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martes, 2 de junio de 2015

El debate sobre El abrazo de la serpiente: ¿hacia un espectador emancipado?

Por Gustavo Fernández*

Reducir la polémica que provocó el estreno de El abrazo de la serpiente y su recepción


entre críticos y académicos a lo relativo de los gustos personales, sería perder la oportunidad
de aprender cosas más productivas y desafiantes sobre nuestro lugar como espectadores. Los
debates que la película sigue suscitando –algunos de ellos cargados de insultos y
descalificaciones personales o teñidos de misticismo cuasi
religioso, voluntarismo nacionalista y vulgar desprecio por el "oficio de
pensar"– señalan también el papel de la crítica y los medios, y su decisión de ser –o no
ser– ventrílocuos del poder, las instituciones y las versiones oficiales. Podría ayudar, no
poco, hacerse una serie de preguntas, muy bien resumidas por Sandra Ríos, de Cine Vista
Blog: ¿Están preparados los medios de comunicación para cubrir el cine nacional? ¿Lo
entienden? ¿Lo conocen? ¿Son capaces –agrego– de ver más allá de los triunfos y la
aprobación "europea" y orientar una discusión menos acalorada que sin desconocer lo
específico de las obras reconozca el lugar del cine en el diálogo cultural? Este texto del
documentalista Gustavo Fernández, sin ánimo de cerrar ningún debate, sino todo lo
contrario, da algunas ideas sobre estas cuestiones:

El debate que se instauró por las posturas de Pedro Adrián Zuluaga y Carlos Páramo, derivadas
de sus visiones de la película El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra, es quizás de lo mejor
que ha ocurrido recientemente en torno a la cartelera de cine a secas, no solamente respecto al
cine colombiano. Y digo a secas, pues estoy de acuerdo en que el cine colombiano no tiene
porqué ser visto con ojos especiales.

http://www.pajareradelmedio.blogspot.com/2015/05/el-abrazo-de-la-serpiente-de-ciro.html
http://www.pajareradelmedio.blogspot.com/2015/05/ciro-por-que-no-te-callas.html

http://www.elmalpensante.com/articulo/3315/un_debil_abrazo

Ahora, cuando conocemos posturas o reseñas como las de Héctor Abad Faciolince en El
Espectador, que apunta en dirección parecida a la de Manuel Kalmanovitz en la
revista Semana, veo que críticos consuetudinarios como MK u ocasionales como HAF, ponen
de presente que su intención es, como lo parodia Augusto Bernal, “orientar al público”, pero ¿a
cuál público?

http://www.semana.com/cultura/articulo/el-abrazo-de-la-serpiente-resena-de-manuel-
kalmanovitz-g/428907-3

http://www.elespectador.com/opinion/un-abrazo-serpiente

Y es aquí donde creo que hay que precisar que si bien ese público es heterogéneo, se rige,
básicamente, por dos patrones diferentes de entender el cine, y por expectativas
diametralmente distintas a la hora de ver una película.

Vale la pena recordar la dialéctica desarrollada por Jean-Louis Comolli** que da cuenta de una
dualidad, la del cine contra el espectáculo. Por un lado está un espectador digno de su nombre
“que en su historia el cine supuso y construyó más de una vez (...) capaz no solo de ver y
escuchar –cosa que ya no debe darse por descontada– sino de ver y escuchar los límites del ver
y escuchar (...) ese espectador emancipado que prefiero –dice Comolli– calificar de crítico.”

Pero el flujo espectacular del cine, cuya dominación ha ido mucho más allá de lo que
anunciaba Guy Debord, hace de otros espectadores cómplices de las representaciones,
“alienados en lo que les hace gozar, en lo que les gusta, lo que los seduce, alienados (si aún es
preciso este término) en su propio deseo de alienación.” (Comolli cita aquí a Jacques
Rancière).

Hay un lúcido ensayo que acabo de recibir, que cuestiona los lugares que le asignaba Edgar
Morin*** en El cine o el hombre imaginario a los procesos de identificación del espectador
con el cine. Se titula Le subjectif de l’objectif (Lo subjetivo de lo objetivo) y en él, François
Niney comienza por instalar la hipótesis de que el cine “es un aparato sicológico total o
integral”, similar pero distinto a la literatura, “puesto que una novela es un relato que se hace
mundo”, mientras que una película “es un mundo que se hace relato.”

El cine no fabrica sentido con signos abstractos como lo escrito –recordar a HAF–, opera con
pedazos de mundo que llamamos planos (tomas). “Y estos registros están constituidos del
mismo tejido que el mundo que vemos a ojo desnudo (...) y es la película la que escoge
hacernos ver esos pedazos del mundo bajo un cierto aspecto (previsto), pues son visiones
registradas, dirigidas. Y algunos espectadores se preguntarán 'vistas desde dónde, por quién, y
para mostrar qué'.”

Son estos espectadores los que entienden que el cine es ante todo un hecho cultural y es a ellos
a quienes se dirigen PAZ y CP. Los otros no se lo plantean necesariamente, son espectadores
que, por decirlo de forma simple, van al cine. Si hay algo sustancialmente diferente en las
reseñas críticas de Pedro Adrián Zuluaga y Carlos Páramo, es que analizan las diferentes
implicaciones culturales de una película asociándola con disciplinas como la antropología o
la sociología y apuntan al sentido integral de lo estético, no como una simple consideración de
gusto ("Estéticamente impecable, con un uso muy acertado del blanco y negro", como
escribiera HAF).

En las entrelíneas de este debate se puede ver cómo hay un espectador que no espera ni busca
nada más que ver algo bonito y bien construido, es decir, un cine como divertimento, un
espectador que "mira desde su lugar, la película que ve en su lugar". Ese espectador necesita
una guía o reseña ligera del tipo de las que hicieron HAF y MK. Pero el otro espectador
también existe y decide, o por lo menos hay que suponerlo y construirlo, en nosotros y con los
otros.

* Ex director de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Nacional y documentalista.


** Comolli ha hecho reconocidos aportes a los estudios cinematográficos, con libros como Ver
y poder. Es además autor de importantes películas documentales.
*** Pensador francés, coautor con Jean Rouch de la emblemática Crónica de un
verano (1960).
Publicado por Pedro Adrián Zuluaga en 17:38

Anónimo dijo...
http://buhosenelagora.blogspot.com/2015/06/un-abrazo-para-todos.html
4 de junio de 2015, 12:10

Anónimo dijo...
Los emisarios de los medios masivos pecan por falta de preparación y bases
elementales de cine y ciencias sociales cuando comentan la película al gran público
(reseñas, resúmenes de candidatos y ganadores de festivales, e incluso con sus
preguntas en las entrevistas a Guerra). En el otro extremo, lo que muestran
artículos como el de Pedro Adrian y Carlos Páramo es un deseo de correspondencia
entre la película y las bases teóricas e información (obviamente no-ilimitada) que
cada uno maneja. PAZ señalaba el papel de pedagogo de la reconciliación, lo cual
para él es también la debilidad del filme al sacrificar "profundidad y desarrollo".
Por otro lado, CP acusa a la película aparentemente por no ser demasiado
pedagógica y correspondiente con las fuentes históricas indígenas al: no localizar
fielmente a la Chorrera y hacer notar que es "un centro del recuerdo del genocidio
cauchero"; tener "sitios vagos y ambiguos" en vez de lugares específicos; no mostrar
el desgaste del personaje blanco enfermo; no mostrar tantos indios, pues así no se
podría hacer una sesión futura como la que Manuel Cornejo hizo con Fitzcarraldo
donde los indígenas podrían reconocer a sus familiares en la pantalla!! - ¿Cómo
hacer una crítica que no exija a la película acomodarse por la fuerza a la formación
del crítico, al credo de sus autores extranjeros favoritos e incluso a su gusto, sino
que dialogue en términos justos y sin complejo de inferioridad con otros textos
fílmicos, históricos o de otras diversas disciplinas pero valorando la especificidad
del filme en la mayor medida posible? ¿Es posible primero elaborar criterios para
valorar obras artísticas antes de empezar despacharse en comparaciones arbitrarias
y simplificadoras con otras películas y materiales escritos (occidentales o no)? ¿Es
posible citar de manera convincente las escenas, secuencias o planos donde al
modo de ver de estos críticos se están cometiendo las imposturas o "debilidades
conceptuales"? - Por ejemplo, Abad Faciolince dice: "El supuesto hombre blanco
iluminado va a observar a los “salvajes” y de repente ve en ellos todas las virtudes,
el depósito de toda la sabiduría ancestral, el receptáculo de la bondad, el equilibro y
la ecología. Se le niega al “otro” su condición humana (contradictoria, compleja) y
se lo eleva casi a la condición de ángel" - ¿En dónde concretamente podemos
observar esto? Prácticamente apila a todos los indígenas y blancos de la película
(que son bastante diferentes) para que su definición de diccionario de lo que él
llama "el mito roussoniano del buen salvaje" funcione. Solamente veo ahí a un
personaje bastante obediente con Rousseau e incluso con la ley de cine en su
penúltimo párrafo, sin siquiera dudarlo un instante. ¿Estarían ustedes críticos,
dispuestos a desacralizar a sus autores, categorías y definiciones al momento de
referirse a una obra particular y más bien a fundar los suyos, propios, claros y
consecuentes incluso antes de empezar a hablar?
7 de junio de 2015, 9:09

Anónimo dijo...
*a fundar criterios suyos*
7 de junio de 2015, 9:19

Anónimo dijo...
"En las entrelíneas de este debate se puede ver cómo hay un espectador que no
espera ni busca nada más que ver algo bonito y bien construido, es decir, un cine
como divertimento, un espectador que "mira desde su lugar, la película que ve en
su lugar". - ¿Dónde se sugiere eso? ¿Qué quiere decir con eso de "la película que ve
en su lugar"? Me parece que Gustavo no ha dicho mucho, y por más que trate de
usar conceptos de Comolli, Ranciére, Debord, Niney, Morin, para que "El abrazo de
la serpiente" se acomode a ellos, me pregunto si otras muchas películas y
espectadores no podrían tratar de encajarse también ahí a la fuerza. Hay que
evaluar al periodismo cultural y a la crítica de cine. ¿Y qué hay con la mención de
"Lo subjetivo de lo objetivo" y la hipótesis de Niney? - Preguntar sobre esto
equivale a desviar la atención hacia otro punto, y probablemente, si no existen
herramientas para diferenciar o conectar lúcidamente, nos empecemos a
gradualmente a separar de lo que es el filme en sí, hasta finalmente dejar de hablar
del mismo para pasar a hablar únicamente del concepto de Niney. Ojala Gustavo y
Pedro Adrian se arriesgaran a cuestionar a sus autores de cabecera, sólo por ver qué
resulta.
11 de junio de 2015, 19:45

Anónimo dijo...
Una vez más la crítica académica viene a tratar condescendientemente a aquellos
que no vamos a cine a "divertirnos" pero que tampoco vamos a aplicarle la
biblioteca de autores franceses y teóricos que terminan hablando de todo, menos de
la película misma. Pretende Gustavo clasificar al espectador en solo dos corrientes
o dos tipos: es lo único que me queda claro luego de releer por cuarta vez su texto
que en su intento por mostrar profundidad y erudición, no dice mucho y lo poco
que dice es una colección de citas, por cierto nada original.

¿En cuántas de las críticas de El Abrazo de la serpiente se habla de la misma


película? ¿Cuántas secuencias son analizadas desde el lenguaje cinematográfico
mismo?

En vista de que ya todas las "críticas" a la película han dejado de hablar de la


película misma, que sea este debate una oportunidad para repensar la función de la
crítica, lo que se propone desde ella y sobre todo bajo qué categorías pretende
regirse. Si este año tendremos 64 películas colombianas, me parece apenas sensato
tener una crítica apropiada y respetuosa con sus creadores que con seguridad
propondrán constructos complejos con sus propios lenguajes.

Dejemos la torre de marfil anquilosada en los autores de cabecera con los que nos
llenamos la boca (o las páginas) y hablemos de las películas mismas.
11 de junio de 2015, 20:51

Anónimo dijo...
"No es el mito del buen salvaje en su versión más boba convertido en lindas
imágenes cinematográficas. No es una composición torpemente alegórica de la
supuesta jerarquía entre dos mundos. Esta película de Ciro Guerra es una fábula
poderosa donde hay algo que se resiste a ser dicho. Y donde, como en la mejor
literatura, como en las más penetrantes películas, el exceso de significado desborda
cualquier intento de interpretación."

http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/la-river-movie-
de-ciro-guerra?category_id=138
15 de junio de 2015, 6:29

http://pajareradelmedio.blogspot.com/2015/06/el-debate-sobre-el-abrazo-de-la.html
sábado, 23 de mayo de 2015
El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra: el texto de la selva

Nilbio Torres es Karamakate, en El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra.

Que la tercera película de Ciro Guerra, El abrazo de la serpiente, empiece otra vez en la cabeza
y en las emociones del espectador cuando se prenden las luces de la sala y ruedan los créditos,
no puede ser sino un mérito. En eso hay un indicio de que Guerra hizo una película compleja,
pensada en cada detalle y que nos hace preguntas en la misma medida en que ofrece
respuestas.

Lo primero que salta a la vista es la ambición de la película. El abrazo de la


serpiente quiere ser "el texto de la selva", en su propósito de explicar, traducir, inventariar -
como lo hacen los dos investigadores blancos que son sus protagonistas- una naturaleza
descomunal, extraña y provocadora, pero se encuentra con algo mucho más problemático: "la
selva como texto". Un texto vivo, móvil, en escritura permanente, hecho de imágenes y
lenguas, de canciones y sueños, de experiencias y traumas.

La ambición es un tema que la propia película desarrolla, pues el encuentro de los hombres
blancos con los indígenas está marcado por esa pregunta: ¿qué quieren unos de otros? ¿cuáles
van a ser los "usos" de ese intercambio cultural? Como espectadores podemos sumar más
interrogantes: desde dónde habla la película, cómo, sobre qué y para quién. Lo que me atrevo a
sugerir en la idea de "texto de la selva" es que Guerra se propone que la selva y sus habitantes
ingresen en el relato nacional, tengan su lugar en la narrativa central de Colombia. Esto es
ambicioso y cuasi mesiánico, pero no se queda ahí; en ese gesto la película continúa una
tradición fundadora de las narrativas americanas: la de las crónicas de viajes -y en este caso su
derivación etnográfica y científica- que desde los tiempos del encuentro colonial hace varios
siglos supusieron no solo el choque entre culturas sino una negociación entre realidad y
fantasía, entre verdad y artificio, entre poder y conocimiento.
Ese encuentro y esa negociación, el encuentro y la negociación entre culturas que se escriben
de formas distintas, difieren en sus cosmovisiones y tienen poderes asimétricos, son el tema
central de la película; el mayor acierto de El abrazo de la serpiente es problematizar
e historizar ese contacto, sustraerlo, por un momento, del mito, y traerlo a la razón, aunque sea
para devolverlo al mito. La película tiene entonces unos dispositivos narrativos y una
estructura que lucen como necesarios a esos propósitos y esa ambición. Los viajes al Amazonas
del alemán Theodor Koch-Grünberg y del biólogo estadounidense Richard Evans Schultes, que
inspiran la película y le ofrecen su columna vertebral, produjeron en su momento unos textos,
se sirvieron de unas mediaciones (informantes nativos, traductores, entre otros) y generaron
unas consecuencias: la principal de ellas fue la de inventar la selva, a la manera en que
Hobsbawm hablaba de "inventar una tradición". El principal aporte que hace Ciro Guerra a esa
invención de la tradición es pensar el papel del indígena en ese intercambio no como el de un
simple sujeto pasivo de la historia.

En ese sentido no parece descabellada la afirmación del director sobre que Karamakate, el
indígena que acompaña ese doble viaje de los hombres blancos, es "tal vez el primer
protagonista indígena del cine colombiano". Si bien antes de él existió, por ejemplo, Kapax del
Amazonas, la presencia de este personaje en la película de Miguel Ángel Rincón (1982)
correspondió al guion de su época, los años ochenta, donde el sentido de reivindicación
cultural del indígena no pasaba por los desafíos -y logros- que hoy enfrenta.

La idea del viaje doble que es un solo viaje, del norteamericano que no puede soñar y que sigue
los pasos del alemán, guiados ambos por el indígena que no puede recordar porque ha perdido
el lugar en su cultura, no solo parece corresponder a una cierta mitología indígena -la
del chullachaqui: el cuerpo vacío o el doble vacío-; también hace posible una puesta en abismo,
una narración dentro de otra narración, que es indispensable para el encuentro de la selva
como texto. El desarrollo de esta noción es el punto de vista de la película.
Escrituras y re-escrituras de la historia

Contrario a una idea de naturaleza salvaje y por fuera de la historia, la película muestra una
naturaleza ampliamente intervenida, escrita y re-escrita. Esa escritura no es solo una metáfora
ni se reduce a uno de los resultados que produjo -y sigue produciendo- el encuentro colonial:
los textos. La inscripción se da en muchos niveles y la película se cuida de mostrarlos: los
árboles están marcados para facilitar la extracción del caucho, los cuerpos de los indígenas
quedan marcados por la violencia, en algunos casos hasta la mutilación como se ve en el
indígena "amputado" como consecuencia de la explotación de los peruanos -el tristemente
célebre episodio de Casa Arana-, el Estado marca la selva con inscripciones oficiales que
nombran territorios (La Chorrera) o interpretan la historia (la placa "firmada" por el
presidente Rafael Reyes); y a su vez los indígenas marcan-dibujan las piedras, marcan-dibujan
los cuerpos. Los blancos escriben, los indígenas narran, sueñan y cantan. Los discursos se
enfrentan, las lenguas se olvidan, se proscriben y reaparecen, los mitos se actualizan y se
multiplican.

En esa complejidad que le da a la selva un lugar en la historia, que siempre es un relato y una
escritura, la película tiene sus mayores logros, pero también sus más visibles debilidades. Ciro
Guerra quiere hacer la historia de la selva, pero por momentos se pierde en una pulsión
pedagógica y enciclopédica. Entre las muchas extrañezas y perplejidades que la película
produce, la principal es la de la enumeración. En la intención de inventariar mitos y
tradiciones, de sumar capas, de hablar de la explotación cauchera, de las misiones y los
misioneros capuchinos, de los encuentros y desencuentros de viajeros de distintos tiempos, se
sacrifica profundidad y desarrollo. Algunas transformaciones de los personajes se muestran de
forma simple y sumaria, los sueños y las canciones no siempre alcanzan carácter y entidad y se
corre el riesgo de que entre tantos mitos y relatos, ninguno de ellos se imponga e individualice.

Frente a semejante selva de símbolos la única opción de la conciencia parece el delirio y la


alucinación. Ese delirio, que es un tropos para hablar de la selva y que aparece en las sagas
literarias y cinematográficas desde La Vorágine hasta Vargas Llosa, y desde Glauber Rocha
hasta Werner Herzog, El abrazo de la serpiente lo encuentra de forma necesaria y natural, por
ejemplo en el episodio del (falso) Mesías, pero no lo asume hasta sus últimas consecuencias ni
lo integra "suficientemente" a la narrativa y el estilo de la película. En lo personal, lamento esa
decisión.
Ciro Guerra quiere contar otras cosas y llegar a otras soluciones; como en Los viajes del viento,
le interesa hablar de la transmisión del conocimiento y proponer el "retorno del mito" como
solución a la crisis de sus personajes y, me atrevo a decir, a la crisis de nuestra sociedad. El
mito condensa en una extraordinaria unidad de sentido lo que por fuera de él es disperso,
enciclopédico. El mito también es una pedagogía y parece claro, no solo en la película sino en
las entrevistas y en su posición frente a la obra, que Ciro Guerra quiere ser un pedagogo y que
habla desde ese lugar. Lo hizo en La sombra del caminante (2005) proponiendo una salida,
desde el cara a cara entre una víctima y un victimario, al largo conflicto colombiano, es decir,
haciendo una pedagogía de la reconciliación. Lo hizo en Los viajes del viento (2009), y lo
vuelve a repetir en El abrazo de la serpiente, en torno a las ideas de tradición y transmisión.

Que esa transmisión ocurra de indígena a blanco es una decisión muy perturbadora de la
película, pues sugiere cosas muy ambivalentes. Por un lado la repetición de la narrativa del
indígena salvado por el blanco, pero quizá algo mucho más complejo: un sentido de
desesperación histórica de los pueblos indígenas ante la inminencia de su desaparición que hay
que entender como situado en la época en que ocurre la película, la de unos intercambios
estratégicos entre indígenas y blancos, pero que no corresponde a la situación actual, donde
hay otro tipo de empoderamiento político-cultural indígena que no excluye nuevas formas de
colonización y relación entre los dos mundos que pasan por la afirmación identitaria, el
neoecologismo, el neorromanticismo y la depredación capitalista.

La pedagogía también entraña una voluntad de traducción y divulgación: en principio para


nosotros los colombianos, y como consecuencia para públicos extranjeros. O tal vez al
contrario. (Pero eso pertenece a la recepción de la película, a los premios que ha obtenido y
obtendrá, y de eso se ha hablado en otros momentos). Ojalá esa vocación de hacer textos
pedagógicos sobre los que con frecuencia está suspendida la amenaza de la simplificación
siempre esté acompañada, como en este caso, de la humildad para reconocer los textos
mayores o matrices, la tradición en la que estos textos nuevos se integran, y los límites que nos
imponen.

Quisiera ser muy claro sobre esto último: la selva amazónica ha producido infinidad de textos y
escrituras, entre ellos esta película. No hay que caer en la trampa de ver El abrazo de la
serpiente como un descubrimiento de la selva ni hacerle el juego a quienes suponen que el cine
en particular, y el conocimiento en general, tiene un papel redentor. Eso sería demagogia
mayúscula, y sabemos muy bien quiénes lo aprovecharían. La película de Ciro Guerra es un
texto entre textos, un intertexto, una imagen que está hecha de imágenes previas y que
reaparecerá en imágenes futuras.

Publicado por Pedro Adrián Zuluaga en 10:52


10 comentarios:

Angéla Cardona dijo...


Anoche entre sueños pensé que la película tiene un mensaje muy peligroso, que es
un mismo lugar común, histórico: hace ver esas culturas como extintas, solo
míticas. Los que quedan aparecen como víctimas del encuentro con el blanco,
empobrecidos, devastados, traumatizados, aculturados. Y por supuesto hace
desaparecer todos los esfuerzos de resistencia pasiva y creativa de todos ellos. Y el
ejercicio continuo de la memoria en sus tradiciones (que ya sabemos que no tienen
que ser puras). Es injusta y muy parcial.
Sí hay lenguas, historias y tradiciones vivas en el Amazonas, por más que se hayan
perdido muchas. Y hay cantos.

Es muy peligroso que se piense que no las hay. Actualiza el argumento de siempre
para ejercer la llamada violencia epistémica sobre ellos, una vez más. Además de las
otras violencias. Un codiciado Amazonas biodiverso sin culturas ni memoria.

Decir que no existen y que no tienen memoria es una enorme irresponsabilidad.

Es una película muy para blancos.


23 de mayo de 2015, 17:27

Anónimo dijo...
Pedro Adrian, considero que la película es buena, en especial por que no cae en
formulas facilistas(no tiene al patriarca viejo y machista, no hay niños malnutridos
y mal pagados por producción, ni planos contemplativos mal hechos, ni el montaje
de serie de RCN, ni al campesino pobretón, ni pone a los actores a hacer cara de
pendejos, a hablar pasito o no decir nada toda la película, que bueno que no trata
los temas de conflicto como un cobarde), hecho que debo resaltar del serio y muy
comprometido Ciro Guerra. Sin embargo considero que es simplemente un buen
intento, no inflemos algo que no es, demole tiempo al señor Ciro para que siga
formandose, seguro los siguientes intentos serán igual de buenos y espero que
mejores que este.
La película tiene problemas de narrativa y dramaturgia evidentes.
Creo que esta película no quedara en la cabeza de nadie, tal vez en la de los
estudiantes de video y video de las paupérrimas escuelas del país, o en las de los
muchos malos prospectos a realizadores que sueñan con dar (al igual que Ciro)
lamparazos en la farandula de noticias caracol, e impresionar a sus primos y a los
amigos de sus padres haciendo películas malas, malgastando en basura los
estímulos monetarios de fondos de realización. No hagamos lo que el periodismo
deportivo hizo con el poco talentoso James Rodriguez, no creamos que tenemos un
genio cuando en realidad tenemos a una persona en formación. No seamos tan
colochos.
23 de mayo de 2015, 17:44

Anónimo dijo...
Pedro, pero entonces después de haber visto la película, ¿cómo la relaciona con su
texto del 28 de abril sobre el autoexotismo con el que el tercer mundo se presenta
en los festivales del Norte? ¿Considera que sigue en pie la afirmación que hizo en
aquel texto de que "...el cineasta colombiano está clamando por su lugar en el
espacio social, un lugar excepcional, el suyo propio antes que nada y como
consecuencia, el lugar del arte."?
23 de mayo de 2015, 21:08

Anónimo dijo...
Ángela, ¿cómo no podría ser esta película "muy para blancos"? ¿Te refieres con eso
a que se cambien las condiciones del diálogo entre culturas que ahí se expone, o a
que no haya diálogo del todo, a que se elimine lo que Pedro denomina
"reconciliación" o "pedagogía" para blancos?
23 de mayo de 2015, 21:12

Anónimo dijo...
Anónimo 1, ¿por qué considera que la película tiene problemas de narrativa y
dramaturgia evidentes? ¿Por qué cree que "no quedará en la cabeza de nadie a
excepción de estudiantes o prospectos de realizadores? ¿Qué se necesita para
quedar en la cabeza de alguien o de otros grupos diferentes al mencionado?
23 de mayo de 2015, 21:16

Pedro Adrián Zuluaga dijo...


Creo que Ciro Guerra es un caso ejemplar de cineasta que busca su lugar en el
espacio social. Y lo específico de su búsqueda es lo que, dentro del texto, llamo
pedagógico: una función pedagógica del cine. En las entrevistas siempre insiste en
una especie de responsabilidad del cine. Me parece que tanto él como otros
cineastas colombianos exageran al atribuirse tales responsabilidades, y que es más
un discurso estratégico y de corrección política. Hay que volver a las obras, es lo
que los cineastas tienen para decir. Por de otro lado, lo que llamo pedagogía de la
reconciliación lo digo en relación con "La sombra del caminante" no con "El abrazo
de la serpiente".
23 de mayo de 2015, 22:13

Ángela Cardona dijo...


Que no haya diálogo me parece fascinante. No creo que estemos en capacidad.
Ademas, diálogo es una categoría, un concepto, una forma, excesivamente
occidental, innecesaria y superflua para la existencia y la representación de lo
amazónico.
24 de mayo de 2015, 22:25

Anónimo dijo...
Ángela, entonces, de no hacerse con las diversas formas de pensar, representar
proceder de las mismas culturas amazónicas, ¿sería mejor no hacer nada? ¿No
llevaría eso al aislamiento total? ¿Qué piensas del episodio de la brújula con la que
se queda el grupo que visitan los personajes y la forma en que fue planteado?
25 de mayo de 2015, 9:03

Anónimo dijo...
¿No podrían, simplemente, dedicarse a gozar esta buena y hermosísima película?
Seguramente, algunos intelectuales preferirían en cartelera mas Mad Max 2 ó 5 ó
18, o el caso de posesión diabólica número 5270, o más películas infantiles que,
parece ser, son las que algunos adultos disfrutan.
5 de junio de 2015, 8:31

Anónimo dijo...
EL ABRAZO DE LA SERPIENTE es una obra maravillosa, mágica, tiene algo único,
misterioso y gigantesco que aún no logro descifrar. Estoy seguro que esta película
trascenderá en el tiempo y quedará por muchos años como referente de la mejor
cinematografía de Latinoamérica. Creo que Colombia debe sentirse orgullosa de
haber parido a un cineasta del talento y de la talla artística de Ciro Guerra.
20 de febrero de 2016, 17:58

http://pajareradelmedio.blogspot.com/2015/05/el-abrazo-de-la-serpiente-de-ciro.html
domingo, 24 de mayo de 2015
Ciro, ¿por qué no te callas?

Instrucciones de uso: este texto no se debería leer sin haber leído antes la entrada
publicada en este mismo blog el sábado 23, bajo el título: "El abrazo de la serpiente, de Ciro
Guerra: el texto de la selva"

El autor

"El amazonas que ya no existe", titula El Espectador una nota publicada hoy a propósito de El
abrazo de la serpiente, y reproducida de El País, de España:

http://www.elespectador.com/noticias/cultura/el-amazonas-ya-no-existe-articulo-562366

No solo es un titular categórico; es sobre todo irresponsable y hace eco a una profunda -y
peligrosa- ignorancia cultural y política. Porque entonces la película aparece como el proyecto
mesiánico que restituye una cultura desaparecida, lo cual, más que una ligereza, es una
mentira monumental. El lenguaje mesiánico en relación con la película ha calado. Manuel
Kalmanovitz dice, en su reseña de la película publicada hoy en Semana, que "la espera ha
terminado". Aunque reconoce y registra antecedentes aislados de representaciones de la selva
colombiana, el crítico de la revista más influyente del país no menciona ni de paso el amplio
acervo e historicidad de las imágenes sobre esa región (fotografías, documentales, video
ensayos y el propio cine y video producido por indígenas, entre otros acercamientos*). Esto,
sin contar la simplificación implícita en reducir la región amazónica a Colombia cuando se
trata de una frontera porosa, donde los límites nacionales son difusos o al menos puestos en
crisis:

http://www.semana.com/cultura/articulo/el-abrazo-de-la-serpiente-resena-de-manuel-
kalmanovitz-g/428907-3

Con esta interpretación de la película como la "descubridora de la selva", favorecida por la


frivolidad de los medios y de algún modo estimulada por las respuestas siempre políticamente
correctas de Ciro Guerra, se niegan o se invisibilizan las luchas sociales y culturales de muchos
años en el Amazonas colombiano que son las que en verdad han permitido restituir la
memoria, reactivarla, tras el trauma que la película cuenta. Esa base de reivindicación
identitaria (a pesar de la amenaza de la depredación capitalista y del desgano del Estado) ha
hecho posible, entre otras cosas, El abrazo de la serpiente. Pero en vez de hacer entendible
este proceso (o verse como su resultado), la película puede contribuir a borrarlo. Es
inaceptable que El abrazo de la serpiente sea presentada como el único repositorio de una
cultura extinta o en proceso de estarlo, y a la que un blanco, Ciro Guerra, llega para salvar.

Esa lectura de la película es una grosera repetición de la narrativa colonial, y le da pleno


sentido a una nota que publiqué ayer en Facebook. En ella transcribía un correo de Ángela
Cardona**, que sentí que expresaba mucho mejor que mi artículo publicado en este mismo
blog, un aspecto muy problemático de la película en su ambición de ser "el texto de la selva". A
pesar de que el filme de Ciro Guerra historiza el encuentro entre culturas que se ha dado en el
Amazonas, es también una película histórica tradicional, situada en una época. Por el
contrario, muchos espectadores pueden llegar, a través de la película, a esencializar el
Amazonas (el propio Ciro Guerra en sus entrevistas ha contribuido también a eso) y a asumir
que el Amazonas de El abrazo de la serpiente es igual al actual, pasando por alto las varias
capas históricas que la película muestra. En muchas de sus respuestas, Ciro reitera la idea de
que el Amazonas es un depósito o una reserva de sabiduría y conocimiento e incita, quizá sin
ser muy consciente de eso, al turismo espiritual, el mismo que hoy mueve millones. Pero el
Amazonas existe también para sí mismo. Sin embargo, no he escuchado aún que Guerra
reconozca las condiciones materiales de la existencia en esa región, lo concreto de la vida allí.
Su Amazonas es una abstracción.

Este es el correo de Ángela: "Anoche entre sueños pensé que la película tiene un mensaje muy
peligroso, que es un mismo lugar común, histórico: hace ver esas culturas como extintas, solo
míticas. Los que quedan aparecen como víctimas del encuentro con el blanco, empobrecidos,
devastados, traumatizados, aculturados. Y por supuesto hace desaparecer todos los esfuerzos
de resistencia pasiva y creativa de todos ellos. Y el ejercicio continuo de la memoria en sus
tradiciones (que ya sabemos que no tienen que ser puras). Es injusta y muy parcial.

Sí hay lenguas, historias y tradiciones vivas en el Amazonas, por más que se hayan perdido
muchas. Y hay cantos. Es muy peligroso que se piense que no las hay. Actualiza el argumento
de siempre para ejercer la llamada violencia epistémica sobre ellos, una vez más. Además de
las otras violencias. Un codiciado Amazonas biodiverso sin culturas ni memoria. Decir que no
existen y que no tienen memoria es una enorme irresponsabilidad. Es una película muy para
blancos. Ya entiendo por qué salí tan triste".
Sobre esto mismo, recomiendo leer el artículo "Un débil abrazo", del antropólogo e historiador
Carlos Páramo, publicado en la última edición de la revista Elmalpensante.

http://www.elmalpensante.com/articulo/3315/un_debil_abrazo

Creo que todas estas miradas restituyen a su vez el lugar de la película, no como un proyecto
mesiánico y redentor sino como parte de un engranaje de hechos y de luchas, que han
transformado al Amazonas y lo mantienen vivo, a pesar de las amenazas que se ciernen sobre
sus múltiples culturas. También nos hacen pensar El abrazo de la serpiente dentro de la
amalgama de textos que ha producido el Amazonas. Y por último, y quizá lo más importante,
nos libran del entusiasmo y nacionalismo acrítico de artículos lamentables como el de Iván
Gallo.

http://www.las2orillas.co/por-que-gano-el-abrazo-de-la-serpiente-en-cannes/

Tratar de entender la complejidad del "lugar de enunciación" de la película es la manera que,


como espectadores, tenemos de hacerle justicia y de librarla de los peligrosos usos que de ella
puede hacer el poder y la institucionalidad. Al fin y al cabo, ahora El abrazo de la
serpiente "pasa a ser de la gente", como dice Ciro Guerra. Cuando se lee la nota completa de El
Espectador, se encuentran frases con unos sentidos mucho más ambiguos a los que se
desprenden de su titular: Dice Ciro: “Es un Amazonas que ya perdimos, pero que en el cine
vuelve a vivir”. “Es como si hubiéramos tenido que hacer una película en la luna. Todo,
absolutamente todo, es ficción”. Guerra tendría que explicar más y mejor cuál es el Amazonas
que ya perdimos y cuál es el que existe ahora, darle densidad y volumen histórico a sus
respuestas.

Pero quizá los medios no son el lugar para hacer esa pedagogía, pues todo lo que diga correrá
el riesgo de ser fragmentado o simplificado por periodistas irresponsables e incautos. Entonces
podría callarse y dejar que la película hable por sí sola. (Pero eso nunca es posible: las obras
culturales hablan en sus contextos de producción y recepción). Por cierto, miren arriba el
malentendido que puede producir un titular amarillista.

* Ciro Guerra cae en una trampa parecida cuando afirma, en una entrevista con Felipe Salazar,
periodista y realizador de Canal Capital: "En Colombia no tenemos una literatura amazónica,
no tenemos un cine amazónico... Nuestra cultura se ha orientado más hacia el Caribe y hacia la
región andina, y la Amazonía esta completamente excluida del discurso cultural nacional".

** Ángela Cardona es magister en literatura de la Universidad de Antioquia y se graduó con


una tesis sobre literaturas indígenas del Amazonas.

Publicado por Pedro Adrián Zuluaga en 23:21


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16 comentarios:
Álvaro Villegas dijo...
Si se acepta la afirmación de que Ciro Guerra está interesado en una especie de
pedagogía nacionalista multicultural, habrá que aceptar también que no se calle, en
tanto no hay pedagogía sin difusión y transmisión. Además, me parece que el
problema del encumbramiento de la película como único texto o texto por
excelencia de la Amazonia es un error que se le debe atribuir más a los
comentaristas que al propio director o a la propia película; obviamente no deja de
ser preocupante que una película –un texto- borre todos los otros textos producidos
sobre y desde la Amazonia, que es además algo que ya se ha visto, pues no hay que
olvidar que la canonización de La Vorágine borró un número importante de textos
contemporáneos.
En cuanto a la película en sí misma, es obvio que es imprecisa histórica y
etnográficamente pero no creo que sea esencialista por las razones que muchos han
dicho. Guerra ha sido enfático en afirmar que filmó una Amazonia que ya no existe,
es decir, que está marcada por una discontinuidad histórica que opera en múltiples
dimensiones, y también hay que reconocer que la película muestra ya una región
completamente atravesada por ese “espacio del terror” que el capitalismo
neocolonial produjo, es decir, no estamos ante una Amazonia pura. Me parece que
el esencialismo va más por el lado de una oposición tajante entre “blancos” e
“indígenas”, se trata de la ya vieja idea del indígena como “nativo ecológico” y del
mal que llega a estas regiones como proveniente invariablemente del exterior. Esto
habría que desarrollarlo más, pero me parece que la clave del esencialismo reside
más bien en el reemplazo de la utopía revolucionaria por la utopía ecológica “new
age”, que además está presente en la literatura colombiana reciente, por ejemplo,
en “Los estratos” de Juan Cárdenas.
25 de mayo de 2015, 7:37

Pedro Adrián Zuluaga dijo...


Mil gracias Álvaro por su comentario. Creo que estamos de lleno en el problema de
la recepción, y una recepción que se da en un momento de particular efervescencia,
semánticamente caliente. Cuando la marea baje, habrá que volver a la película con
menos prevenciones.
25 de mayo de 2015, 7:43

Anónimo dijo...
Si existen textos, películas o materiales no-canónicos y no-eurocentricos sobre las
culturas o las producciones amazónicas que estén en peligro de ser eclipsados por
"El abrazo de la serpiente" o que lo fueron en su momento por "La vorágine", por
favor divúlguenlos al menos en este blog, en vez de seguir contribuyendo a
mantenerlos en la oscuridad. Sería bueno saber dónde se consigue la tesis de
Ángela para leerla y conocer su perspectiva personal y su forma de situarse como
occidental ante las literaturas amazónicas.
El problema radica en la recepción por parte de los agentes multiplicadores: los
medios, periodistas e informantes, que no tienen las herramientas suficientes para
desentrañar, valorar o incluso cuestionar las capas de significación de esta o
cualquier obra al hablar de ella frente a un público desinformado e incluso
malformado.
25 de mayo de 2015, 8:56

victor dijo...
Eso es lo más importante, eso de las prevenciones, esas que suponen que existen
cosas extremadamente subjetivas como verdades objetivas que rodean y asfixian
obras que si existen.
25 de mayo de 2015, 9:08

Pedro Adrián Zuluaga dijo...


Bueno, gracias por el llamado de atención. En trabajos audiovisuales recomiendo
estos tres:

JOURNEY TO A LAND OTHERWISE KNOWN:

https://vimeo.com/109976914

En ese canal de Vimeo se pueden encontrar otros trabajos de Laura Huertas Millán,
como AECUADOR.

También recomiendo la "Trilogía Nefanda" de Carlos Motta, que se puede ver en


www.carlosmotta.com y que aunque no es solo sobre la selva amazónica, tiene
intersecciones importantes con todo lo que estamos discutiendo.

Por último, el trabajo LAS HORMIGAS (2010) del grupo de realizadores Pirá
Paraná (pueblos indígenas Macuna, Tatuyo, Barasano).

La tesis de Ángela Cardona se llama: "Aproximaciones al arte verbal minika: El


caso del jagagi". También están los textos de quien fue tutor de esta tesis, el
profesor Selnich Vivas Hurtado, de la Universidad de Antioquia. Un reciente libro
publicado por esa misma universidad: "La imagen del indígena en la Sierra Nevada
de Santa Marta", también es totalmente pertinente para esta discusión, en tanto
analiza el archivo de K.Th. Preuss, otro de los viajeros que "exploraron" la selva
amazónica.

Finalmente, no creo que se hagan invisibles solo textos, que por su propia
naturaleza tienen una circulación restringida. Más triste es que se nieguen procesos
sociales y políticos.
25 de mayo de 2015, 9:28
CCasais dijo...
Chèvre que escribieras otro artículo, si de verdad te interesa tanto el tema.
Recopilando los estudios que se han hecho a este respecto que de todas maneras
son un tema que no se discute en los círculos abiertos a los no iniciados. Este
conocimiento del que se habla en la película, más allá de la imprecisión, o lo que
sea con que fue presentado (siempre hay imprecisión y perspectivas) es necesario
en nuestra cotidianidad de Colombianos. Los cantos y la literatura de estas culturas
nos pertenecen como parte de nuestra memoria y vagamos por el mundo como
fantasmas mientras no las conozcamos y nos conectemos con ellas. En este sentido
estas ocasiones tienen el merito de traer a colación el tema... Es evidente con los
últimos años lo que ha sucedido con los logros de los movimientos sociales, lo que
no se repite constantemente y se rumia constantemente, desaparece. La atención
alrededor de la película señala también la importancia de la existencia de los
archivos históricos que recopilen y conserven correctamente todos estos materiales
de investigación y los hagan accequibles y trabajen por gestionar su importancia y
vigencia cultural. Como sucede con muchas fiestas y tradiciones de nuestro país los
estudios dedicados a ellas surgen y se hunden en la temporalidad de un edición de
lujo o de una publicaciónes conmemorativa que llega y luego desaparece...
25 de mayo de 2015, 10:04

Pedro Adrián Zuluaga dijo...


Ccasais. Sí creo que la película puede tener una consecuencia muy positiva y es no
solo abrir la discusión, sino, como usted lo plantea abrir el archivo de textos,
imágenes y experiencias sobre el Amazonas. Para eso hay que esperar las
contribuciones de muchas más personas e instituciones. Un texto que olvidé
mencionar y al que tal vez se refiera Álvaro Villegas es a TOÁ, del médico y escritor
antioqueño César Uribe Piedrahita, quizá una novela víctima del lugar canónico de
LA VORÁGINE.
25 de mayo de 2015, 11:55

Álvaro Villegas dijo...


Efectivamente estaba pensando en Toá, pero también en varios relatos e informes
"eurocéntricos" que en muchos casos no son ni siquiera leídos por quienes estudian
La vorágine, y que se pueden encontrar compilados en libros como Caucherias y
conflicto colombo-peruano. Testimonios, 1904-1934 o La economía extractiva en la
Amazonia colombiana, 1850-1930 (este último contiene un escrito de un indígena),
o los libros que publicaron contemporáneos de de Rivera como Vicente Olarte
Camacho, Norman Thomson y Francisco José Urrutia o los mismos misioneros
capuchinos. Sobra decir que la ignorancia que tenemos de estos textos no fue
responsabilidad de Rivera, de la misma forma que se ignore la producción
audiovisual de indígenas y no indígenas, sobre el Amazonas no es un problema de
Guerra sino nuestro.
25 de mayo de 2015, 19:28

Anónimo dijo...
Hablando desde mi ignorancia total sobre el tema y confesando que no he visto la
película, leyendo con alguna atención el artículo y los comentarios concluyo que
Guerra no debió hacer la película y que es mejor que no haga nunca más cine, ya
que le endilgan deficiencias inconmensurables etnográficas, antropológicas,
históricas, sociológicas etc. Y tanto en el artículo como en los comentarios, se habla
del tema (y eso ocupa toda la discusión como si el cine debiera ser un ensayo
académico) se habla del tema de la película, pero no de cine. Analizan la película
como si se tratase de una cátedra universitaria y no de una película. Nada sobre el
lenguaje cinematográfico utilizado, nada sobre su música, nada sobre edición,
fotografía, es estética o no lo es, personajes, su semiótica, ambientación, trasfondo,
técnica de cámara o filmación, ritmo, organización, etc. Parece este un país de
vacíos infinitos que es mejor nunca intentar llenarlos o de pronto… quizá, de un
país sin tradición icónica que le permita analizar y disfrutar una película sin tanto
analfabetismo visual.
27 de mayo de 2015, 15:25

Manuel K dijo...
Hola Pedro…

Como el que escribió una de las reseñas que usted referencia acá me parece que
está leyéndola no como está sino como la quiere leer. Yo no afirmo que El abrazo de
la serpiente se haya "inventado" la selva, solo que ha hecho una imagen memorable
de ella, igual como lo logró La vorágine o las pinturas de Jacanamijoy. Ese logro de
condensar de una forma especialmente fuerte un momento o un lugar no es nada
fácil de lograr y, como lo veo yo, merece ser aplaudido.

No me parece tan claro que esa cristalización riña con la existencia de otras
versiones u otra información menos conocida. Y tampoco veo cómo esos aplausos o
reconocimientos "invisibilizan las luchas sociales y culturales de muchos años".

De otro lado, es obvio que existen muchos textos alrededor de cualquier tema. Pero
también es obvio, para quien se acerque a ellos con sensibilidad, que no todos los
textos son iguales en su inteligencia o en su capacidad de conmover, hacer pensar o
esclarecer. Es en la forma como se procesa el material que está en la realidad
donde, me parece a mí, está el arte.

Saludos,
Manuel
27 de mayo de 2015, 15:33
Pedro Adrián Zuluaga dijo...
Sobre el último comentario anónimo, es verdad que aún está por hacerse un
análisis a fondo de la película desde su narrativa visual. Tal vez eso requiera no sólo
más "tradición icónica" sino un tiempo más reposado de análisis. Aún así, lo que el
comentarista reprocha (el que no "veamos" la película) se lo podríamos reprochar a
él al mismo tiempo: él no ve el artículo ni lo que plantea, una veta de análisis entre
muchas otras. Como si el diálogo fuera imposible. Que la película produzca
comentarios de corte académico como si tratara de una cátedra universitaria habla
de su potencial y de su riqueza. No creo que la empequeñezca sino todo lo
contrario. Por otro lado, reducir el cine a su técnica lo empobrece tanto como
reducir una película a su tema.
27 de mayo de 2015, 16:12

Pedro Adrián Zuluaga dijo...


Este comentario ha sido eliminado por el autor.
27 de mayo de 2015, 21:51

Pedro Adrián Zuluaga dijo...


Manuel:

Claro que yo no digo que usted diga que "El abrazo de la serpiente" se haya
inventado la selva. Solo señalo una omisión, que es además entendible dentro de un
texto periodístico que no tiene porqué ser abarcador: la de no nombrar, aunque sea
de paso, algunos antecedentes y tradiciones, por ejemplo la del documental
colombiano realizado por indígenas y no indígenas ("Crónica de un baile de
muñeco", de Pablo Mora, es uno de estos últimos, aunque en él se da la intersección
de las dos miradas) o películas de ficción como "Kapax del Amazonas" e incluso
films tan problemáticos en su representación de la selva como Holocausto Caníbal y
sus sucedáneos. Incluso la serie de documentales para televisión "Yurupari" se
inspira desde el mismo título en un mito fundacional amazónico. Y bueno, tuvimos
versiones para televisión de "La vorágine" y de "Mi alma se la dejo al diablo".

Vuelvo a leer su artículo y usted dice directamente "Hasta ahora su riqueza (la de la
selva) no había sido protagonista de ninguna película", y no hace la aclaración de si
esta hablando de buenas películas. Solo afirmo que sí ha sido protagonista, no solo
de películas de ficción sino de documentales y productos televisivos, y en eso no
estoy leyendo el artículo como yo quiero, sino como fue publicado.

Esto no solo reitera la versión oficial de la película sino que es un claro ejemplo de
invisibilización, tanto más "preocupante" como que se trata de la revista más
influyente del país. Lo de negar o borrar los procesos sociales ha sido, por ahora, un
hecho: ¿la coyuntura del éxito de la película ha servido para darle visibilidad a
algún líder del Amazonas actual o para que hablemos de sus condiciones materiales
de existencia? No, y quizá tampoco tendría que servir para eso, o que aún no sea el
tiempo para eso. La región amazónica de Ciro Guerra es una abstracción, y él solo
la ve como una reserva ideal de espiritualidad a nuestra disposición. El Amazonas
no parece existir para sí mismo y en sí mismo.

Espero que la película en el futuro permita abrir "el archivo del Amazonas", tal
como por ejemplo Carlos Vives abrió y popularizó el archivo del vallenato. Ojalá.

Un saludo de vuelta
27 de mayo de 2015, 22:22

Anónimo dijo...
de un anónimo a otro:
sí la peli tiene una excelente fotografía, un adecuado manejo de los actores, una
excelente edición de sonido, una "sobria puesta en escena"... ¿eso la hace mejor o
peor? eso ¿en qué influye sobre el análisis como objeto artístico y cultural en que el
crítico -o polemista- de marras la pone? ¿es o está, el producto cinematográfico -
hijo de una de las artes más batardas, o menos puras, desde donde se lo vea-
alejado del contexto desde el cual se lo produce? y, no es mi intención, al hablar del
"contexto" no quiero sonar "extra-cinematográfico".
28 de mayo de 2015, 0:04

Anónimo dijo...
Aceptando legítimos reproches a mi ingenuo comentario. Solo que es muy evidente
la falta de equilibrio del articulo y comentarios entre el tema y narrativa visual.
Sencillamente observo que la balanza hace mayor énfasis en el tema de la película y
deja por fuera no solo la técnica sino la estética de la misma. Es cine lo que se
analiza no un tratado antropológico. Toda película tiene un tema y es comprensible
que el espectador emita comentarios sobre lo que él conoce sobre el tema, eso es
apenas natural, comprensible y legítimo. Pero el cine es más complejo que el tema
involucrado es una narrativa visual con otros códigos constitutivos. Se obtendría un
mayor disfrute y comprensión de la película si los análisis y comentarios fuesen
más integrales. Y no tiene sentido siquiera suponer que el producto
cinematográfico es hijo de las artes “batardas” (supongo es bastardas) o que es una
expresión menos pura, eso no tiene sentido, eso se desvirtúa conociendo el cine de
Ralph Steiner , Fellini, Scorsese y su uso del silencio, Bresson y muchísimos otros, o
conociendo sobre cine y su lenguaje o su historia . Y… sí, estoy de acuerdo, reducir
el cine a su técnica lo empobrece al igual que reducirlo a su tema. Ya que las
expresiones artísticas también son pensamiento y no solo subjetividades. Una obra
soportada únicamente en su técnica es vacía y soportada únicamente en su tema es
un panfleto. Así como analizarla únicamente desde su tema, es perderse la
oportunidad de descubrir un conocimiento distinto sobre dicho tema sin las
ataduras autoritarias de la racionalidad llena de certezas (que por supuesto no son
malas, dichas certezas). Pido disculpas que por mi falta de conocimiento de estas
cosas “internéticas” olvidé colocar la firma.
Luis Antonio Peña Q.
28 de mayo de 2015, 9:32

Anónimo dijo...
¿Cómo le doy un me gusta a Luis Antonio Peña Q? Sí, los artículos de este blog, en
su mayoría, parecen hechos para académicos de las letras, puro texto, más que para
académicos, personas, cineastas, etc (como quieran nombrarse) interesados en las
conexiones de la narrativa audio-visual-textual. Suena a clase grabada sobre una
base que se ha difuminado con tanta palabra: la película misma.
Francisco Cabra.
28 de febrero de 2016, 17:48

http://pajareradelmedio.blogspot.com/2015/05/ciro-por-que-no-te-callas.html

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