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El acuerdo de justicia transicional para el final del conflicto armado entre las Farc y

el Gobierno de Juan Manuel Santos trajo un optimismo generalizado a los


colombianos. Pero con el acuerdo firmado, surge un análisis comparativo entre el
cese al fuego pactado con las Autodefensas Unidas de Colombia, refrendado por la
Ley 975 de 2005, conocida como “ley de Justicia y Paz” y el acuerdo antes
mencionado.

Se toman varios puntos para comparar como son:

Derecho a la verdad. Una de las diferencias más importantes deriva en la


determinación de los hechos: mientras los miembros de las AUC contaron con la
posibilidad de dar declaraciones libres sin que afectara sus condenas, quienes se
acojan al acuerdo de paz deben realizar una confesión adecuada para poder apelar
a beneficios como la reclusión reducida. Las declaraciones se contrastarán con
investigaciones de la Fiscalía y denuncias de ONG u organizaciones de víctimas
para demostrar su validez.

Tiempos de condena. La Ley de Justicia y Paz aseguró una pena de entre 5 y 8


años para quienes se acojan al proceso. El acuerdo con las Farc da el mismo
beneficio, pero atado a la verdad y reparación previas: en caso de haber una
reparación y verdad tardía o insuficiente, la pena podría aumentar hasta los 20
años.

Participación política. Uno de los puntos comparativos más polémicos, mientras


en la ley de justicia y paz se inhabilitaba para el ejercicio de derechos, funciones
públicas y contratación con el Estado a todos los miembros de las AUC que se
acogieron al proceso; en el tratado de paz del gobierno de santos se da la
transformación de las FARC-EP en un movimiento político legal.

Función/Objetivo. Ambos tenían puntos en común, es que era búsqueda de la


verdad, Acabar con la impunidad, Contribuir a la reparación de las víctimas,
Facilitar los procesos de paz y la reincorporación individual o colectiva a la vida
civil de miembros de grupos armados al margen de la ley; pero hay una diferencia
bastante representativa que el de los paramilitares fue más un sometimiento a la
justicia, pues nunca tuvieron estatus político, lo que sí ocurre con las FARC.

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