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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Educación
Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Castellano
María Fernanda Rodríguez
Literaturas Orales

PRIMER TRABAJO PARCIAL

Al ser la palabra el insumo básico del escritor para construir su narración y transferir al lector
la imagen que habita en su cabeza, se hace necesario que la búsqueda y el uso de esta encausen el
sentido y la coherencia necesaria para construir una historia verosímil, y que este ejercicio en si
mismo nutra las posibilidades creativas y simbólicas del autor; habitan en el relato elementos
además de la palabra que alimentan esa búsqueda y que provienen de vincular la cultura, el
contexto, lo sensible y subjetivo en torno a la verdad posible de quien escribe, ya sea fantasía o
realidad, estos elementos deben ser dialogantes, simultáneos y sincréticos para el logro de los
objetivos. El diálogo efectivo entre la imagen y la palabra tiene en su tránsito hacia el lector un
primer paso en la subjetividad del autor, pronto el escritor migra hacia la expresión escrita y esa
nueva posibilidad de comunicación diferente y vital, exige otra significación de las palabras, de
los olvidos, las vaguedades, otra aplicación de la sintaxis, la semántica y la gramática que
aportan a la lucidez del relato más allá de la historia misma o la interpretación simbólica de su
contenido; a propósito del símbolo, por ejemplo, debe haber sincronía en los elementos que
constituyen y garantizan la existencia de símbolos dentro de la historia pues estos están sujetos a
la interpretación subjetiva de los individuos en un momento y contexto determinado, su valor se
establece de acuerdo a la capacidad de cohesionar a varios en torno a lo sensible y coherente que
genera su interpretación. Aunque su apropiación y sentido es un hecho social, comunitario, está
ligado a situaciones subjetivas particulares que se construyen a lo largo de la vida, o en este caso
a lo largo del relato, en escenarios de condiciones únicas como la geografía, la raza, la cultura, el
idioma y la herencia de lo verbal y lo material que aportan en la expresión de los temores, los
deseos, los afectos y las aspiraciones de los individuos o un grupo humano cualquiera en
situaciones de la vida diaria. Es entonces el símbolo, en los relatos, un elemento vulnerable a la
acción implacable del tiempo y la variación de los contextos, en consecuencia quien escribe debe
cercar el tiempo histórico, el tiempo biológico, la lógica y la cultura de un escenario literario, tal
como en la realidad sucede.

La intención literaria del autor libra además de lo expuesto, otros desafíos en la construcción
y articulación de la historia, es así que establecer la génesis del relato entre realidad o ficción
parte de motivaciones e intereses distintos, con distintas exigencias el autor de ficción elabora
una verdad posible pues “Lo importante para quien narra, sobre un papel o sobre el viento, con
letras o con palabras, es que su verdad sobre la realidad sea verosímil, que parezca verdad, que
sea creíble…” (Angarita, 2010, pág. 51) así no lo haya vivido el ser interpreta las posibilidades
de realidad en las situaciones que plantea una historia y las válida para acogerlas en lo subjetivo.
Lo verosímil también está delimitado por las palabras usadas en un contexto literario
determinado y por la capacidad creativa del autor. En los olvidos también tenemos posibilidades
creativas de una narrativa, en una historia pueden persistir los olvidos y es posible que quien lee,
se apropie del espacio de sus secuelas, de las vaguedades consientes e inconscientes del autor
con el fin de enriquecer y humanizar las historias. Otros roles efectúan la memoria y los
recuerdos en la articulación de un relato, son a través de una historia mecanismos de evocación
de realidades no disponibles por otras fuentes para la reflexión y conocimiento de quien lee,
están siempre afectados por las impresiones de quien cuenta por tanto imprimen en los relatos
sesgos emocionales que enriquecen la humanidad de los hechos y las cualidades de los entornos;
son además elementos, en cada individuo, fuertemente seleccionados lo que en sí mismo permite
la originalidad total de las narraciones aunque en la tradición oral de muchos grupos humanos se
ha concertado un único discurso memorístico, lo cual garantiza la sobrevivencia de las herencias
orales más valiosas.
Bibliografía
Angarita, L. (2010). Literaturas Orales. Bogota: Facultad de Educacion Pontificia Universidad
Javeriana.

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