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 I TER AT UR A

L r e s e ña s

Tantas veces Pedro cuidado, puede que también ustedes


resulten burlados. Una segunda adver-
dad que tiene para captar y reproducir
las singularidades sincrónicas de la
(Manrique Figueroa) tencia: si van a leer, no se obsesionen lengua, buscando la hilaridad y cons-
en precisar si el personaje del cual se truyendo un mapa del uso y el abuso
Yosoyu ocupa el libro, Pedro Manrique Figue- del castellano. Empieza por el español
Carolina Sanín roa, precursor del collage y el goulash arcaizante ya mencionado, para pa-
Destiempo, Bogotá, 2013, 92 pp., il. en Colombia, es un ser real o ficticio. sar luego a ridiculizar la jeringonza
Caer en ese juego es caer en la trampa vacía que con frecuencia caracteriza
yosoyu es un libro corto: no llega al del burlador. “Manrique no era factual los textos académicos de las ciencias
centenar de páginas. Tiene varias ilus- ni ficticio”, escribe Sanín en el prólogo sociales: “El plan describe el uso am-
traciones, capítulos breves, diversos (p. 12), y de esa manera se adhiere a lo biguo de los pronombres ‘tú’ y ‘usted’
registros estilísticos, personajes pin- propuesto por Lucas Ospina, que en como principal síntoma lingüístico
torescos, una rica polifonía de voces 2007 estrenó el documental Un tigre de la explotación de la mayoría por la
narrativas, incluso frescura y ligereza. de papel, en donde presentaba por minoría” (p. 27). Sigue con la prosapia
Sin embargo, requiere de una lectura primera vez al personaje. Ospina le relamida de los poetastros criollos: “A
atenta y prolongada (estirada, tal vez dio vida a Manrique Figueroa con la la flor que bien te huela / pícala aunque
es más preciso), y al llegar a la última ayuda de un grupo de personas que, te duela. / Yo conozco una que se lla-
página le queda a uno la sensación de frente a la cámara, dan testimonio y ma Carolina. / Coralí, / Coraló / dime
haber pasado demasiado tiempo entre opinan acerca de su vida, entre ellas de pronto li / o lo” (p. 67).
sus páginas; en parte porque el relato la misma Carolina Sanín. Y desemboca en el “Anexo final”,
(¿los relatos?) cuenta las desventuras Advertidos, el objetivo de la autora compuesto por testimonios que ilus-
de un personaje desde diversas pers- (y en parte de su editor, que partici- tran diversas formas de machacar el
pectivas, pero sobre todo porque su pa en el ejercicio de la ficción con la idioma: “Se le acabo la berbena mi se-
planteamiento se repite constante- nota que firma en la contracubierta ñora Se le agoto la mina de oro ¡Basta!
mente, lo que produce un efecto de del libro) no es definir si el personaje de hacer plata a costas de mi capi Pe-
desaceleración, de continuo retorno existió o no, sino satirizar a todos los dro ‘el Manrique’ ‘Figueroa’ ” (p. 86);
al punto de partida. posibles Pedros Manrique Figueroa “No sabemos pero tenemos pensadas
En el prólogo, Sanín revela los que andan sueltos por el mundo. El algunas ecenas, hay una como que sale
mecanismos de las variaciones del primero de ellos es el hombre desu- Figueroa que no tiene nidea y está por
chiste de 92 páginas que se dispone bicado y delirante que como don la Macarena en una calle demasiado
a contarnos: Quijote decide ignorar el mundo en cayada con resto de niebla... como de
Dijimos que el deseo ajeno era el que vive y sobreponerle la visión del opio” (p. 87); “De paso, quería saludar,
de lo más cómico; que nos daba risa mundo que desea. Tal es la historia del a Chávez, aunque, no lo conozco, y
cuando veíamos que el deseante no primer capítulo, “El antropólogo”, que pedirle, que, por favor, te haga llegar,
podía sondear la distancia que lo cuenta los pormenores en los que se estas palabras” (p. 89). Como estos,
separaba de su fin. Nos pusimos a vio involucrado Manrique cuando hay muchos más fragmentos en los
imaginar, entre todos, a un personaje unos mormones le encomendaron ir que se hace evidente que quien escribe
satírico. Propusimos hábitos, dichos, a un pueblo en Bolívar a averiguar Yosoyu se divierte simulando la mala
torpes heroísmos (...). El pobre era las costumbres de sus habitantes para escritura, usándola como prueba en
tan poquito que cualquier cara le evangelizarlos luego. negativo de lo que sería un uso correc-
cuadraba (...). Hablamos sobre nues- El capítulo intercala una narración to, normativo, de la lengua. Yosoyu es
tro frágil deseo de recibir la risa del de tono documental y neutro con los un texto erudito, pero disimulado. Su
otro. (p. 9) supuestos diarios que llevaba Manri- autora conoce muy bien los alcances
que en esa época, escritos en un espa- y las limitaciones del género literario
Antes de echar el chiste, Sanín lo ñol arcaizante y absurdo que describe que ha escogido. Ese conocimiento,
explica. Tras eso no queda más que su tarea a la manera de los cronistas ese ojo autoconsciente, garantiza el
imaginar la risa y comprobar una y de Indias: ingenio de la obra e impide tomársela
otra vez que sí, que en efecto el texto Y en vez de conocer más de los muy en serio.
es siempre fiel al mecanismo, que el indios, los tengo para cada vez más
chiste es ese y que se puede contar de insondables. Y he descubierto que Santiago Cepeda
muchas formas. Y vuelve y empieza. conocen la aspirina. Y en la grabadora
Al lector tiene que gustarle mucho el tengo la fórmula que este bellaco me
humor de Sanín para que acepte la había hecho repetir, y dice: “Pegamén-
invitación a comprobar las diversas loso sikós” . Que debió ser un insulto
caras de una misma sátira. infame y del cual él recibió no poca
Una primera advertencia a los lec- ofensa. (p. 22)
tores: Yosoyu se parece a los graciosos
del colegio que se burlan de todos, En este y en otros capítulos, Sanín
empezando por burlarse de ellos mis- exhibe su familiaridad con la tradición
mos; de modo que si no se andan con literaria y hace gala de la gran habili-

B O L E T Í N C U LT U R A L Y B I B L I O G R Á F I C O , S U P L E M E N T O D I G I TA L D E R E S E Ñ A S , N . ° 1 , 2 0 1 8
r e s e ña s MÚ SIC A

Medellín como trago, las drogas, el amor, la calle, la


gente; incluso, como dice Londoño, “el
Las bandas y temas seleccionados
en el libro constituyen “el tejido histó-
construcción sonora olor a asfalto”. rico y musical de Medellín”. Los ejes
“Medellín en canciones es una temáticos abordan cuestiones que
Medellín en canciones construcción y reconstrucción sonora van desde la violencia, los amigos, los
Diego Londoño e histórica de este valle. Un texto que barrios, hasta la pobreza, el desplaza-
Ediciones B, Bogotá, 2014, 148 pp. transita una urbe llena de música, miento y la desigualdad social, verda-
letras y melodías que a la vez son su des que en algunas ocasiones la prensa
Medellín es clima primaveral, gen- reflejo” (p. 16), afirma el autor del no se atreve a denunciar por miedo a
te amable, tango, bolero, fútbol, flores, libro. Londoño no se mete con el rock represalias. Otro valor agregado que
civismo. También es música. Si hay una sin antes dejarnos claros los sonidos tiene el libro es su información his-
ciudad “grande” en Colombia en la que que han dado forma a la ciudad, como tórica en cuanto a agrupaciones que
se respira y se vive la música 24/7 por el vallenato, la salsa, las rancheras y forjaron una importante carrera en
todos sus poros, esa es Medellín. El el tango, sonidos que históricamente la esfera local. Así, el lector conocerá
periodista Diego Londoño ha hecho han jugado un papel esencial para sus nombres como Pestes, Fértil Miseria,
una investigación necesaria sobre los habitantes. Los conflictos sociales Nación Criminal, i.r.a., entre otras
sonidos que describen la ciudad desde han quedado plasmados en infinidad bandas del punk que dieron su bata-
tres géneros: el rock, el punk y el metal. de letras de los géneros mencionados lla por una necesidad de construir una
A manera de lente granangular, el libro anteriormente, como parte de un es- ciudad más justa y equitativa. Se trata
permite traducir, analizar, observar los pejo que permite ver, entender y no de una valiosa investigación periodís-
síntomas de una ciudad marcada por olvidar una realidad presente. tica realizada por Diego Londoño,
una violencia que determinó su andar. El primer capítulo es un contexto quien supo capitalizar un vacío en
La música permite contar desde la sin- histórico y social, necesario para información al respecto y el resultado
ceridad y la visceralidad lo que otros entender algunos aspectos relevantes es uno de los libros más interesantes
géneros no se atreven, más si se trata en la historia de la ciudad, y cómo el que se han publicado en nuestro país,
de una ciudad descrita en el prólogo rock llegó a Medellín para cambiar con trascendencia internacional por el
como “goda y mojigata”. costumbres e introducir elementos valor de los datos recopilados.
Si bien existen algunos textos ante- foráneos que se adaptaron rápidamen-
riores dedicados a estudiar el impac- te al movimiento de la ciudad. Así, el Jacobo Celnik
to de la música en Medellín, como libro disecciona la música como parte
Medellín en vivo: la historia del rock fundamental en diversos períodos his-
(1997), Punk Medallo (s. f.) e i .r . a . tóricos de la ciudad, desde la Violencia
Punk: la antileyenda (2007), varios partidista hasta Pablo Escobar: “(...)
de ellos descontinuados, Medellín en dentro del naciente punk que postuló a
canciones aparece en un momento in- Medellín bajo el estigma de una ciudad
teresante para los libros y el rock pues sin futuro brotó una frase que recogió
hay una demanda de lectores ávidos el sentir de toda una generación: ‘No
de información mucho más profunda y te desanimes, mátate’ ”.
detallada que la que ofrece Wikipedia. Con el rock, el punk y el metal, el
El libro surge como un “bálsamo músico adquirió, según Londoño, la
para expiar [sic] la música con sentido habilidad de un cronista de ciudad y
desde una ciudad que se niega a dejar de su propia realidad, sin perder su
de gritar: ¡Rock n’ roll!”, dice Santiago calidad estética. En ese sentido, el cui-
Arango en el prólogo, una descripción dado de la lírica es fundamental para
más que acertada para comprender el entender este amplio movimiento, que
espíritu del libro, encaminado a llevar se gestó en Medellín gracias a un caldo
al lector por un viaje que permite en- de cultivo social único. “Recuerdos
tender cómo se desarrolló el rock en amargos sobre el valle de la muerte,
la ciudad y cómo la urbe se retrata en esta es Colombia, ante mis ojos otra y
sus letras. La música rock en Mede- en la realidad es más que poca cosa,
llín, como herramienta antropológica, tierra de café, de coca y de guerrilla”,
tiene un valor agregado, pues en sus canta la agrupación Masacre en el
letras se retratan costumbres, histo- tema “Violentada”, de 2004. Basta con
rias, mitos y hechos reales. Basta con observar los comentarios de las más de
tomar el ejemplo de dos agrupaciones 18.000 reproducciones que la canción
pioneras del rock en Medellín, como tiene en YouTube para comprender el
Los Yetis en los sesenta y Carbure impacto y trascendencia del mensaje
en los ochenta, para meternos en la dado por Masacre en una época de
historia viva de los barrios, los clubes, cambios determinantes que vivió el
los transeúntes, la rumba, la moda, el país bajo el gobierno de Álvaro Uribe.

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