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IIOIIYJiffPHbIE JIEKUIDI no MATEMAT~RE

H. M. flrJIOM

HEOBblKHOBEHHAJI
AJirEBPA

H3AATEJJl>CTBO
«HAYXA»
LECCIONES POPULARES DE MATEMATICAS

l. M. YAGLOM

/\. LGE13RA
EXTRAORDI NARIA

Segunda edición

Tr111.lucido del ruso por Carlos Vega,


C11nrli1fa to a Doctor en Cioncia8' fíaico-mat.einát.ica!;t,
C11lcdrátic.o de Matemáticas Superiores

EDITORI AI, MJR


MOSCU
Primera edición 1977
Segunda edición 1983

Ha ucnanciwM JUJWKe

©Traducción al español. Editorial Mir, 1977

IMPRESO EN LA URSS
INDICE

§ f. Algebra de los números y álgebra


de los conjuntos 7
§ 2. Algebras de Boole 22
§ 3. Otras propiedades de las álgebras de Boole:
princi pio de dualidad;
igualdades y desigualdades booleanas 36
§ 4. Conjuntos y proposicion es;
álgebra de las proposiciones 51
§ 5. «Leyes del pensamiento» y reglas
de la deducción. 60
§ 6. Pl'oposiciones y circuitos de contactos 66
Apéndice. Definición deJ álgebra de Boole 76
Respuestas y sugerencias a ejercicios 78
Bibliografía 82
7

§ 1.
ALGEBRA
DE LOS NUMEROS
Y ALGEBRA
DE LOS CONJUNTOS

En la escuela, durante las clases de Aritmética y de Alge-


hra, se estudian números· de la más d iversa índole. En el
primer grado los alumnos se encuentran con los núqieros
enteros que no les crean dificultades, pues en su mayoría
vienen .a la escuel a teniendo cierto conocimiento de los
mismos. Pero más t arde aparecen nuevos y nuevos <1números1>;
ahora ya nos hemos acostumbrado a ellos y no uos sorprenden;
pero no menos cierto es que ca4a vez quo se amplia el concepto
de número tenemos que deshacernos de unas u otras ilusiones.
El número (entero) responde a la pregunta de cuántos objetos
contiene una u otra colección; por ejempJo. de cuántas manza-
nas hay en una cesta, de cuán-tas páginas. t.iene un Hbro o de
cuántos varones hay en un aula. ¿Y las fracciones? ¿Acaso
1. t
puede haber en un aula 33 varones o aparecer. 3 platos en
3 4
1
una mesa? Claro que no. P ero en Ja mesa puede haber 4 2
manzanas, uua película pµede durar 1 ! horas e incluso
'1 •
puede haber en un estante 6 2 libros (lo que no habla a favor
del dueño de los libros pero tampoco contradice el sentido
común). Apenas nos acostumbramos a que puede haber un
número fraccionario de objetos. aparecen los números negati-
vos. Cl~ro está que en un estante no puede haber -3 libros;
esto seda ya contranatural. Pero un termómetro puede marcar
-5º y tú puedes tenel' - 50 kopeks; lo último, desde luego 1
es muy lamentable , pero sólo para ti y no para las Matemáti-
cas. Y en los grados superiores aparecen números verdadera-
mente «terribles»: primero l os irracionales, como es V2.

8

y después los imaginarios, como es 1 + 2i 1


}; los propios
nombres explican la actitud del hombre hacia estos n úmeros
hasta que se acostumbró a ellos. Es posible que tú los ignores
por ahora y sólo los conozcas m ás adelante 2); esto no es óbice

o.. b manzanas ab mMzanas

óóCJ[óóóó ó o:c ó:c ólb ó


CJ óó:oóoó ó óJó ó !ó ó ló ó
óóóit>óóó e ó:c c:c c:c o
"--v--" '--..--' ~ '--r-'
' - - - - v - ' '-----v-----' b b b b
o monza11as b mo.nzonos manzanas~ ~anzonos

o grupos de manza,,as
FJ(i , l FlG. 2

para que leas este lib ro. Los n\Ípleros irracionales e imagina-
rios están muy lejos de la idea pri maria del número en t anto
que característica de la cantidad de objetos; sin embargo ,
también llevan el nombre de «números•.
¿Qué es lo que tienen de común todos estos tipos de nú-
meros? ¿qué obliga a darles el mismo nombre de «número&?
La semejanza principal entre todos los tipos de números
consiste en que se pueden sum ar y multiplicarª). Pero esta
semejanza es bastante relativa: aun cuando podamos sumar
y multiplicar números de todos los tipos, estas operaciones
tienen sentido absolutamente distinto en los djferentes casGS.

1
) Los números de tipo 1 +
2i suele.o denominarse
aetualmen'e complejos; el término imaginario (o tma.gtnarlo puro)
se emplea para los números como 2t o - ·V2t (en contraposición, Los
números como 1, - ~ o y2 suelen denominarse ual n).
ª) Una exposición lúcida y sencilla de los distin-
tos tipos de núme.ros aparece en el libro de l. Ni ven, N umbres: raltonal
and irrattonal, Random Housa, New York, 1961.
3J Pero no restar ni tampoco dividir: si conocemos
s6lo los números _pos tivos, no podemos restar del número 3 el núme-
ro 5; si conocemos sólo los números enteros, no podemos dividir el
número 7 por e1 número 4.
9

Así, sumar dos números énteros positivos a y b significa


hallar el i1úml'ro de objetos comprelididos en la unión de dos
eolecciones, una de a y otra de b objetos: si en una clase de
séptimo grado 11ay 35 alumnos y e.n otra clase del mismo gra-
do hay 39 alumnos, en ambas clases do esto grado habrá
35 + 39 = i4 alum.11os (véase también la fig. 1). Do mod<>
análogo, multiplicar los números enteros positivos .a y b
sjgnífíca hallar el número de objetos rlel conjunto de a
colecciones con ·b objetos en cada una: si en una escuel_a hay
3 clases de séptimo g1•ado y en cada una estudian 36 alum-
nos, e.n la escuela habrá 3. 36 = 108 alumnos de séptimo grad<>
(véase también la fíg. 2). Pero se h~ce im_posible extender e11
esta forma las definiciones de la adición y de la multiplíca-
ció11 al caso de las fracciones ni° al cielos números negativos
(de Jos númel'os irraciona1es e imaginarios preferimos incluso
no hablar aquí).
De tal manera. llegamos, al parecer, a la conclusión si-
guiente: denominamos ~on la :misma palabra «número» dis-
tintos tipos de números debido a que todos se pueden sumar
y multipl.ícar; Jlero las propias operaciones de adición y de
multiplicación son absolutamente distfütas según los dife-
rentes tipos de números. Sin embargo, aquí nos hemos apre·
STil'~dO'-un poco: de hecho, la adición de los n úmeros enteros
y la adición de las .fracciones no son operaciones tan absolu-
tamente distintas. Más exactamente, las definiciones de estas
operaciones son efectivamente diferentes; ahora bien, sus
propiédades .son absolutamente idénticas. Asi, para números
de cualquier fodole
a+ b =b +a --y ab =:ba;
ley conmu tativa de la le.y conmutativa de la
ndici6n multiplicación
(a+b)+c=a+(b+c) y (ab)c=a (bc);
foy asociativa de In fo}r asocialíva de l:i
adición milt.iplicación
en todos los casos existen dos números especiales O -y f , tales
q'ue
a+ O= á y a·1= a
para todo número a. Y para el Álgebra moderna es tfpico el
siguiente _punto de vista acerca del contenido de esta.materia:
el Álgebra estudia algunos sistemas (distintos) de números
10

para los cuales están definidas las operaciones de adición y


de multiplicación 'Iue, verifican las leyes ya señaladas y otras
como, por ejemplo,

(a + b) e = ac + be,
ley. distributiva do la multiplicacióu respecto a la sumtl

donde a, b y e son núme1·os de cualquier índole.


La cxist~ncfa en los sístemas de números de dos operacio-
nes -la adición y Ja multiplicación- origina cierto parale-
lismo tanto más manifiesto por cuanto las propiedades de la
adición se parecen mucho a las de la multiplicación. Este
paralelismo se observa, por ejemplo , en que cualquier interro-
gado sustituirá en la 4proporcióni> extraña
adición multivlicaci6n
rosta ?

el signo de interrogación por «divisíórn sin reparar mucho en


lo que significa está «proporción»; también se observa en que
los alumnos, e incluso sus padres, confunden ftecuéntemente
los términos de «número opuesto» (el número -a que sumad\>
con el número a da O) y de «número inverso'& (el número 1/a
cuyo producto por el n.úmero dado a es igual a 1) 1 así como
en la similitud que existe entre las propiedades .d e la progre-
sión aritmética (serié de números en la cual la diferencia en-
tre dos números sucesivos cualesquiera es la misma) y la
progresión geométrica (serie de n úmeros en la cual el cociente
rlc dos números svce&ivos cualesquiera es el mismo).
Sin embargo, no siempre se observa esta semejanza, este
poJ·alelismo. Por ejemplo , el número O desempeña un pa:pel
especial no sólo respecto a la adición sino también respecto
a la multiplicación: esto se expresa en que para todo número a
a·O =O
(de aqui resulta, en particular, que n.o se puede dividir por O
un número distinto de O). 1\.:hora bien, si en la última igualdad
sustituimos la muJ tiplicación por la ad ic ión y el cero por el
uno, obtendremos una «igualdad.» extraña
válida sólo para a = 0 1). Además, si en la ley distributiva
(a + b) e = ac + be sustituimos la adición por la multipli-
cación y vicever$a, obtendremos la «igualdad»
ab +
e = (a +
e) (b e) +
con la que nadie, por supuesto, estará de acuerdo. [Como
es obvio que
(a+ e) (b +e) = ab ac + +
be + c2 = ab+c (a+ b+c),
resulta que (a + e) (b + e) = ab +
e sólo si e = O o si
a+b+c=i.1
Pero el Álgebra conoce también otros sistemas, no numé-
ricos, en los que también se pueden definir las operaciones de
adición y de multiplicación más similares entré sí que la
adición y la multiplicación de los números. Consideremos,
por ejemplo, el «álgebra de los conjuntos» que es muy impor-
tante. Se entiende por conjunto una colección cualquiera de
objetos arbitrarios denominados elementos del conjunto:
se puede hablar del ((Conjunto de los alumnos de una clase
de séptimo grado&, del "'conjunto de los puntos de un círculo»,
del «conjunto de los puntos de un cuadrado», del «conjunto
de los elementos de la tabla periódica de Mendeléev», del
«conjunto de los números pares». del «conjunto de las notas
de los alumnos d 1.1 una clase». del «conjunto de los elefantes
de la India», del «conjunto de las faltas gramaticales en tu
composición», etc. Resulta bastante claro cómo puede defi-
nirse la «Suma de dos conj~nt.os»: entenderemos por suma
A + B del conjunto A y del conjunto B simplemente la unión
de ambos conjuntos. Por ejemplo , si A es el conjunto de varn-
oes y B el conjunto de hembras de tu clase, A + B es el
conjunto de todos los alumnos de tu clase; si A es el conjunto
de todos los números enteros positivos pares y B es el con-
junto de todos los números divisibles por 3, el conjunto
A + B
{2, 3, 4, 6, 8, 9, 10, 12, -14, 1.5, 16, 18. 20, 21, 22, ... }
consta de unos y otros números; si A es el conjunto· de los
puntos del óvalo sombreado en la fig. 3 horizontalmente y

1
+
) Si la igualdad a 1 = 1 {uese válida para todo
a, sería imposible restar t a cualquier número distinto de t; esto, por
supuesto, es falso; así 3 - t = 2.
12

B es el conjunto de los puntos del óvalo sombreado oblicua-


menté, el conjunto A + B es toda la región sombreada en la
fig. 3. Está claro (véase, por ejemplo, la fig. 3) que para
cualesquiera dos conjuntos A y B
A + B = B + A,
o sea, para la adición de conjuntos se cumple la ley conmuta-
tiva. Además, por supuesto, cualesquiera que sean los con-
juntos A, B y C siemp1·e
(A + B) + C = A + (B + C),
o sea, tiene lugar la ley asociativa de la adición de conjuntos.
El conjunto (A + B) + C (o A + +
(B C)) se puede indicar

1-' IG. 3

simplemente por A + B + C omitiendo los par~ntesis¡


representa la unión de los tres conjuntos A, B y C (asi, en la
fig. 4 el conjunto A + B + C coincide con to<fa la región
sombreada).
Convengamos ahora en denomtnar producto AB de los
conjuntos A y B la parte común o la intersección de estos con-
juntos. As.í 1 si A es el conjunto de ajeP.recistas de tu clase y B
es el conjunto de nadadores, AB será el conjunto de los
ajedrecistas diestros en natación; si A es el conjunto de los
números enteros positivos pares y B es el conjunto de los
13

números divisibles por 3, el conjunto AB


{6. 12, 18. 24, ... }
está formado por todos los números divisibles por 6; si el
conjunto A consta de los puntos dol óvalo sombreado en la
f!g. 5 horizontalmente y B es el conjunto de los puntos del

A 8
B

FIG.' FI(,. S

óvalo sombreado verticalmente, el conjunto AB quedará


cubierto en la misma figura por una treja» de líneas horizon-
tales y verticales. Está claro que también para la multiplica-
ción de conjuntos se cumple la ley conmutativa, o sea, para
cualesQ\)iera dos conjuntos A y B
AB=BA
(véase la misma flg. 5; se comprende también que el 4con-
junto AB de los ajedrecistas diestros en natación• y el «con-
junto BA de los nadadores diestros en el ajed.ren es un mismo
conjunto). Además, es igualmente obvio quo para la multi-
plicación de conjuntos es válida también la ley asociativa, o sea,
para cualesquiera tres conjuntos A, B y C
(AB) C = A (BC}.
El conjunto (AB) C o A (BC) se puedo indicar simplemente
por ABC omitiendo los paréntesis; r epresenta la parte común
3·1176
t4

o la intersección de los tres conjuntos A , By C (en la fig. 6


el conjunto ABC tiene un triple sombreado!)}.
Es notable qua para cualesquiera tres conjuntos A, B y C
se cumple también la. ley distributiva:
(A + B) C = AC BC. +
En efecto, si A e.s, digamos, el conjunto de los ajedrecistas
de tn clase, 8 es el conjWlto de los alumnos aficionados al

FIG. G

juego de las damas y C es el conjunto de los nadadores,


entonces A + B ·representa la unión de los conjuntos de l.os
ajedrecistas y de Jos. aficionados al juego de las damas, o sea ,
el conjunto de los alumnos aficionados a uno de estos juegos:
aJ del ajedrez o al de las damas (o, posiblemente, y al del
ajedrez y al de las damas) . El conjunto (A +
8) C se obtiene
del conjunto A + B dejando en la unión A +
B sólo aquo-

1 ) He aquí otro ejemplo que explica la ley asocia-


tiva de la multíplicaci6n do conjuntos. Sean A el conjunto de los
.números enteros divisibles por 2, B el conjunto de Jos números divi-
sibles por 3 y e el conjmito de los números divisibles ]JOr 5¡ entonces,
AB es ol conjunto de los números divisibles _por 6 y (AB) C es el con-
junto do los números divisibles p or 6 y pc>r 5, o sea, divisbles por 30.
De otro lado, BC es el conjunto de los números divisibles por 15 y
A (BC) es el c-0njunto de los números pares divisibles pot 15, o seu,
es de nue,·o el conjunto de todos los números (enteros) divisiblei;
por 30.
15

llos alumnos que además saben ~l~Hl ar. Pero ei-bí claro <1110
ohtendi'emos exactll.mcnte el mi!f.mo co11j1u1t.o formando Ja
+
unión AC BC del conjunto AC de Jos ajedrncistéls diestros
en ·natación y del c.onjnnto JJC <le Jos aHcionaclos al j'1ego rle
las damas <¡ue sahen nadar.
Es posible que esta explicación verbal lle la ley distl'i-
butiva te parezca farragosa. Convfeno emplea1· en tal caso l¡i

8 8

(a) (b)

Fii~. 7

representación gráfica. En la flg. 7, a el conju11to A + H


está sombreado }lOl'izontalmente y el COll)LllltO C1 vertical-
mente, de modo Q"lle el conjmHo (A + JJ) l' resulta cubierto
por 1.1na «reja» <le.líneas. Eu la fig. 7, b los conjuntos AC y IJC
están sombreados con líneas oblicuadas liada la dcrechn y
lla.cia la izquiCTda, respectivamente; el conjunto AC + BG
coi11cide con toda Ja región .sombreada on C$ln figura. Pero
es fácil ver que Ja región AC + BC somlwwcla en la Iig. 7, lJ
no rlifie1·e de la región (A + B) C dóblcmentc somLreada e.i1
la fig. 7, a.
No es difícil comp1·encler tfllÓ «conj\111to» doscmpcña el ·pa-
pel del ce1·0 en nuesLra «íllgobra de los c.011juJ1tos». En ~recto,
fa adición de ~i;te conjunto O (designaremos ol «conjunto
cero» por la letra O, similar por. su íorma al número 0)
no dehe alterar ningún conjnnt:o; luego, ol c-011j1rnto O no
contjene ningún eJt,meoto, es .«vacíol>. Puoocs sentir ol deseo
do excluir pol' comploto semejante ronj1wto vacío do la c.on-
16

sideraci6n: si el conjunto O no contiene elementos, representa


lln absurdo, y uo un conjunto, -y ni siquiera vale la pena
hablar de él. Sin embargo. tan tnfundado sería proceder de
esta manera como excluir el O del conjunto de los números
por el mero 11ecbo de que la •coleccióu de cero objetos tam-
bién es cvacíat y, al parecer, no tiene sentido hablar del
•número» de objetos que contiene. Pero, en Tealidad, sí
tiene sentido; y mucho. Si no tuviésemos el número O, no
podríamos restar uno de otro cada dos números (porque en
este caso la diferencia 3-3 no sería igual a nada), no podría-
mos representar, digamos, el número 108 (una centena, ocho
unidades y ninguna decena) en eJ sistema decimal de nume-
ración, como tampoco podríamos hacer otras muchas cosas;
no es casual que el surgimiimto de la idea del cero sea consi-
derado como uno de los acontecimientos más notables en
toda la historia de la Aritmética. Exactamente igual, si
no se incluye entre los conjuntos el conjunto vacío O, no
podremos señalar el producto (o la intersección) de dos con-
juntos cualesquiera: asl. es vacía la intersección tlo los
conjuntos A y B representados en la Iig. 8, como también es
vacía la intersección del conjunto de los alumnos de tu
clase que estudian en sobresaliente y del conjunto de los
elefantes. Y en generalt si nos negásemos a usar el concepto de
«conjunto vacío», en muchos casos tonrlríamos que hablar de
los conjuntos con gran recelo: ¿y si resulta vacío, o sea, no
existe, el «conjunto de los alumnos de quinto grado llama-
dos Andrés en la escuela Nº 6 de Leningrado»?
Está claro que si O es el conjunto vacío, entonces para
cualquier conjunto A
A +O= A.
No menos claro está que cualquiera que sea el conjunto A
siempre
A0=0,
ya que es necesariamente vacía la intersección de cualquier
conjunto A y del conjunto O carente de elementos (digamos,
la intersección del conjunto de las alumnas de tu clase y del
con junto de todos los alumnos de esto.tura superior a 2,5 m).
mn cuanto al «conjunto unidad1>, la situación es algo más
complicada. Este conjunto l (lo designaremos JlOI' la letra J,
similar por su forma al número 1) debe sel· tal que su producto
(o sea, intersección) con cualquier conjunto A tiene que coin-
i7

cidir con A. Pero du aquí se deduce que nucst1·0 4,;0ujunto 1


debo contener tod()S los elcmenLos de todos los coHjuntos A.
Está claro que semejante conjunto puede existir sólo si nos
limitamos a aquellos conjuntos A cuyos elementos se toman
de una determinada coleceión de «objetos.: a los coa.juntos de
los alumnos de una escuela o clase determinadas (por ejem-
plo, A puede ser el conjunto de los alumnos que estudian en

Fl<h 11 FHL 9

sobresaliente y B el conjunto de los ajedrecistas); a los con·


juntos formados por números enteros positivos (A puede ser
el conjunto de los números pares y B ol conjunto de los
números primos que no admiten más divisores que éllos
mismos y la unidad); a los conjuntos compuestos por puntos
que forman figuras pertenecien.tes a un determinado '!Uadra-
do como las representadas en las fig. 3, 4, 5, 6, 7 y 8. En
este caso entenderemos por J el •conjunto más grande» que
contiene todos los «objetos» considerados: el conjunto de
tOdos los. alumnos de la escuela o la clase consideradas, el
conjunto de todos los números enwros positivos o bien el
conjunt~. de todos los puntos del cuadrado (fig. 9). En el
«áJgellra de los conjuntos» este conjunto J lleva el nombre de
unitario o universo. Es obvio que para cualquier conjunto
«menor.» A (e incluso para el conjunto A que coincide con /)
tendremos
Al =A
18

011 plena corrcspondeucia con la condició11 quo define la uni-


dad.
De osLo ru odo vemos t1ue eu el ((álgebra du lo.s conjuntos»
construida las ley~ de l as operaciones se asemejan mucho a
las leyes del álgebra, referentes a los núm eros, que conocemos
<lol curso escolar de Ma·t emáticas; sin embargo, esta semejanza
con las leyes numéricas no es total. Es verdad que en el álge-
bra de los conjuntos tfonen lugar, como liemos comprobado,
casi todas las leyes principales válidas para los números;
pero en ella también se cum plen otras leyes que, posible-
mente, te parecerán extrañas . .Por ejomplo, hemos señala,do
ya que para los n úmeros no tiene lugar, como reg la, la ley
que resulta de la igualdad a·O = O si sustituimos en ella
Ja multiplicación por la adición y el cero por la unidad ya
que para casi todos los núm eros a tenemos a + 1 ef:::.1. En
cambio, en eJ álgebra de los conjuntos la situación es distinta :
aquí siempre
A + l = l.
En efecto, el conjunto I es, por definición , el «más grande•
y, por eso, es impo1:1iblo aumentarlo más: cualquiera que sea
al conjunto A (tomado entre los conjuntos considerados) que
agreguemos al conjunto unitario I , siem pre obtendremos
el mismo conjunto l.
Además, al sustituir en la ley distributiva (a +
b) e =
= ac + be la adición por la multiplicación y viceversa , he-
mos obtenido la «igualdad• absurda ah + e = (a +
e) X
X (b + e) que para los números resulta casi siem pre falsa.
En el álgebra de l os conjuntos la situación es otra: aquí
siempre (o sea, parn cualesquiera conjuntos A, 8 y C) tiene
lugar la igualdad
AB +C = (A + C) (B + C)
que exprega la segunda. ley distributiva (la ley distributiva ele
In adición respecto a la m ul ti plicación) del álgebra de los
co11j11ntos. En efecto, sean de nuevo A el conjunto <le los
ajodrecistas, D el conjunto de los aficionados al juego de las
dama.q y C ol conju nto de los nadadores oe tu clase. En tal
ca~o es eviclente que la intel'sección AB ele los conjuntos A
y R comprende a todos los alumnos diestros tanto en el aje-
ri rez como en el JllGgO ue las damas y crno la unión AB + C
Je loi:; C()11 juntos AJJ y C cons ta de todos los alumnos que son
19

nficionadm1 y al aJe.drez y al Juego ne !us damas u que saben


nadar (es posiLle qua son affo ion ~dos ul aJedrez, al jw.igo do
las dama ~ y a in natación). De olro ludo. J,1s u11iones A+ C
y lJ + C de tos conjuntos ;l y C y de los conjuntos B y C so
componen, respec~ivamento, cie los alumnos aficionados al
ajedrez o diestros en natación (o, posiblemente, aficionados
y a l ajedrez y a 1a natación) y de Jos alumnos aficionados al
juego de las damas o a la natación. Estó claro que Ja inter-
sección (A + C) (B + C) de estos dos últimos conjuntos

8
1 ...

(El) (b)

FIG, 10

comprende a lodos los alumnos diestros en natación y a torios


Jos alumnos que no saben nadal'. pero ~on aficionados tanto
al ajedrez como al juego de las damas, o sea, e.~ta intersección
coincide con el conjunto AB + C.
Puesto que esta explicación verbal te puedti pmecer eure-
vesada, daremos además una interpretación gráfica de la
sogunda ley distributiva. En la fig. 10, a la jntersccción AB
de los conjuntos A y H está somhroada con líneas oblicua.das
hacia la derecha y el conjunt9 C, con líneas oblicuadas hacia
la izquierda; toda la región sombrea.da en esta figura repr~­
senta el conjunto AB + C. En la fig. 10, b hemos sombreado
horizontalmente la unión A + e de los Conjuntos A y e y
verticalmente. la unión B + C de los conjuntos B y C; la
intel'sección (A + C) (B + C) do estas dos uniones qu~da
cubierta en <is ta figura por una «red». llero es fácil ver que
20

la 1•ogió11 de la fig. 10, b cubierta por la red t.le lineas hori-


zoutale:.i y vm-.t.icalos coiucitlo ~xacll!.meute cou la a·egió11 8om-
breada en la fig. 10, a; 1:1sLo domuestra precisamente la se-
gunda ley distributiva.
Señalemos, para terminar, otras dos leyes del álgebra de
los conjuntos que contradicen los conocimientos algebraicos
adquiridos en !a escuela. Es fácil comprender quo cualquiera
que sea el conjunto A, su unión con otro igual y su intersec--
ción con sí miSmo coinciden con el conjunto inicial A:
A + A = A y AA = A.
Estas dos igualdades se denominan a veces leyes idempotentes.
Es muy ventajoso el hecho de q1te )as leyes generales del
A1gebra conservan ona misma forma para todos los tipos de
números: gracias a ello, al pasar de los números enteros a los
frRccionarios o relativos (tomados con el signo «más» o «roe-
nos.1>)1 podemos utilizar plenamente los hábitos adquiridos
con ante•·ioridad y sólo Qecesitamos añadir otros (de acuerdo
a la res~rva más rica de números considerados), pero no ad-
quirir nuevos. La situación es enteramente distinta cuando
pasamos de los números a los conjuntos : aquí parcialmente
necesitamos también hábitos nuevos, ya que una serie de
leyes del álgebra de los conjuntos no tiene lugar para los
números 1).
1
) En esta diferencia entre las leyes del álgebra
do los conjuntos y las leyes numéricas radica precisamente la causa
de que en muchos textos la aclición y lo. multiplicación (o sea, la unión
y la intersección) de los conjuntos se indican con sig11os completamente
distintos de los signos corrientes + y ·; la unión de los conjuntos
A y B se lndfoa por A U B y la intersección de estos conjuntos, por
A íl D. Puesto que en este folleto tamhión hablaremos de otros siste-
mas algebraicos en los cuales la «adlciónt }'. la «muhiplicaciónt se
rigen por las mismas leyes que se dan en &I algehra de fos conjuntos.
resulLa natural que nos desentendamos de Jos símbolos U y íl p.ropios
precisamente de la teoría de los conjuntos; el deseo de subrayar la
escolar empuja a emplear los signos hnbi\nales de adición r
proximidad existente entro lns álgebras consideradas y el lilgebr;\
mu)ti-
pJioaoión. Sin embargo, conviono, por lo visto, escribir aqui a.s 11rin·
cipales leyes del álgebra do los conJuntoa Lambión en las designaciones
estándar de 1n teoria de los conjuntos:
11 u .H = B u A y A n B = B n A;
leyes conmutativas
(A u /J) u e = A u (ll u C) y (A n B) n e ..,,. A n (ll n C);
loyos asodnlivas
21

l~numeromos cstai:i leyes nttevas. E11t.rc ollas figura Ja


rolación
A.+l=I
<¡ue clctormina la prnfund a d iforenc ia existen to en Lro ol con-
ju11 to 1111il11rio f y o) número 1. TJa ~ogunda loy distril>utiva
clol álgobra de los conjuntos ofreco una forma muy pocu linr
de «abrir Jos paréntesis»:
(A + C) <B + C) = AB + C;
por ejemplo. aqui
(A + D) (B + D) (C + D) =[(A+ D) (B + D)I (C D) = +
= (AB +D) (C D) =(AR) C +D = A!JC +D. +
Por último, resultan totalmente nuova.s para nosot1·os las
leyes ídem potente~
A+ A= A y AA= A
que a veces se expresan en Ja forma siguiente: en el álgebra
de los conjuntos no existen exponentes ni coeficientes. En ofecto,
tenemos para cualesquiera A y n,
A+A+ ... +A = A y A·A · .... A = A;
'--v--'
n. ver.es " -veces
asi, por ej"emplo,
(A + B) (B +
C) (C +A) =
= ABC + AAB + ACC AAC + BRC AIJIJ ++ +
+ RCC + ABC = (ARC + ABC) + (AR +.AB) +
+
+ (AC + AC) + (BC BC) = ABC +AB AC BC + +
(compara con el ejerdcio 6 que viene a continuaci ón ).

A UO=A y A íll=A,
A L.l I =11 íl O = O;
I y
propiedades del conjunto vac[o O y del conjunto unitario l
<A u mn e = CA n e) u (n n e) Y (A n m u e =
= (A u C) n (n C); u
leyes distributivas
AUA = A y AílA=A.
leyes idempoteotes
22

EJERCICIOS

Demuc.'!tra las igualdad os sigtthmtes e11 las q110 las letras mnyúsou
las representan conjunt.os (con la particularidad de que las !otras O o 1
r.ciprcsentan siempre los conjunto11 vacío y unítar.io, respectivruneute):
1. (A +B) (A C) (B + /J) (C +
D) = AD BC. + +
2. 11 (A +
B} = A •
3. AB +A = .4.
4. ~ (A +
C) (B C) = A B+ A C. +
5. A (A+ 1) (B +O)= AIJ.
6. (A +B) (B+ C) (C +A)= AH+ BC+ CA.
7, (A +B) (B C) (C + D) = A C + HC BD . + +
8. (A +8) (A + (A+ /-) +
lJ) (/J +O)= B. A+
tt. (A +B) (8 J} (A + O) = A. +
to. (A
+ BD +C.
+lJ + G) (lJ C + +
D) (C lJ +A )= AB +AD++
Ej"mplo:
A CA+C) (H+ C) = A ((A +e) (B+C)J=
1t•Y M1>el11Uva do la
mu1u11Hcactón
=
2ll ley
A (All+C) =
lay oonmntnttvn do \u
(AB · l-C) A=
ttlsi1 lbutlvo mulllr>licaclOn
(AB) A+CA ·-
fl ley leyes 11sonlaUva y r~inmol.allva
<Us1:rlhlltlv11 do Ja mul.li11licación
=(AA) n+AC = AB+AC.
ley idmnpotcn~e de la
multlpllcaclJn

§ 2.
ALGEBRAS
DE BOOLE

Hennamos todas las leyes del álgcb,.a de los conjw1tos qtte


co11ocomos hasta el morn onto
A+ B = B + A y AB = BA; loyee cmnnutalivas
(A ·I B) 1- e = A + (B +
C) y (AB) e= A (BC);
leyes asociativas
23

(A + B) e = AC + BC y AB +e= (A + C) w + C) ;
leyes distrihutivas
A + A = A y AA = A.
leyes ldempotentos
Además, en el álgebra de los conjuntos existen dos ul1:1-
me.ntos (conjun tos) especiales O o l tales que
y Al = A;
y AO =O.
Estas leyes (o reglas de las operaciones) son similnrcs
a las leyes del álgebra de los números que tú doruina.'$ pero
no coinciden con ellas; por supuesto, el álgebra do los co11j11n-
tos también es un 1.iálgebra11, pero no aquella quo tú has estu-
diado antos, sino un álgebra nueva, extraordinaria.
Pero tampoco el álgebra corriente de los mí.meros es un
álgebra única, sino muchas «álgehras»: po«lemos hablar tlel
«álgebra de los números entcroi< positivos», del «álgebra de
los números racionales (o sea , enteros y fraccionario!')», ele!
«álgebra de los números relativos (o sea, positivos y 110 1>osi-
thros)»; existe además el «á lgebra de Jos números males
(o sea, racionales e irracionalos)•. el <1álgebra de Jos ní1me-
ros complejos (reales e imaginarios)» , ele. Todas estas qÚ lgc-
bra~ difieren una do otra tanto en los números con los qlllt
se opera, como en la definición ele esta~ operaciones (o s~a.
de la adición y la u111lllplicación); sin embargo, las propie-
dades principales de las operaciones son las misma8 on tocios
Jos casos. Es natural preguntarse ontonce.~ cuál es la situación
en el álgebra específica de los conjuntos: ¿aparoce ésta en
una forma única, o t ambién aquí exist{\ 11na ~erie ile <1.á lgebrasl)
similares que difieren una do otra tonto en Los olomantos
con los que se opera como en Ja definición de estns operaciones
(crue continuaremos denominando adícióu y mu ltiplicación)
pero que son idénticas en cuanto a las propiedades de estas
operaciones?
Probablemente, tú pre.~ i entes ya que existen muchas
álgehTas samejantes al álgebra fle los conjuntos (o sea, álge-
bras en las q11e rigen Jns mismas reglas que en al álgebra rle
lo~ conjuntos). Y esto ofoct1vamo11te es MÍ. En primor Jugar,
las propias ál¡¡ebras de los conjuntos pueden ser muy variadas:
podemos hablar del •álgebra de los conjuntos de alumnos ne
24

tu clnso», clol «<llgobra do los conjuntos de animales del par-


quo zoológico de Moscú» (que, por supuesto, es un álgebra
totalmento distinta) , del «álgebra de los conjuntos formados
por \lnos u otros n(imeros~, del «álgebra ele los conjm1tos for-
mados por puntoR de nn cuadrado>>°.(véanse _las figuras de la
3 a la 10), del «álgebra de los conjuntos de libros de una bi-
hlioteca escolar» o dol «álgo.bra de lo.s con.juntos de estrellas».
Pew existen también otros ejem.plos, muy distintos, de
álgebras que tienen propiedades semejantes; ahora daremos
algunos.
Un minuto de atención antes de pasar a estos ejemplos.
Al analizar los ejemplos que vienen a continuación 1 debos
recordar con S(lguridad que definir .en un conjunto de objetos
(elementos) a, b, . .. las operaciones de adición' y multiplicación
significa exponer ws reglas que a cada par de objetos a y b ponen
en correspondencia otros dos objetos e y el llamados suma y
producto de a y b:
e= a + b y d = ab.
Escoge.remos estas reglas de modo que se cumplan todas las
leyes de operaciones que caracterizan el álgebra de los con-
juntos. Pero no tienes derecho a preguntar por qué la suma
de a -y b es igual a e; pues definimos la suma a + b _precisa-
mente como e y las definiciones, como se sabe, no son objeto
de discusión. Puede suceder que en algunos casos nuestras
definiciones te parezcan extrañas; y es natural, porque estas
definiciones serán nuevas para ti. y todo lo nuevo, lo insólito,
siempre parece extraño. Eu la vida no te sorpr~nden objetos
tan asombrosos como son el televisor y el teléfono; pero esto
se debe sólo a qua estás acostumbrado a ellos. En cambio, si
tomamos un alumno de segundo o tercer grado -que está
firmemente convencido de que la suma de. dos números a y b
es el número de objetos de la unión de una colección dtJ a
objetos y de 11na colección de b objetos (véase la fig. 1 ele la
pág. 8) y do que el producto abes el número de objetos dé la
mlión de a coleccione~ con b objetos en cada una (vónse la
fig. 2 ele la pág. 8)- , le ox_plicamos qué es una fracción y
despuós Le decimos que la suma y el pl'Oclucto de 'la~ fracciones
a 1' 1r ,
7 y J ~e e<' men asl
.!!..+~ ad+bc a b ab
e d cd Y 7·-¡¡=c¡¡.
26

est as roglas (quo para ti resultRn ahol'á ab~olutnme11to nntu-


l'Ulos) le parecerán, seguramente, mu y oxtrañas.
Pues b ien, he aqui nuestros ejemplos.
Ejemplo 1. Algebra de los dos números. Aceptemos qne
nuestra álgebra tiene dos olcmentos solamente quo, por
raiones de comodidad , denominaremos números e indicare-
m os con los símbolos habitua les O y 1 (au nque nq uí estos
símbolos t ienen un sentido com pletamente n uevo). Dcfinirr>-
m os la multiplicación de nuestros números exactamente igual
que en la Aritmética habit ual , o sea, mediante la siguiente
.tabla de multiplicar» :
ot
o oo
1 o 1
mientras que la adici<Ín. la dofinil'cmos «casi de la formn co-
rriente•, o sea , con la única diferencia de la Aritmética hnl>i-
tnal consistente eu que la suma 1 + 1 sel'á ahora de nuevo
igual a 1 y no a 2 (pues este número simplemente no existe on
nuestra qfilgebra do los dos númo1·os>>). De este modo , Jo
«tabla do sumar» tiene ou n ueslrn álgebra 1a forma
+ o 1
o o t
1 1 1
Es obvio, quo en el álgebra así dcfü1idn tic11011 l11ga1· mn-
bas leyes conmutativas:
a + b = b + a y ab = ba para cualesquiera a y b.
Es fácil comprobar que también se cumplen en ella las layo.!!.
asociativas
(a + b) + e = a + (b + e} y (ab) e = a (be}
para cualesquiera a, b y e,
con la particularidad de que ni siquiera hace folta comprob11r
la ley asociativa pan la mu ltiplicación, pnes m1estra multi-
plicación n ueva coincide ín tegramente co11 fa mn l ti plicación
de los números y para ésta la ley n:;iociativn os váJida. Tam-
bién es fácil ver que tienen lugar aquí las leyes idempotontos:
+
a a = a y aa = a parn cualquier a,
o sea, para a = O y para a = 1 (¡he aquí el porqu.é hemos
f.omado 1 + J = 11). Algo más difícil resulta comprobar las
le ye!l d is t riln,1 ti vas ·
(a. + '>) e = ac + be y ab +e= (a + e) (b + e)
para cualesquiera a, b y c.
Por ejemplo, e11 nuestra álgebra
(1+1)·1=1·f=1 y (1·1)+(1·1)=1+1= 1;
(1·1) + 1 = 1 + 1 = 1 y (i + f) · (1+ 1) = 1· 1=1.
Fiualmente, si convenimos en asignar al número O el papel
dol elemento O do nuestra álgebra y al n\unero 1 el f)apel del
clcroento J, to11drá11 lugar también l as reglas rc.fereutes a Los
okunento/$ cspccínles O e !: siempre (o sea, para a= O y
para a= 1)
a+O=aya·i=a; a+ 1 = 1 y a.n =O.
Ejemplo 2. Algebra de los cuatro números. He aquí un
ejemplo algo más compJe.jo aunque del mismo género. Snpou-
gamos que los olomentos del álgebra son cuatro «números»
que indicaremos con las cifras O y f y con las letras p y r¡.
Definiremos la adición y La multiplicación en el álgebra con-
siderada con las t ablas siguientos:
+ o p q 1 o l' q 1
o o p q 1 o oooo
p p p 1 1 p o p o p
q q 1 q 1 q o o q fJ
1 1 1 1 1 1. o p q 1
También aq111, como u.s fácil persuadirse mediante la
·com.probución directa,
a +b = b +a y <tb = ba para cualesquiera a y b;
(a + b) -+
e = a+ (b + e) y (ab) e =a (be)
para cualesquiera a, b y e;
(a + b) r. = ac +
be y ab +
e = (a + e) (b e) +
JHlra cunlosquiera ti, b y e:;
a + á = a -y aa = a para cualquier a
(o sea, paru <i =O, p, g y 1).
27

Además, los números O y 1 desempeñan aquí el papel de


los elementos O e l del álgebra de los conjuntos ya que para
cualquier a
a+O = a y a·1=a; a+ 1=1. y a·O=O.
Ejemplo 3. Algebra <k los máxtrnos y los mínimos. Tome-
mos como los elementos de nuestra álgebra un conjunto
(acotado) de números, por ejemplo, aceptemos quo estos
elementos son algunos númoros x (o, posiblemente, to®s
ellos) tales que O~ x ~ 1, o sea, los números comprendidos
entre O y 1 incluyendo los propios números O y t . En cuanto
a las operacione~ de adición y multiplicación, las definire-
mos de w1 modo enteramente nuevo y, para no confundidas
con la adición y la multiplicación corrientes, emplearemos
incluso Bignos nuevos: E9 (adici ón) y ® (multiplicación).
A saber, aceptaremos que la suma X e y de dos núµleros
x e y es igual al mayor de éstos (o a cualquiera de ellos si
x = y); entenderemos por producto x ® y de los números
x e y el menor de éstos (o cualquiera de ellos si x = y).
Por ejemplo, si los elementos de nuestra álgebra son los nú-
meros O, 1 / 3 , 1/'I., 2/ 3 y 1, la «tabla du suman y la «tabla de
multiplican de nuestros números tienen la forma
1 2
@ o :r 2
1 2
3 ® o 3 "í 3
o o 1
T 3
~
1 o o o o o o
~ 3
f ªo
i t
2 3
2
1
1
3 o 3 3 ,, 31 -;¡-
( 1 1 f 2 l
2 z 2 2 3 1 2 o :.r1 2 2 2
t t

2 2 2 2 2 2 1
3 3 3 3 3
j o ]'"1 2 2

1 1 1 1 1 1 ª 1 o 31
1
1
2
3 3
2
:r t

En los Matomáticas, uJ mayor rlt> dos o varios númoro~ 1L,


v, ... , z siwle 11t•signnrso Mi: máx lzi, v, . . . , zl y ol roonor
de estos ní1mero~. por el símbolo mín (u. v, ... , zP). De C'SI a
l) máx lu, 1>, •• • , z) y utíu lu, 11, • , ., zl se
i>uede leor, respee11vamonle, corno c111áx1m u de u., 11, .• • , i• y «rní-
nlmo de u, o, .. . , .:•.
28

forma , ou nuestra «álgeb.ra de los máximos y los mínimos»,


por definición
x $y= máx lx, y] y x ® y = mín (x, yl.
Podemos también co11venir en representar los números por
modio tle puntos do Ja l'CCta numérica¡ entoncoi:;, los1lúmeros ~c.
donde O ~ x ~ 1, quedarán representados por los puntos del

X y

l"lG. S1

segmento horizontal de longitud 1, Ja suma x $ y de dos nú-


meros x e y por aquél de los puntos x o y que se haHa a la
deree.ba y él producto x ® y por el punto situado a Ja izquier-
da (fig, 11).
Está claro que nuestras nuevas operaciones <le adición y
multiplicación satisfacen las leyes conmutativas:
X Ef> y = y $ X y X @ y = y @ X,

También ::;e cumplen obviamente las leyes asociativas


(x (f) y) $ Z = X $ (y Et) z) y (x @ y) @ Z =X @ (y $ z);
así, el número (x $ y) $ Z O X Ef;) (y $ z) -que Se puede
indicar simplemente por x $ y$ z omitiendo los paréntesis

x e y,,,~ 0 y @ z yez 1C e y" y ~, t ~ }( e y $ z


01-----0------------<;;'-------------c>----------1
X 1 Y
FIG. 12

es el máx lx, y, z] {fig. 12) y el número (x ® y) ® z o x ®


® (y ® z) -o simplemente x ® y ® z, sin los paréntesis-
es ~lmín lx, y,zl(véase denuevolafig. 12). Nomen.o sclaro
está que también las leyes idempotentes tienen lugar aquí:
x Ea x = máx [x, x] = x y x ® x = mín [x, xl = x.
29

Comprobemos, fina lmente , la validoz de las leyes distri-


butivas
(x $ y) ® z = (x ® z) $ (y ® z}
y
® y) $ z = (x $ z) ® (y $ z).
(x
Está claro que el númeTo
(x $y)® z = mín {máx [x, y, z)}
es igual a z si al menos unó de los números x o y es mayor que z
y es igual al mayor de estos números si ambos son menores

<xe YJ®Z=íX ®zJED<Y®ZJ (.tQ)Y)@Z=(X@Z)Q)(Y@Z)


Y@z x@z xey Y@Z xeyo x@z
Of-<l o o 11 Oto o o 11
y Z X y 1 l

(a) (b)
FIG. 13

que z (Iig. 1.3, a y b). Pero a esto mismo exactamente es


igual también el número.
(.x ® z) Ea (y ® z) = máx {mi.n [x, zl, min [y, zl}
(véase de nuevo la [ig. 13). De un modo análogo, el n(1mero
(x ® y) EB z = máx {min [x, y, zJ}
es igual a z si al menos UM de los números x o y es menor que z
y es igúal al menor de estós números si ambos son mayores

Cx®y>Q)r...(X91)@()1$Z) ex @y)ez=(X E9.l)@(Y9Z)


x@zny@z x®Y""x@z Y z
o o 11 0 1--<>-~~-o-~~~<>---1
X Z Z X )1

(a) (b)
FIG. H

que z (fig. 14, a y b). Pero a esto mismo es ignal también el


número
(x EB z) ® (y EB z) = mín {máx. [x, z], máx f y, zl}
(véase ae n uevo la fig. 14).
4·1176
30

Para persuadirnos ahol'a de que en 11uestra álgebra especí-


fica se cumplen todus lus ley08 del álgebra de Los co11juntos,
Lastará señalar solarnento que el papel de los elcmeutos O
e I del álgehra de los conjuntos lo desempeñan aquí el menor
de los números considerados - el número O- y el mayor de
estos números -el número i. En efecto, cualquiern c1ue sea
el número x, donde O~x~ i, siempre
x Ea O = máx (x, OJ = x y x ® 1 = mín (x, il = x;
x EB t = máx (x, f] = t y x ®O = mín fx, 01 =O.
Ejemplo 4. A lgebra de los mínim-0s múltiples y los máximos
divisores. Sea N un número entero positivo cualquiera; tome-
mos como elementos de nuestra álgebra nueva todos los posi-
ble!l divisores del número N; por ejemplo, si N = 210 =
= 2·3·5·7, los elementos del álgebra considerada son los
números 1, 2, 3, 5, 6i 7, 10, 14, 15, 21, 30, 35, 42, 70, 105
y 210. La adición y a multiplicación de nuestros números
las definiremos ahora de una forma completamente nueva:
entenderemos por suma m @ n de los números m y n el
mínimo común múltiplo de los mismos, o sea, él menor nú-
mero ontero (positivo) que es divisible por ambos ·números
m y n; tomaremos como producto m ® n de los números m.
y n el máximo común divisor de estos números, o sea, el
mayor n'Úmero entero que divide a m y a n. Por ejemplo, si
N = 6 y nuestra álgebra co11tiene solamente cuatro números
1, 2, 3 y 6, la adición y la multiplicación de los números
vien~n dadas por las tablas siguientes:

Ea 1 2 3 6 ® 1 2 :l (j

1 2 3 fj i t t
2 2 2 6 G 2 i 2 t 2
3 3 6 3 G 1 3 3
6 6 6 6 (i
3
G '
i 2 3 {j

En la «Aritmética superior» (teoria de los números), el


mínimo común múJtiplo de dos o varios números m, n, ... , 8
se de!\igna frecuentemente por lm., n, . .. , sl y e l máximo co-
mún divisor de estos mismo números, por (m., n, . .. , s).
31

De esta forma, en nuestra álgebra por defiuición


m ES n = lm, nJ y m ® n = (m, n).
Por ejemplo, si el álgebra contiene los números 10 y 15,
entonces-
10 Ee 15 = L10, 151 = 30 y 10 ® 15 = (10, 15) = s.
Es evidente. que en nuestra álgebra siempre
m EEl n = n E9 m y m ® n :=; n ® m.
Además, aquí
(m $ n) e p = m e (n e p) (= (m , n, pi)
(podemos convenir en indicar este número simplemente por
m ES n EEl p omitiendo los paréntesis) y
(m ® n) ® p = m ® (n ® p) (= (m , n, p))
(este número se puede indicar simplemente por m ® n ® p).
No menos evidentes son Jas leyes idempotentes:
m ES m = [m, m] = m y m ® m = (m, m) = m.
Algo más difícil (como siempre) resulta comprobar las
leyes distributivas. El número
(m e n) ® p = (lm, n), p)
no es otra cosa que el máximo comú1L divlsor del número p y del
mínimo común múltiplo de los números m y n ( ire11exiona bien
en el sentido de esta frase!); contierie aquellos, y sólo aque-
llos, factores primos que figuran en la descomposición de p
y al mismo tiempo en la descomposición de uno de los nú-
meros m o n por lo menos. Pero está claro que estos factores
primos (y sólo estos) figuran también on la descomposición
del número
(m ® p) ES (11. ® p) = l(m, p). (n, p)l;
por eso, siempre
(m EB n) ® p = (m ® p) ES (n ® p).
Por ejemplo, s\ los números se toman riel conj1111 to de los
divisores del número 210, tenomos
(10 $ 14) ® 105 = {[10, 141. 1.05) = (70, i05) = 35
32

y
(10 ® 105) Et> (14 ® 105) = ((10, 105), (14, 105)1 =
= (5, 71 = 35.
Análogamente, el nihnero
(m ® n) $ p = l(m, n), p)
es el mínimo común múltlplo del número p y del máximo común
divisor de los números m y n; contiene aquellos factores primos
(y sólo aquellos) que figuran en la descomposici6n de p o
bien en la descomposición de ambos números m y n (o, posi-
blemente, en la descomposición de p y en la descomposición
de ambos números m y n.). Pero estos mismos factores exacta-
mente contione también el número
(m E9 p) ® (n $ p) = ([m, p], (n, p])
y , por oso, s iempre
(m ® n) $ p = (m EEl p) ® (n $ p).
Por ejemplo,
(to® 14) EEl 105 = [(10, 14), 105) = [2, 1051 = 210
y

c10 ta 105) ® (14 e t05) = cr10, 1051, l'l4, 105)) =


= (210, 210) = 210.
Finalmente, el papel do los elementos O e l del álgebra
de los conjuntos lo desempeñan aquí el menor de los núme-
roi:i rle la colección confliderada -el número 1- y el mayoi:
de el los -el número N . En efecto, os evidente que
m $ 1 = lm, 11 = rn y m ® N = (m, N) = m;
m. @ N = lm, Nl = N y m ® 1 = (m, 1) = m
(no olvides que en nuestra á lgebra figuran lo~ divisores del
número N so lamente). De esta forma, también aquí se
cumplen todas las leyes del álgebra de los .c onjuntos.
Vemos, pues, que existe una cantidad suficientemente
amplia de diversos sistemas de «objetos» (elementos del álge-
¡
·J 1

• ! '

~1
l
....;
-1
t
'

CEOnGE BOOLE ( 181S- l86A)

hra considerada) en los cuales so pueden definir las opern-


ciones de adición y multiplicación quo satisfacen todas laR
reglas que sabemos se cumplen en el álgebra de los conjuntos:
dos leyes conmutativa.~. dos leyes asociativas. dos leyes dis-
tributivas, dos leyes idempotentes y cuatro reglas determi-
nantes de las propiedades de los e1ementos 4especiales» que
en nuestras álgebras desempeñan un papel p1·óximo al que
desempeñan el cero y la unidad. Más tarde veremos otros
dos ejemplos, muy imJ>ortautes e interesantes, de tales álge-
bras.
Ahora, al pasar al estudio de las propiedades geneTales
de todas estas álgebras, debemos, ante todo, da rles un nom-
bre gonérico. Act.ualmonte todas e.llns se rlcnomioan álgebras
34

de Uoolc1 ) ya quo fue George llooJell), destacado matElmático


i11glés del siglo XlX, quicu po1· primer a voz tlstudió las
álgebras de p1·opicuaues tan extrañas. Conservaremos los
nombres de cadicióo» y ~ultipljcación» para las operaciones
principales del álgebra de Boole (pero debes recordar que no
sou Ja adición y m ultiplicación corrientes do los números);
s in embargo , a vecos denominaremos estas operaciones adi-
ctón booleana y rri,ultiplicación booleana.
La obra de G. Boo1e, cousagrada al examen minucioso dol
álgeLr·a extraordinaria al que está dedicado este folleto, apa-
reció por primera vez on 18541 o sea, hace más de 100 años,
bajo el título de «Investigación de las leyes del pensamiento&
(«Investj·gation of the laws of thougl1b). Posiblemente este
titulo te parece por ª1wra extraño; pero después de leer este
Collct o, comprenderás qué relación existe entre las leyes de
nuestro péns.amiento y las álgebras extraordinarias que aquí
se analizau. Notemos sólo que precisamente esta conexión
ontre las álgebras de Boole y las «.leyes del pensamiento»
explica por qué la obra de Boole, que inicialmente pasó
dcsuporcibida para los matemáticos, despierta hoy tan
grau interés. Durante los últimos años e~ta ob~a ha sido
varias veces reeditada y traducida a distintos ídiomas; en
muchos· países el c·oncepto de álgebra de Boole }'a figura, de
una u otta form~, en el curso escolar de las Matemáticas;
en otros países, entre ellos la URSS , la- idea de incluir este
concepto en el curso de la enseñanza modia se está debatiendo
activamente y tiene ar<lientes adictos entre los matemáticos
y los pedagogos.

EJERCICIOS

f. Comprueba directamente que para todas lJlS ternas de elemen-


tos del •álgebra de Boole de los dos númuros.t (ejemplo 1., pág. 25)
11011 válidas ambas leyes distributivai.i.

J) En el apéndice (pág. 76) damos la definición


exar.~i1 lle las álgebras de Boole.
2 ) Padro ele la escritora inglcaa Etel Lilian Boole

(111111:1 ronoeida por el apellido de su oinrido M. Voinicz, revolucionario


¡10laco), autora de la novela «El Tába11ot1.
:15

2. Compl'Ueba ac.ulH\s leyes distrH11ttivas. pa1·u algunns ternas de


olemuntos del 11álgohra de Jloole do Jos cuu:t1·0 ulementos» (ojomplo 2,
pág. 26). .
3. a) SI en tu apa-rtamonto no hay más escolares que tú, los «con-
juntos de escolares de tu apartamenLo• son: el conjunto ( quo consta
de un escolar y el conjunto O que .no coutieoo escolares (conjunto
vacio). Forma para el calgebra de los conjuutos do escolare!! que resi-
den en tu apartameuto» (esta álgebra co11Wmo dos eioment.os, O ·o I,
solameme) la «tabla de sumar• y fa utnbln. de multiplican y compároJas
con las tablas de la pág. 25; deduce tle aqu• que paro. el «álgoLra de los
dos números» considerada en el ejemplo i ile esto purágraio so cum·
plen efectivamente. t.otlas las Joyas del álgebra 110 13oole.
b) Supongarnoa (JUO eu u1t apartamento viven dos cscolaros,
lledro y Catalina. Entonces el «álgebra de los conjuntos de oscola.res
qli.e res1don on este apartamento» contieue cuatro ele(nentos: el con·
junto l que comprende dos cscolar~s; dos coujunLos P (Podro) y C
(Catalina) formado cada uno 1>or un escolar; el conjunto vacío O.
llorma la ctabla de soma.r» y la dabla de multiplicar• para osta álge-
bra do los conjuntos y cocnpá-rales .:on las tablas do lu pág. ~U; deduce
<le. aquí que para el «álgelml de los cuatro números» cousideru<lu en el
<Jjemplo 2 de este- parágrafo se cumplen todua las leyes del álgebra do
Boole.
4. Comprueba que

Jt) mln {máx({, !J. t}=rnáx {rnin[~. !J.


,
tnlTI [
' 1
1"'· 4
1]' }
y
' {. mm
rr11:1x ' [ 7•
1 1] a ~ 41 } . {. max
=mln ' '[-2·
1 1J ' [i t]} •
4 , max . 3 ' T
b) ([12, 30], 8) = ((12, 8), (30, 8))
y
((12, 80), 81 = (112, 8), 13.0, 81).
l). a) Forma la ctabl1t de sunum y In «ta41a de m!Jltlplicar.. J•ara
ol álgebra de Boo.le de los tros números O, ~' y J, tloudo .x e y =
= máx [.x, y} y te© u= mín lx, 111; compruoba "' que en osta álgebra
·se curnplen las· leyeii del álgebr11 de .Uoole. ,
b) Forma la «tabla de s11mnr* y 1a ~tabla de multiplicarJ para,
el álgebra formad1!, por los divisores del número 12, donde m $ n =
-= 1m, nl y m © n = (ni, n}; comprueba que eil ostu álgehrn. eo cum-
plen algunas de las leyes del álgeJmi de Boole.
6*. Supong;lmos que la desconrposlci6n 011 foctorcs prnnos de
un númern N (ene.oro posi~ivo) es de la fonr111
N = J>'t''P~\ 2 . .. p:h;
36

entonces dos cm1lesquicl'a riivisoros m y n de este número se put!den


r1.1pn1se11 LHr eu lo. forro a
41 42 Ch
m =pi P2 • • · Pk •
donde O ~ a 1 k, A1 • O~ a 2 ~ As, ..• • O~ a¡,~ A1¡, Y
_ bt bs bh.
n -p , P2 . .. PIL •
donde O ~ 111 ~ A 1, O ~ ba ~ A 9 , • • • , O ~ bl\ < Ait (algunos de
los números ªJ• ªs • . ... ª1t• b¡, ba, .•. , 1>1, pueden res,11tar igiiales
a cero). ¿Qué forma tienen en este caso las descom_posicior1es en facto-
r.os primos de los números lm, n] (mín1mo comun múltiplo de los
números m y n) y (nt. n) (maxlmo común divlSOI' de los números m
y n)? Emplea estas descomposiciones para demostrar que· constituye
un álgebra do JJoole el conjunto do todos los divisores del número N
con las operarioncs 111 $ n = (1111 n) y m © n "= (m, n) .

§ 3.
OTRAS PROPIEDADES
DE LAS ÁLGEBRAS DE BOOLE:
PRINCIPIO DE DUALIDAD¡
IGUALDADES Y DESIGUALDADES
BOOLEANAS

Prosigamos ol estudio deJ álgebra extraordinaria que he-


mos denominado álgebra de Boole. Ante todo, salta a la vis-
ta el paralelismo completo que existe entro las pTopiodades
de la adici6a hoolean11 y do la multiplicación booleana: es-
tas propiedades son tan símil.ares que en toda f 6rmu/,a (¡co-
rrecta, por supuesto!) del álgebra de Boole se puede sustituir
la adición por la multtpticactón, y viceversa; la fórmula seguirá
sjondo válida. Por ejemplo, en el álgehra de Boole c;e cumple
la igualdad
A (A C) (B + C) = AB + AC+
como Jo hemos demostrado anteriormente (véase el ejemplo
considerado al final de los ejercicios del § 1, pág. 22). Susti-
tuyendo en esta igualdad la adición por la multiplicación,
37

y viceversa, obtenemos la igualdad


.A + AC + BC '= (A + B) (A + C)
que también es válida (véase el ejemplo dt:i la pág. 38). Sólo
debe tenerse eu cuenta que si en una igualdad del álgebra de
B(}()le figuran los elementos especiales O e I, al sustituir la
adición booleana por lq, multiplicación booleana, y viceversa,
deberemos sustituir et elemento O por I y el elemento I por O.
Por ejem plo, es válida la igualdad
µ+~~+~+µ+m~+0=A+B
(véase el ejercicio 8 de la pág. 22); de aquí resulta que tam-
bién tiene lugar la igualdad
(AB +
AO) (AB +
BI) = AB .
F.sta propiedad de las álgebras de Boole que permite «gra-
tuitamente,. (o ~ea, sin demostración) obtener de.cada igualdad
otra nueva') lleva e} n ombre de principio de dualidad y las
igualdades, que tesultan una de otra por med.io de este prin-
cipio, se denominan duales u nas respecto a otras. El prin-
cipio de dualidad se deduce de que la Usta de las leyes prin-
cipales del álgebra de Boole -que son l as únicas que podo-
mos emplear al demostrar una u otra f6rmula booleanii- os
perfectamento «simétrica»: con cada ley contiene otr a, dual
de la primera, es decir, que se obtiene do aqttélla StYstituyendo
1 ) Puede suceder que la Igualdad «nue ve~ (que se
obtiene sustituyendo en una fórmula del álgebra de Boolc la adición
por la multiplicación, y viceversa) coindda con la inicial y en esto
caso nuestro procedimiento no arroja vontaja alguna. Por ejemplo,
al sustituir la adiei6n por la multiplicación., y viceversa , In igualdatl
correcta (véa80 el ejercicio. 6 de la pág. 22)
(A +
l:J) (B +
C) (C + A) = AB + IJC + CA
so t ransforma en la igualdad
AB +BC +
CA = (A +
8) (B +
C) (C A) +
quo coincido con la inicial; la igualdad (ejercicio 7, pág. 22)
(A+ B) (B + C) (C +D.)= AC + BC + DD
ae LrnnsConnn, al sustituir la mult.ipllcoción por IR t1dici611, y vici>·
versa, en la igualdatl
AB + BC +CD= (A+ C) (n + C) (11 + D)
que sólo insubstancialmente difiere de lo Inicial (se trunsfo1·ma en la
iufoiul al sustituir la lotru Ji por la lelra e y la letra e J!Or la lolra H).
38

fu adicjón por Ju mult iplkación, y v;c('versa, y oJ elemento O


por ol elemento T, y ·viceversa. Así , la ltiy conmutativa uo
la adjción os dual d o la ley conmutativa <lo la multiplíca-
ción ; Ja loy asociativa de la adición es dual de la ley asocfati·
va <h~ la multi plic<\cióu: la ley idempotente do la ad ic;ón es
cfoa1 de la ley iól'mpotente de la multiplicación; 1a prime>.rn
ley distributiva es dual de la ~egunda ley di~tributiva¡ por
último. las igualdarll'.<! A O = Oy A +l = I son duales +
do las igualdade~ Al= A y AO =O . Tespoctivamonto. Por
eso, si para 1fomo~tr;rr una igualdad hemos empleado 1mas
u otras Joyos prrnci palc-s dcl á1gehra de Boole, po<lomos dc-
mostrnr do la mismn fo1·ma cxactnmcnte. recurriendo a las
lcyt\c; duales , tambi én In i¡;ualcla.d flual cfo la inicial.
~jc111plo.
Demostremos la igualdad
A +A C BC = (A +
8) (A l') + +
dunl tlo In igualdad
A (A -\- C) (H C} = A 8 A C. + +
En oieélo,
A+Ac+ RC -- .A+(AC+BC) A+(A+B)C=
lny llSOCilltiV:J ¡ ll )e>y
de In 11dic.J6n distributi va
(A+ B} C-1 1J l(A -1-B) + Al (C + A) =
rey con11111talh' il 1ª Je-y
de la nrtf1;l<in dh1trlhu liva
f(A-l-A) + B] (A+C) =
iu y•·~ ~111111111 t11tl VI\ )' aBo<Jlilliva
d e 1n adlcl/\11

=- (A+B)(A+C)
1(1}' tdempntcnte de la
lldición
(compara to.11 la demost.ración do la il{ualdad A (A + C) (B + C} =
= A B +Al..' en la pág. 22).
Of.rn domostradón tleJ princ.i pio dt.~ d 11alí<lad está l igada
a q uo e11 el álgebrn d o Boolc existe nna oporación ospccial
1>or c.uyo elect o todo clomout.o A no est~ álgebrn se transforma
NI 11 ri <'leroento n 11evo A a la vez quo la adicián se. transforma
en la multiplicación . !/ t.'iceversa. En ot.rns pa lahras, esta
oporac\é.>n {que <lcn()minni·emos opel'nci6n «raya») os tal que
::4.T-8 = AB y AR = A-1- B.
Adomñs.
0=1 e Z=V.
39

Fi11almonto, por efecto do Ja operación «rnyu» el E1ll1rnonl.o A


s~ t.ransformn en el elemento inicial A, o sea , pnru todo
elemento A del álgebra de Boolo
A=(A)=A.
En el álgebra de los conjuntos la oporac1ón «rnyM (c1't.u
operación específica permite obtener un nuevo olemcn t.o cfl·l
álgebra de Boole a partir do wio y no de dos clemon Los tla<lo8
como es el caso de las operaciones do adición y multiplica-
c ión) tiene eJ siguiente significado. Entenclemo~ por A el

F10. 15

com.pkmento del conjunto A, o ~ea, el l.'unjunto formado por


nquellos elementos del conjunto untverso J, y sr>lc aquellos, rzrie
no constan en el conjunto A (fig. 15). P or• <.>jemplo, ¡:;¡ d con-
j unto universo repre~n ta el co1lJ1111to d~ todos Los al11rn110<1
<la tu clase y A es el c<>ujnnt.o clo 10:-1 alumnos SU'if>e11rluio!'I
como mínimo eu una do las asig11nt.ura.'3 del primer trirnosLro
(el conjunto de los a1umnos u trasudo~). entonces A ('S el
COHJUnto <le los alumnos q uc llau tincatlo uo monos do <1:mL1s-
factorio» co todas las asignaturaA (ol conjullt-0 do los alum-
nos n<lC\lnntn<los).
De JQ •lefini~ión mism f.I del compleme.nlfl A dt'I conjunto
A se deduce que
A =(A)=A
40

y q ue
y AA=O
(v éas~ la miF>ma fig. 15; las dos últimas igualdades pueden
sor vir incluso de definici6n del conjunto A). Es ev iden l.o
tambi én que
0= 1 e l = O.
Demostremos finalmente que en ol álgebra de los conjun-
tos ~ cumplen las propiedades más importantes de la ope-
ración naya•:
A+ B=AB AB=A+B;
y
estas rcglRs so denominan reglas de Morgan en memoria dol
mntemático inglés Augustus de Morgan {1806-187'1 ), con-
temporáneo y correligionario de George Boole. En Ja fig. 16, a

(8) (b)

l' IG, te

nparece sombreado, co11 lineas obl icuadas hacia la izqu ierd a,


el óvalo (el con junto) A y Qn la fig. 16, ú, con líneas oblicua-
das hacia la derecha , su complemento A J1asta el cuadrado
complet o I; con línens horizontale$ está ~ombreado en la
fig. 1() , a4'1 óvn lo (ol c.011j11nlo) 8 y en Ja rig. 1Ú, b, con líneas
vertientes, su complomento fJ. En la Iig. 16, a resulta som-
breado la región A + B, mientras que e11 Ja fig. :t6, b resulta
doblemente sombreada la región AB. P ero comparando las
41

figuras 16, a y t6, b, so ve que la región doblemente sombrea-


da en fo fig. 16, b complementa la región sombreada un la
fig. 16, a; con esto queda demostrada la primera regla de
Morgan:
A+B=AB.
Por otra parte, en la fig. 16, a resulta doblemonte sombreada
la región AB y en la fig. 16, b resulta sombreada la región
A + B. Estas dos Tegiones (conjuntos) son, obviamente,
una complemento de la otra, es decir,
.__ - -
AB = A+B.
Sefialemos ahora el significado de l~ operación «l'tiYB• en los
demás ejemplos de álgebras de Boole considerados nnteriormoute.
Así, en el álgeb.ra de los dos números (ejemplo 1 de La pág. 25)
º=1 y f=Ü.
Es evidente que -;i. = a pa.ra cualquier elemento a. de esta álgobrn
(o sea, para a = O y para a = t). Además, comparando la ttab)a do
suman y la .tabla de 'multiplican formada para los núm.eroa O = 1
y f =O:
+ _Q_! O=i t=O
o o1 y Ó=i t o
t 1. j
t=() o o
se deduce quo en todos los casos a.+ b = iiii; do
un modo análogo
se coi:nprueba también la segunda regla do Morgan: áb = ; b.
En el álgebra de Jos cuatro números (ejemplo 2 Je la pág. 26)
+
0=1, )i=q, q=p y f =º·
Es evidente de nuevo que~ = a cualquiera que sea el elemento a de
nuestra álgebra. Para comprobar la relación <l b = ab, bastará +
com:parar como antes dos tablas
+ o p !1 1 0= 1 p=q g=p f ::O
o op q 1 0=1 q p o
p p p f 1 y
p= q q q o o
q q 1 q 1 -q= P p o p o
1 i. 1. 1. 1.
1= 0 o o o o
Análogamente se comprueba tllmbié11 In relación ab =
Pasemos ahora al álgebra de los máximos y los m(nlmos cuyos
a+ b.
-<
olemeutso son los uúmeros x tales que O x ~ 1, mientras que la
42

ndición hooleana @ y la mulllpliucióu booleanu ® se 1lefinen asi:


:rEe y= máx l:i, yl ;¡ z® !J = mín (x, y).
l'ora que on ca~a álgebra tengan lugar las reglas de Morga11
x(By = z@y y :r@y=z(By,
c!S 1lccir, pnra que sea
máx [x, y) ___, mí11 (x, 111 y mín [z, y) = ·máx lx, iiJ,
ha~.(' fa )U\ solamente que la operación «raya• Invierta <'1 orllc11 d~ los
elementos, es decir, qmi do la condición x ~ y ee deduzca la cond1rl6n

ll'lü. 11

; ~ ii (¿p<ir qué?) . l'or eso si los elementos del álgebra son todos los
números x tales quo O ~ x ~ 1, podemos poner , por ej emplo,
i-= 1- x:
e11 otros palabras, ee puedo aceptar que el punto "i u simétrico del
punto x respecto al centr<> ~ del segmenlo (O, 1] (fig. J7). Eu tul caso
as ovlJonte que
y
=
Por supuesto, tienen lugar también las reglas de Morgan
x$u =i®'Y y x@y=x$ ii
(véase la fig. 18, a y b).

xey-i®y xEDy x®y


012 o )( o ~ 11 0'2y o )4
y x l
2
J( y y l
2
11) b)

FIG. SS

Consldcremog Cinulmonte el á lgebra de Jos m ínimos múltiples


y de los máximos divh;or<!ti cuyos elomenlo!I sou todos los divisores
43

posibles del número entero positivo N, mlcouas que la achci6n boolea-


na e y la multiplicación booleana ® se definen así
m$ n = {m, n) y 1ii® n = (m, n),
donde lm, nl os el mínimo común múltiplo de los números m y n
y (m, n) es el máximo comú'n divisor de ~atos. Pongamos aquí
m=-
N ;
m
por ojemplo, on el caso analizado anteriormente en el que N .... 210
t=2IO, 2=105, S=70, 5=42, 6=35, f=30,
W=21, J4= t5, •5 =14. 2i =i0, 30=7,
35 = 6, 42=5, 70=3, 105=2, 210=1.
Está claro que
Í=N y Ñ= i .
Además, es evídeuto que
= N
m= N/m -m.
También aquí tiene.n Jugar las reglas de Morgnn:
m©n= m®ñ y ~=iñEBñ;
por ojumplo,
6$21= {6, 21) =42,
6® 21=35® 10=(35, 10)=5 y 42=5
fj ® 21 = (6, 21) =3,
Íi$2f =35$ to= (35, 101=70 y 3=70.
Dejamos a cargo del lector la demostración completa de las reglas de
Morgan (vóasB a oste respecto el ejercicio 6 de la pág. 50)
Supongamos ahora que tenemos una igualdad que se
cumple on cualquier álgebra de Boole; por ejemplo, la igual-
dad ya conocida
A (A + C) (B + C) = AB AC. +
Aplicando a ambos miembros de esta igualdad Ja operación
craya•, obtenemos
A(A +C) {B +C) = AB AC. +
P ero, en virtud de las reglas d~ Morgan,
A (A+ C)(B+ C) = {A (A+C)J (R +C) =
= A (A+c)+s+c X+A+c+ffc~1+.4c+8c
44

y
AB+AC =AB·AC = (A+B) (A+e).
Do este modo, tenemos en defillitiva
A+ A e+ jj e= (A+ B) (A+ C).
Pero como esta igualdad se cum ple para cualesquiera A, B y
C, continuará siendo válida si designamos los elementos A,
jj y C de nuestra álg~bra de Boole simplemente por las lo-
tras A, B y C; entonces llegaremos precisamente a la igualdad
A + A C + BC = (A + B) (A + C)
dual de la igualdad inicial.
Es así cómo de las propiedades de la operación «raya»
(y, en primer lugar, de las reglas de Morgan) resu lt& el pr in-
cí pio de dualidad. Sólo no debemos olvidar que si la igualdad
inicial comprende los elementos cespeciales& O o 1 , entonces,
debido a las igualdades,
O 1
e I O,
on la igualdad transformada (dual) aparecerá I en Jugar de
O y O en lugar de J .
Por ejemplo, aplicando la operaci6u •rayu a an1bos sniembros
do la igualdad
A (A +
1) (8 +O) = AB
(véase el ejercicio 5 de la pág. 22), obtenemos
A (A+I) (B+O)= AB
o, puesto que
A (A+l) (B+O )=A <A+l)+B+O=
=A+A+ I+ B+O= A+AI+BO=A+.Ao+81
y

la Igualdad
X+Xo+ff1 =A+B.
Pero Ja última igualdad (en la que.A y B son arbitrarios) es equivalen·
te n la siguiente •
A + AO + 8 1 =A + 8
que se obtiene <le la Igualdad iulcial al siutltulr la suma/.or el produc·
to, !J ulceveno, tUf como el elemento O por el elemento , y viceversa.
Es notorio quo el priticipio de Judidad titme uu campo
de aplicación incluso más amplio quo el soiialado: !'parte de
las igualdades booleanas se puedo aplicar también en las
«desigualdades booleanas•. Pero para explicar esto debere-
mos, ante todo, estudiar un concepto más que desempeña nn
papel importantísimo en la teoría de las álgebras de Boole.
En toda álgebra <le Boole, además del concepto de igual-
dad de elementos de este álgebra (la igualdad A = B signi-
fica que A y B vienen a ser simplemente un mismo elemento
del álgebra de Doolo}, existe otra relación importante entre
los elementos que desempeña aproximadamente el mismo
papel que desempeña en el álgebra de l os números la relación
«mayor quet (o «menor que•). Esta relación se indica con el
símbolo:::> (o e) y se escribe
A-=:=>B o Bc::A
(las dos últimas relaciones tienen el mismo sentido; fíjate
en que se asemejan a las fórmulas a > b y b < a); en el ál-
gebra de los conjuntos, la relación A :::> B significa que el

FIG. tG

conjunto A contiene, en. tanto que una parte suya, el conjun.to B


(fig. 19). Por ejemplo, si A 2 es el conjunto de Jos números
pares y Ae es el conjunto de los números enteros divisibles
por 6, entonces es obvio que A 11 :::> A8 ¡ del mismo modo exac-
tamente, sl A es el conjunto de los alumnos avanzados de tu
clase y B es él conjunto de los alumnos que estudian en sobre-
saliente, entonces, por SlipUesto, A :::> B. Debe sólo tenerse
46

en cneuta que tamllién escrlbiromos A => l:J si los co11ju1tto~


A y B coinciden, pues t.ambión en esto caso el conjunt.o B
está contenido integrawenle en eJ conj•wto A. De este modo,
la Telación::> pata elementos del álgebra de Boole se asemeja
más a la relación ~ (<1mayor o igual que») para los números
quo a Ja relaci'ón > (<cm ayor que»).
Está claro qu6
si A::::> B y B ::::> C, entonces A::> C
(fig. 20); de una forma análoga, para los números, de las

FlG. 20 FlG. Z1

relaciones a~ b y b ~e se deduce que a~ c. A~emás,


si A ::::> B y B ::::> A, entonces A = B,
lo mismo que para los números de las relaciones a~ b y
b ~ a se desprende que a = b. Por último (y ello es rony
importante para nosotros)
si A::::> B, enlonces A e B
(fig. 21). Así, el conjunto de ]os alumnos avanzados es mayor
que el conjunto de los alumnos que estudian en sobresaliente
y <le ello resulta que el conjunto <le los alumnos atrasados
está contenido en el conjunto de l os alumnos que no estudian
en sobresaliente.
Hasta aquí hemos venido subrayando Ja semejanza exis-
ten te entre la relación::> para los conjuntos y la relación ~
para los números. Señalemos ahora una diferencia.substancial
47

entre esta~ ralacionrn;. Dos números (real1;1s) a y b cuales-


quiera sfo.m pre pueden ser comparados, es decil·, ueccs11ria-
mente tiene lugar una de las relaciones a ~ b o b ~ a 1). Por

FJG. 22

contraposición , para dos conjuntos A y .B no se cumple, como


regla, n inguna de las relaciones A ::J B y B -:::> A (fig. 22).

FIG. ll3

Notemos además que


I=iA y A. =iO
l) Si tienen lugar a la vez ambas ·relacfonos, los
números a y b son iguales.
48

cualquieru que sea el elemeuto A del álgebra de los conjun-


tos y que siu111pre (o s~a, para cualosquiera A y B)
A + B :::::> A y AB e A
(fig. 23).
Señalemos el s1gmhcado de la rolnció11 ::::> en las demás álgebras
de Boole que c:ollocem<>S. En ol t álgebrn do los <los números• (ejemplo 1
de In póg. 25) esta l'elnci6n se establece mediant.e la condición
1 ::> o
y eu ol cálgebra de los cuatro oúmeros.t (cJcmplo 2 de la pág. 26) me~
diaut.e las condiciones
i :::> o, 1 ::> p, 1 ::::> q, p ::> u y q ::::> o
(los oleme11\os p y q de esta álgebra son lncomparabus, o sen, 110 tieno
lu~ar nrngu na de las relaciones p .=> q y q :::::> p). En el «álgebra <le los
maJC imos y los mínimoS» (ejemplo S de la pág. 27) ln rolaci6n ::::>
coincido con In relación ~: consideramos que los elementos :e e v
esltin vinculados por la Telaci6n z :::i y sl el número :r: no es meoor
que el número y (por ejemplo, aqui ~ :::> ! y i ::::> i)L) , Por último,
en el cñlgebra de los mínimos múltiples y los máximos divisores.
(ejemplo 4 de Ja pág. 30) la relación nl ::::> n significa que el número n
Ol! divisor del número m.: P.ºr ejemplo, aquí 42 => 6, mientras que los
números 42 y 35 de esta ilgebra son incomparables (o sea, no tiono
lugar ninguna de las relaciones 42 ::::> 35 y 42 e 35). Proponemos al
loc,or demostrar que la relación ::>, definida de esta forma en cada
una de laa ál~ebras de Boole enumoradas, posee todas las propiedades
que hemos seualado para la relación :::> en el álgebra de los conjuntos
Es natural denominar desigualdad booleana toda fórmula
cuyos primer y segundo términos están vinculados por la
relación:::::> (o e: ). Trataremos sólo de las desigualdades váli·
das para todos los valores de los elementos A , B, C. . . .
del álgebra de Boole que figuran en la desigualdad, como son
Jas desigualdades I ::> A , A => O, A +
B ::::>A o A ::::> AB
mencionadas anteriormente. E l principio de dualidad afirma
que si en una desigualdad de este tipo sustituimos la adición
por la mu~tiplicacwn, y vice.versa, el elemento O (si es que figura
en nuestra desigualdad) por el elemento I , y viceversa, y si
cambiamos el signo de Ja desigualdad por eJ signo contrario
(o sea, si sustit.uimos la •elación::::> por la relación e), obten-
dremos de nuevo una desigualdad válida (es decir, una desi-
gualdad que se cumple para todos los valores de los elementos
ª> En esta álgebra do Boole para dos elementos cualesquiera
z e 11 del Algebra Biemp.re tieno lugar una de las rolacionos % => 11
o 11 :::> z por lo menos.
del álgebra de Boolé que en ella figuran). Por ojemplo, de
(A + B) (A + C) (A + l) ~ AJJC
(véase el ejercicio 8, b de la pág. 50) se deduce que siempre
AB + AC + AO e: A + B + C.
Para demostrar el principio de dualidad, basta aplicar la opera-
ción uayu a ambos miembros de la designaldad inicial. Así, de la
validez de la desigualdad (A+ B) (A+ C) (A + 1) ::::> ABC y de le
regla csi A :::::> B, en to uces X e:: Btt se deduce que tambi.án es válida
l a desigualdad
(A+B) (A+C) (A+I!c ABC.
Pero, en virtud de las reglns do Morgan y tenioudo en cuenta quo
f =O, obtenemos
(Á+IJ) (A+C) (A+Í}=(A+ B) (A+C)+A+L=
=A+ ll +A-1-C+ Al= AB +AC+ AO.
Análogamente
XiiC=i+lI+c.
De esta forma, .deducimos quo para c1talesquiera A, B y C tiene lugar
la desigualdad ·
AB +AC+AD e ii +8 +c.
Pero como aquS A, B y e
son arbttrarios, so pueden designar simpla-
u1ente por A, By c. De esto modo llegamos precisamente 11 la desigual-
dad
AB+AC+AO c:A+B+C
dual. en el sen lid o explicado anteriormente, do la iuiciaJ.

Ernnc1c10s

t. Eacdhe las igualdades duales de todas las ignnldades que so


propone demosLrar en los ejerdcios do! i al W de la pág. 22.
2. Demuestra 11.ls siguientes identidades dl)l álgebra de los con-
juntos:
a) (1l +B) (A + B)=A;
b) AB+ (A+IJ) (if+ñ) = A+D;
e) .iiiCAB AC-==O;
d)• A-l-AB=A+B.
50

;¡, Domucl:itnt r¡uo :s1 tu opcrac'ión uayu» figura en una igualdad


dl>.l Mgobl't.1 uo Boole, t(1111hi6n os válitlu Ju igualdad quo so obLlonu
du cll11 susUt.uyondo lodu adición hootoana 11or la rnnlLi11ll<:ació11
boolca1111, y v icovcrsa, to<lo elemento O (sL os que aparece en nuosLra
Igualdad) poi· el elemento J, y viceversa, (le'Co conservando la opcra-
<..ióu cray11» eu su siLlú cada ve;¿ que aparezca e11 la lgualdaJ init'ial.
{Jt:jemplo: de Ja i<l111it1dad del ejercicio 2, r ~e derluce que
..i+.li+ c +.A+n+X+c= J
cuales1¡u1era que sean los elcmenLos A, B )' (,r d.el álgohra de Doole.)
4. ¿Qué igualdadas i;e ob.t rnnen, por ~edto del principio de
dualidad doscrito on ol ejercido 3, de las lgt1aldadcs do los ejerci-
cios 2, a, h .y d?
5. Comprueba c¡uo en el 1tlilgebra de los cuatro 11\nneros• (ejem-
plo 2 de Ja JilÍg. 2t)J se cumple la segunda regla de Morgan: ab =
~ ~+"b.
6• . n) Sea N = p 1p 1 • • • p11 , donde todos los númerbs primos
p 1 , p 9 , • • • , p¡¡ 11on dietjotos. Demuestra que en esto caso el «álgeh1l\
1lc los mínimos Tl)Últ1ples y los máximos divisores•, cuyos elementos
sou los divisores del 11úmero N (vóase el ejemplo 4 de l.a. pág. :iO),
se convierte en el «ál~ebra de los subconj\lntos del conju11to universo
l = {Pi. p2 , ••• , Pi..J•· deduce de aquí quo en esta «álgebra de .los
mínimos múltiples y Íos máximos divisoreSJ se cwnplen todas las
ley.es del álgebra de D oolc Incluyendo también lns reglas do Morgan.
b) Sea N = p ' \, donde p es un númc~o primo y A es un entero
positivo. Demuestra que en este caso el •álgebra de los mblimos múl-
tiplos y los má;umol:l ilivisores•, c.uyos olementos sou los divisores
del número N, sti convierte eu el «álgebra de los máximos y los míni-
mos• definida en el conjwuo de Jos números O, 1, 2, ... , A. Deduce
de aquí que para est.a .~álgebra de loe mínimos múltiples Y. los máximos
divisores• se cumplen todas las leyes del álgabra de Boolo iticluyMdo
tumb'ién las reglas de Morgan.
e) Sea N = pt 1pr 2 • • • p:.lh y m = p~1 p~2 • . • p:k, donde
O ~ a1 -< Att O ~a, ~A 2 , •• ·t O ~a.¡¡ ~ A 11 (véase el "ejercicio 6
de la pág. 35). ¿Quó formlt tendrá 1a descomposición en factores primos
del número ;.:::~'i
m ·Km}Jlca L¡¡ f6mmla obttmida .1iarn . demostrar
las rcgl as do Morgau en el caso general del 4úlgobra de. .los mínimos
1n(1 hiples y Jos máximos divisores».
7* 1fotro las á.lgcbtas do Boole que c.ouoces, ¿en t'.1láles se c1in1plen
y 1!.ll cuáles. JIO se cunip1en las igualdades
A+ A- 1 y A A= O?
8. Demuestrn ln.i, sigu.icutes rlesigu¡¡lducfos 1l1~J álgebra de. los
t'onJuntos:
u) A+ H+ t =' IA+ lll tA+ C.,i;
b) (A + U¡ IA + 1:) (il -1 J) :::iABC;
e) (A+IJ)W-/-<..')(C+A)::>AJIG;
dJ .A+JJ::i AB+AH.
51

9. Escribo las desigualdades que se obtieoon do hui <lesigualdadee


a, h y e del ejercicio 8 aplicando el .priocipio <le dualidad; demuéstra-
las direc~amouto, 5i u roour1'ir al p1'iucipio d~ dualidttd.
10. Demuestra que si una desigualdad boolaana comprende la
operaci6n «raya», también ~s válida la d~sigualdad que se obtiene
de la iniciál sustituyendo la adición booleana por la multiplicación
booleana, y viceversa, el elemento O por el elemenLo /, y viceversa,
conservando la operación •raya» en su sitio cada vez que aparezca
en la desigualdad iniyial y sustituyendo el signo de la ilesigualdad
por el signo opuesto. Aplica este principio para <1btener una desigual-
dad nueva a partir da la desigualdad d del ejercicio 8.
11. Comprueba todas las .Propiedades de la relación ::> para
a) el •álgabra de los máximos y los mínimoS»;
b) el «álgebra de loa mínimos múltiples y los máximos divisores•.
12*. Sean A y B unos conjunios tales que A ::::> D. Simplifica
las expresiones
a) A+ B; b) AB: e) A+B; d) AB.

§ 4.
CONJÚNTOS Y PROPOSICIONES;
ÁLGEBRA
DE LAS .PROPOSICIONES

Volvamos de nuevo al álgebra booleana de los conjuntos,


principal en nuestro folleto. Preguntémonos cómo pueden
definil'se 10..<> conjuntos que representan elementos de esta
álgebra. Por supuesto, el modo máR senciUo para definir un
conjunto es el llamado modo explícito o enumerativo cuando
se indican simplemente todos los elementos del conjunto
considerado; así, puede 11ablarse del «conjunto do los escola·
res: AJejandro, Simeón, Miguel, Catalina», del cconjunto de
los números: 1, 2, 3, 4, 5» o del «conjunto de las cuatro opera-
ciones aritméticas:· adición, sustracción, multiplicación, di·
visión». Al indicar todos Jos elementos de un conjunto, en las
Matemáticas se acostumbra inch1 irlos entre llaves; así,
puccle escribirse
A = {Alejandro, Simeón, 1\Hguel, Catalina},
B = (i., 2, 3, 4, 5} o C = {+, -, X, :}
52

(en on úllimo caso, los signos de las operaciones representan


las operaciones misurns) 1).
Siu embargo, este mo<lo de definir un coujuuto resulta
muy incómodo si el conjunto tiene mu.chos elementos. y no
puede servir en absoluto para d~finir conjuntos infinitos (ya
queJ10 podemos enumerar una caJltidad inlinita de elementos
do un conjunto). Además. incluso ett los casos en los que es
factible y senci'Jla la definición explícita de un conjunto,
ella d ilumina a veces la esencia misma del conjunto conside-
rado, las razones que nos conducen ·a unir en un conjunto
precisamente estos elementos y no otros.
Está mucho más difundido otro modo de definición de
los conjuntos, Jlama.d o implícito o descriptivo. cuando señala-
mos una propiedad que caracteriza todos los elementos del
conjunto considerado: así, puede hablarse del «conjunto de
todos los alumnos de tu clase que estudian en sobresaliente»
(es posibJe que sea precisamente el conjunto A que figura
más arriba), del •conjunto de todos los números enteros z
tales qne O< z ~ 5> (éste es precisamente el conjunto B)
o del «conjunto de todos los animales del parque zoológico
de Moscú», El modo descriptivo de definición de un conjunto
es totalmente aplicable a los conjuntos infinitos como el
«Conjunto de todos los números enteros& o el «conjunto de
todos los triángulos de área 1t; es más, según hemos sefialado
anteriormente, los conjuntos infinitos pueden definirse sólo
aplicando el modo descriptivo.
El modo implícito (descriptjvo) de definición de los
conjuntos vincula éstos con las proposiciones que se estudian
en la Lógica Matemática. A saber, este modo de definición
de un conjunto consiste en que fijamos un conjunto d,e obje·
Los, que son los únicos que nos interesan (por ejemplo, el
conjunto de los alumnos de tu clase o ·el conjunto de los
números enteros) y enunciamos después una proposición que
cumplen todos los elementos d~l conjunto considerado, y
sólo estos elementos¡ si nos interesan sólo los conjuntos de
alumnos de tu clase, estas proposiciones pueden ser; «estudia
m1 sobresali.ente», «es ajedrecista», .está sentado en la pri-
mera fila», «Se llama Andrés», etc. El conjunto ,A de todos
]os elementos del conjunto universo l (conjunto de los alum·
nos, conjunto de los números, etc.) que cumplen la propiedad

l) Véase tnmbién el ~jeroicio 6a de la pág. 50.


53

que es el contenido de la proposición dada a se denomina


conjunto de verdad de la proposici6n dada (véase por ejemplo
la fig. 24) 1 ).
De esta forma, hemos establecido una «conexión bilaterab
entre los conjuntos y las proposiciones: cada conjunto so

1
{© .6 DO~ ~Ü/10 ~
A{D. ~. s{,6 ~ /:i
a-"o elemento é um quadriláta.ro" b- •o elemento é um tri~ngulo"

FJG. U

describe por una proposición (est~ proposición puede consis-


tir incluso en la simple e1:rnmeración de los elementos del
conjunto: «es Alejandro, Simeón, Migue] o CatalinM) y a
cada proposición le corresponde un determinado conjunto de
verdad de esta proposición. Además, para cualquier conjunto
de proposiciones - incluso de proposiciones referentes a
objetos heterogéneos- se puede indicar siempre el conjunto
universo 1 que les corresponde y que comprende todos los
objetos de los que tratan las proposiciones consideradas.
Sin embargo - y esto es da suma importancia- entenderemos
por proposición sólo una afirmación de la cual podemos decir
si es verdadera o falsa. (respecto a un elemento determinado del
conjunto universo considerado). De esta forma, son propo-
siciones las frases «tiene dos cabezas y dieciseis brazosb o
«2 x 3 = 6» (la segunda de estas frases no depende siquicta
de cómo se escoja el conjunto universo /), mi00tras qu0 la
consigna «¡Viva el Primero de Mayo!» o la interjección ~¡Ah l»
no representan, por supuesto, proposiciones .
l'or cuanto las proposiciones nos interesan únicamente
desde el punto de vista de los conj1mtos que d e~cri bert , no
1) Las proposiciones será11 siem¡ire designadas por
letra.a minúsculas del "Un&eto \atino mie11tras que los conju11L<is de
verdad que les corresponden serán designados pl'eferentemeote por
la$ mi$ma$ h~tras mayúsculas del alfabeto lat.IJJO.
54

liaremo8 diferencia y consideraremos idéntica~ dos proposi-


ciones a y b a las quo correspondo un mismo conjmito <le
verdad. Si <los proposíciouos a y b (por ejem.PI o, «estudia e11
sobresaHente» y «tiena sólo notas sobresalientes» o «el número
x es impan y <101 número x dividido por 2 da 1 como resto»)
son iguales, escribiremos
á = b.

Habr~ q 110 considerar igunles entonces todaR la~ propo:;i-


cioucs idéntica111ent.e verdad.e.ras (u carentes de contenido), o
sea, fas proposicio11e:; que son verdaderas siempre, independíon 4

tomente del elemento del conjunto I que se considere; así,


son idénticamente verdadt'.ras las proposiciones «2 X ~ = 6»,
«el alumno de tu clase es un varón o una hembra», «la estatul'a
dcJ alumno no pasa <lo 3 metros» , ele. Dcsig11aremos toif as
las proposiciones identicamente vcrdadcn1s por la letra i.
También consideraremos iguales todas las prnposicione::!
idénticamente .falsas (o contradictorias) que no tit~nen nunca
lugar, o sea , las proposicíones cuyo conjunto do verdad es
vacío. Como ejemplos do tales proposicione.~ . qne desiguarc-
mos por la letra o, pueden servir las siguientes: «2 X 2 = 6»,
~e] alumno de tu claso sabe volar», «Su estatura pasa de los
4 metros», <(el número es mayor croe 3 ~ menor que 2».
La relación existente entre los conjuntos y las proposicio-
nes permite defirtir para las proposiciooe~ 11nas operaciones
algebraicas ospccíficas similar·es a las introducidas anterio1··
mente para el álgehru de los conjuntos. A saber, denominare-
mos swna dedos proposiciones a y b la proposición cuyo conjun-
to de verdad coincide con la suma del conjunto de verdad A
de la proposici6n a y del conjunto de verdad B de la proposición
b; desjgnat·omos esta pl'oposición por el shn.bolo a+ b1)-
Pero sabido es q11c In suma de dos conjuntos es scmcUlament.e
la unión de todos los elementos pel'tenecientes a ambos con-
juntos; por eso, la suma do las proposkiones a y b es Ja
próposición «a o O». donde la conjnnciór\ <so)) significa que es
ver•ladera la proposición a. o la proposición b o bien ambas
a la vez. Por ejomplo , si la proposiéión a reza «OS aficionado
al ajedrez» y en tn clase a e.<Jta proposic.i6n le conespon cfe ol
1) Er1 In liógicn Matcmál.ic11 In surnn do dos
u
pro1>oslc1011()S a. y auole de.oomi1111rs., dtsy1rnct6n do las mismaii y re-
prcsentriri;tt por el sí111bolo a V h (compal'a con la designacióu A U 8
dti Ja su1na de los coujuntos A y O).
conjunto de verdad
A = {Alejandro, Simeón, Miguel, Andrés, Cataliun,
Alejandra , Elena}
mientras que la proposición b reza <<es aficionado al juego
de las damas» y tiene el conjunto de verdad
B = {Alej_andro, Miguel, Po(lro, Jgor , CataHna 1 Luz},
entonces a + b es la proposicióu «es aficionado al ajedrez
o al juego do las dumas» y a esta proposición le coi-responde
el conjunto de verdad
A +B= (Alejandro 1 Simeón, l\liguel, Andrés, Pedro,
Igo:r, Cataltna, Alejandra, Elena, Luz}.
Si el conjunto universo es el conjunto do las figuras ruprc-
sentadas Cil la fig. 24 y las proposicioues e y d significan

c-•o elemento é redondo" d·"o elemento é ralado~

co{®®
-..--
e v d- ..o elemento é redondo OU ralada~ e 11 d ·o elemento
FJG. !f> é redondo E roldo "

da figura es redonda» y «la figl.1rn está sombreada•, e:ntoocL1s


la proposición e+ dreza «la figura os redonda o e~tá sombrea-
da» (fig. 25).
De un modo auálogo, denominaremos producto ab de las
proposiciones a y b con 1-0s conjuntos de verdad A y B a la pro-
posición cuyo conjunto de verd~d coincide con el producto AB
a~ los conjuntos A y B1). Per.o el pro<lncto dü <los conj1mtos A

1 ) E11 la Lógicll Mal.emáL1ca el 1~roducl.o de Las


proposieiones a y 11 sa denomina \'..011 fre.cuencia con.función tlo las
mismas y se designa por el símbolo a {\ b (comp111·1t rnn la designa·
ción A íl B del producto de los conjuntos A y B).
56

y n es la intersección, o la parte común de los mismos, que


contiene los elementos que pertenecen a ambos c.onjuntos A
y B, y sól o estos elementos; por eso, e] producto ab de las
pl'oposiciones a y b es la proposición «a y b»t donde la con-
junción «Y» s ignifica, como siempre , quo son verdadorns
ambas proposici<>ncs: la proposición a y la proposición b.
Por ojem plo, si las proposiciones a y b referen tes a los alum-
nos do tu clase t ienen el mismo significado que antes, entonces
la proposición abreza «es aficionaclo al ajedrez y os aficionado
al juego de ]as damas» y a esta proposición le corresponde el
conjunto do verdad
AB = { Alej~nch-o, Migue1, Catalina}.
Si las p roposicionus e y el, J'eferentes al coujun to de figuras
re¡>reiientadas en la Iig. 24, significan «la figura es rodo11da»
y «la figura está sombreada», entonces la propo~ició11 cd
signfüca «la figura e8 redonda y está somhre1Hl a» (fig. 2G).
L n rol ación ~.x isl.erite entre lo~ conjun Los y fas p1·oposicio-
11es permite traspnsar a lus proposicion tiS tocias las :reglas del
álgebra de los conjuntos:
a + b = b + a, ab = ba;
leyes conmulalivas do1 álgebra do las ¡lroposicloues
(a + b) + e = a + (b + e), (ab) e = a (be);
leyes asocialivus do) álgebra do lus proposiciones
.(a + b) e = ac + be, «b + t.: - (a + e) (IJ + e);
lcycf! dislributivas del á,lgehra de las 111·01>vsicíonos
a +a= a, aa = a.
leyes idempotentes del álgebra de las proposiciooos
Además, s i tes una proposición idénticamente verdadera
y o es una propo1:<ición idénticamente fal sa, en tonces s ietn ]H'e
(o soa , para cualquier proposición lt)

a +o= a , ai = a;
a+í = i, ao = o.
Por ejemplo, Ja proposición «estudia en sobresaliente o t.ieno
dos c~bozas» c1; equivalente 8 la proposición «estudia en sobre~
saliente», mientras que la proposición «es aficiouado a la
57

natación y tiene menos de 200 años» es equivalente a la pro-


posición tes aficionado a la nataci6n»1).
Para comprender c6mo las leyes del álgebra de las proposiciones
ee deducen de las leyes del álgebra de los conjuntos, consideremos,
por ejemplo, la se9unda leg dlstrtbutl11a • .P11esto que el conjunto de
verdad de la suma de dos proposiciones representa la suma de los
conjuntos de verdad de estas próposlciones y el conjunto de verdad
del producto de proposiciones es el producto de sus conjuntos de ver-
dad, resulta que el conjunto de verdad de la proposición compleja
ab +e (.o sea, de la proposición ctiene lugar qa g b• o e•) ea AB + C,
donde A. B y C son los coDj\!.Dtos de yerdad de las respectivas propo-
siciones a. b y c. Análogamente. el conjunto de verdad de la proposi-
ción compleja (a+ e) (b +
e) es el conjunto (A f. C) (8 C).+
Pero, en virtud de la segunda ·tey distributiva del algebra de los
<,:onju1,1tos.
AB +
C = (A +
C) (B +
C).
Por consigu.ien·t e, los conjuntos de verdad de. las proposiciones ab + e
y (a + e) (b +
e} coinciden; pero· e:ito significa precisamente que 1.as
roposiciones ab +
e y (a+ e) (b +
e) sou iguales. (Véase también
Ea pág. i8 donde hemos señalado que lns proposiciones ces afüiionado
al ajedrez y al juego de las damas o a la nata<(ión11 y «es aficionado
al ajedrez o a la natación y también es aficionado al juego de lns
daa;ias o a la natación.& tienen el mismo sentido, o sea,
ab +
e= (a +
e) (b +
e),
donde las proposiciones ~. b y e significan, respectivamente, ces afi-
cionado al ajedren, ces aiil:.ionado al juego de las damas. y coa áficio-
nado a la· nataci61ll.)
Aparte de las operaciones de adición y de multiplicación
<le Jos conjuntos, también se puede traspasar al álgebra de las
proposiciones la operación <iraya•. En este caso debe entenderse
por ii la proposici6n cuyo conjunto de verdad es el conjunto A,
donde A es el conjunto de verdad de la proposici6n a. En otras
palabras, deben cumplir la condición ii aquellos elementos
del conjunto universo I que no figuran en el conjunto A,

2) Ropreseut.omos turnbién lns layes onumeradas


más arriba en. la fo1·ma que suelen lipu.rncer i:n los textos de Lógica
Matomáti~u:
a Vb= b V a, a /\ b = b {\ a;
(a V b) V e= a V (b V e), (a /\ b) /\ e = a (\ (b /\ e);
(a V b) /\ e = (a /\ e) V (b /\ e), (a /\ b) V e = (a V e) /\ (b V e);
a. V a = a., a f\ a = a;
a V o = a, a /\ i = a;
a V t = t, a /\ o = o.
58

o soa , los clcown1.os <1u1:1 no cwnplen lu condició11 a, y .c;blo


estos clcm L'utos . Poi· ojcmph), si la proposició11 ü rezn «tíene
notas insatisfacl.ol'ius», cmLoncos la proposición signiifra a
.i110 t iene nol.as i11sntisfoctorias» («tiene buena:~ nota~ en todas
las n~ignat11ras»); si el conj11nto \tniverso l consta du las

b·"o elementoNÁOé um ttfaJlf}ulo"

figuras t'Bprm;ontadns en Ja fig. 2/i y In i11·opos1c1 on b re'l.a


da iig nra es triangular», on tonccs Ju proposición b s ignifica
da figura no es triangu lar• (fig. 26) . En general, la proposi-
ción ti Lieoe el sentido (Je {<110 ai>; por eso on el álgebra rlo las
propoi:;ic.ionés la oporaci ó11 «ra ya» se donomina formación
de 111 negación o simplemente negación.
Enumeromos a hora las teyos del 6.lgobra de las propos i(~iu-
11t1S relaciotiadas co11 la operación do la ne.gación:

=
a=a;
a+ Ü= t y aa - O:
o= i y i. = n;
(l + b=a'jj y al1 = a+ h.
En efecto la ncgació11 de una propos ición i<lénticame11 Le fa Isa
(por ojornplo, «2 X 2 no es ig ual a 5• o «~to al11m 11 0 110
tiene dos cabezas•) s iempre será una proposición iclóntica-
rocmtt1 vcrflancra, mi en trn~ que la negación <le una propo-
~ic ión i<l 6nlicame11 t.f\ verrliulera (<1ost.c alunrno no t ione me1ws
do 120 aiios») s iom pre sel'á. itl ú11ti cnme11l.e fal i:;a. 'l'amhit;n
M fácil comprolrnr Jns dem ás Jo yo~ (¡ h azlo!); es verdad, q11e
éstas no rcqaieren una comprobación especial ya que se
59

deducon do las loycs corrcsponJio11Lus dd 1Ugcb1•a du los


co11juntos1).

EJERCICIOS

2. Cita tr!_!S ejemplos de proposiciones idéuticamente verdudcras


y dos ejemplos de proposicionc~ idént.ícomente falsas.
2. Supongamos que la proposició11 a significa:
a) •2 X 2 = 4»;
b) ~os varónt;
e) «el elefante es un insecto•;
d) tsabe volan.
~Qué significado tieno o.n todos estos casos 111 proposíción
¿Es 1déot.icamente verdadera? ¿Es idénticamonl.e íalsu(
a?
3. Supongamos que la proposición u significo. ces aiicionatlo ¡¡J
ajedrez•, mientras que la proposición b significa •es aficionado al
juego de las damas•. ¿Qué significado tienen las proposicioucs:
a) a.+b; b) ab¡ e) a+b; d) a-J-b; e) a+b;
r, ab; &) iib: h> ; 'b?
4. Supongamos que la ptoposición a significa col alumno esLndrn
en sobresaliente», la proposició.P b reza «el alumno es moreno• y la
proposición e afirma 40} alumno es aficionado a la na~ació111'. ¿Qué
significadO' tienen lns propo.siciones:
a) (a +
b) e y ac + be;
b) ab +
e y (a e) (b +
e)? +
5. Supongamos r¡ue las proposiciones a y b signílicau: «el número
enter.o positivo es par» y «el numero entero positivo es primot. ¿Qué.
significado tien011 las proposiciones:
a) ab; b) a+h; C) ab; d) ai); e) ;i'+li?
l Quó representan los conjuntos de verdad de estas proposiciones?
6. Sul)ongamos qi1e las proposiciones a y b significan, respectiva~
mente, cel alumno es miembro del círculo matemático• y cel el\lmno
particiJ>:>. on el coro;. ¿Qué sigztificado t.ienen las proposiciones
a) a+b y ;ib';
li) a,; y ü+"b~

1) Por ejemplo, puosto cruo Jos 1:011ju11tos de ver•


dad clo lns proposi•:ioncs o +
¡, y a-1; son i¡.,"U11lcs 11 A +
8 y AH, res¡><)C-
tivaincnto, donde A y n son los e.onj1111tos d<> vorlhut llO lns proposicio-
nes a y b, y puesto quo A 8+ = Aff. er1toncos Jo la definición dó h•
igualdnd (coincidencia) de proposicionc~ resulta que <! b - ;;-¡;, +
60

§ 5.
«LEYES DEI... PENSAMIENTO»
Y REGLAS
DE J,,A DEDUCCION

Ahora podemos respondor a la pregunta de por qué George


Boole dio el título de dnvestigación do las leyes del pensa-
miento» a s11 obra en la que fue co.nstruida el «álgebra extra-
ordinaria» considerada e.n el folleto presente. En efecto, el
álgebra de las proposiciones tiene una relación directa con
las leyes por las cuales se rige el hombre en e] proceso de
pensamiento, ya que la suma y el producto de proposiciones.
definidos anteriormente, 110 signífican otra cosa sino las
cópulas lógicas «O» o «Y•, la operación «raya» t iene el sentido
de la negación, mientras que las leyes del álgebra de laH
proposiciones describen las propiedades principales de estas
operaciones lógicas por las cuales se rigen todas las personas.
Clato está que muy pocas personas interpretan estas propie-
dades en tanto ctue leyes matemáticas del pensamiento, pero
incluso los niños pequeños las emplean con soltura. En efecto,
nadie duda, por supuesto, de que decir «corre rápido y salta
alto» es lo mismo que decir «salta alto y corre rápido»; on
otras palabras, todos saben (aunque no todos son conscíentes
de ello» que las pr()posiciones ab y ba tienen el mism.o sentido,
i:;on <siguaJes».
Ahora podemos explicar las razones que han motivado
en nue.stros días tan acrecentado interés hacia los estudios de
Ceorge Boole, hacia la interpretación matemática de las
leyes de la lógica en forma de espocíficas «reglas de.J álgebra».
Mientras el campo del pensamiento ha constituido una pre-
rrogativa absoh1ta del. raciocinio hnma110 1 podíamos doscu-
tendcrnos efe Ja ctescrjpción fortnalizada de las «leyes del
pensamiento»: puoA- las personas siempre se han. regido por
estas ll'yos sin darse cuenta siq11iera cle.l contonido de laR
mismas. ·P ero t>n los í1 lthnos decori ios la sit11ación ha cambia-
rlo vcrtíginoRamcnte y hoy tro.tamo::i de oncome111lar a nues-
tTOs «colaboradores electrónico~~. las máquinas computadora
electrónicas, fouciones que antes cumplían sólo seres conss
6f

cientes: direccióu <le la producción y ttlaboración de horarios


del transporte, solución de p roblamus matemáticos y traduc-
ción de libros, planificacióu da 1a ticonomia y búsqueda de
datos que nos interesan en la vasta bibliografía cientifica;
hoy día las máquinas electrónicas juegan incluso al ajedrez.
Poro, para tenseñan todo esto a las máquinas, nos hemos visto
obligados, naturalmente, a enunciar con claridad las «reglas
del juego», las deyes del pensamiento», que deben seguir
las «inteligentes» máquinas creadas por el hombre: mientras
el hombre s igue instintivamente las reglas de la lógica, para
la máquina es preciso formularlas con claridad y, además,
formularlas en el único «idioma» que sólo puede «compren-
den la máquina matemática, en el idioma de las matemá-
ticas 1).
Pero volvamos a las «leyes del pensamiento•. Las de
mayor interés son las relacionadas con Ja operación lógica do
la negación ; muchas de éstas tienen nombre especial en la.
Lógica. Por ejemplo, la regla
a+a=i
expresa la llamada ley del tercer excluido: tiene lugar la
proposición a o tiene lugar la proposiei6n a, sin que pueda
darse un tercer caso, y por eso es siempre verdadera la pro-
posición a +a, o sea, «a o no at. Así, aun sin saber nada
sobre el «alumno de mayor estatura de la séptima clase de la
escuela Nº f 2 de Leningradot, podemos afirmar que este
alumno «estudia en sobresaliente o no estudia en sobrosalien-
tet, que ees aficionado al ajedrez o que no es aficionado al
ajedrez•. La regla
aa =o
lleva e1 nombre de ley de la contradtcción; esta ley establece
que las proposiciones a y ii, o sea, a y •no tU, jamás pue1lo11
tener lugar simultáneamente, es decir, que el producto de
estas proposiciones es siempre falso. Por ejemplo, si un alum-
no estudia en sobresaliente, la proposición tno estudia en
1) Empero, no quisiéramos que el lootor sacara
de aqui la conclusión de que el álgebra elemental de Jas proposicio-
nes, o la que está exelueivall}.ent.e consagrado esle folleto, represeni.n
ya el aparato que permite construir mó.quinas computadoras comple-
jas o plantear los problemas en forma tal que la soluci6ll de los mismos
pueda ser YA 1confiadu a las máquinaB eleclrónieas.
62

sohrcsaliente~ aplica<la a esto alumno será, por supuesto,


lalsa¡ si el número (011tc1·0) tt es par, para él rosulta falsa la
proposición «es impat·•· 'La regla
;::::.
a=a
se denomina ley de la negación doble; establece que la negación
cloblc oe nna proposición equivale a la proposición inici~l.
Así, la negación de la pro·posición «es pan>, refel'ento a un
número entero, es Ja proposición «es jmpar»; la negación
«es no im par» de esta última proposición nos haco retornar
a la proposición inicial sobre la paridad del número. De un
modo análogo, la negación doble tno es un ahunno que no
tiene buenas notas• de Ja proposición acerca de que el alumno
tiene bnonas noLas eqnivalo a la proposición inicinl (ltieno
buenas notas».
No es menor In importancia que tienen l as r e.glas de
Morgan
a+b = ab y ab = a+b
para las propol.'iciones aunque el enunciado verbal de Jas
mismas es algo más complejo (véase a este propósito el ejer-
cicio 1 que viene a continuación). De ln misma forma todas
las demás reglas del álgebra de las propos iciones, como sou
las leyes distributivas
(a + b) e = ac + be y ab + e= (a + e) (b + r)
o las l eye.~ i<lf.mpotentes
<-i+a.=a y aa=a,,
re.presentan determinadas deyes dol ponsamicntm> , determi-
nadas reglas ele La lógica que rigen la obtención de 1111evns
conclusiones de otras quo ya se conocen.
Un Jugar peculiar ocupan las reglas referentes a lu rela-
ción lógica_::,, Hasta el m.o mcnto no hemos considerado esta
relación¡ sin embargo la <{conexión bilateral» entre los con-
juntos y las proposiciones, que hemos establee.ido an lerior-
mente, permite traspasar sfo d ificultad la relación.::::> dt1) álge-
bra de Jos conjuntos (relación de inclusión) al cam1>0 del
álgebra de las proposiciones. A sabt.\r, escribiremos
(l.=> b
63

y dí remos que la proposici6n a se deduce de la. proposición b


(o quu a es im corolario de u) siempre 4110 el conjunto de verdad
A de la proptJsición a comprenda el cunjuntu de verdad n de la
proposición b, o sea, sien1pre que
A=> B .
Por ejemplo, puesto que el conjunto B de los ahnnnos de tl•
e] ase que estudian en sobresa1ionte está oontonido obviamente
en el conjunto A de todos los alumnos que tienen buenas no-
tas, resulta Q.ue le proposición a: «el alumno de tu clase t iene
buenas notas en todas las asignaturas» es corolario de la
proposición b: «el alum110 estudia eu sob1·esaliente». De uo
modo análogo, el conjllnto
A 6 = {6, 12, 18, ... }
de los ni'1meros (enteros positivos) divisibles por G está con-
tenido cu el conjunto
A 2 = {2, 4, 6, 8, 10, 12, 14, 16, 18, 20, . . . }
de los números pares; por esto, la proposioió11 «el número es
par» resulta corolario de la proposición 4el número es divisible
por 61>1).
A menudo ~e denomina deducción a la comprobación de
que dos proposiciones a y b están vinculadas po.r la relación
a =::> b; en este caso la proposición b se denomina hip6tests
y la proposición a, que se deduce de esta hipótesis, se denomi*
na tests. Con las deducciones nos encontramos mu.y frecuent~­
mente ea Ja ciencia y en la vida cotidiana¡ por ejemplo, Lienen
como regla carácter de deducción las demostraciones de teo-
remas matemáticos: se exige de.mostrar que la MpótE:'sis b
del teorema (por ejemplo, ·«el ángnlo P del triángulo MN P
es rectow, fig. 27) implica la tesis a («MPi +
NP 2 = MN 21>;
en este caso la fórmula a=::> b equivale al teorema de Pitágo-
ras). En las deducciones (por ejemplo , al demostrar los teore-
mas) empleamos sistemáticamente (sin darnos cuenta a veces

1 ) Si a :::> b, también se dice que la proposici611 b


es condiclóo suficiente para e (para que el alumno tenga buenas notos
e.u todas las asignaturas es sujtctente, por &upuesto, que estudie en ser
bresaliente) y que la proposición a es condición neccsnria para b (para
que el alumno estudie eo sobre.s aliente es nece1arto, por supuesto, que
enga buenas uotas en todas las asignaturas).
64

de ello) las propiodudes p1·incipales de Ja relación ::::>1 }:


a ::::i a;
si a ::::> b y b :::i ª• entonces a = b;
si a ::::> b y b ::::> e, entonces a :::> e;
t ::::> a y a:::> o cualquiera que 50a a;
a + fJ :::> a y a :::i ab para cualesqtúera a y b;
si a::::> b, entonces b ::::> a.
Por ejemplo, sabemos que si las diagonales de un cuadrilá-
tero se cortan en el punto "TMdio de ambas (proposición b),

FJG. 27

dicho cuadrilátero es un paralelogramo (proposición a)2)¡


por otro lado, en ol paralelogramo los ángulos opuestos son
iguales (pro1>osici6n e). De este modo, tenemos
a ::::> b y e :::i a;
por eso
e::::> b
o en otras palabras: si las diagonales de un cuadrtlátero se
cor.tan en el punto medio de ambas, sus ángulos opuestos son
iguales.
Detengámonos Hnalrnonte en al empleo de la :regla «si
a :::> b, entonces b ::::>a&. Esta regla es la base de la.s así llama-

) La regla «st a :::> b JI b =:> a, entonces. a = bt


1

se enuncia a veces as1: si b es condición necesaria y suficiente para a,


las propos.ieiones a y b son equivalentes (desd.e nuestro punto de vista,
iguales o idéntk11s).
~) .En esto caso tenemos incluso a ::i b y b ::> a,
o sea, a = b.
G5

fas demostraciones por el absurdo. Supongamos que debemos


demostrar que tiene l ugar la relación a ::::l b: de la proposición
b se deduce Ja proposición a. Frecuentemente resulta más
fácil demostrar que si a no tiene lugar, tampoco puede cum-
plirse b , o sea, que de la proposición «no al) (proposición a)
se deduce la proposición «no b» (pro posición b}.
He aquí un ejemplo de este modo de razonar: demostremos
que si el nz¡mero (entero) n mayor que 3 es primo (proposición b),
entonces n es de la forma 6k ± 1 (donde k es un entero) , o sea ,
que a l dividir n por 6 se obtiene el resto +1 o el resto - t
(proposición a). Es bastante dificil demostrarlo directamente,
sin basarse en la 1·eg1a «Si a =:J b, entonces b ::::l a-&; tratemos,
por eso, de recurrir a la demostración por el absurdo. Supou-
gamos que tiene lugar la proposición ii, o sea. que el número n
(entero y mayor que 3) no es de la forma 6k ± 1. Al dividir
por 6 cualqu ier número entero 11 se obtieno o bien el resto O
(en este caso el número n es divisible por 6), o bien el resto 1,
o bien el resto 2, o bien el resto 3 , o bien el resto 4, o bien el
resto 5 (o el resto - 1 que viene a ser lo m ismo)¡ por eso, la
hipótesis ti. significa que al dividir el número n por 6 se obtiene
o bien el restQ O (o sea, el número os divisible por 6), o bien
el resto 2, o bien el resto 8 , o bien el resto 4. Pero un número
divisible por 6 jamás puede ser primo; si al divjdir un núme-
ro entero n > 3 por 6 se obtiene 2 ó 4 como resto, el número
es par y, por consiguiente, no puede ser p rimo ; si al dividir
n por 6 se obtiene 3 como resto, el número es divisible por 3
y trun poco puede ser primo. Es decir, do a se deduce b (simb6·
licamentc b :::::> aj; ae aquí se desprende precisamente que
a::::> b
que es lo que queríamos demostrarl).

EJERCICIOS

l. Enuncia verbalmente las reglas de l\Iorgan a + b == ab y


ab =a+ b del álgebra de las proposiciones.
1.) Más preciso es el razonamiento siguiente: de la
relación demostrada b ::::> á se deduae quo (á2 :::> (b) 2 ~ :::i b; pero,
como en virtud de la ley de la negación doble a-= a y ¡; = b, tenemos
a::::> b.
66

2-.Cita un e1omplo que ilustre


a) la ley del lercero eX'.duido;
hl la ley de la wntradic-eión;
e) la ley de la negación doble.
3. P1·op6n un ejemplo para Uust-rar cada una de las propiec1t1dc,;s
do la relación => (relaci6a do secuenciu) de las propoi3icio11es enume-
radas on la :pág. 64.
4. Hecuorda algún ejemplo que tu conozcas de la demostrncl6n
por el absurdo y escribelo en forma simbólica.
:;. Sea a => b. Simplifica l e. suma a+ b de las pro1)osícion~s
a y b y el })f<'1luc:Lo ab de est.as proposiciones.

§ 6. PROPOSIONES
Y CIRCUfTOS DE CONTA CTOS

Para termrnar es~e fnllclo indicaremos un CJCrllplo más de mi


álgebrn de Boole que posíhlemeot-0 t-0 parczett bastante 1ne~perado.
Consideraremos como el ementos de nuestra Mgehrn todos los ckcuitos

de conlaclos p-0s1blcs, os decir, los c iri:.u1t• ..o;- l'léctriros provistos Je


una serie tle i11tel'r11ptores lle coutact-0. Las sccc1011e:- aisladas tic Lal
t.ircuilo, somojante nl representado en la f1g . 2$, las designaremos
(_on letra latina mayúscula; éstas során precisamente los t>lcmcntos
del álgchra específica considerada.
Por e.uant.o la única misió1l de una sección de 1rn circuHo eléc-Lr1co
nm::.1sle en conch1ch· la co1·iicnt.e eléctrica, no haremos difcrcncla
y consideraremos ~ iguale.Bo dos seccjoncs i1lónticas en este aspetto,
() sea, Jos set\<; ioucs c¡ uQ contienen los mismos intorruptores y que
simuháneamoot-c conducen o 110 co.ncluc;eu la r.orricnte cuanrlo la
]>Osición (~rnrrado», <•abtcrto») de t odos los intcrrupto1•e_s es la nnsma.
+
Admnás, denomi11oremos sunia ,.,{ .'{1 de dos sec<:iont>.s .-'{ y .'11
67

de un circuito el rosultado de su acoplamiento en paralelo y producto


~.ff!B, el resultado de su acompla111tento en, scru (v611st• la flg. 29, a y b,
donde lns secciones .,.,,,. y ,'!S contionen un conlat\l-O cada una). Eslá

o) b)

.l-'10. 29

claro que la Mlici6n y la multiplicación de sccdonos do un ci rcuito


eJée.ti·ico deffnidas do esta forma resultan conmutativas

y asocíati vas
A+ .;6 = $ + ,,;¡, cf.:iJ = !1Jdf
(.?f + $) + r-' = A + (,$ + ~) (= A + !1J + ~),
(.4SJ) ~- = .A (.93'f,) <=dl$W)
(véase la fig. 30, a y b, en la cual estii representada 111 *S11ma triplct
df. + +
.'8 ~ ~· el producto triple .1'-/IJ'{r do tres conta rlos). Tam-
bién verií1can las l<'l'M itlrmpotcntl.'s::
~-" + ..,(
= df' .~.tf = di.
ya q110 lA conexión en serie o on paralelo de dos contactos idé11tiro$
(o sea, simultáneamente cerrados o abiertQS ambos) da el mismo resul-
1.ado que 1111 contaeto único. M lis difícil es comprobar que en nuestra
«1\lgobra de los circ111tos do co11tactos1> so cumplen aml1as le.yes tlis·
t.ributi vas:
<....t +,<j/) ~ = .:"!'e+ J9r,:: y di~ +
~ = (.:r! +
<6') (.~ +~);
sin embargo, t ambién tienen lugar estas !oyes como puedo verse de
las figs. 31 y 32 (es fñcil comprobar que el circuito representado en ln
fig.. 31, a es <1\guali>. en nuestro sentido, al circuito de Ja Hg. 31, b
y que el c.ircuíLo de la Clg. 32, n es «igualt al circuito de la fig. 32, bl.
Convengamos, fmctl mente., en designar por :J ol c.cir1tacto siempro
cerrado (sol dado; fig. 33, a) y por 0 el eontncto siempre abiC'rLo
(ruptnru dl'l ui rcu1t n; fig. 33. b). Es evidente entonces quo

(fig. 34) y que


.~ + ("') = .A 'Y ,fi:; = .-lf

~../ + :'J = :'J y ,.¡t(C) = ('}

(fig. 3:'>); de esta fol'ma los conta.:tos :J y (:) desempoiinn en nuesLra


álgebra de Boole el papel de los elementos •especir1les• l y o.
68

CoovongamQa, además, en indicar j)Or .A y Á un par de contactos


tal que si el contaeto .:A está cerrado, mtonces el coritacto :;¡, está nece

~fe
r:::---i _ ~__.!;~-ABC
(8 ) (l>)

FIG. SO

(a) ti>)

FlG. at

e e
(a) (b)
FIG. U

sartamente ab ferto; es fácil desde el punto de vista técnico realizar


semejante par de contactos (Hg. 36) . Es evidente que
.,,f:=,:A. 5=<:>, 0=:J,
69

así como que


.tt-+,;¡= ti Y al A-_ <9
(fig. 37, a y b). Más com plejo es demostrar las reglas dé Morgan:
~+ ~=.A.i y .A!R=.;i+.i.
pero también ellas tienen lugar aquí (véase la fig. 38, a y b, donde
as secciones de circuito ·=' +
9J y <Á + (fJ se determinan, digamos,

I
0--0

( 8) ( b)

FIG , 33

(8) (b)
FtG, 3'

~l
A .JO O
- 0-0
AO- O
0---

(aJ (b}

ll'IG. 35

por la condición de que si e circuito .?t + (fJ conduce la corriente ,


+
entonces el circuito of (fJ no la. conduce, y viceversa).
La semejanza que existe entre eJ «álgebra de los circuitos do
contactos~ y el «álgebra de Las proposiciones. es muy valios11 en doa
aspectos. En J>rimer lugar, permite s_imuJar proposiciones complejas
mediante circ\litos eléctricos. Consideremos, por ejemplo, la propo-
sición compleja
70

F'l(;. 36

(e) (b)

:4+8=Ts
.Ji
Af o
1,;)

(•) (b)

F te-. 38
71

uontle a, b y e son unas proposiciones q:slmples», m1eutras que la adi-


c~óu. ~ 1a multiplicación de las proyosic.iones y la opcrnción <ft11ya11
s1gnif1can, como de costumbre, las copulas lógicas «o* l\ «Y'* y IR ne~i:c­
ci6n. Hagamos corresponder a las proposiciones a, b y e los contactos

FIG. !19

,A, ~ y 'é; eu tal caso nuestra proposición com.pleJn d qu11dar6. repre-


sentada por el c.irc~ito de la íig. 39 que c.orresponde a la c.ombinacíón.
2'=d[$<(5+L4$~
de los contactos ,A, .~ y ~. Para comprobar si la proposición d es
verdadera siendo, digamos, verdaderas las µroposidoncs a y b y falsa

l' IC. 40

la proposición e, liastará cerrar los co11~11ctos .A y ,9.j d1:1l eircu1to :tí


y abrir el contacto <e; (Ci.g. 4.0): si e.) circ.uito ~ c.onduc.e la corriente,
quiero decir que correspondo a una proposic16n verdadorn i (o sea,
a un circuito .Y que conduce la corriente), dic.ho de otr.o modo, (>[1
este caso la yroposición d es verdadera; en cambio, si dadas estas
condíc.ioues .e circuito flJ no conduce la corrieuto (os «lguab al clr-
cnito <9), la proposición d es equivalente on estas condiciones a la
proposidón o, on otras palabras, es falsa.
La SQguoda. ventaja, que se obtiene de la semejanza existente
entre el álgebra de Jos circuitos de contactos y el álgebra de las pl'opo-
ski<mes, cons.iste .e.n que permite construir, basándose · en. las reglas
72

de ln Lógica, circuitos de contactos que satisfacen condiciones dadas


de antemano (y que pueden ser bastante complejas). Lo mostraremos
con dos ejemplos.
Ejemplo t . Es preciso construir mi ctrcu tto eléctrico p al'a un dormi-
torio con un bo mbi~lo eUctrlco sttndo deseable tener dos interruptores:
un.o ju.nto a la puerta y otro sobre la cabecera; el giro de cu.a lquier tnte-
rruptor, tndependte11temente de la. posición qu~ ocupe el otro, debe de.,-
conectar el circuiio si anteriormtnte estaba c·onectado y conectarlo, sl
estaba dt$COnectado .
Soluci6n. Designemos por ~ y .S6 los dos contactos correspon-
dientes a los interruptores; en tal caso. el problema consiste en cons-
trui1· una combinnción % (correspondiente al circuit o eléc.trico del
donnitorlu) de los contactos .:1f y f1J (así corno, posiblemente, de .tf.
y .~) tal que al cambiar el estado de cualqulera de estos dos contactos
cambt~ tambii11 el estado de t odo el circuito '(f (es decir, que cottvierta
en c.ircuilo áhierto el circuito que conduce In corriente, y viceversa).
En otras palabras, nuestro j)roblema consiste. en hallar una comhi-
nac1ón e de unas proposicfones a y b tal que al cambiar la proposición
verdadera a por la folaa, o viceversa, cambie el carácter (¡¡vel'dadero»,
«falso•) de toda la proposición e; otro tanto se refiere a Ja proposición b .
.Esta condiCión es satisfecha por la proposición e verdadera si ambas
proposic.iones a 'Y b son verdaileras <1 si ambas son falsas, y falsa en
los demás casos (en los que una de las proposiciones a o b es verdadera
y ta otra es falsa) , El hecho de que en esta descripción hayamos emplea-
do la conjugación «o» sugiere Ja idea de que es posible representar La

F I (',. ' I

proposición e en forma de suma de dos proposiciooes, una de las cua-


les es verdadera si son verdaderas a: y b , mientras que la .segw1da es
a
verdadera si son verdaderas y b (o sea, si a y b son falsas}. Fijándo-
nos ahora en la conjugación «yt, que Iigura en la descripción de los
dos sumand.os de la suma buscada, llegamos a l!i conclusión do que
estos sumandos son ·
a.b y ali.
De esta forma tenemos definitivamente
c=ab+;i°6
73

y es fár.;11 comprobar, en efocto, que esta proposición c satisfoco las


condiclooes más arriba enumeradas.
Vol viendo ahora de las proposiciones u los circlutos de coDtactos,
deducimos que el clrcuito eléctrico ~ que nos iutercse viono uxpr~
sado por la fórmula
~ =A.!B +A".$:
está claro que no ofrece díiicu1tad la realización técnica de semejante
circuito (fig. 41 ).
Ejemplo 21). IIay qut construir un ctrcutto elcctrtco para el mando
de un elevador¡ suporn:mos, para stmpllflcar, que d número de pisos es
igual a dos. El circuito debe contener dos contactos qiu 1e mantpulan
opr,miendo botones iustalaáo1 en la cabtna del elevador (bot611 dt des-
cem-o) v en el primer piso, ju11to a la puerta del elevador (bol6n de lla-
mada); los contrutos adicionales eitán reláctonados con las puerta& del
elevador en el primero v stgundo pí¡os, cori la puerta irit11rEor de la cabina,
as{ como con el piro del tlevador 1obre el cual ejerce pre1i6n el pasajero
que st encuentra e¡i la cabtna. El clrcuito eléctrico que permite mane/ar
el descenso'') del elevador, debe conectarse s6lo st la cabina se enmentra
en el segu1ulo piso y &i, además, se cumplett las condtctone1 sigulientes:
1) están curadas ambas puertas del elerJa.dor y la puerta de la cabt-
na; el pasajero 1e encuentra e11 el ekvador y oprtme el botón de descenso o
2) están cerradas ambas puertas del el~vador (mie ntras que la puerla
de la cabtn11 está cerrada o abierta); en la cabina no hav ntld~; una
persona oprtTM en el primer piso el bot6n dt llamada.
Solución. Designemoe los interruptora$ de contacto que regulan
la con~ión del circuito de la forma sigu1oute: ,,'/' es el inLerruplor
que se cierra sólo si la cabiua se encuentra en o) 80gundo piso; f/J 1
y .<!>,. son los interruptores que se cierran cua. ndo se cierran las l'uer·
tas del elevador on el piso 1 y en el piso 2; 9>e os un Interruptor análo-
go relacionado con la Puerta de Ja CnbiM; ~ es el intorruptor rola-
cíonado con el piso do la cabina que se ciorra bajo la íuíluoncia dol
peso del Pasajero; $d y $1 son los Interruptores relacionados cou ol
Botón tle Descenso que se encuentra en la ca.bina del elevador y el
)iotón de ¡:,Lamada que se enouentra en primer piso, 1uuto a ln puerta
del elevador . Según_ la co11dicl60 dol problema, el Ciicu.ilo buscado
'€d para manejar el Descenso del elevado r debe conectarso (conducir
la corriente) sólo en el caso de que:
1) el contacto :J' está cerrado, y el contact o .'f>l está cerrado, y el
contacto .9',. está cerrado, y el contacto !/'e está cerrado, y el contarlo
9' estñ cerrado, !J el contacto $4 eB\ á cerrado
o
2) ol contacto ¡j' está cerrado, y ol contacto :111 está cerrado, y ol
1) Hemos tomado este ejemplo del libro de M. A. Il0Jte1aeo,
Cn ruan, Cooo1cROa pa.11110, 1958, CTp. 214 (I. A. Poletáev, Sefiul,
pág. 21 4).
•) Aquí sólo consideramos La estructura del circuito que permite
manejar el descenso del elevador, análogamente so puede examinar
también lo estructura del circuilo que desplaza el elevador hacia
arriba (véase el ejercicio 6 de la p,g. 75).
74

contacto ,'fJt est.á e.errado; y el contacto 9' e e.stá cerrado o abiorto,


y ~I contncto t.B1 está cerrado, y el contact.o ."J' está ubierto.
Teniendo en cuenta quo la operación lógic.a «Y• corres ponde ni
producto de proposiciones (de contactos), mientras que la operación
lógica co• cor respondo a la suma do las mismas, obtenemos fácilmentA
+
"(.;4 = 3'9"t9'2ff'c:fi> ffid r!f'9"19"2 (.9'e+ .1'd .'1J¡:Ji>•
Empleando la igualdad
~c+•9Sc=:J,
la propiedad del contacto :J (.1f:J = .7f para cualquier conuwto ~}

__:/~~º [2p p I~
o
Y~. . o----
f,___--(T~oo--- --'
81

así como lo ley conmutativa de la multiplicación y la ley distrih11-


ti va, podemos simplificar la expresión obtenida:
'f.d = :f ff' t ff''l (.9-'9-'c!IJd +ffeSJ¡).
Es fácil iiorsuadirse do cómo debe realizarse técni<'amento se-
mejante circutlo (fig. 42).

EJERCICIOS

t. Hcprcseuta los circuitos de co11tactos que corresponden a las


proposiciones complejas
a) (a+b) (c+d);
b} abc+ab+a;
e) iWC+aic+abc;
d} (a+b> i~+li>+at>+a"b .
2. Representa los c ircuitos 11 0 contactos que corresponden a Lns
proposiciones
(ci + e) (b + e) (a + d) (b + d) y ab + cd
y comprueba la «igualdad• do estos circuitos.
3• , Construye el circuito eléctrico :f quo comprende los contac-
75

tos ~• .:IJ, ~ y :t (y, posihle1oe11lo, !os contactos .:A. 91, i y :ll)


Lal que
a) el circuiloJ"se cierre sólo si están cerrados Lodos Los co11taclos
df't ~. ~· y $ o si no está cerrado nin~ de estos contactos¡
b) el circuito cff 11$ cierra sólo sí están cerrados algunos de los
contactos <ff:, 91, ~ y :l; poro no tcx!os esios contactos.
4, a) El comité cousta de tres miembros. Construye el circuito
eléctrico que muestre los resultados de una votación; c.ada miombro
del comité vota 9¡>rimiendo un bot6n; el bombillo se enciende s6\o
si \a proposición reúne la mayoría de votos.
b) Construye un circuito análogo para un coruit.6 compuesto
del presidente y cinco voc.tlcs~ ol borubtBo llebo e11"t1nd8J'118 ahora
:iólo si La proposición reúne l1i uu1yorfo de vot os o si 1011 votos so han
repe.r\ido por igual pero el pre:iiden\e ha votado a favor de la propc>-
sici6n.
s•. Construye un circuito eléctrico que permita encender y apa-
gar el bombillo empleando
a) tres interruptores independiontes (compara con el ejemplo 1
do la pág. 72);
b) n interruptores independientes.
6. En las condiciones del ejemJ>lO 2 do la pág. 73, construye un
circuito que perroitii desplazar el elevador liacie arriba.
76

AP€N01CE

DEFINICION
DEL
ÁLGEBRA DE BOOLE
Se deno1oina álgebra de Hoole un conjunto arhitrario de ele-
mentos ex, ~. 1'• ••• para los males están definidas dos operar.iones,
adición y multiplicnción, quo ponen en G-Orrespondencia a cada par
a y ~ de elemen\os la suma <X+ ~ y "el producto ex~ de los mismos1)¡
está deflnidn lo operación «raya• que hace corresponde!' a cada ele-
mento ex. un elemoulo n\levo ci'1 ); exi.s\en dos elementos tespecialeSt
o o i y so cumplen las reglas siguien.tes:
Reglas referentes a Ja Reglas referentes a la
operación de adición operación de multipHcación
1) a+~ = ~ +a, fa) a~=~a;
leyes conmutativas
2) {a + ~) +y=a+(~-I-'\'), l2a) (a~)y = a (~y) ;
leyes asociativas
3) a.+ a = a, l3a) aa = a.
leyes idempotentes
Reglas que relacionan In adición y la muJlipUcnción
4) (a -t ~)y=a.y + ~y. l4a) a~ + Y -=-(a + 11)(~ -/-y).
leye.~ distributivas
Reglas rcferent~ a los elementos o y "
5) a+o=a, 1 Sa) aL=a;
6) a +t = 1., 6a) ao = o.
Reglas referentes 1\ la operación «raya•>
7) <i= a;
l) Compara coo lo e~esto en la pág. 24.
t) Los matemáticos dicen a esto respecto que en e1 álgebra de
B oo]e hay dos operaciones btn11Tlor (adición y mu1tip1ico.ción), que
a cada dos elementos a y p del álgebra de Boole ponen en correspon-
dencia un nuevo elemento (a+ P y a~. respectivamente), y una
a
operación unario que hace corresponder un elemento nuevo a cada
elemento <X del álgebra de Doole.
77

1 8a) L=o.
Reglas que relacionan la operación «raya» con In
adición y la multJplicaeión
9) a+fl=~. 1 9a) ~=~ + if.
reglas de Morgan
En la definición del álgebra de Boole cabo no exigir la presencia
de la relación:=>: la inclusión a;::> ~ puede ser definida por cualquiera
de las condiciones a + ~ = a o cz~ = ~. de donde so pueden deducir
totlas Las propi edades de la relación :::>:
a::> a¡
si a :::> ~ y ~ :::> tt, en~onces a = ~;
si a :::> ~ y ~ ::> y, entonces a :::> 1;
l ::> a y a ::> o;
+
a ~ :::> a y ex :::::> et~;
if
:li a :::> ~. entonces :::> et
(¡dedúcelasl). Es más, on Is defi nición del álgebra de Boole ee puede
no exigir la presencia de una de las operaciones de- adición o de mn1ti-
plicaci6n, exigiendo sólo la proso.nc1a de la otra operación y de la
operación cra_yat; por ojom.plo, teniendo las operaciones «adición•
y «rayat, podemos definir la multiplicación mediante la regla de
Morgan
ex·~=a+~.
Sin embar~o, la presencia de las operaciones de adición y do mulli-
plicación unicamente (sin la opel'aci6n «l'ayat) no determina aúu
el álgebra de Boole.
La definición del álgebra de Boole d11d11 más arriba es poco ceco-
n6micat: muchas de )as propi.edades enumero.das pueden ser dodu-
oidas de l&J otras, de modo que no es Indispensable exigir quo se
cumplan. Esta definición tampoco es la única aceptada en la litera-
tura: en varios libros y artículos, a las «reglas principales. (o ~lom4$)
del álgebra de Boole se agregan además las siguientes:
Reglas que relacionan la operaci6u «raya» con los
elementos o y e.
10) a.+a=l 10R) l cxa= O.
En el caso de tal definición, el ejl'mplo S (álgebra de los máximos
y los mínimos) consider11do en el § 2 no ropres11u1.11 ya un álgebra de
Boole y el ejemplo'• (ólgelm1 <le los mfoimos múlti¡llos y los mihlmos
divisores) ofrece un álgnbra de Boole 11ólo en ol caso en el qui' el núme-
ro Inicial N so descompone en el producto de faet-Ores ¡>rimos dlstinl.o!I
dos ll dos (tal es el número 210 = 2 ·3 .5 .7 que Cigura en el texto,
pero no será éste el caso, digamos, del número 72=23 ,32 = 2 .2 ·2 .3 ·3).
A e.ste respecto pueden verse, por ejornplo, los libros [2) y (41 o el
articulo [8) de lu lista bibliográfica que viono a con1.inU11oi6n.
78

RESPUESTAS
Y SUGERENCIAS A EIERCICIOS

§1
t. (A + B) (A + C) (B + D) (C + D ) =
= [(B +A) (C + A)) ·((B +.D> (C + D)J =
= (JJC + A) (BC + D) = (A + OC) (D + BC) = · AD + BC
(aqui se utíliza la segunda ley diatribufü•a).
2. A (A +
B) =AA +
AB =A +
AB =Al+ AB =
+
= A (I B) = Al = A.
5. A (A +
l ) (JJ +
O) = A ·l ·B = .A B.
6. (A+ B) (B + C) (C +A)= .ABC + AB +
AC + BC =
= ABC + .A Bl Ae+ + BC = AB (C" 1) + +
A e+ BC =
= ABI + AC + BC = A B BC +CA +
(véase la identfdad dem03lrada eQ la pág.· 21)"
7. [(A + B) (B ++
C)) (C D) = (AC+ +
B) (C D) =
= AC + ACD + BC + BD = AC+ + BC IJD.
tÓ. [(.A + B + C){B + C + D)) (C + D +A) =
= (AD + (B + C)] ( C + D + A) =
((AD + B) + CJ [(A + D) + C) =
= (AD+ .Y) (A+ D) + e= AD+ AD+ AB + BD +e=
= AB +AD+ BD + C .

§2

3. u) + 1O l y · 10 J

º1 IºI IJ º Iº º
J O l
b) + 1o " e 1 Y • 10 Pe i
O OP C I o oooo
p p P / I p o pop
e e 1 e 1 e ooe e
I 1 1 l l l O P C /
79

§3
1. AB +
AC BD + +
CD= (A + D) (B +C.) (véase el ejer-
cicio .t del § t); A+ AB = :A (véase el ejercicio 2 del § t}; AB +
+ 80 +Al= A (véase el ejercicio 9, del § 1.); ABC BCD+ +
+ + +
+ CDA = (A B} (A D) (B D) C (véase el ejercicio to del
'l) .
2. a) (A +BJ (A+B)=AA-l-AB+BA-f-BB=A+AB+BA+O =
= A+BA+ B:4=A +<B+B>A=A+IA ==A+ A = A;
b) AB+ (A+B) (A+B)= AB+ AA+AB+BA +BB=
=AIJ+O+AB+BA+O=AB+AB+BA=(AB+ABj+(AB-tAB) =
=A (B+B)+(A+Á)B=Al +IB=A+B;
e) ABCÁBAC= (A+.B+é) (A+ff} ÁC=C<A+ B>+ CI (A+BJ AC=
=A(A+B) AC+B(A+Bi AC+(A+B) A (CC)=
={AA} (A+Bl c+fB(AÁ) c+tBB) ACJ+<A+ ñi AO=
=º(A+ B) e+ [BOC +o.Ac1 +o= o;
d ) A+B=A+Ill=A+(A+A) B=A+AB+AB=
=(Al +AB)+AB=A {/ +B>+ AB.,...,
=Af -t-All=A+ÁÍJ.
3. Aplica la operación «raya> a am~os miembros de la igualdarl
considerada; utiliza el hecho de que A= A.
4. AB+AB=A (véase el ojercicio 2a);
(A+ B) (AB + XB) = AB (véaso el ejercicio 2b);
A (A+ B) =AB (véase ol ú jercicio 2d).
6. a) A éad'8. divisor m del número N lo correspondo un subcon-
ju uto det.enninndo del conjunto 1 = (p 1, P'}• ••. , p11} de divisores
primos del número N; a saber, el conjunto de aquellos do estos divi-
sores que a la vez son también divisores de m; además, si a los núme-
ros m y n les corresponden los subconjuntos A y B del conjunto !,
entonr.es a los números m E0 n = (m , 11], m ®n = -
(m, n) y m = -
N
m
les corresponden los conjuntos A +
[1 , ,1 B y .A.
h) Si m = pª y n = pb, entonces 1n 61 11 = {m, ni = pmh fa. bl,
m ® n = (m, n) = Pm fn[a,b] y -m=-=p·
N l- <1.
m
- •--N - p A 1-a1P A ~-a2 A~-a~
e) n· - m - 1 2
JI ,.
·•• k
"

80

7. Estas igual<lades no se cumrloo en el «álgebra do los máximos


y los roinlmog (salvo el caso eo o que los elomentos del álgebra son
dos números solamento) y en ol «álgebra de los m rumos múltiplos
y los máximos diviso~s. (salvo el caso en el que todos los divisores
primos p1 , p 2 , • • • , P1t del número N son distintos dos a dos; cotn~
para con el ejercicio oa).
8. a)(A+ 8) (A+ C)
= A+ AC AB BC =+ +
= Al+ AC + AB +ne= A (/+e+ B) BC = +
= A l + BC = A BC e= ,A +
B e: A +
8 + + C;
h) (A + B) (A + C) (A + /) = (A + B) (A + C) I =
= (A + B) (A + C) = A + BC :::>A :::> ABC
(~ompnra con el ejercicio 8a);
c) (A + B) (B + C) (C +A)= AB + BC +CA ::>AD::::> ABC
(\léase ol ejercicio 6 del § 1);
d) Puesto que A'::> AB y 8 -::> AB, ee tien~ A+ B -::> AB+ AB.
9. ABC e: AB + AC (véaso el ejercfoio 8a);
AB + AC + AO e A + B + C (véase el ejoroiclo 8b)¡
AB + BC + CA e: A + B + C (véase el eje.rcicio 80) .
10. ABc:(A+B>CA+B) .
J2. a) A; b) B; e) /; d) O.

§4
5. a) t el número entero positivo es par y os -primo•; el conjunto
do vor~ad es {2); b) cel número entero positivo os impar o es pr~mot;
ol conJunto do v(•rdad {1,2,3 ,5, 7,9,ti,13, 15,17, ... ) difiero
dol conjunto de los númoros tmpares en que se ha "agregado el núme-
ro 2; e) col número entero posit1vo es impar y. es frimo»); el conjunto
de verdad (3, 5, 7, H, t 3, i7, 19, . . . } difiere de conjunto do todos
los números primos en que se ha' excluido el númeró 2; d) ce) número
ontero positivo os par y no es primo•; el conjunto de verdad {4, 6, 8,
10, 12, 14, 16, .. . ) düiero del conjunto do todos los números pares
en que se lla excluido el J\Úmero 2; o) tel número entero positivo es
impar o no es primo~; el conjunw do vertlatl (1, 3, 4, 5, 6 1 7, 8. 9,
tO, H , .. . } es ol conjw1w de todos lo~ númt1ros out.eros posíLlv08
a exct1pción dul número 2.

§5
5. a + b = a; ab = b.

§6
t. a) Vóaso la tig. 43; á) véase la fig. 44;
3. a) Véase la fig. 45, a; b) vóase la fig. 4.5, b.
+
4. ti) r!J' = .,t!/¿ .1'-W ~~; +
81

b) 3' = ¿¡f (dJW. + dJ2 + dJ~ + dJ!l + ~2 + ~~ +


rl!f + 21, + 9J!l + ~9) +
+ SJra!fJ'(I, + SJW;2s: + dJ~'l!l + /JJ$~!l + 'fJ.!fJ~!f
(el botón .A lo oprime el presidente del comité).
1), 11) 3'=4dJ~+.A.i~+ .?tdJ~ +_¡-.i~.

A C

-CJ-C~B)(C+D)
B D
FlF. '3

8
--4-0.-.0-1-8~( -~-~A.....,("°"BC+B)+A

FlG. H

S=-ABCD+ABCÓ
o)
-{f~}
S=(A+B+C+DJ<A+B+C+DJ
b)
PJG. 4S
82

BIBLIOGRAFIA

t. lames T. Culberteon, Mathemattc1 a11d loglc for dtgttal devfce1.


Prinston (N.J .) i958, Van Nostrand.
En este libro, que oo presupone del leétor ningún conocimiento
previo que rebase los m&rgenes del programa de la ensefianza media,
pero que requiere cierta insistencia y determinados hábitos de lectura
de literatura matemática, ee toca de forma muy amplia todo el aba-
nico de problemas que consiituyen el contenido del folleto presente.
Contiene numerosos problemas destinados al trabajo individual.
2. E. Berkeley, Symboltc Logtc- ancl ln.tdllgerit Machtnes, New
York, 1959.
En muchos aspectos este libro es P.róximo al anterior, pero dedica
menos espacio a las álgebras de Boole a cuent.a de un enfoque m!s
amplio de los problemas relacionados con las máquinaa matetñíticas.
3. 1. Kemeny a.o., lntroduction to Ftntte Mathemattcs, 1951.
Un amplio libro de texto destinado a los estudiantes de primor
grado de especialldades no m.at~máfieas; comienza por una de\allada
discusión de las cuestiones examinadas en el folleto presente. Con~
tiene numerosos problemas.
4. R. <'.ourant y H. Robblns, What u mathemattcs?, Oxford Univ.
Prsss, 1941 (traducei6n castellana ¿Qu~ ea 1a matemática?, Alda,
Buenos Aires, t954) .
En eate extenS(l libro, destinado en primer lugar a los alumnos
de los grados superiores de la enseñanza media,. también se tratan las
&lgebras de Boole.
5. A. Kaufmaon, R. Faure, bwttatton a la rechercM operatton-
rielk, Paria, f963.
Uno de los capítulos de este libro de sumo interés, escrito para
lectores p.oco preparados, está dedicado a las (l~bras de BoQle.
6. R. R. Stoll, Sets. Loglc and A :rtomattc Theorles W. H. Free-
roan and Co., San Francisco-London, 19.M (Conjuntos, lÓgica y teorías
o.xiom6tic"as).
Este li~ro es de on contenido más profundo que los anteriores,
pero será de gran ioterea para un lector más experto. .
7. JI. A,. Kan.ym&BR, r¡mo max~. Mame.-omu~cxoa AOtUKa, e.Hay-
Iutt, 1964 L. A. Kaluzhnln, ¿Qu6 es lo lógica malémátlca?)
Un l>Oqueño folleto de contenido próximo al libro 16).
8. lf. M. JlrnOJ11, AAce6pw By.c11, c6. tO 11eK0Top1.ix uonpocax
coupe11te0lloft wareua:rnmt e KaúepoeTimn•, «Ilpocoem,eBBe•, i965,
c!J>. 230-324 (I. M. Yagl6m, Algebras de Boole, en el libro Sobre
algunas cuestiones de la Matem&t.íca moderna y de la Cibernética,
págs. de 230 4 324).
83

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•~flr. edita libros soviéticos traducidos al eapallol, Inglés, l'rane&, úabe


y o\ros Idiomas ortranJeros, Entre ellos figuran laa mejores obras de las dlstln·
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GEOMETRIA SUPERIOR
En este libro se ex11mina un gran número de pro-
blemas. Se da 111 argumentación matemática de: la
geometría euclítlea, las geometrías no euclideas de
Lobacnevski y Riemann, la geometrfo proyectiva,
la geometría de Minkovski y las cuestiones geo-
métricas do La t eoría especial de Ja rolativioad
y u.na noción general do las formas topológicas
tle la geometria de curvatura constante. La obra
so divido en tres partes. El material principal
se oxpono on las primeras dos partes. El material
de la tercora parto - nociones principales d e la
geomat1'fa de curvatura constante .....:. puede ser
aprovechado en el trabajo do los círculos mate-
mnticos.
El libro so caracteriza por la claridad de su expo-
sición y es comprensible pnra amplios círculos
tle loctores, aunque las cuostion~ que trata, por
así decirlo, no siempre son sencillas. Ha sido ree-
ditado varins veces on la URSS y en otros paí-
ses.
Está destinado a los estudiantes de centros do-
centes superiores, así como a todas ai¡uellas per-
sonas quo se interesan por las mat ematie'1s.
85

Berman G. y otros
PROBLEMAS Y EJERCICIOS
DE ANALISIS MATEMATICO
(21 edición)
Esta colece1ón de problemas está dedicada a los
estudiantes que cursan 11n&llsis matemático on
centros de enseñanza técnica superior.
No contiene la teoría ni las fórmulas necesarias,
el lector las encontrará en los ca~ítulos respectivos
del manual de análisis matol,Datico. La mayoría
de los problemas está subvidida en grupost lo
que iacilit.a el trabajo con este libro. A los grupos
de problemas de contenido homogéneo precede
una indicación llenera). Todos los problemas de
contenido físico van acompañados do las nooiones
nocesar~as sobre la física. EL libro contiene un apén-
dice: 'rablas do las magnitudes do algunas fun-
ciones olementules.
E l autor analiza un total de 4465 problemas.

Elsgollz L.
ECUACIONES DIFERENCIA LES
Y CALCULO VARIACIONAL
(31 edición}

En este libro el autor examina las ecuaciones dife-


renciales de primer orden y de orden superior,
sistemas de ecuaciones diferouciales, teoría do la
estabilidad, ecuaciones de de.rivadns varciaJes de
primer orde.o, métodos de variaciones en los probla-
1.ous con limites fijos, problemas de variaciones
con ltmitos m6viles, condiciones suficiente:¡ del
extremo, problemas de v11riaciones de extremo
complejo y métodos directos en los problemas de
variaciones.
Es~ñ destiondo para los estudiantos de las Cucult.a-
des fisicomntem&ticas do los centros de ensolianzl\
superior y especialístas que estudian l<lS problemas
de matemáticas indicados.
86

Budak B., Snmarski A., Tljonov A.


PROBLEMA S
DE 1''1SICA MATEMATICA
En dos tomos
E l libro aba rca la mayor parte de los principales
métodos do resolución de los problemas de física
matemática . So presta especial atenclón a la parte
fisica de la cuestión. n la formulación de los pro-
blemas a los modelos matemáticos de los proee-
sos reales. a las ilustracion.es fisieas de los méto-
dos rle resolución y de los .resultados.
La colección contione problemas de deducción de
ecuaciones y de condiéiones límites, así como de
aplicación de distintos métodos de resolución de
problemas de frontera de la Hsica matemática .
Los problemas cuentan con indicaciones para su
resolución y cun las respuestas a los mismos. Para
muthos problemas se ex;>unen las resoluciones con
la aplicación de los metodos más sencillos.
El libro está destinado n estud iantes de univer-
sidades e institutos de enseñanza superior que
cursan las matemáticas por un programa amplia-
do. La obra también resultará de interés para pro-
fesores universitarios, colaboradores de institutos
de investigación clentíüca y para ingenieros.
87

Effmov A., Dcmidóvich B. (bajo la redacción cleJ


PROBLEMAS DE MATEMATICA
PARA LOS CENTllOS DE ENSE~ANZA
TECNICA SUPERIOR
En dos partes
i¡;sta obra se compone de dos partes (parte primera:
"Algebra lineal y fundamentos del análisis mate·
mátlco"; parte ~unda: "Capít ulos especialos del
análisis matemático") y está destinada a ser con-
solidadas en las clases prácticas (semittarios) las
partes teóricas del curso do matemáticas suporioros,
estudiado eu los ce.otros de ense.íía.nza superior.
El manual contiene problemas sobre álgebra Li-
neal y vectorial, €eometrfo aualitica, cálculo di-
ferencial e integral do funciones de una y múlti-
ples variables, ecuaciones diferenciales, análisis
vectorial, fundamentos de 111. teoría de la variablo
compleja, earies y sus aplicaciones al cálculo
ºferocionol. De este modo, ol manual abarca Lodo
e curso do matemáticas superiores estudiado 011
los centros de enseñanza. superior, con excop-
ción do algunos cursos especiales.
Cada éapítulo de esta obra ostá provisto de una
introducción en la cual se dispone el material
teórico (definiciones, teoremas, fórmulas princl·
pales), neco!Ulrio para la resolución del ciclo de
problemas del capítulo dado. Aquí: también se
oxamina un número snficlento de ejemplos, que
ilustran los métodos Iundamenlalos de resolución
de los problemas. 'l'odo!J los problemas propuestos
tionon respuesta al final dol capiLulo1 y los más
dj[iciles vienen provistos de iudlcac1ones (estos
-problem as se i11dica11 con estrella.s) o son rosuoltos
(problemas con dos estrellas).
Una particularidad destacable de este libro Ln
constituye la e.ldstencis do ciclos de problemas do
cálculos sogún las partes fundamentales del cur·
so. Cada 1iroblema de cálculo erige la escritura
del pro~rama en La Lengua Por1ran 'Y luego la
resolucion en una computadora. La inclusión de
esto tipo de problemas en el manual es necesaria
para una asimllació.u m ás profunda de lns métodos
numéricos conjuntamente con el estudio de los
capítulos correspondientes de las matemáticas su-
periores. En el manual propuesto, también es uná
novedad el estudio conjunto de las propiedades de
las series en los campos real y comple)o. Semejante
metodologia de exposleión del material práctico
sobre Ja teoria de las series, permite comprender
con mayor profundidad y desde un punto de vista
unificado las propiedades de las series funcionales,
en particular, la.S series d.e potencias y las de Tay·
lor, introducir la forma compleja de la serie de
Fourier, la transformación de Fourler y la reali-
7.ación práctica de las mismas; ln transformación
discreta de Fourier (TDF).
Semejante enfoque de la exposición del m!lterial
sobro Ja teoria de las series está asegurada mediante
la introducción en el manuaJ del capítulo "Fun-
damentos de la teoría de {unciones de la variable
compleja". El estudio de este caJ>i~ulo do las ma-
temáticas superiores por parte de los estudian~
de las especialidades de ingenieri.a ya hace t.iem.po
que se ha transformado en una necesidad y en mu·
chos institutos de e.n5eiianza superior ee ha fueluido
en los programas.
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