazgo dentro de los partidos dinásticos. En 1903
murió Sagasta y alcanzó la jefatura del Partido Conservador ​Antonio Maura​, mientras en el
Partido Liberal se afianzaba José Canalejas. Esta nueva generación de políticos, influida por el
regeneracionismo​, impulsó los más importantes proyectos de reforma desde el interior del
sistema, aunque el miedo a aceptar los riesgos de una verdadera participación democrática
mantuvo el turno dinástico y el falseamiento electoral, imposibilitando así la democratización real
del régimen.

En 1904, el conservador Antonio Maura se convirtió en jefe de gobierno. Maura tenía un


espíritu renovador y reformista, aunque siempre dentro de las ideas del conservadurismo. Su
proyecto político defendía la necesidad de que el régimen debía reformarse desde el gobierno
para impedir que lo transformase una revolución popular. Por ello, intentó la regeneración del
sistema a partir de la formación de una nueva base social, las llamadas "masas neutras", con cuya
ayuda pretendía configurar un Estado fuerte, capaz de gobernar de forma eficaz y de conseguir
tanto desbancar a la vieja casta caciquil como impedir que las clases populares adquiriesen
excesivo protagonismo.

Maura procuró atraer hacia el régimen el nacionalismo moderado no republicano. Hizo un


primer intento de llegar a acuerdos con el catalanismo concediendo más autonomía a los
ayuntamientos y diputaciones y reconociendo las regiones (Proyecto de Reforma de la
Administración).

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El gobierno de Maura también adoptó medidas económicas para reactivar la industria y
promulgó la Ley de Colonización Interior para estimular la agricultura. Pero la defensa del
equilibrio social conllevó una actitud muy intransigente en el mantenimiento del ​orden público​,.
La brutal represión que siguió a la revuelta fue la causa principal de la caída del gobierno
conservador.

En 1910, ​José Canalejas formó un nuevo ​gobierno liberal​. Su programa proponía, una
vez más, la modernización de la política a partir de un mayor reformismo social y de limitar el
poder de la Iglesia y profundizó en la ​separación de la Iglesia y el Estado​. La negativa de la
Santa Sede a cualquier proceso de reforma comportó la promulgación de la ​Ley del Candado​,
que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas. Uno de los elementos básicos de la
política social fue la sustitución del impuesto de consumos por un impuesto progresivo sobre la
renta, que comportó la protesta de las clases acomodadas. Finalmente, se promulgaron una serie
de leyes encaminadas a mejorar las ​condiciones laborales​, como la normativa sobre el trabajo
de la mujer.

Canalejas fue sensible al problema de las ​autonomías regionales​, especialmente al del


nacionalismo catalán. En consecuencia, el gobierno liberal elaboró la ​Ley de Mancomunidades​,
que aceptaba la posibilidad de la unión de las diputaciones provinciales para hacerse cargo de la
gestión de algunos servicios públicos. Pero este proyecto y el resto de reformas se vieron
interrumpidos por la muerte de Canalejas, asesinado por un anarquista en Madrid, en 1912.

2. ​LAS FUERZAS DE OPOSICIÓN (********)


3. DE LA SEMANA TRÁGICA A LA HUELGA REVOLUCIONARIA
(El régimen de la Restauración fue incapaz de solucionar los conflictos
sociales. En 1909, el clima de tensión estalló en la Semana Trágica y,
en 1917, la crisis económica desembocó en una huelga revolucionaria)
3.1. EL CONFLICTO COLONIAL DE MARRUECOS
A partir de 1900, España consolidó su penetración en el norte de África. La Conferencia de
Algeciras (1906), y el posterior Tratado hispanofrancés (1912), establecieron un ​protectorado
francoespañol en la zona de Marruecos. A España le correspondió el territorio de ​El Rif​, con la
obligación de pacificarlo y organizarlo. El interés español venía estimulado por los posibles
beneficios económicos , pero sobre todo por el deseo de restaurar el prestigio del ejército, hundido
tras el desastre de Cuba, y conseguir que España se convirtiera de nuevo en una potencia
colonial.
La presencia española en esta área estuvo contestada por los continuos ataques de
rifeños, organizados en ​cabilas​. En 1909, los rifeños infligieron una importante derrota a las
tropas españolas en el ​Barranco del Lobo​, ocasionando numerosas bajas. Se decidió
entonces aumentar el número de soldados en el Rif con reservistas, muchos de ellos casados y
con hijos, y se dispuso que partieran algunos regimientos desde Barcelona.

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3.2. LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA
La movilización contra la guerra se inició en Barcelona el día 18 de julio, durante el
embarque de tropas hacia Marruecos. El día 24 se constituyó un comité de huelga, con la
participación de, socialistas y anarquistas, que hizo un llamamiento a la huelga general para el día
26. Pero esa huelga derivó en una ​revuelta popular que desbordó el objetivo inicial de protesta
contra la guerra de Marruecos y acabó siendo un estallido espontáneo de todas las tensiones
sociales acumuladas.
Los incidentes en la calle se multiplicaron, se levantaron barricadas, se produjeron
enfrentamientos con las fuerzas del orden público y explotó un fuerte sentimiento anticlerical que
desembocó en el ataque e incendio de más de 80 centros religiosos. Las autoridades
respondieron declarando el ​Estado de guerra​. El elevado número de heridos radicalizó el
movimiento insurreccional, pero la falta de dirección y coordinación políticas derivó hacia la acción
incontrolada.
La ​represión posterior fue muy dura por parte del gobierno de Maura. Se celebraron
Consejos de Guerra que afectaron a 1700 personas y se dictaron 17 condenas a muerte, de las
cuales sólo se ejecutaron cinco. Entre éstas figuraba la de Francisco Ferrer Guardia, un pedagogo
anarquista fundador de la Escuela Moderna, institución pedagógica laica e innovadora. Ferrer no
había intervenido en la revuelta, pero debía ejercerse un castigo ejemplar, a juicio de las clases
altas y de la Iglesia, contra aquellos que ponían en duda su dominio.
La represión de la Semana Trágica levantó una ​oleada de protestas​. El gobierno conservador de
Maura tuvo que enfrentarse a duras críticas y los liberales y los republicanos se unieron para
exigir su dimisión. La ​oposición a Maura consiguió que Alfonso XIII disolviera las Cortes y
traspasara el gobierno a los liberales.

3.3. EL IMPACTO DE LA GRAN GUERRA


En el verano de 1914, estando al frente del gobierno el conservador ​Eduardo Dato​, se
produjo el estallido de la Primera Guerra Mundial, que enfrentó a los llamados imperios centrales
(Alemania y Austria) con las potencias aliadas (Gran Bretaña, Francia, Rusia) y en la que
intervinieron otros muchos países. Dato declaró de inmediato la ​neutralidad española. Esta
situación supuso una extraordinaria oportunidad para la economía del país. La guerra
generalizada en Europa permitió exportar productos industriales y agrarios, de los que los
combatientes tenían una enorme necesidad y por los cuales estaban dispuestos a pagar altos
precios. Los industriales hicieron grandes negocios.
Sin embargo, al dedicarse gran parte de la producción a la exportación, los ​precios
interiores experimentaron alzas desorbitadas​, que no fueron acompañadas de subidas de
salarios. La carestía de vida se convirtió en un problema para las clases populares. El conflicto
social fue creciendo de manera imparable y las organizaciones obreras encabezaron una protesta
cada vez mayor que desembocó en el Movimiento huelguístico del verano de 1917.

3.4. LA CRISIS DE 1917


En 1917 se produjeron conflictos sociales y políticos en gran parte de Europa, y en octubre
del mismo año se producía la ​revolución bolchevique​. En España, la coincidencia entre las
dificultades del sistema político de la Restauración, el ​descontento militar y la ​conflictividad
social provocaron una ​protesta generalizada de carácter antigubernamental en la que se vieron
implicados los partidos situados al margen del turno dinástico, los militares y las organizaciones
obreras.

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● La protesta militar
El ejército español, como consecuencia de las guerras coloniales, presentaba un número
excesivo de oficiales en relación al de soldados. El hecho de que los ascensos se obtuvieran
mayoritariamente por méritos de guerra, lo cual beneficiaba a los militares africanistas en
detrimento de los peninsulares, agravaba la situación. Además, la inflación había hecho disminuir
el valor real de los ya bajos salarios militares.
El fuerte descontento entre los oficiales de baja y media graduación desembocó en la
formación de las llamadas Juntas de Defensa, asociaciones de militares, la primera nacida en
Barcelona, que se extendieron por la mayoría de las guarniciones peninsulares. Las Juntas
reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de guerra, reivindicando
la antigüedad como único criterio. El ​manifiesto de junio de 1917 culpaba al gobierno de los
males del ejército y del país, y hacía un llamamiento a la renovación política. Ante la situación, el
gobierno cedió a las demandas de las Juntas.
El manifiesto hizo crecer en ciertos sectores de la oposición las esperanzas de que el ejército
podría sumarse a un movimiento que exigiera una renovación de la política nacional. Pero los
acontecimientos demostraron que éstas eran básicamente un grupo de presión al servicio de sus
intereses profesionales.

● La crisis política
El gobierno conservador de Dato había sido sustituido, en 1916, por un gabinete liberal
presidido por el ​conde de Romanones​, que continuó con las viejas prácticas de ​corrupción
política​: y, ante las quejas, decidió cerrar las Cortes. En abril de 1917, Dato volvió a asumir la
jefatura del gobierno y, a mediados del mes de junio, una representación de diputados de la
oposición (nacionalistas, republicanos, etc) reclamó enérgicamente al gobierno la reapertura de
las Cortes. El gobierno se negó y, además, declaró el Estado de excepción y aumentó la censura
de prensa.
Como reacción, y aprovechando la situación de crisis creada por la protesta r militar, a
iniciativa de la Lliga Regionalista se organizó en Barcelona una ti Asamblea de Parlamentarios
catalanes (5 de julio de 1917), que exigió la formación de un gobierno provisional que convocara
Cortes constituyentes para reformar el sistema político y, descentralizar el Estado.
El gobierno prohibió la convocatoria, pero acabó celebrándose el 19 de julio, y fue disuelta
finalmente por la Guardia Civil.
El movimiento parlamentario no tuvo continuidad y desapareció sin haber conseguido la
reforma constitucional. Además, el movimiento huelguístico que se desató en agosto inhibió a las
fuerzas burguesas, ante el temor de un estallido revolucionario.

● La huelga general revolucionaria


En 1916 ya se había producido un importante movimiento huelguístico y, marzo de 1917,
las centrales sindicales CNT y UGT acordaron firmar un manifiesto conjunto en el que se instaba
al gobierno a intervenir para ​contener los precios bajo la amenaza de convocar una ​huelga
general​. La estalló en agosto de 1917, a raíz de un conflicto ferroviario en Valencia, y la UGT, con
el apoyo del PSOE, decidió llamar a la huelga general. La protesta adquirió un carácter político y
revolucionario porque las fuerzas obreras convocantes reclamaban el fin de la monarquía, la
formación de un gobierno provisional que convocara Cortes constituyentes y el paso a un sistema
republicano.

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La huelga tuvo una ​incidencia muy desigual​, porque apenas contó con la participación de
los sectores campesinos. La ​reacción del gobierno fue ​represiva​: se declaró la ​Ley Marcial y
se envió al ejército a aplacar el movimiento. La huelga general fracasó, pero tuvo unas enormes
Consecuencias: debilitó aún más al régimen, que demostró su brutalidad, y radicalizó a la
oposición. En los años siguientes, el sistema político de la Restauración entró en su crisis
definitiva.

4. LA DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA (1917-1923)


(Entre 1917 y 1923, la incapacidad de los gobiernos para reformar en
profundidad el sistema político, la fuerte conflictividad social y tensiones
políticas derivadas de la guerra de Marruecos por imposible la
supervivencia del régimen de la Restauración)
4.1. LA DESCOMPOSICIÓN POLÍTICA
El régimen de la Restauración entró en una progresiva descomposición a causa de los
nulos deseos de renovación política de los dirigentes dinásticos (crisis de la que no saldrán).

Los partidos dinásticos, sin líderes claros, se fragmentaron en grupos encabezados por
diferentes políticos, con lo cual no era posible reunir mayorías parlamentarias suficientes para
constituir gobiernos estables. Desde 1917 se recurrió con frecuencia a la solución de los
gobiernos de concentración​. El más relevante fue el llamado ​Gobierno Nacional​, impulsado
por Maura con la participación de los líderes dinásticos (conservadores y liberales) y de los
regionalistas catalanes. Las diferencias entre los coaligados imposibilitó al gobierno llevar a cabo
reformas, contener la inflación y restablecer el orden social.

Fracasados los gobiernos de concentración, se volvió al ​turno dinástico​: entre 1918 y


1923. Los conservadores gobernaron entre 1919 y 1922 y después, de nuevo, los liberales. A
pesar de recurrir al fraude electoral, ningún partido dinástico reunió la mayoría parlamentaria
necesaria para gobernar y fue constante el recurso a medidas de excepción, a la ​suspensión de
las garantías constitucionales​ y a la clausura del Parlamento.

4.2. CONFLICTIVIDAD OBRERA Y PISTOLERISMO


Los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial fueron de gran conflictividad en toda
Europa. El triunfo de la revolución bolchevique y el establecimiento del Estado soviético en Rusia
dieron esperanzas a todos los grupos revolucionarios. En España, el final del conflicto europeo
propició un cambio brusco de las condiciones económicas, la producción descendió, aumentó el
paro y subieron los precios, lo cual provocó de nuevo la ​movilización obrera y un espectacular
crecimiento del sindicalismo​ con manifestaciones violentas (​pistolerismo​).

El movimiento huelguístico en ​Barcelona alcanzó mayores dimensiones. En 1919 se inició


una ​huelga en La Canadiense -empresa que suministraba electricidad a la mayor parte de
Barcelona-. La huelga duró un mes y medio y finalizó con un acuerdo por el cual la patronal
aceptaba la readmisión de los despedidos, aumentos salariales y la jornada de ocho horas. Pero
el incumplimiento de la promesa de liberar a los detenidos hizo reanudar la huelga y la patronal
respondió con el cierre de empresas y una durísima represión contra los sindicatos.

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En Andalucía, la situación de miseria del campesinado paso al ​trienio bolchevique
(1918-1921). Los anarquistas y los socialistas, impulsaron ​revueltas campesinas motivadas tanto
por el ​"hambre de tierras” como por el deterioro de los salarios y las condiciones -de vida.
Córdoba, con 23 huelgas agrarias y más de 30.000 trabajadores involucrados en ellas, se convirtió
en la punta de lanza de un movimiento campesino que se extendió a otras provincias. La
declaración del Estado de guerra y la detención de sus líderes pusieron fin a la rebelión.
La conflictividad laboral degeneró en una ​radicalización de las posiciones de los
sindicatos y de la patronal, sobre todo en Cataluña. Para detener la fuerza sindical, los patronos
instituyeron la ​Federación Patronal​, contrataron a ​pistoleros a sueldo para asesinar a los
dirigentes obreros y recurrieron al ​lockout (cierre de empresas). Además, fundaron el ​Sindicato
Libre para fomentar las acciones violentas contra el sindicalismo anarquista. Algunos grupos
vinculados a la CNT respondieron a esta situación practicando también un ​activismo violento
(Los Solidarios).

La Federación Patronal barcelonesa exigía medidas de fuerza, y el general Martínez


Anido, gobernador civil de Barcelona, protagonizó una política de protección de los pistoleros de la
patronal; ejerció una dura ​represión contra los sindicalistas y puso en práctica la Ley de Fugas,
según la cual la policía podía disparar contra los detenidos en caso de intento de fuga. Todo ello
originó la época conocida como el ​pistolerismo (1916-1923), durante la que murieron 226
personas, entre ellas el presidente del gobierno, Eduardo Dato.

4.3. EL PROBLEMA DE MARRUECOS: ANNUAL


En 1920, en torno a Melilla, las tribus rifeñas hostigaban al ejército español de forma
permanente. En 1921, para dirigir el ejército de la zona se nombró al general Silvestre relacionado
con el rey Alfonso XIII, partidario de atacar a las cabilas rifeñas. El general inició una ofensiva
hacia el interior del territorio que acabó en un verdadero desastre. El ejército fue ​derrotado en
Annual​, se perdió todo el territorio ocupado.

En 1923, con gobiernos inestables y una grave tensión social, el anuncio de que sería
discutido en el Parlamento el caso de Annual y de que se iban a pedir responsabilidades que
podrían implicar al propio monarca movilizó a sectores del ejército y de la derecha, que desde
hacía tiempo veían la solución a la crisis en una dictadura militar.

➔ ¿CÓMO INFLUYÓ EL DESASTRE DE ANNUAL EN LA CRISIS DE LA


RESTAURACIÓN?
El protectorado español en ​Marruecos era una zona de ​escaso valor económico cuyo
dominio sólo atraía a algunos ​grupos empresariales (compañías mineras), que pronto perdieron
el interés ante las escasas expectativas económicas. Las clases populares, que aportaban la
mayoría de los soldados, estaban totalmente en contra de la guerra colonial, mientras el propio
ejército se hallaba dividido a causa del problema de los ascensos por méritos de guerra. Por tanto,
los defensores de la política colonial eran, casi exclusivamente, los llamados "africanistas", un
sector del ejército muy vinculado con el círculo de la Corona y con el propio Alfonso XIII.

Desde 1909, la guerra en Marruecos no había dado tregua, excepto en el período de la


Primera Guerra Mundial (1914-1918). Al terminar ésta, Francia y España reactivaron sus
actuaciones para controlar el territorio. Aparecieron entonces los grandes cabecillas rifeños como
Al-Raisuni y, sobre todo, Abd el-Krim, quienes se enfrentaron con éxito a los ejércitos coloniales.

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La derrota de las tropas españolas en Annual (1921) originó un intenso debate sobre la
deficiente organización y preparación del ejército español ​(soldados sin preparación militar,
que desconocían el terreno y no estaban interesados en la expansión colonial). El propio general
Silvestre dirigió las operaciones con desconocimiento. El debate se trasladó al Parlamento, y el
ejército fue acusado de ​negligencia y corrupción​. La investigación sobre las responsabilidades
por la derrota de Annual fue encargada a una comisión parlamentaria cuyo informe ​(Expediente
Picasso) revelaba cuestiones de especial gravedad. El informe apenas fue discutido en las
Cortes. Se oponían a ello el ejército, el sector conservador y el monarca. El intento de impedir que
ese informe se difundiera y debatiera fue el detonante de que Primo de Rivera encabezara un
golpe de Estado.

5. LA DICTADURA DE ​P​RIMO DE ​R​IVERA


(En un contexto de crisis política y social, el 13 de septiembre de 1923,
el general Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad
constitucional, declaró Estado de guerra y se dirigió al monarca para
exigir que el poder pasase a manos de los militares. Alfonso XIII aceptó
un Directorio Militar presidido por Primo de Rivera, quien suspendió el
régimen parlamentario constitucional)
5.1. LAS CAUSAS DEL GOLPE MILITAR
Primo de Rivera y los sectores que le dieron apoyo defendieron su acción como una
solución para poner fin, a crisis política y a la conflictividad social que atravesaba país. Para los
golpistas, entre las ​razones que justificaban la necesidad de cambiar la situación hay que
destacar: la ​inestabilidad y el ​bloqueo del sistema político parlamentario​, así como ​su
desprestigio derivado del continuo fraude electoral; el ​miedo de las clases ​acomodadas ​a una
revolución social ante el auge de la conflictividad obrera y campesina; el ​aumento de la
influencia del republicanismo ​y de los nacionalismos periféricos​; y, por último, el
descontento del ejército tras el desastre de Annual. En la decisión de Primo de Rivera también
influyó el deseo de evi-tar que las Cortes exigieran responsabilidades por los hechos de la guerra
de Marruecos.

El dictador justificó el golpe militar a través de un discurso que se centraba en la crítica de


la "vieja política" y presentaba un claro componente populista, con el fin de ganarse la adhesión
popular. Así, en su ​manifiesto inaugural​, anunció su firme voluntad de limpiar el país de caciques
y de acabar con el bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional.

Algunos historiadores apuntan que Primo de Rivera no pretendía poner fin a un régimen
caduco y anquilosado, sino más bien evitar que el régimen político acabara por democratizarse.
La dictadura fue una ​solución anticonstitucional para frenar la posible reforma del sistema, que
podía resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.

5.2. LA REORGANIZACIÓN DEL ESTADO


La dictadura de Primo de Rivera atravesó dos fases sucesivas. Hasta 1925 gobernó el
Directorio Militar cuyos miembros eran militares, pero a partir de ese año, el gobierno dictatorial
incluyó entre sus ministros a personalidades civiles, como José Calvo Sotelo en Hacienda y

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Eduardo Aunós en el Ministerio de Trabajo. Se pasó entonces al ​Directorio Civil​, aunque el peso
de los militares continuó siendo importante.

Las primeras medidas del Directorio Militar mostraron su carácter dictatorial: suspensión
del régimen constitucional, disolución de las cámaras legislativas, cese de las autoridades civiles,
prohibición las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos, etc. Todo ello fue
acompañado por la militarización del orden público y por una represión del obrerismo más radical
cenetistas y comunistas). Asimismo, corno una de las intenciones del dictador era eliminar el
caciquismo, se elaboró un ​Estatuto Municipal y otro ​Provincial​. También se disolvieron los
ayuntamientos. La regeneración prometida quedó en una gran farsa, ya que se suspendieron
todos los mecanismos electorales y la renovación política se limitó a sustituir unos caciques por
otros.

Durante la primera etapa de la dictadura, el conflicto de Marruecos centró el interés de


Primo de Rivera. Al año siguiente, en colaboración con Francia, se organizó el desembarco de
Alhucemas (1925), que se saldó con gran éxito. Tras varias derrotas, Abd el-Krim se rindió. En
1927, el ejército español dio por concluida la ocupación efectiva de todo el protectorado en
Marruecos.

A partir de 1926, se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria y Primo de


Rivera intentó institucionalizar su régimen para darle continuidad y permanencia. La influencia del
fascismo ​italiano fue muy clara. El camino hacia un régimen autoritario comenzó con la
convocatoria de una ​Asamblea Nacional Consultiva​. (1927), pues sus miembros no serían
elegidos Por sufragio sino por designación. El sufragio universal quedó totalmente relegado al
olvido.

Para promover la adhesión al nuevo sistema se creó un partido único, que se llamó ​Unión
Patriótica​. Se trataba de un partido gubernamental, sin un programa ideológico definido y cuya
misión primordial era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del Poder.
Los afiliados al nuevo partido procedían del catolicismo, de los funcionarios de las
administraciones y de los caciques rurales. También se reactivó la antigua institución del Somatén
'ciudadanos armados voluntarios) para colaborar en el mantenimiento del orden público.

5.3. LA POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL


La dictadura se benefició de la ​buena coyuntura económica internacional, iniciada en los
"felices" años veinte, tras la Primera Guerra Mundial. En ese contexto, el régimen puso en marcha
un programa de fomento de la economía española en el terreno industrial y en las infraestructuras,
aunque apenas se ocupó del problema agrario. La idea rectora fue la ​nacionalización de
importantes sectores de la economía y el aumento de la ​intervención estatal​. El Estado tuvo un
protagonismo notable gracias al ​fomento de las obras públicas​.

También se concedieron grandes ​monopolios​, como el de telefonía, a la Compañía


Telefónica Nacional de España y venta de petróleo a la compañía arrendataria Campsa. Todo ello
fue financiado, pero se iba acumulando una gran ​deuda extraordinaria. El ​mundo agrario siguió
en manos de los grandes propietarios sin que se emprendiera reforma alguna, aunque sí se
promovió el regadío.

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En el terreno social, la dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que
pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado. Con este fin se
creó la ​Organización Corporativa Nacional​, que agrupaba a patronos y obreros en grandes
corporaciones y regulaba los conflictos laborales. Su misión era la reglamentación de los salarios
y las condiciones de trabajo, así como la mediación en caso de conflicto. El sistema fue bien visto
por la UGT; mientras, los anarcosindicalistas y comunistas eran perseguidos.

5.4. LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA


La oposición a la dictadura estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos,
los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del
ejército y la casi totalidad de los intelectuales. Los antiguos partidos del turno participaron en
conspiraciones militares como el complot de la ​"sanjuanada"​, que también contaba con un
cierto apoyo militar.

Con respecto a los ​intelectuales y el ​mundo universitario​, la dictadura pretendió


controlarlos férreamente mediante la censura y limitando su libertad, llegando incluso a cerrar las
universidades. El conflicto derivó en protestas estudiantiles y fue el origen de un gran sindicato, la
Federación Universitaria Española (FUE), de carácter republicano. El enfrentamiento de los
intelectuales con la dictadura estuvo protagonizado por figuras como Unamuno, Ortega y Gasset y
Blasco Ibáñez. La represión no se hizo esperar, Unamuno fue desterrado a Fuerteventura y
Blasco Ibáñez se trasladó al extranjero desde donde promovió una gran campaña contra el rey y
el dictador.

El conflicto político más persistente se produjo, sin embargo, con el republicanismo y los
nacionalismos, especialmente el catalán. La oposición de los republicanos organizó la llamada
Alianza Republicana​, que logró unir a las diversas facciones del movimiento y desarrollar una
amplia campaña propagandística en el exterior.

Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida, lo que
agravó el enfrentamiento entre los partidarios de posturas radicales y violentas y los que
defendían posiciones más posibilistas (Ángel Pestaña). En julio de 1927, los primeros crearon la
Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando
rechazó abiertamente los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la República.

5.5. LA CAÍDA DEL DICTADOR


La creciente oposición al dictador se intensificó cuando el rey y su camarilla se
convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. En esta
tesitura, el rey optó por retirar su confianza a Primo de Rivera, quien acabó dimitiendo el 30 de
enero de 1930.

El ​general Berenguer le sustituyó, con la misión de celebrar unas elecciones que retornaran
a la normalidad constitucional ​(dictablanda)​. La oposición comenzó a organizarse y acordaron la
firma conjunta del ​Pacto de San Sebastián​. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y,
en febrero de 1931 fue sustituído por un gobierno presidido por el almirante Aznar, que puso en
marcha unos comicios en los tres niveles establecidos: municipales, provinciales (diputaciones) y
legislativos. El gobierno decidió convocar en primer lugar las ​elecciones municipales​. Se
intentaba volver a la normalidad, pero Alfonso XIII se había comprometido excesivamente con la
dictadura y las elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.

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