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Pensamiento Económico
Nombre: Carlos López
Curso: 2do A
Fecha: 20/05/2019
Para llegar al contexto actual en el aspecto económico, se debe partir desde la conquista
de América, ya que, a partir de aquí, se empieza a crear una acumulación de riqueza suficiente
para cambiar todo el orden económico mundial. Cuando los grandes países centrales empiezan
a extraer toda la riqueza mineral de América, empieza el gran desarrollo del capitalismo en el
mundo. Ya que, con la acumulación de riquezas por parte de los países centrales, que estaban
en Europa, se empieza a mover y trasladar el capital mediante los comerciantes.
Con el crecimiento del comercio y con la circulación de la moneda, la tierra fue
perdiendo valor. De esa forma se crea un estado que cumplía ampliamente con las condiciones
para el desarrollo del capitalismo. Mientras que en Europa el crecimiento económico despegaba
gracias a la explotación del denominado ¨nuevo continente¨, África era saqueada y exprimida
por el comercio indiscriminado de esclavos a todas partes del mundo, dándose así una
distribución desigual.
El Neoliberalismo nace a partir de la idea del liberalismo clásico que es un concepto
amplio, usado para englobar las ideas políticas que suceden durante los siglos XVII y XVIII,
contrarias al poder absoluto o intervención del monarca o el Estado en asuntos civiles, y
opuestas a los privilegios legales que detentaban los aristócratas, el clero oficial y los gremios,
con el objetivo de que el individuo pueda desarrollar sus capacidades individuales y su libertad
en el ámbito político, religioso y económico.
El neoliberalismo en teoría, suele proteger algunos conceptos filosóficos del viejo
liberalismo clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos políticos y su implicación con
ideas posteriores, hace de él una doctrina diferente de dicho liberalismo clásico. Originalmente
el neoliberalismo era una filosofía económica surgida entre los eruditos liberales europeos en
la década de 1930 que trataban de encontrar un camino distinto entre medio de la disputa que
en ese momento se libraba entre el liberalismo clásico y la planificación económica propuesta
por el socialismo.
El impulso de desarrollar esta nueva doctrina surgió del deseo de evitar nuevos fracasos
económicos tras la Gran Depresión y el hundimiento económico vivido en los primeros años
de la década de 1930, fracasos atribuidos en su mayoría al liberalismo clásico. En las siguientes
décadas la teoría neoliberal tendió a estar en contra del liberalismo, promoviendo una economía
de mercado beneficiada por un Estado fuerte, modelo que llegó a ser conocido como la
economía social de mercado. (Barón, 2012. p. 45)
El contexto económico en el que vivo es el neoliberalismo que es vista como una
cosmovisión: un discurso económico y político una ontología de la condición humana y del
individuo contemporáneo, y una cultura, un sistema de valores, conductas y comportamientos,
imaginarios y construcciones simbólicas. Entonces el neoliberalismo niega mi existencia. El
concepto de libertad restringe mi soberanía sobre los actos privados. Se entiende que, en el
extremo, niegue categorías como sociedad e historia. Solo existe el individuo privado y “libre”
en la feroz jungla del mercado. (Moreano, 2011. p.150)
¿Por qué la globalización es tomada como un éxito ideológico? Sobresalen dos razones.
En primer lugar, la volatilidad del desarrollo geográfico desigual se ha acelerado, permitiendo
a ciertos territorios avanzar de manera espectacular (al menos durante un tiempo) a costa de
otros. Si, por ejemplo, la década de 1980 perteneció en gran medida a Japón, a los tigres
asiáticos y a Alemania occidental, y si la de 1990 perteneció a Estados Unidos y al Reino
Unido, entonces, la idea de que el éxito iba a darse en alguna parte oscurecía de alguna manera
el hecho de que en términos generales la neoliberalización estaba siendo incapaz de estimular
el crecimiento y de mejorar el bienestar. En segundo lugar, la neoliberalización, en tanto que
proceso y no como teoría, ha tenido un éxito arrollador desde el punto de vista de las clases
altas. (Harvey, 2011. p.162)
También ha servido para restituir el poder de clase a las clases dominantes (como en
Estados Unidos y hasta cierto punto en Gran Bretaña) o bien ha creado las condiciones para la
formación de una clase capitalista (como en China, Rusia, India y otros lugares). Gracias al
dominio de los medios de comunicación por los intereses de las clases altas, pudo propagarse
el mito de que los Estados fracasaban desde el punto de vista económico porque no eran
competitivos (creando, por lo tanto, una demanda de reformas todavía más neoliberales). El
incremento de la desigualdad social dentro de un territorio era interpretado como algo necesario
para estimular el riesgo y la innovación empresariales que propiciaban el poder competitivo e
impulsaban el crecimiento. (Harvey, 2011. p.163)
Si las condiciones de vida entre las clases más bajas de la sociedad se deterioraban, esto
se debía a su incapacidad, en general debida a razones personales y culturales, para aumentar
su capital humano (a través de la dedicación a la educación, a la adquisición de una ética
protestante del trabajo y la sumisión a la flexibilidad y a la disciplina laborales, etc.). En
definitiva, los problemas concretos emergen por la falta de fuerza competitiva o por fracasos
personales, culturales y políticos. En un mundo darwiniano neoliberal, según esta línea de
razonamiento, únicamente los más aptos sobreviven, o deberían sobrevivir. (Harvey, 2011.
p.164)
Referencias Bibliográficas
Moreano, Alejandro. 2011. Neoliberalismo, cultura y sociedad, En: Nuestra América y el
pensamiento crítico. Fragmentos de pensamiento critico de Latinoamérica y el caribe. Coord.
Eduardo Gruner. CLACSO. Buenos Aires. P. 143-185.
Harvey, David. 2011. Capitulo VI El neoliberalismo a juicio. En Harvey, David, Breve historia
del neoliberalismo. Madrid, Akal. P. 167-199.
Barón, Diego Francisco. 2012. Pensamiento económico en América Latina (1950-2010).
Antecedentes y perspectivas. En Revista CENES. Volumen 31. N54. Segundo Semestre 2012.
Colombia p. 37-72