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Ensayo sobre la gracia

A lo largo de la historia, el ser humano en su relación con Dios a través de la revelación y al


evidenciar las consecuencias del pecado ha descubierto el papel que ocupa la gracia en su
vida de fe como también los efectos del pecado y la condición de fragilidad que como creatura
posee.
Como considera Schneider (1996): La gracia versa sobre el Dios que es capaz y se halla
deseoso de relación que implica auto donación generosa y que se abre escatológicamente con
la creación, esto hace parte de la gracia en relación al dios filantrópico mientras que, en
relación a la antropología teológica, la gracia es el encuentro de Dios y el hombre en el drama
de su historia de amor.
Sobre esta relación histórica del hombre con su creador debemos remitirnos al relato del Gn 3
que nos narra la caída, de donde parte la relación de gracia y de pecado. Bien sabemos que
nuestros primeros padres (Adán y Eva) fueron creados por la gracia como designio amoroso de
Dios. Recordando (Gn 1, 31) (vio Dios cuanto había hecho y todo estaba muy bien) esto indica
que el hombre desde sus inicios estaba llamado a vivir en la gracia de Dios que se manifestaba
en el paraíso, esta gracia permitía una relación dialogada profunda con Dios (cf. Gn 3, 8b).
Relación que se perdió a través del abuso de la libertad que Dios que en su benevolencia le
otorgo al hombre al haberlo creado a imagen y semejanza de él (Gn 1, 26a) ; aspecto que
(Bergant, 2018) considera: “que el haber sido hechos a imagen de Dios… estaban destinados a
representar dónde y cómo realizaba Dios el poder y la autoridad “. Esto implica que el hombre
al haber sido creado por Dios a su imagen y semejanza por la gracia, este adquiría una gran
responsabilidad.
Tras este hecho Dios no abandonó al hombre a su propia merced, sino que emprendió una
donación para justificar a los pecadores, salvarlos de la muerte y llevarlos a una vida nueva
puesto que todo es gracia ya que esta se implica en el acontecer salvífico.
La salvación de Cristo tiene como objeto la salvación del hombre dominado por el pecado
original, de modo que la primera función de la Gracia es la liberación de esta situación de
pecado. (Sayes, 1993)

La gracia se asocia a la exposición de la auto comunicación de Dios en Jesucristo, que llega a


los hombres a través del Espíritu Santo, y precede a la Eclesiología y a la doctrina de los
Sacramentos.
Con estos argumentos comprendemos, que la gracia es un don sobrenatural de Dios que actúa
en la historia; lamentablemente la doctrina de la gracia ha sido muy controvertida dentro de la
cristiandad, puesto que algunos pensadores no pudieron entender bien este concepto,
planteando ideas heterodoxas que terminaron siendo herejías, esto ha traído como
consecuencia una purificación y esclarecimiento doctrinal.
A lo largo de la cristiandad la doctrina de la gracia ha sido mal comprendida como veremos en
Pelagio Jansenio Bayo, y Molina.
La doctrina pelagiana manifestaba que el hombre puede por sus propios méritos (voluntad)
hacer el bien añadiéndose que el hombre según pelagio no nace con vicios ni virtudes, sino
que está obligado a hacer el bien que les posible en su propia libertad, además considera que
el pecado de Adán solo afectó a el mismo. Los hombres poseen la gracia fundamental de la
creación (ley moral y libre albedrio). El no niega la gracia de Cristo, pero la descuida
esencialmente ya que niega que el hombre tiene la necesidad de una gracia interior para
dominar el orgullo y la sensualidad (Sayes, 1993). Por lo tanto, aunque Pelagio admite la
existencia y la necesidad de la gracia en el ser humano, para él, esta consiste en la libertad del
hombre, es decir, algo que ya posee por naturaleza.
El pecado original (vitium originis) se convirtió en una cuasi segunda naturaleza del existir
humano; a esa percepción se opone la gracia del bautismo, en el que se restablece la imagen y
semejanza de Dios en el hombre (Schneider, 1996). Como habíamos mencionado Pelagio
niega el Bautismo de infantes argumentando: “el pecado de Adán a él solo dañó, y no al género
humano, y que los niños cuando nacen están en el mismo estado en que estuvo Adán antes de
la prevaricación…Pues no nace el pecado juntamente con el hombre, sino que es ejecutado
más adelante por el hombre mismo; porque se prueba que no hay delito de naturaleza sino de
voluntad” (Agustín, 1956, p.391). Responde Agustín “La naturaleza del hombre en su principio
fue creada inocente y sin vicio ninguno; pero en su estado actual, ella, derivada por nacimiento
de Adán, reclama un médico por no hallarse sana (Cristo), sin el cual ni los niños ni los adultos
pueden salvarse, no se da por méritos sino gratis. Fuimos justificado gratuitamente por su
sangre” (Agustín,1956, p.825). Por ende, es necesaria la justificación por cristo y la
regeneración en el baño bautismal
Ahora con relación al pecado es preciso comprender lo que plantea Bayo, teólogo de Lovaina,
quien ha sido condenado como hereje por sus proposiciones. El teólogo lovainense plantea que
el pecado original le ha arrebatado la gracia al hombre creado por Dios, de tal manera que todo
lo que poseía el hombre de “bueno” como criatura ha sido arrebatado para siempre, trayendo
como consecuencia que el hombre esté siempre dominado por la inclinación que lo lleva a
pecar, es por esto, que, para Bayo, después del pecado original, todas las acciones que el
hombre pueda realizar son malas, en efecto, esto es lo que ha dejado el pecado de Adán.
En respuesta a esta herejía, el magisterio responde dando claridad sobre el pecado original
afirmando que el hombre puede cooperar con la gracia, y tiene la capacidad de hacer el bien
moral y conocer la verdad ya que no está corrompido sino herido en su condición natural, con
esto queda claro que aunque se esté en condición de pecado el hombre puede hacer el bien.
(Sayes, 1993).
Otra herejía que surgía en torno al problema de la gracia es el jansenismo que no tenía en
cuenta el orden sobrenatural ni el preter natural del hombre, por ende, afectan los conceptos de
pecado original gracia y justificación, por el pecado de Adán el hombre queda en su naturaleza
desprovisto de integridad, pasa a ser corrupto y depravado, quedando el hombre dominado por
la concupiscencia teniendo voluntad pasiva(no puede escapar al mal), su alma se encuentra en
conflicto, se halla condicionado por la gracia o la concupiscencia, en conclusión, no hay lugar
para la gracia completamente suficiente, ante ello podemos responder basados en San Agustín
que por medio del auxlium quo que es la ayuda sobrenatural que lleva el desempeño en la
acción, tanto en Adán como en su descendencia actúa la gracia eficaz y le ayuda a elaborar su
salvación en la libertad, puesto que el hombre se encuentra deleitado por la gracia y esta no
subyuga la voluntad sino que triunfa sobre la concupiscencia, en conclusión el hombre es
sostenido por la gracia.
La acción de Dios no se ejerce sobre la libertad, sino con, la libertad
consecuencia que con el pasar de los años si no se tiene claro lo que propone el Magisterio
acerca del tema de la gracia, se puede vivir pecando por omisión al creer que se actúa
correctamente

Bibliografía
Agustín, S. (1956). Del Pecado Original (Vol. VI). Madrid: BAC.

Agustín, S. (1956). Tratados Sobre la Gracia (Vol. VI). Madrid: BAC.

Bergant, D. (2018). Imago Dei ¿Imagen o Dividad? Concilium , 645- 655.

Brouwer, D. d. (2017). Biblia de Jerusalén. Bilbao: Desclée de Brouwer.

Sayes, J. A. (1993). La Gracia de Cristo. Madrid : BAC.

Schneider, T. (1996). Manual de Teología Dogmática. Barcelona: Herder.

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