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SM/1 Historia de las técnicas Bruno Jacomy INTRODUCCION “Técnica: una de las muchas palabras ‘euye historia no se ha hecho. Fenvre, 1935 Mas. de medio siglo después de que Lucien Febyre escnibiera esta frase, se ha cumplido un camino, y el campo de la historia dk las técnicas, baldio todavia antes de la Segunda Guerra Muniial, produjo desde entonces maluples frutos. Simple curiosidid en! sus comienzos, esta disciptina adquirié gracias a algunos pioneros de- masiado poco conocidos, una notoriedad al menos universitaria. Sin embargo, la frasecita de L. Febvre tiene que estar siempre presente ‘en nuesiro espiritu, porque es mucho el trabajo que queda por hacer. oEI gran movimiento que se inicié en los tiltimos siglos de ta Edad Media Hevé al Occidente hacia una sociedad de produceién masiva que culmin6 en esta segunda mitad del siglo Xx. A partir de Ja expansin de! molino de agua, hacia el siglo Xt, y despues vl ad venimiento del reloj mecinico, la técnica se impuso répidamente como uno de los componentes principales de esta civilizacisn, ¥ su lugar que no dejé de acrecentarse, engendré ta civilizacion mdus- tial que conocemos hoy. Pero en el momento en “que se abre ka ul tima década del siglo Xx, la corriente de creciente mecanizst parece detenerse. Las méquinas a nuestra disposividn, cada ver mis numerosas, erearon nuevas necesidades energétivas. Sin em- bargo, ia muiacién que vivimos hoy, por su misma mdoie, ditiere de los otros periodos de cambio profundo que sacudieron @ nuestra civilizacién, como el neolitico 0 la revolucicn industrial. Charo que esta mulacidn afecta amphamente nuestra vida cotidiana, pero tas nuevas herramientas que nos offece no prolongan solamente nues- tras manos, piemas y musculos. Prolongan nuesiros sentidos, wes tos Srganos de comunicacidn, y en cierta medida nuestro cerebro, ‘Antes la técnica cstaba dominada por la mecdinica, ei su seri nis concreto, material y palpable. Ahora la multiplicacisn de los tcrritorios de saber, la extrema imbricacién dle las ciencias y las técnicas, la desmaterializacién que nos ofrecen las nuevas tecnolo- gias nos obligan a ensanchar cada vez mas cl campo de nuestras disciplinas tradicionales, A raiz de esto una historia de las técnicas escrita hoy no puede satisfacerse con la mera evocacién de las grandes innovaciones que la jalonaron y los grandes hombres que le imprimicron su sello, Tampoco puede dividirse en campos nitidos donde seguir la evolu- cin de un linaje de méquinas, de objetos técnicos. La historia de las técnicas, tal como intento abordarla, es cultural, Pone de mani- to los vinculos que desde los silex tallados por lus primeros hombres hasta las herramientas més recientes, a menudo inmateria- Jes, que la sociedad actual nos pone en las manos, unen las técnic: con las practicas sociales, las habilidades con las artes, las innova- ciones comlos modos de vida, Después iremos a buscar las raices de este Occidente técnico hasta sociedades y paisés muy lejanos, precisamente para relacionar puntos de vista y modos de pensa- miento a veces asombrosamente préximos. Ast como las herra- mientas de comunicacién de que disponemos hoy nos ponen a sio en contacto con toda la tierra, y el siglo xx no se puede com- render sin incursionar por Estados Unidos, él Renacimiento ya no se puede comprender sin pasar por el Islam, El objetivo es ambicioso. Pero no se trata en esta obra intro- ductoria de decitlo, de explicarlo todo. Hay pues zonas enteras que © bien son dejadas de lado, o bien sucintamente evocadas en las sintesis que abren cada uno de los grandes perfodos histéricos. No es facil querer exponer a Ja vez la complejidad de los vinculos que uunen a las técnicas entre si y con su contexto y sus rasgos dominan- fs, que son otras tantas constantes de la historia de las técnicas. La necesidad misma de adoptar el discurso lineal de un libro ara retranscribir ese campo de dos diniensiones que es la historia —dimensién temética por una parte, dimensién temporal por otra-— me llev6 a proponer aqui una aproximicién a la vez nueva y simple. Siete grandes tramos de historia pautan la obra, y salvo la Parte mas antigua cada una de ellas se compone del mismo triptico: uun panorama, un objeto, un hombre: un panorama es indispensable para comprender la evolu: Cin de las técnicas en un perfodo dado; nécesariamente sumatia, Introduccion 13. esta sintesis se consagra ante todo a dar puntos de referencia al lec- tor, asf como también los hechos que marcaron el contexto de cada “POT un objeto es concreto por definicién, Y una historia de las técnicas tiene que remitirse constantemente a lo tangible. A veces ¢s importante entrar en détalle para comprender bien un proceso, una evolucién. Cada uno de estos capitulos, a partir de un objeto iéenico particular, abriré perspectivas mas amplias y una reflexién més profunda; —en la base de una innovacién, de un progreso técnico, siem- pre hay un hombre. Cierto que el rol de los individuos a menudo dcbe ser revisado en relacién con los mitos que siguen desde hace tiempo a los “grandes inventores”, sobre todo a través de una ima- gineria popular ampliamente en boga desde fines del siglo xrx, Sin embargo, algunos hombres reflejan a la perfeccién una época, una cultura, y sus trabajos no pueden disociarse de su vida, de su con- dicién social. Hemos elegido a seis personajes, no necesariamente muy conocidos del gran piblico, pero que permiten ilustrar de una ‘manera més dinémica un modo de pensamiento y un entorno tec- nolégico. Como una serie de temas transversales se tratan conforme se exponen fos ejemplos concretos, otros tantos mensajes a descifrar en el estudio de un hombre 0 de un objeto, el lector encontrar por fin las herramientas indispensables para una investigacién mas pre- cisa por el contrario més general: el indice retoma los nombres y las principales nociones evocadas, la bibliograffa lo atraeré hacia otros horizontes Ultima herramienta indispensable para esta aproximacién glo- bal, los cuadros cronol6gicos permiten al lector resituar las co- rrientes 0 acontecimientos descollantes de la historia de las técni- cas. Esos cuadros son de dos tipos: —cuadros por perfodo al final de cada panorama, que resumen en una visiGn de conjunto los principales elementos tratados en las tes dreas de cada parte; —n cuadro general al final de la obra, que muestra la evolu- cin comparada de algunos dominios principales. 14 _Una historia de las técnicas Como Ia historia de las téciticas és én esencia acumulativa, re- Presenté naturalmente este ltimo cuadro de acuerdo con una esca- la de tiempo logaritmica, la mds préctica y fiel para dar cuenta de la realidad de la evolucién de las técnicas desde sus origenes. Invenci6n ¢ innovaci6n ___Excluf deliberadamente en la mayoria de los casos la atribu- cién det calificativo “primero” a determinado objeto o maquina, rompiendo con una costumbre tan nefasta como tenaz de atribuir a un individuo, en una fecha precisa, lo que por lo general es sélo el fruto de una maduraciGn mas 0 menos lenta, de bisquedas parale- las, de hallazgos fortuitos. Esas creaciones ex nihilo existen, pero son rarfsimas y no dejaremos de sefialarlas. Para convencerse de ello basta con anotar los diferentes aniversarios seculares del naci- miento del automévil, que se desarrollaron sucesivamente en va~ rios paises occidentales, todos los cuales tenfan excelentes razones ara pretender haber inventado esta méquina. |... A menudo, varias invenciones son concomitantes, y surgen “naturalmente”, aqui o en otra parte, a partir del momento en que el medio se vuelve propicio a su aparicin, y en que un hombre, tal ‘vez mds astuto que los otros o mds abierto a la innovacién, tiene la ‘chispa creadora”. Asi, en los casos del molino de agua, el cafién a Pélvora, el teléfono o el fondgrafo, los creadores no son tinicos, y los proceses en anterioridad levados a cabo en Estados Unidos en el curso de los iltimos afios demostraron la vanidad de este tipo de investigaciones. Desde los tiempos més remotos, desde los prime- os pasos de la agricultura y la metalurgia hasta los descubrimien- os mAs recientes, la historia de las técnicas es un encadenamiento Constante de avances donde cada técnica evoluciona sobre la base de una cultura existente para crear innovaciones suctsivas y acu- mulativas, De modo que reservaré el término de “innovacién” a las in- Yenciones que acceden al estadio de un producto nuevo, efectiva- mente realizado y econémicamente viable, producido en serie mas © menos limitada. Si bien Papin inventé la marmita a vapor y Se- ‘gnin la caldera tubular, voy a considerar como grandes innovacio- Introduccién 15 nes la méquina a vapor de Watt y la locomotora de Trevithick. Cla- ro que Ja frontera no siempre serd tan nitida, dado que la realidad suele ser més compleja de lo que nuestro espfritu quisiera verla.. El reino de las m4quinas! Mientras que cada sfntesis hist6rica proporciona una visién esencialmente cronolégica de la historia de las técnicas, las otras técnicas la abordarén desde un angulo més dinamico, donde,los ob- jelos se resittian en un sistema mas global. Més precisamente, voy fa encarar el objeto en el nudo de la red de relaciones que mantiene ‘con su éntomo, tomando las cuatro “miradas” que propone Y. De- forge para abordar el objeto industrial. Considerando al objeto co- mo producto en un sistema de produccién, veremos por ejemplo ‘cOmo la técnica del remache, en el curso de la revoluci6n indus- trial, evolucioné estrechamente vinculada con la organizacién del trabajo y la mecanizacién de las operaciones, dando intervenciGn a variables econémicas, sociales 0 pedagégicas. Como mercancfa en un sistema de consumo, el minitel seré la oportunidad de constatar cémo un objeto técnico puede introducirse en los hogares de hoy sin que exista a priori una demanda social para ese tipo de aparato. En el mismo orden de ideas, veremos que cierios objetos, como el obelisco, s6lo cumplen una funcién simbdlica. Las méquinas, como el molino de agua 0 el telar de medias, pueden ser aprehendidas como elementos de un sistema de utiliza- cién donde siguen leyes tipicas de evolucién: hacia lo simple, Jo concreto, lo automatico, etc. Por iltimo, en tanto “seres en si”, los objetos evolucionan de acuerdo con “linajes”, es decir, conjuntos que agrupan a Jos objetos del mismo tipo, que tienen la misma fun- cién y el mismo principio de funcionamiento. Asi, con los ejem- plos de la noria y el molino de agua veremos cémo en un objeto dado suelen explorarse todas las posibilidades técnicas antes de lle- gar a un tipo duradero. Son muchos los linajes que resultan aban- donados, porque no pueden desarrollarse en un sistema técnico da- 1 Férmula que tomo de Guy Deniéiow, 16 Unahistoria de las técnicas do. Es el caso de las méquinas voladoras de los ingenieros del Re- nacimiento. Otros se olvidan y resurgen unos afios 0 unos siglos mis tarde, como los sistemas de regulacién de Ctesibios y de al-Ja- ari. Hay otro fenémeno que se manifiesta con frecuencia, Se trata de la saturacién de una serie técnica dada, serie definida como el conjunto de objetos que tienen el mismo uso, y que por Io tanto pueden englobar varios linajes. Veremos cémo hoy, por ejemplo, la serie de los ordenadores tiende a una saturacién en su perfecciona- miento —velocidad, miniaturizacién— y que en este caso es preci- 0 recuperar una técnica momentneamente abandonada para pro- gresar de nuevo: las investigaciones actuales se orientan hacia or- denadores de arquitectura paralela. B. Gille utiliza esta nocién de serie saturada al nivel més global del sistema técnico de una época LY. “HY, PRODUCTO —- MEKCANCTA OBJETO MAQUINA, ‘SER ee a te | : Las cuatro aproximaciones al objeto industrial.2 ‘Sistema delos objetos qa —— 2 ‘Segin Yes Deforge, Technologie et Céndtique de I objet industriel, Pa- 1s, Maloine, 1985, pf. 76. Introduccion 17 y un lugar precisos.3 Habla entonces de sistema bloqueado, y el ca- 50 tipico es el del sistema técnico chino que lleg6 a una situacién de bloqueo alrededor del siglo xv. Estas nociones generales, que aquf evocamos sumariamente, no siempre serén explicitas en el texto que sigue. Corresponde al lector protongar, a partir de las claves que le son entregadas, esta répida historia de las técnicas a tavés de su propia aproximacién, de su propia cultura. 3 Vease & propésito de esto los “Prolegmengs aun historia de las téni- cas” que expone Bestrand Gilleen su Histoire des techniques, Pris, Gallimard, “neyelopédie de Ia Pléiade", 1978, pgs. 19-34

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