Candombe porteño:
“Es un repertorio muy grande, muy vivo, muy vigente, pero puertas adentro”,
afirma y devela una particularidad más sobre los afroporteños: “Para ellos, el
tambor no es un instrumento de percusión, porque consideran que al tambor no se
lo golpea, que es una falta de respeto, y percutir implica un golpe. Por eso mismo
ellos no se consideran percusionistas sino tamboreros: hacen hablar al tambor. El
tambor es un medio que habla, es el pasado que ellos evocan acariciándolo con las
manos, es el nexo con ese pasado colonial. Ellos saben que provienen de África,
esa es la raíz de donde vienen todos. Son hermanos, obviamente, con los
afrouruguayos, pero comparten ciertas cuestiones y otras no. A los afroporteños el
candombe uruguayo les puede gustar o no, a título personal, pero no lo reconocen
como algo propio de su cultura. Entonces, el candombe porteño es un género
musical pero también es un género social, porque ellos construyen su identidad a
través de él. No es que son afroargentinos y por eso hacen candombe. El
candombe es historia y les va enseñado a ellos a ser afroargentinos. Las letras del
candombe cuentan su historia. Es un juego de palabras entre contar la historia, que
es lo que hacemos los investigadores, y cantar la historia. Entonces se juega con
eso: cantamos la historia, a través de las letras de los candombes para contar qué
pasó aquí con la esclavitud”.