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Andreeapaz

Andreeapaz
Jacqui_15
Sapphire
Yasna.Fu
Alysse Volkov

*Andreina F*

KAri_VAL
July Styles Tate

*Andreina F*

Fiorella
Índice
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Sinopsis
Sólo se suponía que fuera una noche.

Cuando Liv Taylor conoció a un apuesto extraño en la boda de


un amigo, decidió ceder a la tentación. Fue la lujuria a primera
vista y cuando ella siguió al hombre que habia apodado Sr.
Lengua en una habitación antes de la ceremonia de la boda, ella
experimentó el placer como nunca había experimentado antes.
Por eso acordó una noche en su habitación del hotel. Una noche
de pasión desenfrenada. Eso fue todo lo que se suponía que era.
Pero entonces, su hombre misterioso apareció después de esa
noche y su identidad ya no era un misterio. Resulta que una
noche de Liv está a punto de ponerse mucho más complicada y
no tiene idea de lo que va a hacer.

Porque a veces una noche nunca se detiene en una noche.


Prólogo
Traducido por Andreeapaz
Corregido por KAri_VAl
—Me puedes llamar Señor Lengua si quieres. —Sonrió y lamió sus
labios deliberadamente, la punta de su lengua se deslizó atrás y adelante,
y me recordó a la noche que pasamos juntos. La noche de pecado que
nunca olvidaría. Sólo que no se suponía que estuviera aquí. En la casa de
mis padres. Sentado en mi sofá. El sofá donde me gustaba ver televisión
durante años. No se suponía que estuviera hablando con mis padres. No
se suponía que estuviera luciendo tan sexy. Ni siquiera sabía su nombre.
Una sola noche tiene la intención de ser divertida. Están destinadas
a ser emocionantes. Destinadas a ser experimentos aventureros de hacer
el amor que no te siguen a casa. No me considero una puta o barata.
Quiero decir que tengo estándares para los chicos, quiero citas y conectar
con ellos. Incluso tengo una lista de lo que busco en un hombre. No sólo
dejar caer mi tanga a cualquier chico con una linda sonrisa, hermoso
rostro y una billetera llena de dinero en efectivo. Me he acostado con
hombres que no tenían dinero, dientes e incluso uno que era
prematuramente calvo, pero todos eran mis novios. Sí, he tenido un gusto
dudoso en los hombres, pero esa es una historia para otro día. Una no
particularmente muy orgullosa. De hecho todavía me estremezco cuando
recuerdo al tipo sin algunos dientes ir hacia abajo mío. Hizo una
experiencia inusual para mí.
Sé que ahora no creerías que tengo estándares. Especialmente
teniendo en cuenta la rapidez con la se cayó mi ropa interior por el
misterioso extraño en la boda de mis amigos. El misterioso extraño que
ahora se hallaba de pie frente a mí. Es posible que desees creer que deje
caer mi ropa interior para cualquier hombre que me lo pidiera, pero confía
en mí, no lo hago. El Señor Lengua fue la excepción a la regla. Dejé caer mi
ropa interior sin pensarlo dos veces cuando lo vi. Bueno, en realidad eso es
un poco mentira. Yo no dejé caer mi ropa interior exactamente. Me las
quitó con sus dientes. Sus dientes, lindos, perfectamente afilados, blancos
nacarados. Oh, mierda, mi cuerpo todavía puede recordar sus dientes
rozando mi piel mientras sacaba mi ropa interior de encaje blanco.
Honestamente, en ese momento no era como si él o yo pudiéramos parar.
Fue uno de esos mágicos momentos que se ven en las películas. La
química era perfecta entre nosotros, nuestros cuerpos se sentían en llamas
y todo lo que podía pensar era en él y su boca; aunque nos
encontrábamossolos en una habitación alejada en una iglesia abarrotada.
Nunca pensé que algo así me iba a pasar a mí. Me dejé llevar por el
momento. Significa que no todos los días haces contacto visual con un
extraño de ojos verdes, y te lleva a un cuarto detrás de una iglesia (Dios,
perdóname). No todos los días te encuentras con un hombre: atractivo,
magnifico, semental y viril, y está bien, sí él era un poco desagradable,
pero no me preocupé. No todos los días un caliente semental te tiene en el
suelo, con tu vestido alrededor de la cintura mientras te saca las bragas
con los dientes. Y no nos olvidemos de su lengua. Ay Dios mío, su lengua
me hacía cosas que no puedo repetir. Cosas, que ni siquiera sabía que
existían. Al igual que los múltiples orgasmos en cuestión de minutos, sí
dije minutos. Como uno justo después del otro. Y todos con la lengua:
rosa, larga y muy flexible. ¿Quién sabía que podía haber lenguas tan
flexibles? Yo no. Y por supuesto, sabía que sacudió mi mundo. La sonrisa
en su rostro y el brillo en sus ojos me dijeron que malditamente lo sabía.
Petulante, bastardo arrogante. Cuando miré fijamente delante de mí, sabía
que también podía recordar ese día. Podía ver el brillo en sus ojos mientras
trataba de mantener mi respiración bajo control. Qué me hizo entonces, y
¿por qué se encontraba ahora aquí?
Sólo estuve un poco avergonzada cuando llegué al clímax en su
boca. La forma en que ansiosamente lamió mis jugos de sus labios me hizo
sentir un poco sucia. Sin embargo, no me importaba. Todavía me
encontraba demasiado ocupada tratando de recuperar el aliento mientras
me levanté de un salto del suelo, y tiré de mi vestido hacia abajo. Empecé
a entrar en pánico cuando oí a la orquesta empezar a tocarAhí Viene la
Novia. Tuve que volver a mi banco en la iglesia rápidamente y eso también
quería decirsin mi ropa interiorya que él no quiso devolvérmela; y sí, pensé
que fue sensual. Lo sé, no tengo vergüenza. Regresé a la iglesia ese día
sintiéndome una puta. Dejé a un hombre engreído sin nombre, al azar
ponerse sobre mí, justo antes de una boda. ¿Quién hacia eso?
Y ni siquiera era lo peor de todo. También me fui con él a casa. Y
cuando digo que fui a casa, me refiero a su suite de hotel. Su muy cara,
muy impresionante suite del Marriott en el centro de la ciudad; que muy
probablemente pagaría un mes de mi alquiler en un fin de semana largo.
Fuimos a su habitación y esta vez utilizó más que su lengua. E hice más
que tumbarme con las piernas al aire y su rostro firmemente plantadojusto
en mi centro. Fue una noche de fuegos artificiales. Una noche de sexo
explosivo que voló mi mundo y todo lo que creía que sabía sobre el sexo.
Estaba arruinada para el próximo hombre aburrido con el que saliera. Ya
no voy a ser feliz con rápidos juegos previos y algunos empujes dentro y
fuera en la posición del misionero. Nunca tuve sexo tan caliente y supongo
que esa es la belleza de una sola noche. Conectas con alguien y haces
todas las cosas que eres demasiado consciente para hacerlas
normalmente. Ninguno de nosotros tenía expectativas. Ni siquiera nos
intercambiamos los nombres. Y por eso me fui temprano a la mañana
siguiente y salí de la habitación, con la cabeza tan en alto como pude e
hice la caminata de la vergüenza a través del vestíbulo del hotel, mi rímel
corrido y el cabello desordenado contando mi historia a todo el mundo que
me vio.
No me importaba sin embargo. Experimenté el mejor sexo de mi vida
y con el hombre más caliente que había conocido. Eso es algo para tu ego.
Me sentí como si valiera un millón de dólares y estaba bastante segura de
que también sacudí su mundo. No me olvidaría pronto; especialmente con
los arañazos y marcas de mordidas para que recordara nuestra noche por
los próximos días. Ni siquiera importa que hubiera parecido que podría ser
arrogante; la forma en que me ordenó en la cama. Incluso me gustó que su
alfa tome el control. Era bueno en el dormitorio, aunque sabía que en la
vida cotidiana, él me molestaría, pero no me importaba. No era alguien con
quien alguna vez tuviera que volver a lidiar.
Me equivocaba sin embargo. Porque sabes cómo va la vida. Cuando
estás montando alto y sientes como si estuvieras en la cima de todo,
siempre pasa algo para traerte de vuelta ala tierra. Eso es lo que me pasó
este fin de semana cuando llegué a casa a visitar a mis padres. El fin de
semana después de la boda cuando me puse en contacto con el Señor
Lengua. Sí, mi noche no parecía tan caliente e inocente cuando me
presenté en la casa de mis padres y lo vi sentado en el sofá. Lengua
milagrosa o como se hacía llamar Señor Lengua, casi tuve un ataque al
corazón cuando lo vi sentado frente a mí en el sofá, bebiendo té. En el
momento que me miró, sus ojos verdes se reían, era un momento que
nunca olvidaré. Fue el momento en que se detuvo mi corazón por lo que
parecían minutos. Fue el momento que recordé porque tuve una aventura
de una noche. Se quedó allí durante unos segundos, antes de que se
pusiera de pie y se acercara a mí, con una enorme sonrisa en su cara.
—Hola. —Sonrió mientras levantaba una mano hacia mí—.
Encantado de conocerte, mi nombre es Xander.
—Soy Liv —dije en voz baja, con la cara roja cuando me estrechó la
mano.
—Encantado de conocerte,Liv. —Sus ojos se burlaron de mí
mientras mis padres nos miraban.
—Igualmente. —Tragué saliva. ¿Qué hacía aquí?
—Oh, tienes algo en la oreja. —Se inclinó adelante y rozó algo fuera
de mi oído mientras me susurraba en voz baja—: Ahora tengo un nombre
para ponerle a la cara cuando pienso en nuestra noche juntos —dijo y
sentí la punta de su lengua en mi oreja. Me alejé en asombrada, lo miré y
luego de nuevo a mis padres.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté en voz baja, necesitaba una
respuesta. Esto fue una enorme coincidencia. Por supuesto, la respuesta
no fue la de un cuento de hadas que esperaba secretamente. No me
buscóporque no me podía olvidarme. No vino a cortejarme. No, claro que
mi viaje a la tierra de una sola noche no podía ser perfecto. Por supuesto,
mi viaje terminó siendo un complicado lío. Debería haber sabido que para
mí no sería una noche de diversión. Debería haber sabido que una noche
nunca se detiene allí y siempre se convierten en un montón de problemas.
—¿Qué te gustaría que estuviera haciendo aquí? —Se rió y se pasó
las manos por su pelo negro azabache. El cabello que sabía que era sedoso
al tacto. El pelo que agarré y tiré. Me mordí el labio inferior mientras
estaba allí, choqueada. Si hubiera sabido la razón por la que se
encontraba allí, hubiera huido. Si hubiera sabido que él estaba en la boda
habría dicho que no. Pero por supuesto, no estaba al tanto de esa
información. Así que por supuesto mi aventura de una noche cambió todo
lo que creía que sabía acerca de mi vida y lo que era. Mi aventura de una
noche tenía un nombre. Y ese eraXander James. Y Xander James era un
hombre mucho más que sólo el Señor Lengua, Xander James era un
hombre que tomaba todo lo que quería cuando quería, sin hacer
preguntas. Y ahora que me vio de nuevo. Me encontraba en la parte
superior de su lista de deseos.
1
Traducido por Jacqui_15 &Sapphire
Corregido por KAri_VAl
Una semana antes.
—Liv, te daré cien dólares si te enrollas con alguien en la recepción
de la boda mañana. —Alice me sonrió y sostuvo cinco billetes de veinte en
su mano—. Cinco grandes, bebé.
—Cinco grandes serían quinientos dólares, no cien. —Rodé mis
ojos—. Los de veinte no son considerados grandes.
—Lo son para mí.
—No lo son para mí.
—Liv —suspiróAlice—. Para de querer cambiar de tema. ¿Vas a
hacerlo o qué? —Hizo una pausa—. Te reto.
Mis ojos se estrecharon y la miré fijamente. Alice sabía que era
incapaz de rechazar un reto.
—¿Qué tengo que hacer?
—Sólo tienes que hacerlo con un chico —sonrió—. Cualquier chico.
—¿Cualquiera?
—Bueno, cualquiera en la recepción. Tiene que ser un ligue de
boda.
—Joanna me matará. —Sacudí mi cabeza y reí.
—Ese es el punto —rió tontamente y colapsó en mi cama.
—Oh, Alice —suspiré y me senté junto a ella. Joanna era nuestra
compañera de cuarto en la universidad. Nosotras tres vivimos juntas por
los últimostres años. Y quedamos choqueadas cuando Joanna nos informó
que se casaba, dos meses después de que nos graduáramos. Con el ex
novio de Alice.
—Si te enrollas con Luke, te daré quinientos dólares.
—No voy a enrollarme con tu ex. —Hice una mueca y me tapé la
boca—. Lo siento.
—¿Por qué lo sientes? —Alice se encogió de hombros—. Eres una
buena amiga.
—No puedo creer que se esté casando con él y nos invite a la boda.
—Es una perra —asintió Alice.
—No tenemos que ir —dije esperanzada. Realmente no quería ir a
esta boda. Tenía el presentimiento de que algo realmente malo iba a pasar.
—Tenemos que ir. —Alice lamió sus labios—. Y vamos a
enloquecernos.
—No sé si quiero enloquecer —hice una cara y suspiré. No quería
enloquecer pero sabía por el amor de Alice que me pondría tan loca como
pudiese. Lo que sería difícil teniendo en cuenta mis antecedentes.
Soy buena chica en mi familia. La más joven de una familia de cinco
hijos; tengo tres hermanos y una hermana. Todos ellos están locos y fuera
de control. No tienes una familia de hermanos locos y terminas loco.
Terminas como una buena chica. Terminas como la niña dela que los
padres están agradecidos. Terminas como la obediente. He sido obediente
durante toda mi vida. Hasta la universidad. Fui a la universidad decidida a
tener un poco de diversión. Y tuve diversión. A pesar de que no era la clase
de diversión de; me acosté con un diferente chico caliente cada semana.
Fueel tipo de diversión de fumar un porro en una habitación oscura con
tres de mis amigas y hablar de chicos calientes. No me malinterpreten,
quería ser una de esas chicas seguras de sí mismas que sólo salen y se
acuestan con quien ellas quieran. Sólo, que no tenía el tipo de
personalidad que permite eso.
En lugar de ello, tuve dos relaciones a largo plazo, con dos chicos
seguros promedio, con un poco de sexo normal y seguro. Me gradué con
una licenciatura sola a los veintidós años sintiendoque era tan aburrida
como lo fui cuando empecé la escuela. Estaba decidida a que eso cambie,
de una vez por todas. Incluso si eso significaba hacer un espectáculo de mí
misma en la boda de Joanna.

***

—No lo olvides, cinco grandes bebé. —Alice me sonrió mientras


caminábamos dentro de la iglesiala tarde siguiente; ambas ligeramente
borrachas por las mimosas gratis que tuvimos en el desayuno—. Piensa en
todo lo que puedes hacer con el dinero.
—Cien dólares no van a hacerme millonaria. —Rodé mis ojos
mientras reía—. Y creí que te habías olvidado de esa estúpida propuesta.
—Lo hice, pero luego vi a Luke y a Joanna y me dieron arcadas. —
Hizo una mueca—. Me haría sentir mucho mejor saber que alguien se
enrollo en su boda —sonrió—. Sería como este sucio chiste del que nadie
sabría excepto yo.
—Bueno, yo lo sabría. Y el chico lo sabría también. —Nos paramos
torpemente al lado de los bancos y continuamos hablando—. Además, no
creo que esta sea una conversación apropiada para tener en frente de
Dios.
—Dios no está feliz con Joanna tampoco. —Alice hizo una cara y
suspiró—. Perdóname padre, porque he pecado. —Hizo rápidamente la
señal de la cruz y arrugó la nariz—. Bien, no ligues con nadie y no me
hagas sentir mejor.
—Que ligue con alguien no debería hacerte sentir mejor de todos
modos, Alice. —Me reí y miré alrededor—. ¿Deberíamos sentarnos? Creo
que llegamos algo temprano.
—Sí, supongo —se encogió de hombros—. ¿O podríamos irnos y
buscar más mimosas? Eso suena como un plan mucho mejor.
—No podemos dejarla plantada —me reí ante la sugerencia, aunque
no me sentía cómoda teniendo que sentarme en la boda de dos personas
que realmente no me agradaban.
—Por favor. —Alice me miro esperanzada y me reí mientras ella
hacía un gesto de beber. Esta vez, mi cabeza cayó hacia atrás mientras
reía y pude sentir que alguien me miraba. Miré a la izquierda y vi a un
hombre alto y amenazante, con cabello negro y el ceño fruncido, a un par
de metros de nosotras. Traté de darle una sonrisa, y en vez de sonreírme,
alzó una ceja despectivamente y miró hacia otro lado.
—Ese tipo es un idiota —le susurré a Alice, la risa fuera de mi voz.
—¿Qué tipo? —Se volteó y miró a la entrada de la iglesia, pero el
hombre se había ido y un grupo de mujeres mayores caminaba hacia
nosotras.
—Había un tipo justo ahí, me miraba como si fuese un plebeyo en su
territorio o algo así. —Pude sentir mi cara ruborizándose con ira mientras
recordaba su mirada de superioridad—. No sé quién se crea que es, pero
no le veo nada malo a reírse en una iglesia.
—Sí, eso es raro. —Alice asintió—. Tal vez está emparentado con
Joanna o algo así, creo que su familia entera está llena de esnobs. Nadie
es lo suficientemente bueno para ella.
—No entiendo por qué me miraba —dije otra vez—. No hacía nada
malo.
—Olvídalo, probablemente necesita una buena follada —dijo Alice a
todo volumen y me quejé cuando vi al sacerdote detrás de ella.
—Buenas tardes, padre —dije tímidamente. Mi cara ardiendo de
vergüenza ahora.
—Buenas tardes. —Sus ojos quemaban en mí y supe que escuchó a
Alice y creía que necesitábamos ir a confesarnos o algo así; incluso cuando
ninguna de nosotras era católica. Siguió caminando y agarré el brazo de
Alice.
—Vayamos afuera y esperemos hasta que se llene un poco. Siento
que estamos haciendo un espectáculo de nosotras mismas.
—Tener sexo con el grupo sería hacer un espectáculo de mí misma,
no sólo estar parada aquí. —Rodó sus ojos y sentí una ola de compasión
por ella.
—¿Estás bien? Esto debe ser difícil para ti.
—Mi ex novio se casa con mi ex compañera de cuarto y amiga, ¿Por
qué habría de estar molesta? —Alice suspiró y sacudió su cabeza—.
Realmente no me importa. Tenía un pene pequeño. Es problema de
Joanna ahora.
Empecé a reír otra vez y lágrimas rodaron por mi rostro. No estaba
segura de qué era lo que encontraba divertido, pero sospechaba que las
mimosas hicieron su magia y me sentía más relajada que nunca.
—Nunca me dijiste que Luke era malo en la cama.
—Era bueno con su lengua —sonrió—. Eso era lo suficientemente
bueno.
—Hmm. —Me rasqué la cabeza—. Déjame pensar. —Cerré mis ojos y
traté de pensar en un chico yendo hacia abajo de mi contra uno dentro de
mí—. Pene o lengua, ¿qué prefiero? —reí tontamente y abrí mis ojos. El
rostro de Alice estaba tieso y me giré a la derecha para encontrar al
hombre amenazante de antes parado justo al lado de Alice. Sus ojos verdes
parecían divertidos mientras me miraba. Era hermoso y tuve un mal
momento para respirar cuando me di cuenta de lo que dije, en voz alta.
Quería lanzar un quejido pero mantuve mi boca cerrada mientras lo
miraba. Sus labios lucían rosas y suaves y tenía una ligera barba oscura
que lucía sexy como el infierno en él, y ni si quiera era de la clase de
chicas a las que les gusta el bello facial. Podía sentir mi cara arder
mientras lo miraba. Todo en lo que podía pensar era su barba y me
preguntaba si picaría si fuese abajo de mí. Quise abofetearme por mis
pensamientos inapropiados. Es todo, no más mimosas por la mañana.
—¿Ya te decidiste? —dijo el hombre lentamente, su voz gruesa, un
ronco gruñido que me hacía pensar en cuartos oscuros y esposas.
—¿Decidirme sobre qué? —chillé, sabiendo exactamente de lo que
hablaba.
—Tu preferencia. —Sonrió y se lamió los labios lentamente. Mis ojos
siguieron su lengua y supe que me estaba tomando el pelo, pero no me
importó.
—Sí —dije suavemente y tiré mi largo cabello castaño hacia atrás.
—¿Y bien? —se inclinó hacia adelante, sus ojos dejándome saber
que se sentía atraído hacia mí. Miré hacia Alice y ella nos sonreía mientras
retrocedía un paso.
—Eso es para mí saber —le sonreí dulcemente, aunque mi estómago
se sentía revuelto.
—¿Y qué si quiero averiguarlo? —Su mirada fija en mí, buscando y
tocando mi hombro ligeramente.
—¿Y qué con eso? —Me encogí de hombros y él dio un paso atrás
con una sonrisa y asintió.
—Lo sabrás.
—¿Qué es lo que sabré? —Mi corazón corría mientras observaba su
pecho. Podía notar, aunque estuviera usando un traje, que estaba en
forma.
—Sabrás lo que pasa cuando quiero saber algo.
—Está bien… —mi voz se descarriló.
—Bien, entonces. —Sonrió, una sonrisa socarrona, y lamió sus
labios otra vez—. Las veré más tarde. —Y con eso, se fue.
—¿Qué fue eso? —le susurré a Alice, mi cuerpo ligeramente
temblando por el encuentro.
—No tengo idea de lo que acaba de pasar, pero ese chico era sexy
como el infierno. —Alice miró detrás de ella—. No me importaría su lengua
o su…
—Alice. —Me reí mientras la cortaba—. Creo que tenemos que
cambiar de tema.
—¿Por qué? —suspiró—. No puedes decirme que no crees que era
ardiente.
—No, no puedo decirlo. —Me reí y pensé en el hombre de ojos verdes
y cabello oscuro. Reposicioné mis piernas mientras recordaba su rosa
lengua—. Es de la clase de hombres a los que es difícil decirles que no.
—Sí, sería difícil decirle que no a él. —Acordó y nos quedamos
paradas ahí por unos minutos pensando en el chico. Debería haber sabido
que no iba a ser la última vez que lo viera. Quiero decir, básicamente me
advirtió que estaría de vuelta y al acecho. Tal vez no le presté demasiada
atención o no me importó porque también lo buscaba. Pasó un largo
tiempo desde que salí con alguien y nunca hice nada arriesgado o loco.
Nunca tuve un rollo de una sola noche, pero ahora estaba en una sequía y
enrollarse no parecía tan malo. Ni si quiera me importó que luciera como
un esnob o un imbécil odioso. No era como si fuese a salir con él. Para
nada. Y ni si quiera fui la que empezó algo. Aunque, esperaba chocarme
con él cuando me alejé de los bancos para buscar algo de agua.
—Tráeme una botella también —Alice me entregó un billete de cinco
dólares—. Y no te tomes todo el día. No quiero estar aquí sola por mucho
tiempo.
—Está bien. —Corrí fuera de la iglesia y miré alrededor del vestíbulo
ahora lleno por todos los invitados que iban llegando. Me sentí
decepcionada cuando no via mí apuesto desconocido y estaba a punto de
darme la vuelta, cuando sentí dos manos en mi cintura.
—¿Decidiste? —Su voz me susurró al oído mientras sus manos
corrían por mis caderas. No sé lo que me pasó, quizá fue el valor líquido,
pero poco a poco me di la vuelta y lo enfrenté.
—Soy una gran admiradora de la lengua. —Lamí mis labios y luego
tragué duro mientras me miraba fijamente. No podía creer que fuera tan
descaradamente obvia con un completo extraño.
—Esa es una buena cosa entonces. —Sonrió y se inclinó para que
sus labios estuvieran casi contra los míos—. Me han dicho que soy muy
bueno con mi lengua.
—¿Oh? —le dije nerviosamente.
—Oh, sí. —Me guiñó un ojo y me agarró la mano antes de llevarme a
un pequeño corredor. Seguí detrás de él, un fuerte rugido en mis oídos,
pero no podía parar. No ahora. No cuando cada fibra de mi ser se hallaba
en llamas y a la espera de su toque. Este hombre era sexo personificado y
mataría, por hacerlo con él.
—Eres tan sexy —Me susurró mientras abría una puerta, me llevó a
la habitación con él y luego la cerró. Me empujó hacia atrás y sentí sus
labios en los míos—. Voy a mostrarte cuán talentoso soy.
—Shhh. —Le devolví el ardiente beso, mi lengua entró en su boca
mientras mis manos trabajaban su camino alrededor de su cuello. Las
campanas sonaban en mi cabeza en forma de ondas de propagación de
calor a través de todo mi cuerpo mientras que el chupaba mi lengua. La
sequía terminaba oficialmente y no podría estar más feliz al respecto.
Sus manos eran firmes y seductoras mientras corrían por mi cuerpo
y mi vestido, sus dedos rozaron mi piel mientras llegaban al premio mayor.
Sus dedos se frotaron ligeramente contra mis bragas y me inmovilicé por
un segundo, tirando hacia atrás y mirándolo antes de que mis piernas se
desmoronaran debajo de mí.
—¿Tanga de encaje? —Sonrió, con sus ojos desafiando los míos
mientras tocaba suavemente el material femenino.
—Sí —Asentí y gemí mientras deslizaba un dedo dentro de mí.
—¿Es tu boda?
—¿Tiene que ser mi boda para usar ropa interior de encaje? —gemí
mientras me mordía el labio inferior.
—Supongo que no —guiñó un ojo—. Al igual que no tiene que ser tu
boda si quieres follar en una iglesia. —Sus ojos se rieron en los míos y
sabía que se burlaba de nuestra situación.
—Si quieres no… —Le hice levantarse y su cara vino hacia mía, una
intensa luz en sus ojos mientras miraba los míos.
—Quiero hacerlo —murmuró justo antes de que sus labios bajaran
hacia los míos. Esta vez no eran suaves y no me estaban tomando el pelo.
Eran exigentes y directos al grano. Este hombre quería dominarme. Su
lengua buscaba entrar en mi boca y chupaba mi lengua con tanta
delicadeza que tuve que agarrarme de sus hombros para evitar caer al
suelo. Sus labios sabían a dulce y salado, como la miel tostada de los
cacahuates y me agarró la cara para que también pudiera profundizar el
beso. Mis dedos corrieron por su barba y me sorprendió lo suave que su
piel se sentía bajo el cabello espinoso. Me levantó un poco y luego me bajó
al suelo.
—¿Qué haces? —gemí, mientras sacaba mi vestido.
—Qué quieres que haga. —Se inclinó y sentí su lengua subiendo por
el interior de mi muslo. Mi cuerpo se estremeció por todas partes y todo lo
que podía pensar era lo contenta que me sentía de haberme afeitado esta
mañana. No iba a hacer el bajo truco de afeitarme a partir de la rodilla. No
cuando ocasiones como esta podrían posiblemente suceder. Mi cuerpo
temblaba mientras sus dientes hacían contacto con mis bragas. Mis muy
húmedas bragas. Me incliné hacia atrás y grité cuando sus dientes
perfectos agarraron un pedazo de la entrepierna de mis bragas y las
tiraron hacia abajo.
—¿Deberíamos estar haciendo esto? —gemí mientras lo miraba. Vi
como mis bragas se deslizaban hacia mis tobillos y las empujaba a su
bolsillo.
—Creo que la pregunta debería ser,¿nos lamentaríamos si no lo
hiciéramos?
—Ni siquiera nos conocemos.
—¿Eso importa? —Desabrochó el primer botón de su camisa y aflojó
un poco su corbata negra—. Supe que en cuanto te vi, que quería
conocerte.
—¿Quieres llegar a conocerme, pero no quieres que sepa tu nombre?
—No nombres, sin preguntas —me miró fijamente—. ¿Estás bien con
eso?
—Conmigo está bien, si está bien contigo —susurré, mi corazón
golpeando. No sabía lo que decía. Sólo sabía que quería que él estuviera
tocándome otra vez.
—Bien —dijo simplemente, agarró mis piernas y las abrió—. Ahora
déjame mostrarte cómo recompenso a las niñas buenas. —Enterró su cara
en mi vagina y su lengua lamió mi clítoris con impaciencia. Un jadeo
involuntario se escapó de mis labios mientras sentía su lengua
deslizándose dentro de mí. Mis piernas se apretaban en su cara y le agarré
de los hombros mientras movía su lengua dentro y fuera de mí. Me quedé
allí con la cabeza en el suelo y mis piernas abiertas y todo lo que podía
pensar era el hecho de que cualquiera podría entrar en la habitación y
atraparnos, fornicando, en este lugar. Sin embargo, técnicamente no
estábamos fornicando. Tengo que admitir que el pensamiento me asustó y
me excitó. Había liberado a mi perra interior. O mejor dicho el Señor
Lengua Milagrosa la liberó.
—Vente para mí nena —susurró mientras se deslizaba dentro y fuera
de mí con velocidad, la sensación de su lengua se sentía gruesa y larga
como el pene de algunos hombres. Lo sé, lo sé, es algo raro para pensar,
pero él sabía cómo hacerlo funcionar. Me preguntaba cómo sería tener
sexo con él. Estaba bastante segura de que sería una dinamita en la cama.
—Muerde mi hombro —gruñó mientras empezaba a gritar. Hice lo
que me mandó y lo mordí en el hombro y en la camisa para no dejar que
toda la iglesia escucharami clímax. Sin embargo mi cuello se sintió un
poco tenso y retrocedí un poco. Besó mi clítoris antes de lamer todos mis
jugos y enderezándome un poco besé su cuello—. Sabes tan bien como la
miel —gruñó contra mí y sentí sus dedos frotándome suavemente mientras
movía mis labios por su cuello y le chupaba—. Vas a dejar marcas de
mordeduras en mi cuello —Sus ojos miraban hacia mí, con oscura lujuria
y me reí.
—Quiero dejar mi huella en ti —le gruñí de vuelta, sorprendiéndome
a mí misma con la voracidad en mi tono. ¿De dónde venía esta chica
agresiva y apasionada? ¿Quiero dejar mi huella en ti? ¿Quién dijo eso?
¿En qué me estaba convirtiendo? ¿Era una especie de vampiresa ahora?
¿O mujer lobo? O simplemente un triste fenómeno que dijo cosas raras.
—Ya has dejado tu marca en mí —dijo con voz ronca mientras lamía
sus labios—. Has dejado mucho más que tu marca.
Luego me reí con torpeza. Quiero decir, ¿cómo no? No cuando eres
yo. Soy la torpe. Siempre lo he sido. Sólo que ahora no era tan torpe, pero
todavía era torpe en el interior. Creo que fue por eso que le cogí del
cinturón y lo desabroché lenta y seductoramente. Bueno, lo intenté por lo
menos. Desabroché el botón, pero cuando llegué a la cremallera, tuve
problemas.
—No se baja—murmuré mientras levantaba la mirada hacia su cara.
Pude ver que trataba de no reírse.
—Tal vez porque mi cremallera sabe que si baja, no dejaremos esta
habitación durante al menos dos horas —me guiñó un ojo y se levantó—
. Y luego nos perderíamos la boda y eso no sería bueno, ¿cierto?
—Supongo que no —estuve de acuerdo y tomé la mano que me
ofreció para levantarme. Bajé mi vestido y me encontré de pie frente a él,
no muy segura de qué hacer.
—Pero eso no quiere decir, que no podemos encontrarnos esta
noche.
—¿Esta noche? —chillé, sorprendida por su sugerencia y no sabía
qué decir. Eso sería entonces. Terminé oficialmente con mis dos años de
sequía. Podría estar teniendo sexo otra vez. Y con un semental súper
caliente. Mi estómago saltó de alegría ante la idea.
—Sí esta noche. —Su voz era suave—. Tú. Yo. Mi habitación de
hotel. Champaña. Fresas. Mi cama —Inclinó su cabeza hacia un lado y
sonrió—. Creo que ya sabes lo que viene después.
—¿Bistec con papas fritas? —bromeé y se rió levemente.
—Sí. Bistec con papas fritas —me jaló hacia él y me besó
suavemente con sus dedos recorriendo mi cabello—. Tendrás que
enseñarme ese movimiento —me susurró al oído mientras me besaba al
lado de mi cara.
—Oh, no es una posición —dije estúpidamente.
—Tendremos que hacerlo una posición entonces, ¿no? —Me miró
fijamente a los ojos con una mirada tan posesiva, que no pude evitar
sentirme emocionada.
—Si quieres —asentí, mi cabeza dando vueltas por las nubes de la
confusión y negación.
—Deberíamos volver a la iglesia —Sonrió—. Alguien está tocando Ahí
Viene la Novia otra vez.
—Sí, deberíamos irnos. —Asentí mientras corría hacia la puerta.
—Tú primero —Se quedó dónde estaba—. Voy después de ti.
—De acuerdo. —Abrí la puerta y corrí fuera de la habitación, mi
cuerpo se ruborizó con la sangre de mis orgasmos. ¿Realmente dejé que un
extraño hombre estuviera sobre mí? Mi cerebro estaba todavía en total
incredulidad y me reí de mi misma mientras entraba en la iglesia. No sólo
dejé que el Señor Lengua Milagrosa se ponga sobre mí, sino que pensaba
dejarlo hacerme mucho más esta noche.

***

—¿Acabas de hacerlo con ese tipo? —La cara de Alice era


positivamente vertiginosa mientras me miraba. Sentí que realizaba el
camino de la vergüenza mientras caminaba por el pasillo y sabía que
tendría que donar los cinco de veinte que Alice iba a darme eventualmente.
—No —me senté en la banca a su lado, sabiendo muy bien que mi
lápiz labial desapareció y que mi cabello era un desastre.
—Oh Dios mío, ¿has tenido sexo con él? —La mandíbula de Alice
cayó.
—No, no tuve sexo con él. —Logré decir y la gente en la fila delante
de nosotros se dieron la vuelta para mirarme.
—Shh. —La anciana que estaba frente a nosotras miró directamente
hacia mí—. Esto es una boda, no un club nocturno.
—Lo siento —le di una sonrisa débil, pero volvió a mirar al frente—.
Alice. —La fulminé con la mirada.
—No me culpes, tuviste sexo en una iglesia. No lo puedo creer. —Se
rió—. Vas a ir al infierno.
—No iré al infierno —dije, arreglando mi cabello—. No tuvimos sexo.
—¿Qué hiciste entonces? —Sonrió mientras que el organista
tocabaAhí viene la novia una vez más y todos se pusieron de pie.
—No quieres saberlo —Me sonrojé mientras enderezaba mi vestido.
Todavía tenía un hormigueo en el interior de mis muslos.
—Entonces, ¿cuál es su nombre?
—¿El nombre de quién?
—Liv. —Alice rodó los ojos y evité su mirada mientras observé al
novio y a su padrino de boda caminar por el pasillo.
—¿No deberían tocar esa canción cuando él está el altar y la novia
está caminando por el pasillo? —Hice una cara mientras continuamos
escuchando Ahí Viene la Novia—. ¿Cuántas veces van a tocar esta
canción?
—Liv, no me importa lo que hagan en la boda de mi ex. —La cara de
Alice cayó y pude ver en sus ojos que se sentía herida y que quería dejar
esta boda.
—No sé su nombre. —Respiré tranquilamente—. Pero podemos
llamarlo Señor Lengua Milagrosa.
—¿Señor Lengua? —espetó Alice al igual que la música se detuvo y
se sintió como que toda la iglesia nos estaba mirando. Me di vuelta para
mirar alrededor y lo vi parado en la parte trasera de la iglesia con una
sonrisa malvada en su rostro mientras sonreía y enderezaba su chaqueta.
Había escuchado. Me sentía casi segura de ello. Oh por qué, ¿Oh por qué
siempre tengo que estar tan fuera de moda en este tipo de situaciones?
2
Traducido por Jacqui_15&Yasna.FU
Corregido por JulyStylesTate

—Esta es mi habitación de hotel —cerró la puerta detrás de mí con


un golpe. Era como si la puerta tratara de decirme que no me iba, al
menos no esta noche.
—Es bonita —miré a mí alrededor, casi sin respirar. La habitación
era enorme y decorada como si fuera una pantalla de Pottery Barn—. ¿Es
el ático?
—Júnior Penthouse. —Asintiómientras daba un paso hacia mí.
—Muy agradable. —Tragué saliva.
—¿Hemos terminado con la charla? —Sus brazos fueron alrededor
de mi cintura y me atrajo hacia él.
—No sabía que...
—Shh —Sus labios tocaron los míos suavemente mientras me
besaba—. No perdamos nuestro tiempo hablando.
—Ni siquiera sé tu nombre. —Me alejé de él ligeramente.
—¿Importa? —contestó, sus ojos iluminados, mientras sus manos
cayeron a mi culo.
—Supongo que no —mi cara ardía de vergüenza. No porque no le
importara mi nombre, sino porque realmente no me interesaba el de él
tampoco. Iba a dormir con él de cualquier manera. Ambos sabíamos que,
su lengua había sido el aperitivo y ahora me hallaba lista para la cosa real.
Sabía que su plato principal me iba a llenar. Me reí en mis pensamientos.
No estaba segura de cuando me convertí tan mentesucia, pero me
encantaba.
—¿Qué es tan gracioso? —Me atrajo hacia él y sentí su dureza
contra mi estómago. Oh, chico, pedí una gran ración extra y ni siquiera me
di cuenta.
—Sólo pensando en la cena —dije estúpidamente, sintiéndome como
una tonta.
—Bistec con patatas fritas —se lamió sus labios lentamente—. Tengo
un filete en mis pantalones que no le importaría ser comido.
—¿Ah, sí? —Levanté mis cejas y él se echó a reír.
—Bueno, eso sonaba mucho más genial en mi mente.
—Eso espero —me reí—. Debido a que no sonaba tan genial en voz
alta.
—¿Estás diciendo que no soy genial? —Se burló de mí mientras lo
seguía hasta la sala de estar de su habitación de hotel.
—Estoy diciendo que no eres John Travolta en Grease. Tú sabes, no
eres genial como Danny.
—Bueno, lo tomo como un cumplido, Sandy. —Abrió una botella de
champán—. ¿Una copa?
—Sí, gracias. —Tomé la copa ofrecida, me senté en el sofá y tomé un
pequeño sorbo. Esto no es raro en absoluto, pensé para mí misma mientras
me senté allí mirándolo. Todavía seguía en mi vestido y él todavía estaba
en su traje, sólo su chaqueta desapareció. Su camisa blanca se aferraba a
su cuerpo como si fuera una segunda piel y me moría de ganas de ver su
pecho. Sabía que tenía que ser tonificado. Me di cuenta por la forma en
que sus bíceps sobresalían de su camisa. La única pregunta en mi mente
era, ¿tiene un paquete de seis o un paquete de ocho?
—¿Qué estás pensando? —Se sentó a mi lado en el sofá y me miró—.
Tú vestido es muy bonito por cierto.
—Uhm, gracias —di otro sorbo al champán. Oh, Dios mío, ¿por qué
estaba tan caliente?—. Sólo pensaba que eres muy lindo.
—Gracias —puso su copa en la mesa y se acercó a mí—. ¿Quieres
saber lo que estoy pensando?
—¿Qué es?
—Me estoy preguntando como vas lucir sin ese vestido. Me pregunto
qué tan rápido puedo hacerte llegar esta noche. Me pregunto si me vas a
probar y me marcaras de nuevo. Me pregunto si tus senos saben tan dulce
como tu vagina.
—Oh—chillé, mi cara caliente por sus palabras. Él no estaba
jugando y me encantó.
—¿Te estoy haciendo sentir incómoda? —Acarició el costado de mi
cara suavemente.
—No. —Negué con la cabeza mientras sus dedos corrían por mis
labios y él empujó su dedo índice en mi boca. Chupé su dedo suavemente
y él me miraba a los ojos con atención mientras lo mordisqueé. Lo sacó
lentamente y luego lo metió en mi copa de champán, sus ojos nunca
dejaron los míos, antes de poner su dedo en mi boca. Lo chupé duro esta
vez, lamiendo el champán con mi lengua. La expresión de su rostro cambió
cuando me le acerqué y le froté la mano por la entrepierna mientras
chupaba su dedo. Sonreí mientras sentía el bulto en sus pantalones. Él se
encendió ya./Estaba encendido ya. Me hizo sentir poderosa saber que
podía hacer eso a un hombre tan guapo como él. Ni siquiera me importa
que se tratara de una aventura de una noche. No importaba que fuera sólo
sexo.
—¿Disfrutas burlándote?—Sacó su dedo de mi boca y sus manos
cayeron a mis pechos—. Levántate y quitate tu vestido —me mandó él y lo
miré con sorpresa.
—¿Qué?—le pregunté, todavía frotando su peneahora duro.
—Quitate tu vestido.
—¿La palabra mágica?
—Mi pene es difícil/Mi pene está duro.—Él sonrió mientras sus ojos
me desafiaron.
—Pensando más bien en por favor.—Lamí mis labios y me levanté
delante de él.
—No hay tiempo para por favores, sólo agradecimientos.
—¿Agradecimientos?
—Cuando te haga venir, puedes darme las gracias.—Me miró con
aire satisfecho—. Cada vez.
—¿Cada vez? —Tragué saliva cuando alcancé un tirante y lo bajé.
—Cada. Vez. —dijo pronunciando cada palabra con cuidado y
claramente mientras se ponía de pie.
—Ya veo. —Mi mano se congeló en mi brazo mientras lo miraba, su
cuerpo exudaba confianza y poder. Este era un hombre que estaba
acostumbrado a conseguir lo que quería. Un hombre que normalmente me
molestaría.
—No te preocupes. Tengo suficientes condones. —Sonrió y asintió
hacia la mesa.
—¿Tú planeaste esto? —Fruncí el ceño. ¿Fue su plan seducir a
alguien en la boda? ¿Ni siquiera importaba quién era yo?
—No —sonrió, sus ojos firmes cuando me miró—. No planeé esto. De
hecho, esto es un inconveniente para mí.
—¿Esto es un inconveniente para ti?
—Sí —Asintió, su mano ahora encima de la mía, guiando el tirante
de mi vestido hacia abajo—. Realmente tengo otras cosas de las que
preocuparme en este momento.
—¿En lugar de un ligue quieres decir?
—Correcto. Esto no era parte del plan.
—Ya veo —dije un poco hosca. Aunque me sentía feliz de no ser sólo
la chica de la noche.
—No era parte del plan este fin de semana, pero puedo adaptarme
cuando estoy alrededor de una hermosa chica. —Se movió más cerca y
alcanzó la otra tira de mi sostén. —Por cierto, ¿qué le pasó a tu amiga?
—¿Mi amiga?
—La chica ruidosa con la que estabas en la boda.
—Oh, Alice —reí. —Se fue a casa.
—Espero que no se enojara porque te robe por una noche.
—No, no le molesta. —Sacudí mi cabeza y sonreí. —Está feliz de que
haya conseguido echar un polvo.
—¿Oh? —Alcanza mi espalda y siento mi cierre caer.
—No soy de la clase de chicas que normalmente tiene aventuras de
una sola noche.
—¿Oh? —Hizo una pausó y frunció el ceño mientras me miraba—.
Esto no será…
—No te preocupes —lo corté—. No pienso que esto sea algo más que
una noche.
—No quiero darte una impresión equivocada. —Tiró del frente de mi
vestido hacia abajo y admiró mis pechos cubiertos por mi sostén y silbó.
—Créeme, no estoy teniendo ninguna impresión.
—Bien —Asintió, sus manos deshaciendo mi sostén—. No soy la
clase de hombre con el que quieres involucrarte.
—Bien por ti —jadeé mientras pellizcaba mis pezones—. No soy la
clase de chica con la que quieres involucrarte tampoco —gemí mientras él
se inclinaba para tomar mi pezón izquierdo en su boca y succionarlo—.
Ooh —lloriqueé y tiré de su cabello.
—¿Y eso por qué?
—¿Por que qué? —gemí mientras empujaba su boca lejos.
—¿Por qué no quiero involucrarme contigo? —Sus ojos miraron en
los míos curiosamente.
—Soy difícil. —Mentí y empujé su cabeza a mi otro pecho.
—Oh, ¿en serio? —Sonrió y sus ojos destellaron con una emoción
indistinguible mientras tomaba mi otro pezón en la boca.
—Oh, sí. —Mentí otra vez y cerré mis ojos—. Difícil con D
mayúscula.
—Me gustan las chicas llenas de problemas —masculló contra mi
piel—. Me gusta volver buenas a las chicas malas. —Mordisqueó mi pezón
y succionó tan fuerte que sentí la sacudida de deseo desde la cabeza hasta
los pies.
—Entonces, es mejor que empieces. —Reí y me tomó en sus brazos y
me llevó a la cama.
—Oh, estoy listo para empezar. —Me tiró en la cama y luego se
inclinó y jaló de mi vestido hasta abajo. Gruñó mientras observaba mi
cuerpo desnudo, la lujuria evidente en sus ojos—. Sin bragas, pequeña
zorra. —Me sonrió.
—Tú tomaste mis bragas —protesté mientras él reía—. Y no soy una
zorra.
—No soy un proxeneta así que no me importa. —Tiró de su corbata y
empezó a desabotonarse la camisa.
—Seis —murmuré para mí misma con una media sonrisa.
—¿Qué? —Frunció el ceño mientras deshacía la hebilla de su
cinturón.
—Tienes un paquete de seis, no de ocho. —Apunté a su estómago y
me retorcí en la cama.
—¿Eso importa? —Cayó en la cama junto a mí y tomó mi mano y la
corrió por su pecho y abdominales.
—Hmm, déjame pensar. —Pasé mis dedos por su pecho y sentí el
calor emanando de su piel filtrarse en la mía. Maldita sea, era la perfección
en una botella de un metro ochenta.
—No lo pienses demasiado —gruñó mientras tiraba de sus
pantalones hacia abajo y los arrojaba en el suelo. Ahora yacía junto a mí
sólo con un par de calzoncillos blancos y estaba segura que no podría
soportarlo—. ¿Cuál es tu posición favorita? —preguntó suavemente
mientras rodaba a su lado y me miraba, sus dedos corriendo por el
costado de mi cuerpo.
—¿Huh? —Tragué duro, mirándolo fijamente, mientras mi cuerpo
temblaba por su toque.
—Tu posición favorita. —Me sonrió dulcemente—. Tienes unos
hermosos ojos marrones. Lo sabes, ¿verdad?
—Uhm, gracias —toqué su mejilla—. Y tú tienes unos hermosos ojos
verdes, que a veces parecen azules y otras veces negros.
—¿Cómo agua en una oscura noche problemática? —Estudió mi
rostro por unos segundos y luego sonrió.
—No, pensaba más en violetas azul violáceas en un día de otoño. —
Acaricié su mejilla—. O como un bosque a medianoche.
—Nah, no hay nada otoñal en mí. Soy todo aguas tormentosas y
problemáticas. —Se inclinó hacia abajo y me besó—. Problemáticas,
problemáticas aguas —murmuró en mis labios y su mano se deslizó entre
mis piernas.
No me molesté en preguntarle qué quiso decir. Quiero decir, ¿Cuál
era el punto? No estábamos aquí para conocernos. No era su terapeuta y él
no era mi novio. Esta no era una noche profunda y significativa. Esto era
sobre tener diversión. Corrí mis dedos por su espalda y envolví mis piernas
alrededor de su cintura mientras se posicionaba sobre mí. Pude sentir su
erección presionada duramente contra mí y gruñí.
—Hazlo otra vez —murmuró mientras sus dedos jugaban con mis
pechos.
—¿Hacer qué otra vez? —Me retorcí contra él y gemí.
—Eso —gruñó y se alejó de mí. Lo observé mientras se quitaba los
calzoncillos y su dureza saltó fuera de ellos, potente y confiada. No debería
haberme sorprendido de lo gruesa y dura que lucía, y no pude contenerme
de lamer mis labios—. ¿Te gusta? —Me sonrió y elevó una ceja.
—No creo que pueda mentir. —Sonreí tontamente mientras tiraba de
mi sobre él así lo montaba a horcajadas. Pude sentir su dureza entre mis
piernas.
—Estás tan mojada —gimió mientras me frotaba adelante y atrás en
él.
—Shh —Me incliné y lo besé—. No más hablar.
—¿No más hablar? —Entrecerró sus ojos.
—No más hablar. —Puse mi dedo en sus labios—. Sólo hazme el
amor.
—¿Hacerte el amor? —Sonrió con suficiencia mientras sus manos
hacían su camino hacia mi cintura y arriba hacia mis pechos,
apretándolos juntos suavemente.
—Fóllame —susurré mientras continuaba mi lento trabajo sobre él.
—¿Follarte? —Sonrió con suficiencia.
—Sí —Asentí con una pequeña sonrisa—. Es lo que querías, ¿no?
No me respondió. En su lugar, se estiró hacia la mesita de noche y
tomó un paquete y lo rasgó. Lo observé mientras sacaba el condón y me
moví a un lado así podría ponérselo. Entonces lo miré, empujé sus manos
de vuelta al colchón y me moví adelante y arriba, sentándome suavemente
en él, mis ojos nunca dejando los suyos, mientras me llenaba. En ese
momento, me encontraba más viva de lo que jamás me encontré en toda
mi vida. Sentí que volaba, elevándome en el cielo sin que nada pudiera
detenerme. Me moví hacia atrás y hacia adelante ligeramente, pero él no se
iba a quedar con eso. Sus manos movieron rápidamente mis caderas hacia
atrás y hacia adelante así realmente lo montaba como alguna clase de
vaquera de Texas.
El resto de la noche pasó como un borrón de diferentes posiciones.
Nunca estuve con un hombre que pudiera volver a ponerse duro tan
rápido después de un orgasmo. Era como Superman. Tendría que llamarlo
Superman con la lengua milagrosa. Me tuvo en la cama, en el sofá, en la
ducha, en el suelo. Me cogió duro, despacio e intermedio. Me dio placer
con sus dedos, su lengua y su pene, y chillé y grité su nombre como si
estuviese en una montaña rusa; en la que supongo que estaba. Me hallaba
en el paseo de montaña rusa de mi vida. Sabía que estaría dolorida al día
siguiente, pero no me importaba. Finalmente nos dormimos como a las
cuatro de la mañana. Desperté a las cinco, necesitando ir al baño y ahí es
cuando decidí irme. Tomé mi vestido y me lo puse lentamente mientras
observaba el cuerpo dormido en la cama. Era un buen espécimen de
hombre. Y era evidentemente un perro por conseguir una aventura de una
noche tan rápido, pero sabía que era injusto para mí ya que yo también
había decidido tener una aventura de una noche. Me deslicé fuera de su
habitación, sintiéndome drogada y completamente satisfecha. Tuve mi
primer aventura y fue todo lo que pensé que sería. Incluso, fue mejor de lo
que pensé que sería. Desearía poder contarle a mi ex Shane lo que hice.
Quería llamarlo y decirle que se equivocó sobre mí. No era una mojigata.
No le temía al sexo. Era una mujer sexy y segura. Recién follé a un extraño
y me sentía como un millón de dólares. No me sentía para nada
avergonzada. Ni si quiera me importaba no saber su nombre, y eso no
importaba. No volvería a verlo jamás. Obtuve lo mío y él lo suyo, ahora
ambos podíamos seguir con nuestras vidas.
3
Traducido por AlysseVolkov
Corregido por JulyStylesTate
—Es muy molesto que siempre tenga que ir a casa sólo porque
Gabby quiere actuar como una obediente hija perfecta —gemí en el
teléfono mientras conducía a casa de mis padres—. No veo por qué
siempre estoy obligada a ir tampoco.
—Vas a estar feliz de ver a tus padres —rió Alice—. Además podrías
conocer a otro chico y tener otra noche de sexo caliente.
—Sí, claro —me reí—. Improbable. —Me sonrojé mientras pensaba
en mi aventura de una noche—. Además, no voy a hacerlo un hábito.
—No puedo creer que ni siquiera consiguieras su nombre —rió
Alice—. Sé que te reté, pero no pensé que lo llevarías acabo.
—No dormí con él porque me retaras, Alice —me reí—. Y no conseguí
su nombre porque no importaba. No es como si él quisiera el mío. —
Recordé al Señor Lengua Milagrosa y el hecho de que no tenía nombre
para que coincidiera con su hermoso rostro—. Dejó muy claro que sólo iba
a ser una noche de sexo caliente y eso fue todo.
—Estoy segura de que podrías haber quedado para una segunda
noche.
—Me alegro de haberme ido. —Sonreí en el teléfono—. Si hay algo es
que lo dejé con ganas de más. Si me hubiera quedado hasta que
despertara y esperara a ver lo que iba a decir, me hubiera mirado como
una perdedora desesperada.
—No, es posible que hubieras conseguido sexo mañanero.
—No necesitaba sexo mañanero. Tuvimos sexo lo suficiente como
para durar meses. —Mentí. Me hubiera gustado haber tenido sexo
mañanero con él. Fue un amante fabuloso y pasé todas las noches de la
semana pensándolo y a las cosas que me hizo.
—Es simplemente triste. Ni siquiera puedes contactarlo.
—Es mejor así —suspiré—. Alice, dijo que no esperaba que nada
sucediera ese fin de semana tampoco. Creo que su vida es complicada. No
creo que buscara algo más que una noche.
—Oh, bueno, eso debe apestar para él —dijo Alice alegremente—.
¿Cuándo vuelves? ¿Mañana por la noche?
—Sí, debería ser —suspiré, pensando en cómo iba a tener que actuar
como la hija perfecta—. Sólo espero que Gabby no tenga noticias más
emocionante para compartir —gruñí. El último par de veces que estuve en
casa, se metió en un programa de doctorado, adoptó un perro callejero, y
ganó un premio de voluntariado local. Era demasiado para competir. No
tenía tales elogios para compartir.
—Si ella comparte alguna noticia más emocionante, debes compartir
la tuya también —rió tontamente Alice.
—¿Qué noticias?
—El hecho de que conseguiste acostarte con un hombre muy, muy
caliente.
—Sí, voy a compartir eso —me reí—. Le daría a mi padre un ataque
al corazón.
—Sería divertido ver sus caras sin embargo.
—No, no lo sería —me quejé cuando estacioné en la entrada—. Oye,
estoy en casa. Voy a hablar contigo más tarde, ¿de acuerdo?
—Claro diviértete —dijo Alice y colgué en lo que apagué el motor y
luego salí de mi coche.
—Sólo sonríe, Liv —dije entre dientes para mí misma mientras
agarré mi bolso—. No va a ser tan malo. A quién le importa qué gran
noticia Gabby tiene ahora. Sonríe, pretende ser feliz y sal tan pronto como
sea posible —murmuré y me dirigí a la puerta principal.
—Liv, estás aquí. —Mi madre abrió la puerta antes de que pudiera
tocar el timbre—. Hemos estado esperando por ti.
—Estoy aquí. —Le sonreí e hice una mueca—. No hay necesidad de
sentarse y esperar más.
—Eso no es gracioso, señorita. —Negó con la cabeza—. Ahora entra.
—Estoy entrando. —Rodé los ojos, dejé caer mi bolso en el pasillo y
respiré hondo. Ya sabía que iba a ser un fin de semana largo. Mi madre
llevaba uno de sus vestidos de domingo de iglesia. Eso quería decir que se
sentía emocionada y que todo lo que Gabby hizodebe ser especial. Tal vez
salvó a alguien de morir. Tal vez ha encontrado una cura para el resfriado
común. Tal vez se mudaba al Polo Norte. Sonreí entonces. Realmente eso
sería una increíble noticia.
—¿Me estás escuchando a mí Liv? —Mi madre frunció el ceño
cuando entramos en la sala de estar.
—Por supuesto, madre. —Le sonreí y tomé una respiración
profunda.
—Quiero que conozcas a nuestro invitado. —Asintió hacia el sofá y
fue entonces cuando el tiempo se detuvo. Literalmente, se detuvo, cuando
vi a Señor Lengua Milagrosa sentándose en el sofá con mi padre y una taza
de té en la mano.
—Hola. —Se puso de pie y me sonrió, como si no acababa de haber
tenido una aventura de una noche conmigo el fin de semana anterior.
—Hola —dije en voz baja, con la cara roja. Oh, Dios mío, ¿por qué
estaba aquí? ¿Se lo dijo a mis padres? Oh Dios, ¿por qué yo?
—Hola, encantado de conocerte. Mi nombre es Xander. —Se acercó y
me estrechó la mano.
—Soy Liv. —Le di la mano como si no lo conociera, pero sabía que
tenía que haber sentido la sacudida de la electricidad que pasó a través de
nosotros, cuando nos tocamos.
—Encantado de conocerte,Liv. —Sus ojos se burlaban de mí. Quería
preguntarle por qué estaba aquí, pero mis padres se encontraban allí,
mirándonos. No pensé que agradecerían que le preguntara si era una
especie de acosador.
—Igualmente —logré decir.
—Oh, tienes algo en la oreja. —Se inclinó hacia delante y sentí sus
dedos rozando la parte superior de mi oreja. Entonces sentí su aliento en
mi oído—. Ahora tengo un nombre para ponerle a la cara cuando pienso en
nuestra noche juntos —dijo con voz ronca y sentí la punta de su lengua en
mi oreja.
—¿Qué haces aquí? —dije en voz baja, con una sonrisa plasmada en
mi cara para beneficio de mis padres. ¿Me rastreó porque quería que esto
fuera más de una noche? Mi corazón dio un vuelco mientras me
preguntaba acerca de su apariencia. ¿Hice una gran impresión en él?
—¿Qué te gustaría que estuviera haciendo aquí? —preguntó en voz
baja, sus ojos no dejando los míos mientras estudiaba mi cara.
—Yo… —tartamudeé mientras lo miraba fijamente, de repente
sintiendo todo un débil sentimiento y emocionada al mismo tiempo.
—Liv, veo que has conocido a Xander. —Mi hermana Gabby entró en
la habitación, una enorme sonrisa en su rostro y su cabello rubio flotando
sobre sus hombros. Por supuesto, se veía tan perfecta como siempre se
veía, ni un cabello fuera de lugar.
—Sí. —Asentí—. Lo he conocido. —Sonreí torpemente y miré hacia la
puerta y vi como otro hombre entraba en la habitación.
—Este es el hermano de Xander, Henry. —Gabby asintió hacia el
otro chico, que parecía una versión más guapo y más dulce de Xander.
—Hola. —Le sonreí cálidamente—. Es un placer conocerte Henry. —
Entonces volví a mirar a Gabby, la confusión asentándose—. No quiero
parecer grosera, pero ¿por qué están los dos aquí?
—¿Mamá y papá no te lo dijeron? —Gabby parecía emocionada
cuando me sonrió y luego a nuestros orgullosos padres.
—No, es por eso que estoy preguntando. —Me sentía impaciente en
mi confusión.
—Estoy comprometida —gritó y me mostró su dedo de compromiso.
Un enorme diamante brillaba en su dedo y lo miré con una sensación muy
impresionada, si no un poco celosa.
—Felicitaciones. —Le di un rápido abrazo y me volví a Henry—. Y a ti
también. Estoy feliz de darte la bienvenida a la familia. —Le sonreí
mientras le daba un abrazo también. Podía sentir los ojos de Xander sobre
mí y mi estómago se revolvió. Oh, ¿sólo dormí con el hermano del novio de
mi hermana? Oops. Me sonrojé cuando retrocedí de Henry.
—Oh, no, las felicitaciones no son para mí —se rióHenry—. No soy el
que está comprometido.
—¿Qué? —Mi cara se puso blanca mientras volví a mirar a Xander.
¡Oh, Dios mío, no!
—Henry no es mi prometido, tonta —se rióGabby y me observó
mientras puso su brazo a través de Xander y me sonrió—. Xander es mi
futuro marido.
—Oh. —Mis ojos se abrieron y di un paso hacia atrás al sentir el
mundo girar a mí alrededor. Oh, Dios mío, era peor de lo que pensaba.
—Sí. —Los ojos de Xander buscaron los míos—. Se suponía que iba
a ser una sorpresa.
—¿No estás feliz por mí, Liv? —Gabby rebotó de arriba a abajo y me
sentí mal del estómago—. Todos vamos a ser una familia feliz.
—Eh, sí. —Asentí con recato. ¿Debo decirle? Mi cerebro me gritaba.
¿Qué podía decir? Tuve relaciones sexuales con tu novio la semana
pasada—. Felicidades. Esa es una increíble noticia. —Miré de nuevo a
Xander y sus ojos estaban todavía fijos en los míos.
—Tenías razón —dijo en voz baja mientras se acercaba a mí y me
miraba.
—¿Sobre qué? —dije en voz baja mientras Gabby se acercaba con
mis padres a hablar con Henry.
—Eres problemas con una P mayúscula. —Me guiñó un ojo mientras
su mano recorrió mi espalda y por encima de mi culo suavemente—. Una
gran P mayúscula.
—No me toques —susurré y retrocedí—. Estás comprometido con mi
hermana.
—No es lo que piensas —dijo lentamente, sus ojos penetrantes en los
míos.
—Pienso que estás comprometido con mi hermana, ¿qué parte de
eso tengo incorrecta?
—Ven a mi habitación esta noche y te lo diré. —Me sonrió con una
sonrisa con confianza y dio un paso atrás—. Voy a decirte todas las cosas
que quieres saber. —Contuve la respiración mientras tocaba mi cabello y
se inclinó hacia delante—. Y voy a mostrarte todas las cosas de las que te
has perdido desde la semana pasada también.
—¿Cómo te atreves? —jadeé.
—Me atrevo a muchas cosas Liv Taylor. —La sonrisa desapareció de
su rostro mientras me miraba—. Vas a ver que esto es sólo el comienzo de
las muchas cosas que me atrevo a hacer.
Sobre el autor
J. S. Cooper es una reconocida autora del New York Times, USA
Today, y Wall Street Journal. Ella es una verdadera romántica que está
enamorada del amor. El J. S. significa Jaimie Suzi. ¡Ella sólo pensaba que
J. S. sonaba más fresco! JS nació en Londres, Inglaterra y se mudó a los
Estados Unidos a los 17 años Estudió historia en la universidad y luego
fue a la escuela de leyes y luego decidió seguir sus sueños de escritura. JS
escribe libros de romance contemporáneo 'New Adult', porque eso es lo que
a ella también le encanta leer.

Helen Cooper es una verdadera romántica. Ella cree en el amor


verdadero, compañeros del alma y mucha diversión. A ella le gusta leer,
jugar al tenis y escribir romance y libros de romance erótico. Ella también
disfruta de la televisión basura y nunca es más feliz que cuando viendo
'The Bachelor' 'Gran Hermano', 'Drop Dead Diva', o una serie de otros
espectáculos.
¡Te esperamos!

http://www.paradisebooks.org/

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