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Cultura y sociedad

La cultura es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una


sociedad determinada. Como tal incluye costumbre práctica, códigos,
normas y reglas de la manera de ser vestirse, religión, rituales, normas de
comportamiento y sistemas de creencias.

La sociedad es el conjunto de individuos que comparte fines, conductas y


cultura, y que se relacionan interactuando entre sí, cooperativamente, para
formas un grupo o una comunidad.

La concepción desarrollada por la antropología y la sociología son cultos


todos, los seres humanos y todas las sociedades incluyendo a sus clases
desposeídas, grupos oprimidos y a las sociedades primitivas, en la acepción
elitista solo es una parte de la sociedad, la idea de que una política cultural
debe tener como propósito que el mayor número de personas adquieran
más o mejor cultura.

La cultura es el rasgo distintivo de lo humano. En las praticulturas ya se


dan una serie de rasgos de socialización que suponen un aprendizaje. Así la
cultura resulta el verdadera nicho ecológico del hombre el cual no nace con
instinto social y sí con una estructura psicomotora fuertemente
dependiente. Así nuestra vida social se funda en el aprendizaje, el cual
capacita al individuo para realizar roles sociales y es la cultura lo que se
aprende en la socialización proceso por el cual; Los individuos desarrollan
una capacidad como resultado del aprendizaje de una cultura donde: Una
cultura es transmitida de generación en generación.
Por medio del proceso de socialización los individuos son enseñados a
comportarse mediante unos patrones culturales siendo los individuos
moldeados por los contextos donde estas culturas se desarrollan.
La cultura determina cuál de los muchos caminos de conducta elige un
individuo de una determinada capacidad y la cultura puede ser una base de
predicción de la conducta diaria del individuo y se busca la ejecución de las
rutinas sociales. La cultura es una herramienta que permite situar y precisar
el verdadero contenido social y así el concepto de cultura ha sido
considerado como el de mayor importancia para la Sociología.
La cultura se identifica al menos por un componente socio estructural, un
referente conductual y una base material. Sociedad y cultura son términos
imbricados pero no son lo mismo. Su matriz diferenciador es analítico.

Es importante diferenciar entre dos conceptos complementarios e


interdependientes: Sociedad y Cultura.
La sociedad es el conjunto de relaciones sociales que se dan en un hábitat y
la cultura es lo que da forma y envuelve a esa sociedad.

En una cultura, se pueden mover diferentes criterios, dentro de cada


contexto social pueden ser importante unos valores más que otros. La
adaptación a la cultura y a los valores de una determinada sociedad
dependerá de las circunstancias socioeconómicas y personales de cada
individuo o grupo social.

La cultura es un constructor social, y por los tanto también cambian los


hábitos que se constituyen como pautas culturales y socialmente aceptadas.
Los comportamientos más o menos saludables adquieren diferente
dimensión en función de la trascendencia social que tengan en un momento
determinado. La educación para la salud es fundamental en las sociedades
para:

– Modificar conductas no saludables.


– Promocionar conductas saludables.
– Provocar procesos de cambio social.

Los estilos de vida no pueden obviarse a la hora de tomar decisiones sobre


la salud de la población.

La propia percepción del paciente sobre su salud debe tenerse en cuenta. Es


el componente subjetivo de la salud.

La relación cultura – salud es compleja y constituye todo un reto para las


sociedades: cómo entendemos la salud desde las diferentes culturas que
conviven en un territorio, cómo entendemos la enfermedad, qué valor se le
da a las conductas saludables, qué significan para nosotros los riesgos para
la salud, etc.
Historias de la cultura y sociedad
La Cultura y la Sociedad no están ajenas a la conformación que efectúan
los procesos históricos. Pero aclaremos, cuando hablemos de Cultura o de
Sociedad nos remitimos a nuestro mundo occidental. Estas nociones son
del todo incomprendidas o inconmensurables – para tomar prestado de
Kuhn una de sus definiciones más caras – en los grupos humanos que son
el objeto de estudio de los etnólogos. Y esto no lo descalifica porque no
"tienen cultura" o la actitud indagatoria al respecto. Simplemente no se
preguntan sobre ella, la experimentan.
Encontramos que los romanos denominaban cultura a la educación propia
de cada hombre. Los griegos le llamaban al mismo fenómeno paideia.
Este verdadero perfeccionamiento "espiritual" era la diferencia por
excelencia con el resto de los seres vivos. Y como cada sociedad "tasa" en
cierta manera al mundo que la rodea con el aquí y el ahora, vemos lo
traslaticio en el hecho de proyectar su propio mundo agrícola – el
trabajo del hombre con el suelo en su proceso de transformación de
la naturaleza – al mundo humano. Ser culto era estar cultivado por ciertas
"artes".
Estas artes eran la filosofía y la poesía por ejemplo. Que estaban al lado de
ciertos conocimientos sobre el universo – macrocosmos – y sobre sí mismo
– el microcosmos – La búsqueda de la "verdad" era el objetivo máximo. La
aspiración mas allá de sí mismo.
Pero... éste conocimiento per. Sé solo podría "encontrarse" si el hombre en
cuestión estaba inserto en la sociedad, en la polis.
Tanto Aristóteles como Platón marcaron otra diferencia: que
el individuo solo puede formarse en la relación que mantiene con su
sociedad.
Este ángulo del binomio Cultura y Sociedad comportaba cierta
contemplación de la vida, exenta de toda practicidad, de toda manualidad.
Vemos así como el mundo antiguo se conformó sobre la base de una
relación fija del proceso cultural y social de los hombres.
El tema así planteado sobrevivió en la Edad Media hasta el Renacimiento,
que pese a insuflar aires clásicos a la estructura asfixiante de reyes e
iglesias pudo con Pico Della Mirándola replantear lo activo de la
"sabiduría" humana en las labores "como parte integrante" de la Cultura.
¿Qué Relación Existe entre Cultura y Sociedad?

La relación entre cultura y sociedad es estrecha, tanto así que rara vez
podemos hablar de una sin mencionar la otra.

Son muchos los trabajos y libros publicados que pretenden describir las
complejas relaciones entre sociedad y cultura desde diferentes perspectivas

Muchos autores concuerdan en que no es posible entender la sociedad


humana sin entender la cultura humana.

La relación es debida a que el comportamiento social del hombre, sea


económico, político, moral, religioso, o de otra índole, está dominado por
la cultura de su grupo.

La antropología, la sociología y la psicología son algunas de las principales


disciplinas que se encargan de estudiar las relaciones entre cultura y
sociedad. Estas disciplinas permiten conocer los aspectos de la condición
humana basándose en la influencia que tiene la cultura en los individuos y
la sociedad en general.

La presencia de la cultura implica el uso de símbolos a través de los cuales


los individuos aprenden a modificar su comportamiento al entender los
significados de lo que se comunica.

Esta modificación de los comportamientos a partir de símbolos permite el


establecimiento de las sociedades.

En general, la cultura genera valores, instituciones y herramientas que


modifican las relaciones sociales a través de un lenguaje de símbolos que
se pueden heredar para mantenerse en la sociedad (manifestados como
tradiciones de la sociedad) o modificarse con el tiempo (manifestados
como desarrollo de la sociedad).
Evolución: La cultura como un factor diferencial

Después de los trabajos de Charles Darwin, muchos científicos volvieron a


ver al ser humano como un mero animal, solo con algunas particularidades
respecto a los demás animales.

Debido a esto, muchos intentaron explicar las relaciones sociales humanas


de igual manera que lo hacían para otros animales.

Más recientemente, se ha aceptado que se debe reconocer la importancia de


la cultura como una fase distinta de evolución que en otros animales se
manifiesta de manera mucho menos compleja.

Si esta característica no se tiene en cuenta, muchos de los procesos sociales


en el ser humano no son explicados correctamente.

La cultura como un factor diferencial en los grupos humanos también


evoluciona con el tiempo.

Los símbolos a través de los cuales se construyen los patrones de


comportamientos sociales cambian cuando se desarrollan los
conocimientos, los valores y las técnicas.

Con la evolución de los símbolos los patrones de comportamiento social


también cambian.

¿Cuál es la diferencia entre Cultura y Sociedad?


Cultura y sociedad son un par de conceptos que debido a la cercana
relación que guardan muchas veces son confundidos e intercambiados. Esto
sin mencionar que por sí solos puede resultar complicado darles una
definición, lo que dificulta la distinción mutua. Lo cierto es que ambos se
complementan y es necesario comprender uno para poder terminar de
entender el otro.
REFLEXIONES SOCIOLÓGICAS: CULTURA Y SOCIEDA

Más del 50% de los seres humanos vivimos actualmente en ciudades. Las
ciudades son el mejor ejemplo de lo que llamamos sociedades complejas,
heterogéneas y dinámicas porque una ciudad nunca está acabada y su
población está en constante transformación alimentada por flujos
continuados de entrada y salida de personas.
A lo largo de la historia, ello ha ido gestando un modo de vida muy
complejo caracterizado por la inexistencia de un conjunto de creencias,
valores, hábitos y costumbres cerrado, hermético y sin fisuras. Si miramos
a nuestro alrededor en cualquier plaza de una ciudad podemos observar en
ella gentes muy diversas. Y, si escuchamos sus conversaciones
encontramos distintos idiomas, distintos credos religiosos, distintas formas
de ver la vida.
La diversidad cultural ha sido muy buena para las sociedades. Las ha
dinamizado, ha hecho de la ciudad fuente de innovación, inspiración y
creatividad al permitirnos observar rápidamente que las cosas se pueden
ver desde muy distintos puntos de vista y que ninguno es perfecto.
La diversidad cultural aumenta muy rápidamente con las migraciones. Las
sociedades que ven salir a sus gentes hacia otras ciudades y países
rápidamente aprenden la proximidad de éstas, se alimentan de lo que
aquellas aprenden en tierras antes “extrañas” y aumentan el depósito de su
cultura. Y, las sociedades que reciben a migrantes aumentan también sus
influencias culturales con el idioma nuevo en sus calles, con ideas
religiosas diferentes, con gente en sus plazas que traen otros valores y
creencias.
Así le ha ocurrido a las ciudades y pueblos de España de forma muy
intensa desde la última década del siglo XX. En el año 2000, habitaban
España 924 mil personas nacidas en otros países, apenas un 2,3% de la
población total. En la actualidad hay algo más de cinco millones y medio
de personas consideradas extranjeras repartidas por las ciudades y pueblos,
venidos de países como Rumanía, Marruecos, Reino Unido, Ecuador,
Colombia, Alemania, Italia, Bolivia, china y otros muchos países de todo el
mundo. Y, aunque a partir del año 2011 hubo un ligero descenso de
personas debido a la crisis económica, la pluralidad cultural ya está muy
asentada en las ciudades de España.
El proceso de rápido aumento de la pluralidad cultural ha generado
conflictos y tensiones en muchas ciudades, especialmente en los países de
inmigración como en los alrededores de París en el año 2005, en barrios de
Londres y de muchas ciudades del Reino Unido en el año 2011 o en
Madrid o Barcelona El Ejido en distintas ocasiones desde el año 2000. Esos
conflictos están asociados a problemas estructurales y culturales. La
desigualdad es una de las principales razones para explicar muchos hechos
violentos pero no es suficiente. Las diferencias de, idioma, valores y
creencias han sido muy a menudo elementos centrales para la movilización
de los grupos sociales, que les ha ayudado a cohesionarse internamente y
así poder defender juntos sus intereses. Y, a su vez, esas diferencias
también han sido aprovechadas por gobernantes y los grupos que dominan
en nuestras sociedades para decir que esos conflictos violentos eran culpa
de que los denominados “extranjeros” tendían a ser delincuentes,
malhechores o gentes que no querían integrarse en la “buena sociedad” que
formamos los de aquí, adoptando unos supuestos mejores valores y
creencias.

Además de la diversidad cultural venida de fuera, una ciudad es diversa


culturalmente gracias a esa fuerza de innovación que hay dentro de ellas y
que se materializa en las generaciones más jóvenes. Los miembros más
jóvenes de una sociedad compleja se empapan a lo largo de su
socialización escolar, a través de los medios de comunicación, de la calle,
de sus amigos y de sus familias de numerosos valores y creencias que están
en su entorno, en las gentes que observan, hablan y actúan a su alrededor.
Y, además, ellos viven experiencias distintas que sus mayores, se enfrentan
a retos nuevos, y necesitan darles solución. Muchas de las soluciones de las
generaciones nuevas suelen ser innovadoras respecto a las anteriores,
síntesis de su experiencia y su diversa cultura aprendida. Y así, en la
ciudad, conviven viejas y nuevas soluciones expresadas en los hábitos y
costumbres de sus gentes. Por ejemplo, hoy está ocurriendo con las
bicicletas, los patines y los monopatines que se han convertido no sólo en
una fuente de diversión sino que sirven de forma de desplazamiento por las
ciudades y de expresión entre el arte y la actividad deportiva de los jóvenes
de la ciudad. Pero ello aparece ante los ojos de algunos como fuente
también de conflictos debido a la incomprensión de las costumbres de los
demás en unos y otros.
El investigador, el analista social Y el político que desea encontrar
soluciones necesitan comprender esa diversidad, su origen, sus riesgos y
sus potencialidades. La cultura es un concepto fundamental para entender
los principales interrogantes a los que debe enfrentarse en su actividad
profesional. Hay que entenderla como algo dinámico, no es tradición, no es
estático. La creamos, la desarrollamos los seres humanos, la aprendemos y
la modificamos. Y, de ese modo, ayuda a las sociedades a adaptarse mejor
a sus retos históricos.

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