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una enfermedad.
Un año después de haber sufrido una TVP, uno de cada dos pacientes presenta molestias
permanentes en la pierna, ya sea dolor, calambres, hormigueos, picores, pesadez o hinchazón,
o una combinación de éstos. Es lo que se conoce como síndrome postrombótico y es la
complicación más frecuente tras una trombosis.
Es un malestar que puede alterar la vida del paciente de forma significativa. Los tobillos se
hinchan, la piel se endurece, cambia de color, pueden aparecer calambres, pruritos
(hormigueo) y parestesia (sensación de quemadura o pinchazo).
Si continúa evolucionando se corre el peligro de que aparezca una úlcera, una secuela no
dolorosa, pero que se infecta fácilmente y supura.
Estudios científicos han visto cómo la aparición de una úlcera es más frecuente en hombres,
personas con varices, personas que ya han sufrido una trombosis y en diabéticos.
Para prevenir tanto el síndrome postrombótico como la úlcera los médicos aconsejamos
siempre que el paciente camine, que no cruce las piernas cuando esté sentado, que si puede al
sentarse tenga la pierna un poco alzada y, sobre todo, que siempre que esté de pie lleve una
media de compresión fuerte.