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PRUEBA 2 MEDIO
1. ¿Con qué información entregada antes en el texto se relaciona la siguiente oración? “(...) es cierto, quizás no tendrá
el glamur ni la difusión en los medios, ni la convocatoria masiva, pero el efecto sobre la calidad del medioambiente será
notable”
A La urgencia de pasar de las manifestaciones a la acción.
B Asumir que los problemas sociales son de todos los ciudadanos y sus soluciones también.
C Dejar de preocuparse por proyectos de impacto mediático y ocuparse de urgencias reales.
D La necesidad de usar la gran cantidad de recursos que se tienen para limpiar el fondo marino.
4. En la siguiente oración: “Cuando veo la enorme cantidad de recursos disponibles, tanto comunicacionales como
financieros (de ambas partes) para atacar o defender algunas causas (...)” la expresión destacada hace alusión a:
A el Estado y a los empresarios.
B los políticos y los medioambientalistas.
C los ciudadanos y los miembros de ONG.
D los empresarios y a los medioambientalistas.
6. ¿Cuál debe ser, a juicio del columnista, la participación del Estado en el conflicto medioambiental?
A Debe ser el juez que dirima los conflictos entre empresarios y ambientalistas.
B No debiera participar pues los ciudadanos tienen las respuestas y deben asumir la acción.
C Su participación más fuerte debe ser en situaciones en las que no existen responsables visibles.
D Debe otorgar el favor a la causa ambientalista y sus planteamientos, para evitar secuelas irreversibles.
7. Según Felipe Cubillos, el debate ambiental debe ser central en el país porque:
A se debe priorizar la protección del ecosistema y no el desarrollo económico.
B una explotación sustentable fomenta un real desarrollo económico de los países.
C es un sinsentido fomentar desarrollo económico sin considerar el daño ambiental.
D la inconsciencia colectiva afectará de manera irreversible a las generaciones futuras.
Texto 2
1. “En el año 1995 publicaba Daniel Goleman un libro, La Inteligencia Emocional, que tal vez sea el best seller de la historia
reciente. Sus tesis no eran nuevas, sino bien conocidas en distintas tradiciones del mundo oriental y occidental, pero
convenía sin duda traerlas a colación en estos momentos. El momento es oportuno porque los educadores – maestros,
padres – se sienten impotentes para transmitir valores y conocimientos en un ambiente de desinterés generalizado, de
delincuencia habitual, de difícil conexión con alumnos e hijos que parecen tener proyectos vitales tan diferentes de los
suyos, o ningún proyecto. Pero igualmente la oportunidad del libro se debe a que el mundo empresarial acoge con avidez
sugerencias que permitan aumentar el rendimiento de sus empresas mediante la gestión de las emociones y sentimientos
de sus miembros, mediante la gestión de los recursos humanos.
2. En un mundo entusiasmado ante el saber productivo, ante el "saber hacer" de los técnicos que pueblan el universo
ejecutivo, no está de más recordar que nuestro contacto con la realidad, el de cualquier ser humano, es afectivo.
3. Tenemos noticia de la realidad a través de una inteligencia emocional, afectiva o sentiente, de forma que percibimos
esa realidad desde la alegría o la tristeza, desde la euforia o la admiración, interpretándola desde esos sentimientos como
rechazable o preferible, como digna de interés y atención o de desinterés. Hasta el punto de que si alguien adoleciera de
"ceguera emocional", no tendría interés en asunto alguno ni podría preferir entre distintos cursos de acción, aun cuando
su coeficiente intelectual fuera elevadísimo.
4. En efecto, el cociente intelectual forma parte de ese bagaje que un ser humano recibe por nacimiento, al que se ha
llamado "temperamento" y que le cabe en suerte por una cierta "lotería natural". Forman parte del temperamento la
dotación genética, la constitución anatómica, fisiológica, afectiva e intelectual, pero, a pesar de que no puede ser elegido,
tampoco es inmodificable, sino todo lo contrario: el temperamento puede ser modificado a través de sucesivas elecciones,
forjando paulatinamente ese carácter, ese ethos, que es el sentido de la vida moral. Desde nuestras tendencias heredadas
– dirán Zubiri y Aranguren – vamos eligiendo las mejores posibilidades y apropiándonos de ellas, como el zapatero elige
los mejores cueros para hacer sus zapatos, porque apropiarse de sí mismo es la clave de la vida moral”.
Adela Cortina, Las Razones del Corazón (fragmento).
8. Respecto de las capacidades intelectuales y afectivas personales, en el fragmento se afirma que:
I. son parte de nuestra constitución originaria.
II. no las podemos elegir, pues con ellas nacemos.
III. no las podemos mejorar, pues son parte de nuestra herencia.
11. Adela Cortina considera que la publicación de La Inteligencia Emocional fue particularmente oportuna porque:
I. existía entre profesores y padres una sensación de ineficacia en su rol de formadores morales e intelectuales.
II. para los empresarios resultaba atractiva la posibilidad de mejorar el rendimiento de sus empleados mediante un apoyo
psicológico en el manejo de emociones y sentimientos.
III. el descubrimiento de la relación entre emociones, sentimientos y racionalidad permitió alcanzar un mejor control de
la delincuencia juvenil.
Texto 3
¿No hay lectores?
Hablemos de los neolectores y de los analfabetos funcionales
1. “Decíamos (...) si en verdad vale la pena enfrascarse en la hasta ahora irresoluta discusión de dilucidar la existencia de
la buena o mala literatura, o literatura best seller y literatura seria, o subliteratura y literatura de elite...o si mejor no
valdría la pena indagar en las técnicas que utilizan escritores digamos «masivos» para lograr amarrar a sus libros a tanta
gente del común.
2. Incluso, sin necesidad de ponerse a «estudiar» las técnicas que unos y otros utilizan, vale la pena detenerse a pensar
unos instantes en esa masa inmensa e inabarcable, de los neolectores y los analfabetos funcionales.
3. ¿Quiénes son los neolectores? Aquellos que aprendieron a leer hace apenas unos meses, o máximo un año y cuya edad
no es infantil; digamos que tienen 20, 40 ó 60 años y comparten un rasgo en común: aprendieron a leer unas claves de
acceso cuando ya su mundo interior estaba influenciado por una realidad dura y golpeadora, no como los niños, que van
acercándose a la lectura en forma paulatina, asimilando historias de príncipes y reyes, de mundos felices donde el cielo
siempre es azul y los pájaros y los animalitos del campo no son tan fieros como para hacernos daño y se comunican con
los humanos cantando y dibujando estrellas en la noche.
4. ¿Qué tipo de lectura le damos entonces a ese neolector de 35 años? ¿Kant, Milan Kundera o Elytis? ¿O antes, por el
contrario, le ponemos a leer historias de duendes y de aparecidos, de esas que se cuentan en los velorios de tantos pueblos
de América y España y luego sí, le vamos dando de a poquito a García Márquez, a Onelio Jorge Cardozo o al Neruda de los
Veinte poemas de amor y una canción desesperada?
5. Y ¿el analfabeto funcional - ese que sabiendo leer no lee casi nunca, salvo las páginas deportivas de los periódicos, o los
horóscopos o las tiras cómicas - qué le ofertamos para leer? ¿Umberto Eco, Pessoa o al Carpentier de El Siglo de las Luces?
O antes por el contrario, le damos los escritos sobre fútbol de Galeano, Valdano o Andrés Salcedo, o aquellos poemas de
Lorca de «y yo que me la llevé al río creyendo que era mozuela pero tenía marido»?
6. Porque para analizar lo hasta ahora dicho, sobran las estadísticas y las muestras: por ejemplo, la República de El Salvador
realizó en la década del 90 la mejor campaña de alfabetización que se hizo en el mundo, logrando hasta el reconocimiento
de la UNESCO. Con esta campaña, se bajó impresionantemente el porcentaje de analfabetismo puro y funcional del 53%
al 25 % aproximadamente. ¿Y qué pasó? Que dos años después otra vez ese mismo analfabetismo había logrado treparse
al 55%... ¿Por qué y a qué se debió?
7. La respuesta podría ser tan sencilla como dramática: porque quizás en esa hermana república las personas encargadas
de trazar esas políticas de fomento a la lectura o de "armar" las bibliotecas se olvidaron de lo que arriba acotábamos y
que Savater definió magistralmente: «No se puede pasar de la nada a lo sublime sin paradas intermedias. No debe exigirse
que quien nunca ha leído empiece por Shaskespeare, que Habermas sirva de introducción a la filosofía y que los que nunca
han pisado un Museo se entusiasmen de entrada por Mondrian o Francis Bacon». Porque las bibliotecas que se armaron
tenían todo, hasta los clásicos, u otras obras con contextos muy diferentes al que vive ese salvadoreño que fue allí
alfabetizado. Les llevaron libros que hablan de la nieve, o de manzanas y peras, o con lenguajes muy en concordancia con
otro nivel comprensivo y por ende de lectores. Al no practicar ni encontrar una identificación o motivación con lo leído,
este nuevo lector se fue olvidando... y ya no hubo forma de traerlo de nuevo al disfrute de la lectura”.
Jorge A. Sierra Quintero, www.librosenred.com, 04-01-01
COMPLEJO EDUCACIONAL TOCONAO
“Desde el Desierto, Impartiendo Educación de Calidad”
ATACAMA Nº 371 - FONO 552-852022 -R.B.D.270-4; complejoeducacionaltoconao@gmail.com
COMUNA SAN PEDRO DE ATACAMA
12. Seleccione el enunciado que mejor reproduce el significado de la expresión del primer párrafo “enfrascarse en la
hasta ahora irresoluta discusión...”
A Abordar un tema que no tiene solución.
B Imbuirse en un problema de difícil solución.
C Embelesarse en asuntos hasta ahora no discutidos.
D Polemizar acerca de lo que no ha podido resolverse.
13. Seleccione la síntesis más apropiada para expresar el propósito comunicativo del emisor.
A Demostrar la pertinencia de las políticas de fomento a la lectura.
B Indagar en las razones por las que cierta literatura atrae más lectores.
C Mostrar la importancia del contexto y la motivación en la actividad lectora.
D Destacar la relación existente entre la edad del lector y los temas de sus lecturas.
16. Seleccione la opción que caracteriza a los neolectores y a los analfabetos funcionales:
A Neolectores: son mayores de veinte años. Analfabetos funcionales: pertenecen al grupo de adultos mayores.
B Neolectores: aprendieron a leer después de los veinte años. Analfabetos funcionales: su acceso a la lectura fue
insuficiente.
C Neolectores: sus lecturas deben ser de temas folclóricos. Analfabetos funcionales: deben comenzar por la lectura
infantil.
D Neolectores: no aprendieron a leer en la niñez. Analfabetos funcionales: sus lecturas son básicas y esporádicas.
ITEM DE DESARROLLO APLICACIÓN: Lea las instrucciones y desarrolle lo pedido; cuide ortografía, redacción y caligrafía.
A) Lea las siguientes críticas e identifique la estructura interna y externa de estas. (12 pts.)
De una belleza oscura y desoladora, La luz difícil, del antioqueño Tomás González, cuenta la historia de un pintor que
recuerda los últimos días de su hijo. En este retrato descubrimos por qué González es uno de los secretos mejor guardados
de nuestras letras.
Refugiado en un pueblo del centro del país, un pintor ya viejo recuerda los hechos que rodearon los últimos días de su
hijo Jacobo, víctima de un accidente que lo condujo a una postración infame y sufrida, y luego a decidir quitarse la vida
por vía médica. La anécdota es simple; la novela, en cambio, es intensa, rutilante, de una belleza oscura y desoladora. Sus
140 páginas recogen y acentúan algunos de los valores sustantivos de la obra de González. Veamos.
El primero, es que su obra retrata el fracaso de dos sueños: el de la familia y el de un ideal de mundo. Al sueño bucólico
del país campesino, de grandes familias prósperas que fundaron pueblos y ciudades bajo el signo del hacha y de la ruana.
A ese sueño que con humor e inteligencia pintaron Efe Gómez, Carrasquilla y Mejía Vallejo, Tomás González opone una
visión aguda y mordaz (...) Tomás González reinventó para la literatura colombiana un neo-costumbrismo del fracaso. En
‘La luz difícil’ ese fracaso se ha redimido. El amor, la solidaridad, el respeto y el dolor permiten que la familia de Jacobo se
eleve sobre el señorío de la muerte.
Duelo y enfermedad riman aquí como símbolos de iluminación. Esos dos padres dispuestos a respetar la decisión de su
hijo, son memorables: nada más intenso que el cuadro conformado por ellos y sus amigos esperando el desenlace (...)Un
segundo valor es el de haber acentuado en ‘La luz difícil’ esa mirada que González despliega en toda su obra anterior, y
que tiene lugar aquí de manera reposada, sabia. Si me preguntaran cuál es la cualidad más importante de tal mirada no
dudaría en afirmar: la bondad.
Algunos piensan que González pinta a sus personajes inocentes. No lo son (...) es precisamente en los personajes, en su
talante trágico, donde reside el tercer valor que quiero considerar. González despoja a sus historias de lo maravilloso y
dota a sus personajes de una capacidad visionaria trágica, mientras luchan por dar sentido a sus vidas en medio de la
rutina. Visionarios y aterrizados, terminan mal: un quiebre patético, un súbito giro del destino, sella su perdición.
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Tomás González ha forjado, sin duda alguna, una de las metáforas más intensas de la literatura colombiana actual. Y con
ella, creo, se ha asegurado que su modesta y silenciosa sombra -o su luz- siga gravitando sobre la literatura colombiana
por largo tiempo.
‘El puente de Alexander’, de Willa Carter, narra la atormentada situación de un hombre que ama a dos mujeres.
Esta primera novela de Willa Cather lleva un epílogo que la autora escribió para añadirlo a la reedición de la misma años
después de su aparición. Es frecuente que un autor se sienta desanimado al releer una obra primeriza suya; en este caso,
y teniendo en cuenta que escribió una obra maestra —Mi Ántonia (Alba, 2.000), tan sólo seis años después—, no es de
extrañar que la reedición de El puente de Alexander le hiciera sentirse incómoda. Desde la altura literaria alcanzada por
la señora Cather sí que hay una razón para su incomodidad porque —ella misma lo señala en su segundo comentario— se
advierte en seguida la influencia de Henry James y de Edith Wharton, dos paradigmas ineludibles en aquellos momentos,
pero, aparte de que las influencias están para eso, para hacer arrancar un camino literario, conviene advertir que la
escritura de Cather es ya de una calidad excelente, tanto en las descripciones de ambiente como en los detalles que
significan a los personajes; la sugerencia, la sutileza y el misterio de sus admirados James y Wharton están asimilándose
ya. El meollo de la incomodidad de la autora no es tanto el estilo como el asunto de la novela propiamente dicho porque,
como ella misma señala, no es un asunto suyo sino impostado. Cuando la señora Cather debe decidir su futuro literario
elige pronto el mundo bien distinto en el que desarrollará sus obras, un mundo de pioneros, desde el mencionado Mi
Ántonia hasta Una dama extraviada (Alba) o La muerte llama al arzobispo (Cátedra), entre otras. A El puente… sólo le falta
un punto de convicción y algún exceso propio de quien no pisa su propio terreno.
El nudo de El puente de Alexander es la atormentada relación de un hombre consigo mismo respecto a dos mujeres: de
un lado, Winifred, su esposa y madre de sus hijos —una relación prendida en la naturaleza moral que une a ambos y que
sustenta en un amor firme—; del otro lado, Hilda Burgoyne, una actriz inglesa de talento, por la que se siente
irresistiblemente atraído. Ama a dos mujeres que poseen una alta calidad humana. Lo que atormenta a Alexander es que
la segunda representa la llamada emocional de una reactivación de la juventud ya pasada, pero su dilema es que no quiere
tener que elegir entre la firmeza moral consciente y conjuntamente construida de su hogar y la energía de la juventud que
lo llama a destiempo. Si añadimos la noble y dramática lucha por hacer casar las dos opciones, excluyentes en la medida
en que cualquiera de las dos hiere de modo indeseado a la otra, ya tenemos, con la ayuda de una escritura tan precisa
como elegante, la sugerente sombra de James encima de la novela.
Alexander, un renombrado constructor de puentes, está edificando el más arriesgado de todos por su extensión. Le avisan
de un inminente desastre posible y acude presuroso. En la descripción de la tensión que los cables del puente no pueden
soportar, el drama moral de Alexander se manifiesta. Lo que era imposible salta en pedazos, como el propio Alexander.
Tras el desastre, el dolor empieza a refluir lentamente. Una primera novela brillante y muy atractiva de una de las grandes
escritoras norteamericanas del siglo XX.
1. ¿Por qué la crítica literaria tiene un carácter subjetivo y a la vez intenta ser objetiva? Explique. (4 pts.)
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3. ¿Qué tipo de lenguaje se debe utilizar en una crítica literaria? Explique. (2 pts.)
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