Está en la página 1de 20

EL COMPOSTAJE PARA EL CULTIVO DE HONGOS

COMESTIBLES. CASO DE ESTUDIO SOBRE LA


CÁSCARA DE GIRASOL

González Matute R.1,2 y N. R. Curvetto 2,3


(1) Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos
Aires (CIC)
(2) Laboratorio de Biotecnología de Hongos Comestibles y Medicinales,
CERZOS, CONICET, Camino La Carrindanga km 7, (8000) Bahía Blanca,
Argentina. TE: 54-291-4861666 int. 188. e-mail: rmatute@criba.edu.ar
(3) Departamento de Agronomía, UNS, Bahía Blanca, Argentina.

Resumen
Los hongos del género Agaricus, entre ellos distintas variedades y especies
como ser el champiñón de París (A. bisporus var. blanca), portobello (A.
bisporus var. marrón) y champiñón brasileño (A. blazei), son
descomponedores secundarios y, por ello, su cultivo requiere una adecuación
por compostaje del material de partida (MP) para obtener un sustrato
selectivo para ellos. Este paso crítico se logra favoreciendo y controlando el
crecimiento en sucesión de los microorganismos presentes en el MP que
integra la formulación. Este compostaje para el cultivo de hongos consiste en
dos fases: la primera generalmente se realiza en el exterior, y la otra, en
ambientes internos controlados. Son muchos los materiales lignocelulósicos
empleados para el cultivo de hongos. Uno de ellos es la cáscara de girasol
(CG) que es un residuo abundante de la industria aceitera y de difícil
disposición. Es así que hemos usado este material con éxito para el cultivo de
diferentes hongos comestibles y medicinales que son descomponedores
primarios, es decir que no requieren esa selectividad que demandan los
champiñones, obtenible por compostaje. Por ello para este último caso
estudiamos la inclusión de la CG en el MP y desarrollamos para esa finalidad
un sistema a pequeña escala consistente en un tanque de plástico para
almacenamiento de agua adaptado, que permitiera una aireación adecuada
del material en compostaje y que fuera de fácil manejo para realizar los
volteos programados del mismo. A los efectos de seguir su evolución se
registró la temperatura, la humedad, el pH, la conductividad eléctrica y se
determinaron los porcentajes de materia orgánica, fibra total, contenido
celular, cenizas, celulosa, hemicelulosa, lignina, C y N. Al final del proceso, se
obtuvo un sustrato compostado adecuado para el cultivo de champiñones, en
tiempo y forma que resultaron similares a los empleados con sistemas
industriales, i.e. a mayor escala y además con las características óptimas
descriptas para el cultivo de Agaricus spp.

Los hongos Agaricus


Los hongos Agaricus, entre ellos el champiñón (Agaricus bisporus) - el de
mayor venta en Argentina y en el mundo entero (Chang, 1999) - y su variedad
portobello con muy buena aceptación por parte de ambos mercados (Samp,
2002), así como el champiñón brasileño Agaricus blazei de reconocidas
propiedades medicinales (Novaes y col., 2007), son hongos
descomponedores secundarios. Es decir, necesitan de la biotransformación
previa del sustrato por ciertos microorganismos presentes en el material de
partida de manera de obtener una selectividad de sustrato que permita que el
hongo obtenga la nutrición adecuada para sostener su crecimiento vegetativo
y reproductivo, finalizando en los frutos portadores de esporas, y cerrando así
su ciclo de vida. El proceso que asegura tal adecuación del material de
partida es el compostaje y el compost resultante es un sustrato que es fácil y
rápidamente colonizado por el micelio del hongo, evitando así la posible
competencia con otros microorganismos por el sustrato. Por este motivo, el
compostaje es un paso crítico para el crecimiento de los hongos y
determinante de una buena producción.

El proceso de compostaje para el cultivo de hongos


El compostaje se logra favoreciendo el crecimiento en sucesión de los
microorganismos presentes en los materiales de la formulación. Este proceso
es preferente y predominantemente un proceso aeróbico en el cual se
alcanzan temperaturas de hasta 80 ºC. Es bajo estas condiciones que se
suceden las distintas colonias de microorganismos y se producen varias
reacciones químicas, entre las cuales las más relevantes son la amonificación
y la caramelización de los carbohidratos, que transforman el sustrato en uno
nutricionalmente selectivo para el hongo (Miller, 1994).
El proceso de compostaje para el cultivo de hongos requiere de una gran
inversión en espacio, maquinaria y mano de obra y consiste en dos fases: la
primera generalmente se realiza en el exterior, y la otra, en ambientes
internos controlados. Durante la Fase I, los ingredientes se mezclan,
humectan y apilan en cordones o pilas de grandes dimensiones sobre playas
de cemento. Últimamente en los países más desarrollados, este sistema está
siendo reemplazado por el sistema de bunkers (Figura 1), en los cuales el
material se apila dentro de cuartos angostos y profundos que pueden o no
tener techos y pared frontal y donde el aire pasa en forma forzada a través de
la masa de compost, se filtra y en parte se recircula (Noble y Gaze, 1994;
Sharma y col., 2000b). En ambos sistemas, el material se retira, se mezcla,
se airea y luego se vuelve a colocar, repitiendo esta operación conocida
como “volteo” varias veces, para optimizar su mineralización. Esta fase puede
durar entre 10 y 40 días dependiendo principalmente de la progresión y
mantenimiento de temperaturas termófilas.

Figura 1. Fase I del compostaje: sistema de bunkers para la preparación de


sustrato para producción de champiñones. Mushroom Producers'
Cooperative, Harley, ON, Canadá.

FUENTE: Ramiro González Matute


Para la Fase II, el material se traslada a túneles (Figura 2) donde,
dependiendo del tipo de material, volumen, compactación, etc., se somete
durante 4 a 24 horas a una temperatura de pasteurización (60 ºC) para luego
seguir con el proceso de acondicionamiento a 50 ºC, hasta la eliminación
casi completa del amoníaco por volatilización y consumo por el desarrollo de
colonias de actinomicetes que, en definitiva, serán fuente de nutrición para el
hongo.

Figura 2. Fase II del compostaje: túneles para pasteurización y


acondicionamiento del compost. Mushroom Producers' Cooperative, Harley,
ON, Canadá.

FUENTE: Ramiro González Matute

Es ampliamente conocido que el proceso de compostaje y la calidad del


compost obtenido dependen de las características del material (composición
química, pH, humedad y tamaño de partícula) y de las condiciones bajo las
cuales se lleva a cabo el proceso (cantidad de material, geometría de la pila o
contenedor, temperatura y humedad ambiental, ventilación, presencia de
microorganismos, etc.) (Miller, 1994). El ecosistema del compostaje es
sensible a factores físicos selectivos, y cambios moderados de éstos pueden
afectar profundamente su actividad (Miller, 1994). En efecto, los ingredientes
del compostaje contienen un gran número de microorganismos, los cuales
crecen y se reproducen, dependiendo de las condiciones del medio,
principalmente humedad, oxígeno, temperatura y disponibilidad de nutrientes.
Los materiales para el compostaje
La elección de los ingredientes de la fórmula es fundamental para obtener
una buena producción de hongos. Los hongos necesitan carbono, nitrógeno y
compuestos inorgánicos como fuentes nutritivas y las principales fuentes de
carbono se hallan en la celulosa, la hemicelulosa y la lignina de los vegetales
(Wood y Fermor, 1982). Por eso, la mayoría de la materia orgánica que
contiene estos compuestos, i.e. los materiales lignocelulosos, puede ser
usada como sustrato para los hongos. Tradicionalmente, el material más
empleado para el cultivo del champiñón es la paja de cereales,
principalmente de trigo, en unión a materiales orgánicos nitrogenados,
obtenidos de las camas - de pajas o cáscaras (Rinker, 1993) - usadas para
absorber las deyecciones en las caballerizas y en los galpones de producción
de pollos.
Es así que el desarrollo de fórmulas de compostaje, con el objeto de observar
la factibilidad de uso de materiales regionalmente disponibles y mejorar los
rendimientos de producción de los hongos, se debe realizar primero a una
escala de producción experimental para luego, de resultar conveniente,
trasladarlas a escala comercial.
En nuestra región, sudoeste de la provincia de Buenos Aires en Argentina, la
cáscara de girasol, es un residuo abundante y de difícil disposición. La misma
se ha empleado con éxito en el cultivo de distintos hongos de especialidad,
i.e. Pleurotus spp., Lentinula edodes, Ganoderma lucidum y Hericium
erinaceus (Curvetto y col., 2004; 2002; González Matute y col., 2002; Figlas y
col., 2007). Sin embargo, su empleo como parte del sustrato para el cultivo de
Agaricus spp. no ha sido investigado previamente.

Un caso de estudio: Evaluación de un sistema de


contenedores para el compostaje de una formulación a base
de cáscara de girasol para el cultivo de hongos Agaricus.
En este estudio se presenta un sistema para el compostaje a pequeña
escala, i.e. en tanque plástico adaptado para un adecuado intercambio
gaseoso y facilidad de manejo, y se evalúa su utilidad en el estudio de
fórmulas de compostaje innovadoras y convenientes para el cultivo de
Agaricus spp. en nuestra región, que incluyen a la cáscara de girasol como
uno de los ingredientes junto con forraje de trigo. Para probar esto, se
llevaron a cabo dos ensayos (C1 y C2) consecutivos similares en tiempo y
forma y durante la misma época del año.

El sistema de contenedor para el compostaje a pequeña escala


Se utilizó un tanque plástico (bicapa) del tipo empleado para el depósito o
reservorio de agua en los hogares, con una capacidad de 600 L, de 97 cm de
diámetro y 112 cm de alto. De su altura, los últimos 27 cm consisten a su vez
en un cuello de 65 cm de diámetro (Figura 3). El tanque se cortó
longitudinalmente por el medio y se abisagró una de las juntas y a la otra se
le proveyó de cierres. Debajo de su base se colocaron seis ruedas para
facilitar su traslado. En su interior, se colocó una malla metálica para soporte
del material, a una distancia de 10 cm del fondo del tanque, donde existe una
entrada de aire de unos 3 cm de diámetro. En su parte superior, la tapa a
rosca fue suficientemente agujereada como para permitir la salida de parte
del vapor producido y del aire caliente.

Figura 3. Obtención del compost para el cultivo de hongos. Se usó un


tanque plástico experimental de 600 L de capacidad adaptado.

Cámara de
aire
El contenedor se colocó en una cámara (2,0 x 2,5 m) térmicamente aislada,
con paredes y techo recubiertos con láminas de acero inoxidable y con
control automático de temperatura. En su interior se suministró calor seco con
dos estufas halógenas (SIAM), cada una con una potencia máxima de 1350
watts que se controló con un termostato. Según los requerimientos de cada
una de las fases del proceso de preparación del compost para el cultivo de
hongos comestibles, la temperatura dentro de la cámara se hizo variar entre
25 °C y 60 ºC. En la parte superior de una de sus paredes, la cámara posee
un extractor de aire del tipo usado en los baños y en la pared opuesta y abajo
16 agujeros de 4 cm de diámetro c/u. El extractor se hace funcionar
continuamente durante todo el proceso para favorecer la recirculación de aire
fresco dentro del sistema de compostaje por medio de la convección, i.e.
entrada de aire por debajo de la pila de compost atraída por el vacío interno
generado por la liberación de aire caliente y vapor. A su vez, diariamente
durante todo el proceso, se midió manualmente la temperatura del material
en compostaje con un termómetro tipo lanza (Multi-Thermometer) desde la
parte superior del sustrato, a distintas profundidades (40 cm, 25 cm y 5 cm),
en el centro y próximo a los bordes.

La formulación del sustrato a compostar


La concentración inicial de N de la formulación a compostar fue de 1,14 % y
1,21 %, para el primer (C1) y segundo (C2) ensayo, respectivamente, y la
relación C/N de 37. Esta es considerada óptima para el cultivo del champiñón
brasileño, A. blazei (Braga y col, 1998), para el cual iba a ser destinado el
sustrato una vez compostado. Para ambos ensayos, el porcentaje de los
materiales voluminosos y de aquellos ricos en materia orgánica fue similar:
cáscara de girasol (14,0 %), forraje de trigo cortado a una longitud de 5 cm
(11,5 %) y salvado de trigo (1,3 %). Los suplementos nitrogenados
inorgánicos fueron urea y sulfato de amonio en una concentración de 0,1 %
cada uno, disueltos en agua (72,0 %) e incorporados, la mitad durante la
preparación de la mezcla y la mitad remanente durante el primer volteo.
También se agregó 0,5 % de yeso y de carbonato de calcio, los cuales
ayudan a regular el pH, retener agua y flocular coloides, propiciando una
estructura más granular al compost y facilitando la aireación.
El procedimiento
Fase I del compostaje
Los ingredientes se mezclaron en forma homogénea y se les agregó el agua
con la mitad de los suplementos nitrogenados. El tanque se llenó con 190 kg
de sustrato húmedo y se trasladó a una cámara con un rango de temperatura
de 25 °C - 30 °C. El 1er volteo se realizó a los 5 días para C1 y a los 4 días
para C2, desde el comienzo de la experiencia. Para ello, el contenedor se
abrió y su contenido se mezcló manualmente con horquillas (Figura 4), se
humectó (para compensar pérdidas) agregándose la otra mitad de los
suplementos nitrogenados disueltos en el agua y se devolvió al contenedor.
De manera similar se realizaron dos volteos más cada 3 - 4 días, en ambos
ensayos, pero sin agregado ulterior de agua.

Figura 4. Obtención del compost para el cultivo de hongos. La fotografía


muestra el volteo manual del material basado en cáscara de girasol y forraje
de trigo, para su homogenización, aireación y corrección de humedad durante
la Fase I del compostado realizado para el cultivo ulterior de champiñones.
Fase II del compostaje
Después del 3er volteo, la temperatura de la cámara donde se encontraba el
tanque con el compost se elevó gradualmente hasta alcanzar los 60 °C y se
mantuvo por dos días para luego bajarla y mantenerla entre 45 °C - 50 °C.
Los contenedores se mantuvieron en esta fase hasta la eliminación total del
amoníaco detectada por ausencia de su olor (16 días en ambos ensayos).

Análisis químico del material


Durante los volteos y al comienzo y final de cada fase se tomaron muestras al
azar y de forma homogénea del material para la medición de humedad, pH,
conductividad eléctrica (CE) (2/1 v/v), y la determinación de los porcentajes
de materia orgánica (MO) (Davies, 1974), fibra total (FT), contenido celular
(CC), celulosa, hemicelulosa, lignina (por análisis secuencial de FDN, FDA y
LDA por el método de Van Soest, 1963), cenizas (combustión en mufla a 550
°C), carbono orgánico (combustión seca, con un equipo analizador
automático de carbono Leco Carbon Analyzer, CR12) (Nelson y Sommers,
1996) y nitrógeno total (método de oxidación húmeda Kjeldahl).

Datos obtenidos durante la Fase I y II del compostaje


Temperaturas
Las curvas de temperaturas durante el proceso de compostaje fueron
similares entre los dos ensayos (Figura 5). La temperatura alcanzó su pico
más alto entre el inicio y el 1er volteo. Las mismas estuvieron en 71 y 73 °C,
para el C1 y C2, respectivamente. En el C1, luego del 1er volteo y hasta el
comienzo de la Fase II, la temperatura promedió los 57 °C; mientras que en
el C2, luego del 1er volteo la temperatura fue similar que en el C1 pero
después del 2do volteo la temperatura descendió y promedió los 52 °C. Las
temperaturas durante la Fase II en ambos composts fueron similares. En casi
todo el proceso, la temperatura registrada en la parte más alta del compost
fue superior al resto, seguida por la temperatura del medio de la pila. Las
temperaturas registradas más cerca de las paredes del contenedor, en
comparación con las del centro de la masa a la misma profundidad, fueron
menores o similares en la mayor parte del proceso (datos no presentados).
Figura 5. Evolución de la temperatura (°C) del compost en preparación
registrada diariamente en cada uno de los compostajes (C1 y C2) realizados
en un tanque plástico de 600 L. Las temperaturas fueron obtenidas
manualmente mediante un termómetro tipo lanza a tres profundidades (40 cm
-abajo-, 25 cm -medio- y 5 cm -arriba- de la superficie).

80,0
1er volteo 2do volteo 3er volteo C1
70,0

60,0

50,0
Arriba
°C

Medio
40,0
Abajo

30,0

20,0

Fase I Fase II
10,0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
Días

80
1er volteo 2do volteo 3er volteo C2
70

60

50
Arriba
°C

Medio
40
Abajo

30

20

Fase I Fase II
10
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
Días
El olor a amoníaco se correlacionó con las temperaturas más altas siendo
más intenso en los dos primeros volteos durante la Fase I y volviendo a
acentuarse durante el comienzo de la Fase II hasta desaparecer al final del
proceso.
En ambos ensayos se observó una buena colonización por actinomicetes,
que fue variando su ubicación dependiendo de donde se encontraran las
temperaturas más favorables para su crecimiento (45 °C - 50°C) (Figura 6).
La presencia de actinomicetes es un indicador de un buen compostaje
(Lacey, 1997).

Figura 6. Obtención del compost para el cultivo de hongos. Presencia de


actinomicetes en un compost a base de cáscara de girasol y forraje de trigo a
los cuatro días de iniciado y previo al primer volteo.

A medida que el compostaje fue avanzando, el material fue aumentando su


densidad, debido a su ablandamiento por efecto de la mineralización propia
del proceso y a los posibles efectos mecánicos durante los volteos, y
oscureciendo su color por la caramelización de los carbohidratos y la
ocurrencia de reacciones de Maillard (Figura 7).
Figura 7. Obtención del compost para el cultivo de hongos. Aspecto del
material, cáscara de girasol y forraje de trigo, a los 12 días de iniciado su
compostaje.

Evolución del pH, conductividad eléctrica y contenido de humedad


Los valores de los parámetros registrados durante ambos compostajes fueron
similares y se encontraron dentro los normales (Tabla 1). Únicamente, la
conductividad eléctrica (CE) se diferenció entre ambos composts, habiendo
ido siempre en aumento en el C1 mientras que en el C2 se mantuvo casi
hasta el final de la Fase I y luego decreció un poco al final de la Fase II. Esto
puede explicarse por la mayor temperatura mantenida en el C1, lo cual indica
una mayor actividad metabólica de los microorganismos con la consecuente,
mineralización del compost. Según Sharma y col. (2000a), el rango normal
para la CE al final de la Fase II es de 1,94 - 3,70 mЅ cm-1.
El pH, en ambos casos, mostró un aumento al comienzo del proceso para
luego descender hacia el final y ubicarse alrededor de 7,5, dentro del rango
aceptable de 7,0 - 8,0 según Sharma y col. (2000b) para el cultivo de A.
bisporus.
En cuanto a la humedad, el agregado de agua durante el 1er volteo
incrementó levemente la humedad inicial, y algo más al final de la Fase I,
pero sin el agregado de más cantidad de agua. Cabe observar que durante el
compostado la capacidad de retención de agua se va incrementado y el calor
metabólico generado por la actividad microbiana es asimismo eliminado en
forma de vapor de agua que, en el caso del sistema de contenedor plástico
utilizado en este estudio, en parte sale por los agujeros de la tapa y en parte
se condensa volviendo a la superficie de la pila de compost. Después de los
16 días de Fase II, con una temperatura ambiente entre los 45 °C y 60 °C
causada por calor seco y en una cámara aislada, la pila de compost perdió
algo de su humedad general, habiéndose secado en mayor proporción en su
parte inferior y superior. De todas formas, su humedad final estuvo dentro de
los valores apropiados para iniciar un cultivo de hongos Agaricus (Rinker,
1993).

Tabla 1: Evolución del pH, conductividad eléctrica (CE), y porcentaje de


humedad (%H) del compost durante dos compostajes independientes (C1 y
C2) en un sistema de tanque plástico de 600 L.
Fase pH CE (μS/cm) %H
C1 C2 C1 C2 C1 C2
Inicio 6,39 6,23 2350 2570 69 71,5
1er volteo 7,96 7,96 2830 2360 72* 73,4*
2do volteo 7,99 7,98 3820 2450 72 72,7
3er volteo 7,80 7,88 4050 2560 74 75,3
Final Fase II 7,50 7,45 4320 2050 69 71,7
* Medida posterior al agregado del agua con el resto de los aditivos nitrogenados.

Durante el C1 el contenido inicial de C disminuyó un 6,0 % mientras que el de


N aumentó un 115,8 %. En el C2, el C bajó un 8,3 % y el N aumentó un 63,6
% (Figura 8). Según van Griensven (1988), los composts sintéticos, i.e.
aquellos que excluyen la cama de caballerizas y que se formulan a base de
pajas pero con fuentes nitrogenadas, tienden a elevar su tenor de N desde un
1,5 % inicial a valores próximos al 2 % en 10 a 14 días. Según Wuest y
Bengtson (1982), un contenido inicial de N de 1,5 - 1,7 % en el compost
usualmente alcanza valores de 2,2 - 2,3 % al final de la Fase II. Andrade y
col. (2007) informaron valores de C y N en un compost, destinado al cultivo
de A. blazei, basado en caña de azúcar y con tiempos y manejo de
compostaje similares a los de este estudio, i.e. Fase I (4 volteos, 12 días) y
Fase II (13 días), de 46,13 % y 1,57 % (final de Fase I) y de 41,37 % y 2,28 %
(final de Fase II), respectivamente, aunque no mencionan los tenores de la
formulación inicial.

Figura 8. Obtención del compost para el cultivo de hongos. Evolución del


carbono (%) y del nitrógeno (%) durante dos compostajes similares (C1 y C2)
de dos formulaciones iguales basadas en cáscara de girasol y forraje de trigo
destinadas al cultivo de hongos Agaricus blazei.

50,00
C1
45,00
43,08
41,33 40,83
40,00 40,25 39,50

35,00 35,60
32,80
30,00
Carbono
25,00
Nitrógeno
22,25
20,96 C/N
20,00 19,99

15,00

10,00

5,00

1,21 1,26 1,84 1,92 1,98


0,00
Inicio 1er volteo 2do volteo 3er volteo Final Fase II

45,00
C2
6
,2
42

5
9

40,00
,4

6
,1

,7
40

,4
40

39
39

37,10
35,00

30,00
27,21
25,00 24,83 Carbono
21,68 Nitrógeno
20,00 C/N

16,16
15,00

10,00

5,00

1,82 2,46
1,14 1,48 1,63
0,00
Inicio 1er volteo 2do volteo 3er volteo Final Fase II
En cuanto a la pérdida de la MO durante ambos procesos de compostaje, C1
y C2, la misma se encontró en torno al 10 %. Adams y Frostick (2008)
observaron valores de MO similares para un compost tradicional para el
cultivo de A. bisporus. Ellos informan un 86 % de MO al primer día del
compostaje y un 78 % al final de la Fase II.
Para el caso de la fibra total (FT) presente en el compost, durante el C1, la
misma solo varió un 3 %, mientras que durante el C2 aumentó en un 8 %.
Esta mínima modificación puede deberse a que el contenido celular (CC)
disponible en ambos compostajes es aún alto incluso al final del proceso, 34
% y 33 %, en el C1 y C2, respectivamente. Esto evidencia cómo los
microorganismos responsables del compostaje hacen uso de los nutrientes
fácilmente asimilables produciendo solo una leve disminución de la FT.
A su vez, el valor inicial de cenizas aumentó en ambos compostajes en
alrededor de un 80 % (Figura 9).

Figura 9. Obtención del compost para el cultivo de hongos. Evolución de


la materia orgánica (MO), fibra total (FT), contenido celular (CC) y cenizas
durante dos compostajes (C1 y C2) similares de un sustrato basado en
cáscara de girasol y forraje de trigo para la producción del hongo comestible
Agaricus blazei.

90,00
84,24 84,39 C1
80,00 81,57
78,54
76,18
70,00 69,40
67,68 67,67 66,38 65,64
60,00 %MO
Fibra Total
50,00 Cont celular
% cenizas
%

40,00
33,62 34,36
32,32 30,60 32,33
30,00

20,00
15,31
13,36
10,00 9,72 11,33
8,61

0,00
Inicio 1er volteo 2do volteo 3er volteo Final Fase II
90,00
83,04
C2
82,53 81,19
80,00 78,39
75,37
70,00
68,09 67,31
65,12
62,07 62,57 %MO
60,00
Fibra Total
50,00 Cont celular
%

% cenizas
40,00
37,93 37,43
34,88
31,91 32,69
30,00

20,00
16,92
11,87 13,56
10,00 9,22 10,17

0,00
Inicio 1er volteo 2do volteo 3er volteo Final Fase II

Dentro de los principales componentes de la MO se encuentran la celulosa, la


hemicelulosa y la lignina. Como se observa en la Figura 10, la concentración
de la celulosa y de la hemicelulosa del compost en ambos ensayos disminuyó
durante el compostaje. La celulosa al final de la Fase II del compostaje en
ambos ensayos disminuyo alrededor de un 12 %. En cuanto a la
hemicelulosa, ella disminuyó un 37 % y 16 %, en el C1 y C2,
respectivamente. Gonçalves (2006) informa, para un compostaje similar en
tiempo y manejo (Fase I y II de dos semanas c/u) al de este estudio y para
dos tratamientos con un tenor inicial de N de 0,99 % y 1,50 %, un descenso
de la celulosa de alrededor del 38 %, y un aumento promedio de la
hemicelulosa del 17 % para ambos tratamientos, al final de la Fase II. Sin
duda, tanto los materiales empleados, las temperaturas alcanzadas, el
manejo general del proceso del compostaje, y los tipos de microorganismos
presentes influyen en el desarrollo de estos últimos y en la utilización
selectiva de los distintos componentes orgánicos del medio.
En nuestro caso de estudio, la lignina del compost durante el C1, aumentó un
58 % y en el C2, aumentó un 103 %. La acumulación en el compost de la
lignina durante las fases del compostaje concuerdan con lo informado en el
trabajo recién mencionado de Gonçalves (2006), que informa para un nivel
inicial de N de 0,99 % y 1,50 %, un aumento de la lignina del 56 % y 51 %,
respectivamente, al final de la Fase II. El aumento del contenido de lignina no
es causa de un proceso de biosíntesis, sino más bien de una reducción
preferencial de los otros componentes (Iiyama y col., 1994).

Figuras 10. Obtención del compost para el cultivo de hongos. Evolución


de la celulosa, hemicelulosa y lignina durante dos compostajes similares (C1y
C2) de un sustrato basado en cáscara de girasol y forraje de trigo destinado
al cultivo de hongos.

45,00
C1
40,00 39,65 39,66
38,73
37,04
35,00 34,82

30,00

25,00 Celulosa
22,65 Hemicelulosa
%

20,17 Lignina
20,00
17,56 18,09
15,00 14,36
13,68
12,18
10,86
10,00 9,17
8,18
5,00

0,00
Inicio 1er volteo 2do volteo 3er volteo Final Fase II

45,00
C2
41,21
40,00
37,55
36,19
35,00 34,54
32,35
30,00

25,00 24,81 Celulosa


Hemicelulosa
%

Lignina
20,00
18,77
17,56
15,00 15,43
13,19
12,69
11,44
10,00 10,02 10,16
9,26

5,00

0,00
Inicio 1er volteo 2do volteo 3er volteo Final Fase II
Las conclusiones
El sistema y la formulación de compostaje ensayado con materiales
abundantes en nuestra región que incluyó a la cáscara de girasol,
demostraron ser apropiados para la obtención de un compost de calidad, i.e.
con adecuado color, olor, contenido de N, humedad y presencia de
actinomicetes, apto para su utilización como sustrato para el cultivo de
hongos del género Agaricus. Por lo tanto, este sistema es adecuado para
evaluar a pequeña escala sustratos biotransformados mediante el proceso de
compostaje destinados al cultivo de Agaricus spp. ya sea con fines
investigativos para la industria o bien para el cultivo de champiñones a nivel
de aficionado.
En relación a la fórmula ensayada, este es el primer trabajo que muestra
evidencia sobre la posibilidad de preparar un compost a base de cáscara de
semilla de girasol apto para el cultivo de champiñones.

Agradecimientos
Al Sr. Técnico Ricardo Devalis por su inestimable ayuda durante los ensayos.
A Cargill S.A. por el aporte de la cáscara de girasol.
Fuentes de financiación: Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas de Argentina, Comisión de Investigaciones Científicas de la Pcia. de
Bs. Aires y Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, Argentina.

Bibliografía
Braga, G.C., Da Eira, A.F., Celso, P.G. y Colauto, N.B. 1998. Manual do
cultivo de Agaricus blazei Murrill "Cogumelo-do-Sol". Botucatu:
Fundação de Estudos e Pesquisas Agrícolas e Florestais, 44p.
Chang, S.T. 1999. World production of edible and medicinal mushrooms in
1997 with emphasis on Lentinus edodes (Berk.) Sing. in China. Int. J.
Med. Mush., 1: 291-301.
Curvetto, N., Figlas, D., Devalis, R. y Delmastro, S. 2002. Sunflower seed
hulls as substrate for the cultivation of shiitake (Lentinula edodes)
mushrooms. Hort. Technol., 12 (4): 652-655.
Curvetto, N., González Matute, R., Figlas, D. y Delmastro, S. 2004. A simple
production protocol for Pleurotus ostreatus on SSH-based substrate.
In: Mushroom Growers´ Handbook 1: Oyster Mushroom Cultivation,
MushWorld, Heineart inc., Korea. 298 pp.
Davies, B. 1974. Loss-on ignition as an estimate of soil organic matter. Soil
Sci. Proc., 38: 150.
Figlas, D., González Matute, R. y Curvetto, N. 2007. Cultivation of Culinary-
Medicinal Lion's Mane Mushroom Hericium erinaceus (Bull.: Fr.) Pers.
(Aphyllophoromycetideae) on Substrate Containing Sunflower Seed
Hulls. Int. J. Med. Mush., Vol. 9, pp. 67-73.
González Matute, R., Figlas, D., Devalis, R., Delmastro, S. y Curvetto, N.
2002. Sunflower seed hulls as a main nutrient source for cultivating
Ganoderma lucidum. Micología Aplicada International, 14 (2): 1-6.
Lacey, J. 1997. Actinomycetes in composts. Ann. Agric. Environ. Med., 4:
113-121.
Miller, F.C. 1994. Conventional composting system..In: Agaricus compost. Ed.
N.G. Nair, Australian Mushroom Grower Association, Windsor, NSW,
Australia. Pp 1-18
Nelson, D.W. y Sommers, L.E. 1996. Total carbon, organic carbon, and
organic matter. In: Methods of Soil Analysis: Chemical Methods. Part 3.
SSSA Book Series number 5. Sparks, D.L. y Bartels, J.M. (eds.).
Madison, Wisconsin, USA. p. 961-1009.
Noble, N. y Gaze, R.H. 1994. Controlled environment composting for
mushroom cultivation: substrates based on wheat and barley straw and
deep litter poultry manure. Journal of Agricultural Science 123: 71-79.
Novaes, M.R., Novaes, L.C. y Taveira, V. 2007. Pharmacological effects of
Agaricales fungi: a review of evidence. Rev. Ciênc. Méd., 16(2):87-95.
Rinker, D.L. 1993. Commercial Mushroom Production. Publication 350.
Ontario Ministry of Agriculture and Food. Parliament Building, Toronto,
Ontario. 32 pp. ISBN – 0-7778-1904-X
Samp, R. 2002. Recent developments and future posibilities in the Agaricus
spp (button) mushroom industry. In: Sanchez JE, Huerta G, Montiel E
(eds) Proceedings of the 4th Internacional Conference on Mushroom
Biology and Mushroom Products. Universidad Autónoma del Estado de
México. 15-30.
Sharma, H.S.S., Kilpatrick, M. y Burns, L. 2000a. Determination of phase II
mushroom (Agaricus bisporus) compost quality parameters by near
infrared spectroscopy. Journal of Near Infrared Spectroscopy, 8: 11-19.
Sharma, H.S.S., Lyons, G. y Chambers, J. 2000b. Comparison of the changes
in mushroom (Agaricus bisporus) compost during windrow and bunker
stages of phase I and II. Annals of Applied Biology, 136: 59-68.
Wood, D.A. y Fermor, T.R. 1982. Nutrition of Agaricus bisporus in compost.
The Mushroom Journal, 114: 194-197.
Wuest, P.J. y Bengtson, G.D. 1982. Penn State Handbook for Commercial
Mushroom Growers: University Park, Pennsylvania: College of
Agriculture, Pennsylvania State University, 129 pp.

También podría gustarte