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Vulneración de los derechos

fundamentales en los
procedimientos para el
juicio sobre delitos leves
Penal
15 de Octubre de 2018

Numerosas veces los Abogados vemos como en esta


clase de procedimiento, regulado en el Libro VI de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal, se hace tabla rasa del
abanico de derechos fundamentales contemplado en
el artículo 24 de la Constitución Española, siendo una
práctica habitual de la Policía, secundada numerosas
veces por los Juzgados de Instrucción, el omitir ciertas
cautelas en la citación al denunciado, configurando
estas omisiones en el emplazamiento y citación un
cajón de sastre para cercenar el derecho a la tutela
judicial efectiva, en general, y el derecho de defensa,
en particular, no pudiendo hacerse recaer estas
defectos al denunciado, máxime cuando la mayoría de
las veces se debe a la propia desidia del Juzgado y de
la Policía Judicial .
Manuel Ángel Gómez Valenzuela,
Abogado
Graduado en Derecho por la UNED con Premio
Extraordinario

De este modo, uno de los defectos más frecuentes de las


citaciones al denunciado consiste en negarle a éste el
traslado escrito de la denuncia presentada en su
contra, o bien, omitir el deber que asiste a la Policía
Judicial de informar al denunciado de que puede
asistir al juicio con la correspondiente asistencia
letrada, que, aunque no sea preceptiva, garantiza aún más
si cabe el derecho de defensa, o la posibilidad de ir al
juicio con los medios de prueba de que pretenda
valerse, aspecto este último que en absoluto se antoja
baladí, al socaire de que si una de las partes no presenta las
oportunas pruebas en el momento del juicio se producirá la
preclusión, tal y como se infiere del artículo 969 LECrim.

Respecto a la primera omisión comentada, el negar el


traslado escrito de la denuncia presentada contra el
denunciado, el artículo 961.2 LECrim dispone que "a la
persona denunciada se le informará sucintamente de los
hechos en que consista la denuncia y del derecho que le
asiste de comparecer asistido de abogado. Dicha
información se practicará en todo caso por escrito",
diciendo, además, el artículo 967.1 LECrim, amén de que en
toda citación se informará al denunciado de la posibilidad
de ser asistido por abogado y de que deberá acudir al juicio
con los medios de prueba oportunos, que "a la citación se
acompañará copia de la querella o denuncia que se
haya presentado".

Por tanto, las dicciones legales reseñadas tipográficamente


no da lugar a ningún atisbo de duda: a toda citación para
el enjuiciamiento de un delito leve debe acompañarse
copia escrita de la denuncia, a fin de evitar cualquier tipo
de indefensión y con el objeto de que el denunciado
conozca, de manera fehaciente, los hechos en que se basa
la acusación sostenida contra él.

El Tribunal Constitucional, como no podía ser de otro modo,


condena este tipo de citaciones defectuosas, como patenta
la Sentencia núm. 132/1989, de 18 de septiembre, que
señala que el emplazamiento y la citación han de ser
realizados por el órgano judicial con todo el cuidado y
respeto de las normas procesales que regulan dichos actos
de comunicación como deber específico integrado en el
derecho a la tutela judicial efectiva, dado que el
emplazamiento, y en su caso la citación, no son un
formulismo, sino una garantía para el afectado en el
procedimiento y una carga que corresponde llevar
tanto a la Policía como al órgano judicial, formando
parte del núcleo del artículo 24 CE[1].

Es más, el respeto a las garantías procesales, tal y como


viene declarando el Tribunal Constitucional, ha de
preservarse en todo proceso judicial, también en el juicio
por delito leve (véase la Sentencia núm. 54/1985, de 18
de abril del Alto Tribunal), tanto cuando las partes
comparezcan por sí mismas, como cuando lo hagan con
asistencia letrada (nos remitimos al fundamento jurídico
tercero de la Sentencia núm. 12/2006, de 16 de enero, del
Tribunal Constitucional), agudizándose este deber en el
proceso penal por la trascendencia de los intereses en
juego (Sentencia núm. 91/2000, de 4 de mayo, del Tribunal
Constitucional).

Remitiéndonos a un acervo jurisprudencial de carácter más


concreto, la reciente Sentencia de la Audiencia
Provincial de Barcelona núm. 326/2017, de 16 de mayo
(JUR 2017\201498), estimó la nulidad de actuaciones en
un proceso de delito leve de lesiones ya que en la citación a
la denunciada no se acompaño copia escrita de la denuncia
interpuesta, ordenando retrotraer las actuaciones al
momento anterior a la celebración de la vista[2].

Igualmente, la Sentencia núm. 85/2016, de 2 de febrero,


de la misma Audiencia Provincial de Barcelona (JUR
2016\65605), declaró la nulidad del juicio por no remitir al
denunciado copia escrita de la denuncia, entendiendo el
Tribunal que se vulneraba el artículo 967.1 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal.
La Sentencia de la Audiencia Provincial de Girona núm.
248/2011, de 14 de abril (JUR 2011\260528), estima
igualmente la nulidad de actuaciones porque la citación al
denunciado no advirtió ni de la posibilidad de acudir
asistido de letrado ni con los medios de prueba con los que
intentaba valerse, ensayando el Tribunal ad quem el
siguiente razonamiento en su fundamento de derecho
primero:

"Es absolutamente preciso que en el momento que se


comparezca se conozcan los hechos en los que la
acusación fundamenta la responsabilidad criminal y la
prueba aproximada de la que puede intentar valerse. De
no ser así la sanción no puede ser otra que la nulidad por
haberse vulnerado un derecho fundamental con evidente
producción de indefensión".

La Sentencia núm. 33/2017, de 8 de mayo, de la


Audiencia Provincial de Cádiz (JUR 2017\154602),
ensayo semejante exégesis de la resolución citada supra al
estimar la nulidad vindicaba por el recurrente sentenciado
que las normas reguladores de los actos de
comunicación tienen un carácter esencial que es
incuestionable, atendiendo a que garantiza el derecho
de defensa, pues permite al destinatario de la citación
desplegar la conducta procesal que estime más
conveniente de cara a la tutela de sus intereses, en aras de
logar su absolución o que la condena sea lo más benigna
posible.
Por tanto, en todos estos casos que haya existido una
defectuosa citación o emplazamiento debemos, en el caso
de que hayamos asumido la asistencia letrada del
denunciado, proponer la suspensión del juicio en aras de
que se provea la citación con las meritadas formalidades
legales, procediendo, en caso de ser denegada la
suspensión, la interposición de un recurso de apelación por
infracción de normas y garantías procesales (artículo 790.2
LECrim) por mor de lo dispuesto en el artículo 238. 3º
LOPJ, que a la sazón establece que procederá la nulidad
del juicio "cuando se prescinda de normas esenciales del
procedimiento, siempre que, por esa causa, haya podido
producirse indefensión".

[1] Véase también la Sentencia núm. 37/1984 del Tribunal


Constitucional.

[2] En concreto, el fundamento de derecho segundo de la


sentencia citada se pronuncia en los siguientes términos:
"Así pues, no constando en la causa se le efectuara a la
apelante la información sobre los hechos objeto de
enjuiciamiento: no consta que al citarla se le facilitara la
copia de la denuncia presentada contra ella relativa a los
hechos por los que se le ha condenado finalmente en la
sentencia apelada: falta de lesiones; y habiendo
denunciado su Letrado tal falta procesal, y siendo
protestada la decisión de continuar el juicio, procede
estimar el recurso, con la declaración de la nulidad del
juicio oral y de la sentencia recurrida, por entender que se
le ha producido a Adela una efectiva indefensión,
debiéndose retrotraer las actuaciones al momento anterior
a su celebración a fin de que de nuevo se celebre con las
garantías previstas legalmente, por órgano judicial
distinto".

Manuel Ángel Gómez Valenzuela,


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