No todo hecho que causa un resultado es una conducta humana, aunque sea una
persona la que origine la causalidad que desemboca en ese resultado. Por ende,
conducta es un hecho humano voluntario. Los hechos humanos se subdividen en voluntarios
e involuntarios, y los hechos humanos voluntarios son, precisamente, las conductas.
Casi unánimemente se admite que toda conducta debe ser voluntaria, es decir, que sin
voluntad no hay conducta.
La voluntad implica siempre una finalidad porque no se concibe que haya voluntad de
nada o voluntad para nada; siempre la voluntad es de algo, es decir, siempre la voluntad tiene
un contenido, que es una finalidad.
Es necesario precisar que la circunstancia de que una acción sea voluntaria no implica
en modo alguno que sea libre: lo querido no siempre es libremente querido. El loco puede
querer matar a alguien; su acción será voluntaria, pero no puede decirse que sea libre,
precisamente por su incapacidad psíquica. Para que haya conducta basta con que haya
voluntad.
En la base del concepto de delito se halla su característica más genérica, a la que se llama
acción, conducta o acto indistintamente. Es el género o sustantivo del delito, porque la
tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad son adjetivaciones de la conducta. La
conducta vincula todos los caracteres del delito.
El concepto de conducta como carácter genérico, fundante o vinculante del delito, debe
servir también para realizar el principio de que no hay delito sin acción humana (nullum
crimen sine conducta, nulla injuria sine actione). Se trata de un concepto que debe ser apto
para cumplir una doble función:
Función limitadora o política del poder punitivo (nullum crimen sine conducta
Función de género vinculante de los adjetivos que conduzcan a la especie delito
Es un concepto jurídico
El procedimiento constructivo es la abstracción desde la realidad de la conducta,
que no impone ningún concepto, sino que limita su construcción
La base legal no está en los tipos, sino en la Constitución y en el derecho internacional
El concepto debe elaborarse atendiendo al general objetivo de contención del
poder punitivo, propio de todo el saber jurídico-penal
Debe ser idóneo para servir de base y vínculo en cualquiera de las estructuras
típicas fundamentales
Toda voluntad tiene una finalidad. La exigencia constitucional del nullum crimen sine conducta
indica que cuantos más requisitos exija el concepto de acción, menor será el ámbito de
entes que se pueden prohibir.
b. Se muestra con mayor aptitud para cumplir con el objetivo político de realizar el
nullum crimen sine conducta
Los tipos son construcciones legales abstractas, que dibujan grandes trazos de acción
conflictiva. En algunos casos no individualizan las acciones por su finalidad, pero no
porque esas acciones no tengan finalidad.
Los tipos omisivos no definen acciones, dado que describen la conducta debida y prohíben sólo
su no realización. De este modo, antes del tipo no se sabe qué es una omisión. La observación
más atenta del tipo omisivo revela que también prohíben acciones, solo que en lugar de
describir la acción prohibida, describe la debida, resultando prohibidas todas las que difieran
de ella.
Todas las acciones humanas tienen un sentido y se dan en un contexto social. El tipo
penal omisivo siempre tipifica la acción precisando el marco, pues de lo contrario la prohibición
carece de sentido. Por eso todos los tipos omisivos son circunstanciales, describen el
contexto en que la acción diferente de la debida tiene lugar.
La Constitución exige que los tipos abarquen acciones conflictivas, o sea, un hacer algo
humano que lesione a otro. A la ley penal solo le interesan algunos de los efectos
modificatorios del mundo en forma lesiva para alguien, y que puedan vincularse a la
acción como obra del autor. La acción y su obra constituyen el conflicto que el tipo
abarca: cierto conflicto, cierta acción que reconfigura el mundo de cierta manera conflictiva.
Como los tipos no pueden captar acciones privadas, las únicas captables como prohibidas son
las que manifiestan sus efectos lesivos como obra del agente en el mundo. Los tipos
captan pragmas conflictivos, o sea, la acción y su obra.
Solo después de conocer el tipo se sabe que obras interesan al derecho penal como
pragma conflictivo, y apenas entonces se puede investigar si el efecto producido es una obra
que pertenece normativamente al autor.
Toda acción se dota de sentido en un contexto de efectos, asimismo este contexto se integra
con circunstancias y roles, expectativas, exigencias, costumbres, hábitos, etc. Toda acción se
da en un cierto lugar de significados y significantes. Es en estos contextos donde se define un
efecto como obra.
Al analizar la tipicidad se interroga no sólo con relación a la conducta sino también a los efectos
y al contexto que interesan al tipo. En ningún momento se separa artificialmente el
sentido de su exteriorización en el mundo.
b. Involuntabilidad.
La fuerza física irresistible esta legislada en nuestro Código Penal en el inc. 2 del Art.
34: “el que obrare violentado por fuerza física irresistible”. Tradicionalmente se suele
denominar en doctrina como vis absoluta.
Por fuerza física irresistible deben entenderse aquellos supuestos en que opera sobre el
hombre una fuerza de tal entidad que le hace intervenir como una mera masa mecánica.
En ningún momento debe confundirse la fuerza física irresistible con los casos de la segunda
parte del mismo inc. 2 del Art. 34 Código Penal: “el que obrare violentado por… amenazas de
sufrir un mal grave e inminente…”.
La fuerza física irresistible que elimina la conducta debe provenir de fuera del sujeto, es decir,
ser externa.
B.- INVOLUNTABILIDAD
En estas ocasiones en que la conciencia esta perturbada no hay ausencia de conducta, porque
no desaparece la voluntad del sujeto.
Para mantener la fórmula del inc. 1 del Art. 34 CP a la inimputabilidad suele sostenerse
que la inconsciencia de que se habla no es una inconsciencia absoluta.
Ejemplos de estos supuestos de Involuntabilidad son aquellos en que el sujeto tiene conciencia
pero se encuentra incapacitado psíquicamente para actuar. Tal sucede con quien sufre un
accidente del que sale ileso y ve a su compañero desangrarse, sin poder acudir en su auxilio
como resultado de una parálisis histérica.
E.- LA INVOLUNTABILIDAD PROCURADA.
El sujeto que se procura un estado de incapacidad psíquica de conducta realiza una conducta
(la de procurarse ese estado), que puede ser típica, según las circunstancias. Así, el señalero
que toma un fuerte narcótico para dormirse y no hacer las señales, para provocar de este
modo en desastre, se vale de sí mismo en estado de ausencia de conducta. En estos casos la
conducta de procurarse la incapacidad causa directamente el resultado lesivo, pues el
individuo se vale de su cuerpo como si fuese una maquinaria, ya que una vez en ese
estado solo hay causalidad. Las soluciones son las mismas que para los casos de sujetos
que se colocan bajo los efectos de una fuerza física irresistible.