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BIOPIRATERÍA EN PERÚ

Perú, al ser uno de los países con mayor biodiversidad en el mundo, lleva desde hace mucho
tiempo luchando contra uno de los fenómenos que más afecta tanto la seguridad de nuestros
productos y recursos oriundos y emblemáticos, así como los conocimientos ancestrales de los
pueblos indígenas, la Biopiratería.

La biopiratería, es definida como el acceso y uso no autorizado, ilegal e irregular de recursos


biológicos y sus componentes o los conocimientos tradicionales asociados a ellos para su
aplicación en procesos de investigación y desarrollo de nuevos productos, esta práctica se verifica
especialmente cuando un tercero mediante patentes de invención, busca lograr una apropiación
directa o indirecta de estos recursos y conocimientos, sin contar con el consentimiento informado
previo del país de origen del recurso o del pueblo indígena titular de derechos sobre el
conocimiento, respectivamente, y sin proveer algún tipo de compensación a dicho país o pueblo
indígena.

En la actualidad la Comisión Nacional contra la Biopiratería, creada el 1 de mayo de 2004 y


presidido por el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la
Propiedad Intelectual – INDECOPI, es la Institución encargada de la promoción, protección y
defensa de los recursos biológicos y conocimientos tradicionales en nuestro país, la cual ha
identificado hasta la fecha 33 casos de biopiratería en el mundo relacionados a recursos biológicos
de origen peruano, de los cuales 18 han sido resueltos favorablemente para nuestro país.

De acuerdo con información de la Comisión, el Perú posee 4,400 especies vegetales oriundas, de
las cuales 1,200 tienen uso medicinal, razón por la cual no sorprende que la mayoría de los casos
de biopiratería encontrados en el mundo, sean en cuanto a solicitudes de patentes para
composiciones farmacéuticas. Si bien es cierto que técnicamente en ningún país se puede patentar
una planta o especie vegetal, porque pertenecen a la naturaleza y el hombre sólo lo ha
descubierto, si estas estas son manipuladas o se descubren en ellas algunas propiedades
especiales la protección a través de patentes de invención o figuras similares, como las variedades
vegetales, sí es viable.

Desde la antigüedad, las comunidades nativas e indígenas de Perú han sabido cómo aprovechar y
aplicar las múltiples propiedades medicinales de las especies vegetales de nuestro país, un
conocimiento que ha sido transmitido de generación en generación y se ha ido enriqueciendo con
el paso de los años. Este conocimiento tradicional, significa un enorme ahorro en investigación e
inversión para las empresas farmacéuticas, ya que les indica qué especies son más útiles y cuáles
pueden ser desarrollados en nuevos medicamentos.

Por ejemplo, entre los casos que la Comisión Nacional contra la Biopiratería viene defendiendo en
el extranjero, comprende una solicitud de patente presentada ante la Oficina de Propiedad
Intelectual de Filipinas llamada “A composition for enhancing male libido”, una composición
farmacéutica que comprende la combinación de extractos de plantas como Maca, Huanarpo
Macho y Chuchuhuasi, especies vegetales que siempre fueron consideradas como un afrodisíaco
por los nativos y que han sido usadas por estos para el tratamiento de la disfunción sexual en
hombres. Claramente se evidencia que esta es una patente basada en recursos biológicos nativos y
en un conocimiento tradicional, y como el solicitante no tiene autorización para usarlos, está
cometiendo un acto de biopiratería.

De igual manera, ante la Oficina Estatal de Propiedad Intelectual de la República Popular China, la
Comisión ha presentado oposiciones a solicitudes de patentes para un producto cuya composición
contiene extractos de maca y cistanche, que son utilizados como energizante y para un producto
compuesto por el extracto de cáscaras sacha inchi, para el tratamiento de la hipertensión, y
además ha logrado que una patente presentada en la Oficina Japonesa de Patentes, para el uso del
yacón planta que crece en la zona de los Andes y que sirve para tratar la diabetes, sea abandonada.

Estos casos, y entre otros, no hacen sino evidenciar la gravedad del problema, al utilizar las
patentes de invención, que deberían ser la manera legal de proteger el derecho ganado como
resultado de un arduo trabajo e investigación, como una forma de aprovechamiento ilícito de
recursos naturales que son parte de la cultura de un país.

Los conocimientos tradicionales poseídos por los pueblos indígenas son una forma de creatividad
humana cuyo reconocimiento y protección legal no debe ser menor a la de otros nuevos objetos
de propiedad intelectual como lo fueron en su momento las variedades vegetales o el software.
Sin embargo esto no significa que se deba impedir el uso de estos conocimientos, ya que son un
valioso aporte a la ciencia, sino que este uso sea legal y beneficie el desarrollo sostenible del país y
más aún el de los pueblos indígenas.

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