En este escrito, intentaremos dar respuesta a una pregunta de enorme
importancia práctica, social e histórica. Dicha interrogante es ¿qué significa educación de calidad? Para dar respuesta a este dilema, hemos leído y analizado críticamente el libro de Antonio Pérez Esclarin titulado: Más y mejor educación para todos. En dicho texto, el autor expone su visión acerca de lo que debe entenderse por educación de calidad. En el mencionado libro, Pérez (1997), expone la necesidad de avanzar hacia una propuesta educativa alternativa, con la finalidad de formar verdaderos y auténticos ciudadanos. Dando respuesta a la decadente situación educativa que se vivía en la época en que escribió dicho texto. Dicho autor, invita a los educadores a asumir el liderazgo y la vanguardia del necesario cambio educativo que exigía aquel momento histórico. En este sentido, señalo que si bien la educación es tarea de todos y todas, deben ser los educadores, los que deben ser los principales protagonistas del cambio educativo. Para ello, los educadores deben empezar por tener confianza por ellos mismos, reconocer el importante papel histórico y social que deben jugar y comprometerse como agentes para el cambio y la transformación educativa para construir una educación de calidad. Lo anterior, exige de ellos transitar por los caminos de la formación docente permanente y una práctica docente renovada, crítica y no tradicional. Lo primero entonces, es reconoce el estado lamentable en la cual se encontraba o encuentra la educación. Hoy en día, se reconoce que la educación es un factor clave en el desarrollo social, económico y humano. De acuerdo con Pérez (1997), La educación es la fuerza para impulsar la productividad, derrotar la pobreza y alcanzar una distribución más justa de los bienes y servicios que genera la sociedad. Venezuela es un país con inmensas riquezas naturales y materia prima. Pero, la verdadera riqueza de un país está en su gente, en su cultura, en su educación, en su conocimiento y sabiduría. Parafraseando a nuestro Libertador Simón Bolívar: Las naciones marchan con el mismo paso en que marcha su educación. Entonces, la idea es clara y meridiana: si deseamos avanzar hacia un modelo de desarrollo humano sustentable y no quedarnos sumergidos en el subdesarrollo y la pobreza, debemos transformar nuestro modelo educativo, derribar ese viejo esquema tradicional y construir un modelo educativo alternativo que brinde una educación de calidad. Antes, hemos afirmado la necesidad de superar el modelo educativo tradicional, señalándolo implícitamente como decadente. Dicho modelo, no es más que un instrumento ideológico de dominación del sistema de desarrollo capitalista neoliberal. La educación tradicional ha sido creada para sostener al capitalismo, a través de la alineación de los pueblos. Al respecto, Pérez (1997), señala que el capitalismo como el generador de la desigualdad económica y social, concordando de esta manera con Chávez (2009), quien en la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP 15) de Copenhague 2009, indicó que el sistema capitalista es destructivo y es una amenaza para la humanidad y la vida en el planeta Tierra. Dentro del sistema capitalista, el mundo funciona para pocos y contra muchos. El capitalismo es sinónimo de desigualdad. Según las Naciones Unidas (2002), aproximadamente 2.800 millones de personas (casi la mitad de la población mundial) están en situación de pobreza y 1.200 millones de personas, o una quinta parte de la población mundial, todavía vive en extrema pobreza. Lo cual contrasta con lo indicado por Latchinian (2009) de que el 20% más rico de la población mundial dispone de cerca del 90% de los recursos del planeta, mientras que el 20% más pobre no accede a más del 1% de los recursos. Las mismas Naciones Unidas (2002), estima que: El 20 por ciento de la población mundial más rica es responsable del 86 por ciento del total de gastos de consumo privados, consume el 58 por ciento de la energía mundial, 45 por ciento de toda la carne y el pescado, 84 por ciento del papel y posee 87 por ciento de los automóviles y de 74 por ciento de los teléfonos. En contraste, el 20 por ciento de los más pobres del mundo consumen el 5 por ciento, o menos, de cada uno de esos bienes y servicios. De acuerdo con Duran y Sánchez (2012), en el año 2009 se alcanzó el record histórico de personas que padecían de subnutrición, 1025 millones de hambrientos. Lo cual entra en contradicción con el hecho de que en los últimos 60 años la producción mundial de alimentos se ha incrementado abruptamente, incluso más que la tasa de crecimiento de la población mundial. Duran y Sánchez (ob cit), indican que “Según la misma FAO, el problema del hambre no se debe a la escasez de alimentos, sino a la pobreza de las poblaciones afectadas, quienes carecen de los medios para adquirirlos.” (p.1). Esta desigualdad, provocada por el sistema capitalista, ocurre para satisfacer la lógica del capital y no para favorecer el desarrollo humano, ya que según Lebowitz (2007), en dicho sistema “son las ganancias, y no las necesidades de las personas como seres humanos socialmente desarrollados, las que importan. Así, el sistema capitalista aumenta sus ganancias a expensas de la súper-explotación, la contaminación y el derroche de los recursos naturales, la explotación del ser humano y el aumento de la desigualdad e injusticia. La educación sociocrítica es la clave para derrumbar el monstruo capitalista, claro esta no es lo único necesario. Pero si es podemos decir que sin una educación de calidad, mas inclusiva, más humana, mas integral, emancipador y liberadora, es indispensable para transformar la sociedad, para avanzar hacia un modelo de desarrollo humano sustentable, donde la igualdad y la justicia social brillen en todo su esplendor y en donde el bienestar y la felicidad de los pueblos y la protección de la vida en el planeta sea lo máxima. Esto último, es lo que entendemos por educación de calidad. Referencias
Chávez (2009). XV Conferencia Internacional de la Organización de
Naciones Unidas sobre Cambio Climático Discurso completo del presidente Chávez en Copenhague. Disponible: http://www.aporrea.org/actualidad/n147198.html. [Consulta: 2019, Julio 04].
Duran, G y Sánchez, A. (2012). Cambio climático y derecho a la
alimentación. Disponible: http://www.oda- alc.org/documentos/1367960622.pdf [Consulta: 2019, Julio 04].
Latchinian, A. (2009). Globotomía: del ambientalismo mediático a la
Lebowitz, M. (2007). Lógica del Capital vs Desarrollo Humano. Editorial El
Perro y la Rana. Caracas.
Naciones Unidas (2002). Integración del Medio Ambiente y el Desarrollo:
Estado del medio ambiente y medidas normativas: 1972–2002. Disponible: http://www.grida.no/geo/geo3/spanish/pdfs/chapter2- 7_atmosphere.pdf [Consulta: 2019, Julio 04].
Pérez, A. (1997). Más y mejor educación para todos.