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1 ¿Que son los seminarios de vida en el Espíritu?
El Seminario de Vida en el Espíritu es una experiencia de evangelización. En él se proclama
el amor de Dios, se anuncia de modo claro e inequívoco a Jesús y se invita a los cristianos a
llevar una vida nueva, dinamizada por la presencia del Espíritu Santo. El Seminario de Vida
en el Espíritu pretende que los cristianos puedan vivir plenamente la vida abundante que da
Jesús (Jn 10,10).
Se suele denominar “vida en el Espíritu” a la vida cristiana para aludir el papel fundamental
que en ella desempeña el Espíritu Santo, y para indicar que quienes tratan de vivirla ya no
pueden transitar por las rutas del pecado y de la carne, sino por las de la gracia y de la
justicia. En esta experiencia espiritual ocupan un lugar primordial “el bautismo en el Espíritu
Santo”, llamado también “la efusión del Espíritu”, “La liberación del Espíritu” o la “Renovación
en el Espíritu”, que es como un darse cuenta de la extraordinaria gracia que Dios hace al
hombre, al querer vivir en nuestros corazones como en su templo, entrega libre que el
hombre hace para que sea Dios quien le guíe y le conduzca en todo, y respuesta que da
Dios al derramar su amor en nuestros corazones y al renovarnos cada día, haciéndonos
crecer en su gracia y en su conocimiento.
El seminario de vida en el Espíritu desea lograr que cada cristiano viva la vida abundante
mediante la presentación y la vivencia de los siguientes objetivos:
3 Etapas
I.- ETAPA PRE SEMINARIO
1. PLANIFICACIÓN
Presentar al Párroco la intención de realizar un SIVE en determinada fecha, para
contar con su apoyo, presencia y motivación de las persona de su parte al SIVE.
Organizar los diferentes equipos de trabajo por carismas o los llamados ministerios en
algunos países y entre ellos hablamos de:
Acogida Animación
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Predica y
Testimonios
Oración
Música
Decoración
Liturgia
Recursos
Movilización
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2. EVANGELIZACIÒN
Promover un Plan de Evangelización continúa (a tiempo y a destiempo y aun con
contratiempo), sistematizada en los diferentes ambientes (trabajo, parques,
instituciones educativas, familia, velorios, cumpleaños, etc.)
EVANGELIZADORES CON ESPIRITU
Pastoreo de los Evangelizados.
Publicidad del SIVE a través de todos los medios posibles (hojas volantes,
poster, mantas, radio, TV, Internet, perifoneo, visiteo casa a casa e invitación,
tomarle el número de teléfono para llamarles, etc.)
3. ORGANIZACIÒN DE SEMINARIO
Con profunda Oración, Ayuno, Confesión para lograr los mejores frutos.
Realizar el Programa del SIVE manteniendo el esquema del anuncio del
Kerigma.
II.
ETAPA DURANTE SIVE
DESARROLLO DEL SIVE
Puntualidad del Equipo Organizador.
Salón decorado lo mejor posible.
Realizar inscripciones para que queden registrados los Hermanos y sus datos
principales para facilitar su seguimiento.
Permanencia del equipo de servidores durante el retiro con amor y entrega.
Desarrollo del programa previsto.
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Tener lista la organización de los grupos de compartir después de cada
predicación para fortalecer el tema, conocer a los hermanos nuevos y permitirles
un espacio de desarrollo, de dialogo
Acto penitencial. (Buscar el apoyo de los sacerdotes)
Momento de Efusión del ES. El bautismo en el E.S. es una gracia que:
- Renueva y actualiza las gracias ya recibidas.
- Libera de obstáculos cadenas y ataduras
- Es un principio de vida nueva
- Fuente de dones carismas y frutos
- Es el inicio de un nuevo caminar (grupos de oración)
Oración continúa a lo largo de todo el SIVE.
SIRVIENDO CON AMOR Y HUMILDAD
4 Metodología
El propósito del Seminario de la Vida en el Espíritu es suscitar una experiencia
de Dios Padre que ama, de Jesucristo que salva, y del espíritu santo que
transforma al ser humano. La manera como el señor ha inspirado a los
creadores de este seminario para lograr este objetivo es a través de:
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Por eso, la metodología de los Seminarios de Vida en el Espíritu debe estar
atenta a facilitar el encuentro personal de los participantes con Dios, y la
participación grupal, de modo que derriben barreras personales y se abran para
descubrir la acción de Dios en la acción evangelizadora de la iglesia,
representada en el equipo de trabajo. Una detallada y muy bien elaborada
descripción de lo que ha de ser la metodología de los Seminarios de Vida en el
Espíritu se halla en: “Los Seminarios de Vida en el Espíritu, manual del equipo”.
Comunidad la palabra de Dios, Ann Arbor, Michigan. U.S.A. Servant books,
Michigan, 1984.
5 Modalidades
1.-Modalidad de las siete semanas: el seminario se desarrolla durante siete u
ocho semanas (si se deja el primer encuentro exclusivamente para la
introducción). Por lo general se realiza en sesiones nocturnas, semanales, de
dos horas cada una. Esta modalidad privilegia los grupos pequeños, el
seguimiento personalizado de cada uno de los participantes, para que haya una
mayor asimilación de los contenidos, y tiene la opción de hacer ponerse al día
de aquellos que por un motivo u otro, se han perdido de algunos de los temas.
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6 Temática
6.1 Tema 1: Introductorio.
BIENVENIDA A LOS HERMANOS:
¿Qué es un SVE?
En esta charla introductoria todo lo que acontece alrededor viene de Dios, porque
para eso han venido, ustedes van a tener tentaciones, satanás va a tratar de sacar
a alguien, satanás va a tratar de tocar sus partes más débiles, el enemigo va a
tratar de conquistar, deben de hacer un esfuerzo por estar hasta el final del SVE,
requiere de un esfuerzo de nuestra parte
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sólo cuando van al templo, Buscan sentirse bien consigo mismo. No han tomado el
camino correcto
Ej. Si yo quiero salir de una isla a Managua, necesito conocer los medios
necesarios para hacerlo. Si quieres madurar en la fe necesitas conocer los medios
necesarios para hacerlo y aferrarte a ellos.
3. Tercer estilo de vida. El yo no es el centro, el centro es Dios, El domina la
existencia, aparece el YO al margen, cuando es así, todo funciona bien, el
propósito de los SVE es sacarte a ti de ese centro, de ese estilo de vida y que
reconozcas el amor a Dios sobre todas las cosas, SVE tiene como propósito que tu
llegues a amar a Dios sobre todas las cosa y al prójimo como a ti mismo, Dios debe
ocupar el lugar más importante en la vida, los razonamientos no los hagas solo con
la mente sino con el corazón, descubrir las cosas ocultas que no habías
descubierto.
1. Dios te ama
2. Somos pecadores
3. Jesús es la solución
4. Fe y conversión
Don de Dios, bautismo en el ES, desbordado del amor del ES
1ª VERDAD: DIOS NOS AMA: El quiere que nuestra vida sea plena y feliz. Nos
dice el
Señor en Juan 10:10: "YO VINE PARA QUE ELLOS PUEDAN TENER VIDA Y LA
TENGAN EN ABUNDANCIA
“Jesucristo murió, resucitó y fue glorificado por el Padre en el cielo, y Él nos envía
el Espíritu Santo para liberarnos de nuestro pecado y suprimir sus consecuencias,
permitiéndonos así vivir la verdadera vida de hijos de Dios”.
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OBJETIVOS DE LA RCC
A. Transmitir y ayudar a que cada persona tenga una experiencia profunda del amor
personal e incondicional que Dios tiene para cada uno de sus hijos, porque es
nuestro Padre.
B. Promover una conversión personal, madura y continua a Jesucristo, Nuestro
Salvador, Señor y Mesías.
C. Propiciar una apertura decisiva hacia la persona del Espíritu Santo, su presencia y
su poder.
D. Fomentar la recepción y el uso de los dones y carismas del Espíritu Santo.
E. Animar la obra de la evangelización en el poder del Espíritu Santo.
F. Impulsar el crecimiento progresivo en santidad, con los Frutos y Virtudes del
Espíritu Santo.
LA RCC EN NICARAGUA
Cristológico
Mariológico
Neumatológico. Movidos por el ES
Obediente a la Jerarquía de la iglesia
Organización
Cada diócesis debe contar con un asesor espiritual que es nombrado por los
obispos responsables de las diócesis
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En Centroamérica existe un consejo centroamericano (CONCCACE) que está
integrado por el coordinador y asesor espiritual de la RCC de cada país
Centroamérica, cada dos años se realiza el Encuentro Carismático Católico
Centroamericano (ENCCACEN) el cual une a los líderes adultos y juveniles de los
países centroamericanos.
A nivel internacional la RCC está representada a través del ICCRS con sede en
Roma.
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6.2 Tema 2: El amor de Dios
Introducción
Hay una de las grandes verdades del creyente, de toda persona que es la que nos
ayuda a mantener este vínculo y esta comunión con Dios, saber cuál es la intención
que tiene Dios para mi propia vida y va a marcar el horizonte de toda mi acción en los
acontecimientos que me toca desarrollar día a día, esta gran verdad es que Dios me ha
pensado y me ha querido para mi felicidad para que tenga una vida plena, una vida
feliz
a- Dios te ama de manera personal: Isaías 43,1 y 6; Jeremías 31,3 y Salmo 103,13.
Dios te ama de manera personal, conforme tu necesidad de ser amado. No te ama por
lo bueno que seas; te ama, porque El es tu Padre; eres su hijo, le perteneces.
El quiere lo mejor para ti, te llama por tu nombre. Te ama de manera personal,
individual, insustituible, no intercambiable por nadie.
Dios ama a todos los hombres y mujeres, pero también ama a cada uno de manera
personal, como cada uno necesita ser amado. Si tu fueras el único habitante de todo el
universo, Dios no podría amarte ya más de lo que, te ama, porque te ama con todo el
amor de un Dios Poderoso. Dios no nos ama por lo que nosotros hacemos, sino por lo
que Él es: "Cual la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es Dios para
quienes le buscan." Sal. 103:13.
Estas palabras hoy te las dice el Señor: Tú eres mi hijo amado en quien tengo mis
complacencias.
El te llamó desde el vientre materno; es más, desde antes que tú nacieras, más aún
desde antes de la creación, El te eligió y hoy te dice: Te amo.
Dios no te pone ninguna condición para amarte, El te ama porque El es amor. Y te ama
como eres: no importa lo que hayas sido o seas en el presente y ni tienes que
aparentar algo diferente a lo que eres. Te ama con tus cualidades y defectos; pero
tanto te ama que no te dejará así, sino que te dará vida nueva.
Te ama incondicionalmente como eres: hombre, mujer, joven, adulto, pobre, rico, culto,
ignorante, de ciudad o de campo, etc. Por lo que eres, no por lo que tienes o sabes
hacer: eres su hijo.
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¿Podría una madre olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues yo de ti nunca me podré
olvidar." Is. 49:15.
Dios no te pone ninguna condición para amarte. El te ama precisamente como tú eres
en estos momentos:
.:.. No importa lo que haya sido o sea, en el presente: pecados, vicios, o defectos Dios
te ama Incondicionalmente, porque su amor no cambia. Incluso, todo fracaso, problema
y hasta pecado en tu vida es ahora una oportunidad para que experimente el amor de
Dios que es siempre fiel
.:. Dios que es todopoderoso y que hace todo lo que quiere con su fuerza y
omnipotencia hay algo, que no puede hacer - dejarte de amar. Hermano hoy déjate
amar por el Señor.
Dios fue quien tomo la iniciativa: El nos amó primero. Y su amor es inmenso (no tiene
medida) y tiene un propósito maravilloso para ti. Tu vida puede ser llena de ese amor y
tomar otro sentido, pero no te presiona, pues respeta tu libertad.
Hemos dicho que su amor es incondicional, no obstante, lo único que te pide es que te
dejes amar por El.
Dios te ama, lo único que te pide es que creas en su amor, que creas en El, confíes en
su plan, más que en el tuyo. No se trata de que nosotros Intentemos llegar a EL, Es El
quien quiere llegar a nosotros.
No se trata de que nosotros lo alcancemos a El, sino de que nos dejemos alcanzar por
EL antes de que nosotros comenzáramos a buscarlo, El ya nos andaba buscando. El
tomó la Iniciativa.
¡Haz un alto, ahora! Y dile que quieres experimentar ese gran amor que tiene por ti:
déjate alcanzar, déjate abrazar, déjate amar por El. Antes que tú lo buscaras, El ya te
había encontrado.
¿Qué concepto tienes de Dios?, ¿Crees que Dios te ama?, ¿Lo has experimentado en
tu vida?
Se hace una oración de sanación de recuerdos implorando el amor de Dios sobre esos
vacío y hueco en cada etapa de la vida.
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6.3 Tema 3: El Pecado y la Salvación
Objetivo: Alcanzar el convencimiento del pecado que nos separa de Dios y reconocer a
Jesucristo como única solución.
Lo que impide que en nuestro mundo se manifieste el amor de Dios y se realice su plan
de felicidad, paz y unión se llama PECADO. El pecado es la causa de todos los males
que aquejan a la humanidad.
Dios ha hecho caer un diluvio de amor sobre nosotros, pero nosotros estamos bajo un
cristal irrompible, que no nos permite ver llover; pero nosotros no nos mojamos en el
Agua Viva del Amor de Dios. El pecado es ese impedimento que no nos permite
experimentar el amor de Dios.
El problema que tenemos es que somos pecadores y por tanto, estamos alejados del
amor de Dios.
La libertad nuestra cuesta algo. Jesús tuvo que morir para que vivamos. Dios nos
amó tanto que mando a su Hijo, quién murió voluntariamente por nosotros,
escuchemos lo que el apóstol Pablo nos dice:
Romanos 5; 6 – 8 Fíjense cómo Cristo murió por los pecadores, cuando llegó el
momento, en un tiempo en que no servíamos para nada. Difícilmente aceptaríamos
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morir por una persona buena; tratándose de una persona muy buena, tal vez alguien se
atrevería a sacrificar su vida. Pero Dios dejó constancia del amor que nos tiene: Cristo
murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. ¡Que prueba más grande de
amor de Dios por nosotros!
Fuimos hechos por y para el amor. Sin embargo nuestro problema comienza cuando
nos alejamos de la fuente del amor, para seguir nuestros propios caminos.
Quien se aparta de la vida, no puede encontrar sino muerte. La peor enfermedad del
hombre se llama pecado, porque todo el que comete pecado es un esclavo (Juan 8,34),
cuya consecuencia lógica es la muerte (Rom 6,23), ya que todo aquel que siembra en
la carne, cosecha, corrupción y muerte (Gál 6,7).
El pecado es como una coraza que no nos permite experimentar el amor de Dios.
Básicamente consiste en creernos más a nosotros mismos y nuestros medios, que a
los caminos de Dios.
Es una rebeldía que nos lleva a independizarnos de Dios, y por tanto a no experimentar
su amor salvífico, pues nos separa de los demás y divide nuestro interior.
Más que hacer cosas malas o prohibidas, se trata de una actitud de rebeldía frente a
Dios, alejándonos de su presencia y de sus caminos. “Porque todos pecaron y están
privados de la gloria de Dios" (Rom 3,23).
En cuanto a Adán y Eva, que nos representan a cada uno de nosotros, se alejaron de
Dios, experimentaron su desnudez y fueron expulsados del paraíso, que simboliza la
felicidad a la cual Dios nos había llamado. El pecado es el origen de todos los males
que aquejan a la humanidad.
El ser humano está profundamente incapacitado para alcanzar la vida eterna. Herido
por el pecado, no puede retornar al paraíso perdido. El hombre no se puede redimir por
sus propios medios.
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Un fariseo y un publicano subieron al templo a orar. El fariseo, puesto de pie al frente,
comenzó a jactarse de todas sus buenas obras, declarándose mejor que el publicano
que estaba arrodillado en la parte posterior del templo, el cual se confesaba pecador y
solicitaba la clemencia divina. Jesús afirmaba que éste, y no el fariseo que no sólo se
sentía bueno sino mejor que el otro, fue justificado por Dios.
No hay peor cosa que caminar sin avanzar, y esas son las sendas de la perdición. Son
laberintos sin salida, que cuanto más buscas, más te desesperas y te hundes en las
arenas movedizas de tus propias limitaciones. Qué razón tiene Dios cuando se queja:
"Me han abandonado a mí, la fuente de agua viva para excavarse, pozos agrietados
que no retienen agua" (Jer. 2,13).
Cada día estoy más maravillado de lo que el Espíritu Santo puede hacer en nuestras
vidas, por el poder de la sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo. El Señor se
manifiesta en múltiple formas cuando decidimos ponernos en sus manos.
Nuestro Dios se muestra maravilloso con los pecadores que están dispuestos no a
pagar por su pecado, sino que se abren para ser perdonados por el amor infinito de
Dios.
El pecado es el origen de todos los males que aquejan al mundo. Sin embargo el
principal problema es no reconocerlo, porque entonces no buscamos la salvación,
puesto que no creemos necesitarla. Por eso Jesús aclara a todos los que se creen
buenos:" Si fueseis ciegos, no tendríais culpa; pero ustedes dicen “vemos” y esa es la
prueba de sus pecados. (Jn 9,41).
Así como el hijo pródigo entró dentro de sí, reconoció el amor de su padre y decidió
regresar donde él, lo único que Dios está esperando es que reconozcamos nuestro
pecado, sin excusas ni justificaciones, para perdonárnoslo. Que simplemente le
digamos:
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Para concluir, diríamos que sólo hay un pecado que Dios no puede perdonar: el que
nosotros no reconocemos y queremos excusar, el pecado cuyo precio queremos pagar
nosotros mismos con una buena obra. El único pecado que Dios no perdona es aquel
del cual nosotros no le pedimos perdón.
L A S A L V A C I O N E N C R I S T O J E S U S
Nuestro Dios sale al encuentro del hombre para redimirlo. Él está mucho más
interesado en salvarnos, que nosotros mismos.
La causa del sufrimiento del mundo entero está en el corazón del hombre. La falta de
amor es origen de todos los problemas.
El señor además de sanarnos del pecado nos da fuerzas para vencerlo. Cambia el
corazón del hombre y nos hace desear las cosas de arriba en vez de las de la tierra.
Si recurrimos con Fe a Él, él transforma nuestra vida, pues el vino para eso para que
tuviéramos vida y la tengamos en abundancia. Dios no quiere que sus hijos vivan
atados a las esclavitudes de este mundo. Para ello nos envía la fuerza del Espíritu
Santo, para que seamos en Él, más que vencedores en las batallas y luchas de este
mundo.
Como el hombre por su pecado era incapaz de retornar al paraíso perdido, Dios tomó
la iniciativa y vino al hombre: " Tanto amó Dios al mundo que dio a su único hijo, para
que quien crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna." (Juan 3, 16)
Y lo más maravilloso es que no lo envió a los justos y buenos, sino a los que
estábamos enemistados con Él a causa de nuestro pecado: " El Hijo del hombre ha
venido a buscar lo que estaba perdido" (Lucas 19, 10).
Esta es la buena noticia para todos los hombres: tenemos un buen pastor, capaz de
dejar noventa y nueve ovejas e ir a buscar la oveja perdida.
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Quien viene a Él, no es echado fuera, ni condenado, sino que obtendrá la luz de la
vida, porque Él es el camino, la verdad y la vida. En vez de castigarnos, ha pagado la
deuda que teníamos por motivos de nuestra rebeldía. Ahora ya estamos en paz con
Dios, pues nuestra cuenta fue saldada por la muerte y resurrección de Cristo Jesús. Él
pagó en la cruz el precio de nuestro pecado, y nos alcanzó el perdón de Dios por su
sangre preciosa. Por su muerte y resurrección, somos libres del pecado y de la muerte.
Ya no pesa ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús. Murió no solo por
ti, sino en vez de ti. El salario del pecado es la muerte (Romanos 6,23).
Jesús asumió esa muerte que cada uno de nosotros merecía por su pecado, pagando
con su propia vida.
Sin embargo, Jesús no fue enviado solamente a librarnos del nudo del pecado, sino
ante todo para comunicarnos la vida de Dios, para que viviéramos como hijos y
herederos de todas las bendiciones celestiales. “Yo he venido para que tengan vida y la
tengan en abundancia" (Juan 10,10).
Al tercer día Dios resucitó a Jesús de entre los muertos, para nunca más morir. ahora
como Pontífice soberano, ofrece su vida de resucitado a todos los que crean en Él. Ha
sido glorificado por Dios, lleno de Espíritu Santo y constituido Señor. Lleno de poder en
el cielo y en la tierra, para que a su Nombre se doble toda rodilla y se sometan las
potestades celestiales.
Jesús posibilita la salvación en cada ámbito de la vida humana. No existe una sola
persona que no pueda ser salvada. Su sangre preciosa alcanza para todas las
situaciones. Los tres casos siguientes del evangelio representan de alguna forma
diferentes necesidades de la humanidad.
El Rico Zaqueo, que cambia su vida. Al que nada le faltaba excepto estatura, para el
llegó la salvación.
Le hizo ver que el hombre no puede satisfacerse con las riquezas de este mundo, que
hay otra cosa más trascendental que las cosa que podemos tocar o contar: El Reino de
los cielos. Zaqueo fue liberado de la codicia y comenzó a vivir en justicia y paz con
todos los demás.
En conclusión, podemos proclamar la buena noticia de que hace dos mil años, gracias
a la muerte de Cristo Jesús, es posible experimentar la vida en abundancia. Sin
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embargo, no se trata de una solución más, sino la única: " No hay salvación en ningún
otro, pues no se nos ha dado a los hombres ningún otro nombre debajo del cielo para
salvarnos" (hechos 4,12).
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6.4 Tema 4: Vida Nueva
Objetivo: Presentar a Jesús, muerto resucitado y Glorificado como la única solución
para el mundo y para cada individuo, quien nos ofrece una vida nueva.
Efesios: 4, 22 – 24 22Se les pidió despojarse del hombre viejo al que sus pasiones van
destruyendo, pues así fue su conducta anterior 23y renovarse por el espíritu desde
dentro. 24Revístanse, pues, del hombre nuevo, el hombre según Dios que él crea en la
verdadera justicia y santidad.
Toda sabiduría perfecta que cambia al hombre, que le hace nuevo, que le convierte, es
un don que viene de lo alto (St. 1,17); y aquí estamos para recibir esa gracia, esa
sabiduría, y en definitiva el amor de Dios.
La vida nueva que Jesús trae a los hombres es una renovación interior en la que el
hombre, debe despojarse de todo obstáculo para acercarse más a Dios.
Jesucristo es el Salvador. Para salvarse es necesaria una vida moral buena y una
ayuda divina. Jesús no expone su doctrina moral en el orden con que la estudiamos en
los libros. Sus enseñanzas surgen en discursos muy variados y como respuesta a
cuestiones que le plantean. A pesar de este modo de enseñar, su doctrina moral es
concreta y clara.
El encuentro con el llamado joven rico es muy significativo de la nueva moral cristiana:
«Cuando salía para ponerse en camino, vino uno corriendo y, arrodillado ante él, le
preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le
dijo:
¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno, Dios: Ya conoces los
mandamientos, tu los cumples?
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2da. de Corintios 5; 17 17toda persona que está en Cristo en una creación nueva. Lo
antiguo ha pasado, lo nuevo ha llegado.
Por tanto hermano ya eres una nueva criatura, ya no debe importarte tu pasado, como
te lo dice el mismo Jesús hoy ha llegado la salvación a tu vida, la nueva vida ha llegado
para ti. Ya eres un hombre nuevo, ya no debe importante el pasado, hoy lo que importa
es que Cristo está con nosotros y nosotros con Él.
1.ª ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. En esta primera
respuesta indica que el único ser absolutamente bueno es Dios.
2.ª San Mateo dice en la segunda respuesta: «Si quieres entrar en la vida eterna
guarda los mandamientos» (Mt. 19, 17).
San Marcos es todavía más explícito: «Ya sabes los mandamientos: no matarás, no
adulterarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, no harás daño a nadie, honra a
tu padre y a tu madre» (Mc. 10, 19).
Estos mandamientos fueron revelados para que todos fácilmente y sin error pudieran
conocer el bien moral imprescindible.
Es de notar que Jesús hace referencia primero a los mandamientos que afectan al
prójimo, es decir, desde el cuarto al octavo, sin referirse a los más importantes que son
el primero, segundo y tercero, y los más interiores que son el noveno y el décimo.
3.ª La tercera parte es la más importante: «Si quieres ser perfecto ve, vende cuanto
tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y ven, y sígueme». (Mt. 19,
21).
San Marcos dice casi las mismas palabras con un añadido: «Una sola cosa te falta»
(Mc. 10, 21). Es el desprendimiento, la generosidad y el seguimiento de Jesús. Es
decir, la imitación más cercana posible de la vida de Jesús.
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Es conocida la reacción de aquel joven, que se marchó triste porque era rico y estaba
apegado a sus riquezas.
EL SEGUIMIENTO DE JESÚS De un modo similar al del joven rico, Jesús llamó a sus
Apóstoles diciéndoles: -Sígueme.. Los evangelistas narran que «al instante dejaron las
redes y le siguieron». Así sucede tanto con los que eran pescadores, como en Mateo el
publicano y los demás.
¿En qué consiste este seguimiento? Todos los pasajes que hablan de «seguimiento»
indican una gran exigencia pues deberán: «abandonar todo» (Lc, 5, 11; Mc, 1, 18).
Por ejemplo: familia, casa, posesiones, dinero, riquezas. El «seguimiento» que Jesús
pide a los discípulos más próximos es de una entrega plena.
Esta entrega hará que sean introducidos en la intimidad del Maestro y vivan una vida
nueva.
El discípulo recibe esta llamada: «El que quiera venir en pos de Mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame» (Mc, 8, 34).
La vida nueva que Jesús trae a los hombres es más que una doctrina moral, es una
renovación interior en la que el hombre debe despojarse de todo aquello que sea
obstáculo para acercarse más a Dios y al prójimo.
Como insiste San Pablo a los colosenses, deberán «despojarse del hombre viejo y
revestirse del nuevo».
Revestirse del hombre nuevo será arrancar el mal que exista en la propia vida moral e
identificarse con Cristo, teniendo sus mismos sentimientos, conducta, pensamientos y
obras, dentro de lo posible: «No soy yo ya el que vivo, sino que vive en mi Cristo. (Gal.
2, 20).
La liberación que nos trae el Evangelio de Jesús es profunda, total, definitiva, afecta al
hombre en su propio corazón.
Cristo vino a anunciar los mandamientos que liberan: sed pobres, sed pacíficos, sed
misericordiosos, sed limpios de corazón, haced obra de paz, dejaos perseguir por la
justicia. Entrad así desde ahora en el Reino de Dios.
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El Sermón de la Montaña, programa evangélico de Jesús, es una brecha abierta en la
dureza del corazón humano, cerrado en su propio egoísmo.
Ciertamente, un programa que, por sí mismo, nadie puede cumplir. Pero la conversión
del corazón es anunciada gratuitamente, como don del Espíritu.
Si esta conversión comienza a ser un hecho, entonces es que el Reino de Dios está
ahora cerca (Mt. 4, 17).
Ya la Ley del Antiguo Testamento insiste más en las cosas buenas que se deben
realizar, que en las malas que hay que evitar.
Pero la vida moral cristiana es claramente una ley de libertad. El cristiano puede
«participar en la libertad de gloria de los hijos de Dios». (Rom. 8, 21), porque con la
gracia que mereció Cristo en la Cruz, puede liberarse de la esclavitud del pecado.
Es posible así alcanzar «la ley perfecta, la de libertad» de que habla el Apóstol
Santiago (Sant. 1, 25). «No temáis: Yo he vencido al mundo.»
Y con esto vas a tomar conciencia de esta vida que ya estaba en ti, pero que estaba
sepultada bajo tus pecados, o bajo las cenizas de tu materialismo, a pesar de tus
buenas intenciones.
El Señor al traerte aquí quiere que tú nazcas y tomes conciencia de que es un ser vivo,
que ha resucitado, que te quiere, que estos días va a pensar mucho en ti.
Él quiere que te enteres de todo esto, y disfrutes este amor, y valores el don y el
carisma que quiere obrar dentro de ti. Y a la vez quiere enviarte a trasmitir un mensaje
de vida al mundo.
Juan 14, 15 - 18 15Si ustedes me aman, guardaran mis mandamientos 16y yo rogaré al
padre y les dará otro Protector que permanecerá siempre con ustedes. 17El espíritu de
verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conocen. Pero
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ustedes lo conocen, porque está con ustedes y permanecerá en ustedes. 18No los
dejará huérfanos, sino que volverá a ustedes.
Jesús nos sustituye él toma nuestro puesto de condenado a muerte y murió en lugar
nuestro. Sobre nosotros pesaba la pena de muerte como consecuencia del pecado,
pero Jesús muere en nuestro lugar.
Hebreos 9, 14 Pero con toda seguridad La sangre de Cristo, que se ofreció a Dios por
el Espíritu Eterno como victima sin mancha, purificará nuestra conciencia de las obras
de muerte, para que sirvamos al Dios vivo.
Jesús era inocente, no estaba enlodado por el pecado, por eso fue capaz de limpiarnos
y purificarnos.
Veamos lo que nos dice Isaías 53, 4 – 5 4Sin embargo, eran nuestras dolencias las
que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. Nosotros lo creíamos
azotado por Dios, castigado y humillado, 5y eran nuestras faltas por las que era
aplastado. El soporto el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido
sanados.
De esta forma Jesús dio muerte al pecado y a la muerte en su cruz, regalándolos con
ello la vida nueva.
Jeremías 18, 1 -6: 1Aquí viene una palabra que Yahvé dirigió a Jeremías: 2 “Levántate
y baja a la casa del que trabaja la greda; allí te haré oír mis palabras”. 3Baje, pues,
donde el alfarero que estaba haciendo un trabajo al torno. 4Pero el cántaro que estaba
haciendo le salió mal, mientras amoldaba la greda. Lo volvió entonces a empezar,
transformándolo en otro cántaro a su gusto. 5Yahvé entonces me dirigió esta palabra:
6“ yo puedo hacer lo mismo contigo, pueblo de Israel; como el barro en la mano del
Ezequiel 36, 26 -27: 26Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un
espíritu nuevo. Quitare de su carne ese corazón de piedra y les daré un corazón de
carne. 27Pondré dentro de ustedes mi Espíritu y haré que caminen según mis
mandamientos, que observen mis leyes y que las pongan en práctica.
Historia de Zaqueo (Lucas 19; 1 – 10)
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6.5 Tema 5: Fe y Conversión
Jesús ya nos salvó y nos dio una Vida Nueva. Ustedes se preguntarán porque
no experimentamos esta salvación en nuestras vidas. La respuesta está en la
aceptación. Lo que debemos hacer es aceptar la salvación que Jesús ha ganado
para nosotros.
Entonces ¿Qué debemos hacer para vivir la vida de Jesús? Pedro ya nos dio la
respuesta la mañana de Pentecostés, cuando les habló a la multitud: “crean en
Jesús, conviértanse de sus pecados, y entonces podrán vivir la vida del Hijo de
Dios resucitado”.
A) LA FE
Cuando Pablo nos habla de boca y corazón se está refiriendo a lo más externo y
a lo más íntimo y profundo del hombre. La fe nos lleva a actuar conforme a lo
que creemos, cambiando nuestra forma de vivir. De otra manera no es fe, sino
sentimiento, ideología o creencia.
Testimonio
“El justo vivirá por la fe” (Rom. 1, 17). Es decir vamos caminando de fe en fe,
dando sucesivos pasos. Un paso no nos lleva hasta la meta, pero sí nos acerca.
26
Por lo tanto es necesario que hoy demos un primer paso en fe manifestando que
creemos en Dios y su plan de salvación sobre nosotros.
Expresión de Fe
B) LA CONVERSION
La conversión es cambio total: dar la espalda, dejar atrás, abandonar todo lo que
es incompatible con Dios y su plan de amor para nosotros; es romper con el
pecado y los ídolos y rechazar a Satanás.
La conversión es ante todo envolverse a Dios, buscar su Rostro, reconociendo
su presencia que nos hace un llamado personal.
El pecado, Satanás y sus obras, y los resentimientos son los obstáculos para la
presencia y acción salvadora de Dios; el rechazo y la liberación de ellos son la
condición y el fruto de la salvación.
27
Su palabra dice en Evangelio según San Juan 16,8:
2) Arrepentimiento
“Ahora me regocijo, no porque ustedes se hayan puesto tristes, sino porque esa
tristeza fue motivo de arrepentimiento. Ustedes, en efecto, han experimentado la
tristeza que proviene de Dios, de manera que nosotros no le hemos hecho
ningún daño. Esa tristeza produce un arrepentimiento que lleva a la salvación y
no se debe lamentar; en cambio, la tristeza del mundo produce la muerte. ”
4) Reparación y reconciliación
El arrepentimiento para restaurar la unión de amor con Dios, exige resarcir los
daños causados y reconciliarse con el hermano.
Renuncia
1. ¿Renuncias a Satanás?
2. ¿A todas sus obras y seducciones?
3. ¿Al ocultismo, esoterismo y toda superstición?
28
4. ¿A la magia, curanderismo y hechicería?
5. ¿A la lectura de las cartas, café y mano?
6. ¿Al espiritismo, astrología y horóscopos?
7. ¿A adquirir poder y control sobre ti u otros, al margen de Dios?
8. ¿Al uso de amuletos, fetiches y talismanes?
9. ¿Al conocimiento del futuro, al margen de Dios?
10.¿Renuncias a todo egoísmo, lujuria y maldad?
11.¿Renuncias a odios y resentimientos?
12.¿Renuncias completamente y para siempre a todo esto?
Conclusión
“Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi vos y me abre, entraré en
su casa y cenaremos juntos”. Apocalipsis 3,20
29
6.6 Tema 6: Acto Penitencial.
980. "Por medio del sacramento de la Penitencia, el bautizado puede
reconciliarse con Dios y con la Iglesia: Los padres tuvieron razón en llamar a la
penitencia 'un bautismo laborioso'. Para los que han caído después del
Bautismo, es necesario para la salvación este sacramento de la Penitencia,
como lo es el Bautismo para quienes aún no han sido regenerados.
1422. "'Los que se acercan al sacramento de la Penitencia obtienen de la
misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo
tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella
les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones'."
Joel 2, 12 – 17, 12 Dice Yahvé “Vuelvan a mí con todo corazón, con ayuno, con
llantos y con lamentos.”
17En el patio del santuario lloren los sacerdotes ministros de Yahvé y digan:
“¡Yahvé, perdona a tu pueblo, y no lo entregues al desprecio y a la burla de las
naciones! ¿Acaso permitirás que los paganos digan: dónde está tu Dios?
30
Ezequiel 36, 22 – 30 El Corazón nuevo, por el corazón de carne...
Salmo 51, Ten piedad de mí, Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi
falta. Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame de mi pecado. ...
Juan 15, 12 – 17, 12Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como
yo los he amado. 13No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos,
14y son ustedes mis amigos si cumplen lo que les mando. 15Ya no les llamo
servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo
amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.
16Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quién los eligió a ustedes y los
preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el
Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre. 17Amense los unos a
los otros: esto es lo que les mando.
31
6.7 Tema 7: Don de Dios
Como nos dice Heb. 11, 1 La fe es como aferrarse a lo que se espera, es la certeza de
cosas que no se pueden ver.
Hermano la oportunidad que hoy te brinda el Señor, no importa si eres rico o pobre, alto
o bajo, negro o blanco, atiende al llamado del Señor y no el del mundo, escucha el
llamado del Señor y tu vida será diferente.
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El demonio nos dirá que no somos dignos de ser bautizados en el Espíritu Santo, es
correcto. No somos dignos, pero Dios va a bautizarlos no porque lo merezcamos, sino
porque Él nos ama, porque Jesucristo murió por nosotros. Por tanto debemos confiar
en las promesas de Dios que podemos comenzar una nueva vida en El Espíritu
Que mejor dicha se nos presenta que Dios está íntimamente ligado a nosotros, es Dios
mismo quien te promete rescatarte de la esclavitud (drogas, vicios, licor, chismografía,
blasfemias, etc.), todo solamente a cambio que cumplas sus mandamientos.
Jesús ha venido a traer vida en abundancia, Pero Jesús murió y resucitó hace más de
dos mil años, por lo que es lógica la pregunta: ¿Cómo se hace presente la salvación de
Jesús en el día de hoy?.
El Espíritu Santo es quien hace efectiva dicha salvación, haciendo presente a Jesús. El
espíritu toca los corazones para que se abran a la Palabra de la verdad. Él mismo llega
al interior de cada persona, para convencerla de ser pecadora y necesitada de
salvación; y no es nadie sino el Espíritu Santo quien hace presente hoy a Jesús como
el único Salvador y Señor.
El Espíritu Santo hace nuevas todas las cosas al cambiar nuestros corazones de piedra
por corazones de carne. Él nos hace criaturas nuevas y comienza a instaurar en este
mundo el reino de Dios.
El corazón del hombre sólo puede ser renovado por Dios, su creador. Nosotros
podemos mudar las apariencias y hasta las formas externas de vida. Podríamos incluso
cambiar de moral, pero el único que transforma el interior del hombre para hacerlo
criatura nueva, es Dios mismo a través de su Espíritu Santo. Por eso una de las últimas
palabras de Jesús en este mundo a sus discípulos, fue ésta: " Os conviene que yo me
vaya; porque sino me voy, el defensor no vendrá a vosotros; y si me voy, os lo enviaré;
cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará a la verdad completa" (Jn 16,7; 13
– 16 y 26).
Se trata de un regalo gratuito, que no cuesta nada, porque Jesús ya pagó con su propia
sangre para conseguirlo para nosotros. Para beber del agua del Espíritu que brota del
costado de Jesús necesitamos dos cosas: tener sed e ir a la fuente de la vida:
“El que tenga sed, que venga a mí; pues el que cree en mi tendrá de beber. Eso lo dijo
refiriéndose al Espíritu Santo que habrían de recibir los que creyeran en Él". (Jn 7, 39).
El don del Espíritu es una promesa formal de Jesús que dijo: “ El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán". Por tanto, estaba garantizando que no podía
fallar.
Cincuenta días después de su muerte y resurrección, una vez que hubo ascendido al
cielo, cumplió la promesa que tantas veces había hecho a los suyos: " Al llegar el día
de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar, de repente un ruido del cielo,
33
como de un viento impetuoso llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron
como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas,
según el Espíritu les movía expresarse”. (He 2,1-4).
Cuando Pedro proclamó la victoria de Cristo Jesús sobre la muerte, la gente se quedó
admirada y preguntaba que debía hacer para participar de esa vida en abundancia.
Jesús es el Mesías, lleno de Espíritu Santo, que es capaz de compartir su Espíritu con
cada persona: Cuando la samaritana bebió del agua que salta hasta la vida eterna,
inmediatamente cambió su vida. Si antes dudaba sobre la identidad de Jesús, en
cuanto probó el agua viva corrió a su pueblo para testificar que acababa de encontrar al
Mesías. El único que nos hace identificar y aceptar a Jesús como el Mesías prometido,
es el Espíritu Santo.
El evangelio hace presente el poder del Espíritu, que es capaz de cambiar el mundo.
En resumen, la vida en abundancia que Cristo vino a traer hace más de dos mil años,
sólo se hace presente gracias al Espíritu Santo, que es derramado en los creyentes
que han aceptado a Jesús como Salvador y lo han confesado como Señor de toda su
vida.
Sólo el Espíritu Santo es quien puede producir en nosotros la vida nueva, pues es Él y
solo Él quien nos hace nacer de nuevo, para transformarnos en criaturas nuevas en
Cristo Jesús. Nadie puede ir a Jesús sino es por el Padre, que da el Espíritu Santo para
conocer a Jesús no sólo en la cabeza, sino en la vida y con el Corazón.
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La efusión del Espíritu es la puerta más maravillosa que se le puede presentar a un ser
humano, pues es muestra clara del amor de Dios. ¿Qué debemos hacer para recibir
este don?
Basta con creer en Jesús y reconocer que tenemos sed de esa agua viva que se llama
Espíritu Santo. Por tanto, acerquémonos con fe y pidámosle que nos llene tanto de
espíritu Santo, que nos inunde por dentro y por fuera; como un bautismo que nos
sumerja, o mejor dicho que seamos sumergidos en Él.
De acuerdo a la necesidad de cada uno, así se le dará. A quien más necesite, más se
dará.
Es que ciertamente Dios nos ama tanto que si creemos en Él nos da el poder de llegar
a ser hijos de Dios y si somos hijos somos herederos del reino, por lo tanto debemos
de vivir y experimentar nuestra fe para lograr la salvación.
Jesús nos dice: Juan 7, 37 – 38. 37El último día de la fiesta, que era el mas solemne,
Jesús, puesto en pie exclamó con voz potente “Si alguien tiene sed, que venga a mi y
beba. 38Pues el que crea en mí tendrá de beber. Lo dice la Escritura: De él corazón
que cree en mi, brotarán ríos de agua viva.
Dios no tiene nada de que arrepentirse, pues solo cosas buenas no da, Él lo tiene
todo, somos nosotros los que todo lo necesitamos, por tanto somos nosotros quien
debemos arrepentirnos y cambiar el destino equivocado de nuestra vidas y recibir a
Cristo como único y verdadero Salvador.
Santiago 1, 17 17Son las cosas buenas y los dones perfectos los que proceden de lo
alto y descienden del Padre que es la luz; allí no retornan las noches ni pasan las
sombras.
Juan 8, 12 12Jesús les habló de nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo. El que me
sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida”
Cristo mismo te lo dice hermano El es la luz del mundo, pues déjate iluminar por esa
luz maravillosa y ya no vallas recorriendo los caminos de tiniebla que te deja el mundo,
ilumina tu vida con la luz de Cristo y de ahora en adelante déjate iluminar por la luz
maravillosa de Cristo que ya te ha dicho, yo soy la luz del mundo, y por lo tanto de tu
vida.
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Juan 14, 6, 6Jesús contestó: “Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida. Nadie va al
Padre sino por mí.
No busques una experiencia, ni mucha emoción, algunos sentirán mucho, otros poco,
lo que tú debes pedir es El Espíritu Santo, no una experiencia.
Cuando comiences una nueva relación con El Espíritu Santo, vas a tener la nueva
experiencia de su presencia. El moverá tu vida de una nueva manera. Pídele al Señor
dones y él te los concederá, aun cuando no los comprendas confía en el Señor, que
sus dones son verdaderos y de mucho valor. No pongas obstáculos en el camino del
Señor, ábrete a todos los dones. Ten paciencia porque el cariño del Padre te envuelve.
El hijo fue enviado a salvarte. Pon tu vida en Sus manos y ten confianza.
1ra. de Corintios 15, 45, 45Esta escrito que el primer Adán era hombre dotado de
alimento y vida; el último Adán, en cambio, será Espíritu que da vida.
CIC- 2652. "El Espíritu Santo es el 'agua viva' que, en el corazón orante, “brota
para vida eterna” [Jn 4,14 .]. Pero el que beba del agua que yo le daré nunca
volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en un chorro que
salta hasta la vida eterna. El es quien nos enseña a recogerla en la misma
Fuente: Cristo. Pues bien, en la vida cristiana hay manantiales donde Cristo nos
espera para darnos a beber el Espíritu Santo."
Romanos 8, 2 2En Cristo Jesús la ley del Espíritu de Vida te ha liberado de la ley del
Pecado y de la Muerte.
Salmo 104, 30 30Si envías tu espíritu son creados y así renuevas la faz de la tierra.
Juan 6, 63 63El espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada. Las palabras
que les he dicho son Espíritu y vida.
Por ello hermano no te dejes llevar por las pasiones de la carne, déjate guiar y conducir
por el Espíritu Santo, el mejor guía y conductor que cristo nos regaló.
Juan 16, 7 7Pero es verdad lo que les digo: les conviene que Yo me vaya, porque
mientras Yo no me vaya, el protector no vendrá a ustedes. Yo me voy y es para
enviárselos.
Juan 20, 22 22Dicho ésto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo”.
1ra. de Corintios 6, 11 11Tal fue el caso de alguno de ustedes, pero han sido lavados,
han sido santificados y rehabilitados por el nombre de Cristo Jesús, el Señor, y por El
Espíritu de Nuestro Dios.
Gálatas 4; 7 7De modo que ya no eres esclavo, sino hijo, siendo hijo Dios te da la
herencia.
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Querido hermano si Dios nos acepta como hijos, por qué rechazarlo, mira que él nos
libera de la esclavitud, y nos llama hijos, por lo tanto como hijos habremos de heredar
el reino que nos tiene preparados y por lo cual pago y murió nuestro Señor Jesucristo.
Romanos 8, 14 – 17 14Todos aquellos a los que guía el espíritu de Dios son hijos e
hijas de Dios. 15Entonces no vuelvan al miedo, ustedes no recibieron un espíritu de
esclavos, sino un espíritu propio de los hijos que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea:
¡Papá! 16El espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17Siendo
hijos, son también herederos; la herencia de Dios será nuestra y la compartiremos con
Cristo. Y si hemos sufrido con Él, estaremos con El también en la Gloria.
37
6.8 Tema 8: Efusión del Espíritu Santo
Lectura: "Yo los he bautizado con agua, pero Él los bautizará con Espíritu Santo".
Marcos 1,8.
Pienso que todos los que estamos aquí recibimos un día el bautismo, y muchos la
confirmación. Son los dos grandes sacramentos de iniciación a la vida cristiana. Pero a
veces nos pasa con ellos como los regalos, que vienen primorosamente envueltos y
mientras no rompemos el papel, no sabemos qué hay dentro, ni podemos disfrutar de
ello.
Hay mucha gente que ha recibido el gran regalo de estos dos sacramentos, pero no los
ha estrenado todavía. Es necesario abrir el regalo, y dejar ver lo que hay dentro.
Para eso estamos aquí en este momento. Este sencillo acto de efusión del Espíritu que
vamos a hacer inmediatamente, tiene como objetivo romper ese papel, abrir el regalo.
No vamos a recibir un nuevo sacramento. Son siete los que tiene la Iglesia, y cada uno
de ellos tiene su tiempo y su momento.
Aquí vamos a actualizar esos sacramentos, a hacerlos conscientes, a dejar que actúen
con plenitud en nosotros, a descubrir el tesoro que llevamos dentro.
En algunos lugares, a esta pequeña ceremonia que vamos a realizar dentro de unos
momentos, la llaman "bautismo en el Espíritu". Y es que bautizarse significa
sumergirse, ser bañado totalmente por el agua.
De un barco que se hundía en alta mar, se decía que había quedado bautizado.
Del mismo modo, cada uno de los que estamos aquí, tenemos que ser bautizados o
sumergidos hasta lo profundo del agua del Espíritu.
Sin embargo, a veces no nos hundimos. ¿Por qué? Imagina una botella flotando en el
agua del mar. No se hunde, porque no entra el agua en ella.
38
Y ¿por qué no entra?, porque tiene el tapón, tiene un corcho puesto. Por eso, aunque
esté rodeada de agua, ésta no puede penetrar en ella.
Ése puede ser nuestro caso. A veces tenemos el tapón puesto, y no puede entrar en
nosotros ni el propio Espíritu Santo.
Ese tapón puede ser algún pecado actual no rechazado, pero también pueden ser
heridas, complejos, traumas, resentimientos del pasado.
Por eso, antes de la efusión es necesario hacer una buena confesión, y a través de
ella, una entrega total a Dios de nuestro pasado, presente y futuro, para que Jesús se
haga el Señor de todo ello.
Apenas se cuela por ella una gotita de agua, pero el agua es tan penetrante que, poco
a poco, va haciéndose hueco, hasta que se derrumba toda la pared.
A la mayoría de nosotros nos bautizaron siendo niños, y entonces fueron los padres y
padrinos los que dieron el sí, los que renunciaron al mal, los que se comprometieron en
nuestro lugar.
En todo caso, se hace imprescindible actualizar muchas veces en la vida las gracias de
esos sacramentos. Hoy estamos ante la gran ocasión. La Renovación carismática nos
atestigua la enorme eficacia de este sencillo acto.
Son muchos millones de personas las que a lo largo del mundo refieren su conversión,
o un incremento cualitativo de su vida espiritual, a este momento, a esta efusión del
Espíritu.
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Como dijimos en otra ocasión, uno no sabe bien qué admirar más: si la sencillez de la
ceremonia, o su eficacia. Lo cierto es que son una nube los testigos que pueden avalar
estas consideraciones.
¿En qué consiste este acto? Viene a ser una oración de intercesión, en la que una
comunidad cristiana ora por los hermanos, imponiéndoles las manos, para que reciban
la fuerza del Espíritu.
Sabemos que el único intercesor ante Dios Padre es Jesucristo. En Él hemos sido
bendecidos todos. Pero Cristo es la cabeza, y nunca actúa sin su Cuerpo que es la
Iglesia, en este caso nuestra comunidad.
Por eso, dentro de un momento cuando oremos por vosotros, es una comunidad visible
la que ora, animada y motivada por el Espíritu de Jesucristo, que es el verdadero
protagonista.
Dios no necesita ninguna recomendación, porque Él nos amó primero, incluso antes de
nacer, pero es por medio de Jesucristo por quien nos viene, después del pecado, la
amistad con Dios y la gracia del Espíritu de adopción.
Los hermanos nos van a transmitir ese amor, esa predilección, y ese perdón de Dios
que nos viene por Jesucristo.
Es un gesto bíblico, de hondo significado, por medio del cual y unido a la oración de los
hermanos, la palabra que habéis recibido se hace "sacramento", se hace gracia, se
realiza y fructifica en el corazón de cada persona.
Este gesto viene constatado en la Biblia desde la época de los patriarcas. Jesús lo
utilizaba para transmitir una bendición, para bendecir a un niño, para curar a los
enfermos. (Mt 19,13-15) (Mc 5,23) (Mc 7,32)
Los apóstoles lo utilizaron igualmente, para transmitir cargos y carismas, para curar a
los enfermos y, en definitiva, para difundir diversas gracias de Dios. La Iglesia lo sigue
utilizando actualmente en varios sacramentos.
Las manos tienen un lenguaje propio, pero expresan los deseos del corazón. La
primera condición para que este gesto sea eficaz es el amor.
40
La persona que va a imponer las manos tiene que estar inundada del mismo amor, de
la misma compasión que Jesucristo. Este amor es más bien un acto de la voluntad que
un sentimiento corporal; por eso, hay que orar al Señor para que nos dé ese amor.
En las cosas del Señor, fuera de la caridad no sucede nada. También es importante
que el que impone las manos tenga fe, crea en el poder y eficacia de lo que está
haciendo. Por eso, es conveniente que esta imposición la hagan hermanos que ya han
recibido la efusión, que ya han experimentado ese poder en sí mismos.
Por eso, vivirlo desde la fe, y el Señor a su tiempo os revelará su poder y su presencia.
En segundo lugar, no os cerréis a nada.
A Dios no se le ponen condiciones. Nos quiere más que lo que nos queremos a
nosotros mismos. No excluyas ningún don, ningún carisma, ninguna gracia.
No digas por ejemplo: lo acepto todo con tal que Dios no me obligue a perdonar a tal
persona. De este modo te cierras y no vas a sacar ningún provecho de esta efusión.
En tercer lugar, acéptate cómo eres y cómo estás. Aunque seas muy pobre y muy
pecador, aunque tu vida esté llena de culpas, aunque no te sientas digno. Sé, en este
momento, humilde y sencillo, y di: "Señor, aquí me tienes". Una gotita del fuego del
Espíritu es suficiente para consumir en un momento las culpas del mundo entero.
La sintonía del Espíritu. Hay cosas que el Señor emite sólo en una determinada
frecuencia de onda, y sólo los que sintonizan con esa frecuencia son capaces de captar
dicha emisión. Esto no se aprende ni en la universidad, ni en las escuelas de teología.
Dios no es una ecuación matemática, ni una conclusión científica.
Al Dios vivo, Padre de nuestro Señor Jesucristo, sólo lo conocemos por revelación. Al
que le es dado entender ésto, al que le son abiertos los ojos por el Espíritu, entra en la
dimensión de una sabiduría distinta, misteriosa, escondida, reservada por Dios para los
que Él quiere.
41
Poco a poco, la mayoría de ustedes se darán cuenta que habéis entrado en esa
dimensión, porque experimentaréis un gusto nuevo y un conocimiento nuevo de las
cosas de Dios.
El problema aquí es que el que está en la nueva onda, sabe que está, pero el que no lo
está, no sabe que no lo está. Entonces te encontrarás con la dolorosa imposibilidad de
comunicar ciertas cosas que para ti van a ser claras como la luz del sol.
El toque de gratuidad. Aunque hayas sido una persona muy entregada a la oración, al
servicio de los pobres, o a cualquier otro compromiso, después de la efusión descubres
que te faltaba una chispita de gratuidad.
Sin darte cuenta vas a usar un nuevo lenguaje, se te va a cambiar la cara y a relajar el
gesto. Percibirás que se serenan tus prisas y agobios, y se suavizan todos los pesos y
obligaciones de tus compromisos.
La experiencia de un Jesús vivo. Desde el momento que sientes que algo está
sucediendo en ti, identificas al Espíritu de Jesucristo como el autor de todas estas
maravillas. Para esto te ayuda la larga experiencia de la Iglesia.
Y entonces te das cuentas de que Jesús no sólo vive y ha resucitado, sino que te
quiere, que está contigo, y te lo va mostrando en muchos detalles.
De ahí nace en ti la necesidad del testimonio, el afán de que muchos, sobre todo los
más allegados a ti, experimenten lo mismo. Y tratarás de comunicarlo a mucha gente, y
a veces te pasarás, e incluso aunque no te pases, experimentarás los primeros
síntomas de rechazo, que en tu inocencia te asombrarán.
La alabanza como forma de oración. Hasta ahora has sido, tal vez, una persona
honrada y un cristiano practicante, pero no conocías la oración de alabanza.
Lo tuyo era pedir, sobre todo en los momentos duros de la vida. Pero ahora conoces a
un Dios distinto: "al Dios que ha hecho tanto por mí" (Sal. 57,3). Y te sale del alma
darle gracias, bendecidle, alabarle. Y esto no sólo en los momentos y en las cosas que
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te vayan bien, sino aun en los momentos de pérdida o de fracaso, porque ya has
experimentado que Dios está contigo, y no te va a fallar.
Es el gusto nuevo y la inteligencia de muchos pasajes de la Biblia que hasta ahora han
estado cerrados para ellas. Y no es una inteligencia racional o erudita, sino que es un
conocimiento ungido, una revelación de sentidos ocultos, un gozarse en entrar en la
misma experiencia de los que la escribieron. Comienza para muchos a ser el libro de
cabecera, y su lectura poco a poco se va haciendo alimento imprescindible.
Desde la efusión, por el contrario, estarás deseando reunirte con los hermanos,
compartir la amistad y las cosas de Dios. Entra en tu vida una motivación nueva hacia
los demás, que al final te llevará a un descubrimiento vivencial de la Iglesia.
Capacidad de compartir la fe. Hasta ahora jamás has pensado que podrías pasarte
ratos y ratos hablando de Dios sin aburrirte y sin que te resulte pesado, al contrario,
con gran gozo de tu parte.
Éste es otro de los grandes efectos de la efusión. Realiza como una reconversión de
valores. Relativas cosas hasta ahora muy importantes para ti que pierden su jugo, y
empiezas a disfrutar de otras nuevas. Lo mismo te pasará con las amistades. Poco a
poco irás experimentando la vaciedad y él sin sentido de las aficiones y gustos que
compartías antes con algunas personas, y buscarás algo o alguien que te llene más.
Otras veces las relaciones con alguna persona, deterioradas por algún suceso actual o
antiguo. A veces será una iluminación sobre alguna cosa oculta que no estaba en tu
consciente, y que por lo tanto no imaginabas que te podría estar haciendo daño. En fin,
puede experimentarse cualquier tipo de sanación física.
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Irrupción de carismas. Al empezar el Espíritu a ejercer un protagonismo nuevo y
poderoso en ti, lo hace según su forma connatural de actuar. Y una de las cosas que el
Espíritu derrama para construcción de la comunidad, son los diversos carismas.
Te puedes encontrar a ti mismo orando en lenguas, cantando con una unción nueva,
con una nueva valentía para hablar y dar testimonio, con una gran necesidad de orar
sobre otras personas.
Frutos del Espíritu. Muchas personas perciben la presencia del Señor en la efusión,
simplemente con una vivencia sorprendente de alguno de los frutos del Espíritu.
Algunos sienten una gran paz, otros una alegría nueva, una caridad viva y extraña para
la gente de su casa o comunidad, a otros su pesimismo y frustración latente se les
transforma en un gozo y esperanza radiantes.
Finalmente uno experimenta la fuerza poderosa y santa que dirige la historia del
mundo, de la Iglesia, o la suya personal, y percibe la indestructible confianza en el
poder y protección del Señor: "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta
el fin del mundo" (Mt. 28,20).
Sin embargo, yo más bien creo que el cristianismo al que te introduce la efusión del
Espíritu, no sólo no es algo extraordinario, sino más bien debería considerarse el
cristianismo normal. Pues no creo que nadie considere normal no superar nunca los
criterios de la razón en nuestras relaciones con Dios.
No creo que sea normal lo que les sucede hoy a la mayoría de los cristianos, y a
nosotros nos ha sucedido tantos años, de no tener apenas experiencia personal de que
Jesús está vivo, no conocer ni practicar jamás la oración de alabanza, no saber que
existe la oración en lenguas, no leer casi nunca la Palabra de Dios.
No creo que sean normales esas relaciones frías y estereotipadas de los fieles en
nuestras iglesias, la forma anodina de darse la paz, la incapacidad para abrirse y
compartir la fe.
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No creo que sea normal el complejo religioso que embarga a tantos, el ocultamiento
vergonzante de cualquier signo religioso en público, hasta el simple signarse con la
cruz.
No creo que sea normal el rechazo de cualquier carisma un poco llamativo, sobre todo
los de sanación; la permanente sospecha de escapismo, emocionalismo y fanatismo de
todo lo que no esté comandado por un legalismo frío y abstracto, y unas costumbres
aún más inhibidoras de cualquier espontaneidad.
En fin, no creo que sea normal la poca experiencia de los frutos del Espíritu Santo en
tantos cristianos, dominados por la culpabilidad, y apresados por los temores, la falta
de confianza, y una fe inoperante en los sucesos concretos de su historia personal.
Leyendo a los santos Padres uno se queda admirado de la significación del bautismo
en otras épocas. Nos asombramos cuando le llaman: Nuevo Nacimiento, Iluminación,
Fuente de Vida y de Dones, Triunfo sobre el viejo Pecado, Blanca Vestidura, Baño de
Regeneración y Renovación.
Dice San Hilario: "A nosotros los renacidos por el bautismo, se nos concede un gran
gozo, ya que experimentamos en nuestro interior las primicias del Espíritu Santo,
cuando penetra en nosotros la inteligencia de los misterios, la inspiración de la
profecía, la palabra de conocimiento, la firmeza de la esperanza, los carismas de
sanación y el dominio sobre los demonios sometidos.
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6.9 CRECIMIENTO:
A. ORACION
Que todos sean uno, como tú, Padre, estas en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que me has
enviado.
CARACTERÍSTICAS DE LA ORACIÓN:
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sabiendo que nuestros hermanos en este mundo se encuentran con
persecuciones semejantes.
(Mc. 11, 22 – 23) Jesús respondió: tengan fe en Dios. Yo les aseguro que
el que diga a ese cerro: ¡levántate de ahí y arrójate al mar! Si no duda en
su corazón y cree que sucederá como dice, se le concederá.
Jesús les mostró con un ejemplo que debían orar siempre, sin
desanimarse jamás.
B. ESTUDIO
El estudio de La Escritura y la vida de los santos nos permitirán conocer mejor a Dios
y así amarlo de mejor manera (Efesios 3, 18 -19) Igualmente nos enseña que los
santos son dignos de imitarse.
¿Qué condiciones son necesarias para leer la S. Biblia? Las condiciones son seis:
1ª) ORAR:
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3ª) LEER CON HUMILDAD:
O sea no para parecer sabio o para poder decir que si hemos leído, etc. sino
para amar más a Dios y al prójimo, para hacer lo que a Dios le agrada y para
abstenerse de todo lo que le pueda disgustar al Señor.
Porque el enemigo del alma es muy astuto y cada día nos pondrá alguna excusa
para no leer el Libro Santo. Hoy "estoy cansado", mañana "no tengo tiempo", al
otro día "estoy sin ganas de leer", al siguiente "no se entiende", y así pasan los
días y al final del año no habremos leído nada y nos quedaremos sin aumentar
nuestro amor a Dios, sin romper con nuestros pecados y sin progresar en
nuestra vida espiritual. Por eso pase lo que pase no hay que dejar pasar un día
sin leer la S. Biblia.
Hay páginas de la Biblia que no se entienden fácilmente. Entonces hay que leer
las notas explicativas que trae, o pedirle a algún sacerdote o religioso que nos
explique ese pasaje. Lo harán seguramente con gusto y con provecho para
nosotros.
1. La Biblia
2. La vida de los Santos
3. El catecismo Católico
4. Encíclicas del Papa
5. Cartas pastorales de los obispos
6. Cualquier de los textos aprobados por los obispos.
C. COMUNIDAD
Es la unidad del pueblo de Dios que se une para alabar y bendecir al Señor y alegrarse
en su presencia. Debemos imitar a las primeras comunidades (Hechos de Los
Apóstoles 2, 42 – 47)
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(Hch 2, 42 – 47) Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la
convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones. Toda la gente sentía un
santo temor ya que los prodigios y señales milagrosas se multiplicaban por
medio de los apóstoles. Todos los que habían creído vivían unidos; compartían
todo cuanto tenían, vendían sus bines y propiedades y repetían después el
dinero entre todos según las necesidades de cada uno. Todos los días se
reunían en el templo con entusiasmo partían el pan en sus casas y compartían
sus comidas con alegría y con gran sencillez de corazón. Alababan a Dios y se
ganaban la simpatía de todo el pueblo; y el señor agregaba cada día a la
comunidad a los que quería salvar.
Ejemplos:
Una regla o vara se parte con facilidad, pero si ponemos varias, ya no es fácil
romperlas. Nos demuestra que nuestras comunidades siempre tienen que ir
creciendo e irnos fortaleciendo y permanecer siempre con esa unidad de cristiano
que nos enseñó nuestro Señor Jesucristo.
(Jn 8, 12) Jesús les hablo de nuevo diciendo: yo soy la luz del mundo. El que me
sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.
Todo reino dividido perece: (Mc. 3, 24 – 26) por ello nosotros siempre tenemos que
estar unidos en nuestras comunidades por medio del amor de Cristo.
(Mc 3, 24 – 26) ¡Cómo puede Satanás echar a Satanás! Si una nación esta con
luchas internas, esa nación no podrá mantenerse en pie. Y si una familia esta con
divisiones internas, esta familia no podrá subsistir. De igual modo, si Satanás lucha
contra sí mismo y está dividido, no pude subsistir, y pronto llegará su fin.
D. SERVICIO
Los hombres debemos imitar a Jesús que no vino a ser Servido, sino a servir. (Jn. 13,
4 – 5)
El Espíritu Santo da dones para ponerlos al servicio de los demás (Ef. 4; 11)
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(Ef 4, 11) Y ¿Dónde están los dones? Unos son apóstoles, otros profetas,
otros evangelistas, otros pastores y maestros.
María corrió con premura santa a servir a su prima Isabel (San Lucas 1, 39 – 40)
(Lc 1, 39 – 40) Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a
una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y
saludó a Isabel.
Podemos observar que María es el verdadero ejemplo de servicio, ella nos enseña a
nosotros a llevar siempre a Cristo con nosotros y donde quiera que vayamos.
Visitando a los enfermos, a los presos, a los huérfanos, a las vidas, etc.
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6.9.2 LA TRANSFORMACION EN CRISTO
OBJETIVO
Por eso el mundo no nos conoce (1ra. Jn 3, 1) somos extraños a su modo de ver y
sentir.
No quiere decir que yo haya alcanzado ya todo, ni que ya sea perfecto, prosigo
adelante con la esperanza de alcanzar aquello, para lo cual Cristo Jesús me
alcanzo primero (Filipenses 3, 12)
Nuestro comportamiento ha dejado ya de ser de unos pobres esclavos, pues no
recibisteis un espíritu de esclavos, para volver al temor, sino un espíritu de hijos
adoptivos que nos hace exclamar Abba “Padre” (Rm. 8, 15)
ENSEÑANZA
Realizar esa afirmación del Apóstol es una gracia para cualquier persona. "Ese es
el ideal y la meta que traspasa e invade a la Renovación Carismática Católica, y el
programa de vida de quienes se someten a la guía del Espíritu Santo",
Jesús quiere morar en sus discípulos. Él habló de venir con el Padre y con el
Espíritu Paráclito, para hacer su morada en nosotros, y puede realizarlo si nuestra
mente piensa en Él, si nuestro corazón lo ama, si nuestra memoria lo evoca, si
nuestros deseos lo anhelan, si nuestros actos se realizan de acuerdo con su
voluntad.
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12; 1 Jn. 2, 6; Ef. 5, 2), perdona, acoge y sirve como Él lo hizo (Col. 3, 13; Rom.
15, 7; Mt. 20, 27-28).
Pero otro modo de hablar, más intenso y comprometido, que también se lee en la
Biblia, es el que nos lleva a recordar que los bautizados formamos con Jesucristo
un mismo cuerpo, del cual somos miembros, y que Él nos puede usar como
instrumentos para realizar su obra: nuestras palabras le permiten seguir
anunciando su evangelio, nuestros actos le posibilitan expresar su misericordia
ante el sufrimiento de los hombres, nuestros sentimientos prolongan los suyos
impregnados de amor y obediencia hacia su Padre, y nuestros dolores completan
lo que faltó a su pasión.
"Por Cristo, con Él y en Él, se te dé, oh Padre, todo honor y toda gloria". En esa
frase cada preposición tiene un sentido especial: "Por" alude a Cristo mediador, a
través del cual llegamos a Dios. "Con" se refiere a Jesús nuestro hermano,
solidario con nosotros en nuestras súplicas. "En" recuerda nuestra unión con
Jesucristo, con quien formamos un solo cuerpo.
A. TRANSFIGURACIÓN:
Seis días después Jesús, invitó a parte a Pedro, Santiago y Juan, (Mc. 9, 2) y los
llevó a ellos solos secretamente a un cero muy alto. Allí cambio de aspecto
delante de ellos.
Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús (Mc. 9, 5): maestro que bueno que estamos
aquí, levantemos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
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palabras: “Este es mi hijo amado, escúchenlo” y de pronto miraron a su alrededor,
no vieron ya a nadie, solo Jesús estaba con ellos.
Al igual que Moisés que había subido a encontrar la gloria de Dios en El Sinaí,
también estos discípulos la encontraron en este cerro.
La nube que los cubría es la misma que en varios episodios bíblicos indica y
oculta al mismo tiempo la presencia misteriosa de Dios (Ex. 19 y 1Re. 8, 10)
B. SIGNOS EXTERIORES:
La nube luminosa, la luz, la ropa brillante, y la voz del padre son signos exteriores
que indican algo del misterio de Jesús.
Pero no para prepararnos un paraíso aquí en la tierra, más bien nos ofrece sufrir
con su hijo para ser transformados por Él en la presente vida de una forma
misteriosa.
Jesús llama a un pecador (Leví Mateo) Jesús se paseaba por la orilla del lago,
cuando vio al recaudador de impuestos Leví, en su caseta de recaudador de
impuestos.
Jesús le dijo: ven, sígueme, Leví se levantó y fue con Jesús, y Jesús estaba
invitado a comer en casa de Leví.
Exodo 3, 5 Sácate las sandalias, Dios ordena a Moisés sacarse las sandalias igual
a nosotros nos ordena sacarnos todo aquello que sea nocivo para recibirle y nos
transforme.
Exodo 34, 29 – 33, Moisés baja del monte con las tablas y su cara estaba
radiante, igual nos dirá a nosotros el señor baja de tu orgullo, soberbia, vanidad,
pecado, etc. Y yo haré irradiar tu cara, tu cuerpo transformándote íntegramente
con mi Espíritu Santo.
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6.9.3 LA VIRGEN MARIA, MADRE DE DIOS
María, es la Mujer con la cual se abre la promesa en la NUEVA alianza, como los
dice El Génesis 3, 15 Haré que haya enemistad entre tí y la mujer, entre tu
descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás su talón.
Con lo cual cierra Simeón la antigua profecía, que nos narra Lucas 2, 25 – 35
Si por Eva entró el pecado en el mundo, por la Virgen María entró la salvación.
¿Por qué María es centro de ataques hoy en día? Desde el Génesis 12, 13 -
18 fue profetizada la “enemistad entre la Mujer y el demonio” También está escrito
que éste le hará la guerra a la descendencia de la Mujer. Esta es la razón por la
cual María es centro de controversia.
Si el pueblo de Israel son los hijos en la fe de Abraham, nosotros somos los hijos
en la fe de María, la primera que aceptó a Cristo como Señor y salvador, la
primera que recibió la unción del Espíritu Santo, como lo vemos en Lucas 1, 34
María entonces dijo al ángel: “¿Cómo puede ser esto, si yo soy virgen?” Contestó
el ángel: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios.
«Salve, Señora, Reina Santa Madre de Dios, María, que eres Virgen hecha Iglesia
y elegida por el Santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo
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amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud
de la gracia y todo bien»
«El misterio de la maternidad divina eleva a María sobre todas las demás criaturas
y la coloca en una relación vital única con la santísima Trinidad. María lo recibió
todo de Dios.
¿Por qué la Iglesia llama a María madre de Dios? Como es de todos conocido
Isabel, sintiéndose llena del Espíritu Santo, dijo: “¿De dónde a mí que la madre de
mi Señor venga a Mí? Pues bien, Isabel habló bajo la unción de Espíritu Santo,
pues fue el mismo Espíritu Santo quién llamó a María, Madre de Dios, Leer Lucas
1, 39 - 45
En el evangelio de San Lucas 1, 39 – 45 39Por entonces María tomó su decisión y
se
fue, sin mas demora, a una ciudad ubicada en los ceros de Judá. 40Entró en la
casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41Al oír Isabel su saludo, el niño dio salto en
su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo 42y exclamó en alta voz: “!Bendita tú
eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿Cómo he merecido yo
que venga a mí la madre de mi Señor? 44Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el
niño saltó de alegría en mis entrañas. 45 ¡Dichosa tu por haber creído que se
cumplirán las promesas del Señor!”
¿Porque la Iglesia llama a María Reina? Pero Jesús la ensalza a lo opuesto que
es Reina. ¿Lógico, verdad? Además, miremos lo que nos dice la palabra de Dios
en 1 Reyes 19, Entró Betsabé a ver al rey Salomón para hablarle a favor de
Adonías. Se levantó el rey para recibirla y se postró ante ella; se sentó después
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en su trono y pusieron un trono para la madre del rey, la cual se sentó a su
derecha.
Dice que en el reino de David la madre del Rey se siente a la derecha de éste.
Jesús es Rey, Juan 18, 37Pilato le preguntó: “Entonces, ¿tú eres rey?” Jesús
respondió: “Tú lo has dicho: yo soy Rey. Yo doy testimonio de la verdad, y para
esto he nacido y he venido al mundo. Todo el que está del lado de la verdad
escucha mi voz.
Pues Jesús es heredero del reino de David Lucas 1, 32 Será grande y justamente
será llamado Hijo del altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado
David. Por lo tanto, el lugar de María es un trono a la derecha de su Hijo que es
Rey de Reyes.
¿Por qué los católicos rezamos el Rosario? Bien la oración más bíblica es el
Rosario, pues todos los misterios están en la Biblia, el Padre nuestro está en la
Biblia, al igual que la primera parte del Ave María. El Rosario es una oración más
bíblica que muchas que se hacen o que están impresas. En cuanto a la
repetición, nos dice Marcos 14, 39 Y se alejó de nuevo a orar repitiendo las
mismas palabras. Pues bien Jesús repetía muchas veces la misma oración, por
tanto el Rosario es una meditación en una oración.
¿Porque la Iglesia dice que María fue llevada al Cielo en cuerpo y alma? Esto no
aparece en la Biblia. La asunción de María no está bíblicamente expresada, pero
forma parte de la tradición de la Iglesia. Muchos se preguntan porque no parece n
la Biblia. Responderemos que tampoco Martín Lutero aparece en la Biblia y sin
embargo existió. Son hechos que sucedieron después de concluidos los libros
que integran el Evangelio; sin embargo aunque no aparece en la Biblia, la
asunción de María tampoco lo contradice y es que antes de María Enoc y Elías
fueron llevados en cuerpo y alma al cielo.
Miremos la historia en Génesis 5, 24 Enoc anduvo con Dios hasta que Dios se lo
llevó: sencillamente desapareció. Hebreos 11, 5. 2Reyes todo el capítulo 2
(Elías)
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Una vez que hayamos leído estos pasajes bíblicos comprenderemos, que María
siendo la madre de Dios porque no gozar de este privilegio.
Hay quienes niegan de las apariciones de María: Pues bien María tiene la
misión de anunciar la segunda venida de Cristo. (Apocalipsis 12) En sus
apariciones María no trae al mundo mensajes propios, trae el mensaje evangélico
de conversión, arrepentimiento y retorno a las Escrituras.
Para concluir hermanos y hermanas veamos los que nos dice la palabra de Dios
en la 2da. Carta a Timoteo: 2, 23 – 24 23Pero evita las cuestiones tontas e
inútiles, pues sabes que originan peleas. 24Un servidor del Señor no debe de ser
peleador, sino comprensivo con todos, buen pedagogo, paciente en las
incomprensiones.
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