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TERRORISMO MEDIÁTICO

¿CUÁL ES LA VERDADERA NATURALEZA DEL ISLAM?

Por Adrián Assad Hadad. (*)

Desde hace un tiempo a esta parte, estamos siendo avasallados con falsos
conceptos e ideas extremas sobre el Islam. Estamos siendo sistemáticamente
desinformados e intencionadamente manipulados. Pero confío en que la verdad
se impondrá sobre la falsedad y quedarán al descubierto aquellos que han
secuestrado nuestra religión. (1)

Resulta redundante pero necesario aclarar que el Islam es inocente de


todos los crímenes que se cometen en su nombre. El hecho de gritar “Allahu
akbar” (“Dios es el más grande”) no legitima las aberraciones que cometen ciertos
fanáticos para la supuesta defensa de nuestra fe. Con estos actos solamente
logran generar rechazo, incluso, dentro de la propia comunidad islámica. Hacen
que los musulmanes rivalicemos entre nosotros y que la gente nos tema o, peor
aún, nos odie.

Particularmente, respecto a estos temas, hay algo que no deja de


asombrarme y es la generalización en la que a menudo caen las distintas
sociedades. Resulta inexplicable la doble moral con la que se manejan ciertos
sectores del periodismo, quebrantando la lógica más evidente y dando nacimiento
a lo que yo denomino como “Terrorismo Mediático”.

1
Nota del Editor: el autor del presente artículo es islámico.
1
Así como nadie se atrevería a juzgar a la medicina por la negligencia de un
médico o a la ingeniería por el inescrupuloso actuar de un ingeniero, es
incomprensible y ridículo cómo se impulsa una condena social desde los medios
de comunicación hacia la comunidad islámica, estigmatizándola sólo por el
accionar de algunas personas que evidentemente no han comprendido de manera
correcto el verdadero mensaje del Islam.

Si quisiéramos ser objetivos y sensatos, tendríamos que medir todos los


acontecimientos con la misma vara. Entonces, en ese caso, tendríamos que leer
en las portadas de los periódicos más importantes del mundo, frases como
“terrorismo judío” ya que el Estado sionista, sólo en el año 2014, ha matado a
4.000 personas de los cuales 18 eran periodistas; pero tampoco nadie habló de
libertad de expresión. Nadie se atrevería a titular estos actos de “terrorismo judío”,
a pesar de que es el mismo Estado sionista quien se atribuye la característica de
Estado religioso y mata en consecuencia.

También podríamos decir que hay un terrorismo realmente cruel que mata
a millones: el “terrorismo cristiano”. Parece que nadie recuerda las cruzadas de
Bush o que Aznar hablaba con Dios. Estos personajes, entre otros, dejaron
millones de muertos, ciudades en ruinas, economías destrozadas y países en
condiciones lamentables. Pero nadie se atreve a catalogar estas acciones como
“terrorismo cristiano” a pesar de que sus protagonistas se hicieron eco de la
religión para llevar a cabo estas acciones desestabilizantes en Oriente y lanzaron
estas campañas en “representación” de la civilización cristiana.

Y a decir verdad, yo tampoco me atrevería. Creo que las religiones, más allá
de las diferencias, traen un mensaje de amor y respeto al prójimo. Buscan el
desarrollo personal en una sociedad justa y equitativa, abogando siempre por la
convivencia a pesar de las divergencias.

Pero, a pesar de todo lo mencionado, vemos injustamente cómo las


campañas difamatorias son siempre en contra del Islam. Y es ahí donde debemos
2
repensar como sociedad qué tan subjetivos y obsecuentes somos a la hora de
juzgar determinados actos.

También tendrían que replantearse, los comunicadores y los políticos, las


consecuencias de sus palabras y las repercusiones de los actos a los que incitan.
Vemos como una consecuencia directa de todo esto, la Islamofobia imperante en
Europa.

A Dios gracias, basta con recurrir a la historia y así no tener que caer en
las tediosas comparaciones, para demostrar que los musulmanes y el terrorismo
no tienen punto alguno de contacto. En el Islam, el uso de la fuerza está
permitido sólo en situaciones especiales; más precisamente, cuando la
comunidad islámica está amenazada; mientras que el terrorismo implica un uso
indiscriminado de la fuerza, distinguiéndose, incluso, de los actos de guerra, ya
que se producen en ausencia de ésta.

Con sólo citar un acontecimiento histórico bastaría para entender cuál es el


correcto accionar de los musulmanes, derribar todos los mitos que se han
desarrollado en torno al Islam y también dejar en evidencia el error en el que han
caído los que pretenden impulsar un Estado Islámico a través de la violencia y el
derramamiento de sangre. El acontecimiento al que me quiero referir es la
conquista de La Meca por parte del Profeta Muhammad. A pesar de la hostilidad
que había recibido por parte de las tribus locales, que, incluso, forzaron su
emigración a Medina para salvaguardar su incipiente comunidad, no derramó
una sola gota de sangre durante la toma de esta ciudad.

Ya instalado y con la Constitución que habían sancionado en Medina,


definió incluso el rol de los no musulmanes en la comunidad. Cristianos y judíos,
sobre el pago de un impuesto simbólico, incluso, menor al impuesto que pagaban
los musulmanes, gozaban de libertad religiosa y eran miembros adjuntos del
Estado Islámico. Una muestra clara y contundente de la tolerancia y el respeto de
los musulmanes hacia otras religiones.
3
Es más, me atrevería a decir que este hecho es un acto ejemplificador del
trato a las personas de diferentes credos, ya que los judíos y cristianos que vivían
en este Estado Islámico no podían ser esclavizados ni, mucho menos, torturados
sino que gozaban de la protección del Califa e, incluso, estaban exentos de
participar en las actividades militares.

Es menester en este momento hacer una salvedad y aclarar algunos


conceptos que por la sistemática difamación en contra del Islam, se han
viralizado y son usados negligentemente. El mejor ejemplo de esto es la palabra
“Yihad”. Quienes, al menos, intentamos descifrar la belleza, la complejidad y la
riqueza de la lengua árabe y su intrínseca relación con lo religioso, no podemos
salir del asombro al escuchar cómo en los medios de comunicación se hace un
uso indiscriminado de ella.

La palabra “Yihad”, de la cual se ha abusado extraordinariamente y se la


ha asociado con crudas imágenes, deriva lingüísticamente de la raíz verbal
“Yáhada” que significa esfuerzo. Por lo tanto esta palabra, literalmente, es un
acto de esfuerzo. Pero, a diferencia de lo que muchos quieren hacer creer, la
“Yihad” más grande que enfrenta el ser humano es la lucha contra sí mismo y
sus instintos más bajos. Recién en segundo lugar aparece este término como una
lucha contra la injusticia, pero con reglas bien determinadas e inalterables que
no pueden ser pasadas por alto. Por ende, la “Yihad”, tal y como la muestran los
medios occidentales, jamás puede ser conciliada con las verdaderas enseñanzas
del Islam.

Sería un acto de hipocresía negar la existencia de grupos extremistas que


se presentan como representantes del Islam. Pero también es cierto que su
accionar no resiste un análisis que lo comprare con las enseñanzas de la fe
islámica. Parece hasta lógico y más verídico las películas de Hollywood y las
noticias sensacionalistas al respecto, que la propia fuente reguladora del Islam:
El Sagrado Corán.

4
Nuestro Libro Sagrado, que fue revelado por El Ángel Gabriel, quién
también reveló La Torá a Moisés y La Biblia a Jesús, nos define claramente la
importancia de la vida y el respeto que debemos tener ante ella. Al respecto dice
lo siguiente: "Cualquiera que mate un ser humano (y no sea en defensa o por una
causa justa), será como si haya matado toda la humanidad, y cualquiera que salve
la vida de uno, será como si ha salvado la vida de toda la humanidad”. No me
cabe duda alguna, que este solo versículo sin demasiadas explicaciones, podría
derrumbar las mentiras y los mitos que los medios de comunicación, serviles a
diferentes intereses, generaron respecto al Islam.

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(*) Adrián Assad Hadad tiene 26 años y es estudiante de Derecho en la Facultad


de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario (P.U.C.A.).

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