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El proyecto se propone abordar la evaluación del Profesorado articulando criterios referidos a dimensiones
propias de la carrera y otros, vinculados con dimensiones contextuales. En este sentido, se focalizan tres (3)
ejes de análisis: relación del Profesorado con la comunidad; la carrera en el plano inter e intrainstitucional y
ámbitos inter e intra áulicos.
De este modo, se considera en el análisis valorativo el Plan de Estudios y la formación práctica, conforme a
los lineamientos básicos comunes para el campo de formación disciplinar específica y de formación en la
práctica profesional docente, que fueron acordados para esta carrera en el marco de la Asociación Nacional
de Facultades de Humanidades y Educación (ANFHE). Se recuperan además las visiones de los actores
institucionales sobre el desarrollo curricular.
Zulma Perassi, quien fue consultada como asesora en planificación y evaluación sostuvo que la decisión
institucional de llevar adelante procesos de autoevaluación de una carrera, habilita el espacio adecuado
para construir un modelo de evaluación democrática, orientado hacia principios de responsabilidad social
tanto por los procesos de la formación docente que se despliegan, como por los resultados que se obtienen.
«El aprendizaje institucional que debe desarrollarse en estos casos, puede conducir a la mejora de la
educación ofrecida, además de constituirse en un conocimiento público y colectivo», añadió.
Por su parte, la secretaria Académica de la Facultad, Silvia Gioia, en referencia a la relevancia académica de
este proyecto, consideró importante y necesario profundizar en el conocimiento de la carrera a fin de
mejorar las perspectivas a futuro de la misma y dar lugar a nuevas propuestas formativas. “Con este
objetivo en mente, el proyecto de autoevaluación se propone dar cuenta de las percepciones que los
distintos actores de la carrera tienen sobre el desarrollo curricular como así también las percepciones que
los estudiantes tienen de la formación práctica que realizan tanto en ámbitos formales como no formales”,
dijo.
El proyecto prevé un trabajo interinstitucional a nivel regional por lo que a principios de junio, integrantes
de la comisión, estuvieron en la Universidad Nacional de San Juan, en la primera jornada de trabajo
conjunto.
Comisión de autoevaluación
La coordinadora de proyecto es la Dra. Mariana Pascual. Integran la comisión, además, los docentes:
Carolina Mirallas, Ana Yuvero, Brinia Guaycochea, Gabriela Rizzi, Enrique Menéndez, Anuar Cichero,
Mauricio Muñoz Luna, Andrea Puchmuller, Paola Figueroa y Leticia Vannucci. También se suman la graduada
Macarena Monzón y la alumna Irina Baginay.
Autoevaluación de carreras de profesorado
Con el aval del CIN, se avanza en un modelo alternativo de evaluación por iniciativa de la Asociación
Nacional de Facultades de Humanidades y Educación.
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El pasado 25, 26 y 27 de marzo tuvo lugar en la sede del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) el
Seminario-Taller “Hacia la construcción de un modelo de evaluación para las carreras de profesorado”.
Los espacios de debate propiciados por ANFHE, en torno a la necesidad de aunar criterios entre las carreras
de formación docente universitarias, posibilitaron avanzar en la construcción de un modelo específico de
autoevaluación que permitirá atender a la diversidad de carreras de profesorados existentes, así como a las
particularidades que tienen las propuestas académicas en el ámbito de las universidades públicas.
Decisión política
Por su parte, el decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, Claudio Lizárraga, definió la
propuesta como “significativa, innovadora y que marca un nuevo rumbo. Porque lo más importante,
independientemente de los resultados que tengamos con la carrera de Letras -elegida para participar en la
experiencia piloto- a fin de año, es que la discusión de la evaluación en términos políticos-institucionales
tiene una nueva faceta”.
En tanto, la decana de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNRC, Gisela Vélez, remarcó que, “más allá de
una coyuntura, hay una convicción política de generar procesos de evaluación y de auto evaluación que
sean democráticos, participativos, colaborativos y fuertemente entramados en un proceso de
autoevaluación investigativa”.
A su turno, el titular del CIN y rector de la Universidad Nacional de Rosario, Darío Maiorana, admitió que
existen “expectativas muy grandes ante la primera experiencia de autoevaluación de un profesorado en el
país”, a la que calificó como “ambiciosa”, y subrayó que se trata “del comienzo de la evaluación del sistema
educativo nacional, lo cual abre perspectivas interesantes. El hecho que hayan sido las universidades las que
plantearon el primer paso, nos da fortaleza y demuestra la capacidad y la decisión de ellas de autoevaluarse
y de generar, a partir de eso, los cambios necesarios para tener mejores profesorados, mejores carreras de
grado y posgrado y, algo que es fundamental, una mejor articulación con la escuela media”.
En tal sentido, Maiorana enfatizó que “el CIN y ANFHE vamos a patear el tablero con esta propuesta, porque
las pocas evaluaciones y autoevaluaciones realizadas no fueron hechas con la seriedad correspondientes.
Por muchos condicionantes que tienen las jurisdicciones, especialmente, condicionantes políticos. Por eso,
cuando se plantea que lo mejor está por venir es correcto, porque nosotros somos los protagonistas de lo
que viene. Este proceso necesariamente va a generar opciones nuevas, inclusive nos va a dar instrumentos
para interpelar a las jurisdicciones, para discutir la articulación con la escuela media y primaria, e inclusive
también, vernos a nosotros mismos y dejar de considerarnos los carapálidas del sistema”.
La propuesta
Zulma Perassi (UNSL) y Viviana Macchiarola (UNRC) son las coordinadoras técnicas del Proyecto. Al
respecto, Perassi dijo que “esta experiencia piloto se llevará adelante en seis unidades académicas de
Humanidades de todo el país, buscando sentar las bases de este proceso y empezar a definir los elementos
claves que van a dar lugar al diseño de investigación evaluativo en cada Universidad”. Señaló que es “un
camino complejo el que se emprende, que estará basado en una fuerte ética y una opción político-
ideológica que implica elegir trabajar en una opción colectiva, colaborativa y participativa”.
Por su parte, Macchiarola sostuvo que “el proceso busca una comprensión de las carreras en su
particularidad. Queremos generar un nuevo modelo de evaluación, construido participativamente. Y, una
vez concluida le experiencia piloto en las unidades académicas, la idea es realizar una meta-evaluación para
poder “generalizar” (respetando las particularidades), un modelo y estilo de trabajo, un modelo de
evaluación”.
Las encargadas de llevar adelante el Seminario-Taller fueron tres destacadas especialistas sobre
investigación y evaluación: Susana Celman, María Teresa Sirvent e Irene Vasilachis de Gialdino.
“Cuando hablamos de crear otra forma de evaluación no estamos pensando que no hay criterios. No es una
postura anarquista, lo aclaro porque sino van a decir “ah, que fácil”. Es mucho más exigente. Porque si los
criterios surgen de las mismas personas que van a ser objetos de la aplicación de esos criterios, el
compromiso es diferente. Es mucho más grande. Hay criterios, pero creados de otra manera. No impuestos
desde arriba, sino creados por las mismas personas que van a ser objetos de aplicación. Esta investigación-
evaluativa es mucho más costosa que hacer una planilla para poner criterios”, remarcó Vasilachis.
Por su parte, Sirvent comentó que “de lo que se trata es de un problema, un objeto, un tema, que se
construye en cada facultad. La investigación evaluativa, encarada desde un enfoque participativo, puede
recuperar lo particular, lo idiosincrásico, que en cada institución fue moldeando, fue dándole matices y
texturas a esto que, en un principio, fue un plan de estudio. Por eso no se trata de evaluar ese plan de
estudio que estaba escrito, sino qué hicieron docentes, alumnos, en ese lugar y con esa cultura, de ese
documento original”.
“La fortaleza es contar con el conocimiento de los actores”, enfatizó Celman, quien agregó que “cada sujeto,
además de tener su propia impronta, tiene la impronta del sector o lugar al que pertenece”.
Durante los tres días que se realizó la actividad en la sede del CIN, estuvieron presentes representantes de
las distintas instituciones que conforman ANFHE. Juan Pablo Abratte, docente de la Facultad de Filosofía y
Humanidades de la UNC, señaló que “ANFHE está proponiendo un modelo que condice con la propia visión
política de las propias unidades académicas y, por otro lado, le está dando un sentido de participación y
democratización a los procesos de evaluación”. Al respecto agregó que es necesario “construir viabilidad
política en torno a esto”.
Rina Lobo, representante de la Facultad de Humanidades de la UNCA, dijo que la iniciativa “da cuenta de las
inquietudes y preocupaciones sobre la evaluación participativa y la formación docente”.
Por su parte, Candelaria Herrera (estudiante de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC) comentó
que asistieron para “interiorizarse sobre esta idea de ANFHE de tener un criterio propio, participativo, no
tan mercantilista como el de la CONEAU”. En ese sentido, destacó la necesidad de darle “participación al
estudiantado, ver el alcance real de ser contemplados como sujetos activos en el proceso, ya que somos los
primeros implicados en el tema”
El pasado 15 de mayo, la Facultad de Ciencias Humanas, junto a otras universidades asistió a un taller para
la elaboración de proyectos en el marco de la convocatoria “Proyecto de Apoyo a la Evaluación de los
Profesorados Universitarios en Letras (ProfLetras)”.
En este proceso el Departamento de letras trabajó durante dos años, en ese período de analizó el Plan de
Estudios en forma comparativa con los lineamientos establecidos en ANFHE, aprobados por el Consejo
Interuniversitario Nacional. En otra etapa se desarrolló, “una investigación mucho más comprensiva y
participativa en la que se tuvo en cuenta la voz de los diferentes actores que conforman el colectivo de la
carrera, es decir, el análisis no se limitó a una comisión de expertos, sino, al estudiantado, a los docentes y a
los graduados”, explicó Silvina Barroso.
Frente a esta experiencia llevada adelante por la FCH y otras cuatro universidades, la Secretaría de Políticas
Universitarias, lanza -con el mismo proyecto- la convocatoria a todos los profesorados en Letras de las
universidades del país, con financiamiento de 200 mil pesos para cada iniciativa de autoevaluación. “Lo
importante es que desde la SPU se toma el proyecto de ANFHE y lo convierte en una convocatoria nacional”,
destaca la Docente.
En ese contexto, a la Facultad de Ciencias Humanas, por haber participado de la experiencia previa, se le
financiará una segunda etapa de evaluación externa-experta-formativa. “Vamos a convocar a expertos que
miren nuestra autoevaluación, que vengan a nuestra Universidad, porque no solamente nos van a hacer una
devolución y una mirada sobre la investigación evaluativa, sino además, nos van a formar para poder
elaborar nuestro programa de mejoras en el plan de estudio. Esto no solo servirá al Profesorado en Letras
sino también, al menos, a todas las demás carreras que se dictan en nuestra Facultad”, finalizó Silvina
Barroso.
Datos importantes
Es una experiencia única, ya que si bien estas carreras no pertenecen al art. 43, -y por tanto la
autoevaluación no es obligatoria-, fueron ellas mismas, a través de la Asociación Nacional de Facultades de
Humanidades y Educación (ANFHE), quienes desarrollaron un modelo que será aplicado a través de esta
convocatoria.
Es una iniciativa voluntaria, participativa, y tiene como base las particularidades de cada carrera en el
contexto de sus instituciones.
Es primordialmente colaborativa, ya que tienen que contar con al menos una actividad compartida con
otros proyectos de la región.