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IMPRONTAS
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Varsovia
...a Mía y Carolina F.,cada una parte de la vívida transparencia que supone
la añoranza…
IMPRONTAS
De la inmensidad que pareciera sin resolución, prospera la única denuncia en la línea
que al trascender separa y también estrecha el cielo con la tierra;pronto el mal de un
improperio se tornará palabra para redimir la finalidad de la belleza. Se permitió
el silencio que excede la tregua como promesa,un corazón, pecado de mezquindad y
arrogancia, siempre deseoso de consumir la ausencia en el sustento de improntas que se
envanecen en la luz,siempre declamación del misterio y de la indignidad que
acompañan la renuncia de su postergación. Y toda injuria fue el amparo de la pureza
mientras el nacimiento de una herida exaltó el ocio de aquella amante que agonizaba
por la divina tolerancia del recelo,que en un presagio de lágrimas era apenas la
incertidumbre de un recorrido paciente y el hastío en el gesto detrás de la soledad,y
suspiraba y decía: “Hacia la ribera del Dios hecho ocaso...aquí, sobre la peana que
abandonaron los padres del infortunio, el batir de alas de un potestad celestial que
tropezó en su fe y se descubrió a sí misma como un apremio de audacia y vergüenza,
corrupción de la miseria, vanidad sin esperanza, sortilegio para el arrepentimiento; la
santidad de su cráneo bajo el vejamen de una corona de vicio y locura. Aquí ,su mirada
fue la desesperación de esta confesión que bien recuerdo:’Nunca quise el paraíso, nunca
pretendía la falsedad y la opresión, nunca me apresuró el elogio a la eternidad, nunca
me preocupó el anhelo de bondad y perdón. Me resisto a la amargura de la culpa,no soy
prisionero del sufrimiento. Prefiere mi ser la verdad y la crueldad de lo terrenal, el
sacrificio y la maldad de una patria atroz y sin ley,el aguijón infernal y la sabiduría del
exceso, el horizonte en llamas y su numen que proyecta la libertad sobre el espíritu
,tentado a reverenciar el caos de la naturaleza. Nunca consentí mi gracia para humildad
de una cruz’...aquí, flores para el desasosiego se dejan ver,mientras me ufano y consagro
al relumbre de un ardor que tiende a envejecer el secreto de la carnalidad proverbial, que
enciende en un rostro sin padecimiento la inquietud.
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a la presencia Selenica.
Ahora, desterrar del pecho el temor y cejar en el empeño de vida,aplacar el deseo de
desprecio que la vastedad mereciera y tributar mi esencia a la justicia y su abismo,
SAMSARA
Presiento el milagro de siglos de inocencia a través del párpado de la mañana,y es que
soy en esta carne
para el cristal que robustece y proyecta mi faz,refugio de la inmensidad que se redujo a
espera.
Los pormenores de toda ciencia palidecen en la fiera que apresura el don de castidad
En la lejanía, vertientes de placer procuran la profundidad de un latir que padece la
intransigencia,
y la cuña que ostenta el deber de inflamar y denostar ya no acompaña el dejo de
repugnancia legado por el alba en que se bebió la tristeza de una adoración
En el sentir inminente, la templanza de un instante de eternidad, la austeridad, y la
soledad
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para foguear la dulzura de lo que es ausencia y traer la imagen virginal que comulgó
Animadamente se burló del desamparo, y sin dudar se pronunció en contra de la luz
acusadora que descendió sobre la proporción de su cuerpo; su cabeza,un desborde de
recuerdos que no recibieron llamado alguno,un desborde de evocaciones traídas tras la
vigilia,mientras apresuró su pacto con lo terrenal; así derramó en el mundo la desgracia
de una bendición desapacible, siendo en la discordia de su palpitar más que su sombra y
carnalidad,más que el tiempo de su rostro,una manifestación de lo irremediable,de
aquello que aunque no evidente es presencia en la vastedad, siendo anfitriona de un
imperio sin afrenta, una reconciliación con lo recóndito y terrible del alma.
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DEL INCONSOLABLE
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haciéndose lo querido,
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la inminencia de la inadvertencia,
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y el sentimiento de derrota.
DEL FORTALECIDO
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el pensamiento de horrores?
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DEL AMANTE
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DEL LOCO
y despojar,legado de parsimonia.
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,hasta la resignación!
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DEL DESFIGURADO
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sin enmendar ,para deleite de los sentidos, DELFOS y el templo que en su corazón
prodigaba las respuestas de los ojos del día, el monte de las musas
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,se corre para destacar el asombro que inquieta mi esencia ,que es
,apenas alivio de pureza, apenas censura del resentimiento y pudor. La visión triunfal
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de la bondad y gratitud.
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LO QUE RESERVABA
Transida en el dejo de inocencia que contenía su voz,me permitía escuchar el consuelo para esa
estación remota que iluminó secretamente su rostro: “Después..”
El resabio de la ignominia y la franqueza que se relego a la dedicación de la mano que en su
esfuerzo animó la desconfianza y la duda,el derroche sin destino que fue el placer,
olvidaba,cuando decía: “Después… Siempre después…”Que en su boca renacía la justificación
del privilegio que acometía la naturaleza, el delirio de un hálito que hacía del deseo más frágil,
perseverancia.
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DESEO
El día atrayendo simplemente la noche que podrá depurar su naturalidad.
El gozo postergando el sufrir sin gesto… Nada aturde más a mi esencia que la promesa y la virtud,
nada me injuria más que Dios y su perdón… Entre nosotros, el desandar de una carnalidad que
busca la fortaleza y se deja seducir por el aroma de la desesperación, para crecer en la suavidad del
reconocimiento que el suspirar apenas resiste,para profundizar un anhelo efímero… Sea procurando
nuestra ruina o encontrando en el aire el bálsamo que pueda arraigarnos a la vida,que el don de la
piel hecha apremio ,traiga la admiración y la codicia de aquellos que se consuelan en la indiferencia
y repugnancia…
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LEGADO
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de un mundo desapasionado
y del maltrato.
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CONFESIÓN
Ahora, al resguardo de una noche que reluce la tutela de su corona,y se hace centro de una
infinidad que arrastra las luminarias del cortejo sin tiempo, vislumbro como hijo de la claridad
que no ciega,el rastro de vanidad, donde la honestidad de la naturaleza que su tesoro despliega
con la servidumbre del entusiasmo, está sometida al final y su ángel confiesa:“Dios en todo su
esplendor asiste al barro de la creación que le pertenece, dejando ser al día, que su majestad
nada oculta, mas preserva para su corte,después, tal tarea ardua,que nace la oscuridad y la vida
palpita en la tranquilidad del sueño que despoja la verdad de lo mundano,entonces todo es
ambición. ”
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DELIRIO
de gozo si susurro:‘DRUSSILA…’
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RENUNCIA
Y mi alma de socorro tiende a la aspereza de un querer que es devenir del prodigio sin deshacer
de la desnudez,que es inquietud, que es callar,pues he renunciado a lo simbólico y muerto,la
pretensión estéril del lenguaje, el valor de las palabras, el artificio del sentir que se consume en
su ponderación y exaltación, pues me he llamado a enmudecer en la voz de mi religión que ya
no ruge el secreto de la plenitud, ni aflora la insinuación de su afrenta en mis ojos ¡Habia
inocencia en mí, todavía la hay!
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PRESAGIO
La carcajada del lunático, estruendo que despierta la curiosidad o la consternación del horror en
quien la escucha,y que a veces merece la admiración y la franqueza del regocijo, y el caminar de
vigor y arrojo que desconoce el prejuicio de un sendero y no describe la torpeza del impulso,
serán para mí las armas de esta necedad que me pertenece como una piel sin habitar
completamente, otra piel ,dones del delirio que acontecerá en mi padecer ¡Constelación
brindada a la posesión de cristal diáfano, gesto que olvidó el movimiento, vacío de la
voluptuosidad, orgullo de la belleza que no aprendió penitencia alguna ,estimación y desdén
sobre mí, que la mansedumbre del otoñar se funda con el valor y la urgencia de un cuerpo que
no se permite perdurar como recelo,tan reconocido y a la vez tan inhóspito para su presentir,y
que más allá de la herencia de esta civilización, del campo que resecara la sangre de la disputa
,del refulgir de ese trono asentado en el lodo de la pereza,del lecho que perdiera el canto de
sirena de todo deseo crepuscular, de las ruinas que reflejen la ceremonia de búsqueda de
ATENAS ,del luto que encallara su pureza donde el tiempo abre las heridas de la compasión, del
apacentar que demora la efusión de la vida,allí, el desoír se vuelva fascinación de los sentidos,
despertar de una emoción que acelere el palpitar, fortaleza del impulso para desentrañar y
conquistar!
¿Será de esta noche y del adolecer de su aroma, el ardid que propicia el presagio de
renacimiento?
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AUSENCIA Y MEMORIA
El oscurecer del terror se abre camino a través del rostro de aquella amante desvirtuada, y la
lección de su mano se torna maldad y fascinación, villanía y codicia que confirma la miseria del
reír que bien pudiera traer el atisbo de una noche para desfallecer; así trasciende la falta de su
presencia y corrompe la ilusión de la memoria.
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CIRCE
la intención de tu temor
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A LAS MUSAS
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enmascarar la verdad
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Al percatarse de mi persona
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adoración y afecto,
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de la mentira,ocasionalmente,
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el triunfo de la esperanza… ”
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el reflejo de grandeza. ”
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,se tiene como virtud antes que como simple manera de pertenencia?
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sino los asemeja; sobre sus cabezas cuando el tiempo de pactos le allana
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contra la prudencia. ”
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al sol esquiva tuvo parte de su frente para destacarse: “Como del lentisco
mas todas las almas que pueden esta virtud merecer en un día
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I
que forzosamente
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II
de su huella,
en el empeño de penitencia
la expresión de mi compañera
y la esperanza de consuelo.
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III
el silencio de la paciencia,
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de nuestra resistencia
y de su confusión,
y desmentir la impronta
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IV
en el acercamiento de la paciencia,
a la pérdida y a la indiferencia. ”
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JADIS
Las cenizas de su esmero, abandono incondicional del beso que concluye el capricho del
reproche, incertidumbre del aire consagrado al mal pueril de los deseos sin voz.
Moldura del rostro que la claridad frecuenta,colmada frívolamente de ternura, con el cuidado
que apaga la veneración, como una realización de prudencia que no sondea el cometido de las
lágrimas.
El resquicio habitual que busca la luz,por donde la hermosura primitiva escapara al designio de
mejores cielos, cielos de remembranzas cuando no del pesar que nunca acoge los confines de la
modestia.
Estrechada por la cercanía de la desventura su alma se subleva con la ciega voluntad de la
ferocidad herida ,en la cima del pecho que ya no resigna la añoranza.
Hazte lívida extrañeza que la sombra de tu querer es la constancia del desvirtuar y la espuma no
puede recuperar la embriaguez de la dicha y el placer,cansa la ofensa de la desidia y eleva a las
alturas de una gloria invenerable la oración por los días que deslizarán sobre la piel la avaricia
imprescindible, el cosquilleo de esa infancia que habita el sueño descarriado de esperanza.
Virginal estrella, designio de soledad, quieta dedicación de antaño, cómo te tiene el poeta en
estimación cual la rosa que a su pecho lleva el enamorado que quisiera vivir por siempre en la
contemplación de la belleza, no olvides que palpito el reflejo sin paz de la última puesta y soy
del temor una renuncia;conoces la vergüenza de mi sonrisa y la herida de mi audacia y nada me
reprochas.
¿Qué no daría la amante sacudida por egoísta anhelo, desnudez que no sabe de desprecio e
indiferencia, ardores inconfesables, por merecer la bendición de tu transparencia?
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La audacia del demonio conviene a su velo.Mujer de voraz mirada que doblegó la voluntad
viril,laureada de orgullo, quimera que respira para malvivir de sus propios caprichos, que
afanosamente ensombrece la virtud, su cabellera bermeja se torna una inquietud acechante que
anega las ilusiones juveniles, taciturna del fango de la noche sin hondura, convendría para su
corazón un sudario de angustia antes que amoroso terciopelo.
El temblor quemante para consolar la notoriedad afligida, riberas de esplendores que brotan sin
saciar la vacilación del firmamento, la llanura acongojada por el pesado andar del tiempo que la
mantiene cautiva y espectante,negando la sequía de su mirada,alarde de nobleza, el enramado
vértigo para el canto susurrante de la compasión, la línea del día como ingenuidad de la
memoria.
Del dolor enajenada dormita en la candidez gallarda de la naturaleza casi queriendo recostar la
cabeza sobre un jirón propicio para la castidad del sueño, impasible ya no espera el tropiezo
prematuro de la cordialidad, ya no precisa el reflejo espejado de su asombro, predilecta como
es,hija de los astros que anticipa la coincidencia más benevolente, amparada como está.
La palma desquiciada de la mañana dividida te espera para prodigarte de caricias que hacen a la
comprensión y a la preocupación, como sólo una desdichada amante conociera.
Ruptura que alumbra el gesto y la finalidad misteriosa envuelta en tristeza, vivencia que
presume de la satisfacción, el grito extraviado de esa profundidad de arrebato,la determinación
que guía mis pasos, el crujir de tardanza de aquella visión aborrecida que me persigue, la sangre
ennegrecida de una herencia que no reconoce el sosiego del tímido partir, que todavía no se
tiene por desobediencia.
Bálsamo que bendice el silencio sacude su cuerpo enfriado por el desamor, la correspondencia
no fue para su seno un esfuerzo, ni siquiera una intención de alivio.
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Te encuentro, la mirada abatida por la aurora que nunca aconteció sin mancillar el ángel
inquieto de la piel, una lividez de muerte que no resiste la grandeza de tu belleza y solamente la
acrecienta, la expresión sin resistencia de quebrantos,los hombros abandonados al desconsuelo,
abrumada de culpas, si el velo que trasluce tu desnudez se desgarrara ahora que la noche
frondosa posterga la presencia lúcida de la lujuria,dejando la insinuación de tus flancos como
un atisbo de premura, sería tu intención de pudor la satisfacción embriagadora de mi pecho
cuando anticipa el suspiro más valioso.
El instinto te pertenece para desencanto de amores que a medianoche se abren para reconfortar
la mirada de la luna que al nocturno firmamento hace delicado afán.
La sonrisa que supone una herida inapreciable por primera vez merece el deseo, el final de la
indignación, la complicidad de la quietud tan vívida como indiferente.
Nada conviene al destino de tristeza que yace en un sueño fatigado de esperanza, un sueño que
demora las palabras de un instante que nunca acontecerá, imagen que desapareció antes de
nacer en las pupilas ciegas.La osadía y el orgullo de las lágrimas alineadas en esa suavidad
incorruptible para deslizar la herencia del mar que en silencio reclamó el retorno de la
sensualidad que al olvido comparece.
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Las estrellas custodian el rojizo enredo de su cabello como los fragmentos irrisorios de un
rostro sin hallar el tiempo del olvido, y su cuerpo se conmueve de rastros apresurados.
Praderas de omiso retorno a la memoria que tantea el azar enternecen su espíritu, noblemente
aceptado por el día de vivencia y experiencia convocado por sagrado fuego de realización.
Para su frente se arroja la delicadeza del beso encomiable que encontrará la humedad de una
gota de rocío que dejara para precipitarse a la abertura celosa de su boca, insignia deseosa de
albergar un nuevo deseo.
Un grano de arena despiadado se desliza entre los dedos paralizados por la sorpresa hacia la
exaltación ciega del abandono sin mayor propósito de transcender la indiferencia.
Sentimiento por desengaño apenas. Quizás la gratitud antes que el consuelo. Pesar de lo
inconcluso, finalidad del reconocimiento. La iracunda confrontación, comparecer. Descuido de
entrega tras la jactancia. El sortilegio constante de lo remozado, impresión de letanía.
Despojada, la vergüenza. Desentrañada la apariencia. Preferencia de tristeza, tranquilidad de la
vanidad. Al resguardo del espanto, permanecer sonriente y orgulloso. La cristalizada voz que
palidece la mesura, lo indómito. La caricia aciaga de la respiración de lo inconfesable.Asentir en
sueños remotos la dignidad de la pertenencia. Remordimiento de libertad.
Ella tendrá la púrpura herida de la esperanza para demostrar que ha vivido y sentido y no
anhelará la casta consideración del alba para su retoño, reflejo ansioso de la infancia que
encarnó con modestia y candor, vacilante fragilidad que le da aires de perdón a su existencia,
servirá a la comprensión y al agrado de la naturaleza renacida como devota generosidad, como
incondicional susurro de presencia.
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Conciliar el sueño antes de codiciar la sensatez con un dejo risueño de obediencia que permite
la entrega, a lo que la tenacidad de la alegría supone la jactanciosa manera de mirar.
La esclavitud del horizonte, la luz de la luna derramando sobre los encantos de tu juventud
desnuda una noble evocación de ternura, una caricia piadosa sin voluntad de
postergar,reverencial descuido.
Conozco la desilusión de la mañana como también el desapego del rocío, transparencia de
sinceridad engañosa,la confesión desnuda de la herida que no se tiene y se presiente.
Supervivencia que tantea la búsqueda anónima del deber olvidado, inconclusa visión que se
deja morir sin disculpas, irremisible la floración de la apariencia que se hunde en la sospecha.
El encuentro de dos miradas que quisieran el perdón, que quisieran que el silencio tuviera su
tiempo, para retornar al enloquecido deseo de la cercanía indomable.
Pudiera corromper el temor la indolencia del roce inesperado que irrealizable mente fuera
ilusoria verdad, quintaesencia de toda gravedad, ahogo de abnegación.
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Fuiste detrás del susurro de la noche, con el ornato que hiciera el realce de tu belleza,
desprovista de tristeza como si tu espíritu no pudiera con tanta animosidad, dispuesta a
describir con tu exaltación un juego virginal de realización, y abandonaste la funesta mentira
del lecho cálido de efímeras pasiones, el velo de coincidencia que acaricia la desnudez menos
predecible, tu anónimo gesto atributo de ilusiones que no merecen la amargura y se consuelan
con la pureza, tu cabello vuelto una agitación que esparció el perfume vigorizante que me
desesperó, tu silencio sin discusión, contrariada de la indeterminación de tu sombra.
Los rostros de una sola máscara ya no elogian tu despertar, suponiendo una ausencia, una
herida que no palpita, una ofensa que no habita la acechanza,y resignados se ciegan a lo que
llegará.
Y olvidaste la paciencia del descanso. Que no te alcanzará la corrupción. Que la vejez no
estragará tu reflejo. Te arrojaste a lo incierto, irracional, desencantado el paso por el
presentimiento de lo extraordinario, como promesa incauta,hacia el encuentro de la verdad
incordial,protegida por patriarcal consejo de búsqueda, y el abrazo de lo infinito se aferró a la
gravidez de esta mirada sin prestigio que todavía te sigue a través de la oscuridad, y tu impronta
es ahora un privilegio de la melancolía que tanto me pesa.
¿Qué visiones ahora te asombrarán? ¿Qué será del sueño de tu languidez? ¿Qué roce te
pertenecerá?
Aquí reina la desvirtuada falta de pasión, el extravío de la imaginación aterrada que no se atreve
a la libertad del deseo, y la indolencia abandonó todo corazón.
Aquí se marchita la naturaleza como cuando DEMETER se desligó de sus deberes y dejó todo a
merced de la indiferencia y el desgano, pareciendo la muerte algo inevitable.
Aquí todo acontece en un interminable y desolador lamento de resignación, siendo cada hora
una forma de indignación de la piel ajena al consentimiento.
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La vastedad del sueño que la piel torna escasez,la mirada remota del destierro donde cabe la
abundancia inagotable de la disputa, la tragedia que se empeña en salvar la memoria.
Un corazón endurecido por la arrogancia, el pulso desbocado, el final del horror y la maravilla
de esa noble gratitud que desconoce el tapiz de la mañana,sacrificio del recelo.
Sin deshacer lo pronunciado el silencio, como nunca una manera de libertad, llena la ausencia
de su voz,último descenso del deseo, prestigio de culpa y desconsuelo de vigilias.
Los males que despliega el impulso salvaje de la pasión a desmedro de la preciosa fatiga, dejan
huellas que no encontrarán reconocimiento alguno entre tanta levedad de la existencia.
El hambre tenida por feroz resistencia convulsiona los miembros, no invita al sueño reparador
,a la vigorizante jactancia de la fantasía que aguarda resguardando la verdadera fe.
Ansías de austeridad sin pertenencia, bendición risueña de la luminaria que como estancia
encontró la misteriosa sospecha, completo rechazo o consumado retraso de lo que fuera la
bondad.
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Tan única que mi memoria fatigas.Tan única que mi piel estremeces a la distancia. Sobre todo
anhelo tu perfume prevalece. Sobre todo sufrimiento sabes perdurar con tu promesa. Promesa
de silencio. Promesa de suspiros. Y lo que me rodea tiende a reflejar tu gesto, un gesto de
contemplación y expectativa que fue más que el calor de los días de infantil tregua.
Tu avidez para medir la celestial desmesura. Tu decoro para agitar mi intimidad. La excesiva
vehemencia de tu postura para enajenarme.
Nada sugiere tanto la muerte como el olvido y te recuerdo consumiendo mi propia vitalidad,
negando el padecer de mi juventud que el tiempo desgasta sin clemencia.
Y sos creciente desborde y fascinación, una visión sonrojada de afecto para alimentar mi
fantasía, audacia de la asistencia más sentida en la soledad que no te amenaza.Así ningún
desencanto conviene a la nostalgia. Así la nostalgia es un compromiso de dicha.
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Un andar aterradoramente santo.El pudor resplandeciente de cualquier secreto para apreciar el
desvelo.No corresponde la franqueza a la muerte.
Penitencia del orgullo, tu vientre ya se eleva haciendo de tu espalda perfecto arco,y la diadema
dorada de tu delicada herencia pende del azar de lo ingrato como incertidumbre de un privilegio
necesario.
Quien desdeñe para confesar la carencia del tiempo, que renueve el engaño del espejo,quien
repruebe la arrogancia de la aurora a fin de hacer su expresión un afán, que incansable pudor y
recelo sea.
Lozanía de una intimidad que se siente incorruptible. Permanencia que al egoísta complace,
consuelo y elogio de la intemperie. Sin provecho dada al derroche,la juventud retorna a su
nicho. Te espera sombría y pesimista máscara para mudar de asombro. Insignificancia de un
instante perdido que esparce su desilusión. La lejanía se conmueve cuando el sentimiento está a
flor de piel. La posteridad tornará la inconstancia de tu parpadear de dudas, una certeza.
Una tregua para la escarpada animosidad de la tierra. Agraciada tu esencia cautiva dejará el
recuerdo cristalino del estío y la suplicante mano de lo que fuera el perdón te llevará por una
senda cotidiana de indiferencia.
Alentar la fugaz caída de la mirada que reprochada hirió la sospecha. Dudar de indolencia con la
primera oleada del día.
Atraer la pena con el descanso que apaga la conciencia para agitar el azar.
Que se abate de orfandad y sufre tu alma, negando la calidez que socorriera tu desagravio, y
suponiendo un ahogo para tus palabras menos inspiradas que interrumpen el silencio.
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La oscuridad se arrastra hasta donde sentí mis despojos, lentamente, y pronto el recuerdo más
preciado será la mezquindad de la contemplación pasiva que llega al cerrar los ojos,incluida tu
mirada parecerá el borrón de un sueño sin estima,y los silencios de tu duda se confundirán con
palabras que nunca fueron dichas,entonces que mi empeño por versar nuestro primer
encuentro no quede como vana intención. Que escapa a la comparación tu gesto de
desaprensión y el reflejo risueño de tu efímera satisfacción no tiene la medida de cualquier
firmamento, de cualquier luminaria, simplemente la rebasa como la mañana al asombro. Posee
la hermosura la suave docilidad de tu orgullo que apenas se ensombrece la ilusión de tu boca
por la intención maliciosa de la noche y el aire de tu vitalidad que con el pecho desnudo
envalentonas hacia la nada,que apenas merece el presentimiento del corazón desposeído de
audacia, pudiera desafiar a la muerte y a su antojo de brevedad tan habitual de desconsuelo y
desesperanza.
Si pudiera el tiempo darle un descanso a la ambición que doblega mi espíritu sublevado del don
de la mesura, a fin de que mis días y mis noches no aventajaran la obligación de redimirme.Si
pudiera la poesía dejar de desangrarme.Si fuera la naturalidad lo que derrochara mi obstinación.
Tendría mi desvarío una oportunidad.
Visión de oquedad que ante mí pareces apurar una despedida, yo nunca idealicé el vacío de tu
falta, no habité el extravío de tu carencia, ni le dí al melancólico viento que te acompaña alas
para la indiferencia de lo mundano,yo sólo te acogí como valiosa dádiva de un secreto que
cordial se abrió a mi extrañeza, como una inesperada tranquilidad.
Visión de indomable vigilia, que traes hasta mí por última vez,la apariencia más querida,la que
corresponde al reflejo de aquélla que supo a través del velo de pesar confesar la nobleza
esencial del sacrificio, a veces hechicera arrogante, a veces inadvertido roce,si puedes legarme
el privilegio de la expectativa, una necesaria correspondencia para sobrellevar la fatiga
inevitable de su ausencia, que así sea.
La irracionalidad se insinua un infortunio que deberé sobrellevar con la urgencia de una lágrima
desterrada,mas este instante recupera la posibilidad del deseo.
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La torpeza de sentir la arrogancia matinal. El crisol del asombro vertido en el llanto. El júbilo
que no encontrara medida de reproche.
El avatar de la cercanía que mengua de palidez, lo espurio de la forma sin intrigar,recelo de
negación, otrora altercado de la infancia que supuso el final de lo sagrado. La esencia sustancial
del sufrir,manojo de respuestas sin bondad, rencor de madrugadas que no merecen la añoranza
febril y el beneplácito de abrazos sin dignidad.
Al ciego querer que la conjura no puede predecir, la preciosa irracionalidad de lo huérfano, la
conciencia de obstinación, la conclusión acechante del espanto que perdona las
faltas,resplandor de contrariedad, y las improntas del juicio estarán latentes en la impudicia
silueta de una fascinación que no merece menos que la sospecha, el incuestionable manar de
los excesos postergados por la lealtad.
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El cadáver del día nos dice que de la compasión sobreviene la enmienda, la remembranza
conviene un canto desatado de luto para la impostura de esta vida que se debate entre la
complacencia y la vigilia,lo demás precisa la juventud como sombrío daño y el designio
completamente ajeno de la ausencia, el gesto ampuloso de abstraída joven que comparte con la
noche el prejuicio de ser y palidecer.
La pesada herencia de la culpa torna cada pensamiento una devota peregrinación sin ansias de
consuelo,insiste para doblegar el ángel del corazón menos corrupto y la mortalidad conviene
una falta que ambiciona descubrirse por antojo de menosprecio y cercanía, sufrida puesta que
cosquillear en la piel,apenas una manera de injuria, un deber inesperado de complicidad y ocio.
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tus rodillas, para contarme algo de esa existencia que te alejó de la
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,que por el juicio que no admite orgullo son el andar que pide permiso
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precisara de sí una absurda negación con la cabeza-de esta manera si quieres saber
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paso resuelto como quien pretende atravesar la ruina que nunca ilusiona
Y le preguntó: “¿Cómo es que en soledad mal te llevas por este lugar de infamia
a dar ocupación aquí ,resulta de una cuenta rápida a ojo tan grande
,que si tuviera que arriesgar la comparación con el pueblo que suplicó ÉACO
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muy pronto y terminó cada uno por su lado en la orfandad del malnacido ,
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“¡Acercate más así me maraville! Qué amplitud la entrada a este sótano de infamia
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a aquélla que se hacía presente para terminar de conducir a éste más allá de
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La herida propuesta por la luz en la frente ceñida por la honradez de espinas es
albores sin prestigiar las raíces del pecado original, las ansias de
deber descuidado de intención de una voz que el aire colmó para legar esto:“Y
sabe sólo el infierno con cuanta displicencia camina el asesino el patíbulo de
su hogar, reconoce sólo la noche el acecho de pesadumbre en sus ojos, que si
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VII
El dilema del suicida que deja consumir su impulso en una cima de discordia que no fue el
acecho de su niñez ,se torna voz de soledad y ausencia: “En vano he consagrado la pesadumbre
de mis pasos al rigor del azar cuando la piel de mi deseo traslucía la indiferencia de lo
predestinado y era esa impronta de espera,sin el desmano de la jactancia, sin la servidumbre del
remordimiento, que desmiente su misterio, entonces el tambor de mi pecho se permitía la
indiscreción del orgullo.Mis ansias podrían reconocerse en la calidez del esfuerzo y mis dedos
traerían la conveniencia del roce que profana, mas esta noche de claridad encuentra mi gesto
desangelado, demostrando la herencia de una fiera que a hurtadillas se sosiega para consumir el
presagio del luto en la penitencia de la luna,mi quietud comí tentación de locura, que pronto
descarnaré el tesoro de mi existencia y ofreceré la risa del condenado sin la obstinación del
panteón que ampara el sueño de compasión...Ah,la sorpresa de la nada,el prorrumpir del
aliento que renuncia a un silencio de fervor, el pesimismo que desiste de la vanidad, la fiebre
que se queda sin trascender la herida broncinea del cielo… No pude descubrir la medida de Dios
en el recelo de mi reflejo,ni siquiera marchitar la osadía que prendió las mejillas de mi transida
amante,tregua del desgano en el lecho de hierbas donde la vigilia de la intemperie cedió a la
promesa de su tersura ,ajena a la corrupción del tiempo. Y ahora, solamente las náuseas y la
miseria para merecer el espanto de la desolación. ”
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