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136b
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del
Departamento
2018 de Geometría y Topología
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MÁSTER EN MATEMÁTICAS
Traballo Fin de Máster
Xullo 2017
1
Índice general
Resumen 5
Introducción 7
3. Epílogo 55
3.1. De la teoría de Morse clásica a la discreta . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
3.2. Aplicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
Bibliografía 65
3
Resumen
Marston Morse en su artículo “The calculus of variations in the large” de 1934, establece
las primeras ideas que permiten, posteriormente, a Milnor en 1963 demostrar la estrecha
relación que existe entre los puntos críticos de una función diferenciable sobre una variedad
diferenciable y el tipo homotópico de la misma. Todo ello se conoce actualmente como “La
teoría de Morse”. El desarrollo de la capacidad de computación viene propiciando desde
los años 60 del siglo XX una incorporación de métodos computacionales a la topología
algebraica. En particular, dicho movimiento desemboca, en el caso de la Teoría de Morse,
en el desarrollo de una versión “discreta” de “La teoría de Morse” a partir de los trabajos
de Forman en 1998. El principal objetivo de este trabajo es la presentación, someramente,
de la teoría de Morse discreta, las relaciones existentes entre ambas teorías y algunas de
sus aplicaciones.
Abstract
There exists a close relation between the critical points of a differentiable function
on a differentiable manifold and the Homotopic type of the same as it was proven by
Milnor in 1963 following ideas of the Marston Morse’ seminal paper: “The calculus of
variations in the large”. All of this is now known as “The Morse Theory”. The development
of the computational capacity has been propitiating from the 60s of the twentieth century
an incorporation of computational methods to the algebraic topology. In particular, this
movement led in 1998 to the Forman’s development of a “discrete” version of “The Morse
Theory”. The main objective of this TFM is the brief presentation of the discrete Morse
theory, the existing relations between both theories (classical and discrete) and some of
their applications.
5
Introducción
Muchos autores consideran que los años 60 son el inicio de la edad de oro de la topología
poliedral. Se debe a la incorporación de métodos computacionales a la topología algebraica
así como a la introducción de nuevas técnicas para el estudio de viejos problemas, como la
conjetura de Poincaré o la clasificación de variedades bajo relaciones más débiles que la de
difeomorfismo. Esto incrementó el interés por trasladar conceptos y herramientas usadas
en el estudio de modelos continuos a los objetos combinatorios y discretos. En particular,
en 1998, Forman [8] introduce una teoría de Morse de naturaleza puramente discreta sobre
CW-complejos finitos, convirtiéndose en una herramienta de gran utilidad en la topología
computacional. Los resultado obtenidos en esta teoría son análogos a los obtenidos en la
teoría de Morse clásica y, además, presentan la misma profundidad geométrica. No obstan-
te, cuentan con la ventaja de mermar sus demostraciones al estar desde una perspectiva
combinatorial, así como de obtener un lenguaje mucho más intuitivo.
La teoría de Morse discreta es el objeto de estudio del presente trabajo, aunque también
se tratará, someramente, la teoría de Morse clásica constatando la analogía entre ambas
teorías. La memoria ha sido estructurada del siguiente modo. En el primer capítulo se
7
8 Introducción
aborda la teoría de Morse clásica comenzando con la introducción de los conceptos básicos
tales como la función de Morse, punto crítico y complejo de nivel. Se verá la fundamen-
tal propiedad analítica de las funciones de Morse así como su existencia sobre cualquier
variedad. Además, se introduce la noción de gradiente como campo vectorial de una fun-
ción de Morse que permite analizar el tipo de homotopía de una variedad diferenciable en
términos de puntos críticos y la posibilidad de obtener una función de Morse con menos
puntos críticos. Mencionar que todos los resultado expuestos en este capítulo prescinden
de demostraciones, por no ser esta versión de la teoría el objetivo principal del trabajo.
A continuación, el capítulo segundo constituye la parte fundamental del trabajo y con-
tiene una exposición detallada de la teoría de Morse discreta para CW-complejos regulares
finitos. En él se abordan los conceptos, análogos a la clásica, de función de Morse discreta,
celda crítica y complejo de nivel. Así mismo, se introduce la definición de gradiente de
Morse discreto, que puede asociarse a un diagrama de Hasse, y, al igual que en la versión
clásica, permite analizar el tipo de homotopía en términos de celdas críticas. El capítulo
concluye con la cancelación de celdas críticas presentando las condiciones bajo las que se
puede encontrar una función de Morse discreta con menos celdas críticas.
Para finalizar, se incluye un último capítulo, denominado epílogo, en el que se refle-
xiona acerca de la relación entre ambas teorías, incluyendo ejemplos para su comprensión.
Además, se exponen algunas de las muchas aplicaciones en las que contribuye la teoría de
Morse discreta.
En la bibliografía con la que termina esta memoria se han incluido las referencias
usadas en este trabajo. El libro de Milnor [17] es la referencia clásica en teoría de Morse
diferenciable, por lo que la consideramos como referencia por defecto del primer capítulo.
En cuanto al desarrollo de la teoría de Morse discreta en el segundo capítulo, las notaciones,
definiciones y argumentos que no han sido referenciadas, para no dificultar la lectura con
repeticiones, se han tomado de su creador Forman [6] y [8].
Capítulo 1
1.1. Preliminares
Comenzamos introduciendo los conceptos iniciales para adentrarnos en la teoría: la
función de Morse y el punto crítico que, a partir de ellos, y junto con el concepto de
conjunto de nivel, se obtiene información sobre el tipo de homotopía de una variedad
diferenciable M .
Definición 1.1. Un punto p ∈ M se dice punto crítico de f si la aplicación diferencial de
f en p es nula. En este caso, el valor real f (p) se denomina valor crítico de f .
Notemos que, fijado un sistema de coordenadas locales (x1 , . . . , xn ) en un entorno de p,
siendo p el origen, decir que p es punto crítico equivale a decir que:
∂f
(p) = 0, ∀i ∈ {1, . . . , n}.
∂xi
Definición 1.2. Sea p ∈ M un punto crítico de f . Fijado (x1 , . . . , xn ) un sistema de
coordenadas locales en un entorno de p lo suficientemente pequeño, se dice que el punto
crítico p es no degenerado si la matriz Hessiana
2
∂ f
Hf,p = (p) es no singular.
∂xi ∂xj
Se comprueba fácilmente que tal condición es independiente del sistema de coordenadas
seleccionado, teniendo en cuenta que la propiedad de no singularidad de una matriz equivale
a que su determinante sea no nulo.
9
10 1 Teoría de Morse clásica
Así, el determinante de Hh,(0,0) es no nulo y, por tanto, el polo norte es un punto crítico
no degenerado. Análogamente, obtenemos que el polo sur también es no degenerado.
Por comodidad, y salvo confusión, denotaremos el índice de un punto crítico λf,p sim-
plemente por λ.
Para una función de Morse f : M −→ R se pueden agrupar los datos de los índices
definiendo el siguiente polinomio que, en palabras de Bott [2], es la “medida cuantitativa
de Morse” del comportamiento crítico de f .
Definición 1.9. Sea f : M −→ R una función diferenciable sobre una variedad M . Para
cada a ∈ R se define el conjunto de nivel Ma como el subconjunto cerrado de M dado por
Ma := f −1 (−∞, a] = {p ∈ M | f (p) ≤ a}.
Al pasar el nivel de p, para f (p) < a < f (q), se tiene que Ma es homeomorfo a un
disco, por lo que es homotópicamente equivalente a un punto, esto es, a una 0-celda.
Si se alcanza el nivel q, para f (q) < a < f (r), resulta que el conjunto Ma es homeo-
morfo a un cilindro, que es homotópicamente equivalente e un disco con una 1-celda
pegada.
Por consiguiente, se observa que se puede construir el 2-toro T con una 0-celda, dos
1-celdas y una 2-celda, que se corresponden con los puntos críticos de la función f y sus
índices asociados. De este modo, salvo tipo de homotopía, T se puede obtener pegando
celdas a los conjuntos de nivel determinados por los puntos críticos.
En resumen, cabe esperar que los puntos críticos de una función de Morse permitan
caracterizar el tipo de homotopía de una variedad.
Observación 1.13. La existencia de tal entorno del punto crítico, en donde la función f
toma la forma de una función cuadrática, permite concluir que los puntos críticos de una
función de Morse están aislados. En particular, una función de Morse sobre una variedad
compacta tiene una cantidad finita de puntos críticos.
El resultado anterior prueba, como se ha indicado anteriormente, que el índice de un
punto crítico mide la cantidad de direcciones decrecientes sobre el punto con respecto a la
función f . Así, un punto crítico de f con índice 0 se corresponderá con un mínimo local
de f , mientras que uno de índice n con un máximo local de f .
Para una variedad compacta M , se puede tomar una cantidad finita m de entornos
coordenados Ui de M tal que {Ui }mi=1 es un recubrimiento finito de M . Si para cada i se
considera un compacto Ki ⊂ Ui de modo que M = m
S
i=1 K i , entonces se puede dar una
definición de aproximación entre dos funciones de manera global sobre la variedad. Este
concepto, nos permitirá afirmar que cualquier función diferenciable sobre M puede ser
aproximada por una función de Morse.
Definición 1.15. Dadas f, g : M −→ R se dice que la función f es una (C 2 , ε)-aproximación
de g si f|Ki también lo es de g|Ki para cada i ∈ {1, . . . , m}.
Teorema 1.16. Sea una función diferenciable g : M −→ R sobre una variedad diferencia-
ble compacta n-dimensional. Entonces existe una función de Morse f : M −→ R tal que
para un ε > 0 lo suficientemente pequeño f es una (C 2 , ε)-aproximación de g.
Observación 1.17. Como consecuencia de este teorema se tiene que las funciones de Morse
sobre M abundan en el conjunto de las funciones diferenciables sobre M .
1.4 Campo vectorial gradiente 15
Dado que una variedad compacta M arbitraria siempre admite una función diferenciable
definida sobre ella, se tiene garantizada la existencia de funciones de Morse sobre M . Y
no solo eso, sino que Matsumoto [15] prueba, además, que cualquier función de Morse
puede ser aproximada por otra en la que se tiene una correspondencia biunívoca entre sus
puntos críticos y valores críticos. A este tipo de funciones Nicolaescu [19] las denominó
no resonantes y, en consecuencia del teorema anterior, podemos afirmar la existencia de
funciones de Morse no resonantes sobre una variedad compacta arbitraria.
Pn ∂f 2
Además, se tiene que Xf · f = i=1 ∂x i
≥ 0, donde X f · f (p) > 0 para todo punto
p excepto los puntos críticos de f . Así, Xf apunta en la dirección de crecimiento de f .
Definición 1.19. Sea f : M −→ R una función de Morse y V un campo vectorial sobre
M . Se dice que V es un gradiente como campo vectorial de f si se verifican las siguientes
condiciones:
1. V · f ≥ 0 dándose la igualdad únicamente en los puntos críticos de f ,
2. Para cada p ∈ M punto crítico de f de índice λ , se tiene un entorno coordenado
centrado en p con coordenadas (x1 , . . . , xn ) en donde V toma la expresión
λ n
X ∂ X ∂
V = −2 xi +2 xi .
i=1
∂xi i=λ+1
∂x i
Así, en tal entorno U bastaría considerar Xf como el gradiente como campo vectorial de f .
De este modo, si consideramos un gradiente como campo vectorial de una función de Morse
f definida sobre una variedad M en R3 , tendremos que en un entorno lo suficientemente
pequeño de cada punto crítico, el campo vectorial será de una de las siguientes formas
según el punto crítico sea mínimo, máximo o punto de silla, respectivamente.
Ejemplo 1.20. Sea h la función altura sobre la esfera S2 en R3 . En 1.4.1 hemos visto
que h se trata de una función de Morse. Si pensamos en el gradiente de h resulta que Xh
consiste en vectores que recorren de manera creciente los círculos máximos de S2 del polo
sur al polo norte. Por tanto, un gradiente como campo vectorial V coincidirá con Xh en
dos entornos U1 y U2 próximos al polo norte y sur, respectivamente. Sin embargo, fuera
de estos dos entornos, V no tiene que consistir en tales vectores a lo largo de esos círculos
máximos, basta con que en M \(U1 ∪U2 ) el campo de vectores no tenga vectores ortogonales
a dichos círculos y apunten en el sentido de crecimiento de h.
Para cualquier función de Morse f siempre se puede definir un gradiente como campo
vectorial de f , cuya demostración puede verse en Knudson [12].
Teorema 1.21. Sea f una función de Morse definida sobre una variedad diferenciable
compacta y n-dimensional, entonces existe un gradiente como campo vectorial para f .
Definición 1.24. Sea p ∈ M un punto crítico de una función de Morse sobre M y sea φ
el flujo asociado a −∇f . Se define la variedad estable de p como el conjunto
Teorema 1.25. Sea f : M −→ R una función de Morse y sean a < b números reales para
los que f −1 [a, b] no contiene ningún punto crítico. Entonces los conjuntos de nivel Ma y
Mb son difeomorfos y Ma es un retracto por deformación de Mb .
Como consecuencia directa de este resultado, junto con el Lema de Morse 1.12, se tiene
el siguiente teorema proporcionado por Reeb [20].
Teorema 1.26. Sea f : M −→ R una función de Morse sobre una variedad diferenciable
n-dimensional compacta con exactamente dos puntos críticos. Entonces la variedad M es
homeomorfa a una n-esfera.
El teorema 1.25 muestra como, a efectos del tipo de homotopía, los conjuntos de nivel
Ma y Mb son el mismo si el conjunto Mb \Ma no contiene puntos críticos. No obstante,
el alcance de un punto crítico de una función de Morse supone un punto de inflexión en
el cambio del tipo de homotopía de los conjuntos de nivel superior e inferior respecto al
18 1 Teoría de Morse clásica
De manera análoga, una vez se alcanza el punto crítico pi , resulta que, para ε > 0 lo
suficientemente pequeño, el conjunto de nivel superior Mci +ε es difeomorfo a la unión
disjunta del disco Dn y el conjunto de nivel inferior Mci −ε .
1.5 Tipo de homotopía en términos de puntos críticos 19
Análogamente, una vez sobrepasado el máximo local pi , se tiene que Mci +ε es di-
feomorfo al conjunto de nivel anterior Mci −ε junto con un disco Dn pegado a su
frontera.
20 1 Teoría de Morse clásica
En la anterior imagen, los puntos situados por encima de la curva roja son aquellos que
verifican la condición 1, mientras que aquellos situados entre las dos curvas de color verde
son los que verifican la condición 2. La intersección de estos dos conjuntos es una λ-asa.
Para cada p ∈ M punto crítico de índice λ con f (p) = c, se necesitará pegar una λ-asa
al conjunto de nivel inferior Mc−ε , para un ε > 0 lo suficientemente pequeño especificado
en 1.28. Este procedimiento se hará con una aplicación denominada aplicación pegado:
de modo que, al identificar los puntos p ∈ ∂Dλ × Dn−λ con ψ(p) ∈ ∂Mc−ε , se pega la λ-asa
H λ al conjunto de nivel Mc−ε . Denotemos por Mc−ε ∪ψ H λ al espacio resultante de pegar la
λ-asa al conjunto de nivel mediante ψ. En caso de no ser necesario especificar la aplicación
pegado, lo denotaremos por Mc−ε ∪ H λ . Dado que este espacio posee “esquinas” en los
puntos de corte de H λ y Mc−ε , se tiene que Mc−ε ∪ψ H λ no es una variedad. Sin embargo,
Nicolaescu [19] muestra que se puede suavizar obteniendo una variedad diferenciable M 0
que retracta sobre Mc−ε ∪ψ H λ .
Procedemos, finalmente, a establecer el resultado que da lugar a la descomposición en
asas de la variedad M .
Teorema 1.28. Sea f : M −→ R una función de Morse sobre una variedad diferenciable
n-dimensional y p ∈ M un punto crítico de índice λ con valor f (p) = c. Sea ε > 0 tal
que f −1 ([c − ε, c + ε]) es un conjunto compacto que no contiene más puntos críticos que
p. Entonces, el conjunto de nivel Mc+ε tiene el mismo tipo de homotopía que Mc−ε con
una λ-celda eλ pegada a lo largo de su frontera. Además, Mc−ε ∪ eλ es un retracto por
deformación de Mc+ε .
Observación 1.29. 1. El anterior teorema se sigue verificando si la función de Morse f
tiene p1 , . . . , pk puntos críticos con la misma imagen c y cuyos índices don λ1 , . . . , λk
respectivamente. Así, si f −1 ([c − ε, c + ε]) no contiene otros puntos críticos, se tiene
que Mc+ε tiene el mismo tipo de homotopía que Mc−ε ∪ eλ1 ∪ · · · ∪ eλk . No obstante,
dado que cualquier función de Morse puede ser aproximada por otra no resonante,
esta situación se puede evitar.
En esta CW-descomposición, no necesariamente se tiene que las celdas eλi son pegadas
en orden creciente de su dimensión. Sin embargo, se puede obtener tal CW- descomposición
sin más que considerar una función de Morse adecuada.
Teorema 1.31. Sea f : M −→ R una función de Morse con p0 , p1 , . . . , pk puntos críticos
de índices λ0 , λ1 , . . . , λk , respectivamente. Entonces se puede perturbar f obteniendo otra
función de Morse g con los mismos puntos críticos de modo que para pi y pj tal que
g(pi ) < g(pj ) se tiene que λi ≤ λj .
f
∂eµk = Sµ−1 / X (µ−1) / Sµ−1
l
siendo Sµ−1
l la (µ − 1)-esfera resultado de tomar X (µ−1) y colapsar en un punto su subcom-
plejo G
X (µ−2) eµ−1
r .
r6=l
1.6 Desigualdades de Morse 23
Con todo ello se tiene el siguiente concepto de cadena compleja de X que proporciona
la definición de los números de Betti.
Teorema 1.35 (Desigualdades de Morse débiles). Sea M una variedad diferenciable, com-
pacta y n-dimensional. Para cualquier función de Morse f : M −→ R se verifican:
Teorema 1.36 (Desigualdades de Morse fuertes). Sea M una variedad diferenciable, com-
pacta y n-dimensional. Para cualquier función de Morse f : M −→ R se verifican:
λ
X λ
X
(−1)k βλ−k (M ) ≤ (−1)k nλ−k , para cada λ ∈ {0, 1, . . . , n}.
k=0 k=0
Las desigualdades de Morse nos permiten saber una cota inferior del número de puntos
críticos de cada índice que, como mínimo, ha de tener una función de Morse. De este modo,
aquellas funciones de Morse cuyo número de puntos críticos sea mínimo, esto es nλ = βλ ,
se dicen perfectas.
No siempre se puede definir una función de Morse perfecta sobre una variedad diferen-
ciable compacta. Un ejemplo de ello es la esfera de Poincaré cuyos números de Betti son
β0 = β3 = 1 y β1 = β2 = 0 y, sin embargo, toda función de Morse sobre esta variedad
tiene, al menos, 6 puntos críticos. También es cierto, que bajo ciertas circunstancias se
puede reducir la cantidad de puntos críticos de una función de Morse, sobre una variedad
diferenciable y compacta, que no es perfecta, como se muestra en el siguiente resultado que
puede verse en Laudenbach [14].
1. λi = λi−1 + 1 ,
2. En el conjunto f −1 (ci−1 + ε), con ci−1 + ε < ci , se tiene que Mpsi−1 y Mpui se intersecan
transversalmente en un único punto.
Entonces, f se puede perturbar en una nueva función de Morse g tal que g y f coincidan
fuera de un entorno U de Mpsi−1 ∩ Mpui y g no tenga puntos críticos en U.
Milnor [16] muestra una versión mucho más intuitiva en su teorema conocido como
“primera cancelación” que dice lo siguiente. Si tenemos f : M −→ R una función de Morse
con p y q puntos críticos tal que índice(q) = índice(p) + 1 y V es un gradiente como campo
vectorial para f con exactamente una curva integral γ de p a q, entonces se puede modificar
1.6 Desigualdades de Morse 25
V en un entorno de γ de tal forma que se obtiene otro campo vectorial gradiente como
campo vectorial V̂ cuyos puntos críticos son los de V quitándole p y q.
Un claro ejemplo donde visualizar este resultado es el siguiente sobre un toro con un
bache.
De este modo, se obtiene un nuevo campo vectorial V̂ que será gradiente como campo
vectorial para una función de Morse g con puntos críticos p0 , p1 , p2 y p5 . Además, obser-
vamos que los vectores de V̂ fuera de U van acorde con el crecimiento de la función altura,
por lo que f y g coinciden fuera de tal entorno U.
Capítulo 2
2.1. Preliminares
Salvo indicación en contrario, a lo largo de todo el capítulo denotaremos por X un CW-
complejo regular y finito, cuya definición puede verse en 2.1. Consideraremos las siguientes
notaciones:
X (p) denotará el p-esqueleto de X,
Xp denotará el conjunto de todas las celdas de dimensión p de X,
Para σ celda de X, σ (p) denotará que σ ∈ Xp .
Además, si σ y τ son dos celdas de X, la relación σ ≺ τ dada por σ ⊂ τ̄ y σ 6= τ , expresará
que la celda σ es cara de τ . Denotaremos σ τ si σ = τ o σ ≺ τ .
Definición 2.1. Sea X un CW-complejo. Se dice que X es regular si para cada p-celda
σ de X su aplicación pegado ϕ : ∂σ −→ X (p−1) es un homeomorfismo sobre su imagen.
Además, X será finito si tiene un número finito de celdas.
27
28 2 Teoría de Morse Discreta
Definición 2.2. Sean σ (p) ≺ τ (p+1) dos celdas de un complejo celular X y h : Dp+1 −→ X
una aplicación continua con Int(Dp+1 ) homeomorfo a τ . Se dice que σ es una cara regular
de τ si se verifican las dos condiciones siguientes:
1. h : h−1 (σ) −→ σ es un homeomorfismo.
f : K −→ R
Ejemplo 2.6. Un ejemplo sencillo con el que visualizar si una función sobre un CW-
complejo regular es una función de Morse discreta son las siguientes sobre una descompo-
sición celular de la esfera S1 :
La primera se trata de una función de Morse discreta, mientras que la segunda, puesto
que la 0-celda de valor 2 tiene sus dos 1-celdas adyacentes con un valor menor o igual que
2, no es una función de Morse discreta.
Asociado a la noción de función de Morse discreta está el concepto de celda crítica, que
vienen siendo aquellas celdas en las que no se verifican tales excepciones.
Definición 2.7. Dada una función de Morse discreta f sobre X, se dirá que una celda σ (p)
de X es una celda crítica de f de índice p si se verifican las siguientes dos condiciones:
1. #{τ (p+1) σ (p) | f (τ ) ≤ f (σ)} = 0.
2. #{γ (p−1) ≺ σ (p) | f (γ) ≥ f (σ)} = 0.
No es necesario especificar el índice de una celda crítica conocida su dimensión. Por
ello, sin dar pie a confusión, simplemente diremos que σ (p) es una celda crítica de f .
Recordemos que para el caso diferenciable, el Lema de Morse 1.12 asegura que dado un
punto crítico p de índice 1 de una función de Morse f definida sobre una variedadP diferen-
ciable n-dimensional, localmente f se puede expresar como f (x) = f (p) − x21 + ni=2 x2i ,
para algún sistema de coordenadas (x1 , . . . , xn ) centrado en p. Con ello, partiendo de p,
resulta que f decrece en ambos sentidos de la dirección x1 y crece en todas las demás
direcciones coordenadas. Si ahora tomamos σ una celda crítica de dimensión 1 para una
función de Morse discreta F , entonces F (σ) es mayor que el valor de sus 0-caras y es menor
que cualquier 2-celda para la cual σ es una de sus caras. Por tanto, observamos que una
función de Morse discreta refleja una situación análoga a la de una función de Morse en el
caso diferenciable.
Ejemplo 2.8. 1. Considerando la función de Morse discreta del ejemplo 2.6, se tiene
que las únicas celdas críticas son la 0-celda de valor 0 y la 1-celda de valor 2.
2. Un manera simple de obtener una función de Morse discreta f sobre un CW-complejo
regular X es asignando a cada celda de X su dimensión, esto es, f (σ) = dim(σ) para
toda celda σ de X. De este modo, f es una función de Morse discreta sobre X con
todas sus celdas críticas.
30 2 Teoría de Morse Discreta
3. Otro ejemplo sencillo de una función de Morse discreta f sobre cualquier CW-
complejo regular X, aunque no tan trivial como el anterior, se obtiene construyendo
la función f por inducción asignando a cada vértice un número real positivo, distintos
entre sí, y a cada p-celda de X la suma de los valores de todas sus (p − 1)-caras, esto
es, para cada σ (p) celda de X:
X
f (σ) = f (γ) .
γ (p−1) ≺σ
Se tiene así una función de Morse discreta donde todas sus celdas son críticas:
X
τ (p+1) σ (p) ⇒ f (τ ) = f (σ) + f (σ̂) > f (σ) .
σ̂6=σ
σ̂ (p) ≺τ
X
σ (p) γ (p−1) ⇒ f (σ) = f (γ) + f (γ̂) > f (γ) .
γ̂6=γ
γ̂ (p−1) ≺σ
Así como en la teoría de Morse clásica es necesario demostrar que siempre se puede
definir una función de Morse sobre una variedad diferenciable, compacta y n-dimensional,
en el caso discreto queda clara la existencia de funciones de Morse discretas sobre un
CW-complejo regular con cualquiera de los dos ejemplos anteriores.
También se puede obtener ejemplos de funciones de Morse discretas por restricción o
extensión de una función de Morse discreta dada.
g es una función de Morse discreta sobre X dado que para cada celda σ (p) de X se tiene lo
siguiente:
Lema 2.12. Sea f una función de Morse discreta sobre un CW-complejo X. Si σ es una
p-celda de X no crítica para f , entonces se verifica una única condición de las siguientes:
Demostración. σ será no crítica si se verifica una de las dos condiciones. Supongamos que
se verifican ambas. Se tiene que p ≥ 1 y, por ser X regular, σ (p) es una cara regular de τ (p+1)
y γ (p−1) una de σ (p) . Así, por el teorema 2.3, existe una p-celda σ̂ 6= σ tal que γ ≺ σ̂ ≺ τ .
Dado que σ̂ y σ son dos p-caras de τ con f (τ ) ≤ f (σ), se tiene que f (τ ) > f (σ̂). De
ahí se sigue, por las dos condiciones, que f (σ̂) < f (γ) y f (σ) ≤ f (γ), lo que supone una
contradicción con ser f una función de Morse discreta.
Observación 2.13. Consecuencia inmediata del lema, la definición de función de Morse
discreta sobre un CW-complejo se podría reformular agrupando las dos condiciones de 2.5
como una única condición: para cada celda σ (p) del complejo celular se tiene
#{τ (p+1) σ (p) | f (τ ) ≤ f (σ)} + #{γ (p−1) ≺ σ (p) | f (γ) ≥ f (σ)} ≤ 1 .
En la teoría de Morse clásica, se ha visto como el mínimo y máximo de una función de
Morse sobre una variedad diferenciable y compacta n-dimensional, se alcanzan sobre puntos
críticos de índice 0 y de índice n, respectivamente. Sin embargo, en la versión discreta no se
tiene la misma relación. Es cierto que el mínimo de una función de Morse discreta se debe
alcanzar en 0-celdas críticas, pero en cuanto al máximo ya no tiene por qué alcanzarse en
celdas críticas de dimensión máxima, y si lo hace puede que ésta no sea crítica, como se
muestra en la siguiente imagen.
Lema 2.14. Toda función de Morse discreta f sobre X tiene que alcanzar su mínimo en
alguna 0-celda crítica.
Demostración. Supongamos que el mínimo de f se alcanza en σ (p) una celda de dimensión
p ≥ 1. Dado que X es un CW-complejo regular, σ tiene, al menos, dos (p − 1)-caras: γ1 y
γ2 . Luego, al tomar σ el valor mínimo de f , se tiene que f (σ) ≤ f (γ1 ) y f (σ) ≤ f (γ2 ), lo
que supone una contradicción con que f sea función de Morse discreta. Por tanto, el valor
mínimo de la función se tiene que alcanzar sobre una 0-celda σ (0) . Además, σ (0) debe ser
crítica, ya que de no serlo existiría τ (1) σ (0) tal que f (τ (1) ) = f (σ (0) ) y, por otra parte,
el teorema 2.3 nos garantiza que existiría σ̂ (0) ≺ τ (1) con σ̂ (0) 6= σ (0) , por lo que al ser f
función de Morse discreta, se tendría que f (σ̂ (0) ) < f (τ (1) ) = f (σ (0) ).
Notemos que en el anterior ejemplo de la imagen, la 0-celda σ, que tiene valor máximo
3, únicamente es cara de la 1-celda τ . Si esto no sucediese, entonces σ no podría alcanzar el
máximo de la función f , ya que en este caso existiría otra 1-celda τ̂ para la cual σ sería una
de sus caras y, por definición de función de Morse discreta, se tendría que f (τ̂ ) > f (σ) = 3.
Siguiendo este razonamiento se tiene el siguiente resultado.
2.1 Preliminares 33
Demostración. Supongamos que f alcanza el máximo sobre una p-celda σ con p < n. Al
no tener borde la triangulación, σ es cara de al menos dos (p + 1)-celdas que, por definición
de función de Morse discreta, como mínimo una de ellas tendrá un valor mayor estricto
que f (σ), en contradicción con que f (σ) sea el máximo de f . Por tanto, el máximo de f se
alcanza en alguna celda σ (n) . Además, esta celda es crítica de f , ya que de no ser así, existiría
γ (n−1) ≺ σ tal que f (γ) ≥ f (σ) y, al ser f (σ) el valor máximo, f (γ) = f (σ). Por otra parte,
al tratarse de una triangulación sin borde, γ (n−1) sería cara de otra celda σ̂ (n) 6= σ (n) , y
por definición de función de Morse discreta, f (σ) = f (γ) < f (σ̂), en contradicción con que
f (σ) sea el máximo de f .
Para terminar, presentamos dos resultados que ilustran el comportamiento de las fun-
ciones de Morse discretas.
Proposición 2.16. Sea f una función de Morse discreta sobre un CW-complejo regular.
Si para σ (p) ≺ τ (p+1) se tiene que f (σ) ≥ f (τ ), entonces para cualquier γ (p−1) ≺ τ (p+1) que
no sea cara de σ, se tiene que f (γ) < f (τ ).
Demostración. En las hipótesis del teorema, sea γ (p−1) ≺ τ con γ 6= γ̂ para todo γ̂ (p−1) ≺ σ.
En virtud del teorema 2.4, la celda τ tiene, al menos, dos p-caras distintas σ1 y σ2 que
comparten a γ como cara. Además, por la propia definición de función de Morse discreta,
f (σi ) > f (γ) para algún i ∈ {1, 2}. Luego, si f (γ) ≥ f (τ ) resulta que f (σi ) > f (τ ) y, de
nuevo, por definición de función de Morse discreta, se tiene que σi = σ, obteniendo que
γ ≺ σ, lo que supone una contradicción con lo establecido.
No obstante, para aquellas γ (p−1) ≺ τ (p+1) que son cara de σ no se puede decir nada
acerca de la relación que hay entre f (γ) y f (τ ), como se puede comprobar con las siguientes
tres funciones de Morse discretas sobre el triángulo como complejo simplicial, presentando
las tres relaciones posibles.
El siguiente resultado técnico, en particular, nos permitirá definir de una manera muy
intuitiva el concepto análogo a los conjuntos de nivel 1.9 de la versión diferenciable.
Lema 2.17. Sea f una función de Morse discreta sobre X y σ una p-celda de X. Se tienen
los dos siguientes resultados:
34 2 Teoría de Morse Discreta
Con esta interpretación, podremos decir que σ será una celda crítica de V si verifica la
última afirmación.
Este campo vectorial discreto V consta de los pares de celdas {γ0 ≺ σ0 }, {γ1 ≺ σ1 },
{γ2 ≺ σ5 }, {γ3 ≺ σ3 }, {γ4 ≺ σ6 } y {σ4 ≺ τ2 }. Observamos que las únicas celdas que ni
reciben ni expulsan una flecha son σ2 , τ1 y τ3 . Por tanto, son celdas críticas de V y, en
efecto, no son partícipe de ningún par de celdas de V .
El concepto análogo de una curva integral de un campo vectorial sobre una variedad
diferenciable son los caminos sobre un campo vectorial discreto definidos a continuación.
Intuitivamente, un camino de τ (p+1) a σ (p) es cualquier camino que parte de una p-cara
σ0 de τ y llega a σ de tal forma que al exigir que τ0 6= τ , el par de celdas {σ0 ≺ τ } no está
en el campo vectorial, y, por tanto, el camino no sale de σ0 y se adentra en la celda τ .
Ejemplo 2.22. Consideremos el ejemplo anterior 2.19. Se tiene que la sucesión de celdas
γ0 , σ0 , γ1 , σ1 , γ2 , σ5 , γ0 es uno de los posibles V -caminos de índice 0 que, además, es
cerrado. Así mismo, la sucesión de celdas γ4 , σ6 , γ2 , σ5 , γ0 es el único V -camino de σ3 a γ0 .
36 2 Teoría de Morse Discreta
que nos indica el sentido de decrecimiento de la función. Notemos que las celdas
críticas de f , pintadas en color rojo, se corresponden exactamente con las celdas
críticas de su campo vectorial discreto.
2. La función de Morse discreta sobre X definida en 2.8.2, que asocia a cada celda su
dimensión, dado que todas las celdas son críticas, se tiene −∇f = ∅. Lo mismo ocurre
para la función definida en 2.8.3.
La forma en la que se toman los pares de celdas del campo vectorial gradiente de una
función de Morse f , hace que los caminos respecto a −∇f se caractericen por recorrer las
celdas del camino a la vez que f va decreciendo. De este modo, al igual que las curvas
integrales del gradiente sobre una variedad diferenciable no pueden tener lazos, un camino
respecto a −∇f una vez que recorre una celda no puede volver a ella.
1
Para ser precisos, usamos la notación −∇f para indicar que los vectores van en la dirección de decre-
cimiento de f .
2.2 Campo vectorial discreto 37
Lema 2.25. Sea f una función de Morse discreta sobre X. Una sucesión de celdas de X
(p) (p+1) (p) (p)
σ0 , τ0 , σ1 , . . . , τr(p+1) , σr+1
es un camino respecto a −∇f si, y solo si, para cada i = 0, . . . , r se tiene que σi y σi+1
son caras de τi y, además, se verifica:
Observación 2.26. Está claro que en un camino de τ (p+1) a σ (p) , respecto al campo vectorial
gradiente de una función de Morse discreta f , el valor f (τ ) será mayor estricto que el valor
de cualquier celda del camino. Además, por como se define el campo vectorial gradiente,
un camino de una celda crítica τ (p+1) a otra celda σ (p) , será cualquier camino que parta de
una p-cara no crítica de τ y llegue a σ.
Se tiene el siguiente resultado consecuencia directa del anterior lema.
Corolario 2.27. Dada una función de Morse discreta f sobre X, todo camino respecto a
−∇f es no cerrado.
Está claro que un campo vectorial gradiente de una función de Morse discreta es un
campo vectorial discreto. Lo que no resulta tan obvio es el recíproco. Nos preguntamos,
por tanto, qué campos vectoriales discretos son el gradiente de alguna función de Morse
discreta. Describir directamente funciones de Morse sobre un complejo celular arbitrario,
en la que no todas las celdas sean críticas y el número de éstas sea relativamente pequeño,
es una tarea delicada. Sin embargo, se puede evitar pasar por este proceso si sabemos
la respuesta a la anterior pregunta, ya que ésta nos permitiría trabajar con campos de
vectores discretos sin necesidad de especificar los valores de una función de Morse discreta.
El único requisito necesario para que un campo vectorial discreto sea el gradiente de
una función de Morse discreta es la propiedad, mencionada en 2.27, de no poseer caminos
cerrados.
La demostración de este teorema puede verse en Knudson [12] que, a partir de un campo
vectorial discreto V sobre X, construye de forma inductiva una función de Morse discreta f
sobre X con −∇f = V . Sin embargo, demostraremos este resultado en la siguiente sección
con la ayuda de la teoría de grafos, con la intención de dejar algo más clara la forma de
visualizar si un campo vectorial discreto es gradiente de alguna función de Morse discreta.
A partir de ahora, nos referiremos a campos vectoriales discretos sin caminos cerrados
como el gradiente de Morse discreto, siendo éste el campo vectorial gradiente de alguna
función de Morse discreta que no necesitaremos especificar.
Observando el diagrama de Hasse original H, vemos como las únicas aristas de H que
se han volteado son {a, b} → {b}, {a, c} → {c} y {a, b, c} → {b, c}. De este modo, si
únicamente sabemos Ĥ el diagrama de Hasse asociado a V y queremos determinar los
pares de celdas que conforman a V , simplemente tendríamos que mirar las aristas que
apuntan hacia arriba. En este caso, las celdas asociadas a las aristas que apuntan hacia
arriba son {{b} ≺ {a, b}}, {{c} ≺ {a, c}} y {{b, c} ≺ {a, b, c}}, que, en efecto, son los pares
de celdas que determinan a V .
Zax [25], nos proporciona un resultado análogo al teorema 2.28. Para ello se necesita del
siguiente resultado conocido en la teoría de grafos.
Lema 2.34. Sea G un grafo orientado finito y sea V (G) el conjunto de vértices de G.
Entonces, G es acíclico si, y solo si, existe una función f : V (G) −→ R estrictamente
decreciente a lo largo de cada camino orientado.
{σ (p) ≺ τ (p+1) } ∈
/ V ⇔ f (σ) < f (τ ),
Lema 2.39. Sea Y un subcomplejo de X tal que X & Y. Cualquier función de Morse
discreta f sobre Y se puede extender a una función de Morse discreta g sobre X tal que
toda celda de X\Y sea no crítica.
Demostración. Supongamos que X colapsa en Y por medio de un único colapso elemental,
esto es, X &σ Y y X = Y ∪ σ ∪ τ . Entonces, dada f una función de Morse sobre Y ,
considerando c = máx{f (σ) | σ celda de Y }, la función g definida por g(γ) = f (γ) para
toda celda γ de Y , g(σ) = c + 1 y g(τ ) = c + 2, claramente, se tiene que g es una función
de Morse discreta sobre X de modo que en X\Y no hay celdas críticas. Procediendo por
inducción, se obtiene el resultado.
Un colapso celular determina un gradiente de Morse discreto en el siguiente sentido.
Supongamos un colapso X & Y dado por una sucesión de colapsos elementales X =
X0 &σ1 X1 &σ2 · · · &σn Xn = Y . Se tiene que para cada i ∈ {1, . . . , n} la celda σi es cara
de una única celda τi en Xi−1 y, además, dim τi = dim σi + 1. De no ser así, se tendría que
(p) (p+r)
σi ≺ τi , para p ≥ 0 y r ≥ 2, lo que implicaría, por el teorema 2.4, que σi sería cara de
dos (p + r − 1)-celdas. Queda claro, por tanto, que la familia de pares de celdas {σi ≺ τi }
para cada i ∈ {1, . . . , n}, definen un campo vectorial discreto V sobre el CW-complejo X.
Además, se tiene que todas las celdas del subcomplejo Y de X son celdas críticas de V.
Este campo vectorial discreto V definido sobre X y determinado por las celdas partíci-
pes en una sucesión de colapsos, es un gradiente de Morse discreto. En su comprobación
necesitaremos del siguiente resultado.
Lema 2.40. Sea X &σ1 X1 &σ2 · · · &σn Xn una sucesión de colapsos. Si la celda σi de
X es cara libre de X para algún i ∈ {1, . . . , n}, entonces cualquier V-camino que contiene
a σi , parte de σi .
(p)
Demostración. Sea un V-camino que contiene a σi cara libre de X para algún i ∈
{1, . . . , n}. Si este V-camino partiese de otra p-celda σ0 6= σi , entonces, por la defini-
ción 2.20 de camino de un campo vectorial discreto, ∃ τ (p+1) celda de X con τ σi tal que
{σi , τ } ∈ / V. Por otra parte, dado que σi es una celda partícipe en la sucesión de colapsos,
(p+1)
∃ τi σi tal que {σi , τi } ∈ V. En conclusión, si el V-camino contiene a σi y no parte
de la misma, se tiene que σi no puede ser cara libre de X.
En general, el recíproco no es cierto. En efecto, dado X un CW-complejo regular,
supongamos que en la sucesión de colapsos X &σ1 X1 &σ2 · · · &σn Xn no todas las
celdas σi tienen la misma dimensión y denotemos por p el mínimo de estas dimensiones.
Sea i ∈ {1, . . . , n} tal que σi es la primera p-celda de la sucesión de colapsos, esto es,
dim σj > p para todo j < i. Basta con que la celda σi no sea cara libre de X para
obtener un contraejemplo del recíproco al lema anterior, ya que cualquier V-camino que
contenga a σi , partirá de σi . De no ser así, el camino contendría un segmento de la forma
(p) (p+1) (p)
σs , τs , σi por lo que {σi , τs } ∈
/ V y, como σi es la primera celda de dimensión p
de la sucesión de colapsos, entonces s > i, lo que implica que σi es cara de τs celda del
subcomplejo Xs−1 de Xi−1 . Pero, por otra parte, σi también es cara de la celda τi de Xi−1 ,
lo que supone una contradicción con que σi sea cara libre de Xi−1 .
2.4 Colapsos celulares 43
Tenemos que la 0-celda de valor 0 y la 1-celda de valor 2 son celdas críticas, mientras
que las restantes son celdas no críticas que definen un gradiente de Morse discreto
V tal y como se ve en la anterior imagen. Siguiendo el argumento que se acaba de
exponer, podemos “estirar” la 1-celda crítica mediante colapsos determinados por V .
Las celdas críticas de este complejo simplicial son el vértice γ, que es una 0-celda, y el
triángulo base, que es una 2-celda. Realizando el procedimiento anterior, obtenemos
una 0-celda con una 2-celda pegada a lo largo de su frontera a esa 0-celda, esto es,
una estructura de CW-complejo de S2 que no es regular.
3. Consideremos el complejo simplicial sobre el 2-toro, formado por siete 0-celdas, vein-
tiuno 1-celdas y catorce 2-celdas, y sea el siguiente gradiente de Morse discreto sobre
el complejo simplicial.
2.4 Colapsos celulares 45
Tenemos cuatro celdas críticas: el vértice {d}, que es una 0-celda, las aristas {b, g}
y {e, f }, que son 1-celdas, y el triángulo {b, c, f }, que es una 2-celda. Siguiendo
el anterior procedimiento, veamos que obtenemos la construcción del toro con una
0-celda, dos 1-celdas y una 2-celda.
46 2 Teoría de Morse Discreta
Por lo que obtenemos la construcción del toro mediante una 0-celda, dos 1-celdas y
una 2-celda.
Definición 2.43. Sea f una función de Morse discreta sobre X. Para cada valor a ∈ R,
se define el complejo de nivel de f como el siguiente subcomplejo de X:
[ [
X a := γ
σ∈K γσ
f (σ)≤a
Proposición 2.45. Sea a ∈ R. Se tiene que σ (p) es una celda de X a si, y solo si, f (σ) ≤ a
o existe una celda τ (p+1) σ tal que f (τ ) ≤ a.
Demostración. Por definición del conjunto de nivel X a , si σ (p) es una de sus celdas, entonces
o bien f (σ) ≤ a o bien ∃ τ σ tal que f (τ ) ≤ a. En este último caso, por el lema 2.17,
existirá una celda τ̂ (p+1) tal que σ ≺ τ̂ τ con f (τ̂ ) ≤ f (τ ) ≤ a.
Recíprocamente, si σ (p) es una celda tal que f (σ) ≤ a, entonces σ está en X a . En caso
contrario, si f (σ) > a y, además, ∃ τ (p+1) σ con f (τ ) ≤ a, entonces τ es celda de X a y,
por tanto, σ también.
De este modo, f (τ ) > fˆ(σ) para cada τ (p+1) σ con τ 6= τ̂ . Por lo que fˆ es una función
de Morse con las mismas celdas críticas que f y f (γ) 6= fˆ(σ) 6= f (τ ) para toda γ (p−1) ≺ σ
y toda τ (p+1) σ. Además, fijado c ∈ R se tiene que Xfc = Xfcˆ . En efecto, si c < f (σ), la
igualdad está clara ya que f (σ) < fˆ(σ) y f (ω) = fˆ(ω) para cada celda ω 6= σ. Si c ≥ f (σ),
se tiene que σ está en el complejo de nivel Xfc y, dado que fˆ ≥ f ⇒ Xfcˆ ⊂ Xfc , basta
comprobar que σ también está en el complejo X c , lo cual es cierto ya que fˆ(τ̂ ) = f (τ̂ ) ≤
fˆ
f (σ) ≤ c .
Supongamos que se verifica 2.
Si f (γ̂) = f (σ), tomamos 0 < ε < mı́n{|f (γ) − f (σ)| | γ (p−1) ≺ σ y γ 6= γ̂} y
definimos fˆ(σ) = f (σ) − ε.
Así, f (γ) < fˆ(σ) para cada σ (p−1) ≺ σ con γ 6= γ̂ . Por lo que fˆ es una función de Morse
con las mismas celdas críticas que f y f (γ) 6= fˆ(σ) 6= f (τ ) para toda γ (p−1) ≺ σ y toda
τ (p+1) σ. Además, fijado c ∈ R se tiene que Xfc = Xfcˆ . En efecto, si c ≥ f (σ) está clara
la igualdad ya que fˆ(σ) < f (σ) ≤ c y para cada celda ω 6= σ se tiene que fˆ(ω) = f (ω). Si
c < f (σ), dado que f (τ ) > f (σ) > c para toda τ (p+1) σ, la celda σ no está en el complejo
de nivel Xfc . Como f ≥ fˆ, Xfc ⊂ Xfcˆ y, por tanto, basta comprobar que σ tampoco está en
X c , lo cual es cierto ya que para cada τ (p+1) σ se tiene que fˆ(τ ) = f (τ ) > f (σ) > c .
fˆ
Haciendo este proceso para cada celda σ de X, obtenemos fˆ una función de Morse
discreta con los mismos puntos críticos que f tal que Xfc = Xfcˆ para cada c ∈ R y,
además, fijada σ (p) se verifica que fˆ(γ) 6= fˆ(σ) 6= fˆ(τ ) para toda γ (p−1) ≺ σ ≺ τ (p+1) .
No obstante, esto no significa que fˆ sea inyectiva. Para ello, realizamos los siguientes
cambios sobre fˆ en la celda σ (p) . Tomamos ε1 = mı́n{|fˆ(τ ) − fˆ(σ)| | τ (p+1) σ} y
ε2 = mı́n{|fˆ(γ) − fˆ(σ)| | γ (p−1) ≺ σ}. Sea ε = mı́n{ε1 , ε2 } y consideremos 0 ≤ δ < ε
de modo que si definimos g(σ) = fˆ(σ) ± δ tenemos que g(σ) es distinto de todos los otros
valores de fˆ. Está claro que g es una función de Morse discreta sobre X con los mismos
puntos críticos que fˆ. Además, determinando el signo de δ de forma adecuada, obtenemos
que, para a < b números reales fijos, Xga = Xfaˆ y Xgb = Xfbˆ . Para ello, si fˆ(σ) ≤ a definimos
2.5 Tipo de Homotopía en términos de celdas críticas 49
g(σ) = fˆ(σ) − δ, si a < fˆ(σ) ≤ b tomamos 0 < δ1 ≤ δ tal que g(σ) = fˆ(σ) − δ1 > a y si
b < fˆ(σ) definimos g(σ) = fˆ(σ) + δ .
En conclusión, una vez realizado esto para cada celda de X, obtenemos el siguiente
resultado.
Lema 2.46. Dada una función de Morse discreta f sobre X, para a < b números reales
fijos existe g una función de Morse discreta sobre X e inyectiva con las mismas celdas
críticas que f y, además, Xga = Xfa y Xgb = Xfb .
Tal y como sucede en la teoría de Morse diferenciable, los cambios en el tipo de ho-
motopía de los complejos de nivel tienen lugar una vez se alcanza una celda crítica. Estos
cambios quedan reflejados con los teoremas 2.47 y 2.48, análogos a los resultados 1.25 y
1.28, aunque, al trabajar desde una perspectiva combinatoria, presentan la ventaja de que
sus demostraciones son más simples.
Teorema 2.47. Sea f una función de Morse discreta sobre X. Si a < b son números reales
tales que f −1 (a, b] no contiene ninguna celda crítica, entonces:
Xb & Xa .
Demostración. El lema 2.46 nos permite suponer que f es inyectiva. Supongamos, ade-
más, que hay una única celda σ (p) tal que f (σ) ∈ (a, b]. De no ser así, el hecho de ser f
inyectiva nos garantiza la existencia de una partición de (a, b] de tal modo que para cada
subintervalo únicamente hay una celda cuyo valor está contenido en el mismo, por lo que,
con el argumento seguido a continuación, tendríamos una sucesión de colapsos elementales
de forma que X b & X a .
Dado que σ (p) es la única celda tal que f (σ) ∈ (a, b], se tiene:
[
b a
X =X ∪ γ .
γσ
γ 6= γ̂ se tiene que f (γ) < f (σ) y, dado que f −1 (a, b] = {σ}, f (γ) ≤ a . Esto implica que
toda ν ≺ σ con ν 6= γ̂ está en el complejo de nivel X a . Por último, veamos que γ̂ no está
contenida en X a . En efecto, f (γ̂) > f (σ) > a y, además, para cada σ̂ (p) γ̂ con σ̂ 6= σ,
se tiene que f (σ̂) > f (γ̂) > a , por lo que la proposición 2.45 nos garantiza que γ̂ no está
contenida en X a .
Con todo ello,
X b = X a ∪ σ ∪ γ̂ .
Además, γ̂ ≺ σ es cara libre de X b . De no ser así, γ̂ sería cara de otra celda ω contenida
en X b y, como ω 6= σ, ω estaría contenida en X a en contradicción con que γ̂ ≺ ω no esté
contenida en X a . En conclusión,
X b = X a ∪ σ ∪ γ̂ & X a .
Teorema 2.48. Sea f una función de Morse discreta sobre X y σ (p) una celda crítica de
f tal que f (σ) ∈ (a, b] para a < b números reales de modo que f −1 (a, b] no contiene más
celdas críticas que σ. Entonces, el complejo de nivel X b tiene el mismo tipo de homotopía
que X a con una p-celda ep pegada a lo largo de su frontera.
Demostración. Por el lema 2.46, podemos suponer que f es inyectiva y, por tanto, tomar
a ≤ â < b̂ ≤ b tal que f −1 (â, b̂] únicamente conste de la celda σ (p) . Como en f −1 (a, b] no
hay más celdas críticas que σ, el teorema 2.47 nos garantiza que X a ' X â y X b̂ ' X b ,
siendo ' la relación “tener el mismo tipo de homotopía”. Falta comprobar que X b̂ es
homotópicamente equivalente a X â . Tenemos que σ es la única celda en f −1 (â, b̂], así
[
b̂ â
X =X ∪ γ .
γσ
Dado que σ es celda crítica, para cada γ (p−1) ≺ σ se tiene que f (γ) < f (σ) ≤ b̂, por lo
que f (γ) ≤ â, lo que nos asegura de que cualquier ν ≺ σ está en el complejo de nivel X â .
Luego ∂σ está contenido en X â . Por otra parte, como f (σ) > â y para cada τ (p+1) σ se
tiene que f (τ ) > f (σ), entonces σ no está contenida en X â .
En conclusión,
X b̂ = X â ∪∂σ σ
y, por tanto, al ser σ (p) homeomorfa a una p-celda ep , X b̂ y X â ∪∂ep ep tienen el mismo tipo
de homotopía.
Como consecuencia directa de estos dos teoremas, se tiene el siguiente resultado central
de la teoría de Morse discreta.
Teorema 2.49. Sea f una función de Morse discreta sobre X. Entonces, X tiene el mismo
tipo de homotopía que un CW-complejo que consta de una λ-celda por cada celda crítica
de f de dimensión λ.
2.6 Cancelación de celdas críticas 51
Este teorema proporciona las desigualdades de Morse débiles teniendo en cuenta que dos
espacios con el mismo tipo de homotopía tienen homologías isomorfas y que para cualquier
complejo celular X, si denotamos por cp el número de p-celdas de X, entonces cp ≥ βp .
Corolario 2.50. Sean f una función de Morse discreta sobre X y mp el número de p-celdas
críticas de f . Entonces, para cada p se tiene que
mp ≥ βp .
Además,
dim
XX
X (X) = (−1)k mk .
k=0
{σ0 ≺ τ } ∈ W .
Está claro que W es un campo vectorial discreto que coincide con V excepto a lo largo
del camino Γ. Además, dado que {σ ≺ τr } y {σ0 ≺ τ } son pares de celdas de W , W tiene
las mismas celdas críticas que V a excepción de σ y τ . Falta comprobar que W es un
gradiente de Morse discreto. Para ello, veamos que W no contiene caminos cerrados. Dado
que ningún V -camino es cerrado, si W tuviese uno que sí lo fuese, éste debería de contener
una p-celda que estuviese en el camino Γ y otra p-celda que no estuviese en Γ. Por tanto,
un W -camino cerrado debe contener un segmento de la siguiente forma:
(p) (p+1) (p) (p+1)
ν0 = σi , η0 , ν1 , . . . , ηs−1 , νs(p) = σj
σ0 , τ0 , σ1 , . . . , σi−1 , τi−1 = η0 , ν1 , η1 , . . . , σj , τj , . . . σr = σ
Dado que se tiene un único V -camino de τ a σ1 , se pueden cancelar estas dos celdas
críticas mediante el siguiente gradiente de Morse discreto W1 .
Notemos que este procedimiento también se podría hacer cancelando el par de celdas
σ1 y γ2 y el par σ2 y γ1 , obteniendo, así, un gradiente de Morse discreto con su única celda
crítica τ .
Teorema 2.53. Sea V un gradiente de Morse discreto sobre X. Supongamos que σ (p) y
τ (p+) son celdas no críticas de V tales que existe un único V -camino Γ de la siguiente
forma
(p) (p+1) (p) (p)
σ = σ0 , τ0 , σ1 , . . . , τs(p+1) = τ , σs+1 .
Entonces, existe un gradiente de Morse discreto W sobre X tal que coincide con V excepto
a lo largo del V -camino Γ y, además, las celdas críticas de W son las de V junto con σ y
τ.
De este modo, W y V coinciden fuera del camino Γ y las celdas σ y τ no forman parte
de ningún par de celdas de W , por lo que son críticas para W . La comprobación de que
W no posee W -caminos cerrados sigue el mismo procedimiento que en el teorema anterior
2.51.
Observación 2.54. Así como en el teorema 2.51 es necesario exigir que la celda crítica σ (p)
no sea cara de la celda crítica τ (p+1) , ya que de ser así el gradiente de Morse discreto W
construido en la demostración tendría un camino cerrado pasando por σ y τ , en este último
teorema 2.53 resulta que esta condición no es necesaria exigirla. De hecho, el ejemplo más
sencillo en las condiciones de éste teorema 2.53 es cuando σ (p) ≺ τ (p+1) , ya que bastaría
con eliminar el vector que va de σ a τ para convertirlas en celdas críticas.
Usando la idea de voltear las flechas de un gradiente de Morse discreto V , podemos
mover una celda crítica de V a otra celda que no lo es del siguiente modo. Si τ (p+1) es una
celda crítica de V tal que para alguna celda σ (p) se tiene un único V -camino de τ a σ y
además {ν ≺ σ} o {σ ≺ ν} está en V , para alguna celda ν, entonces, volteando V a lo
largo de ese único camino tal y como hicimos en la demostración 2.51 , obtenemos que τ y
σ son celdas no críticas, mientras que ν sí lo es. La siguiente imagen muestra un ejemplo
de este procedimiento.
Capítulo 3
Epílogo
55
56 3 Epílogo
Construyamos una función de Morse discreta F sobre X que refleje el mismo compor-
tamiento que f . Para ello, necesitaremos que F únicamente tenga 2 celdas críticas. Dado
que F debe alcanzar el mínimo sobre alguna 0-celda crítica, tomemos
F e01 = 0
y seleccionemos los valores de sus 1-celdas adyacentes estrictamente mayores que 0 para
que e01 sea crítica. Tomemos, por ejemplo,
F e11 = 1 y F e12 = 2.
F e02 = 1.
F tiene exactamente dos celdas críticas: una 0-celda y una 2-celdas. Además, una vez
obtenida la 2-esfera mediante el pegado de estas 6 celdas, podemos pensar que las dos
celdas críticas se corresponden con los puntos críticos de la función de Morse altura f
del siguiente modo: la 0-celda crítica e01 es el polo sur de la esfera, S, y la 2-celda crítica
contiene en su interior el polo norte de S2 , N.
3.1 De la teoría de Morse clásica a la discreta 57
Partimos de la función de Morse discreta que asigna a cada celda su dimensión. Modifi-
quémosla de tal modo que {a} y {b, c, d} sean las únicas celdas críticas de la triangulación.
Dado que el mínimo de F tiene que ir en el vértice {a}, tomamos
F {a} = 0 y F {a, b} = F {a, c} = F {a, d} = 1.
Los vértices {b} y {c} tienen que ser no críticos, luego tomamos
F {b} = F {c} = 1
y, como F {a, b} = F {a, c} = 1, las aristas restantes que conectan con {b} y {c} deben
de tener su valor estrictamente mayor que 1. Por tanto, tomamos
F {b, c} = F {b, d} = F {c, d} = 2.
58 3 Epílogo
Así, como
las aristas que conectan con {d}, sus valores son F {a, d} = 1 y F {b, d} =
F {c, d} = 2, basta tomar
F {d} = 1
Falta definir F sobre los triángulos de forma que {b, c, d} sea el único triángulo crítico.
Dado que cada uno de los triángulos {a, b, c}, {a, b, d} y {a, c, d} tiene sus tres aristas con
valores 1, 1 y 2, basta tomar
F {a, b, c} = F {a, b, d} = F {a, c, d} = 2
para que F sea discreta y cada uno de estos tres triángulos sea no crítico.
Finalmente, como F {b, c} = F {b, d} = F {c, d} = 2, basta tomar
F {b, c, d} = 3
2. Toda arista de T o bien recibe una flecha por debajo o bien expulsa una flecha hacia
arriba.
Por tanto, tendremos tres aristas donde cada una de ellas expulsará una flecha hacia
un triángulo y otras tres, distintas de las anteriores, que recibirán una flecha de un vértice.
Teniendo en cuenta que además se deben de cumplir las condiciones 1 y 2, las tres aristas
que expulsan una flecha hacia los triángulos no pueden ser las tres aristas de un mismo
vértice distinto de {a}. En efecto, de ser así, ese vértice no podría expulsar ninguna flecha
ya que, en este caso, habría una arista de tal vértice que recibiría una flecha por debajo y
expulsaría una flecha hacia arriba, incumpliendo la condición 2.
En conclusión, tomamos las aristas {a, b}, {a, c} y {a, d}, que son las tres aristas del
vértice {a}, y expulsemos una flecha hacia arriba que parta de cada una de estas aristas y
de tal modo que se verifique la condición 3. Por ejemplo:
60 3 Epílogo
Finalmente, volteamos una flecha por cada vértice, de modo que cada uno de ellos
expulse una flecha hacia una de las aristas que quedan, que son {b, c}, {b, d} y {c, d}, y de
forma que cada una de estas tres aristas reciba una única flecha por debajo. Por ejemplo,
consideremos la siguiente situación:
Además, las únicas celdas que no forman parte de ningún par son las celdas {a} y
{b, c, d} que, por tanto, son críticas para W .
3.2 Aplicaciones 61
3.2. Aplicaciones
La teoría de Morse discreta proporciona un método para obtener descripciones sencillas
de los espacios topológicos. Esto conlleva a que sus aplicaciones abarquen desde proble-
mas del mundo real, como reconocimiento de formas, hasta estudios teóricos de espacios
topológicos que codifican importantes invariantes en el álgebra, geometría y topología. Se
presentan, a continuación, algunas aplicaciones entre las diversas que tiene esta teoría.
Mapper
El Análisis de Datos Topológicos (TDA) es un área de matemáticas aplicadas que
actualmente recibe todo tipo de atención en el mundo de la analítica. El principal repre-
sentante comercial de TDA, hoy en día, es la empresa norteamericana Ayasdi, gracias a la
creación del primer programa de software que aplica el Análisis de Datos Topológicos a los
problemas del mundo real: Mapper.
En muchas situaciones los datos procedentes de aplicaciones reales son masivos y no es
posible visualizar y distinguir su estructura. El programa Mapper, cuya descripción puede
verse en Singh et al. [22], cuenta con un paquete en el programa R que, mediante el uso de
la teoría de Morse discreta, proporciona un nuevo método para el análisis cualitativo, de
simplificación y visualización de conjuntos de datos de alta dimensión. La idea es reducir
esta cantidad de datos agrupándolos por su similitud en los llamados “cluster”, de tal forma
que se obtiene un complejo simplicial cuyos vértices se corresponden con los clusters y las
demás celdas del complejo representan las relaciones existentes entre los mismos. Esta
agrupación se realiza por medio de una función real sobre el conjunto de datos reflejando
las propiedades de los datos que se están estudiando, de modo que se obtiene información
sobre las propiedades cualitativas del conjunto y, tomando la idea de conjunto de nivel de
aplicaciones de Morse discretas, se determina la interacción entre tales propiedades.
Evasividad
Esta teoría también se emplea para limitar la complejidad de los algoritmos que deter-
minan si un grafo posee ciertas propiedades, por ejemplo, si es conexo. Esto se lleva a cabo
mediante la llamada evasividad, aplicación que desarrolló Forman en [7].
Imaginemos el siguiente juego entre dos jugadores. Para un complejo simplicial X de
dimensión n e Y un subcomplejo de X, se tiene que el jugador 1 conoce toda la información
de X mientras que el jugador 2 únicamente conoce el subcomplejo Y y los vértices de X.
Dado un símplice σ ∈ X elegido por el jugador 1, el juego consiste en que el jugador 2
mediante la pregunta “¿es el vértice ν cara de σ?” adivine si σ ∈ Y , pudiendo tener en
cuenta las respuestas anteriores. De este modo, el jugador 2 gana si antes de llegar a las
n + 1 preguntas puede determinar si σ ∈ Y .
En la anterior situación, se definen los siguientes conceptos.
62 3 Epílogo
Imágenes digitales
La esqueletización y partición de una imagen digital permite recopilar la información
esencial para su análisis. Intuitivamente, el esqueleto de una figura es un objeto de baja
dimensión que mantiene las propiedades geométricas y topológicas de la figura y describe
cómo están conectadas las regiones en las que se divide una imagen mediante una partición.
Este enfoque puede verse en Delgado Friedrichs et al. [5] que a partir de la teoría de Morse
discreta obtiene una sencilla representación de la imagen mediante un esqueleto. Para ello
se apoyan en una función de Morse discreta en donde cada región de la imagen tiene el valor
de su intensidad en escala de grises. El análisis de esta función, que se realiza mediante el
algoritmo descrito en Robins et al. [21] y donde se utiliza su campo vectorial gradiente,
permite quedarnos con la información relevante de la imagen eliminando los efectos del
ruido, vía la cancelación de celdas críticas. Esto conlleva a que, por ejemplo, se pueda
determinar la información importante sobre la estructura de un espacio de un material
poroso en el que se pretende incorporar en futuros modelo de desplazamiento de fluidos en
estas geometrías.
A continuación, exponemos brevemente un ejemplo del estudio de imágenes digitales:
secuencias de imágenes meteorológicas cuyo análisis permite obtener predicciones de fe-
nómenos meteorológicos. En particular, estudiaremos la intensidad de precipitación. Para
ello, necesitaremos un esqueleto y una función de Morse discreta definida sobre este esque-
leto de la imagen que nos permitirá analizar la evolución de sus celdas críticas así como la
conexión que hay entre ellas mediante los caminos del campo vectorial gradiente.
3.2 Aplicaciones 63
Tal y como muestra Kovalevsky [13], el mejor modelo topológico para analizar imágenes
es un complejo celular cúbico. Por tanto, pensemos en una cuadrícula en un espacio eucli-
diano, que nos proporciona una descomposición del espacio en celdas cúbicas obteniendo
un complejo celular cúbico X. De este modo, tenemos las siguientes relaciones:
Un vértice ν de X se corresponde con un píxel de la imagen.
Una arista σ de X cuyos vértices son ν0 y ν1 se corresponde con la arista que com-
parten los dos píxeles asociados a ν0 y ν1 .
Un cuadrado τ de X cuyos vértices son ν0 , ν1 , ν2 y ν3 se corresponde con el punto
de intersección de los cuatro píxeles asociados a ν0 , ν1 , ν2 y ν3 .
Podemos ver esta interpretación en la siguiente imagen, en donde a la izquierda se
muestran 9 píxeles de una imagen enumerados del 1 al 9, mientras que a la derecha se
muestra su complejo celular cúbico asociado.
Para poder analizar este complejo mediante la teoría de Morse discreta, necesitamos
especificar una función función de Morse discreta definida sobre él. En este caso, conside-
ramos una función f que asigna a cada píxel de la imagen su intensidad de precipitación,
esto es, tenemos f definida sobre los vértices del complejo. Extendemos la función f a los
demás elementos de X de la siguiente forma. Para una arista σ de X cuyos vértices son
ν0 y ν1 , tomamos f (σ) como la media aritmética de los valores de ν0 y ν1 . Así mismo,
para un cuadrado τ de X cuyos vértices son ν0 , ν1 , ν2 y ν3 , tomamos f (τ ) como la media
aritmética de los valores de ν0 , ν1 , ν2 y ν3 . De esta forma, obtenemos que las celdas críticas
de dimensión 0, 1 y 2 son de la siguiente manera.
64 3 Epílogo
En la primera imagen, el píxel que se corresponde con el vértice ν del complejo tiene
un mínimo local en cuanto a la intensidad de precipitación.
En la segunda imagen, se tiene que los valores f (ν1 ) + f (ν4 ) y f (ν3 ) + f (ν6 ) son
mayores que f (ν2 ) + f (ν5 ). Por tanto, los píxeles que se corresponden con los vértices
ν2 y ν5 , si se consideran juntos, tienen una menor intensidad de precipitación que sus
píxeles horizontales adyacentes. Por otra parte, se tiene que el píxel asociado a ν2
tiene mayor intensidad de precipitación que el píxel ν0 , y el asociado a ν5 tiene una
intensidad mayor que ν7 .
Finalmente, haciendo uso de la teoría de Morse, se obtienen los caminos que conectan a
celdas críticas y, junto con la construcción de diagramas de bifurcación, se tienen conexiones
entre las celdas críticas de diferentes imágenes que están hechas en distintos intervalos de
tiempo, por lo que se pueden obtener conclusiones sobre la predicción de precipitaciones.
Este desarrollo puede verse en [4].
Bibliografía
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