Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Fuente:
http://www.oni.escuelas.edu.ar/2002/SANTIAGO_DEL_ESTERO/madre-fertil/energia.htm
El ser humano, como ser biológico, está integrado dentro del flujo de energía de la
naturaleza. A lo largo de toda la historia, ha utilizado distintas fuentes de energía para
realizar una amplia gama de actividades.
El hombre primitivo podía encontrar la energía necesaria para sus procesos vitales en
los alimentos que consumía y, por otro lado, dependía del Sol como fuente de calor.
Posteriormente descubrió el fuego, que aprendió a utilizar con múltiples fines.
Pero fue a partir de finales del siglo XVIII, con el comienzo de la Revolución
Industrial, cuando se produjo el gran cambio en la pautas de consumo energético de la
civilización. El progreso puso en marcha maquinarias nuevas para la manufacturación de
innumerables productos industriales, fabricadas masivamente. Se suma a esto la
revolución en el transporte que consume impensables cantidades de energía.
Desde finales del siglo XIX, la sociedad atraviesa etapas en las que el cambio y el
avance tecnológico son las características principales. Aparece la energía eléctrica, los
automóviles, los aviones, la industria química y la industria metalúrgica. Se da lugar así a
la segunda fase de la revolución industrial, donde los combustibles fósiles,
especialmente el carbón, aportaban la energía sin siquiera sospecharse el grave daño
que más adelante ocasionarían.
La tendencia a utilizar carbón como principal fuente de energía se modifica a partir de
la Segunda Guerra Mundial, donde comienza a tomar protagonismo otro combustible fósil:
el petróleo.
Actualmente se necesitan grandes cantidades de energía para las diversas actividades
humanas: agricultura, industria, transporte, comunicaciones y otros servicios que facilitan
la vida moderna. Es por eso que el consumo de combustibles se ha incrementado
espectacularmente en los últimos tiempos.
La vida en la Tierra depende de la energía del Sol, nuestra estrella más cercana. La
mayor parte de la energía que empleamos proviene, directa o indirectamente, de dicha
estrella. Si bien nuestro planeta recibe sólo una pequeña parte de la energía irradiada por
el Sol, como ésta es enorme, alcanza para sostener la vida de todos los organismos.
Las plantas y árboles captan la luz solar para realizar el proceso de fotosíntesis
mediante el cual elaboran su propio alimento y liberan el oxígeno que, tanto animales
como vegetales, utilizan para respirar. Cuando se quema un trozo de carbón vegetal o de
madera, se aprovecha la energía acumulada por las plantas.
Estos combustibles se formaron a partir de seres vivos que habitaron nuestro planeta
hace millones de años. El carbón y el petróleo guardan la energía que esos organismos
habían tomado del Sol. Como consecuencia, para mover un automóvil se utiliza energía
solar almacenada.
Los generadores eólicos de electricidad impulsados por el viento dependen de la
energía solar. Los vientos se originan como consecuencia del desigual calentamiento de
las tierras y los mares. Por eso, al aprovechar la energía eólica también se utiliza, en
forma indirecta, energía solar.
Fuentes de energía no renovable