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n un diálogo ameno, sincero y con tiempo para recordar algunas

escenas de su infancia, el pastor Bruno Raso, vicepresidente de

la Iglesia Adventista en Sudamérica, habló para ASN de su

historia con Cristo, el programa “Reavivados por su Palabra“,

el evangelismo a través de la película “Libertad” y el tiempo para

la familia y el servicio.

– ¿Desde cuándo usted conoce a Jesucristo?

– Mis padres se bautizaron cuando yo tenía 2 años de vida y fue

resultado de un milagro que Dios hizo, porque cuando yo tenía

18 días de vida, estaba en el hospital y tuve un problema

pulmonar. Y los médicos les dijeron a mis padres que me llevaran

a la casa porque daba lo mismo morir en el hospital que en la

casa, así que mis padres me llevaron a la casa pero camino a la

casa ellos miraron para el cielo y dijeron que si Dios existía y

estaba en algún lugar y él salvaba mi vida cuando yo era grande

me iban a dedicar para Él. Ellos no sabían lo que quería decir

“dedicar para Él”. En ese tiempo conocieron a otros italianos ya

conocidos de Italia -mi familia era italiana, mis padres con mis
abuelos vinieron escapando de la guerra- y comenzaron a

estudiar la Biblia en gratitud a un Dios que me preservó la vida.

Ellos se bautizaron cuando yo tenía 2 años, así que voy a la

Iglesia desde un poquito antes de los 2 años y cuando tenía 8 ó

9 años un día yo dije que quería ser pastor, porque veía lo que

hacían los pastores en la iglesia. Entonces, ahí mi papá me contó

esta historia que acabo de contarte. Cuando yo tenía 11 años me

bauticé así que puedo decir que casi nací conociendo a Jesús,

pero Jesús me conocía desde antes que yo naciera.

– ¿Cómo definiría la palabra libertad?

– La gente piensa que la libertad tiene que ver con los países,

tiene que ver con la opresión de pueblos o poderes. Yo creo,

también, que tenemos que ser libres de la opresión de poderes

pero creo que la libertad tiene un marco mucho más amplio y que

la esclavitud mayor de la que tenemos que liberarnos es la

esclavitud del pecado; o sea, la ingratitud, la desobediencia, la

independencia, la separación de Dios. Solo unidos a Dios hay

vida, separados de Dios no hay vida. Y no hay vida ni en cantidad


ni en calidad, eso nos encierra en la esclavitud del pecado. Para

mí, la mayor libertad que nosotros necesitamos es

independizarnos del pecado y ser hijos de Dios. Juan dice: “Mirad

cuál amor nos ha dado el Padre que seamos llamados hijos de

Dios”.

– ¿Cuántos viajes a través de la Biblia conduciendo

“Reavivados por Su Palabra”?

– Esta es la segunda versión del “Reavivados” y estamos

también con el otro programa “Creed en sus profetas”, donde

también hacemos reflexiones de un capítulo diario de la Biblia

pero en este caso con lo que Elena de White ha escrito en

relación a ese capítulo. Así que ya hemos grabado para radio,

televisión e Internet una pasada entera. Estamos en la segunda

de “Reavivados por su Palabra” y estamos en el Nuevo

Testamento de la primera versión de “Creed en sus Profetas”.

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