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El Cáncer

Duelo y depresión

Objetivo
Vincular las áreas de psicología y de cancerología para brindar apoyo
terapéutico y tanatológico a todo aquel individuo que inicie su proceso
clínico.

Justificación

Es de gran importancia crear una ruta de trabajo con los hospitales, en


áreas de oncología. El cancer en los pacientes llega a tener un impacto
emocional, personal e interpersonal, así como también en su núcleo
familiar.
El trabajo que se debe realizar con el paciente y la familia, tiene un papel
fundamental durante el proceso que se enfrentarán desde el momento
que reciben el diagnóstico.
El paciente se enfrenta a una serie de cuestionamientos y emociones
que se verán fracturadas siendo estas difíciles de manejar, es
importante contar con herramientas en esta etapa de tal manera que
sea más favorable, aceptada y enfrentada positivamente.
Cuando se realiza el diagnóstico se presentan una serie de situaciones,
aveces el paciente se presenta de manera individual y otras veces
existe el involucramiento de la familia.
El doctor o institución que remita dicho diagnóstico deberá canalizar al
paciente a un área de atención psicológica y tanatologica para iniciar un
proceso psicológico.
Se realizará una investigación directamente con los hospitales de
nuestra ciudad, para así poder crear un manual de intervención local
basado en experiencias clínicas para las personas que se dedican a
brindar un acompañamiento tanatologico y terapéutico, tampoco se ha
sistematizado esa información para saber el papel y el trabajo que
desempeñan con pacientes que acaban de recibir un diagnóstico.
Buscamos darle la estabilidad emocional que pierde al momento de ser
diagnosticado con cáncer. Y tenemos un fin profesional de apoyar a
todo que individuo que se enfrente a este proceso.
La salud mental es el bienestar de una persona, que experimenta como
resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognitivos,
afectivos y conductuales. Es el derecho humano de toda persona al
bienestar psíquico y emocional de identidad, dignidad, respeto y aún
tratamiento integral con el propósito de una óptima integración e
inclusión social.

Como psicológos en formación, sabemos que actualmente existen


muchas instituciones que hasta hoy cuentan con el apoyo psicológico
y tanatologico pero no en él área de cancerología y no de manera
directa desde el momento que se remite un diagnóstico.

Viabilidad de la investigación
En Tuxtla Gutiérrez Chiapas tenemos cinco hospitales locales que
tienen servicios tanatológicos y tienen acceso al área de cancerología
por lo que contamos con la accesibilidad, y con recursos humanos para
poder trabajar y llevar a acabo la investigación .

En la actualidad es una enfermedad que está teniendo impacto en la


sociedad y está es afrontada de una manera no favorable.

La OMS define al cancer como:


El proceso de crecimiento y diseminación incontrolados de células.
Puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo. El tumor
suele invadir el tejido circundante y puede provocar metástasis en
puntos distantes del organismo. Muchos tipos de cáncer se podrían
prevenir evitando la exposición a factores de riesgo comunes. Además,
un porcentaje importante de cánceres pueden curarse mediante cirugía,
radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en una fase
temprana.
Pensar en la etapa final de la vida y planificarla puede ser un periodo
difícil para los pacientes y sus familias. Cada persona tendrá
necesidades únicas y las enfrentará de diferentes maneras

Desde el punto de vista psicológico el padecimiento de cualquier


enfermedad considerada grave (aquellas que pueden conllevar la
propia muerte) es un acontecimiento vital especialmente perturbador.
La agrupación del conjunto de entidades mórbidas que conocemos en
el lenguaje cotidiano como “Cáncer” es ya en la actualidad la segunda
causa principal de muerte en el mundo occidental y su incidencia parece
seguir aumentando cada año. Por eso a pesar de los avances, el
término Cáncer sigue significando entre la población algo más que
perder la salud fiś ica, conformando en el paciente y en su familia una
importante carga emocional negativa, pesimista, generadora de soledad
cuando no de sentimientos de culpa. Estos procesos que aparecen a
menudo asociados a la confirmación diagnóstica, provocan a
habitualmente una cierta angustia de muerte que a veces les conduce
a experimentar la propia vida como un fracaso.
Independientemente de la localización, extensión o pronóstico del
cáncer, cada paciente inicia una andadura personal e irrepetible
calificada por alguno como viajar a la intemperie lejos de las “garantiá s
y seguridades” que nos ofrece la sensación subjetiva de salud y la
monotonia ́ de los hábitos cotidianos. Y esa andadura, aún cuando no
tengamos el amargo recuerdo de las vivencias previas con el proceso
amigos y familiares, podemos atestiguar en nuestra experiencia clin ́ ica
que está llena de aflicción y quebranto.

El impacto que tendría la psicología al tener las herramientas necesarias


para proporcionarles al paciente y familia el apoyo, de una manera
adecuada dándole soporte al proceso que se enfrenta con
profesionalismo y ética.

CÁNCER Y RESPUESTA EMOCIONAL


Volviendo al momento mismo de la comunicación diagnóstica, el
paciente y su familia que mantienen una serie de necesidades y
expectativas ligadas al ciclo vital en que se hallan, se encuentran ante
la una realidad que parece difić il de asumir, respondiendo
emocionalmente de forma muy diversa aunque las más habituales son
las de quebranto; Con etapas de duelos.

La adaptación al padecimiento de un cáncer, se ha definido como un


proceso continuo en el cual el paciente tiene que manejar su propio
sufrimiento emocional, solucionar problemas especif́ icos relativos a la
enfermedad, y “recuperar” el control sobre los acontecimientos de su
vida. La adaptación se refiere pues tanto a los aspectos emocionales,
cognitivos y comporta- mentales. Desde esta perspectiva se ha
desplazado la importancia desde la respuesta emocional hacia el estilo
de adaptación, y se han descrito tres amplias categoria
́ s de estilos:
1. Centradas en los problemas
2. Centradas en las emociones
3. Centradas en el significado

EL DUELO ANTICIPATORIO O IMAGINADO EN EL PACIENTE


ONCOLÓGICO
El Duelo Anticipatorio al que también podria ́ mos denominar Duelo
Imaginado comparte con los otros duelos la caracteriś tica fundamental
de ser una respuesta emocional frente a una pérdida. Que en este caso,
tiene la caracteriś tica fundamental de ser la propia y además no está
aconteciendo en la realidad presente sino en un futuro virtual fruto de la
capacidad de imaginar un desenlace. Pues de hecho la situación en la
que se desarrolla no es irreversible. Con el Duelo Anticipado comparte
que se producen antes que la pérdida cursando con los mismos
siń tomas, y se diferencia en reversibilidad/irreversibilidad de la situación
en la que se producen.

Creemos que el Duelo Imaginado es un sin ́ drome multidimensional que


sucede en situaciones reversibles anticipando una pérdida, que no se
puede elaborar de ninguna manera (al no ser real), y que se caracteriza
por:
1. Sentimientos de intensos de Rabia y de Hostilidad contra el
mundo. Algunos pacientes hacen hincapié en la injusticia radical
que supone su estado.
2. Sentimientos de Culpa, focalizados habitualmente en el pasado
(sobre lo que se hizo o lo que se dejó de hacer en relación a la
enfermedad) pero a veces proyectados también hacia el futuro.
Sentimientos de pérdida irremediable (nada se puede hacer, ya
no sirve de nada ...) que no ceden ni aceptan ningún
razonamiento.
3. Tensión interna exacerbada, como si necesitaran estar en un
estado de permanente alerta.
4. Humor deprimido, pena, pesar, aflicción o sufrimiento y ante todo
una profunda desesperanza y desconsuelo.
5. Anhedonia, disminución evidente del interés por el mundo que les
rodea, por el presente, por la vida cotidiana.
Se debe trabajar con manejo terapéutico para que el paciente y la
familia maneje de manera diferente este proceso.
Pasan por etapas de duelo y depresión.
Consecuencias
Puede surgir oposición por parte de el paciente y los familiares, al
momento de llevar a acabo la terapias y realizar los test para poder
determinar si existe depresión o en qué etapa de duelo podrían estarse
suscitando.

Planteamiento del problema


El impacto emocional, físico y psicológico que puede llegar a tener un
individuo al recibir la noticia ante esta enfermedad.

Nos realizamos cuestionamientos acerca de quién vive más fuerte el


duelo si el paciente o la familia.
Quien vive la depresión más fuerte o al mismo tiempo.
Que actitudes perciben los médicos al momento de dar el diagnóstico,
y cómo reaccionan después de haberlo recibido.

Las 5 etapas del duelo

Desde 1969 en este campo de la psicología domina la teoría de las 5


fases del duelo, desarrollada por la psiquiatra suizo-estadounidense
Elisabeth Kübler-Ross.

En su libro "Sobre la muerte y el morir" presentó este modelo general


de cinco etapas de duelo que explican cómo se sienten las personas en
distintos momentos de su luto y cómo tienden a actuar.

Eso significa que no todas las personas en fase de duelo tienen por qué
atravesar las 5 etapas, y que aquellas que atraviesan no aparecen
siempre en el mismo orden. Sin embargo, Elisabeth Kübler-Ross
consideró que estas etapas sí eran útiles como sistema de categorías
para poder conceptualizar de un modo relativamente simple todos los
matices del modo en el que se gestiona el duelo, una fase que en
algunos casos se expresa a través de la labilidad emocional.
1. Etapa de la negación

permite amortiguar el golpe y aplazar parte del dolor que nos produce
esa noticia. Aunque parezca una opción poco realista, tiene su utilidad
para nuestro organismo, ya que ayuda a que el cambio de estado de
ánimo no sea tan brusco que nos dañe.

La negación puede ser explícita o no explícita, es decir, que aunque nos


expresemos verbalmente aceptando , a la práctica nos comportamos
como si eso fuese una ficción transitoria, es decir, un papel que nos toca
interpretar sin que nos lo creamos del todo.

En otros casos, la negación es explícita, y se niega de manera directa


la posibilidad de que se haya producido la muerte.

La negación no puede ser sostenida de manera indefinida, porque


choca con la realidad que aún no se ha llegado a aceptar del todo, así
que terminamos abandonando esta etapa.

2. Etapa de la ira

La rabia y el resentimiento que aparecen en esta etapa son fruto de


la frustración que produce saber que se ha producido y que no se puede
hacer nada para arreglar o revertir la situación.

El duelo produce una tristeza profunda que sabemos que no puede ser
aliviada actuando sobre su causa, porque la muerte no es reversible.
Además, percibida como el resultado de una decisión, y por eso se
buscan culpables. Así, en esta fase de la crisis lo que domina es la
disrupción, el choque de dos ideas (la de que la vida el lo deseable y la
de que la muerte es inevitable) con una carga emocional muy fuerte, por
lo que es fácil que se den estallidos de ira.
Así, es por eso que aparece una fuerte sensación de enfado que se
proyecta en todas las direcciones, al no poder encontrarse ni una
solución ni alguien a quien se le pueda responsabilizar completamente
por la muerte.

Aunque una parte de nosotros sepa que es injusto, la rabia se dirige


contra personas que no tienen la culpa de nada, o incluso contra
animales y objetos.

3. Etapa de la negociación

En esta etapa se intenta crear una ficción que permita ver la muerte
como una posibilidad que estamos en posición de impedir que ocurra.
De algún modo, ofrece la fantasía de estar en control de la situación.

En la negociación, que puede producirse antes de que se produzca la


muerte o después de esta, fantaseamos con la idea de revertir el
proceso y buscamos estrategias para hacer que eso sea posible. Por
ejemplo, es frecuente intentar negociar con entidades divinas o
sobrenaturales para hacer que la muerte no se produzca a cambio de
cambiar el estilo de vida y "reformarse".

Del mismo modo, el dolor es aliviado imaginando que hemos


retrocedido en el tiempo y que no hay ninguna vida en peligro. Pero esta
etapa es breve porque tampoco encaja con la realidad y, además,
resulta agotador estar pensando todo el rato en soluciones.

4. Etapa de la depresión

En la etapa de la depresión (que no es en sí el tipo de depresión que se


considera trastorno mental, sino un conjunto de síntomas
similares), dejamos de fantasear con realidades paralelas y volvemos al
presente con una profunda sensación de vacío.

Aquí aparece una fuerte tristeza que no se puede mitigar mediante


excusas ni mediante la imaginación, y que nos lleva a entrar en
una crisis existencial al considerar la irreversibilidad de la muerte y la
falta de incentivos para seguir viviendo en una realidad en la que el ser
querido no está. Es decir, que no solo hay que aprender a aceptar que
la otra persona se ha ido, sino que además hay que empezar a vivir en
una realidad que está definida por esa ausencia.

En esta etapa es normal que nos aislemos más y que nos notemos más
cansados, incapaces de concebir la idea de que vayamos a salir de ese
estado de tristeza y melancolía.

5. Etapa de aceptación

Cuando se aprende a seguir viviendo en un mundo en el que ya no está,


y se acepta que ese sentimiento de superación está bien. En parte, esta
fase se da porque la huella que el dolor emocional del duelo se va
extinguiendo con el tiempo, pero también es necesario reorganizar
activamente las propias ideas que conforman nuestro esquema mental.

No es una etapa feliz en contraposición al resto de etapas del duelo,


sino que al principio se caracteriza más bien por la falta de sentimientos
intensos y por el cansancio. Poco a poco va volviendo la capacidad de
experimentar alegría y placer, y a partir de esa situación las cosas
suelen volver a la normalidad.

Un ciclo para pasar a sentirse mejor


Tal y como hemos visto, el duelo puede adoptar muchas formas,
haciendo que el sentimiento de pérdida se vaya transformando a
medida que va madurando nuestra manera de experimentar esa
vivencia. La clave está en el modo en el que aprendemos a convivir con
la idea de que aquello que amábamos ya no volverá a estar presente,
ya fuese una persona, un objeto o una parte de nuestro propio cuerpo.

Para superar estas pérdidas, que en un inicio suelen ser sentidas a


través de una sensación de desesperanza y desasosiego, hay que
llegar a asumir que a partir de ese momento nos tocará vivir en un
mundo distinto, uno en el que aquello que añoramos ya no está.

Eventualmente, es posible reconciliarse con esta realidad y seguir hacia


adelante manteniendo una salud mental equilibrada y sana, ya sea
habiendo recurrido a psicoterapia o sin haberlo hecho, en caso de que
no haya hecho falta. Prácticamente ningún hecho es lo suficientemente
terrible como para que no podamos superarlo de un modo u otro,
esforzándonos e invirtiendo tiempo en ello. La evidencia empírica
muestra que en la gran mayoría de los casos se da una recuperación
anímica tras eventos intensamente dolorosos como la muerte de un ser
querido.

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