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En unos días más se habrá de aprobar el presupuesto de egresos de la federación para el 2020. En
el proyecto de presupuesto destacan dos aspectos que nos deben mover a la reflexión:
Las madres con hijos entre tres y seis años, que tenían en las Estancias Infantiles la
posibilidad de dejar a sus hijos al cuidado de personal capacitado y en condiciones de
seguridad, hoy no cuentan con esos espacios.
Todo lo señalado y más, con la única finalidad de preparar el camino hacia un proyecto
político de largo plazo. Mientras, prácticamente todos sus “adversarios” (como acostumbra
llamarlos usted), se encuentran inmersos en el más cómplice y profundo de los silencios.
Ante esta situación es necesario insistir ante usted, en el urgente replanteamiento de la política de
desarrollo social para ir dejando progresivamente el asistencialismo y generando capacidades,
empoderando a la población vulnerable para que puedan por sí mismos salir adelante y acabar con
el círculo perverso de “quien nace pobre habrá de morir pobre”.
En el terreno de los recursos de TODOS los mexicanos, tanto de sus seguidores como de sus
“adversarios”, es urgente revisar la Ley de Coordinación Fiscal, para fomentar la posibilidad de que
las entidades federativas recauden impuestos, lo que sólo se logrará si se establecen mecanismos
para que los mexicanos no vean incrementada su tributación reduciendo el impuesto federal en la
proporción que resulte de la imposición de los impuestos estatales.
Al mismo tiempo hay que revisar el Pacto Federal para clarificar las facultades y obligaciones de
cada orden de gobierno y a partir de ahí establecer una mejor distribución de los recursos,
considerando, desde luego, la existencia de mecanismos compensatorios que fortalezcan a los
estados más pobres para que se logre un país más justo.
Al argumento de la corrupción se debe oponer una mayor reglamentación y una vigilancia estrecha
hacia estados y municipios, pero no reducir los recursos que estos reciben por aportaciones y
participaciones. Basta escuchar a todos los alcaldes exigiendo más recursos para poder atender de
manera eficiente las obligaciones que la Ley les impone pero que la federación les niega.
Señor presidente, usted debe gobernar para sus seguidores, pero también para sus “adversarios”.
La premisa debe ser fortalecer al federalismo y no destruirlo. Somos 125 millones de personas las
que habitamos este territorio y todos deseamos el progreso de México. Se trata de que la sociedad
sea más igualitaria en la prosperidad, no en la desgracia, por ello le pedimos considere junto con sus
legisladores, los recursos que necesitan entidades y municipios para el desarrollo social, para la
seguridad pública y el fortalecimiento de fondos como el Fondo Minero o los fondos para el
desarrollo regional, que pueden convertirse en herramientas importantes para abatir los
desequilibrios entre entidades desarrolladas y aquellas que se encuentran con elevados índices de
pobreza.
No permita que el municipio, base de la sociedad, se siga deteriorando por falta de recursos. Es en
los municipios donde se conocen mejor los problemas y las necesidades y por lo tanto se pueden
diseñar mejores soluciones que las que supone cualquier funcionario desde la comodidad de su
escritorio. Pero los municipios necesitan recursos para participar en las decisiones que les atañen.
Legisladores: no desdeñemos a ningún orden de gobierno, desde el municipio, los gobiernos estatal
y federal, cada uno, tiene obligaciones constitucionales y a todos les es insuficiente el presupuesto.
Pero de todos ellos, el municipio es el más frágil y el que menos recursos recibe y, por desgracia, al
que menos se le toma en cuenta. Si no hacemos esfuerzos por revertir esta situación, difícilmente
avanzará México en el combate a la inseguridad, al abatimiento a la pobreza y la disminución de la
desigualdad regional.
En otro orden de ideas, la designación de Rosario Piedra Ibarra como titular de la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos confirma las intenciones de convertir a los organismos autónomos como
instrumentos del poder ejecutivo. Años de luchas de la sociedad mexicana, incluidas muchas de las
que usted encabezó, desparecen ante el evidente retroceso. Nadie podría cuestionar la capacidad y
preparación de la señora Piedra, pero su cercanía y conocida militancia no garantizan su
imparcialidad ante el poder ejecutivo.
Y, como ya lo ha anunciado el gobierno federal, seguirán con el INE y con el Poder Judicial, donde
ya han comenzado con la incorporación de ministros como la esposa de su constructor preferido.
La posibilidad de hacerlo descansa en la mayoría que disfruta en el poder legislativo a través de sus
propios diputados y senadores y la complicidad de los de otros partidos, a los que les queda grande
el adjetivo de “oposición”.