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Los plaguicidas de uso agrícola han sido utilizados desde hace mucho tiempo a

pequeña escala, y desde hace algunos años se empezaron a producir estos en


conjunto con fertilizantes a grande escala lo que ocasionó el crecimiento de los
cultivos con una gran velocidad, pero a raíz de esto, ¿qué sucedió con la salud de
las personas que consumían estos productos?
Aunque estos han generado cantidad de empleos y se han hecho capacitaciones
acerca de el adecuado uso de estos, no se pueden evadir la verdad de que, a corto
plazo, los fertilizantes químicos mejoran los rendimientos, pero a la larga su uso
degrada la tierra, daña a los microorganismos que dan vida al suelo, contaminan las
aguas subterráneas y van provocando que se pierda la materia orgánica y la
fertilidad del suelo. Esto lo podemos ver en los cultivos de caña de azúcar, el cual
es un cultivo con mucha demanda de agua y agroquímicos para su desarrollo y en
consecuencia ya luego de su monocultivo intensivo, el suelo queda infértil o casi
imposible de restaurar por lo cual la última decisión sobre este es utilizarlo para la
construcción urbanística.
Por esto y por muchas otras cosas como daños ambientales, daños a la
biodiversidad y también a la salud humana esta forma en la que se está
desarrollando la agricultura tiene mas desventajas que ventajas y de verdad las
desventajas pesan tanto que las ventajas no terminan teniendo una importancia tan
grande.
Se sabe que el cambio de estos agroquímicos a insumos orgánicos es un poco más
costoso, pero es posible y muchos agricultores ya lo están implementando y con
muy buenos resultados. El cambio tal vez sea un poco abrupto, pero es necesario,
con pequeños cambios y buenos resultados se generan los grandes cambios.

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