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RESUMEN
PALABRAS CLAVE
INTRODUCCIÓN:
La desigualdad en el Perú tiene – metafóricamente – un rostro, el de una
adolescente andina, campesina, quechua-hablante, posiblemente embarazada por
violación y que aún sabe leer ni escribir. Hace un par de años, se publicó un artículo
periodístico sobre tal problemática, denominado “El sistema educativo refleja la enorme
desigualdad de género en el Perú”, y su autora, CASTILLO (2017), precisó con datos y
estadística como es que aún mantenemos en el país una brecha de género – especialmente
notoria en la educación – entre hombres y mujeres, y que es enorme.
Existe el fin de lograr la igualdad de género, eliminar la discriminación y violencia
por razón de género; sin embargo, pareciera que, a pesar de los esfuerzos y recursos
destinados, estamos aún ante un latente tema estacional y se hace poco o nada para salir
de ahí, pese a que sabemos que este tiene su génesis y vigencia en conceptos basados en
discriminación y la normalización de la violencia contra la mujer a consecuencia de la
sencilla condición de ser tal. Precisamente, tales problemáticas se caracterizan por las
contribuciones y omisiones de la sociedad e individuos por normalizar y perpetuar
papeles estereotipados y que son – sencillamente – innecesarios.
Existe un largo camino emprendido por el Estado y la sociedad civil para lograr
el objetivo de la reivindicación de los derechos de la mujer, y la consecuente garantía de
un desarrollo efectivo del enfoque de género, uno que vaya más allá de una nomenclatura
y que, a su vez, garantice la viabilidad y éxito para la determinación e implementación de
instrumentos y políticas públicas que luchen contra la brecha educativa entre varones y
mujeres en el país.
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MUJER, DERECHOS HUMANOS Y SU CONTENIDO
Una de las actuales y vigentes restricciones a la capacidad de obrar de las mujeres
es el desconocimiento por parte del Estado, sociedad e individuos de ideales y prácticas
liberales e igualitaristas, pese a que su relevancia ha partido del consenso internacional
sobre el derecho a la igualdad como un componente esencial de los derechos humanos y
de su característica de universalidad, exigencia implícita del orden nacional e
internacional basado en derechos.
Este paradigma relativo a las vulneraciones de derechos que sufren las mujeres
trasciende aún más cuanto en el propio ámbito nacional, no reciben de parte del Estado el
tratamiento de vulneración de derecho humanos, haciendo mucho más dificultoso abordar
esta primera cuestión planteada, pues es un reto injustificado para la defensa – en
específico – de los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres.
Como se precisó, en nuestra dinámica social existe una enorme desigualdad de
género en el país, sea, en principio, por la incoherencia entre la articulación de políticas
públicas y el estatus jurídico y fundamentación de los derechos destinados a la
construcción de estados de bienestar y desarrollo. Esta situación es manifiestamente
contradictoria con los fines de protección social de la persona, pues se descuida atender
las necesidades destinadas a la mejora de condición de vulnerabilidad de las mujeres
Desde la exigencia del derecho internacional, principalmente de los derechos
humanos, la problemática abordada es objeto de crítica – en principio – desde el
significado del desarrollo de los derechos fundamentales y, por lo cual, se plantean
argumentos para atención de la mujer, como titular de derechos humanos.
Al respecto, RUSSO (1999) mencionó que los derechos humanos son los derechos
fundamentales de la persona humana, tomando a ésta en tres dimensiones: como ser físico,
como ser psíquico y como ser social. Esa aproximación implica tomar una decisión,
desplazando un criterio objetivo (catálogo de derechos) hacia uno subjetivo (definición
de persona). (pág. 36)
A su vez, sobre el contenido de los derechos, BIDART (1989) nos refiere sobre el
hombre (entiéndase varón y mujer) que no se conforma con que su libertad quede exenta
de interferencias injustas, porque hay circunstancias sociales por las que se reclaman algo
más: demandan que su libertad estrangulada se explaye, que sus derechos bloqueados se
vuelvan accesibles, que sus obstáculos se remuevan. que los condicionamientos
deficitarios se funcionalicen. (pág. 32). Sin embargo, ante la afectación constante de los
derechos de la mujer física, psíquica y socialmente, aún no trasciende en la medida
necesaria de la exigencia de atención y defensa sus derechos, perpetuándose así las
diferencias en desigualdades injustas.
Por lo anterior, es lamentable que, aspirándose a ser en una sociedad moderna,
democrática y constitucional, la competencia del Estado sobre la protección de los
derechos fundamentales de toda persona no esté garantizado, más aún si este poder deber
tiene por primera razón la posesión del monopolio del poder coactivo y su legitimación
es basada en el sentido mínimo de protección de los derechos humanos.
Sin embargo, mediante el principio de igualdad, como eje central del acuerdo
propio de nuestra sociedad, se aspira a contar con condiciones que permitirán abordar las
brechas de género; puesto que, una vez canalizada mediante lineamentos generales, es
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plausible aplicar principios subsecuentes como la equidad. Precisamente, AGUDELO, M.
(2004), en relación a la finalidad y naturaleza de los derechos humanos y conforme a la
filosofía de RAWLS, indica que se justifica la existencia de un derecho de gentes que
respete los derechos humanos fundamentales, con alcance universal, como producto de
un acuerdo propio de sociedades liberales y no liberales. (pág. 146.)
MUJER, IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN
Hoy en día, apreciamos que sociedades y Estados occidentales precian el
reconocimiento – universal – de los derechos, garantías y libertades de sus habitantes, y
entre aquéllos – en primer lugar – el derecho a la igualdad. Sin embargo, el tema está muy
lejos de ser idílico: desde las dificultades de la propia definición del concepto de igualdad.
No obstante, la igualdad es en principio, un valor de relevancia global en los sistemas
civiles y políticos modernos y, necesario para instituir el Estado social, democrático y
constitucional de Derecho en el que vivimos.
Precisamente, MONTOYA Y SÁNCHEZ-URÁN (2007) indican sobre la igualdad:
(…) Su fundamento es el reconocimiento de la igual dignidad de todos los seres humanos
por el hecho de serlo –dignidad que es innata a la persona e inalterable por razón de las
circunstancias–, lo cual se traduce en la afirmación de una serie de derechos
fundamentales inviolables y en la asignación al poder político de la función de
garantizarlos y de facilitar su ejercicio. Como todo valor, la igualdad tiene a la vez un
sentido fundante del sistema jurídico–político y un carácter teleológico, en cuanto meta u
objetivo del sistema. (pag.1)
A su vez, BAYEFSKY (1990) refiere que la igualdad es tanto un principio como un
derecho, del cual, lo Estados y organismos internacionales se han venido abocando en su
desarrollo y promulgación (aún con definiciones diversas), pero que jurídicamente son
elementos definitorios legítimamente exhibidos juntos como el significado único de todas
las disposiciones de igualdad en el derecho internacional y en sí constituyen temas
consistentes en la jurisprudencia internacional existente.
Precisamente, contamos con lineamientos jurisprudenciales del Comité de
Derechos Humanos, que confirman que el derecho a la protección contra la
discriminación es relevante a fin de garantizar los derechos fundamentales de igualdad y
dignidad humana; así, por ejemplo, en el caso NAHLIK V. AUSTRIA (1996) se aprecia en
su fundamento 8.2. la siguiente observación:
El Comité ha tomado nota de la alegación del Estado Parte de que la comunicación es
inadmisible (…) por referirse a una supuesta discriminación en el marco de un acuerdo
privado respecto al cual el Estado Parte no tiene influencia alguna. El Comité observa
que, en virtud de los artículos 2 y 26 del Pacto, el Estado Parte está obligado a velar
porque ninguna de las personas que residan en su territorio y estén sometidas a su
jurisdicción sea objeto de discriminación alguna y que, por consiguiente, los tribunales
de los Estados Partes tienen la obligación de proteger a las personas contra la
discriminación, tanto si se produce en la esfera pública como entre partes privadas (…)
En tal sentido, el Estado, en relación al derecho/principio de igualdad, tiene ante
el poder y la potestad coactiva del control social, en contraposición, el deber negativo de
no incurrir en la discriminación, que generan normalmente desigualdad, intolerancia y
violencia; así mismo, tiene la obligación positiva de proteger a las personas contra la
misma, mediante acciones de carácter general y/o especial a fin de garantizar la plena
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igualdad efectiva de las personas. La igualdad como derecho, principio y valor, tiene una
pertinencia esencial para el desarrollo progresivo de los derechos humanos, a su vez,
como ayuda como punto de comparación con los instrumentos normativos y técnicos que
entendemos que discriminan activa u omisivamente.
Específicamente, en el caso de la mujer, ya hemos señalado que se normalizan
escenarios que aún prevalecen en determinados Estados, donde se las conceptualiza como
de “segunda clase” en lo que respecta a derechos fundamentales como la nacionalidad y
la ciudadanía, la salud, la educación, los derechos conyugales, los derechos al trabajo,
entre otros.
Históricamente, en el ámbito interamericano, la igualdad de la mujer ha recibido
una atención superficial con la consecución de políticas inclusivas y menos
discriminadoras, aproximadamente hasta la mitad del siglo XX; ya con posterioridad, han
tenido a la fecha un trato especial y de manera progresiva. En principio, se tuvo la
adopción de una serie de instrumentos sobre sus derechos civiles y políticos, como, la
Convención sobre la nacionalidad de la mujer de Montevideo (1933), la Convención
Interamericana sobre la concesión de los derechos políticos a la mujer, y la Convención
Interamericana sobre la concesión de los derechos civiles a la mujer, Bogotá (1945).
Sin perjuicio a lo anterior, sobre al ámbito de la no discriminación en la educación,
destaca la Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la
enseñanza (1960), en tanto, mediante este instrumento se define y prohíbe la
discriminación en general y las especiales; tal como precisa:
Artículo 1: 1. A los efectos de la presente Convención, se entiende por “discriminación” toda
distinción, exclusión, limitación o preferencia fundada en la raza, el color, el sexo, el idioma, la
religión, las opiniones políticas o de cualquier otra índole, el origen nacional o social, la posición
económica o el nacimiento, que tenga por finalidad o por efecto destruir o alterar la igualdad de
trato en la esfera de la enseñanza y, en especial: a) Excluir a una persona o a un grupo del acceso
a los diversos grados y tipos de enseñanza; b) Limitar a un nivel inferior la educación de una
persona o de un grupo; c) A reserva de lo previsto en el artículo 2 de la presente Convención,
instituir o mantener sistemas o establecimientos de enseñanza separados para personas o grupos;
o d) Colocar a una persona o a un grupo de personas en una situación incompatible con la dignidad
humana; 2. A los efectos de la presente Convención, la palabra “enseñanza” se refiere a la
enseñanza en sus diversos tipos y grados, y comprende el acceso a la enseñanza, el nivel y la
calidad de ésta y las condiciones en que se da. (…) (p. 25).
Por su parte, en los últimos 20 años, países como el Perú, han adoptado
mecanismos destinados a generar mayor igualdad de género, por ejemplo, mediante
acciones de equidad y justicia para la prevención de la violencia contra la mujer, mediante
la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer (1995) y; medidas para la promoción de principios de igualdad y de no
discriminación a fin de garantizar una plena igualdad jurídica efectiva, por medio de
medidas especiales, tal y como lo plantea la Convención Interamericana contra toda forma
de discriminación e intolerancia (2013).
En tal sentido, la importancia de la igualdad y no discriminación hacia la mujer,
en la educación, permite construir una sociedad más incluyente, igualitaria, justa y
diversa, ya que el beneficio no se realizará a nivel básico y/o superficial, pues, un criterio
de equidad, de igualdad plena, cuenta con un enfoque que englobe a la ciudadanía,
principalmente los motores sociales, como lo son los vínculos familiares. Ahora bien, el
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concepto de equidad dentro del sistema educativo, es en sí un término indispensable
puesto que no puede hablarse de una igualdad, efectiva y/o plena sin esta.
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y físico (artículo 15), la libertad de cátedra (artículo 18), y la libertad de creación de
centros docentes y universidades (artículos 17 y 18).
Adicionalmente, la educación se configura como un servicio público, en la medida
de que se trata de una prestación pública y obligación del estado, a fin de garantizar la
continuidad de los servicios educativos, el de aumentar progresivamente su cobertura y
calidad. Al respecto, el fundamento 11 de la STC correspondiente al Expediente 04232-
2004-PA/TC, hace referencia a que el Estado tiene la responsabilidad de tener siempre
como premisa básica que el derecho a la educación como todos los derechos
fundamentales (e incluso las disposiciones constitucionales que regulan la actuación de
los órganos constitucionales) tienen como fundamento el principio de la dignidad
humana.
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EDUCACIÓN, IGUALDAD DE GÉNERO Y POLÍTICAS PÚBLICAS
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Con relación a lo señalado, surge la interrogante a responder, ¿Por qué un Plan
Nacional de Genero?, la respuesta tiene como antecedente que el Perú suscribió los
acuerdos de la Plataforma de acción de Beijing (1995), concretando así su compromiso
con la erradicación de las brechas de género y de toda forma de discriminación por sexo.
En la referida plataforma, los Estados expresaron su decisión de promover los objetivos
de igualdad, desarrollo y paz para todas las mujeres del mundo, en interés de toda la
humanidad. A continuación, expondremos ejemplos de políticas públicas destinadas al
desarrollo de acciones educativas con enfoque de género.
Sin embargo, aún con estos esfuerzos, el MINEDU (2018), a través del documento
“Perú: ¿cómo vamos en educación?” precisa una conclusión negativa respecto al acceso
a la educación en el país:
(…) conforme al cada año respecto al inmediatamente posterior, se encuentra que existe
una brecha estadísticamente significativa entre los años 2015 y 2017. Esto sugiere que el
crecimiento ha sido constante a través de los años, y que es muy probable que el
incremento mayor de estos últimos tres años guarde relación con las políticas del sector
educación de incremento de acceso a este nivel. (pág. 31)
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1) PROMOVER la igualdad de género en los distintos ámbitos de la malla curricular,
2) FORTALECER el sentido normativo y respaldo constitucional dentro de nuestra
sociedad, 3) REDUCIR las obstaculizaciones que en muchos casos es el Estado
propiamente quien interfiere para no canalizar el mensaje, 4) GARANTIZAR que la
información recabada sea conducente dentro de nuestra sociedad y, 5) El VALORAR ya
que vivimos en una sociedad que rige pensamientos críticos que no tienen sustento.
La justificación de la presencia de tales verbos – resaltados – guardan estrecha
relación con el contenido de la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (1979), el mismo que es de obligatorio cumplimiento para
el Estado peruano, y que fue aprobada por Resolución Legislativa Nº 23432, publicada el
05 de junio de 1982. El instrumento de ratificación fue depositado el 13 de septiembre de
1982 y el tratado es vigente desde el 13 de octubre de 1982.
Precisamente, contando con una referencia normativa nacional e internacional,
que es mejor caracterizada con los verbos rectores destinados a dar contenido a las
prácticas y políticas públicas educativas, el primer paso recomendado llega a ser la
aplicación del lenguaje inclusivo en la dinámica escolar, la cual estimamos deba de
incorporarse dentro de las sesiones de clase y labor de guía humana, a cargo de los
docentes que desarrollan cada uno de los distintos cursos y espacios de integración. Sin
perjuicio a lo anterior, se debería tomar más importancia en el ítem de la motivación
puesto que aquí recaería sobre el docente en poder desarrollar sus clases que estén acorde
a sus distintas asignaturas.
Conforme a lo mencionado, el docente deberá de recibir capacitación
especializada por parte de los organismos ejecutores educativos, como lo son las
Unidades de gestión educativa local de las diferentes provincias del país (UGEL, por sus
siglas en castellano). En ese sentido, a nivel normativo y gestión, se requerirá de una
resolución emitida por el Ministerio de Educación que ordene sobre este punto la
implementación correcta sobre un lenguaje inclusivo con enfoque de género.
Cabe precisar que la medida planteada requiere del respaldo constante de las
autoridades competentes y la observancia debida de las distintas resoluciones que ya
desarrollaron el tema sobre el enfoque de género, en tanto, estos ya reconocen que existe
una problemática frente a un lenguaje inclusivo respecto a la equidad educativa en el Perú.
Seguidamente, es ideal elaborar propuestas innovadoras de aplicación de acciones de
fomento de la igualdad de género, en los distintos niveles de gobierno, y a fin que puedan
incorporar en sus políticas marcos que establezcan la igualdad de género.
Por ello, y más a profundidad con el desarrollo de la medida planteada, estimamos
que se cuente con el respaldo de una política nacional de manera cooperativa, con el
ministerio de la mujer y poblaciones vulnerables, el instituto nacional de estadística, entre
otros que básicamente refrenden la contextualización de nuestra sociedad.
De otra parte, respaldamos la iniciativa de incorporación de un curso denominado
“Enfoque de género”, dicho título responde literalmente a lo que se refiere consideramos
que no debería ser envuelto en algo que claramente se menciona como es “enfoque de
género”, para erradicar toda discriminación de género en niños y niñas. El curso estaría
desarrollado en tres agrupaciones el primero relacionado al contexto social y humano, el
segundo derechos fundamentales y/o humanos y tercero la igualdad.
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Tal iniciativa, técnicamente, cuenta con el respaldo de la UNESCO para su
fortalecimiento de la realidad que se vive en el Perú y poder comprender de manera
general el reconocimiento progresivo que se llevaría a cabo. Así mismo, propiamente el
desarrollo de las agrupaciones como es el contexto social y humano relacionado a los
cursos de personal social puesto que se dará un enfoque a partir del desarrollo de la
problemática que viven en la realidad.
Finalmente, se deben de profundizar contenidos sobre los derechos fundamentales
y/o humanos también relacionado al curso de educación cívica para que puedan revalorar
sus derechos a un libre desarrollo, bienestar, autonomía, dignidad bajo los parámetros que
el estado peruano faculta y que otros países también son participes, en tanto, la igualdad
en democracia constituye un equilibrio que se relaciona especialmente a un acceso,
desarrollo para las mujeres.
CONCLUSIONES
1. Nuestra dinámica social advierte que existe una enorme desigualdad de género
en el país, sea, en principio, por la incoherencia entre la articulación de políticas
públicas y el estatus jurídico y fundamentación de los derechos destinados a la
construcción de estados de bienestar y desarrollo.
2. La importancia de la igualdad y no discriminación hacia la mujer, en la
educación, permite construir una sociedad más incluyente, igualitaria, justas y
diversa, ya que el beneficio no se realizará a nivel básico, cuenta con un
enfoque que englobe a la ciudadanía, principalmente los motores sociales como
son los vínculos familiares.
3. A nivel internacional, existen instrumentos de derechos humanos que también
reconocen a la educación como un derecho fundamental y como un servicio
público que desempeña un papel decisivo para el logro de la igualdad entre los
géneros y la eliminación de la discriminación y violencia por razón de género.
4. Las políticas públicas educativas peruanas no tienen que ser ajenas al marco
internacional de derechos humanos, en principio porque son de importancia
para el crecimiento y mejora educativa, y que a su vez influye en el avance y
progreso como sociedad en el enriquecimiento de valores y conocimientos.
5. Es necesario un desarrollo a profundidad bajo un enfoque basado en derechos,
derechos fundamentales – a propósito del derecho a la educación y la igualdad
de género.
6. Abordar las desigualdades de género ante la insatisfacción de las necesidades
de las mujeres en relación al derecho a la educación, ha demostrado que las
políticas públicas educativas no son equitativamente desarrolladas.
7. La equidad educativa, es relevante para la progresividad del derecho a la
educación y bienes constitucionales conexos, en tanto, garantizarlo desempeña
un papel decisivo para el logro de la igualdad entre los géneros y la eliminación
de la discriminación y violencia por razón de género.
8. Contando con una referencia normativa nacional e internacional y una mejor
caracterización de verbos rectores destinados a las prácticas y políticas públicas
educativas, el primer paso recomendado llega a ser la aplicación del lenguaje
inclusivo en la dinámica escolar. Así mismo, respaldamos la iniciativa de
incorporación de un curso denominado “Enfoque de género”, dicho título
responde literalmente a lo que se refiere consideramos que no debería ser
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envuelto en algo que claramente se menciona como es “enfoque de género”,
para erradicar toda discriminación de género en niños y niñas.
9. Se deben de profundizar contenidos sobre los derechos fundamentales y/o
humanos también relacionado al curso de educación cívica para que puedan
revalorar sus derechos a un libre desarrollo, bienestar, autonomía, dignidad
bajo los parámetros que el estado peruano faculta y que otros países también
son participes
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