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CORRE, LOLA, CORRE: EL AZAR Y EL DESTINO

Lola recibe una llamada, su novio se encuentra al otro lado del teléfono. Le dice que tiene 20
minutos para conseguir 100 000 Francos y su vida depende de ello. Inicia la carrera. Cada
acción, cada decisión y cada segundo son importantes para la cinta.

Desde la más mínima respuesta, hasta el más mínimo cruce, conlleva una infinidad de
consecuencias y cambios alrededor de los personajes y el protagonista. En ese aspecto, dista
mucho del efecto rashomon, donde la verdad es subjetiva y cada personaje tiene su
perspectiva sobre una situación determinada. Y se relaciona más con el efecto mariposa,
donde hasta el más mínimo acto puede influir en grandes cambios.

Aunque la película tampoco salte de una realidad a otra, donde el escenario cambie
totalmente, como la denominada película del 2004 (Butterfly effect), sino que el objetivo
inicial se mantiene, gran parte del escenario se mantiene, los personajes se mantienen y lo
único que cambia en una posible gran medida son las acciones que realiza la protagonista y
las consecuencias que trae consigo cada una.
El arco de tensión dramática al igual que la estructura del segundo, cambia dependiendo de
lo que decida la protagonista. De esta manera, para conseguir el dinero, Lola puede pedirle a
su papá el dinero, robar el banco, conseguir el dinero en el casino y así sucesivamente realizar
una infinidad de acciones que la llevarían a distintos resultados. La película solo plantea tres
de estas diversas y sus resultados. Pero pudo seguir extendiéndose sucesivamente por
distintos rumbos.

No es de extrañar que la película acabe mediante un final ideal que resulta muy conveniente
para algunos. Puesto que, no es más que el azar y el libre albedrio que se ha encontrado
presente durante el transcurso del filme, el que concluido con un golpe de suerte en el casino
y el encuentro fortuito de Manni con el vagabundo.

El destino no es un hecho que se encuentra fijado, sino que es algo que construimos mediante
nuestras acciones. Un tanto contradictorio en cierta medida con respecto a la fascinación que
siente Tykwer por el destino. Pero una conclusión que se desprende de la película con sus
tres distintos relatos. Al final, como el mismo director menciona, hay pequeños momentos
en nuestras vidas que resultan definitivos.

Carlos Ponce Loayza

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