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04.

“Que el siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para
con todos, apto para enseñar, sufrido; Que con mansedumbre
corrija a los que se oponen: si quizá Dios les dé que se arrepien-
tan para conocer la verdad.”
2 Timoteo 2: 24 – 25 RVA

“La paciencia calma el enojo;


las palabras suaves rompen la resistencia.”
Proverbios 25:15 DHH

“Y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón;


y hallarán descanso para sus almas.”
Mateo 11:29 RVR1960

“Por lo cual, desechando toda inmundicia


y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre
la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.”
Santiago 1:21 RVR1960
... en todo lo que hemos perdido por ignorar el poder de la manse-
dumbre, y en cuántas veces nos hemos dejado provocar por causa
de otras personas.

1. Dios nos está llamando a ser y no a parecer. La mansedumbre no


debe ser por apariencia, sino que verdaderamente nazca de nuestro
carácter.

2. Necesitamos un corazón que no se deje provocar, que no se ofen-


da fácilmente, y que entienda que no estamos llamados a ser perso-
nas conflictivas, sino mansos en todo momento.

3. ¿Sabías que la mansedumbre es persuasiva? La persuasión es la


capacidad o habilidad que alguien dispone para cambiar la actitud
o comportamiento de una persona. La fuerza de la mansedumbre
es lo que necesitamos para obtener el control de lo que sentimos.

4. Si queremos corregir o disciplinar a alguien y que realmente nos


funcione, debemos hacerlo con amor. La corrección con mal genio
no funciona, levantar nuestra voz solo nos permite estar a la defen-
siva y en una resistencia total con los que tenemos a nuestro alrede-
dor.

5. La mansedumbre es la herramienta correcta para aprender a co-


rregir. Aunque no tengamos la misma manera de pensar, no debe
convertirnos en personas iracundas que pelean por todo.

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