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Una lámpara eléctrica o bombilla es un dispositivo que produce luz a partir de

energía eléctrica, esta conversión puede realizarse mediante distintos métodos como
el calentamiento por efecto Joule de un filamento metálico, por fluorescencia de
ciertos metales ante una descarga eléctrica o por otros sistemas. En la actualidad
se cuenta con tecnología para producir luz con eficiencias del 10 al 70 %.1

En su uso técnico, es un componente reemplazable que produce luz de la


electricidad. Es la forma más común de la iluminación artificial y es esencial a la
sociedad moderna, proporcionando la iluminación interior para los edificios y la
luz exterior para las comunidades humanas actuales.

La creación de la primera lámpara eléctrica incandescente la creó Heinrich Göbel.


El 27 de enero de 1880 le fue concedida la patente, con el número 223.898. Otros
inventores también habían desarrollado modelos que funcionaban en laboratorio,
incluyendo a Joseph Swan, Henry Woodward, Mathew Evans, James Bowman Lindsay,
William Sawyer y Humphry Davy. Cabe recordar que el alemán, Heinrich Göbel ya había
registrado su propia bombilla incandescente en 1855, mucho antes por tanto que
Thomas A. Edison. Tiempo después, pero siempre antes que a Edison, el 11 de julio
de 1879 se le concedió al ingeniero ruso Aleksandr Lodygin la patente nº 1619 por
una bombilla incandescente. El inventor ruso utilizó un filamento de carbono.

Las tres principales categorías de luces eléctricas son las lámparas


incandescentes, que producen luz por un filamento calentado por la corriente
eléctrica; las lámparas de descarga de gas que producen luz mediante un arco
eléctrico a través de un gas; y por último, las lámparas LED que producen luz por
un flujo de electrones a través de la brecha de banda en un semiconductor.

La lámpara eléctrica es uno de los inventos más utilizados por el hombre desde su
creación hasta la fecha. Según un ranking de la revista Life es la segunda
invención más útil del siglo XIX.

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