Deberes conyugales
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Vuestro atavío no sea el EXTERNO de peinados ostentosos, de adornos de
oro o de vestidos lujosos, 4 sino el INTERNO, el del corazón, en el
incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande
estima delante de Dios. 5 porque así también se ataviaban en otro tiempo
aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando SUJETAS a sus
maridos; 6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual
vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna
amenaza.
El esposo y la esposa
A las esposas
3 De la misma manera, ustedes esposas, tienen que ACEPTAR la
autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se
niegue a obedecer la Buena Noticia, LA VIDA RECTA de ustedes les
hablará sin palabras. Ellos serán ganados 2 al observar la VIDA PURA y
la CONDUCTA RESPETUOSA de ustedes.
3NO SE INTERESEN TANTO POR LA BELLEZA EXTERNA: los peinados
extravagantes, las joyas costosas la ropa elegante.
ii. En la cultura del mundo antiguo, era casi imposible pensar que una esposa
adoptara una religión diferente a la de su esposo. Las mujeres cristianas
llegaron a Jesús antes de que sus esposos necesitaran instrucción.
. Justificación de la Pericopa
Contexto literario
En relación al escritor decimos que fue el Apóstol Pedro. En la epístola se dice
que Pedro es su autor (cap. 1: 1).
Se han presentado diversas teorías para indicar que no fue en realidad Pedro,
sino otra persona, quien escribió la carta. La teoría más común sugiere que su
autor fue Silvano (cap. 5: 12).
Las objeciones en contra de la paternidad literaria de Pedro son las siguientes:
(4) Pedro no se comunicó personalmente con las iglesias del Asia Menor. Esta
última suposición no se puede comprobar; pero a pesar de todo, ninguna de
estas objeciones es concluyente. La elegancia de la redacción del texto griego
podría explicarse suponiendo que dicha calidad podría atribuirse a Silvano, quien
quizá era secretario de Pedro (cap. 5: 12).
La tercera objeción tiene como base la suposición de que se puede decir con
seguridad qué debería haber escrito Pedro. Como ya se dijo.
la cuarta objeción es sólo una suposición. Este Comentario afirma que Pedro es
el autor de esta epístola.
La epístola refleja presencia de una actitud poco amistosa hacia los cristianos
Es sugerir el tiempo de la persecución de Nerón, la que comenzó en el año 64
d. C”[7]
Sus destinatarios son a los creyentes judíos de la dispersión, sus epístolas
comprenden también a los creyentes gentiles
Contexto Histórico
Y para ayudarlos a alcanzar estas metas, incluye consejos específicos para los criados
(cap. 2: 18),
las esposas (cap. 3: 1-6)
los maridos (cap. 3: 7),
los ancianos (cap. 5: 1-4)
Y los miembros más jóvenes de la iglesia (cap. 5: 5-9).
A través de toda la carta se vinculan un tierno espíritu con firme sentido de liderazgo,
ambos santificados mediante un elevado concepto Cristo[9]
“El apóstol Pedro escribe lo que podría llamarse una carta circular dirigida a "los
expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia". Estas cinco
zonas incluían casi todo lo que hoy llamamos Asia Menor.
La mayoría de los creyentes de esas iglesias eran gentiles; los cristianos de origen
judío constituían una minoría. Pedro, como misionero enviado a ellos (Gál. 2: 9), tenía
un interés especial en los judíos; pero no limitaba sus saludos e instrucciones al grupo
minoritario de esas iglesias, lo cual se ve por su declaración de que sus lectores en otro
tiempo no habían sido "el pueblo de Dios", y que eran idólatras convertidos (1 Ped. 2:
10 ; 4: 3-4). El apóstol, que fue el primero en bautizar gentiles y en defender su categoría
de igualdad con los demás en la iglesia, sin duda consideraba a todos los cristianos,
tanto de origen judío como gentil, como unidos en Cristo; Jesús, y no hacía distinciones
al dirigirse a ellos.
No se puede determinar la fecha precisa cuando se escribió esta epístola.
II:287 - escrito por Clemente de Alejandría: contrasta los adornos hechos por el
hombre con el "arquetipo" de belleza que es de manufactura divina. En vez de los
adornos, etc., el trabajo de las manos de la mujer les dé verdadera belleza... etc.
El libro de Clemente se llama "El instructor"
Aplicación Pastoral